Ha fallecido Rita Barberá

Hugo Martínez Abarca: "Minutos de silencio"

Murió Rita Barberá. Era un ser humano cuya muerte han debido de sentir sus seres queridos (familiares, amigos, compañeros…) incluso gente que sin conocerla directamente le tuviera aprecio personal. Humanamente es una mala noticia como lo es cualquier muerte. Políticamente también es una mala noticia: Rita Barberá no ha sido juzgada y por tanto su participación en las tramas del PPCV se salda con la impunidad; además es una mujer que necesariamente sabía mucho sobre esas tramas y se muere con un montón de secretos que habrían sido valiosísimos para la justicia. Es una pésima noticia se aborde desde la perspectiva que se aborde y eso no merece ninguna discusión.

Nada tiene que ver con esa valoración el debate sobre los minutos de silencio que surje por los celebrados por Rita Barberá pero que merece una reflexión más amplia. Cuando se producen muertes relevantes se suele evitar el debate sobre minutos de silencio ni sobre funerales de Estado (siempre religiosos y de confesión católica independientemente de la religiosidad o no de quien haya fallecido) dada la dificultad que rodea a la muerte, sobre la que sólo cabe decir frases hechas y topicazos que, encima, devalúan las frases bonitas que se dicen sobre alguien que sí lo merece porque aunque no lo mereciera se habrían dicho igual. Pasados unos días nadie recuerda lo anecdótico y por tanto es un debate que nunca se hace.

Los minutos de silencio son una forma de expresar un sentido común. El Congreso de los Diputados, del que nunca fue diputada Rita Barberá, guardó un minuto de silencio por su muerte. Se expresa así, en primer lugar, un sentido común de pertenencia: se coloca a un lado u otro de “los nuestros”, las muertes que merecen una honra institucional. A nadie se le habría ocurrido proponer minutos de silencio por Jesús Gil, otro alcalde de una importante ciudad española, por ejemplo: Jesús Gil no era de “los nuestros” afortunadamente.

El problema no es que no haya un criterio rígido: a la muerte de Barberá se guardó un minuto de silencio, a la de Labordeta, que sí había sido diputado, no. Hay muertes de personas que no pertenecían a instituciones pero que es importantísimo que éstas muestren que su muerte es un asunto institucional, como pueden ser las víctimas de determinados crímenes (violencia machista o terrorismo, por ejemplo). Es connatural a las instituciones públicas la construcción de un sentido común, una identificación de los hechos que son dolorosos o agradables para la nación, los héroes y los villanos. Cuando un diputado de ERC paró para hacer unos segundos de silencio por el aniversario del asesinato de Lluis Companys, un diputado del PP interrumpió con una “¡Viva España!”. Son dos sentidos comunes distintos: el de quien defiende a su país homenajeando a un cargo democrático asesinado por una coalición de nazis y fascistas y el de quien no tolera esto pero sí exige ese silencio para quien murió de forma natural investigada por haber blanqueado dinero para financiar ilegalmente su partido.

Guardar un minuto de silencio en las instituciones tiene menos de homenaje personal que de construcción de sentido común de época. Y en ese sentido común hay que rechazar que se guarde un minuto de silencio por una persona como Rita Barberá. Más allá de lo personal, que sólo merece respeto y afecto para quienes sufren por su muerte, en lo político Rita Barberá fue uno de los vértices del saqueo del país, de la puesta de las instituciones al servicio de minorías y tramas corruptas mientras la ciudadanía valenciana veía deteriorados todos sus servicios públicos y sus condiciones de vida.

La defensa republicana de las instituciones pasa por entender que quienes han participado del saqueo no han trabajado en las instituciones sino contra ellas. Lógicamente y por pura humanidad, las instituciones no pueden reaccionar ante una muerte, ante ninguna, más que con respeto, sin escarnio alguno, por supuesto. Pero la construcción de instituciones republicanas, la defensa de la democracia, de lo público… pasa por la construcción de un sentido común que no incluya a quienes han atacado a las instituciones invirtiendo su papel y poniéndolas ilegítimamente al servicio de minorías poderosas y corruptas.

