Muere la Condesa viuda de París (1938-2022)
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Micaela, la condesa viuda de París, ha muerto
Por Juliette Richer | 14 marzo 2022, 09h13
En 2010, el conde y la condesa de París se alojaron de nuevo en el Château d'Arcangues, el lugar de su boda religiosa y el refugio de Micaela cuando era niña, durante la guerra. © David Nivière
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La esposa del difunto conde de París, nacida Micaela Cousiño y Quiñones de León, falleció el 13 de marzo de 2022 a la edad de 83 años. Se casó con Henri d'Orléans por segunda vez en 1984.
Sobrevivió al amor de su vida durante tres años. Micaela, la esposa del difunto conde de París, falleció el 13 de marzo de 2022 en su casa parisina, la rue de Miromesnil. Tenía 83 años. La princesa Miqueela se había casado con Enrique de Orleans, entonces conde de Clermont, el 31 de octubre de 1984.
Amor a primera vista con Henri d'Orléans
Nacida Micaela Cousiño y Quiñones de León el 30 de abril de 1938 en Vichy, es hija de Luis Maximiliano Cousiño y Sébire, heredero de una numerosa familia chilena, y Antonia Quiñones de Léon y Bañuelos, marquesa de San Carlos y grande de España.Divorciada de Jean-Robert Bœuf en 1966 con quien se casó cinco años antes (la pareja tuvo un hijo, Alexis, nacido en 1964), Micaela, una editora de arte en París, conoció al príncipe Enrique de Francia a través del escritor André Couteaux el 21 de enero de 1974. Amor a primera vista. "La invité a cenar al día siguiente", explicó el conde de París a Point de Vue. Finalmente, fuimos a bailar y nos despertamos juntos a la mañana siguiente".
Entre 1976 y 1978, fue responsable de la comunicación de Raymond Barre, entonces Primer Ministro y Ministro de Economía y Finanzas bajo Valéry Giscard d'Estaing.
Matrimonio civil y luego religioso, 25 años después
En 1977, Henri d'Orléans se divorció de su esposa Marie-Thérèse de Württemberg. Micaela y Henri se casaron civilmente el 31 de octubre de 1984 en Burdeos. Micaela fue titulada Princesa de Joinville en 1990. Se convirtió en condesa de París en 2003 con el predicado de Alteza Real.
LEA TAMBIÉNCuando Micaela, la condesa viuda de París, relató su vida con el difunto conde de París.Cuando la Santa Sede declaró nula la primera unión de Enrique unos años más tarde, la pareja, para su deleite, eligió la iglesia de Saint-Jean-Baptiste de l'Uhabia, en Arcangues para unirse religiosamente, el 26 de septiembre de 2009.
Su historia de amor termina el 21 de enero de 2019, con la muerte del Conde de París. "Tuve la sensación de haberme caído, no podía ver nada, ya no entendía nada", confió la princesa Micaela con infinito dolor a Point de Vue el otoño siguiente. Ahora se ha unido a su amado.
La misa de À-Dieu a la princesa Micaela, condesa viuda de París, tendrá lugar el martes 22 de marzo a las 10 de la mañana, en la iglesia de Saint-Germain-l'Auxerrois. Será celebrado por Monseñor Patrick Chauvet, Rector-Arcipreste de Notre-Dame de París.
Hay que reconocerles que fue una gran y bonita historia de amor!
El conde y la condesa de París en el Château d'Amboise en octubre de 2011. Cortesía de David Atl
Contra todo pronóstico, a pesar de las tormentas y los malentendidos, la pareja formada por Micaela y el Conde de París simboliza más de cuarenta años de pasión, complicidad y ternura. Micaela, viuda de Henri, murió el 13 de marzo de 2022 en París.
"Mucha sensibilidad, pero me temo que la técnica aún no está allí". Estas fueron sus primeras palabras. Henri de France mostró algunas de sus acuarelas a una mujer bonita de ojos verdes. "Ya estaba acostumbrada a decir lo que pienso", me dijo una tarde soleada, en su pequeña casa en Auteuil, y a nuestro alrededor cantaban los pájaros. "En mi defensa, todavía no sabía quién era este hombre afable, elegante y muy antiguo del Régimen en sus encantadoras maneras. Fue el gran amigo del príncipe, el escritor André Couteaux, quien nos presentó, quería que Henri ilustrara su última obra, Don Juan está muerto. Era el 21 de enero de 1974, eso no es lo que se puede inventar..." Hace cuarenta y cinco años.
