Duques de Sussex: Opiniones en su contra.

Pues a mí sí me dan mucha pena. No se dan cuenta de que ya no son nadie. Son menos incluso que sus primas York caídas también en desgracia por culpa de su padre.
Por muy mal que lo hayan hecho, y por muy ruínes que sean intentando grabar cosas privadas para su documental de Netflix, claro que me dan mucha pena. Los veo muy desubicados e infelices.

Hubiera sido mucho mejor que se hubieran olvidado para siempre de la casa real, y se hubieran adaptado al cien por cien a su vida como californianos, con sus barbacoas en los jardines de sus amigos, y sus partidos de polo los domingos.
Si hicieran eso, podrían llegar a ser felices totalmente, pero Harry no puede evitar tener la mitad de su mente en el reino unido. Y Meghan lo sabe.
Así que sí, me dan mucha pena porque ahora no son ni de aquí ni de allá. No me gusta hacer leña del árbol caído...
 
REINO UNIDO

Harry y Meghan o la dificultad para meter a la familia real en vereda​

PREMIUM
Actualizado Sábado, 4 junio 2022 - 22:37
Ver 5 comentarios
Carlos I tiene en su hijo díscolo un gran problema en sus planes para racionalizar la dinastía
El príncipe Harry y su mujer, en la catedral de San Pablo.

El príncipe Harry y su mujer, en la catedral de San Pablo.AFP
Todavía queda hueco para los fastos. Una gran cabalgata con 10.000 participantes recorrerá esta tarde el centro de Londres hasta desembocar en las inmediaciones del Palacio de Buckingham, a cuya balconada principal volverán a asomarse varios miembros de la familia real británica para escuchar a Ed Sheeran interpretar Perfect como tributo a Isabel II antes de que suene el himno nacional. Y ese será el colofón a cuatro intensas jornadas de festejos por el Jubileo de Platino que arrancaron el jueves con el colorista Trooping the Colour. Si ese día la monarca sí participó en el primero de los actos por sus gloriosos 70 años en el trono, el resto han estado marcados por sus ausencias.
Esta exaltación de la Monarquía ha servido para que los británicos revaliden su comunión con una institución medular sin la que es imposible comprender su idiosincrasia. Muchos opinólogos se atreven sin ir más lejos en nuestro país a ejercer un esnobismo barnizado de superioridad moral desde el que se tachan de anacrónicas estas demostraciones de apoyo a una reina sin captar que con ello lo que están haciendo millones de ciudadanos es homenajearse a sí mismos, dando rienda a una forma extraordinariamente refinada de profundo sentimiento patriótico.
Todo se había organizado para que Isabel II fuera la única e indiscutible protagonista. Pero 96 años pesan. Y las cosas no han salido exactamente como se esperaban. Al final, han adquirido una relevancia muy superior a la que necesita justo ahora la Corona sus dos integrantes díscolos, el príncipe Harry y su mujer Meghan Markle. Porque la ausencia de la soberana en el servicio de acción de gracias en la catedral de San Pablo hizo que todo el interés y la atención mediática se centraran en ellos.
Fue la propia Isabel II quien se empeñó en que su nieto favorito estuviera presente junto a su esposa en estos fastos. Pero era mucho el riesgo que se corría de que su primera aparición en el Reino Unido desde su espantada a EEUU hace dos años -renegando entre medias de la familia real, abdicando de sus responsabilidades institucionales y forrándose a cuenta de airear miserias que les han convertido en dos pobres- eclipsara el sentido profundo del Jubileo. Y los peores temores se han confirmado.
PARA SABER MÁS
El príncipe Harry y Meghan Markle a su llegada a la catedral de St. Paul.

Reino Unido.

Harry y Meghan cubren la ausencia de la Reina en St. Paul, pero evitan cruzarse con William y Kate​


  • REDACCIÓN:CARLOS FRESNEDA (Corresponsal)Londres
Harry y Meghan cubren la ausencia de la Reina en St. Paul, pero evitan cruzarse con William y Kate
Harry no parece dispuesto a limar asperezas con su padre y con su hermano. Porque ello le obligaría a acatar nuevamente su autoridad y él sigue instalado en una deslealtad difícil de entender en quien ha crecido sabiéndose el miembro más mimado de la dinastía más importante del globo. La invitación para que participara en la ceremonia religiosa buscaba transmitir la imagen de una cierta reconciliación familiar que, al final, no se ha producido.

