Voy a volver a insistir que los “vacunados” de buena fe, que no nos pusieron en la picota, tienen todo el apoyo de los que no lo estamos.
Hablo por mi, aunque creo que es lo que pensamos todos los que no nos pinchamos. A todas esas personas ¡Estamos con vosotros!
Pero… lo siento. Como decía un dicho que leí en alguna parte, ni soy Dios, ni tengo Alzheimer. Hubo otro grupo que fue asqueroso. Hay que ser muy tonto, muy servil al poder o muy canalla para soltar lo que tuvimos que escuchar y leer de nosotros, desde políticos y periodistas hasta vecinos. Eso no tiene vuelta atrás, y ni olvido ni perdón. Es que de cierta gentuza no me vale eso. El perdón es una idea religiosa, queda para los cristianos, así que si lo pide alguno que se declara manifiestamente ateo, no creyente, cuando no directamente anticlerical, me parecería hasta recochineo. No, el perdón no pinta nada aquí. Eso queda para el ámbito personal, no para un gobierno, o clase periodística. El perdón, además, no tiene porque concederse sin más, no es un derecho. Tu pides perdón, y yo te perdonaré o no. Dentro de la religión católica, uno obtiene el perdón si se arrepiente del daño (digámoslo todo) y no creo que el fondo se hayan arrepentido de nada.
Así que no. Políticos, periodistas y demás “comunicadores”, colaboradores y tertulianos. “Pedimos perdón por… “ no vale. Sería de cara a la galería, o con la boca pequeña, y hasta un insulto.
Y en cuanto a la gente común y corriente, pues dependerá. Quizá sea yo sola, pero percibo mucha soberbia. Veo que hay más comprensión desde no vacunados hacia vacunados que en sentido contrario. Los mismos lugares comunes, y eso hace que desaparezca toda la empatía.
Me temo que sigue habiendo mucho talibán, y a diferencia suya no les deseo nada malo, les deseo que estén muy bien de salud, que lo que le pincharon fuese placebo, y si no lo fue, que su cuerpo lo haya eliminado. Y hasta ahí. Si les trae consecuencias ya me es indiferente, pena ninguna, yo no quiero pagarles nada de mis impuestos, que se lo pidan a quien les engañó personalmente, y nada de reclamar al estado como responsable civil subsidiario.
Hablo por mi, aunque creo que es lo que pensamos todos los que no nos pinchamos. A todas esas personas ¡Estamos con vosotros!
Pero… lo siento. Como decía un dicho que leí en alguna parte, ni soy Dios, ni tengo Alzheimer. Hubo otro grupo que fue asqueroso. Hay que ser muy tonto, muy servil al poder o muy canalla para soltar lo que tuvimos que escuchar y leer de nosotros, desde políticos y periodistas hasta vecinos. Eso no tiene vuelta atrás, y ni olvido ni perdón. Es que de cierta gentuza no me vale eso. El perdón es una idea religiosa, queda para los cristianos, así que si lo pide alguno que se declara manifiestamente ateo, no creyente, cuando no directamente anticlerical, me parecería hasta recochineo. No, el perdón no pinta nada aquí. Eso queda para el ámbito personal, no para un gobierno, o clase periodística. El perdón, además, no tiene porque concederse sin más, no es un derecho. Tu pides perdón, y yo te perdonaré o no. Dentro de la religión católica, uno obtiene el perdón si se arrepiente del daño (digámoslo todo) y no creo que el fondo se hayan arrepentido de nada.
Así que no. Políticos, periodistas y demás “comunicadores”, colaboradores y tertulianos. “Pedimos perdón por… “ no vale. Sería de cara a la galería, o con la boca pequeña, y hasta un insulto.
Y en cuanto a la gente común y corriente, pues dependerá. Quizá sea yo sola, pero percibo mucha soberbia. Veo que hay más comprensión desde no vacunados hacia vacunados que en sentido contrario. Los mismos lugares comunes, y eso hace que desaparezca toda la empatía.
Me temo que sigue habiendo mucho talibán, y a diferencia suya no les deseo nada malo, les deseo que estén muy bien de salud, que lo que le pincharon fuese placebo, y si no lo fue, que su cuerpo lo haya eliminado. Y hasta ahí. Si les trae consecuencias ya me es indiferente, pena ninguna, yo no quiero pagarles nada de mis impuestos, que se lo pidan a quien les engañó personalmente, y nada de reclamar al estado como responsable civil subsidiario.