El arte de la Métrica. Reseñas biográficas.

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Juan Ruiz, conocido como el Arcipreste de Hita, fue un poeta castellano que vivió en la primera mitad del siglo XIV. Es autor de una de las obras literarias más importantes de la Edad Media española: el Libro de buen amor.

Fue clérigo y ejerció de arcipreste en Hita, provincia de Guadalajara. Se conocen muy pocos datos de su biografía, apenas su nombre y el de uno de los protagonistas de su libro, Ferrán García, en un documento de un cedulario que se conserva en la catedral de Toledo. Los aspectos pseudobiográficos de su obra hicieron que algunos eruditos tratasen de deducir ciertos aspectos de la vida del autor: su nacimiento en alguna "Alcalá" (ver fragmento sobre la controversia de su origen) hacia 1283, sus estudios en Toledo, su encarcelamiento por orden de Don Gil de Albornoz, Arzobispo de Toledo, etc. Posteriormente, especialistas como Spitzer, M.R. Lida y Battaglia han cuestionado el rigor de estos supuestos. Igualmente fue un gran aficionado a la música, como lo prueba su conocimiento de la materia a través del léxico muy especializado que maneja.

Escribió que sepamos una única obra, el Libro de buen amor, este título según cuentan las fuentes lo escribió en la cárcel. Este título pasó a la historia de la literatura española como uno de sus primeros exponentes. Este libro encierra una protesta de tipo goliardesco frente a la postura integrista de ese prelado, que pretendía extender a su diócesis la doctrina papal del celibato obligatorio, frente a la tradición hispánica de la barraganía o contrato de convivencia de un sacerdote con una mujer, más asentada en un territorio multicultural como era la diócesis de Toledo, antaño fuente de la herejía del adopcionismo de Elipando, engendrada por la convivencia entre judíos, moros y cristianos. Así se expresa en la "Cántiga de los clérigos de Talavera" incluida en dicho libro, donde se protesta airadamente contra las disposiciones del arzobispo contra la barraganía en la archidiócesis. Tal protesta fue la que pudo acarrearle la prisión por parte del arzobispo. Esta postura crítica hacia el alto clero, así como el restante contenido desenfadado y crítico de su libro, le emparenta con la literatura goliardesca.

Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita, se considera como el primer poeta lírico español, con una manifiesta y vasta cultura, con un lenguaje rico, que gusta de acumular sinónimos parciales y repetir el mismo concepto de distintas maneras, recursos que se relacionan con la técnica del sermón. Su lenguaje es popular y coloquial, muy vivo y creador, e incluye frases hechas del árabe andalusí de su día. Al final de su libro declaró que cualquiera podía añadir o corregirlo con la única condición de que supiera hacerlo bien, actitud abierta que se enfrenta a la de otros escritores contemporáneos que pretendían conservar su obra sin mácula, como por ejemplo Don Juan Manuel. Por otra parte, su obra demuestra un profundo conocimiento de las pasiones humanas y se caracteriza por un portentoso balance entre la delicadeza y la desvergüenza, logrado por medio de una inteligencia muy fina, ambigua e irónica, pese a lo cual la obra posee brío y audacia. Por otra parte, ofrece una panorámica social muy completa de los comienzos del siglo XIV que refleja las tensiones sociales entre la naciente burguesía y los estamentos privilegiados (clero y nobleza) de la sociedad (sátira "De la propiedad que el dinero ha", donde es perceptible el papel del dinero como destructor del rígido orden estamental). Se ha estimado que su muerte ocurrió alrededor de 1350, pues en 1351 ya no era arcipreste de Hita, cargo que para dicha fecha ocupaba un tal Pedro Fernández.

Su obra refleja el multiculturalismo del Toledo de su época. Entre las varias mujeres a las que intenta enamorar (el único caso cuando logra tener relaciones carnales es cuando se deja violar por la Serrana 'La Chata') hay una mora, y se jacta de su talento como músico, que compone bailables para gente mora y judía. También durante la batalla entre Don Carnal y Doña Cuaresma viaja a la aljama de Toledo, dónde los carniceros y rabinos lo invitan a pasar un "buen día." Entre las múltiples influencias literarias que se encuentran en los versos del Arcipreste se nombra el género de narrativa en prosa rimada, la macama, cultivada por varios autores peninsulares en árabe y hebreo durante los siglos XII-XIV.

Del Libro de buen amor existen tres códices: el de Salamanca o S, hoy en la Real Biblioteca, y considerado el mejor de este prodigioso poema. Los otros dos códices son el de la Real Academia Española, conocido como códice de Gayoso o G, y el de Toledo o T. El poema consta de 1.728 estrofas y es una colección heterogénea de diversos materiales unidos en torno a una pretendida autobiografía amorosa del propio autor, en la que aparecen representadas a través de sus amantes todas las capas de la sociedad medieval española. Así, se recogen composiciones líricas profanas (serranillas, muchas veces paródicas) al lado de otras religiosas, fábulas, apólogos, glosas al Ars amandi de Ovidio y del Panphilus de amore, parodias de la liturgia de las horas canónicas o de los cantares de gesta (el combate de don Carnal con doña Cuaresma), plantos como el hecho a la muerte de Trotaconventos, personaje que constituye el precedente más claro de La Celestina, sátiras como las dirigidas contra las dueñas chicas o el poder igualador del dinero, alegorías, moralidades, sermones, cantigas de ciegos y de escolares, etc. Sin duda, el Arcipreste constituye una de las cumbres de la literatura española.



Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Arcipreste_de_Hita

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SÍRVELA, NO TE CANSES...

»Sírvela, no te canses, sirviendo el amor crece;
homenaje bien hecho no muere ni perece,
si tarda, no se pierde; el amor no fallece
pues siempre el buen trabajo todas las cosas vence.

»Agradécele mucho cuanto ella por ti hiciere,
ensálza10 en más precio de lo que ello valiere
no te muestres tacaño en lo que te pidiere
ni seas porfiado contra lo que dijere.

»Busca muy a menudo a la que bien quisieres,
no tengas de ella miedo cuando tiempo tuvieres;
vergüenza no te embargue si con ella estuvieres:
perezoso no seas cuando la ocasión vieres.

»Si la mujer encuentra un haragán cobarde
dice luego entre dientes: -¡Fuera, que se hace tarde!
Si a una dama cortejas, tu ropón no te enfarde,
que tu vestido airoso haga del talle alarde.

»La pereza excesiva es miedo y cobardía,
pesadez y vileza, suciedad y astrosía;
por pereza perdieron muchos mi compañía,
por pereza se pierde mujer de gran valía.
 
