Los Kennedy

El presidente está bajo las órdenes de, no es el máximo poder dentro de la jerarquía. Él no decide nada, sólo es la persona que representa unas ideas y una lista de mandados. Si estorba, si se sale del redil, si el resultado falla, no se duda.
 
Los nietos de John y Jacqueline Kennedy

Hijos de Caroline y Edwin Schlossberg

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Rose Schlossberg

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27 años. Está graduada en Inglés por la Universidad de Harvard -como el abuelo - y dicen que en el cole sacaba unas notas increibles, por lo que la nombraron mejor alumna en el 2006.

Adoraba a su tio John y tras su muerte, cuando ella tenía 11 años, sufrió meses de depresión.

Aunque es muy discreta y no quiso aparecer mucho en los actos de homenaje a su abuelo en 2013, el presidente Obama le ha ofrecido un puesto de trabajo como consejera en el John F. Kennedy Center. Vamos, por ser quien es.


Tatiana Schlossberg

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25 años. Graduada en Yale, trabaja como periodista en el periódico que quiera, es una Kennedy, comprendereís... Está muy implicada en todos los temas que tengan que ver con su abuelo y la familia Kennedy.


John "Jack" Schlossberg

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La familia tiene grandes aspiraciones con él y él se está dejando querer con la idea ilusionado bajo la leyenda de su abuelo, representa a la familia en actos oficiales, por ejemplo, en la cena de homenaje a su abuelo en el 50 aniversario, que dió Obama en la Casa Blanca, recibiendo una medalla de homenaje en nombre de la famiia. También es miembro del comité de la Fundación Kennedy...pero aún es muy joven, solo tiene 22 años...Está muy implicado en el tema de la política, sigue con interés todo lo relacionado con ella... Se ha graduado en Yale, no Harvard,donde escribió para los periódicos de la Universidad.

Aquí en un acto de su madre al lado de su hermana Tatiana.


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Como sabeis, el esposo de Caroline, Edwin, es judio. Sus hijos han sido educados como católicos, pero también observan las festividades religiosas judias.

¡Rose Kennedy se revolvería en su tumba de saberlo!

 
El presidente está bajo las órdenes de, no es el máximo poder dentro de la jerarquía. Él no decide nada, sólo es la persona que representa unas ideas y una lista de mandados. Si estorba, si se sale del redil, si el resultado falla, no se duda.

Claro, el presidente se arriesga a eso si se sale del redil, pero tiene inmensos poderes para hacerlo, él tiene la última palabra en cosas importantísimas, tiene poder de decisión, ya lo creo, EE.UU es tiene una Constitución muy presidencialista. Por eso se cargaron a Kennedy - y a su hermano, para que no hiciese lo mismo -.
 
Carta a su hijo

Poca gente sabe que semanas antes de su asesinato, el presidente Kennedy tuvo una gravísima recaída por su enfermedad de Addison y llegaron a pensar que no pasaría, él mismo llegó a pensarlo. Los médicos, Jackie, todos estuvieron muy asustados y el tema se llevó en secreto para evitar alarma innecesaria y por cuestión de imagen, pues él pensaba presentarse de nuevo candidato, pero a punto estuvo de no poder hacerlo. Los tratamientos le hicieron efecto, pero él lo pasó tan mal que empezó a escribir esta carta a su hijo John.

"Estas leyendo esta carta porque yo ya no estoy. Cada dia que pasa, tu joven memoria se apagará un poco hasta que yo me haya ido. Querrás saber cosas de tu padre. Tu hermana me recordará un poco, pero escucha a tu madre: ella es la que más sabrá. Otros contarán muchas historias de mí, algunas verdaderas, otras no, pero te escribo esto con el corazón.

Te he querido más que anada en el mundo. He jugado contigo todos los dias que he podido, incluso cuando tenia en mis manos el destino del mundo.

Te he leido cuentos y yú me mirabas con ojos curiosos, sin creer una palabra. Tienes muchas cosquillas. Te hago cosquillas y te ries. Te digo: "Si no te ries, no te hago más cosquillas", pero te ríes más.

A veces, por la noche, vemos la tele. Te acurrucas contra mí en el sofá y te bebes la leche con la mejilla apretada contra mi brazo. Dejas tu manita abierta en mis rodillas para que yo la tome. La tomo y tu sostienes la leche en la otra.

