Submarinos.

La tragedia nuclear del submarino «Komsomolets»: «Pudo ser 100 veces peor que Chernóbil»
Las autoridades de Noruega han confirmado que el sumergible, hundido por un incendio en 1989, emite niveles de radiación 800.000 veces superior a la normal
chernobil-submarino-knPD--620x349@abc.jpg


SeguirManuel P. Villatoro@ABC_Historia
Actualizado:11/07/2019 12:58hhttps://www.abc.es/historia/abci-re...en-la-alemania-nazi&vli=noticia.foto.historia

El hermetismo de la URSS ha sido habitual a lo largo de la historia. Los desastres que se callaron los líderes soviéticos después la Guerra Fría se cuentan por decenas; desde la catástrofe de Chernóbil, hasta la agonía de los marineros del «Kursk». Sin embargo, hubo una tragedia que el gobierno ruso logró mantener en secreto durante muchos meses: el hundimiento del submarino «Komsomolets» y el fallecimiento de 42 (entre 41 y 43, según las fuentes) de sus tripulantes en abril de 1989. Todo ello, después de que se declarara un incendio abordo. El desastre fue ocultado de tal forma que, tres años después, el diario ABC publicó que la comunidad internacional seguía sin conocer el devenir de su reactor. «Nadie sabe nada de su situación actual».

Desde entonces, los problemas con el «Komsomolets» no han cesado. Por el contrario, el sumergible se ha convertido en una suerte de Chernóbil submarino que (según han informado esta misma semana las autoridades de Noruega) sigue emitiendo radiación. Tal y como ha explicado en un comunicado la Autoridad Noruega de Radiación y Seguridad Nuclear del país, en la actualidad los restos «no suponen un riesgo». No obstante, también han detallado que algunas de las muestras que han tomado del pecio «revelan que el nivel de cesio radiactivo es mucho más alto que los niveles hallados de forma normal en el mar de Noruega».

Tragedia olvidada
Los sucesos acaecidos en el «Komsomolets» requieren que retrocedamos en el tiempo hasta el año 1989, pocos meses antes de la caída del Muro de Berlín. Tal y como desveló el diario ABC en un artículo publicado a finales de 1992, el submarino ruso (de la clase MIK-SS) «se hundió en llamas tras un aparatoso incendió que duró más de seis horas». La tragedia, siempre según las fuentes del diario, ocurrió en abril, cuando el sumergible se hallaba en las cercanías del mar de Noruega, «190 kilómetros al norte de la isla de Björnöja (Ojo del Oso)».

El pánico cundió rápidamente entre la tripulación, pues sabían que cargaban misiles nucleares «SS-N-15, SS-N-16 y SS-N-21, con un alcance de 1.600 millas náuticas, además de torpedos y más de 60 minas». Es decir: un verdadero arsenal radioactivo que podía provocar una catástrofe similar a la acontecida poco antes (el 26 de abril de 1986) en la central nuclear de Chernóbil.

submarino-a-flote-knPD--510x349@abc.jpg

El submarino, todavía a flote
Aunque el submarino no explotó, se fue al fondo de las aguas con aquella carga nociva. «En el accidente murieron 43 marinos, según afirmaron las autoridades soviéticas de aquel tiempo, aunque se piensa que la cifra era más elevada: la tripulación era de 93 hombres y fueron salvados 22», añadía el diario. No obstante, en la actualidad se ha asumido que en su interior había tan solo 65 hombres. A su vez, el artículo incidía en que el lugar en el que se fue a pique este coloso de 9.700 toneladas (en el «mar Ártico, relativamente cerca de la costa noruega, y a 1.700 metros de la superficie») dificultaría las labores de rescate de los explosivos y reflote del aparato.

Grandes mentiras
Aunque el mayor problema fue el oscurantismo con que los soviéticos trataron esta tragedia. El propio ABC explicó en sus páginas que «ya entonces hubo sus más y sus menos entre las autoridades noruegas y soviéticas» debido a la «habitual forma de ocultar este tipo de accidentes por parte de los rusos». En todo caso, cuando el presidenteMijail Gorbachov desveló al final el suceso explicó también que los reactores habían sido apagados en el momento en que se declaró el incendio y que los riesgos de contaminación eran «mínimos».