Para eso sirven los minutos de silencio institucionales, a quién se pone o se quita una calle, una placa… No sé cuál es la mejor manera de poner los instrumentos de construcción de sentido común al servicio de la democracia. Es un debate relativamente menor, aunque creo que si me hubieran preguntado habría apoyado no participar en esos minutos de silencio (sabiendo que hay razones para defender lo contrario): sobre todo por humanidad con gente que ha recibido ese minuto de silencio y sí lo merecía y que ahora queda convertido en una cuestión burocrática o, peor, equiparado a una persona tan distinta. Lo importante es entender por qué ante algunas muertes no guardar esos minutos de silencio es una falta de respeto intolerable y por qué ante otras ni se plantea que merezcan ese protagonismo. La pregunta no es humana sino política y moral: ¿Es la persona muerta ejemplo del país que queremos o la causa de su muerte ejemplo de lo que queremos desterrar del país?

No hacen homenajes, hacen país.

Hugo Martínez Abarca es diputado de Podemos en la Asamblea de Madrid y autor del blog Quien mucho abarca.

https://www.cuartopoder.es/tribuna/2016/11/23/minutos-de-silencio/9317
 
Un respeto (también) a los vivos
Jesús Maraña


la muerte de su excompañera Rita Barberá. ¿Es que no entienden nada de nada? ¿O quizás lo entienden demasiado bien, y se trata simplemente del uso hipócrita de una muerte para imponer un discurso y una concepción exclusiva y excluyente de la democracia? ¿No deberíamos negarnos a entrar una y otra vez en debates escandalosamente ficticios?

Sólo unos apuntes personales sobre esta enésima y forzada polémica (iniciada por dirigentes del PP que sólo unos días antes de su muerte huían de Rita Barberá para no ser fotografiados a su vera):

  • Las causas de la muerte de la exalcaldesa (como de cualquier otro ser humano) las establecen médicos forenses. Alguien que se dedica al servicio público y que acusa de haber provocado una muerte a la prensa, a los tuiteros o a la oposición no es digno de su cargo. Que Rafael Hernando o Celia Villalobos hablen de “linchamiento”, “cacería” o “condena a muerte” ya no sorprende, porque llevan años difamando sin pudor a quienes se les antoja. Que el propio ministro de Justicia, Rafael Catalá, lance el reproche de que “cada uno tendrá sobre su conciencia las barbaridades que ha dicho sobre Barberá sin prueba alguna” es muy grave, porque está poniendo en solfa las investigaciones judiciales llevadas a cabo por los órganos correspondientes.

  • La muerte (de cualquiera) no rectifica de ningún modo su comportamiento en vida. Al margen de lo que concluyan los tribunales sobre la causa por blanqueo de capitales en la que Barberá tuvo que declarar este mismo lunes ante el Supremo, la responsabilidad política de la exalcaldesa es la de quien dirige con mano de hierro durante más de dos décadas un equipo político que prácticamente al completo está ahora imputado por varios delitos. Si a estas alturas diputados, dirigentes y hasta ministros de Justicia no entienden la diferencia entre responsabilidad política y penal es simplemente porque no les interesa. Y si les parece que la difunta Barberá no se enteró absolutamente de nada de lo que ocurría en su entorno más directo (financiación irregular, pagos con dinero negro, comisiones ilegales, despilfarro de recursos públicos…) será porque le guardan escaso respeto a la sagacidad de la difunta o porque prefieren ejercer (demasiado tarde) de abogados defensores.

  • No es la primera vez que vivimos esta absoluta sobreactuación, aunque sí la más sonora. Hay que recordar lo que se escuchó decir entre dirigentes del PP y portavoces de la derecha mediática en las primeras horas posteriores al asesinato de la entonces presidenta de la Diputación de León Isabel Carrasco. Se pretendió relacionar su muerte con la “agitación popular” derivada del 15-M. Enseguida se supo que se trataba de un crimen por motivaciones de venganza personal, pero han pasado dos años y nadie se ha disculpado.