Te llevo a navegar. Nos sentamos al sol en el barco y tomamos helados. Te ofrezca el sabor que te ofrezca, tu siempre quieres el mío y yo siempre te lo doy.

Algunos dias vamos caminando de la mano a mi despacho. Jugamos al escondite entre las columnas.

A veces quieres que te lance al aire. Tu madre no me deja, porque tengo mal la espalda, pero si ella no está a veces lo hago, de todos modos, aunque me duela un poco, solo por ver cómo gritas de risa.

A veces, cuando has tenido un mal sueño, yo me acuesto en la cama, cerca. Te miro hasta que te duermes..."

Se interrumpió así la carta, no la continuó... La he sacado de la obra de Jeb Mercurio "Un adúltero americano", que adjunta al final la bibliografia con la que se ha documentado. Estremece ver el cuadro médico de este hombre, es que no sé como podia estar de pie - a base de medicamentos fortísimos - y menos estar en ese cargo ¡que fuerza de voluntad para superarse!

Vale la pena leerla, y quienes piensen que era un adúltero sin escrúpulos con las mujeres tendrán toda la razón, para él eran kleenex de usar y tirar, -eso sí, siempre tuvo como secretaria a una señora mayor, la señora Lincoln, a la que siempre llamó de usted y con quien tuvo una relación estrecha (ella tenía que cerrar los ojos a muchas cosas) pero solo profesional-, todas menos Jacqueline, que era su enfermera perpetua...

Pero también entenderán la mentalidad de un hombre de su época y posición social y su comportamiento inspirado por su educación y condicionado por su salud.

 
Claro, el presidente se arriesga a eso si se sale del redil, pero tiene inmensos poderes para hacerlo, él tiene la última palabra en cosas importantísimas, tiene poder de decisión, ya lo creo, EE.UU es tiene una Constitución muy presidencialista. Por eso se cargaron a Kennedy - y a su hermano, para que no hiciese lo mismo -.
No creas. Por encima de él, está quienes realmente parten y reparten. Incluso es él quien debe complacer a su propio partido y al congreso. El pueblo, cada vez pinta menos, en este teatro llamado democracia.

Ninguno de los tres nietos ha heredado la charmé de la abuela Jacqueline. Lon tres son más del padre, Schlossberg. Viven y vivirán del apellido Kennedy, gracias a los frutos de una gloria mitificada y ya apolillada. Ni siquiera conservan el apellido familiar, incoherente. Son parte de la aristocracia (clase muy alta) neoyorkina, heredada de generación en generación.
 
Última edición por un moderador:
Claro, pero no deben pagar justos por pecadores. Además, comparada con la cobertura sanitaria que hay en Europa, el "seguro estatal" ese, según me ha contado una señora que vive en Miami, es hiperbásico, no cubre cosas realmente caras, es como si contratas un seguro privado pero más barato, a costa del gobierno... ¡Y a eso lo llaman despilfarro y pagar mucho a los pobres! ¡Pues mejor invertir los impuestos en eso que en sus guerras!
Pues te digo que hay suficiente de ese tipo de personas que cobran cash y no lo declaran como para que llegue a molestar.
Yo tengo seguro privado, y tampoco cubre cosas realmente caras. Mi seguro privado el año 2013 costaba $212 quincenales para mí, mi marido y mis tres hijos, con un deducible anual familiar de $3500, los chequeos preventivos no se pagaban. Ahora, después de Obamacare, mi seguro cuesta $352 quincenales, me ha subido la prima anual a $4000 y los chequeos preventivos cuestan $80-100 cada uno.
El principio básico de que el estado no puede darle a nadie nada sin quitarle primero a otra persona brilla como un sol.
 
¿Quién mató a Kennedy? Todas las teorías de su asesinato

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Lee Harvey Oswald fue el único detenido por el asesinato de Kennedy. Para la policía, se trataba de un único asesino, más o menos perturbado, con una motivación personal: Oswald era marxista y simpatizante de Cuba y de la Unión Soviética. En 1959, Oswald había renunciado a la ciudadanía americana solicitando la nacionalidad soviética. Además estaba casado con una rusa y era un firme defensor del comunismo y la Cuba de Castro. El caso parecía tener sentido y bien hubiera podido cerrarse aquí – de hecho se intentó – pero había demasiadas incógnitas que no encajaban.