TAL COMO LLEGARON, SE MARCHARON​

Los duques de Sussex hicieron el paseíllo en el interior de la mayor catedral de Inglaterra y ocuparon sus puestos, relegados en una segunda fila -y bastante apartados del núcleo duro de la dinastía- con la que quedaba claro que siguen sin estar perdonados por su traición. No hubo foto de Harry con su hermano ni con su padre. Ni por supuesto de Meghan con su cuñada, Kate Middleton. Y, tal como llegaron, se marcharon. Prefirieron no asistir ni siquiera a la recepción que el alcalde de Londres ofreció esa misma mañana de viernes en Guildhall. Aunque ya habían conseguido su objetivo de ocupar todas las portadas, desplazando de ellas a quienes están llamados a ocuparse de la transición en el trono que, de facto, ya ha comenzado. Ayer sábado, el matrimonio auto-repudiado celebró el primer cumpleaños de su hija Lilibet en Windsor, junto a la reina, pero ya sin cámaras como testigos.
Crece la necesidad de que se active el Acta de Regencia, la ley de 1937 que permitirá al príncipe de Gales ejercer casi todas las funciones al frente de la Jefatura del Estado escamoteando una abdicación de Isabel II que nadie contempla. Pero ahora mismo Carlos de Inglaterra tiene entre sus problemas el de cómo poner orden en su familia. Es sabido que el heredero, de 73 años, lleva mucho tiempo diseñando cambios de calado en la Monarquía con el objetivo de modernizarla en algunos aspectos y de racionalizarla en otros. Una de las reformas tiene que ver con la reducción de integrantes de la familia real. No existe en el Reino Unido una ley que establezca con claridad quiénes forman parte de la misma. El monarca tiene un absoluto margen discrecional. En la actualidad, hasta 18 personas ejercen tareas de representación.
La huida de Harry y su esposa complica mucho el deseo de Carlos de que esas misiones se restringieran a un núcleo duro formado por sus hijos y sus respectivas familias el día que él se convierta en rey. Ahora parece imposible que deje de contar al menos con dos de sus hermanos, la princesa Ana y el príncipe Eduardo, toda vez que Andrés de Inglaterra difícilmente será rehabilitado.
Asistimos a momentos de cambios inevitables en la dinastía Windsor. Lo que a buen seguro permanecerá perenne es el elevado sentido de la teatralización y de la necesidad de que la Monarquía siga ligada a la pompa las que estamos asistiendo una vez más en este formidable Jubileo de Platino. Escribió en el siglo XIX Bagehot que la Corona «endulza la política con la justa adición de acontecimientos hermosos». Y lo podría haber escrito hoy; que le digan si no a Boris Johnson si no es cierto. También advirtió el gran teórico monárquico que se debe buscar el equilibrio entre mantener a la Corona «escondida» para que no pierda sus necesarias dosis de misterio» y «pasearla como en un desfile» para que no deje de irradiar fascinación. Nadie ha sabido hacerlo mejor que Isabel II estos 70 años. Ahí el príncipe Carlos sí lo va a tener difícil para estar a su altura. Y más si ni siquiera cuenta con el total apoyo de los suyos.

 
Creo que este baño de realidad para los montecito en UK, va a acelerar las cosas para que MeMa pida el divorcio. Su príncipe rana ya no le sirve para nada. No son relevantes para nadie a ningún lado del charco.
 
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El príncipe Harry y su mujer, en la catedral de San Pablo.

El príncipe Harry y su mujer, en la catedral de San Pablo.AFP
Todavía queda hueco para los fastos. Una gran cabalgata con 10.000 participantes recorrerá esta tarde el centro de Londres hasta desembocar en las inmediaciones del Palacio de Buckingham, a cuya balconada principal volverán a asomarse varios miembros de la familia real británica para escuchar a Ed Sheeran interpretar Perfect como tributo a Isabel II antes de que suene el himno nacional. Y ese será el colofón a cuatro intensas jornadas de festejos por el Jubileo de Platino que arrancaron el jueves con el colorista Trooping the Colour. Si ese día la monarca sí participó en el primero de los actos por sus gloriosos 70 años en el trono, el resto han estado marcados por sus ausencias.
Esta exaltación de la Monarquía ha servido para que los británicos revaliden su comunión con una institución medular sin la que es imposible comprender su idiosincrasia. Muchos opinólogos se atreven sin ir más lejos en nuestro país a ejercer un esnobismo barnizado de superioridad moral desde el que se tachan de anacrónicas estas demostraciones de apoyo a una reina sin captar que con ello lo que están haciendo millones de ciudadanos es homenajearse a sí mismos, dando rienda a una forma extraordinariamente refinada de profundo sentimiento patriótico.
Todo se había organizado para que Isabel II fuera la única e indiscutible protagonista. Pero 96 años pesan. Y las cosas no han salido exactamente como se esperaban. Al final, han adquirido una relevancia muy superior a la que necesita justo ahora la Corona sus dos integrantes díscolos, el príncipe Harry y su mujer Meghan Markle. Porque la ausencia de la soberana en el servicio de acción de gracias en la catedral de San Pablo hizo que todo el interés y la atención mediática se centraran en ellos.
Fue la propia Isabel II quien se empeñó en que su nieto favorito estuviera presente junto a su esposa en estos fastos. Pero era mucho el riesgo que se corría de que su primera aparición en el Reino Unido desde su espantada a EEUU hace dos años -renegando entre medias de la familia real, abdicando de sus responsabilidades institucionales y forrándose a cuenta de airear miserias que les han convertido en dos pobres- eclipsara el sentido profundo del Jubileo. Y los peores temores se han confirmado.
PARA SABER MÁS
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Reino Unido.

