Poesía Eres Tú...


A Georges Brassens

José Antonio Labordeta


Dime joven difunto
Jorge Brassens
con quien te has encontrado
en el más allá,
dime si es cierto eso
de que Dios anda buscando,
por el cielo y la tierra
un poco de paz.
Y si tu amigo Brel
todavía camina
por las aguas turbias
del puerto de Ámsterdam.

En qué nube se queda
tu buen Gerard Philippe
y qué hace Villón
perdido por allí;
qué se sabe del triste
argelino Camus
que se fue asqueado
de una guerra civil.
¿Es verdad que ahora cantas
con la Edith Piaf
entre ángeles y santos
y un cura catalán?

Dime joven difunto
Jorge Brassens
si con Cristo y María
te encuentras en buen plan
entonando la misa
en el viejo latín,
con cantos gregorianos
como te gusta a ti,
mientras el sol se pone
en la playa de Sète
contra el mar infinito
de tu última vez.

Mientras tanto seguimos
andando por aquí,
con tu vieja nostalgia
y tu ironía gris,
para aguatar la vida
que no da más de sí
a pesar del paisaje
y un amor en abril
pues pronto todo queda
virado en el cristal
como un recuerdo tierno
que se hunde por el mar.

Dime joven difunto
Jorge Brassens
con quien te has encontrado
en el más allá,
dime si es cierto eso
que Dios anda buscando,
por el cielo y la tierra,
un pedazo de paz.​
 
RECOMENDACIONES
Los 5 mejores libros de Mario Benedetti en su centenario
Los títulos más importantes -poesía y prosa- del poeta uruguayo de cuyo nacimiento se cumplen este 14 de septiembre cien años en las mejores y más recientes ediciones disponibles


Foto: Cien años de Mario Benedetti (EFE)


Cien años de Mario Benedetti (EFE)



AUTOR
CULTURA
14/09/2020

Nada define mejor a Mario Benedetti que el término de "mito discretísimo" con que Hortensia Campanella bautizó su biografía: trabajador incansable y meticuloso; hombre sencillo, obsesionado con la puntualidad y comprometido con los derechos humanos; muy leal con sus amigos y muy amante de su único amor, Luz López Alegre, la mujer con quien compartió 60 años de vida. Aunque ella partió tres años antes (2006), hoy ambos reposan juntos -como era su deseo- en el nicho 148 del Cementerio Central de Montevideo tras una humilde lápida con algunos versos de su 'Defensa de la alegría': "Defender la alegría como una trinchera / defenderla del escándalo y la rutina / de la miseria y los miserables / de las ausencias transitorias / y las definitivas".
Esto son los 5 libros más importantes -poesía y prosa- del poeta uruguayo de cuyo nacimiento se cumplen este 14 de septiembre cien años. En las mejores y más recientes ediciones disponibles.


1. 'Antología poética: selección y prólogo de Joan Manuel Serrat'


'Antología poética' (Alfaguara)



'Antología poética' (Alfaguara)

El gran cantautor que tantas veces ha puesto voy y música a la poesía en español presenta así esta antología personal: "No es fácil escoger lo más representativo entre la extensa obra de Benedetti, pero confío en que en esta antología estén representados todos los Benedettis que Mario cargaba en su mochila -el oficinista rutinario, el montevideano de clase media, el periodista comprometido, el viajero curioso, el militante de la patria doméstica, el exiliado y el desexiliado, y también el intelectual parcial, el luchador político y, por supuesto, el poeta minucioso y trabajador que nunca dejó de ser-, con la esperanza de que esta selección pueda resultarle tan útil al lector familiarizado con el mundo literario del poeta uruguayo como a aquel que llegue por primera vez a sus versos".

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2. 'La tregua'

'La tregua' (Alfaguara)


'La tregua' (Alfaguara)

Martín Santomé, viudo con tres hijos, en las vísperas de su jubilación comienza a registrar en un diario su vida gris y sin relieve. La vida cotidiana de la rutina en la oficina y la de un hogar desunido y crispado se verán alteradas cuando irrumpe en su rutina la joven Laura Avellaneda, su nueva empleada. Y este hombre, casi sin proponérselo, decide abrir en su vida un paréntesis luminoso. 'La tregua' se ha traducido a decenas de idiomas y ha sido adaptad al cine, la televisión, el teatro y la radio, pero que sobre todo ha gozado de la excepcional acogida de los lectores de todo el mundo.

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3. 'Cuentos completos'

'Cuentos completos' (Alfaguara)



'Cuentos completos' (Alfaguara)

Leer a Benedetti es emprender un viaje desde el reino de la imaginación que a diario se restaura y en donde el remitente es el corazón de uno mismo. En estos Cuentos completos encontramos historias de amor, de política, humorísticas e incluso trágicas, pero ante todo una serie de espejos donde es posible ver nuestra vida. Todos podemos reconocernos en sus personajes. El volumen incluye los relatos de los libros 'Esta mañana', 'Montevideanos', 'La muerte y otras sorpresas', 'Con y sin nostalgia', 'Geografías' y 'Despistes y franquezas'. Y, por primera vez, en esta edición se recogen los cuentos de 'Buzón de tiempo' y 'El porvenir de mi pasado'.

