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Sabina:
Desde niña, tu padre te hizo sentir mal, muy mal, de modo que has llegado a esta edad con graves problemas psicológicos relativos a tu sexualidad... o lo que se tomaban entonces por problemas psicológicos, porque sentir deseos sexuales y manifestarlos estaba prohibido en una mujer y si a eso añadimos deseos de índole sadomaso, entonces ya estás lista para que ingresen en un psiquiatrico...
Y es lo que hace tu padre, ingresarte en un sanatorio donde quedas bajo el tratamiento del Dr. Carl Jung, discípulo de Freud y, en parte, también su rival, pues no coincide en todo en las teorias del eminente doctor judio...
El Doctor Jung está casado, felizmente, con su esposa embarazada, su vida es correcta y burguesa... pero tu caso le impacta más de la cuenta... y más cuando tu le manifiestes tu deseo y amor por él... y es que, Sabina, a tí te pone a cien ¡mira que es guapo tu doctor!
Y le reclamas el tratamiento que realmente necesitas, la desinhibición sexual con él... Tu doctor se asusta ante tus reclamaciones, porque despiertan los propios deseos que siente por tí... y finalmente caé, con el tratamiento sadomaso que le descubre una cara oculta de sí mismo que él mismo desconocía...
Se asusta tanto en vuestra forma de hacer el amor, haciéndote gozar de forma no convencional, que acaba recurriendo a su mentor, Freud, para que le aconseje, pero en el fondo no le gusta la solución del profesor, que es que deje de "tratarte", en todos los aspectos, pero lo intenta y tu te vuelves loca, porque le amas con toda tu alma... y ahora que has encontrado al hombre a tu medida, que te satisface, que te comprende, te abandona... El te ha descubierto un mundo que decides explorar por tí misma y empiezas a estudiar para hacerte psicoanalista, convirtiéndote en una especialista como Freud y tu amor... Acabará por volver a caer en tus brazos, pero finalmente, contigo ya "curada", por haber comprendido por tí misma por tí tu propia sexualidad y haber dejado de sentirte una enferma, pero no del corazón, porque siempre le amarás, le dejarás marchar... con su esposa y su hijo...
Tu te convertirás en una gran doctora, te casarás y le reencontrarás estando embarazada de tu esposo... pero os mirareís con amor pensando en que ese debería haber sido vuestro hijo y que nunca, nunca, encontrareís otro amante que os comprenda tanto como os comprendíais mutuamente, pero el método que usasteis para curarte fué muy peligroso para ambos, ciertamente, sobre todo para él, que nunca dejó de tener su moral burguesa...