Una de las pocas cosas buenas que ha traido el COVID es que Charlene vió las orejas al lobo y al fin ha decidido ejercer y vivir como lo que en su día escogió. Da gusto ahora verlos en los actos, no es la alegría de la huerta pero al menos está presente y es más empática e incluso tiene algún gesto de cariño y complicidad con Albert.Charlene sonriendo! Es un milagro de día nacional!!