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Gustavo Adolfo Bécquer

Nació en Sevilla el 17 de febrero de 1836, hijo del pintor José Domínguez Insausti, que firmaba sus cuadros con el apellido de sus antepasados como José Domínguez Bécquer. Su madre fue Joaquina Bastida de Vargas. Por el lado paterno descendía de una noble familia de comerciantes de origen flamenco, los Becker o Bécquer, establecida en la capital andaluza en el siglo XVI; de su prestigio da testimonio el hecho de que poseyeran capilla y sepultura en la catedral misma desde 1622. Tanto Gustavo Adolfo como su hermano, el pintor Valeriano Bécquer, adoptaron artísticamente Bécquer como primer apellido en la firma de sus obras.

Fue bautizado en la parroquia de San Lorenzo Mártir. Sus antepasados directos, empezando por su mismo padre, José Domínguez Bécquer, fueron pintores de costumbres andaluzas, y tanto Gustavo Adolfo como su hermano Valeriano estuvieron muy dotados para el dibujo. Valeriano, de hecho, se inclinó por la pintura. Sin embargo el padre murió el 26 de enero de 1841, cuando contaba el poeta cinco años y esa vocación pictórica perdió el principal de sus apoyos. En 1846, con diez años, Gustavo Adolfo ingresa en el Colegio de Náutica de San Telmo, en Sevilla, donde recibe clases de un discípulo del gran poeta Alberto Lista, Francisco Rodríguez Zapata, y conoce a su gran amigo y compañero de desvelos literarios Narciso Campillo. Pero los hermanos Bécquer quedaron huérfanos también de madre al año siguiente, el 27 de febrero de 1847, y fueron adoptados entonces por su tía María Bastida y Juan de Vargas, que se hizo cargo de sus sobrinos, aunque Valeriano y Gustavo se adoptaron desde entonces cada uno al otro y emprendieron de hecho muchos trabajos y viajes juntos.

Se suprimió el Colegio de Náutica y Gustavo Adolfo quedó desorientado. Pasó a vivir entonces con su madrina Manuela Monahay, acomodada y de cierta sensibilidad literaria. En su biblioteca el poeta empezó a aficionarse a la lectura. Inició entonces estudios de pintura en los talleres de Antonio Cabral Bejarano y Joaquín Domínguez Bécquer, tío de Gustavo, que pronosticó «Tú no serás nunca un buen pintor, sino mal literato», aunque le estimuló a que estudiara y le pagó los estudios de latín. Tras ciertos escarceos literarios (escribe en El trono y la Nobleza de Madrid y en las revistas sevillanas La Aurora, El Porvenir y "mi amor profundo"). Marchó a Madrid con el deseo de triunfar en la literatura en 1854. Sufrió una gran decepción y sobrevivió en la bohemia de esos años. Para ganar algún dinero el poeta escribe, en colaboración con sus amigos (Julio Nombela y Luis García Luna), comedias y zarzuelas como La novia y el pantalón (1856), bajo el pseudónimo de Gustavo García en que satiriza el ambiente burgués y antiartístico que le rodea, o La venta encantada, basada en Don Quijote de la Mancha. En ese año fue con su hermano a Toledo, un lugar de amor y de peregrinación para él, a fin de inspirarse para su futuro libro Historia de los templos de España. Le interesan por entonces el Byron de las Hebrew Melodies o el Heine del Intermezzo a través de la traducción que Eulogio Florentino Sanz realiza en 1857 en la revista El Museo Universal. Fue precisamente en ese año, 1857, cuando apareció la cruel tuberculosis que le habría de enviar a la tumba. Tuvo un modesto empleo dentro de la Dirección de Bienes Nacionales y perdió el puesto, según cierta leyenda, por sorprenderlo su jefe dibujando. Su pesimismo va creciendo día a día y sólo los cuidados de su patrona en Madrid, de algunos amigos y de Valeriano le ayudaron a superar la crisis. Ese año empieza un ambicioso proyecto inspirado por El genio del Cristianismo de Chateaubriand: estudiar el arte cristiano español uniendo el pensamiento religioso, la arquitectura y la historia: «La tradición religiosa es el eje de diamante sobre el que gira nuestro pasado. Estudiar el templo, manifestación visible de la primera, para hacer en un sólo libro la síntesis del segundo: he aquí nuestro propósito». Pero sólo saldrá el primer tomo de su Historia de los templos de España, con ilustraciones de Valeriano.

Hacia 1858 conoció a Josefina Espín, una bella señorita de ojos azules, y empezó a cortejarla; pronto, sin embargo, se fijó en la que sería su musa irremediable, la hermana de Josefina y hermosa cantante de ópera Julia Espín, en la tertulia que se desarrollaba en casa de su padre, el músico Joaquín Espín, maestro director de la Universidad Central, profesor de solfeo en el Conservatorio y organista de la Capilla Real, protegido de Narváez. Gustavo se enamoró (decía que el amor era su única felicidad) y empezó a escribir las primeras Rimas, como Tu pupila es azul, pero la relación no llegó a consolidarse porque ella tenía más altas miras y le disgustaba la vida bohemia del escritor, que aún no era famoso; Julia dio nombre a una de las hijas de Valeriano. Durante esta época empezó a escuchar a su admirado Chopin. Después (entre 1859 y 1860) amó con pasión a una "dama de rumbo y manejo" de Valladolid, Elisa Guillén, pero la amante se cansó de él y su abandono lo sumió en la desesperación. Después se casó precipitadamente con Casta Esteban.

En 1860 publica Cartas literarias a una mujer en donde explica la esencia de sus Rimas que aluden a lo inefable. En la casa del médico que lo trata de una enfermedad venérea, Francisco Esteban, conocerá a la que será su esposa, Casta Esteban Navarro. Contrajeron matrimonio en el 19 de mayo de 1861. De 1858 a 1863, la Unión Liberal de O'Donnell gobernaba España y en 1860, González Pravo, con el apoyo del financiero Salamanca, funda El Contemporáneo, dirigido por José Luis Albareda, en el que participan redactores de la talla de Juan Valera. El gran amigo de Bécquer, Rodríguez Correa, ya redactor del nuevo diario, consiguió un puesto de redactor para el poeta sevillano. En este periódico, y hasta que desaparezca en 1865, hará crónica de salones, política y literatura; gracias a esta remuneración viven los recién casados. En 1862 nació su primer hijo, Gregorio Gustavo Adolfo, en Noviercas (Soria) donde posee bienes la familia de Casta y donde Bécquer tuvo una casita para su descanso y recreo. Empieza a escribir más para alimentar a su pequeña familia y, fruto de este intenso trabajo, nacieron varias de sus obras.

Pero en 1863 padeció una grave recaída en su enfermedad, de la que se repuso, sin embargo, para marchar a Sevilla con su familia. De esa época es el retrato hecho por su hermano que se conserva en el Museo de Bellas Artes de Sevilla. Trabaja con su hermano Valeriano, cuya relación con Casta no era buena, debido a que ella no soporta su carácter y su constante presencia en casa. González Pravo, amigo y mecenas de Gustavo, le nombra censor de novelas en 1864 y el escritor vuelve a Madrid, donde desempeña este trabajo hasta 1867 con veinticuatro mil reales de sueldo. En este último año nace su segundo hijo, Jorge Bécquer.

