Hilo lingüístico de Cotilleando

snob2-42602_561x316.jpg

Así habla un esnob

En España no hay más tontos que en otros países. Si parecen multitud es porque el sistema digital de selección laboral les da resonancia social: los enchufados llegan como mínimo a secretarios de Estado y luego salen mucho por la tele. Llegan más lejos cuanto mayor es su potencia de succión expresada en vatios. En su día analizamos aquí el lenguaje del tonto y hoy estudiaremos el de una de sus subespecies: el esnob. Puede que esa palabra española comenzase siendo un esnobismo, porque deriva del anglicismo snob y abusar de los anglicismos resulta esnob. Un modelo me comentó que le ponía enfermo que le dijeran “toma el book, que tenemos un casting” cuando querían decir “coge el álbum, que hay una prueba”. El espécimen que nos ocupa no almuerza, sino que toma un brunch. Si es algo más tarde, no encarga comida, sino que llama a un catering. Mientras nosotros contamos cuentos, corremos o hacemos una colecta, un esnob practica storytelling, hace running o realiza crowdfunding.




Crowwdfunding eclesiástico, antes denominado cepillo.

Este tonto pone distancia al hablar porque busca lo exótico. El esnob del siglo XXI te envía enlaces a páginas en inglés o incluso en alemán para demostrarte que es ducho en el manejo de esas lenguas, habla mucho de los hípsters y no es consejero delegado, sino en todo caso CEO. No quiere que su secretaria anote las citas, pues prefiere que las agende…así que hablando sólo en español también se puede ser un pedante, que es sencillamente un engreído que se hace el erudito.

La voz esnob define a la persona que imita con afectación a aquéllos a quienes considera distinguidos. En el cerebro del esnob hay palabras superfluas comofusión. Una locutora de radio vacía le pregunta lo mismo a cada músico que entrevista:

- Lo tuyo es fusión, ¿verdad?

La pregunta sirve igual si el invitado es Jon Bon Jovi o Johann Sebastian Bach resucitado. El esnob habla mucho en infinitivo: en lugar de decir en público “quiero agradeceros lo que habéis hecho” empieza un discurso diciendo directamente “agradecer lo que habéis hecho”. En Twitter también redacta así, con todo en infinitivo, aunque es cierto que eso le permite ahorrar caracteres. Es capaz de escupir una cantidad asombrosa de majaderías en una misma conversación, pero hay tres que se le exigen para darle el cinturón negro, séptimo dan, de esnobismo:

- Como yo digo, locución con la que se cita a sí mismo porque se cree Chesterton.

- Voy a releer, porque ya lo ha leído todo una vez.

- Soy un hombre hecho a mí mismo.



Es tonto esnob sin retorno el que se describe a sí mismo con el título “amigo de mis amigos”, obviedad que él cree que lo adorna revistiéndolo de carácter noble. Escribe eso incluso en un currículo, donde la proposición equivale a “soy idiota y gris y mi creatividad es nula”. En el ámbito laboral, no ve vídeos, sino que los visiona. En el tanatorio te consuela de la muerte de tu madre diciéndote que la vida pasa muy rápido y no nos enteramos de nada. Si el fallecido es tu primo, que se ha empotrado en motocicleta contra un camión, en cuanto llegas y te quitas el casco te escupe que “en moto, la carrocería es tu cuerpo”. Después de cada dislate que escupe te pregunta “¿Me entiendes?”, como si fueras idiota (o bien “¿Entiéndesme?” en caso de que sea asturiano).



Háganme un favor. Díganme qué ven en esta foto de aquí abajo:





Parece un camino, sí. Pero es una de esas fotografías con ilusión óptica. Este cartel les aclarará qué es lo que están viendo:





Un día, antes de que se licuaran los cerebros, fue un camino; hoy es un circuito biosaludable.

El mayor especialista mundial en esnobs, el australiano Tim Minchin, le explicaaquí a una políticamente correcta cómo se llama la medicina natural que de verdad funciona: medicina.

Gracias a @javiergalvezm por las fotos biosaludables y por mantener intacta la capacidad de cabrearse ante la estulticia.
 
Whatsapp2-34986_561x316.jpg

El lenguaje de Whatsapp

Publicado por Rafael Cerro Merinero el abr 3, 2015

Compartir

AddThis Sharing Buttons




Vivimos una nueva era en la que escribimos sobre un teclado de cuatro centímetros. Intentemos extraer algunas conclusiones de lo observado hasta ahora.



