Lugares abandonados.

El castillo Peel, UK
Este castillo se halla en la isla de Man (UK). El castillo se construyó encima de los cimientos de un monasterio celta que se comenzó a edificar en el siglo VI y se acabó dos siglos después. De esta época es la torre redonda a la que posteriormente se le añadieron almenas. En el siglo XI los vikingos construyeron el castillo en madera bajo el reinado de Magnus III de Noruega.

A principios del siglo XIV, la mayoría de los muros y las torres fueron construidas principalmente de piedra arenisca roja, la cual es abundante en la zona. Después del fin del reinado de los vikingos, el castillo siguió siendo usado por la iglesia debido a la catedral que había sido construida allí, pero fue finalmente abandonado en el siglo XVIII.

El castillo se mantuvo fortificado y se añadieron nuevas posiciones defensivas incluso hasta 1860. En la actualidad, gran parte de los edificios dentro del castillo, que incluyen la catedral, se encuentran en ruinas, pero las paredes exteriores se mantienen intactas. Con las excavaciones de 1982-1987 se reveló un extenso cementerio, así como los restos de la fortaleza de madera original construida por los vikingos. Los hallazgos más espectaculares fueron la tumba del siglo X de "La Dama Pagana", que incluía un buen ejemplo de un collar vikingo y un alijo de monedas de plata que data de alrededor de 1030. El "residente" más famoso del castillo es Moddey Dhoo o el fantasma del Perro Negro.

La leyenda del Moddey Dhoo
Moddey Dhoo era un gran perro negro con dientes afilados y ojos de fuego que se aparecía en las ruinas del castillo aterrorizaba a los guardianes.
Había un camino conectado al Castillo de Peel que, atravesando los terrenos de la iglesia, conducía al apartamento del Capitán de la Guardia: parece ser que el perro era visto cruzando dicho camino al final del día y regresaba por él al amanecer.
Un día un guardia borracho del castillo, desafió al perro, negándose a cumplir el procedimiento habitual de cerrar la puerta del castillo por parejas e hizo todo esto solo. Envalentonado por el licor, cogió las llaves que cerraban el paso cuando ni siquiera era su turno de hacerlo. Se suponía que el vigilante, después de bloquear el camino, usaba el pasaje para entregar las llaves al capitán pero aquel día no fue así. Se escucharon algunos ruidos, el guardián regresó a la sala de guardia, horrorizado, incapaz de compartir la historia de lo que había visto, y murió tres días después.

Ese fue el último avistamiento del perro, el camino fue sellado y se construyó otro en su lugar.

Esta historia que forma parte del folclore local fue escrita por el topógrafo y poeta George Waldron pero se hizo famosa a nivel mundial gracias a Sir Walter Scott, autor de Ivanhoe, que adaptó la historia creando un perro llamado Manthe dog que aparecía en su libro Peveril of the Peak (1822)
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Ruinas de la Catedral de San Germán que se encuentra dentro del castillo
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La cripta de la catedral
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El fuerte San Telmo, Malta
Antes de la llegada de los Caballeros de Malta en 1530 existía una torre de vigilancia en el lugar: la fortificación de este emplazamiento estratégico dio comienzo en 1533. Para la época del sitio de Malta por los turcos en 1565, la fortaleza había sido reforzada y ampliada convirtiéndola en un pequeño fuerte estrellado con pésimas condiciones defensivas, en especial la falta de aspilleras para disparar con protección desde arriba y que hubiera zonas apenas cubiertas por el tiro defensivo lo que permitía a los atacantes acercarse mucho a las murallas.

El fuerte era el punto clave de la defensa de la ciudad, porque su dominio permitiría a la flota turca refugiarse en la amplia dársena de la entrada del puerto y por ello fue el escenario de algunos de los más fieros combates del asedio. La guarnición inicial del fuerte era de unos cien caballeros y setecientos soldados, incluyendo cientos de españoles, alrededor de cuatrocientos italianos y sesenta esclavos de galeras armados. La guarnición podía ser reforzada mediante botes desde los fuertes al otro lado del Gran Puerto, a unos quinientos metros, a través de la Puerta del Socorro y al final se recurrió a nadadores cuando los turcos estrecharon el cerco.