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4. 'Primavera con una esquina rota'

'Primavera con una esquina rota' (Alfaguara)


'Primavera con una esquina rota' (Alfaguara)

Una visión humana sobre el exilio y la dictadura en la que, curiosamente, no llegamos a perder la esperanza. 'Primavera con una esquina rota' es un testimonio directo y dolorido que trata de una sociedad escindida, fracturada por la represión y el autoritarismo, e intenta ser un puente entre dos regiones -el Uruguay bajo la dictadura y el Uruguay del exilio- que constituyen un solo y lacerado país. Más allá de los acontecimientos políticos, la novela se centra en la profunda conmoción que estos provocan en las relaciones humanas de los individuos que los sufren. Como en el resto de su obra, Mario Benedetti combina aquí ternura, denuncia, pasión, amor e Historia para transmitir al lector un mensaje de esperanza: la primavera, aunque mutilada, relevará por fin a un invierno que se anunciaba inacabable.

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5. 'Vivir adrede'

'Vivir adrede' (Alfaguara)


'Vivir adrede' (Alfaguara)

¿Nos traicionan nuestras propias huellas? ¿Qué diferencia hay entre un suicida inevitable y uno vocacional? A través de planteamientos como estos, Vivir adrede reflexiona sobre la vida. La vida de los que aman y los que matan; de los que creen en Dios o le dicen «adiós»; de los que abrazan y de los que oprimen; del condenado a muerte y de aquellos cuya existencia es la condena. Y lo hace con la profundidad que solo pueden lograr las palabras más sencillas. Vivir adrede es un gran descubrimiento para los lectores de Benedetti y para aquellos que quieran conocer la obra del gran autor uruguayo. Una lectura que cautiva, entretiene y sorprende palabra a palabra.

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En recuerdo del gran Miguel de Unamuno, nacido tal día como hoy de 1864.

 
Miguel de Cervantes Saavedra

Soneto de Miguel de Cervantes a la reina Doña Isabel 2ª
Miguel de Cervantes Saavedra
Serenísima reina, en quien se halla
lo que Dios pudo dar a un ser humano;
amparo universal del ser cristiano,
de quien la santa fama nunca calla;
arma feliz, de cuya fina malla
se viste el gran Felipe soberano,
ínclito rey del ancho suelo hispano
a quien Fortuna y Mundo se avasalla:
¿cuál ingenio podría aventurarse
a pregonar el bien que estás mostrando,
si ya en divino viese convertirse?
Que, en ser mortal, habrá de acobardarse,
y así, le va mejor sentir callando
aquello que es difícil de decirse.​
 