En 1866 ocupa de nuevo el cargo de censor hasta 1868; es este un año tétrico para Bécquer: Casta le es infiel, su libro de poemas desaparece en los disturbios revolucionarios y para huir de ellos marcha a Toledo, donde permanece un breve tiempo. En diciembre nace en Noviercas su tercer hijo, Emilio Eusebio, dando pábulo a su tragedia conyugal, pues se dice que este último hijo es del amante de Casta. Es más, Valeriano discute con Casta continuamente. Sin embargo, los esposos aún se escriben. Pasa entonces otra temporada en Toledo, de donde sale para Madrid en 1870 a fin de dirigir La Ilustración de Madrid, que acaba de fundar Eduardo Gasset con la intención de que lo dirigiera Gustavo Adolfo y trabajara en él Valeriano como dibujante. Pero el 22 de diciembre muere Gustavo durante un eclipse total de sol; un poco antes, en septiembre, había muerto su hermano Valeriano. Mientras agonizaba, pidió a su amigo el poeta Augusto Ferrán que quemase sus cartas («serían mi deshonra») y que publicasen su obra («Si es posible, publicad mis versos. Tengo el presentimiento de que muerto seré más y mejor conocido que vivo»); pidió también que cuidaran de sus hijos. Sus últimas palabras fueron «Todo mortal». Ferrán y Correa se pusieron de inmediato a preparar la edición de sus Obras completas para ayudar a la familia; salieron en 1871 en dos volúmenes; en sucesivas ediciones fueron añadidos otros escritos. Los restos de los dos hermanos fueron trasladados en 1913 a Sevilla, donde actualmente reposan. Hay un monumento en recuerdo de Gustavo Adolfo en el centro de Sevilla.

Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Gustavo_Adolfo_Bécquer

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Yo soy el rayo, la dulce brisa,
lágrima ardiente, fresca sonrisa,
flor peregrina, rama tronchada;
yo soy quien vibra, flecha acerada.

Hay en mi esencia como en las flores
de mil perfumes suaves vapores,
y su fragancia fascinadora,
trastorna el alma de quien adora.

Yo mis aromas doquier prodigo
ya el más horrible dolor mitigo,
y en grato, dulce, tierno delirio,
cambio el más duro crüel martirio.

¡Ah! yo encadeno los corazones,
mas son de flores los eslabones.
Navego por los mares,
voy por el viento
alejo los pesares
del pensamiento.
Yo en dicha o pena,
reparto a los mortales
con faz serena.

Poder terrible que en mis antojos
brota sonrisas o brota enojos;
poder que abrasa un alma helada
si airado vibro flecha acerada.

Doy las dulces sonrisas
a las hermosas;
coloro sus mejillas
de nieve y rosas;
humedezco sus labios
y sus miradas,
hago prometer dichas
no imaginadas.

Yo hago amable el reposo
grato, halagüeño,
o alejo de los seres
el dulce sueño,
todo a mi poderío
rinde homenaje;
todo a mi corona
dan vasallaje.

Soy el amor rey del mundo,
niña tirana
ámame, y tú la reina
serás mañana.
 
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Emilio Prados Such. (Málaga, 4 de marzo de 1899 - México, 24 de abril de 1962), poeta español de la Generación del 27.

Sus primeros quince años transcurren en Málaga, donde asiste al Instituto de enseñanza secundaria. En 1914, obtiene una plaza en el Grupo de Niños de la Residencia de Estudiantes de Madrid. En este internado conoce a Juan Ramón Jiménez, uno de los asiduos invitados y quien, junto con la afición a los libros inculcada por su abuelo Miguel Such y Such en su infancia, determinaría su inclinación hacia la poesía.

En 1918 se incorpora al grupo universitario de la Residencia, centro que se convierte en punto convergente de las ideas vanguardistas e intelectuales de Europa, así como en un foro de diálogo permanente entre ciencias y artes. En este fecundo caldo de cultivo se forma la Generación del 27 y es aquí, donde Prados entabla amistad con el círculo que forman Federico García Lorca, Luis Buñuel, Juan Vicens, José Bello y Salvador Dalí.

En 1921, el agravamiento de la enfermedad pulmonar que padece desde su infancia le obliga a ingresar en el sanatorio de Davosplatz (Suiza) donde pasará la mayor parte del año. En esa reclusión terapéutica, Emilio Prados comenzará a descubrir los autores más sobresalientes de la literatura europea y a consolidar su vocación de escritor. Tras este paréntesis, en 1922, reanuda su formación académica asistiendo a cursos en las universidades de Friburgo y Berlín; visita museos y galerías de arte de las principales ciudades alemanas y conoce a Picasso y a diversos pintores españoles en París.

En el verano de 1924 regresa a su ciudad natal, donde continúa su actividad como escritor y funda, junto a Manuel Altolaguirre, la revista Litoral, el hito más renovador de la cultura española de los años 20, en cuyas páginas refleja el diálogo entre poesía, música y pintura del que bebió en la Residencia de Estudiantes, logrando reunir bajo un único código creativo a figuras tan relevantes como: Jorge Guillén, Moreno Villa, Manuel de Falla, Pablo Picasso, Salvador Dalí, Ángeles Ortiz o Federico García Lorca entre otros.

En 1925 inicia su actividad como editor de la imprenta Sur, en la que trabaja también junto a Altolaguirre. De estos talleres saldrán publicados gran parte de los títulos de la poesía del 27. El esmerado trabajo de edición que realizan ambos poetas les procura prestigio internacional.

Paralelamente a sus actividades creadoras, su compromiso social se va decantando en un progresivo interés hacia los sectores más pobres y desfavorecidos de la sociedad. Es en plena II República, en 1934, cuando su acercamiento a la izquierda se muestra explícitamente. El clima de violencia que impera en Málaga al estallar la guerra le hace trasladarse a Madrid y allí entrará a formar parte de la Alianza de Intelectuales Antifascistas. Colabora en tareas humanitarias, ayuda en la organización del II Congreso Internacional de Escritores y en la edición de varios libros: Homenaje al poeta Federico García Lorca y Romancero general de la guerra de España, al tiempo que se publican varias de sus obras. Recibe el Premio Nacional de Literatura por la recopilación de su poesía de guerra, Destino fiel en 1938.

Poco después se instala en Barcelona para encargarse, junto con Altolaguirre otra vez, de las “Publicaciones del Ministerio de Instrucción Pública”. Pero la situación es ya insostenible en la España de comienzos de 1939 para un republicano, por lo que decide marcharse a París y el 6 de mayo parte, junto con otras destacadas figuras de la intelectualidad republicana, hacia México, donde residirá hasta su muerte.



Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Emilio_Prados

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ALBA RÁPIDA

¡Pronto, deprisa, mi reino,
que se me escapa, que huye,
que se me va por las fuentes!

