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Sé otro caso, muy reciente. Un matrimonio, también en la treintena. Dos hijos. Viviendo en su chalet, con su perro de raza, su gato de raza, su coche nuevo, su crucero, etc... Todo muy normativo. Resulta que les da por ponerse en forma. De fofisanos a mazados. Se empieza a ver resultones y apetecibles. Comienzan los coqueteos con unas y con otros. Total, que a la vuelta del crucero que hacen con sus dos hijos anuncian que rompen. No sabemos exactamente por qué, pero que sepamos a día de hoy no están con nadie. Bueno, pues llega el divorcio, a vender el chalet porque los gastos les comen, el régimen de visitas empieza a hacer mella en los hijos, acostumbrados al equilibrio anterior, llegan los problemas económicos por el pago de pensiones, liquidación patrimonial, etc...Un follón. Por separado ya se están lamentando de la decisión de la separación porque estaban mejor antes.
Vaya todo en desgracia.
Pues yo conozco muchas historias como las que estás contado, pero también muchas que han ido bien. Obviamente han salido personas dañadas pero no por un capricho.
De momento lo de prima es una fantasía, si es más o menos lo dirán sus acciones y el tiempo.