Lo cierto es que sus palabras se desdibujaron en 1992, cuando el sumergible empezó a expulsar Cesio-137 y las autoridades noruegas informaron de que, si el ritmo de emisiones era el mismo, podía producirse una tragedia natural.

alarma-knPD--510x349@abc.jpg

Página del diario ABC publicada en noviembre de 1992
Los científicos locales informaron en su momento de que «la catástrofe que se avecina si no se toman medidas urgentes será cien veces mayor que Chernóbyl», algo que ya había asegurado el expertoNikolái Nosov. «El experto afirmó que el Cesio-137 había empezado a escaparse por la acción erosiva del mar», explicó por entonces el diario. El director del Instituto noruego para las Prevenciones y Previsiones Atómicas, Knut Gussgard, se unió a esta teoría y desveló que «cierta radiación proviene del submarino», lo que suponía que un organismo oficial soviético confirmaba las preocupaciones.

Los hechos parecían tan graves que los técnicos propusieron «momificar» el casco con un sarcófago elaborado con una sustancia extraída del caparazón de los crustáceos y compuesto también por quinina pura. Pero todo ello quedó en nada y las autoridades noruegas se limitaron a controlar, de forma períodica, las emisiones de este coloso hundido.

Chernóbil submarino
Estos días, la Autoridad Noruega de Radiación y Seguridad Nuclear de Noruega ha desvelado que la cifra de emisiones llega a ser, en ocasiones, 800.000 superior a la normal. «A pesar de ello, lo que hemos hallado en esta expedición no tendrá ningún impacto para los peces y el marisco de Noruega. Los niveles de radiactividad en el mar de Noruega son muy bajos y las emisiones del 'Komsomolets' se diluyen rápidamente, dado que el submarino está a 1.700 metros de profundidad», ha recalcado la entidad en un comunicado.

En este sentido, Hilde Elise Heldal, del Instituto Noruego de Investigación Marina, ha indicado que «por supuesto, es un nivel más alto de lo que suele haber en el mar», si bien ha dicho que «los niveles no son alarmantes». En sus palabras, los niveles de radioactividad se «reducen» rápidamente a estas profundidades. Así pues, parece que este Chernobil submarino sigue controlado. De momento, solo cabe esperar y estar alerta, pues dos ojivas nucleares descansan todavía en el interior de su casco.

https://www.abc.es/historia/abci-tr...eces-peor-chernobil-201907111250_noticia.html
 
Hallan un submarino militar francés que se hundió hace 50 años con 52 hombres en el Mediterráneo
«La Minerve» desapareció en 1968 frente al puerto de Tolón en apenas cuatro minutos
minerve1-kJQF--620x349@abc.jpg

E

El submarino francés «Minerve», que desapareció en 1968 con 52 hombres a bordo, ha sido encontrado en el fondo marino frente al puerto de Tolón, según anunció este lunes la ministra de Defensa, Florence Parly.

«Acabamos de encontrar al Minerve. Es un éxito, un alivio y una proeza técnica. Pienso en las familias que han estado esperando este momento tanto tiempo», ha escrito la ministra en la red social Twitter.

minerve3-kJQF--510x349@abc.jpg

Tripulación de «La Minerve» - Afp

El pecio ha sido localizado a 45 kilómetros de Tolón y a unos 2.400 metros de profundidad por el barco estadounidense Seabed Constructor, que llegó el pasado martes para participar en una nueva campaña de búsqueda con avances tecnológicos en exploración submarina como nuevos sonar y drones.

Los aviones no tripulados han proporcionado una confirmación visual de la ubicación de «Minerve», según señaló un oficial superior de la Marina francesa a la agencia Afp.

El submarino militar operaba a unos 30 kilómetros de Toulon el 27 de enero de 1968 cuando, por razones que aún no han sido aclaradas, se hundió en solo cuatro minutos con 52 personas a bordo. A pesar de que inmediatamente se iniciaron las labores de rescate, hasta ahora nunca se había localizado.

minerve2-kJQF--510x349@abc.jpg

El submarino «Minerve» - Afp

El pasado octubre, las familias de los desaparecidos pidieron la reanudación de la búsqueda, que comenzó el pasado 4 de julio con nuevos medios tecnológicos. El martes se incorporó a la investigación el Seabed Constructor, de la compañía estadounidense Ocean Infinity, un barco que ya localizó en noviembre de 2018 los restos del submarino San Juan, desaparecido frente a Argentina el 15 de noviembre de 2017 con 44 hombres a bordo.

Después de que los especialistas acotaran la zona donde era probable que se encontrara mediante señales sísmicas y una cartografía del fondo marino, el Seabed Constructor ha logrado dar con la ubicación de «Minerve».

La ministra de Defensa francesa dijo unirse a la «emoción» de las familias por la noticia y manifestó su esperanza de que esto les ayude en su duelo. Además, anunció que se organizará una ceremonia conmemorativa con ellas en el mar en memoria de los 52 militares fallecidos, informa Efe.

