Hola primas, lo primero de todo ¿cómo están los máqui...? nah nah es coña, pero os ruego que si esto no pega aquí (aunque no veo dónde podría encajar mejor) me digáis y lo retiro inmediatamente.
Es más bien una reflexión, y sentirme un poco más ¿esperanzada? ¿Acompañada? Si os parece una pavada, pasad de largo.
Os cuento, yo pasé de vivir con mis padres hasta los 29 en un bajo grandecito, y por algún motivo no recuerdo escuchar a mis vecinos (sí, ocasionalmente, ruido de obras o martillazos, pero muy residual).
Después me independicé y me fui a vivir sola a un estudio estupendo recién reformado y, según el casero, insonorizado. Allí viví unos siete años, de manera que me acostumbré total a vivir en una burbuja. Obviamente entraban ruidos de la calle, pero jamás escuché ni a vecinos de arriba ni abajo. A veces, un ligero ruido de música de las de los lados, pero muy puntual y muy sofocado, de manera que mi día a día era vivir en una especie de monasterio. Soy una persona súper súper tranquila, no me gusta poner música alta ni tele alta, adoro el silencio y el ruidito de fondo de la calle dando ambiente, pero poco más, soy algo sensible al ruido, sobre todo a los ruidos inesperados o a la música que no me gusta.
¿Y qué pasó entonces? Que me compré un piso después de visitarlo varias veces y no ver problema alguno, y resulta que una vez instalada, escuchaba mucho a la de arriba y a los lados (sus tacones, se le caían cosas, arrastrar muebles, golpes de cajones... los de al lado otro cantar, fiestas fuera de horario, ya más vecinos les dimos toque y ahora se comportan... De manera que me ha costado no solo tratarlo directamente con ellos y administración hasta que ha sido medio normal, sino en terapia (supongo que después de tantos años de silencio, la realidad me sentó como una hostia a mano abierta: una gran mayoría de gente oye a sus vecinos y ahora tú eres una de ellas. No solo eso, me había convertido un poquito en la vecina amargada que, sí, lo reconozco, he llegado a dejar notas, a llamar a timbres y a pedir por favor que pusieran alfombras.
Hoy día lo llevo mejor, una mezcla de acostumbrarme y que los vecinos han cooperado, pero por ejemplo he estado ahora unos días de vacaciones en un apartamento en el norte de España en una zona cercana al centro de la ciudad, y se escuchaba a los vecinos puerta con puerta de una forma BESTIAL. Rollo, conversaciones, la tele, el bebé llorando, portazos... todo. El anfitrión del apartamento lo reconoció (él vivía en la misma finca) y dijo que era un poco lo que había, que la estructura del edificio era débil de grosores y amplificaba los sonidos. Menos mal que me quedé poco tiempo.
Por algún motivo no recuerdo vivir tan trodeada de ruidos ajenos y paredes de papel, y eso que donde vivía con mis padres no era un barrio de lujo ni nada, era un barrio normal de los 70. Pero no oía nada.
Preguntando a más gente (amigos, familia) resulta que, digamos, 7 u 8 de cada 10, escuchan a sus vecinos (los de arriba, los de abajo, los lados, pasos, música, tele, perros, bebés, música...) y son cosas que por algún motivo, no tenía interiorizadas, por bobo que suene. Cuando voy a casas ajenas, no sé si el cerebro me juega mala pasada, pero nunca o casi nunca oigo nada. La pregunta es, ¿a vosotras os pasa mucho? ¿Vivís en casas silenciosas puerta con puerta, o lo normal en España es oír al vecino como si casi estuviera en tu casa? Porque a veces pienso en mudarme a otro sitio (no por nada, me gusta mi casa, pero me apetece probar otro barrio en algún momento) y me da terror dar el paso de mudarme de nuevo y volver a escuchar. Pero ya no solo en donde soy, sino de cualquier ciudad.
En las actuales casas de dos de mis hermanas, no se oye absolutamente nada del vecino, pero a mis otras dos hermanas, sí se les oye (los de al lado y los de arriba). Os juro que parece una tontería, pero si viérais la de tiempo que ocupan estos pensamientos en mi día a día...