Contra todo pronóstico, el conde de París habrá perseverado, durante 33 años, llevado por su amor por Micaela.© David Atlan
En el pequeño restaurante donde almuerzan, situado justo detrás de la iglesia de Saint-Julien-le-Pauvre, Henri de France, conde de Clermont, por su parte, no es insensible a esta mujer que no le perdona, sinceramente atento a su obra, preciso en sus palabras como en sus gestos. "Aquí, pensé, un nombre muy antiguo y conocido".
Pero fue en Chile donde los Cousino, la rama española, se establecieron en el siglo XVIII, en 1760, convirtiéndose rápidamente en una de las familias más ricas de este Nuevo Mundo. El abuelo de la futura condesa de París dirigía sus minas de plata en Chañacillio con puño de hierro. Luis Cousino, bisabuelo de la princesa, también es un político prominente en Chile.
Este filántropo, voluntariamente mecenas, paga a la crónica mundana por haber contorneado en justo matrimonio con Isidora Goyenechea, nacida en 1836, presentada en las columnas de Le Figaro o del New York Times como heredera de una de las mayores fortunas del mundo. En Santiago, la capital de Chile, el suntuoso palacio familiar, suntuosamente decorado con especies raras de madera, ahora transformado en un museo, cubre el área de 11.000 m2.
El amor a primera vista entre este príncipe magullado por los caprichos de la existencia y esta mujer protagonista es inmediato cuando se conocen en 1974. © David Atlan
El amor a primera vista entre un príncipe magullado por los caprichos de la vida y una mujer protagonista es inmediato. Micaela Cousino, nacida el 30 de abril de 1938, también bajo el doble signo de Géminis, acaba de entrar en la vida de Henri de France. "El príncipe es Géminis ascendiendo a Géminis, como yo; en resumen, entre los dos, ¡somos cuatro!"
En ese momento, trabajó en la edición, viviendo en un pequeño estudio rue Saint-André-des-Arts, en el sexto distrito de París. Acaba de divorciarse, criando a su hijo Alexis. Una mujer independiente y moderna, que a menudo se viste de cuero negro.
Al verla muchos años después, verla desde el jardín empujar la persiana de su habitación en la casa de Auteuil, el rostro del príncipe Henri todavía estaba iluminado. El aire era suave y cálido, propicio para las confidencias. "No estaba contento. Había estado casado con la princesa Marie-Thérèse durante diecisiete años, trabajaba en un gran banco en Ginebra, tenía cinco hijos, vivía en una hermosa casa cerca de Annemasse, viajaba constantemente, pero no era feliz. Así que me fui, dos o tres veces, y luego regresé, por los niños. Mi esposa y yo no estábamos especialmente preparados, debido a nuestra educación, para comunicarnos sobre temas tan íntimos como el amor o el deseo, como sobre nuestros respectivos estados mentales. Me casé a los 24 años, sin saber nada de la vida. Sin haber tenido otra opción. En Annemasse, no podía soportarlo más; Micaela y yo nos escribimos largas cartas el uno al otro. Tenía 41 años y me era imposible seguir viviendo así".
"Amaba a Henri lo suficiente como para encontrar coraje todos los días", confió la condesa de París, que tuvo que enfrentarse a aflicciones durante muchos años.© David Atlan
Con paciencia, Henri explica a sus hijos que los ama, que ya no se lleva bien con su madre y que de ninguna manera son responsables de su separación. Las palabras habituales utilizadas entonces y que no convencen a nadie. La reacción del conde de París no se hizo esperar. Henri fue convocado inmediatamente a las oficinas de la Fundación Condé en Chantilly. "Él mismo estaba en ese momento separado de mi madre, la condesa de París, pero no entendía que me atreviera a pronunciar simplemente la palabra divorcio. Una amante, por qué no. Conviértela en una mujer legítima, nunca. Claramente, me ordenó reanudar mi vida matrimonial con la princesa Marie-Thérèse. Fue malo conocerme".
Comienza una dolorosa travesía del desierto. La Francia monárquica no tolera que el delfín viva en concubinato con un divorciado. Por su parte, Henri y Micaela comienzan una vida como pareja que oscila entre la representación y la discreción total. Rumores, chismes, aflicciones, insultos, cruel falta de dinero, dificultades se suceden. "Había ocupado varios cargos en una agencia de noticias, un grupo publicitario en Madrid", continúa Micaela. En Francia, en el gabinete de Raymond Barre, entonces ministro de Presupuesto, estuve durante tres años a cargo de la comunicación. Conocía la vida, el trabajo diario. Tenía la fuerza para enfrentar lo que estaba por venir. Amaba a Henri lo suficiente como para encontrar coraje todos los días".