El hallazgo también ayudará a saber por qué La Minerve naufragó, si fue a causa de algún fallo técnico, por la colisión con un bote o por la explosión de un misil o un torpedo como se ha venido especulando hasta ahora.

https://www.abc.es/cultura/abci-hal...ombres-mediterraneo-201907221330_noticia.html
 
Holanda e India se interesan por el submarino S-80 que se construye en España
Navantia entra en la puja para renovar las flotas de ambos países, pero los numerosos contratiempos que ha tenido el programa español lastran su reputación en el mercado internacional

Recreacion-futuro-S-80-espanol_1270982966_13718134_1020x574.jpg

Recreación del futuro S-80 español Navantia
ANTONIO RODRÍGUEZ
PERFIL
EMAILTWITTER


PUBLICADO 09.08.2019 - 05:15
ACTUALIZADO hace 3 horas

El programa español de submarinos S-80 sale a flote en el tablero internacional. Pese a los numerosos contratiempos por los que ha tenido que pasar en los últimos años y que han afectado a su reputación, Navantia ha empezado a ofrecer el citado programa a las Armadas de los Países Bajos y la India. Ambos países empiezan a dar los primeros pasos para renovar sus respectivas flotas submarinas.

Las opciones son escasas frente a astilleros competidores como los de Francia y Suecia, pero al menos el programa de los S-80 comienza a entrar en las pujas internacionales. Los astilleros públicos de Cartagena son, a día de hoy, uno de los pocos del mundo con capacidad para fabricar submarinos militares.

Navantia tiene previsto botar el primer S-80 el año que viene y entregarlo a la Armada española en 2022, lo que supone un retraso de diez años respecto del plazo inicialmente previsto. Y es que la nave tuvo que ser rediseñada en varias ocasiones debido a un grave problema de control de pesos que comprometía su navegabilidad.

El coste se disparó
Ante el riesgo de que no saliese a flote, la compañía tuvo que alargar el casco resistente de los 72 metros iniciales a los 80,81 finales y el coste se disparó: de los 1.800 millones de euros presupuestados de inicio como techo de gasto, se pasó a 3.000 millones hace cinco años con las primeras dificultades técnicas y a 3.905 millones en 2018, cuando el Consejo de Ministros aprobó la última fase del proyecto. A ello se añadió que el arreglo de aquel fallo, con los 10 metros suplementarios, obligaron a dragar y ampliar la base de Cartagena con 16 millones de euros suplementarios, según desveló El País.

El Ministerio de Defensa aseguró el pasado mes de julio que el programa del S-80 está terminado en un 90% y que sólo queda por concluir "la parte correspondiente a la producción, que tiene sus plazos”. Con todo y con eso, los dos primeros submarinos no contarán con el llamado sistema de propulsión anaerobia (AIP, de sus siglas en inglés 'Air Independent Propulsion') que le permitirá navegar por las profundidades del mar sin necesidad de salir tan a menudo a flote para repostar aire.

Hay dos empresas que desarrollan este AIP y ya han llegado a una solución: Técnicas Reunidas y Abengoa, según Abc, pero aún falta por saber cuál de las dos se adjudicará el contrato final. Así que este novedoso sistema sólo se incorporará a los submarinos españoles S-80 cuando realicen su primera parada técnica de mantenimiento.

Objetivos terrestres
Según las últimas estimaciones del astillero en Cartagena, el calendario de entrega es el siguiente: S-81 Isaac Peral, en septiembre de 2022; S-82 Narciso Monturiol, en mayo de 2024; S-83 Cosme García, en marzo de 2026; y S-84 Mateo García de los Reyes, en julio de 2027.

Estos nuevos sumergibles relevarán a los actuales Galerna (S-71), Mistral(S-73) y Tramontana (S-74), que alcanzarán así los 40 años de servicio al final de su vida útil después de las obras de revisión a las que van a ser sometidos en los próximos años. El Siroco (S-72) fue dado de baja en 2012.

submarino-S-73-astilleros-Cartagena_1270982967_13718175_660x371.jpg

El submarino S-73 en los astilleros de Cartagena. Navantia
Los submarinos españoles suelen participar en misiones con los grupos navales de la OTAN, han formado parte de la misión de la UE 'Sophia' para evitar el tráfico ilícito de personas y realizan operaciones de inteligencia, siendo una capacidad fundamental para la Armada en el contexto del Mediterráneo.

