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El primero de ellos, en 1995, el de Cecilia una anciana de más de 80 años. Tuvo la mala suerte de pillar a un gitano robando en su casa. Era Bernardo Montoya. La hirió con una puñalada en la garganta, pero la dejó viva. La anciana denunció el hecho y Bernardo fue detenido y puesto en libertad a la espera dejuicio. Nada más estar en la calle volvió a casa de Cecilia y acabó con ella de otra puñalada. Ya no habría más testigos. Un error, pues Bernardo fue declarado culpable y pena su crimen en la cárcel.
Este Bernardo Montoya no es un gitano criado en el pueblo. Según relatan los propios gitanos, esta familia llegó hace unos diez años y los jóvenes se habían criado en Barcelona. Luego se casaron con gitanas del pueblo y entraron en la familia Aguilera, la de los patriarcas de Cortegana.
Bernardo Montoya tenía un hermano gemelo, Luciano. Y precisamente este gemelo, paga en la cárcel el asesinato de otra paya de Cortegana, una joven de 35 años llamada Mari Carmen. Según cuentan en el pueblo, Luciano robó la cartera de Mari Carmen y esa noche la chica, en un bar o una discoteca, anunció que lo iba a denunciar. Cuando llegó a su casa la estaban esperando y amaneció muerta.
La familia Montoya, como es de esperar, tiene mala fama. El asesinato el pasado 8 de enero de Mateo Vázquez, un hombre con las facultades mentales algo disminuidas que fue encontrado en una explanada cercana al pueblo ahorcado con su propio cinturón y con signos de haber sido robado y apaleado, fue la gota que colmó el vaso. Todo el mundo en Cortegana sabe quienes han sido detenidos como presuntos autores de este asesinato: dos Aguilera, parientes de los Montoya, y un menor de esta misma familia.
Este Bernardo Montoya no es un gitano criado en el pueblo. Según relatan los propios gitanos, esta familia llegó hace unos diez años y los jóvenes se habían criado en Barcelona. Luego se casaron con gitanas del pueblo y entraron en la familia Aguilera, la de los patriarcas de Cortegana.
Bernardo Montoya tenía un hermano gemelo, Luciano. Y precisamente este gemelo, paga en la cárcel el asesinato de otra paya de Cortegana, una joven de 35 años llamada Mari Carmen. Según cuentan en el pueblo, Luciano robó la cartera de Mari Carmen y esa noche la chica, en un bar o una discoteca, anunció que lo iba a denunciar. Cuando llegó a su casa la estaban esperando y amaneció muerta.
La familia Montoya, como es de esperar, tiene mala fama. El asesinato el pasado 8 de enero de Mateo Vázquez, un hombre con las facultades mentales algo disminuidas que fue encontrado en una explanada cercana al pueblo ahorcado con su propio cinturón y con signos de haber sido robado y apaleado, fue la gota que colmó el vaso. Todo el mundo en Cortegana sabe quienes han sido detenidos como presuntos autores de este asesinato: dos Aguilera, parientes de los Montoya, y un menor de esta misma familia.