Soportó valientemente durante semanas un bombardeo masivo de los cañones turcos, desplegados en el monte Sceberras que dominaba el fuerte, y de las baterías del extremo norte del puerto Marsamextt, situadas en el lugar donde hoy se alza el fuerte Tugne. Durante el bombardeo del fuerte, un disparo de cañón desde el fuerte de San Angel atravesó el Gran Puerto y alcanzó el suelo en las cercanías de la batería turca. La metralla hirió mortalmente al corsario y almirante turco Turgut Reis (Dragut), uno de los comandantes otomanos más capacitados. Otra versión (apuntada por el historiador Crowley) apunta a que la causa fue un disparo demasiado bajo de la propia artillería turca que impactó en la trinchera donde estaba Turgut.

La fortaleza aguantó el asedio y varios asaltos durante más de un mes, cayendo en manos turcas el 23 de junio de 1565. Ninguno de los caballeros sobrevivió y sólo nueve (otras versiones apuntan a un número indeterminado pero siempre escaso) de los defensores malteses se salvaron nadando hasta el fuerte de San Ángel al otro lado del Gran Puerto tras la caída del fuerte. En total se considera que la defensa del fuerte costó la vida a cerca de 1.500 defensores y 4.000 turcos, que además perdieron un tiempo precioso, lo que permitió que los Caballeros de San Juan de Malta fortificaran mejor sus posiciones en la ciudad y que llegara a tiempo la expedición española de socorro.

Aunque el fuerte fue reducido a escombros durante los bombardeos, cuando los otomanos abandonaron el asedio fue reconstruido y reforzado, siendo parcialmente incorporado dentro del bastión de mar de la ciudad fortificada de La Valeta.

Desde mediados del siglo XX alberga la Academia de policía de Malta, también hay un Museo de la Guerra donde está la Cruz de Jorge original con la que fue galardonada Malta por el rey Jorge VI en 1942.

La Cruz de Jorge
Esta condecoración se otorgó a los habitantes de Malta de forma especial ya que nunca antes se había concedido a colectivos, siempre había sido a personas de forma individual, por su defensa de la isla y su comportamiento heroico durante la II Guerra Mundial, según una carta de fecha 15 de abril de 1942 que Jorge VI dirigió al teniente general y gobernador de las isla, Sir William Dobbie

Malta incorporó la cruz de San Jorge a su bandera y la situó en la franja blanca en el ángulo superior más cercano al mástil el 21 de septiembre de 1964.
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El Castillo Sammezzano, Italia
Se encuentra a 30 km de Florencia, cerca del pueblo de Holm. Construido por Edward Ximenes Cavalier Fernando de Aragón en 1605, debe agradecer su actual apariencia a Ferdinando Panciatichi Ximenes, quien admiraba la arquitectura y cultura árabe. Por este motivo llevó este estilo al castillo Sammezzano y lo rediseñó entre 1853 y 1889. Panciatichi era un miembro honorario de la Orden de Arquitectos e Ingenieros de Florencia, botánico, bibliófilo, empresario, político y multifacético intelectual.

El Castillo Sammezzano cuenta con 365 habitaciones, cada una de ellas diferente una de la otra. Todo el edificio tiene un estilo que mezcla lo gótico, hindú y árabe. Un castillo digno de un rey y como tal, el rey Umberto I vivió una temporada en él.

Además de rediseñar el castillo, Panciatichi creó un parque de 450 acres, en el que podemos encontrar fuentes y estanques de estilo árabe, plantó numerosos árboles pero desgraciadamente pocos han sobrevivido hasta nuestros días, no obstante el parque alberga el mayor grupo de secuoyas gigantes de Italia con 57 ejemplares.