El S-80 será el primero de la Armada Españolacon disponibilidad para atacar objetivos terrestres ya que irá provisto con misiles 'UGM-84' antibuque y con cierta capacidad de ataque a tierra. Estos misiles son fabricados por la estadounidense Boeing. Asimismo, Navantia y la también estadounidense Lockheed Martin trabajan en la integración de todos sus sensores y sistemas de armas. Por último, los torpedos elegidos son los alemanes 'DM2 A4' de la empresa Atlas Elektronik.
https://www.vozpopuli.com/politica/navantia-submarino-cartagena-defensa-armada_0_1270973800.html
 
SCAPA FLOW

Submarinos nazis en la España de Franco: la escuela del mayor héroe de Hitler

En octubre de 1939, el U-47 de Günther Prien penetró en la base de Scapa Flow, destruyó un acorazado inglés, dañó otro buque y se marchó antes de ser visto por los destructores enemigos.
Antes de la Segunda Guerra Mundial, el comandante se había fogueado en la Guerra Civil española.

1599388011593.png

Manuel P. Villatoro
Actualizado:04/09/2020 08:34h

La imagen de la victoria absoluta no podía distar más de aquella que se ha mostrado hasta la saciedad en las películas. A mediados de octubre de 1939, el sumergible U-47 hizo su entrada en Alemania tras haber partido de Kiel el día 8.

Después de casi dos semanas en el mar, de su interior emergió un puñado de hombres sudorosos que lucían con orgullo una incipiente barba; signo distintivo de los submarinistas germanos una vez terminada la travesía.

Entre ellos se hallaba el Kapitänleutnant Günther Prien, el hombre que acababa de acometer una de las gestas navales más grandes de la Segunda Guerra Mundial.

El Toro, como le apodaron sus hombres por la bravura demostrada en el Canal de la Mancha, fue recibido como un héroe.

Y con razón. Prien se había zambullido con su U-Boot en aguas inglesas hasta llegar al imponente puerto de Scapa Flow para, sin ser visto, hacer estallar al acorazado británico «HMS Royal Oak».

El objetivo: demostrar al enemigo inglés que no existía lugar seguro para protegerse de los submarinos del Tercer Reich.

La misión, calificada por muchos como suicida, le valió ser recibido en Wilhemlshaven por Erich Raeder (Gran Almirante de la Kriegsmarine), Karl Dönitz (jefe del Arma Submarina) e, incluso, por un asombrado Adolf Hitler.

1599388170469.png
Prien, tras una patrulla.

El Führer, receloso en principio en lo que respecta a la guerra submarina, invitó a Prien y a su dotación a visitarle en su avión personal y, después, también a cenar. Además, condecoró al Toro con la Cruz de Hierro de Primer Clase y la recién creada Cruz de Caballero.

Sobre la gesta escribió de forma amplia en sus memorias el mismo Dönitz, arquitecto de una operación que él mismo tildó de poco plausible: «La misión fue cumplida por Prien con entera exactitud, sobresaliente capacidad y ejemplar prudencia. […] La llevó a cabo de forma audaz».

Hasta los británicos reconocieron, en una obra histórica elaborada poco después de la Segunda Guerra Mundial, «el valor y la decisión» de este militar.

La de Scapa Flow fue la gesta que hizo saltar a la fama a Prien, un marino experto que se había unido al Partido Nazi en 1932 y que, como otros tantos, se fogueó en la Guerra Civil española mediante una infinidad de patrullas submarinas.

En agosto de 1937, cuando el Toro no era más que un mero becerro, fue desplegado en aguas peninsulares en el U-26 como Primer Oficial de Guardia.

¿Su misión? Sobre el papel, asegurarse de que los buques ingleses cumplían el tratado de no intervención que el mismo Tercer Reich había violado en tantas ocasiones. Ya en el terreno de la realidad, entrenar a las tripulaciones de sumergibles para el conflicto que se avecinaba.

Nazi en España

Günther Prien, futuro as de ases de los submarinos nazis, vino al mundo en Osterfeld (Alemania) el 16 de enero de 1908.

Tal y como explica el popular divulgador Gordon Williamson (especializado en los U-Boote) en «Knight’s Cross and Oak-Leaves Recipients, 1939-1940», su carrera naval comenzó cuando se unió a la Marina Mercante a los 15 años.

Trabajador desde la adolescencia, ascendió de forma fulgurante desde el puesto de grumete hasta el de capitán, que logró abrazar tan solo ocho primaveras después.

Su nuevo cargo le permitió servir como cuarto oficial en grandes buques de pasajeros y foguearse en las labores del mar.

Por desgracia para él, en 1932 su carrera se vio truncada cuando, como otros tantos compatriotas, fue despedido a causa de la terrible situación económica que atravesaba el país.