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  • REDACCIÓN:CARLOS FRESNEDA (Corresponsal)Londres
Harry y Meghan cubren la ausencia de la Reina en St. Paul, pero evitan cruzarse con William y Kate
Harry no parece dispuesto a limar asperezas con su padre y con su hermano. Porque ello le obligaría a acatar nuevamente su autoridad y él sigue instalado en una deslealtad difícil de entender en quien ha crecido sabiéndose el miembro más mimado de la dinastía más importante del globo. La invitación para que participara en la ceremonia religiosa buscaba transmitir la imagen de una cierta reconciliación familiar que, al final, no se ha producido.

TAL COMO LLEGARON, SE MARCHARON​

Los duques de Sussex hicieron el paseíllo en el interior de la mayor catedral de Inglaterra y ocuparon sus puestos, relegados en una segunda fila -y bastante apartados del núcleo duro de la dinastía- con la que quedaba claro que siguen sin estar perdonados por su traición. No hubo foto de Harry con su hermano ni con su padre. Ni por supuesto de Meghan con su cuñada, Kate Middleton. Y, tal como llegaron, se marcharon. Prefirieron no asistir ni siquiera a la recepción que el alcalde de Londres ofreció esa misma mañana de viernes en Guildhall. Aunque ya habían conseguido su objetivo de ocupar todas las portadas, desplazando de ellas a quienes están llamados a ocuparse de la transición en el trono que, de facto, ya ha comenzado. Ayer sábado, el matrimonio auto-repudiado celebró el primer cumpleaños de su hija Lilibet en Windsor, junto a la reina, pero ya sin cámaras como testigos.
Crece la necesidad de que se active el Acta de Regencia, la ley de 1937 que permitirá al príncipe de Gales ejercer casi todas las funciones al frente de la Jefatura del Estado escamoteando una abdicación de Isabel II que nadie contempla. Pero ahora mismo Carlos de Inglaterra tiene entre sus problemas el de cómo poner orden en su familia. Es sabido que el heredero, de 73 años, lleva mucho tiempo diseñando cambios de calado en la Monarquía con el objetivo de modernizarla en algunos aspectos y de racionalizarla en otros. Una de las reformas tiene que ver con la reducción de integrantes de la familia real. No existe en el Reino Unido una ley que establezca con claridad quiénes forman parte de la misma. El monarca tiene un absoluto margen discrecional. En la actualidad, hasta 18 personas ejercen tareas de representación.
La huida de Harry y su esposa complica mucho el deseo de Carlos de que esas misiones se restringieran a un núcleo duro formado por sus hijos y sus respectivas familias el día que él se convierta en rey. Ahora parece imposible que deje de contar al menos con dos de sus hermanos, la princesa Ana y el príncipe Eduardo, toda vez que Andrés de Inglaterra difícilmente será rehabilitado.
Asistimos a momentos de cambios inevitables en la dinastía Windsor. Lo que a buen seguro permanecerá perenne es el elevado sentido de la teatralización y de la necesidad de que la Monarquía siga ligada a la pompa las que estamos asistiendo una vez más en este formidable Jubileo de Platino. Escribió en el siglo XIX Bagehot que la Corona «endulza la política con la justa adición de acontecimientos hermosos». Y lo podría haber escrito hoy; que le digan si no a Boris Johnson si no es cierto. También advirtió el gran teórico monárquico que se debe buscar el equilibrio entre mantener a la Corona «escondida» para que no pierda sus necesarias dosis de misterio» y «pasearla como en un desfile» para que no deje de irradiar fascinación. Nadie ha sabido hacerlo mejor que Isabel II estos 70 años. Ahí el príncipe Carlos sí lo va a tener difícil para estar a su altura. Y más si ni siquiera cuenta con el total apoyo de los suyos.