Después de la guerra fue utilizado como hotel de lujo, pero cerró a mediados de los 90 y 9 años más tarde se vendió en una subasta a una empresa británica. Lamentablemente este bello castillo cayó en estado de abandono, pero en abril del 2012 se formó el Comité FPXA (FPXA significa Ximenes Panciatichi Fernando de Aragón) para promover su preservación y difundir su historia y características únicas.
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La prisión mamertina, Roma
Esta cárcel es una antigua prisión situada en Roma al pie de la Colina Capitolina, desde la que se pueden contemplar las ruinas del Foro Romano. Cuando fue construida, esta era la única prisión de Roma – y no una prisión tal como las entendemos en la actualidad. Era más bien una mazmorra en la que se encerraba a importantes prisioneros del Estado, a menudo como paso previo a su ejecución. Constaba de dos celdas subterráneas, y contó en su momento con un espacio situado por debajo las alcantarillas de la ciudad en su cámara más baja. Fuentes históricas la han descrito como húmeda y estremecedora, y sus presos rara vez permanecían en ella por un largo período de tiempo. Hoy en día, una señal en el exterior del edificio proclama que en ella estuvieron presos los santos Pedro y Pablo, ya que se cree que ambos apóstoles fueron encarcelados aquí antes de su crucifixión.

Los romanos fueron de los primeros en emplear prisiones para castigar a sus criminales y sus cárceles eran celdas subterráneas utilizadas para encerrar en ellas a prisioneros políticos y malhechores por cortos espacios de tiempo, a menudo en espacios angostos y condiciones miserables. La práctica de confinar a los presos por largos espacios de tiempo como forma de castigo de hecho no se generalizó hasta el siglo XV.

Los presos eran encerrados en la Cárcel Mamertina para que aguardaran a su ejecución o simplemente dejarlos morir de hambre al abrigo de miradas indiscretas. Los enemigos vencidos de Roma eran encarcelados en esta terrible prisión, y a menudo también morían en ella. Entre los famosos personajes históricos que pasaron sus últimos días aquí podemos citar a Vercingetórix, líder de los Galos, que intentó reunir a las tribus galas en una alianza contra César en el año 52 a. C.; Simón Bar Jioras, defensor de Jerusalén, derrotado por Tito en el 70 d. C., y supuestamente también los apóstoles Pedro y Pablo.

Entre los años 600 a. C. y 500 a. C., la Mamertina fue construida como cisterna para un manantial que había en el suelo en ese lugar. Una vez convertida en prisión se crearon dos celdas, una justo encima de la otra.

Modernos escalones conducen ahora al nivel superior de la prisión, que es el nivel del suelo original de la antigua Roma y se piensa que se remonta al siglo II a. C. La celda superior de la prisión tiene forma trapezoidal, sus muros están hechos de bloques de toba y una placa a su derecha indica los nombres de algunos de los famosos presos, dando cuenta de cómo y cuándo murió cada uno de ellos. Una segunda placa nombra a los mártires y santos que fueron encerrados aquí junto a los nombres de sus perseguidores. Al fondo hay un altar con los bustos de San Pedro y San Pablo.

La celda circular, la más baja de las dos, conocida como el Tullianum, debe su nombre a su constructor, Servio Tulio, del siglo VI a. C. Esta “mazmorra” estaba ubicada en el interior del sistema de alcantarillado que corría por debajo de la ciudad y solo se podía acceder a ella descolgándose a través de un agujero en el suelo, actualmente cubierto por una compuerta metálica. En sus muros hay una piedra en la que se dice que San Pedró dejó la huella de su cabeza, al golpearse contra la pared al ser arrojado a la celda. El Tullianum era el espacio más recóndito y secreto del complejo, y servía no solo como lugar en el que aplicar castigos o torturas, sino también para la reclusión y ejecución de los criminales condenados. El antiguo historiador Salustio escribió que estaba doce pies ( 3,65 metros) bajo tierra y describió su apariencia como: “ repulsiva e infame por causa de la inmundicia, la oscuridad y el hedor.”

Era en esta celda, que medía dos metros de alto por 9 metros de largo y 6,7 metros de ancho, donde los prisioneros que habían sido condenados a muerte, ya fuese por estrangulación o por hambre, aguardaban su destino. Una puerta de hierro al final de la cámara daba a la Cloaca Maxima (la cloaca principal de la ciudad, que desembocaba en el río Tiber), a la que se dice que se arrojaban los cadáveres de los presos.