Primera: hay un sector demográfico que desconoce la ortografía del español a pesar de estar escolarizado. Sabe cómo contar lo que ve, pero no cómo escribirlo. Está naciendo una grafía sin mayúsculas, sin tildes y prácticamente sin signos de puntuación. En concreto, sin signos iniciales de exclamación e interrogación. Esto puede generar problemas de inteligibilidad, especialmente en la lectura.



Segunda: el nuevo código no sólo es rápido, sino que también es el lenguaje de la comodidad y la laxitud. Tanto, que quizá estemos hablando realmente no de uno sino de varios códigos, aunque quizá todavía falte tiempo para saberlo. Hay menos reglas intocables y nuevas abreviaturas (como k en lugar de qué y xen sustitución de por).



Tercera: algunas faltas de ortografía habrían sido impensables antes de la aparición de las nuevas tecnologías. Por eso son asombrosas para el hablante maduro:





Cuarto: independientemente de los condicionantes técnicos que acarrea redactar sobre un teclado de cuatro centímetros, de lo que el teléfono haya cambiado, la formación gramatical de nuestros alumnos es terriblemente deficiente. Especialmente la de los que estudian en Cataluña:





Quinto: muchos alumnos no tienen ni la menor idea de cuál es la grafía de muchas de las palabras que pronuncian y escuchan. Repito: conocen el discurso hablado, pero no saben cómo es el castellano escrito. Eso los aproxima a la agrafía de este preadolescente de doce años. También es un chico escolarizado, aunque no lo parezca:





Dos sugerencias a caballo entre lo lingüístico y lo sociológico. Quizá haya llegado la hora de que los partidos se preocupen más por que los españoles del siglo XXI sepan leer que por adecuar los programas a sus ideologías cada vez que llegan al poder. Quizá nuestro problema ya no esté en la aberrante formación de los niños de doce años, sino en la de sus profesores de cuarenta.
 
Coachee-111358_561x316.jpg

Coachee

Publicado por Rafael Cerro Merinero el mar 31, 2015

Compartir

AddThis Sharing Buttons




La persona que titula “CÓMO SER LOS COACH DE NUESTROS HIJOS” ignora el plural inglés correcto, coaches. Quien emplea coaching como término español puede escribirlo con mayúscula aun cuando no inicie una frase. En general, el hablante inculto tiende a escribir con mayúscula no los sustantivos propios, sino los que le parecen importantes a él.





Les propongo que, para definir el fenómeno de llamarle coach a media población, creemos el neologismo coachismo y el tiempo decida si arraiga o no. El coachismo será un carcinoma lingüístico basado en un anglicismo transversal, coach, que sustituye a muchas voces españolas como las que hemos visto. A raíz de la importación de coach y coaching ha florecido la última sandez, ilustrada por un tercer sustantivo: coachee.





El coachee es el que recibe la formación. Habría sido muy sencillo optar por alumno, o incluso cliente según los casos, pero en esta situación de reblandecimiento cerebral generalizado también optamos por lo exótico. Suena a perrito de anciana: coachee. Cada vez que hay que elegir actuamos con nuestro esnobismo de siempre: el de las gentes que no dominan el inglés y encuentran fascinante el exotismo de todos los términos de esta lengua. Por eso, España avanza más decidida que nunca hacia la implantación del espanglish, un habla que procede de la deformación de dos idiomas. De la mezcla de sus dos acervos léxicos, pero también de la fusión de sus dos sintaxis.

Sugiero que extendamos el campo semántico de la palabra y utilicemos coachpara denominar a todo el que, de una u otra manera, conduce o auxilia a otros: el director de orquesta, el fisioterapeuta, el vidente, el guardagujas y el camello de barrio.
 
Tuitear-102718_561x316.jpg

Tuitear y googlear

Publicado por Rafael Cerro Merinero el mar 23, 2015

Compartir
El lenguaje de Internet está plagado de anglicismos y eso no es casual: el inglés es el idioma de la tecnología y también la lengua más rápidamente adaptable a las novedades. Cuando surge una nueva realidad, el idioma de Shakespeare genera casi automáticamente un neologismo para designarla. Los demás terminamos adoptando las voces inglesas en lugar de generar nuestros propios neologismos, lo que resulta más cómodo. Seguramente, lo razonable será emplear los anglicismos, pero sólo allí donde el español no ofrezca alternativas.