¡Qué luces, qué cuchilladas
sobre sus torres enciende!
Los brazos de mi corona,
¡qué ramas al cielo tienden!
¡Qué silencios tumba el alma!
¡Qué puertas cruza la Muerte!
¡Pronto, que el reino se escapa!
¡Qué se derrumban mis sienes!
¡Qué remolino en mis ojos!
¡Qué galopar en mi frente!
¡Qué caballos de blancura
mi sangre en el cielo vierte!
Ya van por el viento, suben,
saltan por la luz, se pierden
sobre las aguas...
Ya vuelven
redondos, limpios, desnudos...
¡Qué primavera de nieve!

Sujetadme el cuerpo, ¡pronto!,
¡que se me va!, ¡que se pierde
su reino entre mis caballos!,
¡que lo arrastran! , ¡que lo hieren!
¡que lo hacen pedazos, vivo,
bajo sus cascos celestes !
¡Pronto, que el reino se acaba!
¡Ya se le tronchan las fuentes!
¡Ay, limpias yeguas del aire!
¡Ay, banderas de mi frente!
¡Qué galopar en mis ojos!
Ligero, el mundo amanece...
 
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Dámaso Alonso y Fernández de las Redondas (Madrid, 3 de octubre de 1898 – 25 de enero de 1990), literato y filólogo español. Premio Miguel de Cervantes 1978.

Dámaso Alonso nació en Madrid y pasó su infancia en La Felguera (Asturias). Estudió en Madrid con los jesuitas de Chamartín. Se le considera miembro de la Generación del 27, también se le suele encuadrar dentro de la primera generación de la posguerra. Licenciado en Derecho y en Filosofía y Letras, se formó en el Centro de Estudios Históricos dirigido por Ramón Menéndez Pidal y tomó parte activa en las actividades de la Residencia de Estudiantes dirigida por el krausista Alberto Jiménez Fraud. Allí conoció a Federico García Lorca,a Luis Buñuel, a Pepín Bello y a Salvador Dalí; también conocerá en 1917 durante unas vacaciones al que será su gran amigo, Vicente Aleixandre, con el que convivirá en la España franquista. Colaboró en la Revista de Occidente y en Los Cuatro Vientos, y reivindicó la segunda etapa, la culterana, de la poesía de Luis de Góngora elaborando para explicarla una gran teoría de la expresión poética denominada Estilística. Hizo una edición crítica de las Soledades (1927) de este poeta, acompañada de una paráfrasis explicativa del mismo. Más tarde publicaría otras ediciones y estudios sobre este autor. Enseñó en Oxford dos años y luego fue catedrático de la Universidad de Valencia y posteriormente de Filología Románica en la Universidad de Madrid; en esta última formó, entre otros importantes discípulos, a Fernando Lázaro Carreter. En 1948 fue elegido miembro de la Real Academia de la Historia. También recibió el Premio Cervantes en 1978. Murió de un infarto en 1990.

Dámaso Alonso, poeta
Se clasifica como poesía pura de inspiración juanramoniana a su libro Poemas puros, poemillas de la ciudad (1924). A partir de 1939, el gran aldabonazo de la Guerra Civil y de la no menos desesperada posguerra le conmueven profundamente y publica su obra más importante, Hijos de la ira (1944; segunda edición corregida y aumentada en 1946) donde, inspirándose en el procedimiento estilístico del paralelismo progresivo presente en la poesía bíblica de los salmos penitenciales y en la filosofía existencialista de posguerra, expresa una visión desgarrada y sombría de la condición humana, utilizando largos versículos y un lenguaje violento que da cabida al léxico vulgar y malsonante. Acusa, maldice y protesta el grotesco espectáculo del mundo, inmerso entonces en una terrible guerra global.

Siguieron a esta obra señera, que inaugura e inspira la llamada Poesía desarraigada (junto a Sombra del paraíso de su amigo Vicente Aleixandre), Hombre y Dios (1955) y Oscura noticia (1959), dos líricos libros de poesía desarraigada de muy personal religiosidad. El título del último procede de San Juan de la Cruz: «La noticia que te infunde Dios, es oscura». Se deja notar una impronta existencialista y es visible la influencia de James Joyce, cuya novela Retrato del artista adolescente había traducido Alonso bajo el anagramático seudónimo de Alfonso Donado en 1926. En esta temática religiosa su última incursión es Duda y amor sobre el Ser Supremo (1985).

Su labor como filólogo y editor
A esta etapa corresponde también su importante labor filológica, fundamentalmente dentro del campo de la estilística, representada por los siguientes estudios: La poesía de San Juan de la Cruz (1942), Poesía española: Ensayo de métodos y límites estilísticos (1950) y Estudios y ensayos gongorinos (1955). Sus obras completas han sido editadas en diez tomos por la Editorial Gredos.

Fundó la colección Biblioteca Románica Hispánica dentro de la Editorial Gredos y fue director de la Revista de Filología Española. Como director de la Real Academia Española de la Lengua procuró unir en un trabajo común a las restantes academias americanas de la lengua, a fin de evitar o retrasar la temida fragmentación lingüística del idioma. Su amplísima biblioteca especializada fue donada a su muerte a la Real Academia Española.



Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Dámaso_Alonso

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A UN RÍO LE LLAMAN CARLOS

Yo me senté en la orilla;
quería preguntarte, preguntarme tu secreto;
convencerme de que los ríos resbalan
hacia un anhelo y viven;
y que cada uno nace y muere distinto
(lo mismo que a ti te llaman Carlos).

Quería preguntarte, mi alma quería preguntarte
por qué anhelas, hacia qué resbalas, para qué vives.
Dímelo, río,
y dime, di, por qué te llaman Carlos.

Ah, loco, yo, loco, quería saber qué eras, quién eras
(genero, especie...)
y qué eran, qué significaban «fluir», «fluido», «fluente»;
qué instante era tu instante
cuál de tus mil reflejos, tú; reflejo absoluto
yo quería indagar el último recinto de tu vida
tu unicidad, esa alma de agua única,
por la que te conocen por Carlos.

Carlos es una tristeza, muy mansa y gris,
que fluye entre edificios nobles,
a Minerva sagrados y entre hangares
que anuncios y consignas coronan.
Y el río fluye y fluye, indiferente.
A veces, suburbana, verde, una sonrisilla
de hierba se distiende, pegada a la ribera.
Yo me he sentado allí, sobre la hierba quemada
del invierno para pensar por qué los ríos
siempre anhelan futuro, como tú lento y gris.
Y para preguntarte por qué te llaman Carlos.

Y tu fluías, fluías, sin cesar, indiferente
y no escuchabas a tu amante extático
que te miraba preguntándote
como miramos a nuestra primera enamorada para saber si le fluye
un alma por los ojos,
y si en su sima el mundo será todo luz blanca
o si acaso su sonreír es sólo eso: una boca amarga que besa.
Así te preguntaba: como le preguntamos a Dios en la sombra
de los quince años,
entre fiebres oscuras y los días -qué verano- tan lentos.
Yo quería que me revelaras el secreto de la vida
y de tu vida, y por qué te llamaban Carlos.