En el siglo XVI, una iglesia, San José de los Carpinteros ( San Giuseppe dei Falegnami ) fue construida sobre la prisión, y aún hoy sigue atrayendo a peregrinos cristianos de todo el mundo.
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Escaleras de acceso
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Manantial natural del cual aún mana agua
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Antiguamente éste era el único acceso a la cárcel subterránea.
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El Tullanium donde eran encerrados los enemigos de Roma.
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Detalle curioso: La cruz invertida en la parte roja se puso en honor a San Pedro que fue crucificado con los piés hacia arriba puesto que no quería imitar a su maestro Jesús.
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Listado con los muertos más famosos y la forma en que murieron.
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Maravilloso ...
 
Mina de diamantes de Mirny. Siberia, Rusia.
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El segundo hueco mas grande construido por el hombre, Mirny fue una ciudad diseñada en el gobierno de Stalin para satisfacer la demanda de diamantes industriales. Todo fue dejado de lado cuando se hizo muy difícil seguir con la construcción del hoyo. atlasobscura.com
 
La prisión Spaç Albania
En 1908 nació Enver Hoxha, el político albanés que fue el jefe de estado y dictador de su país durante 40 años. El New York Times le denominó el "cerebro del aislamiento de Albania", durante su dictadura el país estaba lleno de campos de trabajo forzoso y prisiones siendo una de ellas la de Spac.

Construida en 1968 basándose en los gulags rusos, el lugar era rico en pirita y cobre por lo cual obligaron a los prisioneros a trabajar en las minas. Llegó a albergar a 1400 presos que eran forzados a trabajar en la mina por delitos nimios como comparar las condiciones de vida de Albania con las de otros países. Muchos de ellos murieron de extenuación y malnutrición trabajando en las minas a 40 grados centigrados.

El 21 de mayo de 1973 los internos se rebelaron contra las autoridades y consiguieron tomar el control de la prisión pero su felicidad solo duró dos días. Los responsables de la revuelta fueron ejecutados y las condiciones de trabajo empeoraron.

La prisión siguió funcionando tras la muerte de Hoxha en 1985 pero fue abandonada en 1995. En 2007 fue declarada Monumento Nacional de segunda categoría y se acordó hacer un museo, proyecto que no prosperó. En 2017 la Embajada suiza en Tirana donó fondos para proceder a estabilizar los edificios más deteriorados.
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Las letrinas
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Residencia de técnicos e ingenieros mineros
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Trabajos de estabilización de los edificios en peor estado.
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Los nazis estuvieron en Canfranc


Fue la segunda estación más grande de Europa y hoy se viene abajo. La obra supuso agujerear el Pirineo para unir España y Francia. Durante la Segunda Guerra Mundial la Gestapo se instaló allí.

La estación internacional tenía una aduana compartida por franceses y españoles. Con la invasión alemana, los nazis se instalaron allí.

LAURA PUY MUGUIRO . CANFRANC

Durante la Segunda Guerra Mundial hubo un destacamento permanente de nazis en España que incluía fuerzas de la Gestapo, la policía secreta de Hitler. Estuvieron en Canfranc, la pequeña población de Huesca ubicada a ocho kilómetros de la frontera, entre Jaca y Candanchú, donde incluso llegó a ondear la esvástica nazi.

Allí, en una descomunal y majestuosa estación que hoy se cae a pedazos, se cruzaban carabineros españoles, guardias civiles y gendarmes. También soldados alemanes, judíos en huida desesperada y miembros de la resistencia francesa. Por aquellos andenes transitaron toneladas de wolframio que España y Portugal vendían presumiblemente a Alemania para fortalecer el acero de los tanques nazis.

Algunos vecinos de Canfranc también vieron y tocaron varios de los miles de lingotes de oro llegados en tren desde Suiza y con los que al parecer los alemanes pagaban el wolframio. Hay quien sospecha que al menos una parte fue arrebatada a los judíos.

A sus 86 años, Jesús, antiguo agente aduanero, camina por las ruinas de la estación internacional. Recuerda cuando en una parte del edificio se disponía la Guardia Civil. En la otra la Gendarmería francesa. En medio, la frontera, cuando aquella línea era especialmente seria y franquearla podía significar salvar la vida.