Tuitear y googlear
Nuevos verbos, más comunes que feisbuquear, que se utiliza poco porque la gente dice realmente “colgar en Facebook”. Parece lógico adoptar el extranjerismo cuando el término se refiere a un nombre propio, como en el caso de googlear. Twittear es más común que googlear y éste, mucho más que feisbuquear. Tuitear o twittear significa enviar mensajes a través de la red social Twitter.

Fundéu recomienda tuitero, tuitear, tuiteo y retuiteo como formas recomendadas en español para las actividades relacionadas con la red social Twitter.

Es imposible decir esto de otra manera. Algunos utilizan la alternativa españolizada tuitear y, en lugar de tweet (el mensaje en sí), escriben tuit. Otro nombre propio protagonista en Internet es Google, del que deriva el verbo googlear, que quiere decir rastrear con un buscador. Algunos han encontrado más cómoda la alternativa “buscar en Google”, que resulta más ortodoxa.



Un geek o un freakie

Repasemos algunos vocablos interesantes para que cada uno decida cuáles debe utilizar en cada idioma. Pendrive: muchos utilizan variantes nuestras como lápiz, lápiz USB o, sencillamente, pincho. Banner: las alternativas más lógicas son es anuncio o recuadro publicitario. En cuanto a geek, entendemos que lo es la persona apasionada por las nuevas tecnologías valorada algo despectivamente por el hablante. Algo en cierta forma similar a un freakie. El problema es que freakie, la alternativa, es lo mismo: un anglicismo. Un freakie es lo que toda la vida se había llamado “un bicho raro”. Rarezapodría haber sido mejor que freakie, pero éste último término está ya tan arraigado que no sé si merece la pena plantear la sustitución. Un blog es algo similar a un diario, pero si decimos “diario” no nos entenderá nadie. Blog se ha impuesto. Lo que no parece muy acertado, volviendo al universo de Twitter, es utilizar followers en lugar de “seguidores”. La propia red social indicaseguidores.



La flecha del mouse aparece en la screen
Está fuera de lugar lo que hacen quienes denominan screen a la pantalla, lo mismo que llamarle nick al mote o apodo. Se trata de anglicismos incrustados con un calzador. El barbarismo mail ha triunfado a pesar de lo sencillo que sería llamar correos, o sencillamente cartas, a nuestros envíos de texto a través de Internet. Decir mouse en lugar de ratón no tiene sentido, no ya porque sustituye a un término español en uso sino porque algunos ni siquiera entienden lo que estamos diciendo.

Huelga decir que software y hardware son imprescindibles. En su día, algún lingüista propuso “soporte lógico” y “soporte informático”, respectivamente, como alternativas que no triunfaron porque eran voces largas y complicadas. Habría sido mucho más sencillo decir “equipos” y “programas”.
 
Enjuagar.jpg

Aureola frente a aréola

Publicado por Rafael Cerro Merinero el mar 12, 2015

Enjugar no es lo mismo que enjuagar. El déficit de un país se enjuga y la boca se limpia enjuagándola. Absorber es atraer un fluido y, como curiosidad, el verbo adsorber designa la acción de atraer hacia la superficie de un cuerpo moléculas o iones de otro. Aguar es mezclar agua con otro líquido y lo más correcto para designar la supuestamente jocosa práctica de sumergir la cabeza de alguien no es aguadilla (aunque también podemos utilizar esta voz), sino ahogadilla. Sabemos que aprender es adquirir conocimientos y que aprehender quiere decir agarrar. Pero aprehender también significa adquirir conocimientos, de modo que ambas palabras son, en parte, sinónimas. Por último, prender es también asir. Un auténtico lío de sinonimia a tres bandas, con aprehender en el medio; creo que para entenderlo hay que leerlo dos veces.

A veces dudamos si podemos despabilar a alguien o si lo que hacemos es espabilarlo. Pues bien: la segunda acepción de espabilar es lo que queremos decir: avivar el entendimiento de alguien. La primera acepción de espabilar se refiere a quitar el pábilo ya quemado a una vela. Despabilar es arrancar esa pavesa, despachar algo rápidamente o robar, pero no quitarle el sueño a nadie.

