Desde el concierto en el Auditorio de Oviedo en que salió escandalosa, algo gordo ha debido de ocurrir. En ningún acto más ha lucido sus brazos, su recato es inaudito, directamente proporcional al careto serio y enfadado del rey. Dejaron de darse la mano hasta ayer creo, y las miraditas amorosas, han desaparecido. Yo creo que hubo revisión de las obligaciones o algo más grave.