Me parece que en el jubileo ha quedado clarisimo que Carlos cuenta con sus hermanos Ana y Eduardo les han dado lugar preferente con el beneplacito de su hijo Guillermo.
Ana y Eduardo tienen gran respeto por la corona
 
Si , tener siempre una sonrisa permanente es una defensa es como decir "me importa una mierda tu opinion " y de hecho resume la realidad porque si a los "memos" les importara la opinio de la familia nunca hadrian asistido sin antes reconciliarse .
Quizá sea eso, aunque me inclino a pensar que esas sonrisas fuera de lugar son una forma de ocultar su disgusto y contrariedad ante el mundo. Porque sí, han sido invitados pero esa invitación la veo como algo protocolario al ser nieto de la reina, y porque si no se les invita habría sido darles motivo para sus argumentos falsos que han mantenido. Vamos, habrían dado más que hablar.
 
Meghan se vistió de blanco nuclear, de la cabeza a los pies, como si fuese la novia, la protagonista. Un color que al ir monocromática destaca al lado de quien sea....lo que no contaba es dónde la iban a sentar.

Así que sus propias armas, se dispararon contra ella misma. Si hubiese estado al lado del núcleo duro, se la habría visto hasta en la sopa. Quedó totalmente ridícula, porque la metieron en segunda fila....y se la vé muy bien allí de relleno, nada más. Si hubiese sabido dónde la iban a meter, seguro que se vestía más discreta...fué vestida como un pavo real para destacar....y la metieron en el gallinero. En ese momento le habría encantado haber escogido el color gris.

En el Trooping como sabía q no iba a salir al balcón y no iba a salir en ninguna foto, repitió modelito. Vamos, no se gastó 1 céntimo. Aquí echó la casa por la ventana...para nada.
 
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Esta exaltación de la Monarquía ha servido para que los británicos revaliden su comunión con una institución medular sin la que es imposible comprender su idiosincrasia. Muchos opinólogos se atreven sin ir más lejos en nuestro país a ejercer un esnobismo barnizado de superioridad moral desde el que se tachan de anacrónicas estas demostraciones de apoyo a una reina sin captar que con ello lo que están haciendo millones de ciudadanos es homenajearse a sí mismos, dando rienda a una forma extraordinariamente refinada de profundo sentimiento patriótico.
Todo se había organizado para que Isabel II fuera la única e indiscutible protagonista. Pero 96 años pesan. Y las cosas no han salido exactamente como se esperaban. Al final, han adquirido una relevancia muy superior a la que necesita justo ahora la Corona sus dos integrantes díscolos, el príncipe Harry y su mujer Meghan Markle. Porque la ausencia de la soberana en el servicio de acción de gracias en la catedral de San Pablo hizo que todo el interés y la atención mediática se centraran en ellos.
Fue la propia Isabel II quien se empeñó en que su nieto favorito estuviera presente junto a su esposa en estos fastos. Pero era mucho el riesgo que se corría de que su primera aparición en el Reino Unido desde su espantada a EEUU hace dos años -renegando entre medias de la familia real, abdicando de sus responsabilidades institucionales y forrándose a cuenta de airear miserias que les han convertido en dos pobres- eclipsara el sentido profundo del Jubileo. Y los peores temores se han confirmado.
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Harry no parece dispuesto a limar asperezas con su padre y con su hermano. Porque ello le obligaría a acatar nuevamente su autoridad y él sigue instalado en una deslealtad difícil de entender en quien ha crecido sabiéndose el miembro más mimado de la dinastía más importante del globo. La invitación para que participara en la ceremonia religiosa buscaba transmitir la imagen de una cierta reconciliación familiar que, al final, no se ha producido.