Más términos con morfología similar: ¿abordo o bien a bordo? Lo primero puede ser un sustantivo que puede significar abordaje o bien constituir la primera persona del singular del verbo abordar. Lo segundo, a bordo, es una locución adverbial que indica que alguien o algo está en el interior de una nave u otro medio de transporte. última pareja de similitud gráfica: aureola y aréola. Más correcto que asegurar que los pezones tienen aureolas, que en primera acepción del Diccionario oficial son esos círculos luminosos que se representan tras las cabezas de las imágenes sagradas, es decir que presentan aréolas. La definición de aréola es “círculo rojizo algo moreno que rodea el pezón del pecho” y esto último no es redundante, pues el pezón también es el extremo del eje que sobresale de la rueda.
 
El Foro del Español, en español
Publicado por Rafael Cerro Merinero el feb 19, 2015

Compartir

AddThis Sharing Buttons

Spiderman, moralmente muerto.



Primer turno de intervenciones de la prensa. Mío. Le señalo a don Jesús su avalancha de barbarismos (o del mismo anglicismo repetido) y él se pregunta en alto cómo referirse entonces a la Plataforma. Sugiero que no es el momento adecuado para decidirlo, pero que podríamos emplear conglomerado, conjunto o grupo. El señor Martín me responde que grupo no puede ser porque él es de ciencias, conoce bien la teoría de grupos y está convencido de que grupo no es el referente adecuado. Me importa poco. El presidente de la Plataforma del Español tiene que hablar en español igual que los veterinarios deben ser veterinarios. Otra cuestión es que en la realidad delirante del día a día de España sea necesario aclarar estos detalles.




Anuncio real extraído esta semana de Internet.



Una cosa es que asumamos algunos anglicismos, sobre todo los técnicos. Otra muy distinta, que nos traguemos el actual espectáculo de estulticia superflua que amenaza con sepultar el castellano en palabras ajenas a nosotros sólo porque son más chics. Que relega al olvido términos nuestros anteriores perfectamente válidos como consecuencia de tres fenómenos. El primero, la necesidad de decirlo todo en inglés que sienten quienes no hablan esa lengua. Ellos consideran fascinantes los anglicismos y no quieren quedarse fuera de la moda. El segundo, el hecho de que aquí no hay un niño de Andersen que denuncie que el emperador pasea desnudo. El tercero, una mezcla entre nuestro esnobismo de siempre, nuestra tradicional falta de orgullo y el poco amor que sentimos por lo nuestro.
 
Torreznos-2-69384_561x316.jpg

Torreznos…de soja

Publicado por Rafael Cerro Merinero el feb 16, 2015

He tenido que volver a la psicóloga porque he leído “torreznos light” en la pizarra de un bar. El oxímoron es una figura opuesta a la redundancia y consiste en combinar en una misma estructura sintáctica dos palabras o expresiones de significado opuesto que originan un nuevo sentido. No tiene por qué constituir un error, como lo demuestra el ejemplo poético que aporta la Academia: “un silencio atronador”. Todos entendemos lo que significa eso, como comprendemos la expresión cotidiana encontrarse perdido o la construcción poética de Quevedo “hielo abrasador, es fuego helado”. El oxímoron, también llamado en latín contradictio in terminis, constituye una magnífica herramienta de retórica cuando no se nos escapa de las manos. ¿Cuándo nos hemos pasado de frenada? El día que escribimos en el periódico feministas propalestinos o, como veíamos el otro día, carrera no competitiva. Los torreznos están buenísimos, pero son grasa y no pueden ser light, palabra que ya está en nuestro diccionario. La importamos para designar los alimentos con pocas calorías y el tabaco con menos tóxicos.

En cuanto al pleonasmo, a menudo decimos subir para arriba, que es flagrante repetición en demasía. La reiteración sólo se justifica cuando hace falta reforzar el sentido de la frase, como cuando mi hija acaba los deberes y dice “me lo sé de memoria”. Eso añade que esta vez se lo sabe de verdad. Redundancia viciosa es decir “fotocopiadora estropeada”. Las fotocopiadoras nunca funcionan. Fueron diseñadas para atascarse cuando tenemos prisa.
 