Por un lado estaba la proeza del disparo. ¿Cómo es posible que un solo tirador pudiese acertar dos veces en nueve segundos a un blanco móvil desde un sexto piso y a 140 metros de distancia con un viejo fusil Mannlicher? Por otro, la proeza de la bala, capaz de acertar en dos blancos no alineados – aunque esto acabaría por explicarse –. Luego estaban los testigos que decían haber oído disparos saliendo de un montículo al lado de la carretera y la reacción de Kennedy al recibir el disparo, más propia de un impacto frontal. Estas y otras incógnitas sugerían una pregunta, ¿actuó solo Harvey Oswald?



A partir del rechazo a la teoría del asesino solitario se abría un buen abanico de posibilidades que, dado el perfil diverso del único sospechoso, casaban perfectamente con su concurso. La afiliación izquierdista de Oswald conducía a pensar en la participación de Fidel Castro, archienemigo de Kennedy desde el frustrado desembarco en Bahía Cochinos. A Oswald lo mató un mafioso de poca monta, Jack Ruby, que bien podría estar conectado con la Mafia neoyorkina a la que Robert Kennedy, el hermano del presidente, estaba acosando desde su puesto de fiscal del estado. Por último, los graves errores en la protección del presidente y también en la custodia del detenido hacían pensar que bien pudiera tratarse de un complot gubernamental liderado por alguno de los rivales del presidente o por alguno de los lobbys perjudicados por sus políticas. Todas las teorías parecían encajar, aunque ninguna aportaba pruebas concluyentes para ser definitiva. Estas son las principales:

Fidel Castro. La presencia de Castro en las principales teorías conspirativas sobre la muerte de JFK se explica desde el fracaso de Bahía Cochinos. Kennedy inició entonces una guerra subterránea de los servicios secretos norteamericanos con el fin de derrocar a Castro, ya fuera por lo civil o por lo criminal. Bajo el nombre clave de Operación Mangosta, la CIA no dejó de intentar asesinar a Castro durante toda la presidencia de Kennedy y es razonable que el líder cubano tratara de contraatacar por una sencilla cuestión de supervivencia. Uno de los autores que con más ahínco ha defendido la tesis cubana es el escritor y director de cine alemán Wilfried Huismann, que sitúa a Lee Harvey Oswald como un agente de la Inteligencia cubana con la misión de matar a Kennedy para salvar la vida amenazada de su líder. Huismann recurre al testimonio de otro agente de la Inteligencia cubana, Óscar Marino, que confirma que la operación fue diseñada por los servicios secretos, que contactaron con Oswald a través de la KGB.

Según Huismann, Lyndon B. Johnson conocía perfectamente los hechos pero no los divulgó para no verse obligado a invadir Cuba y provocar una posible respuesta de la Unión Soviética que pudiera derivar en una tercera guerra mundial. Según el general Alexander Haig, Johnson convocó una reunión de urgencia del Grupo de Coordinación secreto para asuntos cubanos y les trasladó su decisión de no permitir que el pueblo norteamericano pudiera creer que Castro había asesinado al presidente. “Podría producirse un levantamiento popular derechista en Estados Unidos y el partido Demócrata perdería el poder por lo menos durante dos generaciones”.




Alexander Haig explica que el Gobierno recibió un informe del servicio secreto que probaba que Lee Harvey Oswald no sólo había visitadoMéxico días antes del asesinato, sino también Cuba y allí se había visto con oficiales de la seguridad estatal cubana. Huissman también cuenta que Johnson convenció a la Comisión Warren para que no siguiese las pistas que conducían a Cuba apelando a su sentido patriótico.



Cuando Kennedy murió – cuenta Huismann – Fidel Castro estaba en su casa de Varadero con el periodista francés Jean Daniel, para hablar con él sobre una oferta de paz de Kennedy. “No sé si cumplo una importante misión diplomática o soy el peón de una partida de ajedrez amañada”, diría el director de ‘Le Nouvelle Observateur’. Castro contestó el teléfono y recibió la noticia. “Querido Jean Daniel, se acabó, su misión ha terminado. Quizás lo han matado precisamente a causa de su misión, porque Kennedy y yo habríamos podido llegar a entendernos”, dijo entonces Fidel con aparente sinceridad.

