Mi sugerencia para arreglar el tema:
Que Alberto le dé el divorcio a Charlene y que la deje irse a vivir donde quiera y con quién quiera.
Los niños se quedan en el principado y que ella pueda verlos cuando desee sin afectar su rutina.
Esto ya no tiene arregle, no hay vuelta atrás, la relación como pareja no funciona y ella tampoco desea el trabajo, no quiere estar en Mónaco .
Ya no hay retorno posible y la comunicación a te los medios hace muy difícil que puedan seguir ocultando este desastre.
Es más sano para todas las partes que Charlene se vaya definitivamente.
Yo estoy parcialmente de acuerdo. Si ella está desbalanceada, desequilibrada o como sea que le querramos llamar, quizá lo mejor es que se vaya a donde quiera, a vivir como quiera y si bien sería ideal que tuviese acceso irrestricto a los niños, también hay que pensar un poco en ellos.
¿Qué efecto puede tener en los niños una madre que aparece y desaparece según sopla el viento? ¿Cuan "bien" o "mal" está ella que su actitud cuando los ve sea sano para ellos?
Yo era total impulsadora de la idea de que si querían separarse viviesen ambos en palacio con acceso irrestricto a los niños de parte de ambos, pero con total independencia el uno del otro. Pero tal parece que la condición de Charlene no es lo suficientemente buena ni para cuidarse ella misma, así que supongo que habrá que supervisar mucho sus interacciones con sus hijos. Suena muy duro, pero ellos deben ser protegidos, si la condición de ella lo amerita.