Palabras comodín
Publicado por Rafael Cerro Merinero el feb 8, 2015

Compartir

AddThis Sharing Buttons
8
Las cinco uves dobles o preguntas del periodismo son “what” (“qué”), “who” (“quién”), “when” (“cuándo”), “where” (“dónde”) y “why” (“por qué”). El texto debe responderlas todas para que la noticia esté completa.
En español hemos adoptado el mal hábito de sustituir cada una de las cuatro últimas cuestiones por la primera: siempre preguntamos “qué”. Cada vez que sustituimos por “qué” una de las otras partículas interrogativas, empobrecemos el discurso porque eliminamos una palabra del diccionario. Cuatro, en total. Eso, en el lenguaje escrito tradicional, porque en el de los mensajes SMS de los teléfonos móviles escribimos directamente “q”, o incluso “k”.
Algunos ejemplos son “¿Qué vais, A Cullera con neverita y sillas plegables?”, cuando lo correcto es “¿Adónde vais, a Cullera…?”; “¿Qué lo ha hecho, Vanessa Jennifer?”, en lugar de “¿Quién lo ha hecho, Vanessa Jennifer?”; “¿Qué habéis venido, esta tarde?”, en vez de “¿Cuándo habéis venido, esta tarde?”; y “¿Qué os habéis separado, porque no os aguantabais”, cuando lo correcto sería “¿Por qué os habéis separado…?”. Este último error, la sustitución del interrogante “Por qué” por el interrogante “qué” es menos frecuente.
La riqueza terminológica de la lengua es vital, porque con la lengua trabajamos, nos comunicamos y, sobre todo, pensamos. Si hay menos vocablos, y faltan algunos de los esenciales, seguramente discurriremos con menor agilidad. Por ejemplo, cuando alguien utiliza el sustantivo “mazo” asociado al verbo “molar”. En el caso de “mola mazo”, la segunda palabra equivale a “mucho”: “mola mucho”. Pero en el caso de “mazo de bueno”, la voz “mazo” significa “muy”: “muy bueno”. Nace una nueva palabra, o un nuevo significado del vocablo “mazo”, y desaparecen dos: “mucho” y “muy”. Hemos perdido un término.
 
Pistilo.jpg

s*x* oral

Publicado por Rafael Cerro Merinero el feb 6, 2015

Compartir

AddThis Sharing Buttons
2


El lenguaje del placer lúbrico utiliza tanto eufemismos suavizantes como expresiones soeces y eso no es casual. Hay seductores que halagan primero con palabras poéticas para subir el tono cuando la pasión descarrila. Los eufemismos surgen para burlar la censura y el tabú o para añadir a lo sexual chispa y levadura. La jerga de la que hablamos es relativamente confidencial, procaz y, a menudo, cómica.

Hay más sátira sobre las mujeres, que en algunas culturas no son libres para ironizar sobre el s*x* de los hombres. Es sabido que muchas expresiones relacionadas con la voz coj*nes (un plan cojonudo, una oferta acojonante, una tía con dos coj*nes) tienen connotaciones positivas, mientras lo relacionado con el término coxx suele ser peyorativo. Muchos hombres dicen que lo aburrido es un coñazo, pero a medida que ese referente anatómico se les aproxima en su vida cotidiana rebajan el tono despectivo sobre el mismo. El referente biológico les interesa más precisamente cuando no está en el quinto coxx. Muchos utilizan la voz coxx como sinécdoque: citan sólo esa parte cuando se refieren al todo.

Podemos emplear la hermosa palabra ninfas, hoy casi en desuso. Si se utiliza sólo en singular, ninfa significa joven hermosa y también cortesana. Si se utiliza sólo en plural, ninfas quiere decir labios menores. El sustantivo vulvaresulta tan ortodoxo como poco utilizado durante los momentos de uso. Es como decir analepsis en una crítica de cine: es perfectamente académico, pero nadie lo entiende. La voz que la gente utiliza para un salto atrás en el tiempo esflashback, no analepsis. El sustantivo vulva se asocia a algunos moluscos bivalvos, igual que se dice bálano en lugar de glande. Bálano es el nombre de un crustáceo que se asemeja mucho a aquél. Larga es la lista de sinónimos que el diccionario y la calle nos han dado para designar a los genitales de ella. Entre los que puedo citar, el que más se usa es obviamente coxx, que procede del latín cunnus, que significa cuña. Conejo es una voz nacida por razones icónicas. En cuanto a chumino, no es siempre una grosería: el Diccionario de madrileñismos de don Manuel Alvar lo define como “caracol de pelo que se dejaban las mujeres sobre las sienes o la frente”, de donde puede haber derivado por analogía la referencia a la zona genital. Los pezones no tienen aureolas sino aréolas. En cuanto a los senos, también hay toda una retahíla de posibilidades léxicas callejeras que no procede citar aquí por estética: la vida también está hecha de protocolos.