Aunque a grandes males, otros tantos remedios. Ese mismo año, el ya veterano oficial se unió a la Reichsmarine como mero marinero para seguir ligado a las aguas y,

una vez más, su carácter le granjeó un ascenso tras otro.

En 1935 solicitó y recibió el traslado a la nueva flota de submarinos; un Arma que potencias europeas como Gran Bretaña consideraban accesoria, pero a la que Dönitz buscaba otorgar un papel preponderante en los conflictos futuros.

«Yo creía firmemente en la capacidad combativa de los submarinos. Los consideraba un medio excelente de ataque en la guerra naval, sobre todo como portadores de torpedos», recogió en sus memorias el entonces jefe del grupo.

1599388336715.png
Prien


Cuando comenzó la Guerra Civil española, Prien formaba parte de la tripulación del U-26, a las órdenes de Werner Hartmann.

Este submarino no participó en la llamada Operación Úrsula, la llegada secreta a aguas peninsulares de dos Unterseeboot (el U-33 y el U-34) con órdenes de apoyar a la armada franquista a golpe de torpedo. Pero sí se nutrió de los conocimientos que sus dos comandantes, Kurt Freiwald y Harald Grosse, adquirieron al enfrentarse a los bajeles de la Segunda República. Al menos en lo que se refiere a acechar al enemigo y discernir los problemas que podían surgir bajo el mar, pues apenas destruyeron naves contrarias.

De hecho, la misión más exitosa fue el hundimiento del sumergible gubernamental C-3 en un raudo golpe de mano.

Prien fue enviado a aguas españolas después de que, por miedo a que la comunidad internacional descubriera la participación de sus submarinos en la Guerra Civil, el gobierno alemán diera por finalizada la Operación Úrsula.

A partir de entonces, el U-26 y otros tantos sumergibles del Tercer Reich se dedicaron, según explica Lawrence Paterson en «First U-Boat Flotilla», a patrullar durante semanas las aguas peninsulares.

«Esta vez formaban parte de la fuerza multinacional de “mantenimiento de la paz”. Hicieron cumplir la ley de la no intervención de potencias extranjeras».

1599388448212.png
U-26


Su misión oficial solo puede ser calificada como una farsa total. Y es que, era orquestada mientras la Legión Cóndor colaboraba de forma estrecha con el ejército franquista.

En la práctica, la excusa permitió a Prien y a sus colegas tomar datos exhaustivos sobre los navíos ingleses, entrenar a sus tripulaciones, practicar las técnicas de sigilo y ocultación y, entre otras tantas cosas, investigar su la nueva estrategia de «manadas de lobos» podía ser o no eficaz.

«Cuando terminó la Guerra Civil, 15 submarinos distintos habían realizado 47 patrullas alrededor de la costa española», añade el experto.

El futuro Toro de Scapa Flow, por su parte, se ganó la fama de oficial intrépido y aguerrido al obtener siempre una alta puntuación en los ejercicios de adiestramiento.

Pero fue el 1 de septiembre de 1939 cuando, con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, Prien inició su particular caza submarina; y lo hizo ya como comandante del U-47, un Tipo VIIB.

Desde el principio, el oficial supo satisfacer la obsesión por hundir mercantes que mostraban sus superiores.

El 5 de septiembre torpedeó su primer bajel enemigo, el carguero británico «Bosnia», frente al gallego Cabo Ortegal.

Antes, eso sí, permitió que la tripulación adversaria evacuase el navío y se pusiese a salvo. No se perdió una sola vida a pesar de que Prien era miembro del Partido Nazi. Algo que corrobora, como han explicado decenas de autores, que la Kriegsmarine era una de las ramas menos ideologizadas del Tercer Reich.

Plan desquiciado

Ya en los meses iniciales de la Segunda Guerra Mundial, Prien recibió el que fue su encargo más importante durante todo el conflicto.

El arquitecto del mismo fue Dönitz, obsesionado con demostrar a Hitler el poder del Arma Submarina y, así, obtener más y más Reichsmarks para construir U-Boote. Éste barruntó que, si uno de sus pececillos era capaz de acceder al interior de Scapa Flow, la principal base de la Royal Navy ubicada en las islas al norte de Escocia, y acabar con algunos de los buques más imponentes de Inglaterra daría un golpe de la mesa difícil de olvidar para los Aliados.

Así lo explicó en sus memorias:

«Desde el comienzo de la guerra me daba vueltas en la cabeza la idea de intentar una operación submarina contra Scapa Flow. El recuerdo de los fracasos de los dos intentos similares del capitán de fragata Von Hennig y del teniente de navío Emsmann en la Primera Guerra Mundial, así como sus grandes dificultades marineras y de navegación, me hicieron desistir en principio».

