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UNA VIDA ECLIPSADA POR SU HERMANA: ESTEFANÍA DE MÓNACO, LA PRINCESA QUE SE CANSÓ DE SER REBELDE
La pequeña de los Grimaldi ha pasado a la segunda fila de la corte del príncipe Alberto. Lleva años a la sombra de Carolina de Mónaco y su hermano, pero hoy, en la boda de su hijo Louis Ducruet, todos esperan verla recobrar el protagonismo de su juventud.
27 DE JULIO DE 2019 · 00:25
TIEMPO DE LECTURA: 5 MINUTOS
Carolina de Mónaco, Pauline Ducruet, Carlota Casiraghi y Estefanía de Mónaco.© GETTY
MÁS SOBRE
REALEZA
Lleva años a la sombra de sus hermanos, pero hoy todos esperan ver a la princesa Estefanía de Mónaco recobrar el protagonismo que tuvo durante su juventud. Se casa en la catedral de Nuestra Señora Inmaculada su hijo Louis Ducruet, junto al que, dentro de unas horas, Estefanía esperará en el altar la llegada de su nueva nuera, la francesa Marie Chevallier. Parece la ocasión perfecta, en definitiva, para que, como madrina del novio, Estefanía de Mónaco haga gala hoy del glamour que antaño llegó a empatar al de su hermana, la princesa Carolina de Mónaco, hoy sin parangón en la corte monegasca.
En efecto, hubo un tiempo en el que la ahora discreta Estefanía de Mónaco estuvo considerada al igual que su hermana Carolina una de las mujeres más glamurosas del mundo. Apodada “la princesa rebelde”, en 1985 debutó como modelo y diseñadora con una colección de bañadores que presentó en la revista Hola!, protagonizó sendas portadas en las ediciones estadounidenses de Vogue y Vanity Fair, tuvo su propio perfume, e incluso comenzó una prometedora carrera como cantante, lanzando dos discos y conquistando la cima de las listas de hits francesas con su primer sencillo, Ouragan.
Sus amores de juventud con hombres como el piloto Paul Belmondo, hijo del famoso actor francés Jean Paul Belmondo, y Anthony Delon, uno de los hijos de Alain Delon, o con los guardaespaldas que luego se convertirían en padres de sus hijos, Daniel Ducruet y Jean Raymond Gottlieb, alimentaban al igual que la agitada vida sentimental de sus hermanos mayores las revistas de corazón. Y cuando las de éstos se asentaron –a Carolina de Mónaco no se la ha conocido ninguna relación oficial después de su malogrado matrimonio con Ernesto de Hannover y Alberto de Mónaco empezó a salir con su actual esposa, Charlene, en 2000– ella todavía sorprendió al mundo yéndose de gira en 2002 con el circo de su nuevo novio, el domador de elefantes Franco Knie, y casándose en 2003 con el acróbata Adans López Peres.
Estefanía de Mónaco y Daniel DucruetGTRES
Poco a poco, sin embargo, la estrella de Estefanía de Mónaco fue palideciendo en comparación con la de sus hermanos. En efecto, mientras que en 2005 su hermanoAlberto se convirtió en el nuevo Príncipe de Mónaco y la princesa Carolina reina año tras año en el glamuroso Baile de la Rosa, una cita –la más mediática del Principado– a la que por cierto Estefanía suele faltar en los últimos años, la hija pequeña de Grace Kelly y el príncipe Raniero ha centrado su agenda en su labor al frente de la asociación que creó en 2013 para ayudar a las mujeres enfermas de sida, y prefiere ser la reina de la otra gran velada monegasca: el Festival Internacional deCcirco de Montecarlo. Mientras Carolina de Mónaco lloraba recientemente a Karl Lagerfeld en el homenaje póstumo que se le rindió en el Grand Palais de París, ella se emociona cada vez que suena Fantastic Circus, el himno del circo de Montecarlo. Si la princesa Carolina deslumbra con sus vestidos de alta costura y sus complementos de lujo, Estefanía de Mónaco se siente más cómoda con pantalones vaqueros, prendas de Zara y un estilo mucho más desenfadado y urbano que incluye tantos varios tatuajes como piercings.
© GTRES ONLINE
Muchos consideran que es ella a quien más factura ha pasado la legendaria maldición de los Grimaldi. Fue Estefanía de Mónaco quien, al fin y al cabo, vio morir a su madre en el trágico accidente de coche que en 1982 terminó con su vida. La princesa, que entonces solo tenía 17 años, viajaba con Grace Kelly en el vehículo y durante años tuvo que enfrentarse al rumor de que había sido ella la responsable de la muerte de su madre por ir conduciendo ella el vehículo, una acusación que, unida a la pérdida de la princesa Grace, hizo especial mella en su estado de ánimo. En 1996, también lo pasó muy mal cuando se hizo pública la infidelidad de su entonces marido, Daniel Ducruet, con una bailarina de striteas* en una piscina.
