El abrigo es precioso pero debería llevarlo abotonado para verse prolija.
El vestido, sencillo, ha cambiado de color y le sienta bien aunque es un tanto corto.
Los botines no le quedan bien, acentúan sus piernas delgadas.
Se agradece que se haya recogido el cabello y sin mechas al aire.
En cuanto a su actitud, pues bien, cercana y a gusto pero está en su zona de comfort con esas mujeres con las que ya ha trabajado. Ella es el centro de atención, llevando a cabo agenda propia. No escatima en dar abrazos, regalar sonrisas, ponerse el mandil a cocinar a la par de ellas, pero a mi no me vende nada.
Totalmente de acuerdo y bingo por esa parte de tu comentario: a mi tampoco me vende nada.