¿No me digas?
Cuenta, cuenta...
A grandes rasgos, siempre me pareció que tenía una personalidad obsesiva, actitudes y modos un tanto autoritarios, era quisquillosa, de carácter manipulador... siempre pensé que arrastraba alguna frustración... tan pronto te montaba un pollo como te adoraba, lo cual ya de entrada te hacía desconfiar.
Su propia familia la apartó del diario porque estaban de ella hasta el gorro.