En los últimos meses, han aparecido informes que indican que el nieto del rey Carol II de Rumania está huyendo y buscado por la policía.
Carol II de Rumania, entonces príncipe heredero, se casó en 1918 en Odessa con Zizi Lambrino, sin el consentimiento de sus padres, el rey Fernando y la reina María de Rumania. De esta unión que fue anulada en 1919, cuando el príncipe regresó a su familia, nació un hijo Mircea (1920-2006). El príncipe Carol luego se volvió a casar con la princesa Helene de Rumania con quien tuvo al futuro rey Michael. Paul es el hijo de Mircea.
“Los artículos de prensa sensacionalistas creían que podían informar, sin tomarse la molestia de llevar a cabo las verificaciones más elementales, elementos inexactos y que dañan seriamente el honor y la consideración de Su Alteza Real el Príncipe Pablo de Rumanía.
Por lo tanto, sus abogados tienen la obligación de llamar la atención del público sobre lo siguiente:
El príncipe Pablo de Rumania, al igual que su padre, el príncipe Carol Mircea antes que él, llevó a cabo numerosas gestiones legales y diplomáticas para recuperar su dignidad y sus legítimas posesiones.
Todas sus peleas han tenido éxito, por una sencilla razón: son justas.
De hecho, de forma coherente y sin ambigüedad, todos los tribunales de Portugal, Reino Unido, Francia y, por supuesto, Rumanía, han reconocido en sus sucesivas sentencias al príncipe Pablo como principal heredero de Su Majestad el Rey Carol II de Rumanía, su abuelo. .
Con esta legitimidad, el príncipe Paul ha jugado en los últimos años, con su esposa la princesa Lia y su hijo el príncipe Carol Ferdinand, un papel público cada vez más importante en Rumanía, donde la familia principesca es muy popular.
Desafortunadamente, esta posición ahora sentada en Rumania también le ha ganado al príncipe Pablo los celos y la venganza de algunos, sin duda por temor a que su propia posición se debilite.
Así, en una decisión de carácter político, la justicia rumana volvió contra todas las expectativas sobre las decisiones anteriores, todas dando razón al príncipe Pablo y reconociendo la legitimidad de la restitución de los bienes saqueados por la dictadura comunista.
Esta decisión, contrariamente a lo que puedan haber escrito erróneamente determinados órganos de prensa, no es en absoluto definitiva.
De hecho, ante las flagrantes y obvias violaciones de sus derechos más elementales, en particular su derecho a un juicio justo, el príncipe Paul inició inmediatamente todos los recursos legales a su alcance, en particular ante el Tribunal Constitucional de Rumanía, pero también ante el Tribunal Europeo de Justicia. Derechos humanos.
Como recordatorio, la Corte Europea ya condenó en 2010 al estado rumano por violar los derechos fundamentales del Príncipe Pablo, debido a las múltiples demoras y dilaciones de los procedimientos destinados a impedirle recuperar sus bienes y posesiones.
Finalmente, y una vez más, al contrario de lo que se ha vendido a la ligera o con la intención deliberada de hacerle daño, el príncipe Pablo de Rumanía no está en modo alguno "huyendo".
Como estaba planeado durante mucho tiempo, y como había advertido oficialmente a las autoridades rumanas, el príncipe Pablo fue a Portugal para arreglar la sucesión de su difunto abuelo, Su Majestad el Rey Carol II de Rumania, quien allí poseía muchos bienes.
Si se obliga a comportarse con benevolencia y no es una personalidad beligerante, el príncipe Pablo de Rumanía ya no dudará en enjuiciar ante los tribunales a cualquier órgano de prensa y a cualquier persona que continúe socavando su honor y su consideración después de esta finalización. "
Carol II de Rumania, entonces príncipe heredero, se casó en 1918 en Odessa con Zizi Lambrino, sin el consentimiento de sus padres, el rey Fernando y la reina María de Rumania. De esta unión que fue anulada en 1919, cuando el príncipe regresó a su familia, nació un hijo Mircea (1920-2006). El príncipe Carol luego se volvió a casar con la princesa Helene de Rumania con quien tuvo al futuro rey Michael. Paul es el hijo de Mircea.
“Los artículos de prensa sensacionalistas creían que podían informar, sin tomarse la molestia de llevar a cabo las verificaciones más elementales, elementos inexactos y que dañan seriamente el honor y la consideración de Su Alteza Real el Príncipe Pablo de Rumanía.
Por lo tanto, sus abogados tienen la obligación de llamar la atención del público sobre lo siguiente:
El príncipe Pablo de Rumania, al igual que su padre, el príncipe Carol Mircea antes que él, llevó a cabo numerosas gestiones legales y diplomáticas para recuperar su dignidad y sus legítimas posesiones.
Todas sus peleas han tenido éxito, por una sencilla razón: son justas.
De hecho, de forma coherente y sin ambigüedad, todos los tribunales de Portugal, Reino Unido, Francia y, por supuesto, Rumanía, han reconocido en sus sucesivas sentencias al príncipe Pablo como principal heredero de Su Majestad el Rey Carol II de Rumanía, su abuelo. .
Con esta legitimidad, el príncipe Paul ha jugado en los últimos años, con su esposa la princesa Lia y su hijo el príncipe Carol Ferdinand, un papel público cada vez más importante en Rumanía, donde la familia principesca es muy popular.
Desafortunadamente, esta posición ahora sentada en Rumania también le ha ganado al príncipe Pablo los celos y la venganza de algunos, sin duda por temor a que su propia posición se debilite.
Así, en una decisión de carácter político, la justicia rumana volvió contra todas las expectativas sobre las decisiones anteriores, todas dando razón al príncipe Pablo y reconociendo la legitimidad de la restitución de los bienes saqueados por la dictadura comunista.
Esta decisión, contrariamente a lo que puedan haber escrito erróneamente determinados órganos de prensa, no es en absoluto definitiva.
De hecho, ante las flagrantes y obvias violaciones de sus derechos más elementales, en particular su derecho a un juicio justo, el príncipe Paul inició inmediatamente todos los recursos legales a su alcance, en particular ante el Tribunal Constitucional de Rumanía, pero también ante el Tribunal Europeo de Justicia. Derechos humanos.
Como recordatorio, la Corte Europea ya condenó en 2010 al estado rumano por violar los derechos fundamentales del Príncipe Pablo, debido a las múltiples demoras y dilaciones de los procedimientos destinados a impedirle recuperar sus bienes y posesiones.
Finalmente, y una vez más, al contrario de lo que se ha vendido a la ligera o con la intención deliberada de hacerle daño, el príncipe Pablo de Rumanía no está en modo alguno "huyendo".
Como estaba planeado durante mucho tiempo, y como había advertido oficialmente a las autoridades rumanas, el príncipe Pablo fue a Portugal para arreglar la sucesión de su difunto abuelo, Su Majestad el Rey Carol II de Rumania, quien allí poseía muchos bienes.
Si se obliga a comportarse con benevolencia y no es una personalidad beligerante, el príncipe Pablo de Rumanía ya no dudará en enjuiciar ante los tribunales a cualquier órgano de prensa y a cualquier persona que continúe socavando su honor y su consideración después de esta finalización. "