En cuanto a la anatomía sexual masculina, conocidos son los términos sinónimos verga y rabo. El pexx se señala también con el cultismo príapo, del que deriva la engañosa maldición llamada priapismo, que es una “erección continua y dolorosa del miembro viril, sin apetito venéreo”. Venéreo significa “relativo a Venus”, al deleite sexual.

Fálico es lo referente al falo, pero no necesariamente al pexx erecto sino también al miembro viril en otro estado de armas, el más frecuente. El término español que realmente designa al falo erecto es itifálico, cultismo sólo utilizado en arquitectura. Si el arquitecto utiliza columnas fálicas pero no itifálicas, el edificio se derrumbará como a veces cae la moral del hombre que no alcanza el estado de apresto necesario para el coito. Para denominar a los testículos, más afortunado que el término español huevos parece el inglés nuts, de nuevo por analogía. Desde luego, nuestras gónadas se parecen más a las nueces, efecto visual que se acentúa con la edad.

Los gentilicios denominan diferentes técnicas sexuales en el habla popular. Francés es “s*x* oral”, japonés es “coito en el suelo o sobre almohadas”, sueco es “s*x* en grupo” y griego es “sexx anxx”. Esta última práctica se conoce como sodomía en memoria de la antigua ciudad de Palestina donde, según define a la vez que valora la Academia Española de la Lengua, “se practicaba todo género de actos deshonestos”.

Echar un polvo es correcto (me refiero a decirlo; Dios me libre de aconsejar sobre lo otro). El giro aparece en el Diccionario de la Academia, si bien como vulgarismo coloquial. La voz ligar es perfecta para significar “entablar relaciones amorosas o sexuales pasajeras”. Al coito se le denomina también coyunda por la correa con la que se uncen los bueyes; o cópula, que significa “atadura, ligamiento”. La metalingüística no explica cómo consiguen los niños adivinar cuándo van a copular sus padres para abortar la operación amparándose en cualquier excusa para romper la noche con su llanto.

Algunos han adoptado el anglicismo precop para denominar a la pareja sexual sin compromiso futuro, ni emocional ni de s*x*. Podrían emplear mejor la ingeniosa contracción española follamigo, muy celebrada por los más jóvenes. La Academia ha aceptado amigovio, un acrónimo creado a partir de los sustantivos amigo y novio que se utiliza mucho en Uruguay, Argentina, México y Paraguay, pero mucho menos aquí.

En cualquier caso, nada hay a la altura de este pensamiento de Ezra Pound, brillante como una supernova: “Tanto jaleo por una contracción que apenas dura unos segundos”.
 
Hacha-manco-2-39528_425x316.gif

Teléfono sin manos

Publicado por Rafael Cerro Merinero el feb 4, 2015

Compartir

AddThis Sharing Buttons
9


Chorradas son necedades o cosas de poca importancia, aunque la primera definición del diccionario oficial, que no coincide con el uso más frecuente en la calle, es “porción de líquido que se suele echar de propina después de dar la medida”. Hoy me refiero a errores de poca entidad que se pueden pulir fácilmente, pero que ocupan masivamente el discurso de los medios de comunicación.



No se dice nexo de unión porque un nexo es un nudo. O sea: precisamente una unión. Podemos decir nexo o unión, pero no las dos cosas…precisamente unidas.



Coche de alta gama sólo es una muletilla, por mucho que la expresión se haya hecho tan común porque los redactores la copian y la pegan. Normalmente se refieren a automóviles de lujo. Poco importa en qué escala de gradación se incrusten. En general, circunloquios y complicaciones hacen perder inteligibilidad. Aclarar es mucho mejor que clarificar o esclarecer, que se entienden peor aunque también son perfectamente correctas.



Las motos accidentadas no son siempre de gran cilindrada como escuchamos en la tele. Los periodistas sufren un prejuicio, que las de gran cilindrada son más peligrosas, y por eso le añaden la coletilla a las que se la han pegado. Ignoran que hay motos de gran cilindrada pero lentas, como por ejemplo muchas Harley-Davidson. El redactor casi nunca verifica de qué marca y modelo se trata, así que no sabe a qué moto le coloca la etiqueta de de gran cilindrada.