Ese perfil discreto que la princesa Estefanía mantiene desde hace años ha contagiado también a sus tres hijos: si Andrea, Pierre y Carlota Casiraghi, los hijos mayores de Carolina de Mónaco, son famosos en todo el mundo, Camille Gottlieb y Pauline y Daniel Ducruet son menos conocidos por el gran público y, al contrario que sus primos, no suelen asistir al famoso Baile de la Rosa, territorio de la princesa Carolina.
© GTRES ONLINE
En los últimos meses, no obstante, hemos visto a Camille Gottlieb conceder entrevistas sobre su familia a revistas como Point de Vue y a Pauline Ducruet debutar como diseñadora de ropa unisex en la semana de la moda masculina de París. La princesa Estefanía de Mónaco no quiso perderse el primer desfile de su hija e incluso coincidió con su ex marido, Daniel Ducruet, y la nueva pareja de este.
Quienes esperan que la boda de su hijo Louis, la carrera en la moda de Pauline, o el personaje en ciernes que promete ser Camilla le sirvan a Estefanía de Mónaco para recuperar su brillo podrían, sin embargo, quedar decepcionados. En una entrevista concedida a Vanity Fair España en 2015, la princesa Estefanía rompió siete años de silencio para dejar claro que, si había pasado a la segunda fila de la corte de su hermano Alberto y no brilla tanto como Carolina, había sido por decisión propia.
“El bling bling no es lo mío. No me adapto al rol de princesa, a tener que ir con un vestido maravilloso, a ese lado glamuroso de la monarquía. Eso no es para mí. Yo soy una mujer como cualquier otra, lo único que hago es aprovechar mi notoriedad para cambiar las cosas, para ayudar. Pero no para que las cosas que hago me den notoriedad. En absoluto”, confesaba. Y rechazaba que aún se la llame "la princesa rebelde".
“Que dejen de llamarme la princesa rebelde. ¡Basta ya! Se han quedado anclados en los años 80. ¡Por favor! Ya no soy esa persona”, protestaba. Sí es justo decir que, cuanto menos, sigue siendo una bastante libre.
Louis Ducruet, Carlota Casiraghi y Estefanía de Mónaco en el desfile de Pauline
La pequeña de los Grimaldi ha pasado a la segunda fila de la corte del príncipe Alberto. Lleva años a la sombra de Carolina de Mónaco y su hermano, pero hoy, en la boda de su hijo Louis Ducruet, todos esperan verla recobrar el protagonismo de su juventud.
27 DE JULIO DE 2019 · 00:25
TIEMPO DE LECTURA: 5 MINUTOS
Carolina de Mónaco, Pauline Ducruet, Carlota Casiraghi y Estefanía de Mónaco.© GETTY
MÁS SOBRE
REALEZA
Lleva años a la sombra de sus hermanos, pero hoy todos esperan ver a la princesa Estefanía de Mónaco recobrar el protagonismo que tuvo durante su juventud. Se casa en la catedral de Nuestra Señora Inmaculada su hijo Louis Ducruet, junto al que, dentro de unas horas, Estefanía esperará en el altar la llegada de su nueva nuera, la francesa Marie Chevallier. Parece la ocasión perfecta, en definitiva, para que, como madrina del novio, Estefanía de Mónaco haga gala hoy del glamour que antaño llegó a empatar al de su hermana, la princesa Carolina de Mónaco, hoy sin parangón en la corte monegasca.
En efecto, hubo un tiempo en el que la ahora discreta Estefanía de Mónaco estuvo considerada al igual que su hermana Carolina una de las mujeres más glamurosas del mundo. Apodada “la princesa rebelde”, en 1985 debutó como modelo y diseñadora con una colección de bañadores que presentó en la revista Hola!, protagonizó sendas portadas en las ediciones estadounidenses de Vogue y Vanity Fair, tuvo su propio perfume, e incluso comenzó una prometedora carrera como cantante, lanzando dos discos y conquistando la cima de las listas de hits francesas con su primer sencillo, Ouragan.
Sus amores de juventud con hombres como el piloto Paul Belmondo, hijo del famoso actor francés Jean Paul Belmondo, y Anthony Delon, uno de los hijos de Alain Delon, o con los guardaespaldas que luego se convertirían en padres de sus hijos, Daniel Ducruet y Jean Raymond Gottlieb, alimentaban al igual que la agitada vida sentimental de sus hermanos mayores las revistas de corazón. Y cuando las de éstos se asentaron –a Carolina de Mónaco no se la ha conocido ninguna relación oficial después de su malogrado matrimonio con Ernesto de Hannover y Alberto de Mónaco empezó a salir con su actual esposa, Charlene, en 2000– ella todavía sorprendió al mundo yéndose de gira en 2002 con el circo de su nuevo novio, el domador de elefantes Franco Knie, y casándose en 2003 con el acróbata Adans López Peres.