Yo no sé por qué me he puesto tan triste,
contemplando el fluir de este río...
Un río es agua, lágrimas: mas no sé quién las llora.
El río Carlos es una tristeza gris, mas no sé quién la llora.
Pero sé que la tristeza es gris y fluye.
Porque sólo fluye en el mundo la tristeza.
Todo lo que fluye es lágrimas.
Todo lo que fluye es tristeza, y no sabemos de dónde viene la tristeza.
Como yo no sé quién te llora, río Carlos,
como yo no sé por qué eres una tristeza
ni por qué te llaman Carlos.

Era bien de mañana cuando yo me he sentado
a contemplar el misterio fluyente de este río,
y he pasado muchas horas preguntándome, preguntándote.
Preguntando a este río, gris lo mismo que un dios;
preguntándome, como se le pregunta a un dios triste:
¿qué buscan los ríos? ¿qué es un río?
Dime, dime qué eres, qué buscas,
río, y por qué te llaman Carlos.

Y ahora me fluye dentro una tristeza,
un río de tristeza gris,
con lentos puentes grises,
como estructuras funerales grises.
Tengo frío en el alma y en los pies.
Y el sol se pone.
Ha debido pasar mucho tiempo.
Ha debido pasar el tiempo lento, lento,
minutos, siglos, eras.
Ha debido pasar toda la pena del mundo,
como un tiempo lentísimo.
Han debido pasar todas las lágrimas del mundo,
como un río indiferente.
Ha debido pasar mucho tiempo, amigos míos,
mucho tiempo
desde que yo me senté aquí en la orilla,
a orillas de esta tristeza, de este
río al que le llamaban Dámaso, digo, Carlos
 
Serendi, en horas libres.
Entre col y col........coliflor
Buenos días a tod@s, felices en lunes desfilando rápidamente.

Sin desfallecer

tiempo gris
en cielo plomizo

nubes errabundas
cargadas de grises

queriendo descargar
pero ganando velocidad

nubes de través
como del revés
nubarrones al caer

cuando vacíen sus bolsas
ni las cornisas ni los balcones
serán nuestros refugios

que siempre serán
una buena charla,
un café con leche,
pensando que todo es posible
aún lo imposible

Serendi, coche escoba sin dar coba.
 
Vicente Aleixandre

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Vicente Pío Marcelino Cirilo Aleixandre y Merlo (Sevilla, 26 de abril de 1898 – Madrid, 13 de diciembre de 1984; aunque oficialmente figurase el día 14 como el de su muerte, en realidad falleció el día 13 a las 23:23 hora española). Poeta español de la llamada generación del 27. Elegido académico en sesión del día 30 de junio de 1949, ingresó en la Real Academia Española el 22 de enero de 1950. Ocupó el sillón de la letra O.

Premio Nacional de Literatura en 1933 por La destrucción o el amor, de 1932-33, Premio Francisco Franco en 1949 y Premio de la Crítica en 1963 por En un vasto dominio, y en 1969, por Poemas de la consumación, y Premio Nobel de Literatura en 1977.

Hijo de una familia de la burguesía española, su padre fue ingeniero de ferrocarriles. Nace en Sevilla en 1898 pero pasa su infancia en Málaga, donde comparte estudios con el futuro escritor Emilio Prados.

Se traslada a Madrid donde cursa estudios de Derecho y Comercio. En 1919 se licencia en Derecho y obtiene el título de intendente mercantil. Ejerce de profesor de Derecho Mercantil desde 1920 hasta 1922 en la Escuela de Comercio.

En 1917 conoce a Dámaso Alonso en Las Navas del Marqués, lugar donde veraneaba, y este contacto supone el descubrimiento de Rubén Darío, Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez. Inicia de este modo una profunda pasión por la poesía.

Su salud empieza a quebrantarse en 1922. En 1925 se le declara una nefritis tuberculosa, que termina con la extirpación de un riñón, operación realizada en 1932. Publica sus primeros poemas en la Revista de Occidente en 1926. Establece contacto con Cernuda, Altolaguirre, Alberti y García Lorca. A lo largo de su vida ocultó su homosexualidad. En los años treinta el poeta conoce a Andrés Acero y ambos inician una intensa relación amorosa que será interrumpida por el exilio a México de Andrés tras la Guerra Civil. En palabras de Molina Foix, "Aleixandre era muy pudoroso de su condición homosexual por el daño que pudiera hacer a su familia, sobre todo a su hermana, pero a mí me dijo que cuando muriese no le importaba que se supiera la verdad; consideraba que no era ningún desdoro".

Después de la Guerra Civil no se exilia, a pesar de sus ideas izquierdistas, permanece en España y se convierte en uno de los maestros de los jóvenes poetas.



Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Vicente_Aleixandre

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Beso Alegre

Beso alegre, descuidada paloma,
blancura entre las manos, sol o nube;
corazón que no intenta volar porque basta el calor,
basta el ala peinada por los labios ya vivos.
El día se sienta hacia afuera; sólo existe el amor.
Tú y yo en la boca sentimos nacer lo que no vive,
lo que es el beso indestructible
cuando la boca son alas, alas que nos ahogan mientras los ojos se cierran,
mientras la luz dorada está dentro de los párpados.
Ven, ven, huyamos quietos como el amor;
vida como el calor que es todo el mundo solo,
que es esa música suave que tiembla bajo los pies,
mundo que vuela único, con luz de estrella viva,
como un cuerpo o dos almas, como un último pájaro.
 
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RESEÑA BIOGRÁFICA



José María Pemán y Pemartín (Cádiz, 8 de mayo de 1897 – 19 de julio de 1981) fue un activista monárquico, poeta, dramaturgo, escritor, articulista y orador español que se significó por sus ideas conservadoras y por su apoyo a la Dictadura de Miguel Primo de Rivera, al golpe de Estado militar, al Régimen subsiguiente (Movimiento Nacional) y finalmente a la opción monárquica de don Juan de Borbón.

Procedente de una familia acomodada de la burguesía andaluza. Su padre fue el diputado conservador gaditano Juan Gualberto Pemán y Maestre, perteneciente a la familia política de la Restauración, y su madre María Pemartín y Carrera Laborde Aramburu. En la fachada de la casa en que nació en Cádiz (calle Isabel La Católica nº 12) existe una gran lápida, con una figura alegórica con la estética de la época, y su busto en bajorrelieve en bronce.

Estudió el bachillerato en el colegio del Oratorio de San Felipe Neri de Cádiz (marianistas). Cursó la carrera de Derecho en Sevilla y se doctoró en Madrid con la tesis Ensayo sobre las ideas filosófico-jurídicas de La República de Platón. Esta es la única referencia curricular conocida en su formación intelectual.