El príncipe se da cuenta rápidamente de que no está hecho para los negocios ... "Un día, un poco más oscuro que los demás, vi a Henri volverse hacia mí, con la cara pálida: susurró: 'No tenemos más dinero'. Comenzó el vals de los ujieres y cuando empezaron a salir los primeros muebles, ¡me di cuenta de que eran míos! Simplemente estábamos pagando por atrevernos a vivir nuestro amor a la intemperie. Todo se intentó para separarnos".
Finalmente, el divorcio fue pronunciado el 23 de febrero de 1977 por el Tribunal de Grande Instance de París. El 31 de octubre de 1984, al salir del ayuntamiento de Burdeos, donde Jacques Chaban-Delmas, el amigo de siempre, acababa de celebrar su unión civil con Micaela, Henri de France se enteró por los periodistas de que su padre, el conde de París, acababa de despojarlo de sus derechos dinásticos y lo había degradado al título de conde de Mortain. Fue su hijo, Juan, titulado por su abuelo, duque de Vendôme, quien tuvo los derechos, el deber y el honor de ser delfín.
"Micaela, radiante de felicidad con su traje verde almendrado, me dijo: 'Si lo deseas, podemos volver a París de inmediato para que puedas hablar con tu padre'. Me negué. No quería empañar nuestra felicidad a cualquier precio y celebramos durante tres días nuestra boda en el castillo de los amigos en el corazón del Périgord".
Pasarán largos, muy largos años antes de que llegue el apaciguamiento. Que todos perdonen, entiendan. Cuando el conde de París murió en 1999, la mujer a la que finalmente tituló Princesa de Joinville tenía estas palabras: "Acabo de perder a mi mejor enemigo".
El Conde de París en Arcangues, el día de su boda con Micaela, el 26 de septiembre de 2009. © David Atlan
Felices bodas, celebradas en Arcangues ante trescientos invitados, entre ellos el príncipe y la princesa Alejandro de Bélgica, un puñado de embajadores y fieles de siempre, amigos, el duque de Uzès, el conde de Panouse y la duquesa de Ségorbe, la duquesa de Magenta, la condesa de Borbón-Busset y el marqués de Arcangues respectivamente testigos del conde y la condesa de París.
Las filas de la familia real de Francia, sin embargo, son bastante escasas. Solo un sobrino del príncipe, el duque de Anjou, y una de sus cuñadas, la princesa Beatriz de Orleans, asistieron a su boda. Aquí de nuevo, el tiempo, seguro aliado de los corazones heridos, sabrá poner su bálsamo en las heridas siempre vivas. Hasta el fatal desenlace del 21 de enero de 2019. Micaela está ahora sola. Nada puede romper lo que el amor solo había sido capaz de lograr.
Henri y Micaela, amor más fuerte que nada
Por Philippe Séguy | 06 febrero 2019, 10h37 | Actualizado el 14 de marzo de 2022, 8:26 a.m.
Contra todo pronóstico, a pesar de las tormentas y los malentendidos, la pareja formada por Micaela y el Conde de París simboliza más de cuarenta años de pasión, complicidad y ternura. Micaela, viuda de Henri, murió el 13 de marzo de 2022 en París.
"Mucha sensibilidad, pero me temo que la técnica aún no está allí". Estas fueron sus primeras palabras. Henri de France mostró algunas de sus acuarelas a una mujer bonita de ojos verdes. "Ya estaba acostumbrada a decir lo que pienso", me dijo una tarde soleada, en su pequeña casa en Auteuil, y a nuestro alrededor cantaban los pájaros. "En mi defensa, todavía no sabía quién era este hombre afable, elegante y muy antiguo del Régimen en sus encantadoras maneras. Fue el gran amigo del príncipe, el escritor André Couteaux, quien nos presentó, quería que Henri ilustrara su última obra, Don Juan está muerto. Era el 21 de enero de 1974, eso no es lo que se puede inventar..." Hace cuarenta y cinco años.
En el pequeño restaurante donde almuerzan, situado justo detrás de la iglesia de Saint-Julien-le-Pauvre, Henri de France, conde de Clermont, por su parte, no es insensible a esta mujer que no le perdona, sinceramente atento a su obra, preciso en sus palabras como en sus gestos. "Aquí, pensé, un nombre muy antiguo y conocido".
Los Cousinos se instalan en Chile
La hija de Antonia Quiñones de Léon y Bañuelos, marquesa de San Carlos, grande de España, pertenece a una familia que tiene sus raíces tanto en España como en Portugal. Tanto es así que se celebrará un matrimonio con un infante, hijo del rey Manuel I.Pero fue en Chile donde los Cousino, la rama española, se establecieron en el siglo XVIII, en 1760, convirtiéndose rápidamente en una de las familias más ricas de este Nuevo Mundo. El abuelo de la futura condesa de París dirigía sus minas de plata en Chañacillio con puño de hierro. Luis Cousino, bisabuelo de la princesa, también es un político prominente en Chile.