La Mafia. Una de las vías abiertas para matar a Castro pretendía servirse del mundo del hampa para cometer el crimen. La CIA había encarado la misión a un ex agente del FBI llamado Robert Maheu, que a su vez contrató a un mafioso de Las Vegas llamado Rosselli, que quiso contar para el trabajo con Sam Giancana, puesto que había sido socio del antiguo capo de La Habana Santos Trafficante y por tanto conocía el terreno. Rosselli y Giancana protagonizaron varios intentos de envenenamiento que salieron malparados. Este trabajo conjunto de la CIA con el crimen organizado contrastaba con el acoso constante al que Robert Kennedy, desde su puesto de fiscal general del Estado sometía a la Mafia. Nada más tomar posesión de su cargo y mientras el resto de la administración se afanaba en diseñar ampulosos programas en cada una de las áreas políticas, Robert Kennedy confeccionaba una completa lista de objetivos mafiosos sobre los que iniciaría una investigación sin precedentes. La lista, de unos cuarenta nombres, estaba encabezada por Jimmy Hoffa y en ella aparecían capos como Johnny Rosselly y Sam Giancana.

La brigada para cazar a Hoffa, dirigida por Walter Sheridan, grabó unas conversaciones entre el sindicalista con conexiones mafiosas y un colega del sindicato de transportistas, E.G. Partin, en las que Hoffa exponía las distintas posibilidades de acabar con Bobby, ya fuera con explosivo plástico o empleando un tirador con un rifle de precisión y mira telescópica, preferentemente en una localidad del Sur para poder culpar a los segregacionistas – Robert Kennedy, además de azote de la mafia era un firme defensor de los derechos civiles –. En las escuchas, que serían consideradas como prueba en la Comisión de la Cámara de Representantes, Hoffa también dijo que sería una buena oportunidad dispararle mientras se pasease en un coche descapotable. Partin también aseguró que Hoffa tenía un rifle en su despacho y que a menudo comentaba apuntando con él que tenía que hacer desaparecer a Robert Kennedy.

En realidad, la campaña de Robert contra el crimen organizado había conseguido procesar a muchos capos, algunos con estrechas relaciones con Hoffa, como Anthony Giacalone, Carlos Marcello o Tony Provenzano. El año antes de la llegada de los Kennedy no se había procesado más que a 35 mafiosos, mientras que en aquel año 1963 pasarían por los juzgados más de 500. Johnny Rosselly – en una frase recogida por Michael Hellerman – se quejaba de estar ayudando al Gobierno, “ayudando a mi país”, mientras Kennedy no dejaba de acosarle. En esta época, el FBI recogió también unas conversaciones entre el hampón de Filadelfia Angelo Bruno y uno de sus socios en la que hablaban de la necesidad de eliminar a Bobby a puñaladas. Según recogen Peter Collier y David Horowitz en su libro ‘Los Kennedy’, aludiendo a distintas fuentes de obras norteamericanas, Santos Trafficante se quejaba igualmente de que el mediano de los Kennedy atacase a un “trabajador como Hoffa” y afirmaba que “alguien se ocupará de él”, mientras que Carlos Marcello apuntaba a la raíz del problema: “El perro seguirá mordiendo si sólo le cortas la cola pero si le cortas la cabeza se acabó”.

Conspiración del Gobierno. El que fuera fiscal del distrito de Nueva Orleans, Jim Garrison, es el principal precursor de la teoría de la conspiración gubernamental, que surge al tratar de poner en entredicho buena parte de las conclusiones de la Comisión Warren. Garrison apunta a los servicios secretos y a las cesiones de Kennedy con el comunismo como móvil, aunque no es el único defensor de estas teorías.


