A Edward VIII, en primer lugar, no le gustaba el "trabajo" de ser monarca. Eso también estaba detrás de su "valor" a renunciar a su puesto, no sólo lo que fuera que sintiera por Wallis.
Tampoco creamos que estaba taaaaan decidido a abdicar (que el cargo sin las cargas era muy atractivo...), por algo llegó a proponer la posibilidad de un matrimonio morganático y usar la idea de la abdicación como una "amenaza". No esperaba que la inmensa mayoría de los políticos británicos y ministros de la Commonwealth rechazaran completamente la idea de un matrimonio con Wallis... Incluso los parlamentarios británicos estaban dispuestos a dimitir en masa. Después de estos pronunciamientos, no tenía más opción que, efectivamente, cumplir su palabra de abdicar.
En realidad no perdían oportunidad de lanzar algún aguijón a los británicos en general y a la RF en particular. Claro que por no existir Oprah ni redes en aquel tiempo sus dichos no trascendían fuera de los círculos en los que se movían...
Pero aún peor, en plena WWII (1942), el duque se refirió a Hitler como un "gran hombre", que si fuera derrocado sería "trágico para el mundo". Y que si Roosevelt lanzaba una iniciativa de paz, "el duque de Windsor promulgará inmediatamente un alegato apoyándola, y con ello comenzará una Revolución en Inglaterra que obligará al gobierno a alcanzar la paz».
O sea que, años después de su abdicación, se arrogaba el poder de influir en las decisiones del gobierno británico... un grave menosprecio al rey Jorge VI y al pueblo, agobiado por las pérdidas militares en el frente y civiles en los bombardeos nazis.