  • Antes o después de guardar ese urgentísimo minuto de silencio en el Congreso (con el cadáver de Barberá aún en el hotel de enfrente) unos cuantos representantes del PP deberían haber reflexionado otro minuto más antes de lanzar proclamas que podrían ser consideradas como “incitación al odio” con similar argumentación a la que puede reprocharse a esos descerebrados que incendian Twitter o a esos medios que publican informes rechazados repetidamente en los tribunales por su meridiana falsedad con el único objetivo de ensuciar a políticos y organizaciones concretas.

  • El grupo parlamentario de Unidos Podemos ha cometido el error de facilitar una vez más que toda la polémica gire en torno a su ausencia de ese minuto de silencio convocado por la presidencia del Congreso y aceptado por los demás grupos. Es cierto que lo lógico desde el punto de vista institucional era en todo caso que se guardara ese gesto de respeto en el Senado y en el Ayuntamiento de Valencia. Es cierto que no se había convocado nunca en honor de nadie que no fuera o hubiera sido diputado. Es cierto que se solicitó en su día para homenajear al entonces exdiputado y cantautor José Antonio Labordeta y fue denegado. Dicho todo esto, y una vez que el gesto se iba a producir, los parlamentarios podemitas podrían haberse quedado respetuosamente en sus escaños (no estaban obligados a aplaudir) y haber explicado su argumentada discrepancia.

  • La sobreactuación desde determinados ámbitos del PP (bastante extendida a juzgar por su insistencia en las redes sociales) quizás pretenda hacer olvidar el hecho de que fue el propio PP el que exigió a Rita Barberá que se apartara del partido cuando fue citada a declarar por el Supremo. ¿Era eso una “condena a muerte”, como diría Villalobos, para quien fue la militante número 3 de Alianza Popular y para quien consideraba (con bastante razón) que sin su colaboración desde el congreso de Valencia de 2008 Mariano Rajoy nunca habría llegado a la presidencia del Gobierno?

  • Lo que denota esta reacción es que en el PP no se tiene asumido en absoluto (o no se quiere asumir) lo que significa elevar la exigencia de dignificación de la política. Primero blindaron a Barberá en el Senado (y en su Mesa, para que continuara siendo aforada aun en periodos preelectorales), luego no tuvieron más remedio que disimular que dejaba el partido para defenderse, y finalmente utilizan su muerte repentina para acusar a todo lo que se mueve de haber ejecutado un ”linchamiento”. Conviene que el PP decida cuál es su baremo definitivo para apartar a alguien de sus filas. Y conviene que todos los partidos se acostumbren a distinguir sin trampas las responsabilidades políticas de las judiciales. De esa forma avanzaríamos en la buena costumbre de no identificar una dimisión con una admisión de culpabilidad, lo cual permitiría continuar en la carrera política con normalidad, como ocurre en otras democracias.

  • Por último, debería aclarar el PP de una vez por todas cuál es su concepto de derecho a la información. Por si no lo saben, no se trata de un capricho ejercido por malvados periodistas (por cierto como si la mayoría de los medios de comunicación no hubieran actuado más bien en defensa de Barberá despreciando la financiación irregular y el manejo de dinero negro como “una tontería de mil euros”). Por supuesto que en los medios se cometen errores, y estamos obligados a rectificar y a responder si cabe ante los tribunales. ¿Y no tienen nada que explicar esos grandes medios que durante años no supieron o quisieron ver las grandes tramas de corrupción en Valencia mientras recibían suculentos ingresos de publicidad institucional?

Un respeto a los muertos. Por supuesto. Pero también a los vivos.