1599388608884.png
Dönitz

Lo suyo no era miedo, sino cautela.

A pesar de que la base contaba con varias entradas, la única practicable para un U-Boot era la oriental, llamada Kirk Sound (dentro, a su vez, de Holm Sound), donde los ingleses habían hundido varios bajeles para evitar una amarga sorpresa submarina.

El comandante dispuesto a acometer la tarea tendría, por tanto, que navegar con sumo cuidado en la zona para no chocar y marcharse hasta el fondo del canal. Y todo ello, evitando los destructores enemigos y combatiendo a brazo partido contra las molestas y fuertes corrientes de la región. Dönitz hizo especial hincapié en este último punto:

«Las dificultades consistían, sobre todo, en la extraordinaria convergencia de corrientes de Scapa: […] allí, la corriente alcanza una fuerza de 10 millas por hora. Como la mayor velocidad bajo el agua de un submarino, y eso bajo tiempo limitado, solo es de 7 millas por hora, estaba claro que el sumergible podía allí ser arrastrado bajo el agua por aquella corriente si caía dentro de ella, sin que pudiera hacer nada luego para liberarse. Evidentemente, teníamos que suponer que los accesos a la base estarían interceptados con redes, minas y puntales de bloqueo, como así mismo que la vigilancia sería extrema».

Las dudas se le disiparon, en parte, después de que el U-16 y la flota aérea le confirmaran que había una ingente cantidad de navíos enemigos y material fondeado en Scapa Flow y le entregaran un mapa completo de las defensas y de las corrientes de la zona.

Tomada la decisión, le propuso al plan a Prien, un joven oficial que ya había demostrado de lo que era capaz.

«A mi parecer, reunía para la empresa las necesarias cualidades militares y las aptitudes marineras que eran precisas. Le di los antecedentes del plan y le dije que quedaba en libertad de aceptar o rehusar». Hizo lo primero y, el 8 de octubre, salió de Kiel para perpetrar una operación que le exigía sigilo. Ser descubierto equivalía a la muerte.

Gesta en Scapa Flow

Los pormenores de la misión fueron explicados por el mismo Prien y, luego, difundidos por divulgadores de la talla de Harald Busch, autor de «Así fue la guerra submarina» y también marinero de la Kriegsmarine en la Segunda Guerra Mundial.

Cuenta este último que, cuando el comandante llegó a su objetivo, las islas Orcadas, se topó con el primer inconveniente en su viaje: la luz de una aurora boreal.

Como necesitaba oscuridad total para acometer su tarea sin ser cazado, se le planteó la disyuntiva. ¿Atacar o retirarse y esperar? Al final optó por la valentía y, en la noche del 13 al 14 de octubre, bordeó la isla principal por el sur y pasó, en superficie, por la entrada.

Busch lo describió así: «Con fuertes metidas de caña, Prien gobernó al U-47 con gran pericia, navegando en superficie a través del estrecho canal de Kirk Sound. […] El submarino pasó rozando el casco de uno de los buques hundidos y penetró sin novedad en Scapa Flow». Libre, dirigió sus hélices al sudoeste, pero ante se planteó la desgracia: ¡El puerto estaba vacío! La flota, al percatarse de los continuos vuelos de reconocimiento de la Luftwaffe, había partido para evitar algún que otro disgusto.

La fortuna, con todo, no fue esquiva del todo con él y, al poco, vio que todavía había algunos navíos amarrados: el pesado y contundente acorazado «Royal Oak» (de 20 cañones y otros 20 antiaéreos) y el portaaviones «Pegasus».

Todo ocurrió a la velocidad del rayo.

Existe controversia sobre el número de torpedos que lanzó, pero lo que se sabe con certeza es que, con dos andanadas y en un intervalo de veinte minutos, mandó al fondo del mar al «Royal Oak» y acabó con la vida de 883 personas. También dañó al «Pegasus», al que confundió con otro bajel llamado «Repulse» y sobre el que los ingleses no informaron en las jornadas posteriores.

Prien explicó de la siguiente guisa el ataque en su informe:

1599388798768.png
Representación de Scapa Flow

«Entrada por el Holm Sound con grandes dificultades. Muy poco espacio entre barcos hundidos, fuertes atados de cables, teniendo que remontar la corriente de 10 millas por hora. Ninguna vigilancia en el Holm Sound. De la flota, solo el Repulse y el Royal Oak delante de Scapa. Primer lanzamiento, blanco en el Repulse. Segundo lanzamiento poco después, dos torpedos cortos. Tres blancos en el Royal Oak. El barco vuela por los aires al cabo de pocos segundos».

