Coronado ya como soberano del Reino Unido, Eduardo se encontraba ante tres opciones:
renunciar a Wallis,
conservarla y encontrarse con la renuncia del gobierno o
abdicar y ceder el trono.
Sin embargo, el 11 de diciembre de 1936 millones de británicos escucharon por el radio la conmovedora voz de Eduardo VIII que, al abdicar, se justificaba: "…me ha resultado imposible soportar la pesada carga de la responsabilidad y desempeñar mis funciones como Rey, en la forma en que desearía hacerlo, sin la ayuda y el apoyo de la mujer que amo."
renunciar a Wallis,
conservarla y encontrarse con la renuncia del gobierno o
abdicar y ceder el trono.
Sin embargo, el 11 de diciembre de 1936 millones de británicos escucharon por el radio la conmovedora voz de Eduardo VIII que, al abdicar, se justificaba: "…me ha resultado imposible soportar la pesada carga de la responsabilidad y desempeñar mis funciones como Rey, en la forma en que desearía hacerlo, sin la ayuda y el apoyo de la mujer que amo."