La foto de arriba a la izquierda es igual que Carlota.
CAROLINA DE MÓNACO: ELEGANCIA Y GLAMOUR DE UNA PRINCESA
- Autorsofi
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Desde mi adolescencia Carolina ha sido guapísima, elegante y atrevida (estoy hablando del vestir). Actualmente, a sus casi 58 años, no la veo mal. Ha envejecido y no se ha operado -si lo ha hecho, el tratamiento ha sido muy poco agresivo- en las últimas fotos parece que ha engordado un poco pero es natural. Todas sufrimos variaciones en el peso.
Creo que es una mujer que apuesta por la naturalidad y dentro de unos años la veremos convertida en una abuela (como nos ha pasado con Paola de Bélgica) y que pocas veces más veremos a la Carolina que apuesta por trajes transgresores. Su estilo será clásico pero la verdad es que le sienta como un guante y si conserva la salud la veremos así de elegante muchos años más.
Carolina, acostumbrada a la vida pública desde su nacimiento, ha desarrollado una personalidad que le es favorable, al contrario que otras princesas de cuna. Parece una mujer alegre y contenta o agradecida con lo que la vida le ha deparado. Se ve unida a sus hijos e hijos de Ernesto de Hannover y encantada con los dos nietos; su relación con la familia Casiraghi, tantos años después, sigue siendo o pareciendo buena.
Como princesa, una profesional; en los actos oficiales nunca una cara larga y siempre disfrutando del acto al que asiste. Sólo recuerdo la vez que se peleó con Lindon en público y nunca más volvieron a aparecer juntos o la humillación que, estoicamente, aguantó el día de la boda de Felipe VI por culpa de su marido Ernesto de Hannover, del que quizás no se ha divorciado porque ambos tienen muy claro que no volverán a casarse jamás y Ernesto, al que siempre vi enamoradísimo de Carolina, debe desear que ella sea su viuda. Evidentemente no lo sabremos nunca.
Creo que es una mujer que apuesta por la naturalidad y dentro de unos años la veremos convertida en una abuela (como nos ha pasado con Paola de Bélgica) y que pocas veces más veremos a la Carolina que apuesta por trajes transgresores. Su estilo será clásico pero la verdad es que le sienta como un guante y si conserva la salud la veremos así de elegante muchos años más.
Carolina, acostumbrada a la vida pública desde su nacimiento, ha desarrollado una personalidad que le es favorable, al contrario que otras princesas de cuna. Parece una mujer alegre y contenta o agradecida con lo que la vida le ha deparado. Se ve unida a sus hijos e hijos de Ernesto de Hannover y encantada con los dos nietos; su relación con la familia Casiraghi, tantos años después, sigue siendo o pareciendo buena.
Como princesa, una profesional; en los actos oficiales nunca una cara larga y siempre disfrutando del acto al que asiste. Sólo recuerdo la vez que se peleó con Lindon en público y nunca más volvieron a aparecer juntos o la humillación que, estoicamente, aguantó el día de la boda de Felipe VI por culpa de su marido Ernesto de Hannover, del que quizás no se ha divorciado porque ambos tienen muy claro que no volverán a casarse jamás y Ernesto, al que siempre vi enamoradísimo de Carolina, debe desear que ella sea su viuda. Evidentemente no lo sabremos nunca.
Debe ser la personalidad. Carolina brilla porque disfruta siendo princesa; cree en el Principado porque quiere a sus padres. Charlotte ha participado de los actos del Principado desde pequeña pero debe ser tímida o quizás piensa que, habiendo fallecido su abuelo hace tanto tiempo, ella no tiene porque ocupar un puesto de primer orden en el Principado (sus primos son los herederos y hasta el anuncio de su nacimientos Andrea y Pierre estaban por encima de ella como posibles herederos). En su actividad pública como amazona y modelo, desde que está con Gad, se la ve más desenvuelta. Pienso que Stephano era tímido y que Charlotte y Andrea también lo son. A Pierre y Alexandra les veo el carácter de Carolina.
Charlotte es una mala copia de Carolina, no tiene el carisma y el gancho de la madre. Ha seguido un poco sus pasos emparejandose con Gad, como Carolina lo hizo con Junot, hombres maduros, pero siempre un par de tonos por debajo.
