Abro este hilo para gazapos estrepitosos: en ambientación, vestuario, contexto histórico etc, de series de TV y películas.
Para abrir el melón, el último capítulo de "Mentes Criminales Sin Fronteras", supuestamente ambientado en Pamplona.
ANÁLISIS
¿Qué porquería está comiendo ese toro?
Delirio de documentación sobre España en el capítulo de 'Mentes Criminales: Sin fronteras' que se desarrolla en Pamplona
68
CARMEN MORÁN
6 ENE 2017 - 20:09 CET
Fotograma de 'Mentes criminales' en San Fermín en Pamplona.
La serie americana Mentes criminales: sin fronteras se emitió este jueves en Cuatro con un capítulo que lleva al equipo de policías comandado por el jefe Garrett hasta Pamplona, en pleno San Fermín. Tratan de desentrañar la desaparición de algunos turistas americanos que siguieron los pasos de Hemingway y perdieron las orejas, sin que se sepa el paradero del resto de los cadáveres. Las orejas han sido halladas en la calle y en una iglesia y todo conduce rápido a un asesino en serie que algo tiene que ver con las corridas de toros, la religión, esas cosillas que un americano mencionaría de España.
Para ser una serie de crímenes y sangre, resultó lo más divertido de las Navidades. Para empezar, el equipo de investigadores llega a una Pamplona en fiestas cuajadita de banderas españolas, no hay un balcón donde no haya una. Perplejidad absoluta. Bastaría teclear en Google San Fermín y hacerse un barrido por las últimas noticias. Pero esto no fue lo mejor, no.
Las conversaciones entre los agentes que van desenredando la madeja de los crímenes rayan el delirio. “¿Un viajero vasco le cortó a don Quijote una oreja, verdad?”, pregunta uno de ellos para ver si tirando de ese hilo avanzan las pesquisas. Y el jefe responde en un alarde de sabiduría que deja pasmado a todo el equipo: “Fue herido tras la batalla con los molinos de viento de la Mancha”. Como los colegas no acaban de cerrar la boca ante tanta sabiduría el jefe se ve obligado a justificarse: “He visto la película…” Desde luego el libro no lo ha leído. Hasta donde se sabe el tal don Quijote conservaba sus pabellones auditivos en perfecto estado. Lo mismo a Van Gogh le llaman el Manco de Lepanto en un capítulo por venir… Pero esto no fue lo mejor, qué va.
En el episodio se menciona que “España es un país católico, un estilo de vida”. Cuando la grabación muestra a un extranjero meando en una plaza, una actriz que interpreta a una española que colabora con los agentes suelta: ”Qué guiri más tonto, ¿cómo se le ocurre orinar en una iglesia? Hay que ser muy osado para hacer algo así”. Hombre, osado quizá, pero guarro, seguro. Eso pasa en todos los cascos viejos de España cada fin de semana, por desgracia. Con iglesias y sin ellas.
Y aquí va lo mejor. Que no son las reflexiones sobre terrorismo o nacionalismo, ni esas calles sin asfaltar de Pamplona que más parecen de Maputo. Lo más hilarante ocurre cuando los polis se preguntan qué hará el asesino con los cadáveres, dado que solo deja como reclamo las orejas mutiladas. La siguiente escena lo desvela: un tipo atormentado está dándole a la manivela de una máquina trituradora, embadurnado de sangre y casquería. Cuando tiene el cubo repleto se va para el cercado donde guarda a los toros bravos y silbándoles como si fueran perros les ofrece el suculento botín. “¡Las víctimas se las da de comer a los toros!”, se percata una sagaz agente a punto de cerrar el caso. Anda que… Malo está no documentarse sobre lo que ocurre en España, pero un toro es herbívoro en Pamplona y en Minnesota. Olé.
http://cultura.elpais.com/cultura/2017/01/06/television/1483721250_765173.html
Según ‘Mentes criminales: sin fronteras’ en España los toros bravos comen cadáveres humanos
'Mentes criminales: sin fronteras' en Pamplona (Mentes Criminales)
REDACCIÓN
07/01/2017 18:15 | Actualizado a 07/01/2017 19:29
La serie Mentes Criminales tiene un ‘spin-off’, indicado en el título con la frase “sin fronteras”, en el que el equipo de policías capitaneado por el jefe Garrett viaja a escala internacional para resolver crímenes que se hayan cometido en contra de ciudadanos estadounidenses. Si los guionistas quisieran, la serie podría no acabarse nunca.