Estefanía de Mónaco y Daniel DucruetGTRES
Poco a poco, sin embargo, la estrella de Estefanía de Mónaco fue palideciendo en comparación con la de sus hermanos. En efecto, mientras que en 2005 su hermanoAlberto se convirtió en el nuevo Príncipe de Mónaco y la princesa Carolina reina año tras año en el glamuroso Baile de la Rosa, una cita –la más mediática del Principado– a la que por cierto Estefanía suele faltar en los últimos años, la hija pequeña de Grace Kelly y el príncipe Raniero ha centrado su agenda en su labor al frente de la asociación que creó en 2013 para ayudar a las mujeres enfermas de sida, y prefiere ser la reina de la otra gran velada monegasca: el Festival Internacional deCcirco de Montecarlo. Mientras Carolina de Mónaco lloraba recientemente a Karl Lagerfeld en el homenaje póstumo que se le rindió en el Grand Palais de París, ella se emociona cada vez que suena Fantastic Circus, el himno del circo de Montecarlo. Si la princesa Carolina deslumbra con sus vestidos de alta costura y sus complementos de lujo, Estefanía de Mónaco se siente más cómoda con pantalones vaqueros, prendas de Zara y un estilo mucho más desenfadado y urbano que incluye tantos varios tatuajes como piercings.
© GTRES ONLINE
Muchos consideran que es ella a quien más factura ha pasado la legendaria maldición de los Grimaldi. Fue Estefanía de Mónaco quien, al fin y al cabo, vio morir a su madre en el trágico accidente de coche que en 1982 terminó con su vida. La princesa, que entonces solo tenía 17 años, viajaba con Grace Kelly en el vehículo y durante años tuvo que enfrentarse al rumor de que había sido ella la responsable de la muerte de su madre por ir conduciendo ella el vehículo, una acusación que, unida a la pérdida de la princesa Grace, hizo especial mella en su estado de ánimo. En 1996, también lo pasó muy mal cuando se hizo pública la infidelidad de su entonces marido, Daniel Ducruet, con una bailarina de striteas* en una piscina.
Ese perfil discreto que la princesa Estefanía mantiene desde hace años ha contagiado también a sus tres hijos: si Andrea, Pierre y Carlota Casiraghi, los hijos mayores de Carolina de Mónaco, son famosos en todo el mundo, Camille Gottlieb y Pauline y Daniel Ducruet son menos conocidos por el gran público y, al contrario que sus primos, no suelen asistir al famoso Baile de la Rosa, territorio de la princesa Carolina.
© GTRES ONLINE
En los últimos meses, no obstante, hemos visto a Camille Gottlieb conceder entrevistas sobre su familia a revistas como Point de Vue y a Pauline Ducruet debutar como diseñadora de ropa unisex en la semana de la moda masculina de París. La princesa Estefanía de Mónaco no quiso perderse el primer desfile de su hija e incluso coincidió con su ex marido, Daniel Ducruet, y la nueva pareja de este.
Quienes esperan que la boda de su hijo Louis, la carrera en la moda de Pauline, o el personaje en ciernes que promete ser Camilla le sirvan a Estefanía de Mónaco para recuperar su brillo podrían, sin embargo, quedar decepcionados. En una entrevista concedida a Vanity Fair España en 2015, la princesa Estefanía rompió siete años de silencio para dejar claro que, si había pasado a la segunda fila de la corte de su hermano Alberto y no brilla tanto como Carolina, había sido por decisión propia.
“El bling bling no es lo mío. No me adapto al rol de princesa, a tener que ir con un vestido maravilloso, a ese lado glamuroso de la monarquía. Eso no es para mí. Yo soy una mujer como cualquier otra, lo único que hago es aprovechar mi notoriedad para cambiar las cosas, para ayudar. Pero no para que las cosas que hago me den notoriedad. En absoluto”, confesaba. Y rechazaba que aún se la llame "la princesa rebelde".
“Que dejen de llamarme la princesa rebelde. ¡Basta ya! Se han quedado anclados en los años 80. ¡Por favor! Ya no soy esa persona”, protestaba. Sí es justo decir que, cuanto menos, sigue siendo una bastante libre.
Louis Ducruet, Carlota Casiraghi y Estefanía de Mónaco en el desfile de Pauline