Este filántropo, voluntariamente mecenas, paga a la crónica mundana por haber contorneado en justo matrimonio con Isidora Goyenechea, nacida en 1836, presentada en las columnas de Le Figaro o del New York Times como heredera de una de las mayores fortunas del mundo. En Santiago, la capital de Chile, el suntuoso palacio familiar, suntuosamente decorado con especies raras de madera, ahora transformado en un museo, cubre el área de 11.000 m2.
Amor a primera vista entre Henri de France y Micaela Cousino
Todo lo que necesitó fue una mirada, unas palabras intercambiadas, una silla que se mueve en el momento adecuado para permitirle sentarse, un encendedor que se estira. Preocupada, conmovida, desorientada, Micaela repite repetidamente el nombre del príncipe por André Couteaux, como para asegurarse de que no sueña ... "La invité a cenar al día siguiente", dijo el conde de París. Finalmente, fuimos a bailar y nos despertamos juntos a la mañana siguiente".
El amor a primera vista entre un príncipe magullado por los caprichos de la vida y una mujer protagonista es inmediato. Micaela Cousino, nacida el 30 de abril de 1938, también bajo el doble signo de Géminis, acaba de entrar en la vida de Henri de France. "El príncipe es Géminis ascendiendo a Géminis, como yo; en resumen, entre los dos, ¡somos cuatro!"
En ese momento, trabajó en la edición, viviendo en un pequeño estudio rue Saint-André-des-Arts, en el sexto distrito de París. Acaba de divorciarse, criando a su hijo Alexis. Una mujer independiente y moderna, que a menudo se viste de cuero negro.
Al verla muchos años después, verla desde el jardín empujar la persiana de su habitación en la casa de Auteuil, el rostro del príncipe Henri todavía estaba iluminado. El aire era suave y cálido, propicio para las confidencias. "No estaba contento. Había estado casado con la princesa Marie-Thérèse durante diecisiete años, trabajaba en un gran banco en Ginebra, tenía cinco hijos, vivía en una hermosa casa cerca de Annemasse, viajaba constantemente, pero no era feliz. Así que me fui, dos o tres veces, y luego regresé, por los niños. Mi esposa y yo no estábamos especialmente preparados, debido a nuestra educación, para comunicarnos sobre temas tan íntimos como el amor o el deseo, como sobre nuestros respectivos estados mentales. Me casé a los 24 años, sin saber nada de la vida. Sin haber tenido otra opción. En Annemasse, no podía soportarlo más; Micaela y yo nos escribimos largas cartas el uno al otro. Tenía 41 años y me era imposible seguir viviendo así".
Su relación romántica es mal percibida por la familia de Henri.
Tomará algún tiempo. Y quizás también la alineación correcta de las estrellas. "Un día", la princesa Micaela todavía se estaba divirtiendo, "sonó el timbre de mi puerta. Cuando abrí, vi a Henri, dos maletas a sus pies, todas sonriendo, solo diciéndome: 'Está hecho, me mudo contigo'. Mi estudio era de 28 m2. Apretamos un poco y eso es todo". Amar. Por supuesto. Un año después, la pareja se mudará.
Con paciencia, Henri explica a sus hijos que los ama, que ya no se lleva bien con su madre y que de ninguna manera son responsables de su separación. Las palabras habituales utilizadas entonces y que no convencen a nadie. La reacción del conde de París no se hizo esperar. Henri fue convocado inmediatamente a las oficinas de la Fundación Condé en Chantilly. "Él mismo estaba en ese momento separado de mi madre, la condesa de París, pero no entendía que me atreviera a pronunciar simplemente la palabra divorcio. Una amante, por qué no. Conviértela en una mujer legítima, nunca. Claramente, me ordenó reanudar mi vida matrimonial con la princesa Marie-Thérèse. Fue malo conocerme".
Comienza una dolorosa travesía del desierto. La Francia monárquica no tolera que el delfín viva en concubinato con un divorciado. Por su parte, Henri y Micaela comienzan una vida como pareja que oscila entre la representación y la discreción total. Rumores, chismes, aflicciones, insultos, cruel falta de dinero, dificultades se suceden. "Había ocupado varios cargos en una agencia de noticias, un grupo publicitario en Madrid", continúa Micaela. En Francia, en el gabinete de Raymond Barre, entonces ministro de Presupuesto, estuve durante tres años a cargo de la comunicación. Conocía la vida, el trabajo diario. Tenía la fuerza para enfrentar lo que estaba por venir. Amaba a Henri lo suficiente como para encontrar coraje todos los días".