La muletilla una larga y penosa enfermedad es un eufemismo hiriente para muchas personas. El medio se refiere casi siempre a que alguien padece o ha padecido un cáncer, pero las asociaciones de enfermos luchan para que no consideremos tabú la enfermedad ni apestados a quienes la padecen. Lo cierto es que hay ideología hasta en las necrológicas.



En español las cosas no están OK, ni tampoco en stand by. Se encuentran perfectamente (o terminadas) en un caso y están en espera en el otro.



La cosa más abyecta que un ser humano puede decir es releer y la segunda, la muletilla como yo digo. En lugar de releer hay que utilizar el verbo leer,porque nadie se traga que nos lo hayamos leído todo y vayamos ya por la segunda vuelta. En vez de como yo digo hay que ir sencillamente al grano: decir lo que tengamos pensado. El abuso de la locución como yo digo, la aberración de citarse a uno mismo, es un acto lingüístico megalomaníaco denominado efecto Rabindranath Tagore.


Es incorrecto hacer referencia a un sin manos. Lo adecuado es hablar de unteléfono manos libres. Un sin manos no es un teléfono, sino un manco.
 
Carrera1-131242_561x316.jpg

Carrera no competitiva

Publicado por Rafael Cerro Merinero el ene 30, 2015

Compartir

AddThis Sharing Buttons
mi abuela Dolores rompió a llorar y, entre pucheros, dijo que el bebé tenía “una cabeza descomunal”. Nací con fórceps. Mi madre lo aguanta todo (y es la célebre autora de la sentencia “en el cerebro del hombre cabe poquito”). Como adulto, mi estética ha mejorado porque he ganado proporcionalidad: hoy sigo usando la misma talla de casco que cuando era un bebé, pero mi cuerpo ha crecido y ahora alcanzo el suelo desde el asiento de la moto. Presumo de unos soberbios 168 centímetros de estatura. Soy antropomorfo. De mayorcito jugué al hockey y en el plazo de doce años metí cuatro goles, aunque uno con el patín. Intelectualmente destaco porque no sirvo para nada que se exprese con números: desconozco mi talla de calzoncillos y llevo catorce años intentando acertar con el tamaño al elegir las bolsas de basura cuando hago la compra. O cuelgan por los lados o se me quedan pequeñas para la profundidad del cubo. Dejan caer al fondo las cáscaras de plátano y también esa sustancia naranja tan enigmática que mana de las latas de mejillones. Mi psicomotricidad no es sobresaliente: nunca he conseguido embolsar la compra al ritmo de la cajera supersónica que la va pasando por el lector de lucecita roja. Creo que es nieta del dios Mercurio y que por eso no es posible ganarle sin dopaje. En la calle me pierdo hasta siguiendo al navegador, que siempre me ordena “tuerza a la izquierda, ¡ahora!” cuando a la izquierda hay un muro. No valgo para líder. Llevo casi treinta años en la radio, pero no mando nada. Me consuelo subiendo al autobús o comprándole pañuelos de papel al mendigo del semáforo para que alguien, conductor o vendedor, me llame jefe.

Pero soy un ganador.

Porque, aunque la mayoría de las veces he perdido, siempre he competido. La frase “lo importante es participar” sigue siendo sagrada fuera de este lugar en el que cada veinteañero acaricia el sueño mágico de ser funcionario y sabe exactamente cuándo llegará el siguiente puente. Donde en vez de pedir currículos contratamos a primos, yernos y barraganas. Llenamos de familiares la oficina y luego el riesgo de consanguineidad para la prole desaconseja el s*x* entre compañeros. Una empresa sin promiscuidad es una necrópolis. Familiares. Cada vez que la policía detiene a un corrupto acaba trincando después a su cuñado, que era también su lugarteniente. Es lógico: si soy el director, en quién voy a confiar más que en Carlos, el hermano de Milagros. Todo esto es secular: es La historia interminable. La estupidez narcótica de los políticamente correctos nos asfixia como el avance de la Nada acosaba a Atreyu el valiente. La corrección política es una censura que impide pensar sacando los pies del tiesto. Intenta encadenarnos a su nueva ética de la ideología sin ideas y a su paraíso de la estulticia donde, cuanto antes te vuelves imbécil, antes ocupas un escaño. Nos ha hecho creer que competir es malo.

Los buenistas han devaluado tanto la idea de competición que algunos ayuntamientos anuncian carreras edulcurando la palabra con un oxímoron para que no los vituperen. Los carteles publicitan la expresión carrera no competitiva, chorrada equivalente a whisky sin alcohol o a celebrar una verbena de medianoche a las once de la mañana.