En 1940 el ejército francés se derrumbó ante la Wehrmacht y los nazis se desplegaron por buena parte del país galo, incluida la estación compartida. Y por ello Jesús vio un día aparecer a los soldados alemanes en el pueblo pirenaico. Los recuerda elegantes. Educados. Alojados en el hotel de la misma estación, apenas tenían relación con los españoles. Y Jesús cree que la que existía con los gendarmes franceses era muy tensa. El propio jefe de la estación gala tuvo que huir a Madrid escapando por los pelos de la Gestapo cuando se descubrió que era un importante agente de la resistencia.

Una obra colosal

Jesús deambula entre los antiguos muelles de carga donde él mismo tocó los lingotes de oro que venían de Suiza y cuyo paso era metódicamente registrado en la aduana española. Se detiene y contempla el imponente edificio de la estación internacional. Cuando se construyó tuvo que realizarse una descomunal obra de ingeniería que incluía horadar el Pirineo para construir el ahora cerrado túnel de Somport. Hoy nadie sabe muy bien qué hacer con ese enorme edificio. "En mis fantasías veo ahí piscinas de agua caliente para los esquiadores que vienen a Candanchú. Pero sea lo que sea, yo no lo veré".

Cadanchú y Canfranc comparten una fecha: 1928. Ese año abrieron las pistas de esquí -las más antiguas de España- y se inauguró la estación internacional y su agitado tráfico ferroviario, hoy reducido a dos testimoniales viajes diarios a Zaragoza.

La idea surgió, sin embargo, mucho antes, en 1853. Los aragoneses querían un paso con Francia, un tren que uniera Madrid y París, alternativo a los del País Vasco y Cataluña. Finalmente, ambos países acordaron agujerear el Pirineo casi ocho kilómetros y, en su salida española, en Canfranc, construir una estación, que tendría doble nacionalidad y haría de aduana.

Elegir este pueblo enclavado al fondo de un profundo valle supuso una formidable obra de ingeniera forestal: las avalanchas de nieve y los desprendimientos de las laderas eran constantes, por lo que se necesitaban muros de contención contra aludes y plantar árboles, muchos árboles, para sostener el terreno. Concretamente, tres millones.

El proyecto era tan relevante que hasta el rey Alfonso XII se desplazó en 1883 a este pueblo del Pirineo para poner la primera piedra. Las obras suponían desviar el curso del río Aragón y crear así "probablemente el mayor espacio abierto de Europa para una estación de ferrocarril en esa época", dice el navarro Jesús Esparza, hasta 2005 secretario del Ayuntamiento de Canfranc.

La estación se construyó a cuatro kilómetros del pueblo e incluía un edificio central de 241 metros de largo. Era la segunda más grande de Europa, detrás de la alemana de Leipzig. Hay que imaginarla con agentes de aduanas franceses y españoles, dependencias del Banco de España, correos, comisaría de policía, hotel, cantina. También enfermería. "Con este edificio tan vanguardista se quería que nuestro país deslumbrara a los visitantes extranjeros", apunta Esparza. Era un proyecto de enorme envergadura para ambos estados. Y por eso el día de la inauguración, en 1928, viajaron a Canfranc el rey Alfonso XIII, el general Primo de Rivera y el presidente de la República francesa Gastón Doumerge.

Había, sin embargo, un gran inconveniente. Las vías europeas, incluidas las francesas, tenían un ancho diferente al español. Los trenes de uno y otro lado nunca podrían ir más allá de Canfranc. Por ello, los pasajeros debían cruzar la aduana y cambiar de andén. Y, lo más importante, "las toneladas de mercancía se traspasaban de unos vagones a otros a mano, colocándolas sobre rollos de madera o utilizando gatos", indica Jesús.

En 1936, y durante toda la guerra civil, Franco ordenó cerrar la estación, temeroso de tener ese paso con Francia abierto. Así estuvo clausurada hasta la Segunda Guerra Mundial, cuando recobró una gran actividad. En 1943 había un trasiego diario de 1.200 toneladas de mercancías de unos andenes a otros.

Roces con la Gestapo

Cuando durante la guerra las tropas de Hitler ocuparon Francia, los nazis llegaron a Canfranc. Lo escribió el aduanero Antonio Galtier Rambaud en un testimonio recogido en el libro El oro nazi. "De buenas a primeras vimos llegar un tren con fuerzas alemanas. Se acomodaron en mitad del edificio de la estación, en la parte francesa, y allí se aposentaron en pisos que ocuparon a los funcionarios franceses. Estos tuvieron que aguantar indignados e irritados".