Durante dos años trabajó como penalista pero, como auténtico humanista y ciudadano libre, su estatus social le permitió decidir por sí mismo qué hacer, cómo y cuándo, sin obedecer más que a las leyes civiles. Pronto comenzó a acreditarse como poeta en Juegos Florales y más tarde en obras de tema costumbrista andaluz (De la vida sencilla, 1923; Nuevas poesías, 1925; A la rueda, rueda, 1929; En el barrio de Santa Cruz, 1931, y otras muchas).


Y es que Andalucía
es una señora de tanta hidalguía
que apenas le importa «lo materiá».




Su inicio literario fueron las justas poéticas locales. En unos Juegos Florales en el Puerto de Santa María, le premiaron con accésit una trova en décimas. Poco después, en Baena, en otros Juegos Florales de los que fue jurado la insigne Blanca de los Ríos, le otorgaron otro accésit por un Canto a Andalucía en endecasílabos, y casi enseguida obtuvo el primer premio en su ciudad natal, cantando en su centenario al beato fray Diego José de Cádiz.

En los Juegos Florales de Sanlúcar de Barrameda (agosto de 1922) en los que fue mantenedor el patriarca del periodismo José Ortega Munilla, obtuvo la «flor natural» con una composición titulada El Viático, que se hizo muy famosa y con lo que comenzaría su carrera de escritor. Por estos méritos, a los 23 años fue elegido académico de número de la Real Academia Hispano Americana de Cádiz, en la que leyó un discurso de ingreso sobre La poesía hispano-americana. A los veinticuatro años contrajo matrimonio con María del Carmen Domecq Rivero Núñez de Villavicencio y González, de familia prócer jerezana. Se conocieron, ella a lomos de un caballo blanco y él a la grupa de un corcel «torcido y maltrecho». Tuvieron nueve hijos.


Pero volvamos al caso.
Móntate a la grupa mía.
No hay en toda Andalucía
caballo de mejor paso
ni de andar más señoril.
Vamos a echarle un vistazo,
niña, a la Feria de Abril...



Obra impresa

Obras completas, Madrid: Escelicer, 1947–1965, siete tomos. I. «Poesía» (1947). II. «Novelas y cuentos» (1948). III. «Narraciones y ensayos» (1949). IV. «Teatro». V. «Doctrina y oratoria» (1953). VI. «Miscelánea» (1953). VII. «Miscelánea» (1965).

Lírica
De la vida sencilla. Poesías originales, M., V. H. Sanz Calleja, 1923 (con prólogo de Francisco Rodríguez Marín).
Nuevas poesías, M., Voluntad, 1925.
A la rueda, rueda... Cancionero, M., CIAP Mundo Latino, 1929.
El barrio de Santa Cruz (Itinerario lírico), Jerez de la Frontera, Nueva Litografía Jerezana, 1931.
Elegía de la tradición de España, Cádiz, Tip. Manuel Cerón, 1931.
Salmo de los muertos del 10 de agosto, 1933.
Señorita del mar, M., Sáez Hnos, 1934.
Poesía (1923-1937), Valladolid, Santarén, 1937.
Poema de la Bestia y el Ángel, Zaragoza, Jerarquía, 1938.
Poesía sacra, M., Escelicer, 1940.
Por Dios, por la Patria y el Rey, M., Ediciones Españolas, 1940 (Estampas de Carlos Saez de Tejada).
Las musas y las horas, M., Aguilar, 1945.
Las flores del bien, B., Montaner y Simón, 1946.
Obras completas, M., Escelicer, 1947 (Tomo I: Poesía).
La Pasión según Pemán. Edibesa, 1997.
Poesía esencial. Granada, 2002. (Estudio preliminar y selección de José Enrique Salcedo Mendoza).

Narrativa y cuentos
Cuentos sin importancia, 1927.
Romanza del fantasma y doña Juanita, 1927.
Inquietudes de un provinciano, 1930.
Volaterías, 1932.
De Madrid a Oviedo, pasando por Las Azores, 1933.
La vencedora, 1933.
San Pedro, 1933.
Fierabrás, 1935.
El vuelo inmóvil, 1936.
¡Atención, atención!, 1937.
Arengas y crónicas de guerra. Escelicer-Cerón, Cádiz, 1937.
Historia de tres días, 1939.
El paraíso y la serpiente, 1942.
Señor de su ánimo, 1943.
Un laureado civil, 1944.
De doce cualidades de la mujer, 1948.
Un soldado en la historia: vida del capitán general Varela. Madrid, 1954.

Ensayo
El hecho y la idea de la Unión Patriótica, 1929.
Cartas a un escéptico en materia de formas de gobierno, 1935.
Crónicas de antes y después del diluvio, 1939.
La historia de España contada con sencillez, 1939.
Ocho ensayos religiosos, 1948.

Teatro
Isoldina y Polión, 1928.
La viudita naviera.
El divino impaciente, 1933.
Cuando las Cortes de Cádiz, 1934.
Cisneros, 1935.
Julieta y Romeo, 1935.
La danza de los velos, 1936.
Almoneda, 1937.
De ellos es el mundo, 1938.
Ha habido un robo en el teatro, 1938.
La Santa virreina, 1939.
Ella no se mete en nada, 1941.
Por la Virgen Capitana, 1941.
Metternich, 1942.
Juan sin versos, 1942.
El testamento de la Mariposa, 1942.
Hay siete pecados, 1943.
Como el primer día, 1943.
Hablar por hablar, 1944.
Si me quieres o me dejas, 1944.
Yo no he venido a traer la paz, 1945.
Diario íntimo de la tía Angélica, 1946.
Todo a medio hacer, 1946.
Antígona, 1946.
La casa, 1947.
En tierra de nadie, 1947.
Vendimia, 1947.
La verdad, 1947.
Lo que debe ser, 1948.
Semana de Pasión, 1948.
Hamlet, 1949.
Electra, 1949.
El viejo y las niñas, 1949.
El gran cardenal, 1950.
Paca Almuzara, 1950.
Por el camino de la vida, 1950.
La muerte de Carmen, 1949; libreto de ópera con música de Ernesto Halffter.





Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/José_María_Pemán

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BELLEZA SERENA

Única turbación y melodía
de tu belleza toda en paz lograda,
la fuga musical de tu mirada,
sobre la sabia y pura geometría

de tu cuerpo sin tacha, es una fuente
con dos chorros de luz, que habla de cosas
lejanas y de estrellas misteriosas
más allá de la Forma y del Presente.

Ciega, por eso, mi alma te desea
como una estatua, porque así, hecha idea,
nada turbe tu plástica armonía;

y así, ya sin lejanas alusiones,
como el jazmín serena al mediodía,
tu perfección serene mis pasiones
 
Serendi, haciendo "pinitos"

de faltas
ni una falta
siempre sumando
nunca restando

como me haces falta
si yo te hago falta
estamos a la que salta

nada falta
sin faltas
y bien alta

la ventana amistosa
clara y ahondando
en cada momento
viniendo a cuento
 
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Gerardo Diego Cendoya (Santander, 3 de octubre de 1896 – Madrid, 8 de julio de 1987) fue un destacado poeta y escritor español perteneciente a la llamada Generación del 27.

