Dolce Paola

Vamos a Ver Como Pueden Comparar a Paola Con Sofía O Margarita Vamos Cada una tiene su estilo y su Gracia pero Con Paola a Su Lado No Tenían Nada que Hacer Sofía Es y será Una Mujer Fea Puede ser una Gran Reina a Los Ojos públicos pero es muy fea y Margarita Pues fea no es pero es muy pan sin sal la encuentro muy normal.

vamos a Comparar e incluso con sus parejas vean la diferencia entre el atractivo y el magnetismo que tenían

Aquí las Tres Damas Mencionadas en fotos similares y Arregladas

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Aquí Con Sus Respectivas Parejas

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Comparto contigo que Paola ha sido bellísima, pero a mí Sofia no me parece nada fea, la ví únicmaente una vez en persona pero no me pareció para nada que fuese fea. De todas maneras no todos tenemos los mismos gustos, eso también es cierto.
 
Paola de Bélgica

Gtres
Sus primeros años de matrimonio transcurrieron dentro de lo “normal”. Los problemas empezaron a surgir una vez nació el primogénito, el príncipe Felipe. Años después llegaría la princesa Astrid y ya cuando llegó el tercer vástago, el príncipe Lorenzo, la vida de real pareja ya era una auténtica jornada de puertas abiertas donde entraban y salían coristas, actrices, aristócratas, cantantes, empresarios y fotógrafos. Si Diana de Gales se quejó porque su matrimonio lo formaban tres- en referencia a Camilla Parker, actual mujer del heredero a la corona británica- en el de los príncipes belgas los números eran bastante más altos. El primero en saltar los muros de palacio fue Alberto II. Su mujer, al tener conocimiento, siguió el mismo camino y sin necesidad de montar una manifestación. Lo suyo era verdadero empoderamiento femenino. A finales de los años 60, unas fotografías de Paola en compañía del fotógrafo de la revista Paris Match, Albert Adrient de Munt, en una playa de Italia hicieron temblar los cimientos de la mojigata corte belga con Balduino y Fabiola al frente. Si Alberto tenía una hija ilegítima, Paola, más astuta, le devolvía la humillación de forma pública. Al fotógrafo y conde francés le siguió el empresario Aldo Vastapone y, más tarde, el cantante Salvatore Adamo, quien incluso le dedicó la canción ‘Dolce Paola’. Todo esto le sorprendió a su alteza real siempre morena, resplandeciente y bien peinada. Nunca bajó la cabeza.

Alberto y Paola entraron en una espiral de destrucción. Su matrimonio era una farsa y todo el mundo lo sabía. Pero el jefe de la casa era su hermano Balduino, que más beato no lo ha habido, y jamás permitió que el matrimonio se divorciara. Lejos de ello, la nada festiva Fabiola, se encargó de organizar en 1984 la fiesta de las bodas de plata de sus cuñados. Ahí se empezó a cimentar la reconciliación, a fuego lento, durante 9 años, hasta que murió Balduino y Alberto dejó de ser príncipe de Liege para convertirse en rey de los belgas junto a su mujer, Paola ‘la princesa rebelde’. Por el bien del país y de su familia, la pareja aguantó, unida.

Los errores del pasado ahí quedaron y ya nada les sorprendió. Su matrimonio había sido una montaña rusa y lo que les quedaba por delante era, por el bien de los suyos, ser un matrimonio más convencional. Lo lograron. Los años de su reinado, de 1993 a 2013, fueron los más estables del matrimonio. Hoy, forman una pareja de ancianos adorable, donde lo que más les gusta es estar con sus nietos. Ni la paternidad de Delphine Boel, hija ya reconocida del rey, hizo temblar su apacible jubilación. Después de todo lo que pasaron, una hija ilegitima era lo de menos.
 
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