Si hasta ese momento la misión parecía un su***dio, la segunda parte fue todavía peor.

Tocaba salir a toda velocidad de allí sin ser descubierto por la luz de los incontables proyectores que buscaban ávidos entre las aguas.

Prien, como tenía planeado, se pegó a la costa para que la silueta del U-47 se confundiera con la de una montaña.

La tensión iba en aumento cuando, para su incredulidad, discernió en la lejanía dos destructores, uno de los cuales se dirigía hacia él a toda máquina.

¿Le había visto? Busch lo explicó así:

«La luz de tope del destructor estaba cada vez más cerca. Por la cercana carretera de la costa, un camión que corría a toda velocidad paróse de repente y enfocó sus brillantes faros hacia el casco gris y la torreta del submarino. De pronto se dio media vuelta y se fue por donde había venido. […] Prien, desde el puente, se preguntaba qué es lo que iba a ocurrir. El submarino avanzaba lentamente, la corriente era muy fuerte».

La suerte abrazó aquel día al germano.

Casi por arte de magia, el destructor, como había hecho el vehículo minutos antes, dio la vuelta y se fue por donde había venido. Él, ya con la tranquilidad de saberse por el momento a salvo, cruzó de nuevo la barrera de barcos.

El viaje de regreso fue tranquilo y, cuando llegó a Alemania, fue recibido como un héroe.

Su triste gesta fue conocida en medio mundo y hasta los enemigos del Reich la definieron como una verdadera heroicidad.


 
Hallan los restos de un barco nazi hundido por un submarino británico en 1940
El pecio del «Karlsruhe» ha sido descubierto frenter a las costas de Noruega, cerca de un cable submarino

1599663136837.png
REUTERS

OSLO Actualizado:09/09/2020 15:00h


Una reliquia militar ha sido hallada. Ocho décadas después de que comenzara la Segunda Guerra Mundial han sido descubiertos frente a las costas de Noruega los restos de un buque de guerra alemán que se fue a pique tras recibir el impacto de un torpedo británico. Así lo han confirmado el operador noruego Statnett.

Identificado este año a partir de imágenes de SONAR de su casco y de detalles como la posición de las torretas de los cañones, el crucero «Karlsruhe» fue detectado por primera vez en 2017 a solo 15 metros de un cable de alimentación submarino que ha estado operando desde 1977.

1599663223168.png
REUTERS

Construido en la década de 1920, el barco fue pintado con una esvástica cuando comenzó la Segunda Guerra Mundial. Un símbolo que Statnett y sus socios ya han fotografiado para regocijo de los amantes de la historia.

El buqu, de 174 metros, formó parte de la fuerza alemana que invadió Noruega en abril de 1940. Combatió hasta que fue alcanzado por el torpedo de un submarino británico poco después de comenzar su viaje de regreso desde el puerto de Kristiansand, en el sur de Noruega.

Posteriormente, la tripulación fue evacuada y el barco fue hundido por los propios alemanes. Desde entonces, descansa en posición vertical sobre el lecho a una profundidad de 490 metros, a 13 millas náuticas (24 kilómetros) de la costa.

«Se puede saber el destino de Karlsruhe en los libros de historia, pero nadie sabe exactamente dónde se hundió el barco», dijo el arqueólogo e investigador del Museo Marítimo Noruego Frode Kvaloe.

Statnett ha señalado que su cable de alimentación submarino, que conecta Noruega con Dinamarca, se habría tendido más lejos de los restos si se hubiera conocido su ubicación en el momento de la construcción.

 
Encuentran el USS Grenadier, un submarino perdido que fue clave en la batalla de Midway
Se trata de un submarino hundido hasta en dos ocasiones en cuestión de días, que tuvo un papel decisivo en el avance norteamericano por las aguas del océano Pacífico

1601469114777.png
Encuentran el USS Granadier, un submarino perdido que fue clave en la batalla de Midway. (Naval Historical Center)

Rubén Rodríguez
29/09/2020 12:50 - ACTUALIZADO: 29/09/2020 18:34


Un equipo internacional de buceadores con base en Tailandia acaba de encontrar una de las joyas de la Segunda Guerra Mundial hundida en el océano Pacífico: el USS Grenadier. Se trata de un submarino norteamericano que participó en la contienda bélica tras el ataque japonés a Pearl Harbor y que fue pieza elemental en la batalla de Midway. Sería en el año 1943 cuando la nave iría a parar al fondo del mar hasta en dos ocasiones, para, casi 80 años después, volver a ser descubierta en el extremo norte del estrecho de Malaca, donde descansan sus restos en la actualidad.

