Prima, ahora que mencionas el gran trabajo qué haces con perros (que generalmente nadie quiere) pienso en la historia de nuestra musa con Baloo y sufro, de verdad que sí. Sufro por el perro y también por su anterior familia de la que ni sabemos las circunstancias. Se las dio de heroína cuando lo que hizo es atroz. Punto primero: No es quien para publicar la historia detallada en sus redes con miles de seguidores. Punto dos: el perro suponemos que era muy agresivo, vale. Pero al quitárselo a la única familia que él conocía lo que hizo fue acrecentar el problema, causándole ansiedad por separación más stress por llevarlo al monte, rodeado de fauna desconocida y personas ajenas. Punto tres: debería haberlo llevado a un veterinario digamos neutral para hacerle pruebas sin la presión de la familia por una parte y de la Paola por la otra. Un scanner y una analitica para descartar tumores o enfermedades causantes de la agresividad. Punto cuatro: ya que metiste la pata hasta atrás llevando a un perro impredecible a tu casa contra los deseos de sus dueños, contacta con un buen etólogo y trabajad ambos duramente con el perro. Pagalo con el dinero de la reserva, que en este caso nadie diríamos nada. Trabaja a fondo al animal hasta rehabilitarlo. Y al final, con el trabajo hecho, ponlo en adopción, ayudada por el especialista para encontrar un dueño adecuado. Así habrías demostrado ser una persona integra ya que si podríamos decir que salvaste al perro desinteresadamente, y le buscaste un buen hogar. Lo que hiciste fue cogerlo y al momento deshacerte malamente de él. Para estar en una jaula en Alemania le valdría más estar muerto.
Totalmente. Demostró lo que decimos siempre, que no tiene npi de nada, y que todo lo que hace es postureo para ponerse la medallita de salvadora. Qué menos que pedir una valoración o consultar unas pautas con un etólogo u otro profesional.
Yo tengo la "suerte" de ver cómo auténticas máquinas de matar, acaban siendo perros que pueden llevar una vida normal, convivir con otros perros, e incluso, en los mejores casos, convertirse en perros sociables, juguetones y cariñosos (lo que viene a ser un perro sin taras mentales). Pero claro, tienes que estar dispuesto a trabajar. A trabajar de verdad. A dedicar horas a lo largo de meses, o años. A avanzar a un ritmo tan lento que a veces solo quieres tirar la toalla. A que cualquier fallo mínimo te mande varias casillas para atrás. Y a comprometer tu salud física y mental.
Y, sinceramente, no veo a Paola siendo capaz de hacer ni una milésima parte del trabajo que se requiere, pero ni aunque su vida dependiese de ello.