Los españoles, escribe Galtier, no estaban dispuestos a aceptar esta autoridad y "aunque desde Madrid nos aconsejaban prudencia" esto "dio lugar a muchos roces". "La Gestapo, compuesta de un capitán y bastantes números, quería ver nuestras oficinas españolas y controlar los libros del movimiento de fronteras. La verdad es que nos tuvimos que poner tiesos. Ni yo ni ningún compañero admitimos que irrumpieran en nuestras dependencias armados con pistolas y metralletas. Más de una vez se lo impedí al capitán".

Jesús vio ondear la esvástica sobre un mástil colocado en el lado francés de la estación. "La ponían cuando iban a recibir alguna visita importante de Alemania". Existió una fotografía que recogía esta situación, pero tanto esa como cualquier otra imagen de los nazis en Canfranc parecen haberse perdido.

Durante la guerra, la estación mostraba un ajetreo incesante. Hitler necesitaba un material, el wolframio, que mezclado con el acero aumentaba la resistencia del blindaje de sus tanques. Este componente le llegaba supuestamente de España y Portugal pasando por Canfranc. A cambio, por la estación circulaban toneladas de oro que venían de Suiza, un camino que se sospecha empleaban los alemanes para no dejar rastro de los pagos.

Jesús fue uno de los que vio los lingotes "metidos en cajas de chopo rellenos de serrín, para que no se movieran durante el trayecto". Victoria Labarta Salanova, también. "Los empleados de la aduana nos los enseñaron", cuenta la mujer a sus 94 años.

Acabada la guerra, la estación siguió funcionando y la aduana era todavía un paso complicado. Pero en un lugar tan pequeño como Canfranc, en el que franceses y españoles vivían juntos e incluso había un colegio galo, las normas tendían al relajo. Dentro de un orden. Victoria Labarta cuenta que a los del pueblo "no nos miraban las maletas. Hacían la vista gorda. Y traíamos de Francia café Biec, que era muy bueno, vajillas de Duralex y Pirex y lana". También Jesús, el aduanero, recuerda "un año en el que todo el mundo tenía neumonía. Aún no habían llegado los antibióticos y en España no había medicación para hacerle frente. Pero en Francia sí, el Dagenan. Y a amigos franceses les dijimos que nos pasaran alguna caja bajo manga".

El cierre de la línea férrea con el país vecino fue súbito. Y supuso el golpe definitivo para la estación de Canfranc. Ocurrió en 1970, cuando un fallo en los frenos de un tren en la parte francesa hizo que descarrilara, llevándose por delante el puente de L¿Estanguet que las autoridades galas ya nunca repararon. Hay quien sospecha que fue provocado por los franceses como excusa para cerrar la línea. "Al parecer, ya no era rentable. Los últimos años el tren llegaba desde allí de vacío y España sólo exportaba algo de fruta", dice Esparza.

Desde entonces el tiempo ha ido haciendo estragos en la estación abandonada. Proyectos, ideas, los ha habido. Siempre ha faltado el dinero. Al menos se arregló el tejado para evitar que se viniera abajo. En cualquier caso, quien hoy se acerca a ella puede caminar por sus vías inservibles, imaginando un pasado de gendarmes, agentes de la Gestapo y gentes que huían de la persecución y necesitaban a toda costa cruzar la aduana de Canfranc.

 

Adjuntos

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Castillo de Tintagel, UK
Construido en el siglo XIII se dice que el rey Arturo nació en él aunque no hay pruebas que lo verifiquen. Según la leyenda, Tintagel era el lugar de residencia de Gorlois, Duque de Cornualles. El mago Merlin usó sus hechizos para hacer pasar a Uther Pendragon (padre del rey Arturo) por Gorlois. Disfrazado de Golois, Uther entró sin problema en el castillo y sedujo a Ingrid (mujer de Golois), como resultado de dicha seducción nació el Rey Arturo.
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Cambusnethan House, Escocia
Conocida también como el Priorato (Priory) fue construida entre 1819 y 1820 como hogar familiar de Robert Lockhart de Castlehill reemplazando a otra casa sita en el mismo lugar que había ardido en 1810. En 1973 pasó a ser un salón de banquetes medievales y en 1980 se convirtió en hotel y restaurante. Cuatro años después fue abandonada. En 1985 un incendió destruyó el tejado y casi todo el interior del edificio.