Inevitablemente, los investigadores tenían que acabar pasando por España. El capítulo, titulado Toro Bravo, pudo verse recientemente en la cadena Cuatro y no pudo tener más éxito, aunque no precisamente por su calidad, al menos en lo que concierne a la documentación sobre el país. De hecho, si hubiesen querido hacer una parodia no les hubiera salido mejor, pero iba en serio.
Los protagonistas llegan a Pamplona en plena celebración de las fiestas de San Fermín. Vienen siguiendo la pista de unos americanos que fueron agredidos por un asesino en serie que corta las orejas de sus víctimas y hace desaparecer sus cadáveres. La ciudad está decorada hasta el ‘horror vacui’ con banderas de España (típico en esa celebración) y la religión es clave tanto en la trama como en la cotidianidad de los ciudadanos: “un estilo de vida”. Toros y curas, ya se sabe.
Hay muchas perlas en el capítulo, pero la más grande y la que hizo poner el grito en el cielo a los telespectadores –que prendieron fuego a las redes sociales- fue la de la alimentación de los toros bravos.
Los policías resuelven el misterio cuando se dan cuenta de que (atención SPOILER, lo sentimos) de que el asesino le da de comer los cadáveres a los toros bravos. Sí, a esos animales herbívoros.
El episodio se rodó en Los Ángeles con decorados que fácilmente podrían haber salido del almacén catalogado como “latino”, porque lo mismo podrían haber servido para rodar una escena de un pueblo mexicano. Muchos usuarios recordaron el capítulo de la serie de McGyver y los vascos, poniéndolos a la misma altura. Pero ni se grabaron en la misma fecha ni todo el mundo tiene el mismo carisma (adquirido por solera) que McGyver.
Para abrir el melón, el último capítulo de "Mentes Criminales Sin Fronteras", supuestamente ambientado en Pamplona.
ANÁLISIS
¿Qué porquería está comiendo ese toro?
Delirio de documentación sobre España en el capítulo de 'Mentes Criminales: Sin fronteras' que se desarrolla en Pamplona
68
CARMEN MORÁN
6 ENE 2017 - 20:09 CET
Fotograma de 'Mentes criminales' en San Fermín en Pamplona.
La serie americana Mentes criminales: sin fronteras se emitió este jueves en Cuatro con un capítulo que lleva al equipo de policías comandado por el jefe Garrett hasta Pamplona, en pleno San Fermín. Tratan de desentrañar la desaparición de algunos turistas americanos que siguieron los pasos de Hemingway y perdieron las orejas, sin que se sepa el paradero del resto de los cadáveres. Las orejas han sido halladas en la calle y en una iglesia y todo conduce rápido a un asesino en serie que algo tiene que ver con las corridas de toros, la religión, esas cosillas que un americano mencionaría de España.
Para ser una serie de crímenes y sangre, resultó lo más divertido de las Navidades. Para empezar, el equipo de investigadores llega a una Pamplona en fiestas cuajadita de banderas españolas, no hay un balcón donde no haya una. Perplejidad absoluta. Bastaría teclear en Google San Fermín y hacerse un barrido por las últimas noticias. Pero esto no fue lo mejor, no.
Las conversaciones entre los agentes que van desenredando la madeja de los crímenes rayan el delirio. “¿Un viajero vasco le cortó a don Quijote una oreja, verdad?”, pregunta uno de ellos para ver si tirando de ese hilo avanzan las pesquisas. Y el jefe responde en un alarde de sabiduría que deja pasmado a todo el equipo: “Fue herido tras la batalla con los molinos de viento de la Mancha”. Como los colegas no acaban de cerrar la boca ante tanta sabiduría el jefe se ve obligado a justificarse: “He visto la película…” Desde luego el libro no lo ha leído. Hasta donde se sabe el tal don Quijote conservaba sus pabellones auditivos en perfecto estado. Lo mismo a Van Gogh le llaman el Manco de Lepanto en un capítulo por venir… Pero esto no fue lo mejor, qué va.
