A
Afrodita
Guest
Jennie Jerome
Lady Randolph Churchill (1854 - 1921)
Tu hijo, el famoso Premier Sir Winston Churchill, escribiría sobre tí:
"Mi madre me pareció siempre la princesa de un cuento de hadas: una criatura radiante que poseía un poder y una riqueza ilimitados. Resplandecía ante mí como el lucero de la tarde. La amaba con ternura..., pero a distancia. Mi confidente era mi niñera, la señora Everett, que me cuidaba y atendía en todas mis necesidades. Ella fué mi paño de lágrimas, tanto entonces como en mis años escolares".
Y es que no habías nacido para ama de cría, Jeannette Jerome, la segunda de las cuatro hijas del millonario financiero norteamericano Leonard Jerome, sino para brillar en la alta sociedad europea, y allí envió a su esposa e hijas, en concreto a Paris, para casarlas con maridos linajudos, y en la embajada britanica en Paris conocistes al joven Lord Randolph Churchill, hijo segundón del duque de Malbourough, virrey de Irlanda.
Independientemente de tu fortuna - que estaba en entredicho respecto a la situación económica real de tu padre - Lord Randoph se enamoró ipso facto de tí y en pocos meses eras la nuera del Duque de Malbourough y empezastes a brillar en la sociedad de Londres. No muy al principio, pues enseguida distes a luz al pequeño Winston de forma prematura, tanto que se rumoreó que ya venía en camino en la boda, pero nació en el palacio de sus antepasados, en Belheim Palace. Pero pronto tu belleza conquistó a la alta sociedad londinense, mientras tu marido destacaba por ser un político algo oportunista, poco leal a su partido, demagogo y excéntrico. Su caracter caprichoso debia trasladarse a la esfera doméstica, porque pronto el apasionado amor acabó pasando, tanto que tus hermanas llegaron a revelar que el padre biológico de tu segundo hijo, John "Jack" Churchill, era en realidad... Evelyn Boscawen, 7º Vizconde Falmouth.
No sé si sería cierto o no, dado el parecido fisico entre Winnie y Jack, pero desde luego que no podían ser más diferentes en carácter: Winston siempre fué aventurero y temerario, mientras que Jack fué reflexivo, tranquilo y sin deseos de gloria, a la sombra de ese hermano al que adoraba. Y ambos te adoraban a tí, su madre.
Y ese amor jamás fué tocado por ninguno de los escándalos a voces que protagonizastes, tanto en vida de Lord Randolph como tras su muerte, tras 21 años de matrimonio fracasado, lleno de infidelidades mutuas. De tí, Jennie, se dijo que fuistes amante de casi todos los hombres importantes de la High Society, incluido el mismo Príncipe de Gales Eduardo, futuro Eduardo VII.
Quizás, por contraste a tu vida "disoluta", Winston y Jack llevaron una vida de leales esposos sin escándalos de faldas, pero no por ello dejaron de adorarte, ni siquiera cuando te casastes primero en 1900 con George Cornwallis-West, capitán de la guardia escocesa ¡de la misma edad que Winston! y, tras divorciarte de él doce años después, con Montagu Phippen Porch , en 1918, ya anciana, miembro del Servicio Civil Británico en Nigeria, tres años más joven que Winston, que enviudó de tí.
Es curioso que Winston Churchill contrajese matrimonio con Clementine Hozier, con quien formó un matrimonio ejemplar, pero que era, a su vez, hija de Lady Henrietta Blanche Hozier, segunda esposa de Sir Henry Montague Hozier, famoso por su esterilidad, y mujer de "mundo" como tú, Jennie, también coleccionista de amantes de alto copete, quien, tras el divorcio, llegó a decir que Clementine era hija del famoso jinete Bay Middleton, pero su biógrafa afirma que en realidad, todos los niños Hozier eran hijos del marido de su hermana, abuelos de las famosas hermanas Mitford.
Winston Churchill y Clementine Hozier, comprometidos (1908)
Pero, volviendo a tí, Lady Randolph Churchill, tus hijos siempre fueron indiferentes a los chismes de sociedad y cuando fallecistes, Winston declaró que había perdido a su mejor amiga - ¡de cuantos enchufes había gozado gracias a tus amantes! - y te enterraron al lado de tu primer esposo, el que te abrió la puerta de la alta sociedad en la que brillastes en tu esplendor, en los finales de la era victoriana y la eduardiana, antes de que la guerra mundial, la primera, se llevase el mundo de glamour y lujo que conocistes por delante, muriendo a los tres años de terminar la guerra en la que tan poco brilló tu hijo mayor. Nunca llegarías a conocer al estadista de la Segunda Guerra Mundial, pero de seguro que intuias que llegaría alto, porque había heredado la audacia de sus padres frente al que dirán. El te adoró porque siempre creistes en él, mientras que había sido una decepción para su padre, por su poco rendimiento escolar...
Hicieron una serie sobre tí, Jennie, con Lee Remick de protagonista...
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