ROMANCE DE SISEBUTO


A veinte leguas de Pinto
y a treinta de Marmolejo,
existió un castillo viejo,
que edificó Chindasvinto.
Lo habitaba un gran señor,
algo feudal y algo bruto,
que por nombre
se llamaba Sisebuto.
Y su esposa Leonor,
y Cunegunda su hermana,
y una tía Berenguela,
y otra tía de su abuela
que atendía por Mariana.
Y su cuñado Vitelio,
y Cleopatra otra tía,
y su nieta Rosalía,
y su hijo mayor Rogelio.
Era una noche de invierno,
noche fría y tenebrosa,
noche sombría, espantosa;
noche atroz, noche de infierno.
Noche fría, noche helada,
noche triste, noche oscura,
noche llena de amarguras,
noche infausta, noche airada.
En un gótico salón
dormitaba Sisebuto,
y un lebrel seco y enjuto
roncaba en el portalón.
Con gemido lastimero
el viento afuera silbaba
e imponente se escuchaba
el ruido del aguacero.
Cabalgando en un corcel
de color verde botella,
raudo como una centella
llega al castillo un doncel.
Empapada trae la ropa
por efecto de las aguas;
como no trae paraguas,
viene el pobre hecho una sopa.
Salta el foso, llega al muro,
la poterna está cerrada.
– ¡Me ha dado mico mi amada!
Exclama: ¡Vaya un apuro!
De pronto, algo que resbala
siente sobre su cabeza,
alza la mano y tropieza
con la cuerda de una escala.
– ¡Ah! – dice con fiero acento
– ¡Ah! – repite victorioso
– ¡Ah! – vuelve a decir gozoso
– ¡Ah! – otra vez, y así hasta ciento.
Sube, que sube, que sube,
trepa, que trepa, que trepa,
y cae en brazos de un querube,
la hija del Conde, la Pepa.
En lujoso camarín,
introdujo a su adorado,
y al notar que está mojado,
lo seca bien con serrín.
– Lisardo, mi bien, mi anhelo,
único ser que yo adoro,
el de los cabellos de oro,
el de la nariz de cielo.
¿Qué sientes, di, dueño mío?
¿No sientes nada a mi lado?
¿Qué sientes, Lisardo amado?
Y él respondió: siento frío.
– ¿Frío has dicho?, eso me espanta,
¿Frío has dicho?, eso me inquieta;
no llevarás camiseta, ¿verdad?,
pues toma una manta.
– Y ahora hablemos del cariño
que nuestras almas disloca;
yo te amo como una loca.
– Yo te adoro como un niño,
mi pasión raya en locura;
lo mío es un arrebato,
si no me quieres, me mato;
si me olvidas, me hago cura.
– ¿Tú cura?, ¡Por Dios bendito!,
no repitas esa frase
en jamás de los jamases,
¡pues estaría bonito!
– Hija soy de Sisebuto
desde mi más tierna infancia,
y aunque temo su arrogancia,
y aunque es mi padre muy bruto…
¡Huyamos!, vamos al Congo
a ocultar nuestros amores.
– Bien has dicho, bien has hablado,
huyamos, aunque se enojen,
y si algún día nos cogen,
que nos quiten lo bailado
En esto, un ronco ladrido
retumba potente y fiero.
– ¿Oyes?, dice el caballero,
es el perro, que me ha olido.
Se abre una puerta excusada
y, cual terrible huracán,
entra un hombre, luego un can,
luego nadie, luego nada.
– ¡Hija infame!, ruge el Conde;
¿Qué haces con este señor?
¿Dónde has dejado mi honor?
Dime, ¿Dónde? ¿Dónde? ¿Dónde?
Y tú, cobarde villano,
antipático, repara
cómo señalo tu cara
con los dedos de mi mano.
Después, sacando un puñal,
de un solo golpe certero
le introdujo el largo acero
junto a la espina dorsal.
El joven, naturalmente,
se murió como un conejo.
Ella frunció el entrecejo
y enloqueció de repente.
También quedó el conde loco
de resultas del espanto.
El perro no llegó a tanto,
pero le faltó muy poco.
Desde aquel día de horror
nada se volvió a saber
del conde, de su mujer,
la llamada Leonor,
de Cunegunda, su hermana;
de su madre, Berenguela,
de la prima de su abuela
que atendía por Mariana;
de su cuñado Vitelio,
de Cleopatra su tía,
de su nieta Rosalía
ni de su chico, Rogelio.
Y aquí se acaba la historia
verídica, interesante,
romántica, apasionante,
estremecedora, horrenda,
de aquel castillo muy viejo
que edificó Chindasvinto,
a veinte leguas de Pinto
y a treinta de Marmolejo.​
 
Contigo

No estás tan sola sin mí.
Mi soledad te acompaña.
Yo desterrado, tú ausente.
¿Quién de los dos tiene patria?

Nos une el cielo y el mar.
El pensamiento y las lágrimas.
Islas y nubes de olvido
a ti y a mí nos separan.

¿Mi luz aleja tu noche?
¿Tu noche apaga mis ansias?
¿Tu voz penetra en mi muerte?
¿Mi muerte se fue y te alcanza?

En mis labios los recuerdos.
En tus ojos la esperanza.
No estoy tan solo sin ti.
Tu soledad me acompaña.

Manuel Altolaguirre​
 
El loco
[Poema - Texto completo.]​
Julián Marchena


Para librarme de la prosa vana
y contemplar de la ilusión el vuelo,
me paso largas horas de desvelo
asomado en silencio a mi ventana.
Hundo mis ojos en la noche arcana
y mientras sorben plenitud de cielo,
toda la inmensidad, como mi anhelo,
de magníficos astros se engalana.
En una noche de imborrables huellas
en que, absorto en mi viaje a las estrellas,
las miraba acercarse poco a poco,
cortó las alas a mi fantasía
la voz de un rapazuelo que decía:
-¡Allí, en esa casa, vive un loco!​
 
¿De qué modo te quiero?
[Poema - Texto completo.]​
Elizabeth Barrett Browning
¿De qué modo te quiero? Pues te quiero
hasta el abismo y la región más alta
a que puedo llegar cuando persigo
los límites del Ser y el Ideal.
Te quiero en el vivir más cotidiano,
con el sol y a la luz de una candela.
Con libertad, como se aspira al Bien;
con la inocencia del que ansía gloria.
Te quiero con la fiebre que antes puse
en mi dolor y con mi fe de niña,
con el amor que yo creí perder
al perder a mis santos Con las lágrimas
y el sonreír de mi vida Y si Dios quiere,
te querré mucho más tras de la muerte.​
 
Buenos días , es un poco offtopic pero quería poner por aquí por si os interesa claro.
Estoy pasando por un duelo y decidí crearme un instagram para publicar mis poemas.
Si hay alguna persona interesada en leerlos/seguirme en instagram reaccionad con "Te quiero mucho prim@" y os mandaré el perfil por privado! ?
Feliz día! ?
 
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