Black Lives Matter





Dr. Maximilian Krah MdEP

@KrahMax


Die Randale gegen „Rassismus“ in den USA und Europa sind kein Aufschrei der Unterdrückten, sondern Kulturkampf der politischen, medialen und intellektuellen Eliten gegen die ohnehin abstiegsbedrohten Mittelschichten, denen nun auch noch jede moralische Legitimität genommen wird.
Traducido del alemán al
Los disturbios contra el "racismo" en los Estados Unidos y Europa no son una protesta de los oprimidos, sino una lucha cultural de las élites políticas, mediáticas e intelectuales contra las clases medias, que ya están amenazadas de decadencia y que ahora están privadas de cualquier legitimidad moral.
 
Yo que vivo en EEUU veo esto muy de cerca . Los negros son mucho mas racistas que los blancos. Lo de black lives matter deberian de spensarlo cuando se estan matando en los hoods entre ellos mismos.
Yo di clases en un colegio de negros y me amenazaban. Me dio miedo y solo trabaje 2 años. Pero tela lo que se ve alli de lo que aprenden en casa, en los hoods.
So black lives matter debe de empezar por ellos.
prima qué son los hoods?
a mi me chocó el odio que les tienen a los latinos, no entiendo de dónde les viene
 
La Segunda Enmienda, el muro contra la barbarie
A muchos barrios los saqueadores no han entrado porque saben qué enfrentarán. Los criminales que saquean no podrán incendiar todo a su paso porque existe, afortunadamente, esa Enmienda.
OPINIÓNCOLUMNISTASESTADOS UNIDOSNORTE AMÉRICA
Por Orlando Avendaño El Jun 7, 2020

262
Share
7a2a4ecaf7c442983411b3cbb402dbe64b75457c.jpg

New York (United States), 01/06/2020.-
The Urban Outfitters store shows a broken window on West Broadway after looting riots a night earlier as part of the response by protesters to George Floyd’s death, in New York, New York, USA, 01 June 2020. EFE/EPA/JASON SZENES

El criminal asesinato de George Floyd ha desatado una verdadera crisis política y social en Estados Unidos. Del legítimo reclamo impulsado por la indignación e impotencia ante la injusticia —que todos debemos de reconocer—, se ha pasado a la conformación de un masivo movimiento insurreccional. Lamentablemente, la auténtica y razonable demanda de justicia se ha desvirtuado y aquello ha dejado de ser un grito de indignación y ahora se parece más a una aplanadora que atraviesa el país, devastando la propiedad.
Todos hemos visto las imágenes que han terminado tomando los medios: saqueos, incendios y violencia. Son aterradores y abaten. A metros de la Casa Blanca, cientos de negocios destruidos. En Nueva York, en el Lower Manhattan, también. El histórico edificio de Macy’s en Herald Square, asaltado por la tropa indómita.

Pareciera que su propósito es destruir lo que hace grande a Estados Unidos. Prenden en fuego a Washington DC, la capital de ese gran país; y a Nueva York, la capital del mundo Occidental. Y queda claro: realmente, una parte importante de la sociedad americana odia a Estados Unidos. Odia tanta libertad. Ha aprovechado un crimen para exponer su desprecio por los valores que hacen grande a Estados Unidos.
Pero en parte, esos valores, son los que lo salvarán frente a estos esfuerzos agitadores e incivilizados. No ha sido necesario que el monopolio de la fuerza esté en manos del Estado para resguardar eso que es columna vertebral de la sociedad americana: la propiedad. La Segunda Enmienda ha servido de muro contra la barbarie y ha dibujado una frontera ancha y larga entre quienes quieren subvertir la nación y quienes quieren defenderla.
Lanzan siempre una frase trillada que jamás ha dejado de ser verdad: solo un hombre bueno armado puede detener a un hombre malo armado. Pues hoy, unos cuantos hombres buenos armados pueden detener a decenas de miles malos, no con pistolas, pero con piedras y bates.

A muchos barrios los saqueadores no han entrado porque saben qué enfrentarán. Lo dijo un jefe de policía en Florida: «Las personas en el Condado Polk tienen armas, les gustan las armas, y yo apoyo que tengan armas… Si tú tratas de romper su propiedad, recomiendo altamente que te expulsen de sus casas con sus armas». Está dicho, no hay nada que agregar. La presencia del Estado ni siquiera termina siendo necesaria: esos hombres, apelando a la Segunda Enmienda, tienen todo el derecho de defender lo que les pertenece. Los criminales que destruyen no podrán incendiar todo a su paso porque existe, afortunadamente, esa Enmienda.
La tensión en Estados Unidos ha llegado al paroxismo. Se ha tratado de convertir esto en una discusión racial cuando debería ser, más bien, sobre brutalidad policial. Grupos de extrema izquierda han aprovechado la ocasión y ahora manipulan la cólera a su antojo. Alteran a un país indignado, lo impulsan a la barbarie, sabiendo que la cruzada racial, ahora cainita, deja como víctimas a esos que ellos supuestamente representan: un medio como The Wall Street Journal ha sido el único valiente que reportó cómo los primeros afectados de las protestas y los saqueos son los mismos negros.
Mientras, se pone de pie la otra cara de la nación. Esa que, con puño y plomo, resguardará la propiedad y mantendrá intactas, por lo tanto, las columnas que sostienen a Estados Unidos. La Segunda Enmienda es, hoy y siempre, el muro contra la barbarie. Venga de donde venga.
Cuando comenzamos el PanAm Post para tratar de llevar la verdad sobre América Latina al resto del mundo, sabíamos que sería un gran desafío. Pero fuimos recompensados por la increíble cantidad de apoyo y comentarios de los lectores que nos hicieron crecer y mejorar.


Orlando Avendaño
1815 Posts0 Comments
Orlando Avendaño es el Editor en Jefe y columnista del PanAm Post. Periodista venezolano, egresado de la Universidad Católica Andrés Bello con estudios de historia de Venezuela en la Fundación Rómulo Betancourt. También es autor del libro «Días de sumisión: cómo el sistema democrático venezolano perdió la batalla contra Fidel».
ARTICULO PREVIO
¿Es la libertad un valor universal?
 
Back