La implicación de la CIA llegó a ser confesada por el ex agente Howard Hunt, encarcelado años después por ser uno de los agentes que irrumpieron en el complejo de oficinas Watergate de Washington para instalar aparatos de escucha. Poco antes de morir, Hunt reveló que había participado en el asesinato de Kennedy y que el plan, conocido como ‘The Big Event’, había sido concebido por la CIA y ejecutado conjuntamente por miembros de la Compañía y de la Mafia. Uno de los pistoleros que habrían ejecutado el magnicidio fue Lucien Sarti, un experto francotirador de la Mafia corsa. Hunt también implicó a Frank Anthony Sturgis, un mercenario de la CIA que estuvo en Bahía Cochinos y que fue junto a él uno de los ‘fontaneros’ del Watergate.

Si la CIA y su antiguo director Allen Dulles, despedido fulminantemente por Kennedy tras el fracaso de Bahía Cochinos, tenían motivos y medios para cometer el asesinato, el FBI y su sempiterno director J. Edgard Hoover no se quedan atrás. Su relación con los hermanos Kennedy era horrible, especialmente con Robert, que le obligaba a dar cuenta de su trabajo con mucha más asiduidad que de costumbre y le había cambiado el orden de prioridades, relegando la amenaza comunista a un segundo plano a favor de la Mafia y la segregación racial. Según su esposa Jacqueline, Kennedy tenía pensado apearle de la dirección de la Oficina federal si vencía en una segunda legislatura. La implicación de Edgard Hoover encaja con la teoría que señala a Lee Harvey Oswald como amigo de Guy Banister, ex director del FBI de Chicago, que le habría conectado con líderes anticastristas y con algunos miembros de la Mafia, ya que ambas facciones tenían el objetivo común de eliminar a Kennedy. En el caso de los anticastristas, el móvil sería la traición de Kennedy a los brigadistas que trataron de tomar la isla en el desembarco de Bahía Cochinos, una traición acrecentada por el compromiso del presidente de no invadir nunca la isla con el que selló el final de la crisis de los misiles con la URSS.

En realidad hay multitud de indicios que apuntan hacia un complot de distintos agentes gubernamentales, sin que lleguen a probarse qué agencias o miembros del Gobierno pudieron haber estado implicados. Así, según asegura David Lifton en el libro ‘La mejor prueba’, el cadáver de JFK salió del hospital Parkland de Dallas en un ataúd de bronce con la cabeza envuelta entre sábanas y aterrizó en el Hospital Naval de Bethesda en un féretro sencillo de metal y con la cabeza envuelta en un plástico. Durante el viaje en avión, el cadáver habría sido manipulado, agrandando el orificio de entrada para confundirlo con uno de salida y ocultar por tanto un disparo frontal distinto a los tres realizados desde el sexto piso del ‘Texas School Book Depository’. La teoría de Lifton, que parece probar además la momentánea desaparición y manipulación del cerebro del cadáver de Kennedy – pues en él estaba la prueba de las trayectorias de bala – compromete a los servicios secretos y deja en el aire una supuesta ayuda gubernamental.

En cualquiera de estas teorías puede caber la colaboración del vicepresidente Lyndon B. Johnson, sobre el que el fiscal Robert Kennedy acumulaba pruebas de sobornos contra él y su ayudante en el senado, Bobby Baker. La supervivencia política de Johnson pendía de un hilo y es más que probable que JFK prescindiera de sus servicios en una segunda candidatura. Johnson, como principal beneficiado de la muerte de Kennedy cabe en la mayor parte de las teorías conspirativas, aunque según manifestó su esposa Jacqueline, Kennedy consideraba a Johnson un hombre leal aunque no se fiara en absoluto de sus cualidades como líder y de hecho, a menudo repitiese: “Oh Dios mío, ¿puedes imaginar siquiera lo que le pasaría al país si Johnson fuera presidente?”.