En el episodio se menciona que “España es un país católico, un estilo de vida”. Cuando la grabación muestra a un extranjero meando en una plaza, una actriz que interpreta a una española que colabora con los agentes suelta: ”Qué guiri más tonto, ¿cómo se le ocurre orinar en una iglesia? Hay que ser muy osado para hacer algo así”. Hombre, osado quizá, pero guarro, seguro. Eso pasa en todos los cascos viejos de España cada fin de semana, por desgracia. Con iglesias y sin ellas.
Y aquí va lo mejor. Que no son las reflexiones sobre terrorismo o nacionalismo, ni esas calles sin asfaltar de Pamplona que más parecen de Maputo. Lo más hilarante ocurre cuando los polis se preguntan qué hará el asesino con los cadáveres, dado que solo deja como reclamo las orejas mutiladas. La siguiente escena lo desvela: un tipo atormentado está dándole a la manivela de una máquina trituradora, embadurnado de sangre y casquería. Cuando tiene el cubo repleto se va para el cercado donde guarda a los toros bravos y silbándoles como si fueran perros les ofrece el suculento botín. “¡Las víctimas se las da de comer a los toros!”, se percata una sagaz agente a punto de cerrar el caso. Anda que… Malo está no documentarse sobre lo que ocurre en España, pero un toro es herbívoro en Pamplona y en Minnesota. Olé.
http://cultura.elpais.com/cultura/2017/01/06/television/1483721250_765173.html
Según ‘Mentes criminales: sin fronteras’ en España los toros bravos comen cadáveres humanos
- La cadena Cuatro emitió un capítulo de la serie ambientado en los Sanfermines y documentado de manera cuestionable
'Mentes criminales: sin fronteras' en Pamplona (Mentes Criminales)
REDACCIÓN
07/01/2017 18:15 | Actualizado a 07/01/2017 19:29
La serie Mentes Criminales tiene un ‘spin-off’, indicado en el título con la frase “sin fronteras”, en el que el equipo de policías capitaneado por el jefe Garrett viaja a escala internacional para resolver crímenes que se hayan cometido en contra de ciudadanos estadounidenses. Si los guionistas quisieran, la serie podría no acabarse nunca.
Inevitablemente, los investigadores tenían que acabar pasando por España. El capítulo, titulado Toro Bravo, pudo verse recientemente en la cadena Cuatro y no pudo tener más éxito, aunque no precisamente por su calidad, al menos en lo que concierne a la documentación sobre el país. De hecho, si hubiesen querido hacer una parodia no les hubiera salido mejor, pero iba en serio.
Los protagonistas llegan a Pamplona en plena celebración de las fiestas de San Fermín. Vienen siguiendo la pista de unos americanos que fueron agredidos por un asesino en serie que corta las orejas de sus víctimas y hace desaparecer sus cadáveres. La ciudad está decorada hasta el ‘horror vacui’ con banderas de España (típico en esa celebración) y la religión es clave tanto en la trama como en la cotidianidad de los ciudadanos: “un estilo de vida”. Toros y curas, ya se sabe.
Hay muchas perlas en el capítulo, pero la más grande y la que hizo poner el grito en el cielo a los telespectadores –que prendieron fuego a las redes sociales- fue la de la alimentación de los toros bravos.
Los policías resuelven el misterio cuando se dan cuenta de que (atención SPOILER, lo sentimos) de que el asesino le da de comer los cadáveres a los toros bravos. Sí, a esos animales herbívoros.
El episodio se rodó en Los Ángeles con decorados que fácilmente podrían haber salido del almacén catalogado como “latino”, porque lo mismo podrían haber servido para rodar una escena de un pueblo mexicano. Muchos usuarios recordaron el capítulo de la serie de McGyver y los vascos, poniéndolos a la misma altura. Pero ni se grabaron en la misma fecha ni todo el mundo tiene el mismo carisma (adquirido por solera) que McGyver.