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Una vez en un programa de Canal Sur Andalucía, ántes de que se prohibiera hablar mal de la pantoja, salió una señora diciendo que la pantoja con 16 años entró a trabajar en un tablao flamenco y se lió con el dueño que estaba casado y con muchos hijos, la que lo contaba era su ex mujer, a la que dejó colgada con todos los niños para irse con la pantoja. Un señor ya mayor que se encandiló de ésa niña y la encumbró por los mejores sitios de Sevilla. Según decían, en Sevilla era sabido que todo lo que conseguía la panto, no era por sus méritos, sino porque siempre sabía a quien acercarse y a quién camelarse, y su madre también. Desde muy joven ya sabía echar miraditas y sonrisitas para encandilar a quien fuese. Si hay algo que hay que reconocerle es que ha sido siempre muy lista. Demasiado lista. Y que también ha tenido estrella, éso no se lo quita nadie. Dicen que en Sevilla no es muy apreciada que digamos...