Otras teorías menos probables
Lobbies económicos. Se ha hablado a menudo del lobby del acero, muy molesto con Kennedy por sus medidas dirigidas a romper su monopolio – tras la subida de precios anunciada por la United States Steel Corporation, el mayor productor de acero del país – e incluso de la industria armamentística, con evidentes intereses en una política exterior beligerante en Vietnam y sin embargo, el único lobby económico que presenta al menos alguna pista que se puede rastrear es el del petróleo. Uno de los primeros detenidos tras el magnicidio fue Jim Braden, un exconvicto que trataba de introducirse en el negocio del petróleo y al que se localizó semanas antes en el despacho de uno de los grandes magnates del sector, H. L. Hunt. Hunt era un acérrimo detractor de Kennedy por sus blandas reacciones hacia el comunismo que apoyó con ardor la candidatura de Johnson, incluso después de que accediera a la presidencia. La pista más sólida de esta tesis es que Jack Ruby, el propietario de un local nocturno que disparó sobre Oswald, también estuvo en el despacho de Hunt semanas antes del magnicidio, lo que sólo puede indicar dos cosas: la pista es sólida o se trata – tal y como afirma Jim Garrison – de uno de los habituales señuelos diseminados interesadamente para crear confusión sobre el caso.

Rusia y la KGB. No se puede descartar la teoría del KGB en un contexto de guerra fría tan acusado como el que se vivía en los años sesenta. Tras la crisis de los misiles, buena parte del politburó soviético se sintió terriblemente humillado por la firmeza de aquel joven presidente que había obligado a recular a sus ejércitos. Es bien conocido que Lee Harvey Oswald solicitó la ciudadanía soviética y residió en el país durante años por lo que, dado su entrenamiento militar y su paso por los marines, no es descartable pensar que hubiera sido reclutado por la KGB. De hecho, según la teoría de Huismann, la Inteligencia soviética fue quien puso en contacto a Oswald con los servicios secretos cubanos de ahí que no pueda descartarse un trabajo directo para Moscú o conjunto entre la Inteligencia soviética y cubana. Lo que parece más descabellado es pensar que la vieja guardia estalinista soviética se hubiera asociado con el ala dura ultraconservadora de EEUU para organizar el magnicidio y reorientar la política exterior entre ambos países, como se ha llegado a insinuar




el chofer!!! que seria de la CIA imagino
 
Yo vi el otro día en la 2 de tve un reportaje muy bueno sobre ellos, y me dio bastante asco la promiscuidad de el, que tío tan baboso!!! Jamás entenderé que si estás casado faltes continuamente el respeto a la otra persona,
 
No creas. Por encima de él, está quienes realmente parten y reparten. Incluso es él quien debe complacer a su propio partido y al congreso. El pueblo, cada vez pinta menos, en este teatro llamado democracia.

Ninguno de los tres nietos ha heredado la charmé de la abuela Jacqueline. Lon tres son más del padre, Schlossberg. Viven y vivirán del apellido Kennedy, gracias a los frutos de una gloria mitificada y ya apolillada. Ni siquiera conservan el apellido familiar, incoherente. Son parte de la aristocracia (clase muy alta) neoyorkina, heredada de generación en generación.

En lo del poder del presidente, me refiero a su poder ejecutivo, no a su subordinación al legislativo (también al judicial, en teoria) y a los "otros" poderes. Al primero tiene que someter sí o sí si no tiene mayorias (pero se pueden comprar esas mayorias, allí, como no hay disciplina de partido, se "trabajan" a cada congresista uno a uno, que suelen pensar más en las ventajas políticas para su carrera que en sus votantes), a los segundos si le conviene o no tiene más remedio dados los intereses creados. Pero está claro que en la crisis de los misiles Kennedy se enfrentó al stablisment tomando decisiones que no les gustaron porque podía hacerlo, porque tenía los poderes para hacerlo, era el Comandante en Jefe de los Ejércitos, llevó la contraria a todo el Estado Mayor, paró los pies a esos jefazos con serios enfrentamientos (porque estuviese quemado tras lo de Bahia de Cochinos o por lo que fuese, lo hizo)...De modo que en el poder ejecutivo, al final, la firma, es del presidente y la estampa donde quiere en función de lo que le convenza o le convenga. Son los poderes que tiene él y cualquier otro presidente, otra cosa es cómo empleen ese poder los presidentes casi siempre, que es como tu dices, con el "si, wanna" (a través de los multiples secretarios que tienen, claro, no es necesario humillar al Mr. President directamente).

En todo esto, naturalmente, el pueblo pinta una mona...

