Estos días he estado viendo el programa kilos mortales y me ha llamado la atención que todos aquellas personas que salen se parecen en personalidad, algunas en físico a nuestra Miss chistorras, llegando a la conclusión de que la gran mayoría de esas personas que se rehúsan a adelgazar y tienen obesidad mórbida arrastran grandes traumas de su niñez y precisan una terapia, será el caso de nuestra querida???
Y después me ha llamado poderosamente la atención de que nuestra querida haya ido a un psicólogo, cosa que ya sabía de seguirla en YouTube, para aceptarse obesa y no para prepararse psicológicamente para perder peso, que psicólogo la ha tratado sin decirle, chica que te vas a morir con esos kilazos que una cosa es adaptarse a una situación irremediable, pero a esos kilos no hay que adaptarse nunca pq hay remedio, total que siempre me ha sonado a trola lo de Miss Chis y el psicólogo.
A ver, la obesidad, en la mayoría de los casos, es un síntoma, no una causa (asumiendo que Jen esté dentro de esa mayoría pero no podemos afirmarlo). Cuando tratas la causa de tu enfermedad, los síntomas remitirán como efecto secundario (en este caso, visiblemente, al bajar de peso y llevar un estilo de vida saludable). Si tratas solamente los síntomas, la causa seguirá estando ahí (se, me ocurre, otra vez, asumiendo en las premisas anteriores, que igual Jen no terminó de curar del todo esa causa y por tanto esos síntomas han vuelto a aparecer). Un psicólogo obviamente está ahí para tratar la causa de ese síntoma evidente (y otros que no lo son, por cierto).
Entiendo que el físico es lo que más se ve. Pero te digo que ni siquiera un dietista/nutricionista debería centrarse o reñir a alguien con obesidad (o sin obesidad, porque a veces no es tan evidente) por estar con peso de más y centrar los objetivos en un número en la báscula (se trataría más bien de reeducar y, en casos así, de un trabajo conjunto a un psicólogo). Me da la sensación de que hablas muy ligeramente de una terapia o de lo que el psicólogo ha de decirle o no, tengo la impresión de que crees que es tan fácil como chasquear los dedos o decirle a alguien que adelgace y punto. Del mismo modo que por mucho que nos digan a nosotros cuando estamos acatarrados que nos pongamos bien, no va a pasar, porque necesitamos curarnos por mucho que nos urjan a hacerlo.