Enrique despojado de sus derechos dinásticos después de su matrimonio civil con Micaela
El príncipe se embarca en una nueva aventura. Con el empresario Paul-Loup Sulitzer, lanza un perfume, Lys Bleu, afrutado, chypre, a base de musgo, ciruela y almizcle. La botella está diseñada por el Conde de Clermont y su realización confiada a los artesanos de la casa Baccarat. Éxito de estima. Más que comercial.El príncipe se da cuenta rápidamente de que no está hecho para los negocios ... "Un día, un poco más oscuro que los demás, vi a Henri volverse hacia mí, con la cara pálida: susurró: 'No tenemos más dinero'. Comenzó el vals de los ujieres y cuando empezaron a salir los primeros muebles, ¡me di cuenta de que eran míos! Simplemente estábamos pagando por atrevernos a vivir nuestro amor a la intemperie. Todo se intentó para separarnos".
Finalmente, el divorcio fue pronunciado el 23 de febrero de 1977 por el Tribunal de Grande Instance de París. El 31 de octubre de 1984, al salir del ayuntamiento de Burdeos, donde Jacques Chaban-Delmas, el amigo de siempre, acababa de celebrar su unión civil con Micaela, Henri de France se enteró por los periodistas de que su padre, el conde de París, acababa de despojarlo de sus derechos dinásticos y lo había degradado al título de conde de Mortain. Fue su hijo, Juan, titulado por su abuelo, duque de Vendôme, quien tuvo los derechos, el deber y el honor de ser delfín.
"Micaela, radiante de felicidad con su traje verde almendrado, me dijo: 'Si lo deseas, podemos volver a París de inmediato para que puedas hablar con tu padre'. Me negué. No quería empañar nuestra felicidad a cualquier precio y celebramos durante tres días nuestra boda en el castillo de los amigos en el corazón del Périgord".
Pasarán largos, muy largos años antes de que llegue el apaciguamiento. Que todos perdonen, entiendan. Cuando el conde de París murió en 1999, la mujer a la que finalmente tituló Princesa de Joinville tenía estas palabras: "Acabo de perder a mi mejor enemigo".
Finalmente puede casarse religiosamente con el amor de su vida el 26 de septiembre de 2009.
Diez años más tarde, a la edad de 76 años, el nuevo conde de París finalmente pudo casarse religiosamente el 26 de septiembre de 2009, en la iglesia de Saint-Jean-Baptiste de l'Uhabia, el amor de su vida. Tuvieron que esperar treinta y cuatro años de procedimientos para que la Santa Sede declarara nula y sin efecto la primera unión de Enrique, y le permitiera volver a casarse religiosamente.
Felices bodas, celebradas en Arcangues ante trescientos invitados, entre ellos el príncipe y la princesa Alejandro de Bélgica, un puñado de embajadores y fieles de siempre, amigos, el duque de Uzès, el conde de Panouse y la duquesa de Ségorbe, la duquesa de Magenta, la condesa de Borbón-Busset y el marqués de Arcangues respectivamente testigos del conde y la condesa de París.
Las filas de la familia real de Francia, sin embargo, son bastante escasas. Solo un sobrino del príncipe, el duque de Anjou, y una de sus cuñadas, la princesa Beatriz de Orleans, asistieron a su boda. Aquí de nuevo, el tiempo, seguro aliado de los corazones heridos, sabrá poner su bálsamo en las heridas siempre vivas. Hasta el fatal desenlace del 21 de enero de 2019. Micaela está ahora sola. Nada puede romper lo que el amor solo había sido capaz de lograr.
Tenía que tener estómago para casarse con este hombre!Micaela, la condesa viuda de París, ha muerto
Por Juliette Richer | 14 marzo 2022, 09h13
En 2010, el conde y la condesa de París se alojaron de nuevo en el Château d'Arcangues, el lugar de su boda religiosa y el refugio de Micaela cuando era niña, durante la guerra. © David Nivière
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La esposa del difunto conde de París, nacida Micaela Cousiño y Quiñones de León, falleció el 13 de marzo de 2022 a la edad de 83 años. Se casó con Henri d'Orléans por segunda vez en 1984.
Sobrevivió al amor de su vida durante tres años. Micaela, la esposa del difunto conde de París, falleció el 13 de marzo de 2022 en su casa parisina, la rue de Miromesnil. Tenía 83 años. La princesa Miqueela se había casado con Enrique de Orleans, entonces conde de Clermont, el 31 de octubre de 1984.