Algunos mohais se quitan el sombrero para correr más rápido.



¿Carrera no competitiva? La primera definición oficial de carrera alude al acto de que un ser vivo corra durante un cierto trecho, incluso si lo hace por su cuenta. Perfecto. Carrera también puede ser el recorrido remunerado de un taxi, un conjunto de estudios universitarios o una línea de puntos que se han saltado en una media. Pero si no nos la cogemos con papel de fumar y tomamos otra definición, o si le preguntamos a la gente qué entiende cuando lee estas siete letras, obviamente carrera es para todo el mundo un enfrentamiento para dilucidar quién es el más rápido. Pero en el cerebro espongiforme de los políticamente correctos todos somos camaradas y nunca nos enfrentamos. Los carteles de carrera no competitiva generan una contradicción porque una carrera es precisamente una pugna, le pese a quien le pese. Un vecino me dice que “una carrera no competitiva es una mierda”. La expresión anuncia una contradictio in terminis y, lo que es más grave, un acto de estupidez colectiva. Hemos inventado las carreras no competitivas, pero si extrapolamos este avance a la empresa, conseguiremos hundirnos. Si lo aplicamos a la carrera de los espermatozoides, nos extinguiremos.




Carrera de guerreros de terracota, también
llamada exposición.
Competir no es bueno ni malo. Es biológico. Ya les digo que los espermatozoides no pasean. Si un político quiere organizar un acto lúdico de convivencia, amor y rastas, que no lo llame carrera. Como sugerencias alternativas sin ánimo exhaustivo, en español tenemos parada, desfile, romería, paseo, feria, cabalgata y caminito de Jerez.



Carreras

Hace un cuarto de siglo. Rompen los albores de los noventa y nuestro motociclismo mágico anuncia que sus gladiadores deslumbrarán un día al mundo. Hoy hay carrera internacional en un país fascinante, Portugal. Los españoles Nieto, Morante y Pérez Rubio dejan boquiabierto al público del circuito de Vila Real al arrancar con sus motos de competición de más de trescientos por hora…pero despacio. ¿Lo hacen porque son progres? No: para protestar contra una pista peligrosa en la que Ángel podría haberse matado. Cuando un piloto se salía al campo por error, Valentín Requena nos decía por la tele con su sorna incomparable “se ha dado un paseo por la agricultura”. Yo era un chaval, pero lo del paseo ya me llamaba más la atención que lo de la agricultura: los pilotos tampoco pasean.

Si te acostumbras a las sandeces, la niebla te impedirá pensar.
 
Spanglish-cervantes-27565_250x316.jpg

Nightmare

Publicado por Rafael Cerro Merinero el ene 20, 2015

Compartir

AddThis Sharing Buttons




Veo la tele mientras ella pasa páginas y se ilusiona. Terminan Mad Men y Masterchef Junior, un estupendo talent show sobre críos. Zapeo y las otras televisiones ofrecen La Voz Kids, un par de remakes y un reboot de Expediente X. La última opción es The Walking Dead, pero ya vi en internet un spoiler y no me interesan los zombies con el final reventado. Pulso el off del mando a distancia y salgo a hacer running. Antes del running practicaba el jogging. Antes de hacer jogging, simplemente corría, pero no con sudadera como ahora, sino con un wind stopper que abriga mucho más. Me cruzo con una chica de unos veinticinco años que también hace running. Es preciosa y va haciendo deporte vestida como una celebrity: con camiseta de colorines, visera y leggings de lenguaje silencioso. Cuando regreso, todos votamos si preferimos ir a jugar al pinball o al bowling del barrio, que está donde se encontraba la antigua bolera. En el mismo complejo están construyendo un sing along que sustituirá al antiguo karaoke que se había quedado anticuado, pero ha habido un problema con los pagos y todo está en stand by. El centro es muy cool y allí también se puede ir de shopping, aunque la verdad es que ahora todo el mundo compra online desde casa. Para ganar dinero de verdad, la clave es internet. Mi hijo mayor sólo ha cumplido veintitrés, pero ya tiene cuatro mil followers en Twitter y es un youtuber experto y un blogger famoso. Dice que quiere convertirse en influencer y vivir de ello.

Si yo vuelvo a nacer, estudiaré para dating coach; lo que antes se llamaba mamporrero.
 
Back