P.D. Los que preferirían que se cerraran ojos y oídos a todo aquello que no sea propaganda considerarán también una “cacería” la carta que como ciudadano he enviado a la Comisión de Peticiones del Congreso reclamando la renuncia de Jorge Fernández Díaz como presidente de la misma, por las razones que aquí se explican. Otros 30.000 ciudadanos ya se han sumado, quizás porque piensan que la mejor manera de reivindicar la política es dignificar su ejercicio.

http://www.infolibre.es/noticias/opinion/2016/11/25/un_respeto_tambien_los_vivos_58028_1023.html
 
Los últimos días de Rita Barberá
El abandono de sus compañeros de partido sumió a Barberá en una soledad de quejas que trasladaba regularmente a su pequeño círculo de allegados

"Lo puse yo, yo di su nombre en una comida en el adosado que Mariano tiene en Pozuelo, yo le hice presidente", decía sobre un Alberto Fabra que le había retirado el saludo

Durante su última comida en el Senado dos senadoras del PP abandonaron su mesa para no compartir espacio con ella


El final de la vida política de Rita Barberá fue un cúmulo de sinsabores hacia dentro, frente a un partido en el que los más jóvenes se atrevían a despreciarla públicamente y donde los mayores le daban la espalda. El PP que hoy llora a la veterana política la dio por muerta mucho antes de su fallecimiento biológico.

Tras su expulsión del grupo popular en el Senado, Barberá seguía frecuentando la mesa en la que los senadores valencianos se reúnen para comer durante los días de pleno. En esa zona del comedor se citan parlamentarios como Agustín Almodovar, Pedro Agramunt, Alberto Fabra, María Mercedes Mallol y Salomé Pradas, además de otros invitados habituales como el expresidente balear José Ramón Bauzá.


Como broma privada, los comensales tenían la costumbre de ubicar una pequeña bandera valenciana en el centro de la mesa y a Barberá, el gesto, le parecía de lo más procedente.

Hace dos semanas, fue la última vez que la exalcaldesa se sentó a esa mesa y tuvo que aguantar el desprecio de dos senadoras jóvenes que recogieron sus platos para no compartir el espacio con ella.

La relación con Alberto Fabra en esas comidas también era tensa. El expresidente de la Comunidad Valenciana ya no se hablaba con Barberá y esto le indignaba: "Si lo puse yo. Yo di su nombre en una comida en el adosado que Mariano tiene en Pozuelo. Yo le hice presidente", clamaba ella en una conversación telefónica con una de las pocas colaboradoras que todavía atendían sus llamadas.

Barberá estaba muy enfadada. Sus críticas más constantes eran para los "jóvenes del PP". Nunca entendió la campaña iniciada por Andrea Levy o Pablo Casado pidiendo su cabeza. En esos días en los que su dimisión se veía venir recibió constantes llamadas del exministro de Exteriores pidiéndole la rendición. También Javier Arenas la abandonó, un hecho que ocupaba un lugar especial en la colección que el PP le fue regalando después de que el Supremo decidiese su imputación.

Pocos minutos después de conocerse la noticia de su muerte, un destacado diputado del PP aseguraba: "Ella ha gestionado miles de millones de euros y estaba siendo perseguida por una operación de apenas mil euros. No se explica que el partido le haya dado la espalda".

El PP ha emitido un comunicado en el que asegura que la obra política de la fallecida "quedará en la memoria de todos los ciudadanos" tras una vida de "fortaleza" dedicada al "servicio público".

Mariano Rajoy ha reconocido que habló con Barberá, con motivo de su declaración ante el Supremo. La revelación, que sería un escándalo sin la circunstancia de la muerte, pretende dibujar al presidente como el hombre que nunca dudó de Rita Barberá aunque dejara hacer al resto.

El Hotel Villa Real, ubicado en la Plaza de Las Cortes, intentaba en la mañana del miércoles recuperar cierta normalidad. Los encargados de suministros actuaban como en un día cualquiera: introduciendo comida y mercancías por la misma puerta por la que, minutos después, saldría el cadáver. Había muchos curiosos.