Amor a primera vista con Henri d'Orléans
Nacida Micaela Cousiño y Quiñones de León el 30 de abril de 1938 en Vichy, es hija de Luis Maximiliano Cousiño y Sébire, heredero de una numerosa familia chilena, y Antonia Quiñones de Léon y Bañuelos, marquesa de San Carlos y grande de España.
Divorciada de Jean-Robert Bœuf en 1966 con quien se casó cinco años antes (la pareja tuvo un hijo, Alexis, nacido en 1964), Micaela, una editora de arte en París, conoció al príncipe Enrique de Francia a través del escritor André Couteaux el 21 de enero de 1974. Amor a primera vista. "La invité a cenar al día siguiente", explicó el conde de París a Point de Vue. Finalmente, fuimos a bailar y nos despertamos juntos a la mañana siguiente".
Entre 1976 y 1978, fue responsable de la comunicación de Raymond Barre, entonces Primer Ministro y Ministro de Economía y Finanzas bajo Valéry Giscard d'Estaing.Matrimonio civil y luego religioso, 25 años después
En 1977, Henri d'Orléans se divorció de su esposa Marie-Thérèse de Württemberg. Micaela y Henri se casaron civilmente el 31 de octubre de 1984 en Burdeos. Micaela fue titulada Princesa de Joinville en 1990. Se convirtió en condesa de París en 2003 con el predicado de Alteza Real.
Cuando la Santa Sede declaró nula la primera unión de Enrique unos años más tarde, la pareja, para su deleite, eligió la iglesia de Saint-Jean-Baptiste de l'Uhabia, en Arcangues para unirse religiosamente, el 26 de septiembre de 2009.
Su historia de amor termina el 21 de enero de 2019, con la muerte del Conde de París. "Tuve la sensación de haberme caído, no podía ver nada, ya no entendía nada", confió la princesa Micaela con infinito dolor a Point de Vue el otoño siguiente. Ahora se ha unido a su amado.
La misa de À-Dieu a la princesa Micaela, condesa viuda de París, tendrá lugar el martes 22 de marzo a las 10 de la mañana, en la iglesia de Saint-Germain-l'Auxerrois. Será celebrado por Monseñor Patrick Chauvet, Rector-Arcipreste de Notre-Dame de París.
Hay que reconocerles que fue una gran y bonita historia de amor!Henri y Micaela, amor más fuerte que nada
Por Philippe Séguy | 06 febrero 2019, 10h37 | Actualizado el 14 de marzo de 2022, 8:26 a.m.
El conde y la condesa de París en el Château d'Amboise en octubre de 2011. Cortesía de David Atl
Contra todo pronóstico, a pesar de las tormentas y los malentendidos, la pareja formada por Micaela y el Conde de París simboliza más de cuarenta años de pasión, complicidad y ternura. Micaela, viuda de Henri, murió el 13 de marzo de 2022 en París.
"Mucha sensibilidad, pero me temo que la técnica aún no está allí". Estas fueron sus primeras palabras. Henri de France mostró algunas de sus acuarelas a una mujer bonita de ojos verdes. "Ya estaba acostumbrada a decir lo que pienso", me dijo una tarde soleada, en su pequeña casa en Auteuil, y a nuestro alrededor cantaban los pájaros. "En mi defensa, todavía no sabía quién era este hombre afable, elegante y muy antiguo del Régimen en sus encantadoras maneras. Fue el gran amigo del príncipe, el escritor André Couteaux, quien nos presentó, quería que Henri ilustrara su última obra, Don Juan está muerto. Era el 21 de enero de 1974, eso no es lo que se puede inventar..." Hace cuarenta y cinco años.
Contra todo pronóstico, el conde de París habrá perseverado, durante 33 años, llevado por su amor por Micaela.© David Atlan
En el pequeño restaurante donde almuerzan, situado justo detrás de la iglesia de Saint-Julien-le-Pauvre, Henri de France, conde de Clermont, por su parte, no es insensible a esta mujer que no le perdona, sinceramente atento a su obra, preciso en sus palabras como en sus gestos. "Aquí, pensé, un nombre muy antiguo y conocido".
Los Cousinos se instalan en Chile
La hija de Antonia Quiñones de Léon y Bañuelos, marquesa de San Carlos, grande de España, pertenece a una familia que tiene sus raíces tanto en España como en Portugal. Tanto es así que se celebrará un matrimonio con un infante, hijo del rey Manuel I.