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Los duques de Sussex hicieron el paseíllo en el interior de la mayor catedral de Inglaterra y ocuparon sus puestos, relegados en una segunda fila -y bastante apartados del núcleo duro de la dinastía- con la que quedaba claro que siguen sin estar perdonados por su traición. No hubo foto de Harry con su hermano ni con su padre. Ni por supuesto de Meghan con su cuñada, Kate Middleton. Y, tal como llegaron, se marcharon. Prefirieron no asistir ni siquiera a la recepción que el alcalde de Londres ofreció esa misma mañana de viernes en Guildhall. Aunque ya habían conseguido su objetivo de ocupar todas las portadas, desplazando de ellas a quienes están llamados a ocuparse de la transición en el trono que, de facto, ya ha comenzado. Ayer sábado, el matrimonio auto-repudiado celebró el primer cumpleaños de su hija Lilibet en Windsor, junto a la reina, pero ya sin cámaras como testigos.
Crece la necesidad de que se active el Acta de Regencia, la ley de 1937 que permitirá al príncipe de Gales ejercer casi todas las funciones al frente de la Jefatura del Estado escamoteando una abdicación de Isabel II que nadie contempla. Pero ahora mismo Carlos de Inglaterra tiene entre sus problemas el de cómo poner orden en su familia. Es sabido que el heredero, de 73 años, lleva mucho tiempo diseñando cambios de calado en la Monarquía con el objetivo de modernizarla en algunos aspectos y de racionalizarla en otros. Una de las reformas tiene que ver con la reducción de integrantes de la familia real. No existe en el Reino Unido una ley que establezca con claridad quiénes forman parte de la misma. El monarca tiene un absoluto margen discrecional. En la actualidad, hasta 18 personas ejercen tareas de representación.
La huida de Harry y su esposa complica mucho el deseo de Carlos de que esas misiones se restringieran a un núcleo duro formado por sus hijos y sus respectivas familias el día que él se convierta en rey. Ahora parece imposible que deje de contar al menos con dos de sus hermanos, la princesa Ana y el príncipe Eduardo, toda vez que Andrés de Inglaterra difícilmente será rehabilitado.
Asistimos a momentos de cambios inevitables en la dinastía Windsor. Lo que a buen seguro permanecerá perenne es el elevado sentido de la teatralización y de la necesidad de que la Monarquía siga ligada a la pompa las que estamos asistiendo una vez más en este formidable Jubileo de Platino. Escribió en el siglo XIX Bagehot que la Corona «endulza la política con la justa adición de acontecimientos hermosos». Y lo podría haber escrito hoy; que le digan si no a Boris Johnson si no es cierto. También advirtió el gran teórico monárquico que se debe buscar el equilibrio entre mantener a la Corona «escondida» para que no pierda sus necesarias dosis de misterio» y «pasearla como en un desfile» para que no deje de irradiar fascinación. Nadie ha sabido hacerlo mejor que Isabel II estos 70 años. Ahí el príncipe Carlos sí lo va a tener difícil para estar a su altura. Y más si ni siquiera cuenta con el total apoyo de los suyos.

Me parece una invencion muchos detalles de este articulo, no me creo que celebraran cumple niña con la Reina
 
La ignorancia y el vivir en tu propio mundo siempre da pena, ¿ que pasa por la cabeza de H si piensa que el puede hacer lo que le venga en gana y sin tener una conversacion previa con su padre y hermano para limar asperezas se presentara y le pondran una alfombra roja dandole las gracias por acudir ?
El tenia la oportunidad de trabajar codo con codo con su hermano, este y su mujer le daba un sitio importante junto a ellos , pero como H no sabe estar en su lugar, se creyo que era mas importante , mas listo mas apreciado y querido que su hermano (refiriendome a la institucion) seguramente M le ha ayudado a reafirmar este pensamiento y se ha creido una mentira,porque al final la gente de poder, por mas simpatico que seas tiene en cuenta la jerarquia
Pero es que aún habiendo elegido dejar las funciones de la FR y vivir en California a su aire, podrían haber seguido teniendo una buena relación. Después de todo la decisión de H a mi me parece legítima, y aunque al principio hubiera habido morros por parte de la familia, eso con el tiempo y en privado se habría limado. H podría haber viajado en privado tantas veces como quisiera para visitar a su familia y quizá W hubiera viajado tb en privado a California para saber de su herman.o Pero, claro, si lo primero que hacen es hablar mal de la familia e intentar vivir de su relación con ella....
 

Pero es que aún habiendo elegido dejar las funciones de la FR y vivir en California a su aire, podrían haber seguido teniendo una buena relación. Después de todo la decisión de H a mi me parece legítima, y aunque al principio hubiera habido morros por parte de la familia, eso con el tiempo y en privado se habría limado. H podría haber viajado en privado tantas veces como quisiera para visitar a su familia y quizá W hubiera viajado tb en privado a California para saber de su herman.o Pero, claro, si lo primero que hacen es hablar mal de la familia e intentar vivir de su relación con ella....
Si , es la segunda opcion que tenian parece mentira que hayan desaprovechado 2 opciones que les darian influencia y protagonismo en el mundo , son t.......
 
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