Queridos cabronazos de la Fábrica de la Mierda:
Ha llegado la hora. Después de años de abusos, por fin es San Martín. Abusos a los telespectadores, abusos a inocentes a los que manipuláis e insultáis por un módico precio, abusos de la ley por violentar constantemente los horarios protegidos y las prohibiciones de publicidad encubierta y publicidad maliciosa (te saco un presunto médico hablando de colesterol y un cuarto de hora más tarde te endoso las putas Aquileas Limpiasangre). En esta vida, nada es gratis. Y estáis empezando a pagar por todo el daño infligido. Ha llegado la hora de decidir qué camino tomáis, estar al lado del espectador o contra él.
Lo que los espectadores queremos lo sabéis de sobra. Queremos ver a la Potorro arrastrada, mendigando en la calle, despojada de ese áura construida a base de mentiras, montajes y azúcar glass. Queremos ver a Kika Delincuente pasar una temporada entre rejas cuando pierda su próxima causa penal. Y así con toda la bazofia que puebla vuestros platós: Milarios, Rollo, falsas psicólogas, falsas poligrafistas, falsos periodistas... Si queréis petarlo en audiencia, tenéis material de sobra, y gratis. Nos preguntamos por qué estáis tardando tanto.
Sois despreciables, todos sin excepción. Porque cualquiera que tome decisiones en vuestra pocilga es culpable. Abusar de un pobre enfermo psiquiátrico adicto a sustancias (cuando la Premium la tenéis en nómina, protegida), abusar de la familia Pantoja (que son como son, no me gustan un pelo, pero os pasáis tres pueblos), abusar de la familia Janeiro-Campanario. Y así tantos y tantos de los que os servís para tapar vuestras propias adicciones, abandonos familiares, delitos.
Soledad. Fealdad. Corrupción. Inmoralidad.
Vuestras estrellas son personajes vacíos. Cuando están en la cama se sienten solas. Solas porque sin pagar no hay quien sea pareja de esos engendros, orcos físicos y emocionales. Feos. Sin kilos de maquillaje y focos favorecedores dan asco. Y se creen sexys. Corruptos morales, viviendo de la suciedad, de los sentimientos más bajos del ser humano. Y de la peor forma.
Espero que os vayáis a pique, que desaparezcáis, que los espectadores podamos, algún día, olvidar quienes son la Potorra, la Xinébrez, la Kikaracha Delincuente... Los mismos que os levantamos os vamos a hacer caer. Nos defraudáis día a día, engaño tras engaño. Y sí, somos tontos aborregados sin criterio, pero todo tiene un límite.
Ya ni la Botija os sirve como comodín. Os ha hundido Cámbiame Bódrium, Gran Fulano, y quizás también, Pótame Deluxe.
El ostracismo os espera. ¿Váis a intentar evitarlo?
