Sobre esto puedo contar mi experiencia. Trabajé en una organización internacional en otro país y me pusieron un coche con chófer. Cada vez que llegábamos a un sitio él se apresuraba a abrirme la puerta y a darme el abrigo. Pero yo abría antes la puerta y cogía mi abrigo. Le dije que no se preocupara, que lo podía hacer yo perfectamente. Pero sin pretenderlo, creé una situación bastante incómoda porque él consideraba que no le estaba dejando hacer bien su trabajo, que realizaba con mucho orgullo.
Esto me enseñó a no inmiscuirme en las tareas de nadie, a pesar de que mis convicciones fueran otras.
Así visto llevas razón. No había pensado en ese punto.
No obstante, y pese a que haría lo mismo que tú en ese caso, tampoco te condenaría a ti por abrir y cerrar tú tu propia puerta. Quiero decir, no me parece un fallo grave o relevante. Otra cosa es que después te hayas dado cuenta de que al chófer no le gustaba y hayas evitado hacerlo, lo cual también me parece bien.
Otro punto muy diferente es el de cortar a una persona cuando habla o buscar la cámara continuamente (incluso dentro de una Iglesia, en un servicio religioso) cuando a ti no te corresponde ser el centro de atenciones. Eso sí ya me parece mala educación.