Aunque hay proyectos para recuperar el edificio no se han podido llevar a cabo por la escasez de fondos disponibles.
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La casa Smetskoy, Rusia
A principios del siglo XIX, el Principe Vladimir Shirkov y su familia se establecieron en Makarova (Rusia). A Shirkov le encantaba el teatro, poseía uno propio además de un coro y una orquesta sinfónica. Llevaba un vida desenfrenada y era un déspota con sus sirvientes aparte de ser un adultero. Su mujer, cansada de sus infidelidades le ordenó que construyera una casa solo para ella. La casa de su mujer todavía permanece en pié mientras que la casa de Shirkov no y hay una oscura historia que explica el motivo.

La hija del terrateniente Alushtin vivía en un pueblo cercano. Cautivado por su juventud y belleza, Shirkov se fijó en ella y la convirtió en su amante hasta que un día Shirkov vió a un joven oficial flirteando con ella y enfurecido ordenó a sus sirvientes que la llevaran a su casa al día siguiente. Los sirvientes convencieron a la joven para que fuera con ellos y cuando llegó a la casa fue asesinada por Shirkov. Su cuerpo fue descuartizado y depositado en las tierras de su padre. Cuando el zar se enteró del asesinato decidió borrar de la faz de la tierra la casa de Shirkov para borrar su recuerdo.

Después de la propiedad pasó por varias familias nobles hasta que en 1874 el príncipe Alexander Smetskoy la compró. A diferencia de Shirkov, Smetskoy era un hombre generoso que siempre que visitaba su propiedad llevaba regalos a sus sirvientes y cuando paseaba por el pueblo daba monedas y dulces a los niños. Fue Smetskoy el que decidió construir esta casa que fue considerada como un monumento de la arquitectura del principios del XX.

Durante la era soviética, en 1924, la casa se reconvirtió en un hospital para tuberculosos que cerró sus puertas en 1999. Dessgraciadamente en 2016 la casa, construida completamente de madera, ardió por completo.

Las fotos fueron tomadas dos años antes de la desaparición de la casa.
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La casa Smetskoy, Rusia
A principios del siglo XIX, el Principe Vladimir Shirkov y su familia se establecieron en Makarova (Rusia). A Shirkov le encantaba el teatro, poseía uno propio además de un coro y una orquesta sinfónica. Llevaba un vida desenfrenada y era un déspota con sus sirvientes aparte de ser un adultero. Su mujer, cansada de sus infidelidades le ordenó que construyera una casa solo para ella. La casa de su mujer todavía permanece en pié mientras que la casa de Shirkov no y hay una oscura historia que explica el motivo.

La hija del terrateniente Alushtin vivía en un pueblo cercano. Cautivado por su juventud y belleza, Shirkov se fijó en ella y la convirtió en su amante hasta que un día Shirkov vió a un joven oficial flirteando con ella y enfurecido ordenó a sus sirvientes que la llevaran a su casa al día siguiente. Los sirvientes convencieron a la joven para que fuera con ellos y cuando llegó a la casa fue asesinada por Shirkov. Su cuerpo fue descuartizado y depositado en las tierras de su padre. Cuando el zar se enteró del asesinato decidió borrar de la faz de la tierra la casa de Shirkov para borrar su recuerdo.

Después de la propiedad pasó por varias familias nobles hasta que en 1874 el príncipe Alexander Smetskoy la compró. A diferencia de Shirkov, Smetskoy era un hombre generoso que siempre que visitaba su propiedad llevaba regalos a sus sirvientes y cuando paseaba por el pueblo daba monedas y dulces a los niños. Fue Smetskoy el que decidió construir esta casa que fue considerada como un monumento de la arquitectura del principios del XX.

Durante la era soviética, en 1924, la casa se reconvirtió en un hospital para tuberculosos que cerró sus puertas en 1999. Dessgraciadamente en 2016 la casa, construida completamente de madera, ardió por completo.

Las fotos fueron tomadas dos años antes de la desaparición de la casa.
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