Es considerado “el fotógrafo de la felicidad” ya que se dedicó a retratar el mundo desde el positivismo. Seguramente tendría que ver con el hecho de que Jacques Henri Lartigue nació (en Francia) en una familia acomodada, pero no se puede negar su elegancia y su maestría a la hora captar escenas cotidianas, frecuentemente con un añadido en forma de dinamismo que se convirtió en un estilo propio muy característico.