Ella era una jovencita cuando Alberto la llevó a Mónaco, supongo que accedió a ir porque el príncipe no la desagradaría, y una vez allí, rodeada de lujos y halagos de un príncipe encantador, imposible no enamorarse. El resto fue.... dejarse llevar, pensar que su amor podría con todo, creer en las promesas de sin duda escuchó...... Yo espero que pronto retome su puesto en Mónaco, y digo "su puesto", como princesa y madre del heredero. También espero que Alberto sepa darle su sitio, y quitar tanta mala persona cómo pulula por allí.