Desde hace varios años, este equipo de buceadores, compuesto por el australiano Lance Horowitz, el belga Ben Reymenants —quien participó en el rescate del equipo del juvenil de la cueva de Tailandia en 2018— y los franceses Jean Luc Rivoire y Benoit Laborie, se encarga de peinar las aguas del Pacífico con el objetivo de tratar de encontrar naufragios de la Segunda Guerra Mundial. Para ello, estudian los lugares donde diversas embarcaciones pudieron ir al fondo del mar y los cotejan con las informaciones de pescadores de la zona, quienes les informan de los lugares donde se atascan sus redes a la hora de faenar.


Muchas informaciones señalaban un punto concreto en el que podría encontrarse el USS Grenadier, concretamente entre la península de Malaca y Sumatra. Así, tras varios viajes en un bote equipado con un sonar se lanzaron a buscar el hipotético naufragio, algo que consiguieron descubrir en octubre de 2019. Sin embargo, la profundidad a la que se encontraba —superior a los 89 metros— complicaba las opciones de llegar hasta la zona, pues para poder bucear hasta allí era necesaria una mezcla especial de oxígeno, nitrógeno y helio que solo les permitiría estar bajo el agua durante un periodo muy corto de tiempo.

Por esa razón, a lo largo de este tiempo han tenido que realizar hasta cinco inmersiones diferentes para poder analizar de qué tipo de embarcación se trataba. Tras su estudio pormenorizado, los buceadores han llegado a la conclusión de que se trata de un submarino militar que se encuentra con todas sus escotillas abiertas y posado perfectamente en el lecho marino, lo que hace indicar que se trata del USS Grenadier, a falta de confirmación oficial por parte de la Marina de Estados Unidos. De ser así, habrían encontrado una de las joyas marinas de la Segunda Guerra Mundial.

Tras el ataque japonés a Pearl Harbor, el USS Grenadier se unió a las tropas norteamericanas del Pacífico. Así, su primera gran misión no fue otra más que defender el atolón de Midway en 1942, en una de las batallas navales decisivas de la Segunda Guerra Mundial. Tras el éxito, pasó formar parte de la flota norteamericana encargada de patrullar las costas asiáticas, donde vería el fin de sus días. El 20 de abril de 1943, el USS Grenadier se topó con dos cargueros japoneses cerca de Phuket. El objetivo no era otro que hundirlos, pero se vio sorprendido por un avión japonés que su radar no había detectado.

1601469263989.png
La tripulación del USS Grenadier. (CC/Wikimedia Commons


Cuándo desde el submarino trataron de reaccionar, ya era tarde: una bomba guiada lanzada desde la aeronave impactó de lleno en el USS Grenadier, que se quedó sin energía y sufrió varios incendios a bordo, lo que hizo que la embarcación se fuera a parar al fondo del mar. Sin embargo, la tripulación consiguió sacarlo a flote: tras 13 horas de intensos trabajos y reparaciones, consiguieron devolver el submarino a flote, pero los daños provocados por el misil eran tan grandes que la embarcación no podía desplazarse. Por ello, el teniente John Fitzgerald decidió improvisar una vela con la que tratar de llegar a tierra firme, pero no lo consiguió.

Mientras navegaba por el Pacífico, varios aviones y patrulleras japonesas localizaron el submarino norteamericano. En una dura batalla en superficie, equipados con los cañones del submarino, Fitzgerald pronto descubrió que no tenía nada que hacer, por lo que mandó la tripulación abrir todas las escotillas del barco y hundirlo, con el objetivo de evitar la toma de la nave de la tripulación. Efectivamente, lo lograron, pero las tropas japonesas capturaron a los 76 tripulantes del barco, que fueron conducidos a diversos campos de prisioneros, donde sobrevivieron 72 hasta el final de la guerra.

Ahora, la siguiente misión de este equipo de buceadores no es otra más que conseguir encontrar otros dos submarinos de la Segunda Guerra Mundial que se encuentra hundidos en la zona. Se trataría del HMS Stonehenge y del HMS Porpoise: el primero se hundió en 1944 tras chocar con una mina submarina; el segundo, iría al fondo marino a principios de 1945 tras ser atacado por un avión japonés. El equipo de rescatadores está convencido de poder encontrar ambas embarcaciones y hacer lo mismo que han conseguido con el USS Grenadier: encontrar el lugar en el que reposa una de las joyas de la batalla de Midway.

 
Back