Nació el 3 de octubre de 1896 en Santander. Alumno de la Universidad de Deusto donde sigue la carrera de Filosofía y Letras, y donde conoce a quien seria después un amigo esencial en la vida literaria, Juan Larrea. Finalizada la carrera, se doctoró en Madrid. Fue catedrático de Lengua y Literatura en Institutos de Soria, Gijón, Santander y Madrid. En Santander dirigió dos de las más importantes revistas del 27, Lola y Carmen. Fue uno de los principales seguidores de la Vanguardia poética española, y en concreto del Ultraísmo y del Creacionismo. En 1925 obtuvo el Premio Nacional de Literatura, ex aequo con Rafael Alberti.

Elaboró las dos versiones de la famosa Antología de poesía que dio a conocer a los autores de la Generación del 27. Como profesor, dio cursos y conferencias por todo el mundo. Fue además crítico literario, musical y taurino además de columnista en varios periódicos.

Se casa en el año 1934, y al año siguiente se traslada como catedrático al Instituto de Santander. Su tarea poética se sigue completando con sus estudios sobre diferentes temas, aspectos y autores de la literatura española, con su labor de conferenciante y su destacada crítica musical, realizada desde diferentes periódicos.

La Guerra Civil estalla cuando se halla de vacaciones en Sentaraille (Francia). Finalizada la contienda, retorna a España y se traslada al Instituto Beatriz Galindo de Madrid, en el que permanecería hasta su jubilación.

Desde 1947 fue miembro de la Real Academia Española. En 1979, se le concedió el Premio Cervantes, el cual curiosamente resultó ser la única vez en que se premió a dos personas en un mismo año (el otro premiado fue el argentino Jorge Luis Borges). Murió el 8 de julio de 1987 en Madrid a los 90 años.

Representó el ideal del 27 al alternar con maestría la poesía tradicional y la vanguardista, de la que se convirtió en uno de los máximos exponentes durante la década de los años veinte. Su obra poética sigue, pues, estas dos líneas.

Es de destacar la influencia de Gerardo Diego en otras figuras de relevancia tanto en el ámbito nacional como regional. Destaca entre sus seguidores la poeta cántabra Matilde Camus, de la que fue profesor en el Instituto de Santa Clara en Santander. Gerardo Diego envió en 1969 una poesía cuyo título es Canción de Corro para el prólogo del primer libro de Matilde Camus titulado Voces y que fue dado a conocer en el Ateneo de Madrid. Asimismo, pronto se publicará la correspondencia que mantuvo con Matilde Camus.

Su poesía tradicional comprende poemas de corte tradicional y clasicista, donde recurre con frecuencia al romance, a la décima y al soneto. Los temas son muy variados: el paisaje, la religión, la música, los toros, el amor, etc. Es suyo el considerado por muchos el mejor soneto de la literatura española, El ciprés de Silos, así como de otros poemas importantes como Nocturno, Las tres hermanas o La despedida.

Su inclinación por el nuevo arte de vanguardia le lleva a iniciarse primero en el creacionismo. La falta de signos de puntuación, la disposición de los versos, los temas intrascendentes y las extraordinarias imágenes caracterizan esta poesía.



Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Gerardo_Diego

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ADIÓS A PEDRO SALINAS

El cielo se serena
Salinas cuando suena
Cantan los verbos en vacaciones
jaculatorias y conjugaciones
Yo seré tú serás él será
La imagen de ayer mañana volverá
La imagen duplica el presagio
¿Rezas cuando truena el trisagio?
El mundo se envenena
Salinas cuando no suena
La música más extremada
es el silencio de la boca amada
Amar amar y siempre amar
haber amado haber de amar
Y de la media de la abuela
caen las onzas oliendo a canela
El cielo se enrojece
Salinas cuando te mece
Era tu reino el del rubor
Tanta hermosura alrededor
Rosa y azul azul y rosa
Cuidado que no se te rompa
Y por tus ojos la borrasca
y la ventisca y el miedo a las hadas
El cielo se aceituna
Salinas cuando te acuna
¿No habéis visto en flor el olivo?
Sí no sí no azar del subjuntivo
¿Nunca visteis el otoño del ciervo
no habéis sabido deshojar un verbo?
Llega diciembre y llora el roble
y el cocotero de Puertopobre
El mundo se espanta
Salinas cuando no canta
Cantan los verbos en la escuela
Redondo está el cielo a toda vela
¿Pedro Salinas Serrano? Falta
Y los niños de pronto se callan
Unos en otros buscan amparo
Todo más claro mucho más claro
El cielo quiere quererme
Salinas cuando te duerme
 
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Jorge Guillén Álvarez (Valladolid, 18 de noviembre de 1893 - Málaga, 6 de enero de 1984) fue un poeta y crítico literario español, integrante de la Generación del 27.

Su vida transcurre paralela a la de su amigo Pedro Salinas, a quien sucedió como lector de español en La Sorbona desde 1917 a 1923. Estudió sus primeras letras y Bachillerato en su ciudad natal y, aunque comenzó Filosofía y Letras en Madrid alojado en la Residencia de Estudiantes, se licenció en la Universidad de Granada; en esos años hizo varios viajes por Europa; en uno de ellos, en 1919, conoce a Germaine Cahen, con la que se casó dos años más tarde. Empieza a escribir Cántico y publica crítica literaria en la prensa y sus primeros poemas sueltos en revistas. Ya licenciado, ocupa el puesto de lector en la Universidad de La Sorbona (París) hasta 1923. En 1926 ocupa la Cátedra de Literatura de la Universidad de Murcia y poco después, con Juan Guerrero Ruiz y José Ballester Nicolás idea fundar la revista Verso y Prosa para sustituir al Suplemento Literario de La Verdad y elevarlo de nivel. En diciembre de 1928 aparece en la Revista de Occidente la primera edición de Cántico; hace un lectorado en la Universidad de Oxford (1929-1931) y en este último año se incorpora a la Universidad de Sevilla.

La Guerra Civil le sorprende en Valladolid y es brevemente encarcelado en Pamplona; vuelve a su Cátedra de Sevilla y se autodestierra en julio de 1938. Ejerce su labor docente en las Universidades de Middlebury, McGill (Montreal) y en el Wellesley College; en 1947 muere Germaine y se jubila en el Wellesley College en 1957; marcha entonces a Italia, donde contrae segundas nupcias en Florencia (1958) con Irene Mochi-Sismondi, su segunda esposa, y se traslada después a Málaga; sin embargo ya había estado en España por primera vez desde la guerra en 1949, cuando fue a visitar a su padre enfermo. Reanuda su labor docente en Harvard y Puerto Rico, pero una caída con rotura de cadera le aparta de la docencia en 1970; en 1976 recibe el Premio Cervantes y en 1977 el Premio Internacional Alfonso Reyes. Fue nombrado Hijo Predilecto de Andalucía en 1983, un año antes de morir en Málaga el 6 de febrero de 1984. Sus restos mortales reposan en el Cementerio Anglicano de San Jorge, Málaga.

Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Jorge_Guillén

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AMOR A UNA MAÑANA

Mañana, mañana clara:
¡si fuese yo quien te amara!
Paso a paso en tu ribera,
yo seré quien más te quiera.

Hacia toda tu hermosura
mi palabra se apresura.
Henos sobre nuestra senda.
Déjame que yo te entienda.

¡Hermosura delicada
junto al filo de la nada!
Huele a mundo verdadero
la flor azul del romero.

¿De tal lejanía es dueña
la malva sobre la peña?
Vibra sin cesar el grillo
A su Paciencia me humillo.

¡Cuánto gozo a la flor deja
Preciosamente la abeja!
Y se zambulle, se obstina
la abeja. ¡Calor de mina!

El grillo ahora acelera
su canto. ¿Más Primavera?
Se pierde quien se lo pierde.
¡Qué mío el campo tan verde!

Cielo insondable a la vista:
amor es quien te conquista.
¿No merezco tal mañana?
Mi corazón se la gana.

Claridad, potencia suma:
mi alma en ti se consuma.
 
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Pedro Salinas Serrano (Madrid, 27 de noviembre de 1891 – Boston, 4 de diciembre de 1951) fue un escritor español conocido sobre todo por su poesía y ensayos. Se le adscribe a la generación del 27.

Hijo de un comerciante en géneros, Pedro Salinas Elmas, y de Soledad Serrano Fernández, estudió derecho y filosofía y letras. Su vida estuvo dedicada a la docencia universitaria, que comenzó como lector de español en La Sorbona desde 1914 a 1917; allí se doctoró en Letras y adquirió un gran amor por la obra de Marcel Proust, de cuyo À la recherche du temps perdu tradujo al castellano los tres primeros volúmenes.

Se casó en 1915 con Margarita Bonmatí Botella, una alicantina natural de Santa Pola e hija de un industrial con destilerías en Argel. Salinas le escribió cada día una carta de amor y ese epistolario fue recogido en Cartas de amor a Margarita (1912–1915) por su hija Soledad Salinas; también tuvo otro hijo, Jaime Salinas, editor y escritor, que ha ganado el premio Comillas de biografía por su libro Travesías: Memorias (1925–1955).

En 1918 Pedro gana una cátedra en la Universidad de Sevilla (donde tuvo como alumno a Luis Cernuda) y entre 1922 y 1923 enseñó en Cambridge; pasó luego a la de Murcia (1923–1925). En 1925 publicó una versión modernizada del Cantar de Mio Cid. En 1926 pasó a la Universidad de Madrid donde fundará en 1932 la revista Índice Literario para dar cuenta de las novedades literarias hispánicas. También escribió en Los Cuatro Vientos. Entre 1928 y 1936 fue investigador del Centro de Estudios Históricos, donde se encargó de la sección de literatura moderna.

Fue nombrado profesor de la Escuela Central de Idiomas y secretario general de la Universidad Internacional de Verano de Santander. Allí conoció en el verano de 1932 a una estudiante norteamericana, Katherine R. Whitmore, que sería luego profesora de lengua y literatura española en Smith College (Northampton, Massachusetts); ella es la destinataria de su trilogía poética La voz a ti debida, Razón de amor y Largo lamento; este romance se mantuvo aun cuando Katherine regresó a Estados Unidos para proseguir sus estudios, en forma epistolar; volvió para el curso académico 1934–1935, pero la mujer de Salinas descubrió el affaire e intentó suicidarse. Ante esto Katherine intentó poner fin a la relación, pero la Guerra Civil y el exilio del vate en Norteamérica, dificultaron estos propósitos; de todas formas, en 1939 Katherine se casó con su colega Brewer Whitmore y, aunque tuvo aún esporádicas noticias sobre Salinas, la conexión se rompió definitivamente. Se vieron por última vez en 1951, y Katherine falleció en 1982; autorizó sin embargo la publicación de su Epistolario con Salinas, guardado en la biblioteca de la Universidad Harvard, siempre que fuera 20 años después de su muerte y se omitieran las que ella le envió. Las de Salinas son unas trescientas, testimonio de una relación que duró quince años hasta que concluyó en 1947.

Pedro Salinas pasó algunas vacaciones de verano en un pueblo de Alicante, Altet, pedanía de Elche, donde su mujer poseía una hacienda familiar, de nombre «Lo Cruz». Sostuvo una temprana, duradera y gran amistad con Jorge Guillén, de trayectoria muy parecida a la suya y con quien inició un activo epistolario que también ha sido publicado. Menos conocida es la amistad que sostuvo con Miguel Hernández, cuyo libro Perito en lunas saludó y promocionó en una reseña publicada en Índice literario, núm. 2 de 1933.

La Guerra Civil Española le sorprendió en Santander como secretario en la Universidad Internacional de Verano (lo fue entre 1933 y 1936). Marchó a América para enseñar en la universidad de Wellesley College y en la Universidad Johns Hopkins de Baltimore, en Estados Unidos. En el verano de 1943 se trasladó a la Universidad de Puerto Rico. En 1946 regresó a su cátedra de la Universidad Johns Hopkins. Falleció en Boston el 4 de diciembre de 1951, siendo enterrado sin embargo en San Juan de Puerto Rico.



Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Pedro_Salinas

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AMOR, AMOR, CATÁSTROFE

Amor, amor, catástrofe.
¡Qué hundimiento del mundo!
Un gran horror a techos
quiebra columnas, tiempos;
los reemplaza por cielos
intemporales. Andas, ando
por entre escombros
de estíos y de inviernos
derrumbados. Se extinguen
las normas y los pesos.
Toda hacia atrás la vida
se va quitando siglos,
frenética, de encima
desteje, galopando,
su curso, lento antes;
se desvive de ansia
de borrarse la historia,
de no ser más que el puro
anhelo de empezarse
otra vez. El futuro
se llama ayer. Ayer
oculto, secretísimo
que se nos olvidó
y hay que reconquistar
con la sangre y el alma,
detrás de aquellos otros
ayeres conocidos.
¡Atrás y siempre atrás!
¡Retrocesos, en vértigo
por dentro, hacia el mañana!
¡Que caiga todo! Ya
lo siento apenas. Vamos
a fuerza de besar,
inventando las ruinas
del mundo, de la mano
tú y yo
por entre el gran fracaso
de la flor y del orden.
Y ya siento entre tactos,
entre abrazos, tu piel
que me entrega el retorno
al palpitar primero,
sin luz, antes del mundo,
total, sin forma, caos.
 
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