Pero fue en Chile donde los Cousino, la rama española, se establecieron en el siglo XVIII, en 1760, convirtiéndose rápidamente en una de las familias más ricas de este Nuevo Mundo. El abuelo de la futura condesa de París dirigía sus minas de plata en Chañacillio con puño de hierro. Luis Cousino, bisabuelo de la princesa, también es un político prominente en Chile.
Este filántropo, voluntariamente mecenas, paga a la crónica mundana por haber contorneado en justo matrimonio con Isidora Goyenechea, nacida en 1836, presentada en las columnas de Le Figaro o del New York Times como heredera de una de las mayores fortunas del mundo. En Santiago, la capital de Chile, el suntuoso palacio familiar, suntuosamente decorado con especies raras de madera, ahora transformado en un museo, cubre el área de 11.000 m2.Amor a primera vista entre Henri de France y Micaela Cousino
Todo lo que necesitó fue una mirada, unas palabras intercambiadas, una silla que se mueve en el momento adecuado para permitirle sentarse, un encendedor que se estira. Preocupada, conmovida, desorientada, Micaela repite repetidamente el nombre del príncipe por André Couteaux, como para asegurarse de que no sueña ... "La invité a cenar al día siguiente", dijo el conde de París. Finalmente, fuimos a bailar y nos despertamos juntos a la mañana siguiente".El amor a primera vista entre este príncipe magullado por los caprichos de la existencia y esta mujer protagonista es inmediato cuando se conocen en 1974. © David Atlan
El amor a primera vista entre un príncipe magullado por los caprichos de la vida y una mujer protagonista es inmediato. Micaela Cousino, nacida el 30 de abril de 1938, también bajo el doble signo de Géminis, acaba de entrar en la vida de Henri de France. "El príncipe es Géminis ascendiendo a Géminis, como yo; en resumen, entre los dos, ¡somos cuatro!"
En ese momento, trabajó en la edición, viviendo en un pequeño estudio rue Saint-André-des-Arts, en el sexto distrito de París. Acaba de divorciarse, criando a su hijo Alexis. Una mujer independiente y moderna, que a menudo se viste de cuero negro.
Al verla muchos años después, verla desde el jardín empujar la persiana de su habitación en la casa de Auteuil, el rostro del príncipe Henri todavía estaba iluminado. El aire era suave y cálido, propicio para las confidencias. "No estaba contento. Había estado casado con la princesa Marie-Thérèse durante diecisiete años, trabajaba en un gran banco en Ginebra, tenía cinco hijos, vivía en una hermosa casa cerca de Annemasse, viajaba constantemente, pero no era feliz. Así que me fui, dos o tres veces, y luego regresé, por los niños. Mi esposa y yo no estábamos especialmente preparados, debido a nuestra educación, para comunicarnos sobre temas tan íntimos como el amor o el deseo, como sobre nuestros respectivos estados mentales. Me casé a los 24 años, sin saber nada de la vida. Sin haber tenido otra opción. En Annemasse, no podía soportarlo más; Micaela y yo nos escribimos largas cartas el uno al otro. Tenía 41 años y me era imposible seguir viviendo así".Su relación romántica es mal percibida por la familia de Henri.
Tomará algún tiempo. Y quizás también la alineación correcta de las estrellas. "Un día", la princesa Micaela todavía se estaba divirtiendo, "sonó el timbre de mi puerta. Cuando abrí, vi a Henri, dos maletas a sus pies, todas sonriendo, solo diciéndome: 'Está hecho, me mudo contigo'. Mi estudio era de 28 m2. Apretamos un poco y eso es todo". Amar. Por supuesto. Un año después, la pareja se mudará."Amaba a Henri lo suficiente como para encontrar coraje todos los días", confió la condesa de París, que tuvo que enfrentarse a aflicciones durante muchos años.© David Atlan
Con paciencia, Henri explica a sus hijos que los ama, que ya no se lleva bien con su madre y que de ninguna manera son responsables de su separación. Las palabras habituales utilizadas entonces y que no convencen a nadie. La reacción del conde de París no se hizo esperar. Henri fue convocado inmediatamente a las oficinas de la Fundación Condé en Chantilly. "Él mismo estaba en ese momento separado de mi madre, la condesa de París, pero no entendía que me atreviera a pronunciar simplemente la palabra divorcio. Una amante, por qué no. Conviértela en una mujer legítima, nunca. Claramente, me ordenó reanudar mi vida matrimonial con la princesa Marie-Thérèse. Fue malo conocerme".