En cuanto a los hermanos Schlossberg, la mayor, si fuese más arreglada y vestida de Cassini como la abuela podría resultar muy mona, en algunos planos si tiene cierto aire a Jackie, es la más guapa de los tres; la segunda es hija de su padre por completo, no tiene nada de Kennedy y menos de Bouvier, y podría arreglarse ese pelo, jajajaja... y el chico, Jack, - tenía que llamarse así, adoración de Caroline a tope- es como una versión descafeinada de su tio John, mucho menos guapo, pero con aire Kennedy, se parece a los hijos de Maria Shiver y Arnie... lo veo más ambicioso que su tio John y si nada se le tuerce -que con los Kennedy nunca se sabe por muy ricos que sean - a éste sí lo podemos ver jugando en la primera liga americana dentro de dos décadas... Da igual que apellido tenga, todo el mundo va a saber siempre que es el nieto de JFK, lo relucirán sin parar...

Estos chicos han nacido ya sin el trauma generacional, solo con las ventajas de la riqueza y el mito familia. Por eso se les ve orgullosos de entrar en el negocio familiar y aprovecharse del apellido y el pedigrí sin miedo ya a que les peguen un tiro ni nada parecido...

Un abrazo, querida Pescadilla
 
Pues te digo que hay suficiente de ese tipo de personas que cobran cash y no lo declaran como para que llegue a molestar.
Yo tengo seguro privado, y tampoco cubre cosas realmente caras. Mi seguro privado el año 2013 costaba $212 quincenales para mí, mi marido y mis tres hijos, con un deducible anual familiar de $3500, los chequeos preventivos no se pagaban. Ahora, después de Obamacare, mi seguro cuesta $352 quincenales, me ha subido la prima anual a $4000 y los chequeos preventivos cuestan $80-100 cada uno.
El principio básico de que el estado no puede darle a nadie nada sin quitarle primero a otra persona brilla como un sol.

Bueno, pues si es así, ¿por qué has contratado el Obamacare y no te has quedado con el privado? Si no lo has hecho por solidaridad hacia los que no tenian nada, no lo entiendo...

El Estado es de todos y el dinero recaudado es de todos, el saco común. ¡Eso no es comunismo, es lógica! ¿Para qué quereis el Estado sino? ¿Solo para enriquecer a los políticos y a los más ricos? No comprendo la mentalidad norteamericana de que lo que se reparte de los impuestos poco menos que te lo han robado de tu bolsillo. ¡No, tendrías que pagarlo sí o sí, digo yo, pero en vez de pedir que se regule el fraude de los aprovechados, se arremete contra una medida de por sí solidaria hacia los menos favorecidos, no lo entiendo...
 
Última edición por un moderador:
Yo vi el otro día en la 2 de tve un reportaje muy bueno sobre ellos, y me dio bastante asco la promiscuidad de el, que tío tan baboso!!! Jamás entenderé que si estás casado faltes continuamente el respeto a la otra persona,

Ufff, mira a tu alrededor y, si la gente fuese sincera, mejor no preguntes que levante la mano quien es infiel a su pareja... Jack Kennedy faltaba a su deber de fidelidad conyugal, pero jamás gritaba ni insultaba a su mujer, que es otra forma de faltar al respeto. Pero sí, a sus espaldas, era promiscuo a límites insospechados...También lo era Onassis, pero éste sí que llegó a insultar, en público, a Jackie...ella no estaba acostumbrada a ese trato...

Era una época muy machista, las mujeres estaban educadas para aguantar y figurar, sus hijas ya pertenecieron a la generación hippie emancipada...
 
Yo ví el otro día en la 2 de tve un reportaje muy bueno sobre ellos, y me dió bastante asco la promiscuidad de él, que tío tan baboso!!! Jamás entenderé que si estás casado faltes continuamente el respeto a la otra persona,
La erótica del poder. No eran amantes, estables o de un día, sino trofeos, como quien caza conejos. Me recuerda a lo que se dice de Charlie Sheen, en su hilo, se cree una persona importante en el establisment de Hollywood.

Jacqueline sería su tándem, no sólo un bonito florero, que le ayudó a ganar popularidad, en la carrera hacia la presidencia, en el EE.UU. en expansión económica de los años 60 y a tener niños. Amor, lo que se dice amor, no les unió a estas dos personas tan diferentes. Fue un matrimonio de mutua conveniencia, desde el primer día. Saludos.
 
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