Es más bien una reflexión, y sentirme un poco más ¿esperanzada? ¿Acompañada? Si os parece una pavada, pasad de largo.
Os cuento, yo pasé de vivir con mis padres hasta los 29 en un bajo grandecito, y por algún motivo no recuerdo escuchar a mis vecinos (sí, ocasionalmente, ruido de obras o martillazos, pero muy residual).
Después me independicé y me fui a vivir sola a un estudio estupendo recién reformado y, según el casero, insonorizado. Allí viví unos siete años, de manera que me acostumbré total a vivir en una burbuja. Obviamente entraban ruidos de la calle, pero jamás escuché ni a vecinos de arriba ni abajo. A veces, un ligero ruido de música de las de los lados, pero muy puntual y muy sofocado, de manera que mi día a día era vivir en una especie de monasterio. Soy una persona súper súper tranquila, no me gusta poner música alta ni tele alta, adoro el silencio y el ruidito de fondo de la calle dando ambiente, pero poco más, soy algo sensible al ruido, sobre todo a los ruidos inesperados o a la música que no me gusta.
¿Y qué pasó entonces? Que me compré un piso después de visitarlo varias veces y no ver problema alguno, y resulta que una vez instalada, escuchaba mucho a la de arriba y a los lados (sus tacones, se le caían cosas, arrastrar muebles, golpes de cajones... los de al lado otro cantar, fiestas fuera de horario, ya más vecinos les dimos toque y ahora se comportan... De manera que me ha costado no solo tratarlo directamente con ellos y administración hasta que ha sido medio normal, sino en terapia (supongo que después de tantos años de silencio, la realidad me sentó como una hostia a mano abierta: una gran mayoría de gente oye a sus vecinos y ahora tú eres una de ellas. No solo eso, me había convertido un poquito en la vecina amargada que, sí, lo reconozco, he llegado a dejar notas, a llamar a timbres y a pedir por favor que pusieran alfombras.
Hoy día lo llevo mejor, una mezcla de acostumbrarme y que los vecinos han cooperado, pero por ejemplo he estado ahora unos días de vacaciones en un apartamento en el norte de España en una zona cercana al centro de la ciudad, y se escuchaba a los vecinos puerta con puerta de una forma BESTIAL. Rollo, conversaciones, la tele, el bebé llorando, portazos... todo. El anfitrión del apartamento lo reconoció (él vivía en la misma finca) y dijo que era un poco lo que había, que la estructura del edificio era débil de grosores y amplificaba los sonidos. Menos mal que me quedé poco tiempo.
Por algún motivo no recuerdo vivir tan trodeada de ruidos ajenos y paredes de papel, y eso que donde vivía con mis padres no era un barrio de lujo ni nada, era un barrio normal de los 70. Pero no oía nada.
Preguntando a más gente (amigos, familia) resulta que, digamos, 7 u 8 de cada 10, escuchan a sus vecinos (los de arriba, los de abajo, los lados, pasos, música, tele, perros, bebés, música...) y son cosas que por algún motivo, no tenía interiorizadas, por bobo que suene. Cuando voy a casas ajenas, no sé si el cerebro me juega mala pasada, pero nunca o casi nunca oigo nada. La pregunta es, ¿a vosotras os pasa mucho? ¿Vivís en casas silenciosas puerta con puerta, o lo normal en España es oír al vecino como si casi estuviera en tu casa? Porque a veces pienso en mudarme a otro sitio (no por nada, me gusta mi casa, pero me apetece probar otro barrio en algún momento) y me da terror dar el paso de mudarme de nuevo y volver a escuchar. Pero ya no solo en donde soy, sino de cualquier ciudad.
En las actuales casas de dos de mis hermanas, no se oye absolutamente nada del vecino, pero a mis otras dos hermanas, sí se les oye (los de al lado y los de arriba). Os juro que parece una tontería, pero si viérais la de tiempo que ocupan estos pensamientos en mi día a día...
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