Comienza una dolorosa travesía del desierto. La Francia monárquica no tolera que el delfín viva en concubinato con un divorciado. Por su parte, Henri y Micaela comienzan una vida como pareja que oscila entre la representación y la discreción total. Rumores, chismes, aflicciones, insultos, cruel falta de dinero, dificultades se suceden. "Había ocupado varios cargos en una agencia de noticias, un grupo publicitario en Madrid", continúa Micaela. En Francia, en el gabinete de Raymond Barre, entonces ministro de Presupuesto, estuve durante tres años a cargo de la comunicación. Conocía la vida, el trabajo diario. Tenía la fuerza para enfrentar lo que estaba por venir. Amaba a Henri lo suficiente como para encontrar coraje todos los días".Enrique despojado de sus derechos dinásticos después de su matrimonio civil con Micaela
El príncipe se embarca en una nueva aventura. Con el empresario Paul-Loup Sulitzer, lanza un perfume, Lys Bleu, afrutado, chypre, a base de musgo, ciruela y almizcle. La botella está diseñada por el Conde de Clermont y su realización confiada a los artesanos de la casa Baccarat. Éxito de estima. Más que comercial.
El príncipe se da cuenta rápidamente de que no está hecho para los negocios ... "Un día, un poco más oscuro que los demás, vi a Henri volverse hacia mí, con la cara pálida: susurró: 'No tenemos más dinero'. Comenzó el vals de los ujieres y cuando empezaron a salir los primeros muebles, ¡me di cuenta de que eran míos! Simplemente estábamos pagando por atrevernos a vivir nuestro amor a la intemperie. Todo se intentó para separarnos".
Finalmente, el divorcio fue pronunciado el 23 de febrero de 1977 por el Tribunal de Grande Instance de París. El 31 de octubre de 1984, al salir del ayuntamiento de Burdeos, donde Jacques Chaban-Delmas, el amigo de siempre, acababa de celebrar su unión civil con Micaela, Henri de France se enteró por los periodistas de que su padre, el conde de París, acababa de despojarlo de sus derechos dinásticos y lo había degradado al título de conde de Mortain. Fue su hijo, Juan, titulado por su abuelo, duque de Vendôme, quien tuvo los derechos, el deber y el honor de ser delfín.
"Micaela, radiante de felicidad con su traje verde almendrado, me dijo: 'Si lo deseas, podemos volver a París de inmediato para que puedas hablar con tu padre'. Me negué. No quería empañar nuestra felicidad a cualquier precio y celebramos durante tres días nuestra boda en el castillo de los amigos en el corazón del Périgord".
Pasarán largos, muy largos años antes de que llegue el apaciguamiento. Que todos perdonen, entiendan. Cuando el conde de París murió en 1999, la mujer a la que finalmente tituló Princesa de Joinville tenía estas palabras: "Acabo de perder a mi mejor enemigo".Finalmente puede casarse religiosamente con el amor de su vida el 26 de septiembre de 2009.
Diez años más tarde, a la edad de 76 años, el nuevo conde de París finalmente pudo casarse religiosamente el 26 de septiembre de 2009, en la iglesia de Saint-Jean-Baptiste de l'Uhabia, el amor de su vida. Tuvieron que esperar treinta y cuatro años de procedimientos para que la Santa Sede declarara nula y sin efecto la primera unión de Enrique, y le permitiera volver a casarse religiosamente.El Conde de París en Arcangues, el día de su boda con Micaela, el 26 de septiembre de 2009. © David Atlan
Felices bodas, celebradas en Arcangues ante trescientos invitados, entre ellos el príncipe y la princesa Alejandro de Bélgica, un puñado de embajadores y fieles de siempre, amigos, el duque de Uzès, el conde de Panouse y la duquesa de Ségorbe, la duquesa de Magenta, la condesa de Borbón-Busset y el marqués de Arcangues respectivamente testigos del conde y la condesa de París.
Las filas de la familia real de Francia, sin embargo, son bastante escasas. Solo un sobrino del príncipe, el duque de Anjou, y una de sus cuñadas, la princesa Beatriz de Orleans, asistieron a su boda. Aquí de nuevo, el tiempo, seguro aliado de los corazones heridos, sabrá poner su bálsamo en las heridas siempre vivas. Hasta el fatal desenlace del 21 de enero de 2019. Micaela está ahora sola. Nada puede romper lo que el amor solo había sido capaz de lograr.
Qué curioso, les presentaron un 21 de Enero de 1974 y él se fue con Dios un 21 se Enero de 2019.
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No creo en las casualidades. Las fechas siempre tienen un significado especial.
Por cierto, ¿sabe alguien qué relación tenía a última hora Micaela con los hijos de su marido? Jean, en el mensaje, no le da ni el título de Condesa viuda de París...
Lucharon contra viento y marea por su amor. Ahora vuelven a estar juntos. DD. EE. PP.