A las 10:44, el furgón de la Empresa Municipal Servicios Funerarios de Madrid bajó por la Carrera de San Jerónimo, en un último paseo frente a los leones del Congreso de los Diputados. Dentro, los diputados del PP se entregaban a la tarea de ensalzar la tarea de la misma persona a la que dieron la espalda cuando un tribunal quiso ver en ella la prueba de un delito que, de existir, sería de todo el Partido Popular.

23/11/2016 - 20:21h
 
El cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, ha asegurado hoy que "imagina" que la exalcaldesa y senadora Rita Barberá ha sufrido "mucho" durante la última etapa de su vida por la "condena pública" e "injusta" que a su juicio pesó sobre ella.
 
Si, seguramente
si fué o no culpable es ahora entre ella y Dios.
la condena mediática se ha vuelto realmente en un mounstruo terrible
y si la persona resulta inocente a ver quién le devuelve lo quitado!!!
yo seré ilusa, pero aún confío en el poder judicial.
sin embargo, aqui en mi país acaban de "soltar" a Nadine Heredia que tiene hasta dos testigos colaboradores eficaces que prácticamente han aportado suficientes pruebas para impedirle la salida de Perú y sin embargo, el funcionario brasilero de la FAO ya le dió trabajo y se fué sin transición hasta Ginebra sede de la FAO.
Parece que en la FAO dan trabajo a diestra y siniestra............
Qué FEO la FAO.
 
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Antonio García-Trevijano sobre el fallecimiento de Rita Barberá

A partir del minuto 0:13

http://www.diariorc.com/2016/11/23/...ayoria-de-edad-no-se-adquiere-ni-llega-nunca/

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Antonio García Trevijano sobre el fallecimiento de Rita Barberá y la reacción de Pablo Iglesias
"El respeto a los muertos"
"El desprecio del difunto es un acto de tal villanía"
"Pablo Iglesias es escoria"

A partir del minuto 0:30.

http://www.diariorc.com/2016/11/24/...el-nombramiento-de-los-cargos-de-su-bobierno/
 
Última edición:
¿ Labordeta no era político? ¿ no se merecía el minuto de silencio?.... Sobre el tema de Venezuela no se que pinta en este hilo, pero hay demasiados intereses creados sobre el tema, pero me pregunto ¿ por qué no se habla de las condiciones de vida en Guatemala, Colombia, México......?
Porque en esos países, tienen todavía libertad y esperanza de que cambie su suerte con gobiernos decentes y no tienen necesidad de salir para comprar medicinas y alimentos de primera necesidad. En los gobiernos totalitarios, solo medran los afectos al régimen y los demás ni esperanza tienen.
 
La poca humanidad lo demostró esta señora con las victimas del metro.

¿Rita embelleció mucho Valencia? ... pero ¿ a qué precio?... En el 2008 mi empresa trabajaba para la Comunidad Valenciana, y gracias a gente como Rita Barberà, que no pagaban las facturas y la empresa quebró.
Esta claro que cada uno habla de la feria según le fue en ella. Espero que te haya ido bien estos años.
 
¿Estás segura de que está tergiversado?

si, carolino, vi ayer el video completo, pero lo vi en twitter y no me quedé con el enlace

el video no está tergiversado, es que si solo capturas la imagen donde se ve a una victima del metro de valencia y a rita barberá burlandose, parece que era una manifestación del metro de valencia y que rita se burló de ellos

lo que explica ver el video completo, es que es una protesta de todo tipo contra ella, hay todo tipo de reclamaciones, entre ellas, por supuesto la victimas del metro de valencia, y barberá hace una burla, pero no es en concreto a las víctimas del metro, sino algo general.

asi que el titular, barberá se burla de las victimas del metro de valencia, es una media verdad, que como se dice, es la mayor de las mentiras

tiene algo de verdad, si, barberá se burló de los manifestantes, incluidos las victimas del metro, si, porque estaban alli, se burló EXPRESAMENTE de las victimas del metro, no es cierto, por lo que el titular no es cierto.

y ojo que visto el personaje que llevó el tema del accidente del metro me lo creo todo, porque achavo personaje!!
 
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