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Sin duda, esta es una muestra más de que la pequeña princesa está siguiendo los pasos de su bisabuela, quien se convirtió en amante de estos animales desde muy temprana edad.“El regalo que Charlotte quería más que nada era un pony. Lleva más de un año tomando clases de equitación y está obsesionada. William y Kate saben que su pasión por la equitación no es temporal y finalmente aceptaron comprarle uno”, aseguró.
La segunda fiesta para Charlotte en el Palacio de Kensington con sus compañeros de clase.“Kate hizo toda la comida ella misma: mini pizzas, hamburguesas, rollos de salchicha, perritos calientes, varitas de frutas, sándwiches, pastelitos multicolores y helado para que todos puedan comer", dijo.
“Fue la primera fiesta de cumpleaños que tuvo Charlotte con todos sus amigos. Es una niña tan popular y amó cada minuto ser el centro de atención”.
“Ella se lo merece porque su contribución ha sido enorme. Ella lo ama tanto. Descubrí que entrenar para la reina viene sin presión. Por su comprensión, su profundo conocimiento y su sed de más", dijo.