¿Y si Alfonso de Borbón y Battenberg no hubiese renunciado a sus derechos dinásticos?

Tomoe, ¿de dónde sacas que Alfonso bebía sangre de niños todos los días? Ese fue un bulo que se inventaron para atacarle a él y a toda la familia. Nada más lejos de la realidad.
 
Tomoe, ¿de dónde sacas que Alfonso bebía sangre de niños todos los días? Ese fue un bulo que se inventaron para atacarle a él y a toda la familia. Nada más lejos de la realidad.

Alfonso también pasaba buena parte del tiempo acostado a causa de su enfermedad, al igual que lo hacía su primo segundo Alexis Nikolaievich. Ah, y por cierto, la enfermedad se la detectaron poco después de nacer, no a los dos años. Lo que sucede es que lo ocultaban.
 
Alfonso de Borbón y Battenberg, el primogénito, renunció al trono por amor.
Se casó con una plebeya, una cubana de origen español.

De no haber renunciado, los Borbones reinantes hubiesen sido otros.
A JC en condiciones normales, el acceso al trono le hubiese quedado tan lejos que no lo habría ni olido.
Pero tuvo una suerte inmensa, porque a pesar de tener a su padre y 4 tíos varones por delante de el, por diversas razones (renuncias y fallecimientos) ninguno pudo acceder al trono. Sus dos tías quedaron automáticamente descartadas como futuras reinas ante tantos hermanos varones.

Juan de Borbón "Conde de Barcelona", era el único hijo varon de Alfonso XIII capacitado para ser jefe de estado.
Pero llegó Franco y no se lo permitió, apartándolo, dando a su hijo Juan Carlos el titulo de "Príncipe de Asturias" y obligandolo más tarde a renunciar.

https://es.wikipedia.org/wiki/Alfonso_XIII_de_España#Matrimonio_e_hijos
Juan Carlos nunca fue Príncipe de Asturias,
 
Alfonso de Borbón y Battenberg, el primogénito, renunció al trono por amor.
Se casó con una plebeya, una cubana de origen español.

De no haber renunciado, los Borbones reinantes hubiesen sido otros.
A JC en condiciones normales, el acceso al trono le hubiese quedado tan lejos que no lo habría ni olido.
Pero tuvo una suerte inmensa, porque a pesar de tener a su padre y 4 tíos varones por delante de el, por diversas razones (renuncias y fallecimientos) ninguno pudo acceder al trono. Sus dos tías quedaron automáticamente descartadas como futuras reinas ante tantos hermanos varones.

Juan de Borbón "Conde de Barcelona", era el único hijo varon de Alfonso XIII capacitado para ser jefe de estado.
Pero llegó Franco y no se lo permitió, apartándolo, dando a su hijo Juan Carlos el titulo de "Príncipe de Asturias" y obligandolo más tarde a renunciar.

https://es.wikipedia.org/wiki/Alfonso_XIII_de_España#Matrimonio_e_hijos
Disculpa, pero disiento y no es contigo sino con la prensa que le ha hecho caso a Felipito que pidió el que en los medios digitales que al referirse a sus padres cambien el título de príncipes de España por el de príncipes de Asturias cuando nunca lo fueron. Y no lo fueron ni por 1 dia ya que entre los encontrones que tuvo don Juan con su hijo le pidiò a Juanito le devolviera la placa con la cruz del principado de Asturias que habían llevado los príncipes de Asturias por generaciones.

Además, un rey no puede auto nombrarse o auto proclamarse como tal en el exilio. Por ejemplo, Constantino de Grecia está a nivel de rey porque sí juramentó como tal en Grecia, con toda la pompa. Su hijo Pablo será toda su vida príncipe de Grecia aún si su padre ya hubiese muerto. Supongo que sucederá lo mismo con el título de duque de Esparta. Pero rey nunca lo será.

Lo único que capacitaba a ser rey de España a don Juan fue el que era el único hijo Infante de Alfonso Xlll que era sano. Pero nunca lo prepararon para el cargo de rey. El único quien tuvo formación para cumplir con sus deberes como rey de España fue Alfonso, el príncipe de Asturias quien fue hemofílico. Opino que fue un tremendo descuido por parte de Alfonso Xlll el no haber preparado también como rey a don Juan, el único hijo sano.

El príncipe de Asturias tuvo tremenda bronca con su padre y luego vino lo demás.

Franco no decidía si se iba o se quedaba como Jefe del Estado Español al final de la Segunda Gran Guerra. Estados Unidos le había asegurado a don Juan de que él sería nombrado rey de España y sacar a Franco. Pero don Juan habló de más a los americanos quienes pensaron que eso de ser "rey de todos los Españoles" encaraba el riesgo de que España fuese a por una tercera guerra civil. Por eso dejaron a Franco en el cargo a Franco, quien más de derechas no podía ser. Empezaba la Guerra Fría y tanto los americanos como los soviéticos hicieron pacto con dios y con el diablo para lograr el dominio egemónico del mundo.

Juan Carlos, en cambio, siempre estuvo muy calladito.
 
Tomoe, ¿de dónde sacas que Alfonso bebía sangre de niños todos los días? Ese fue un bulo que se inventaron para atacarle a él y a toda la familia. Nada más lejos de la realidad.
Está en el post Número 23. Alfonso de Borbón y Battenberg, el porquerizo de la Corte.

Por supuesto que yo no lo creo tampoco. Me horroricé cuando lo leí.
 
Tomoe, ¿de dónde sacas que Alfonso bebía sangre de niños todos los días? Ese fue un bulo que se inventaron para atacarle a él y a toda la familia. Nada más lejos de la realidad.

Alfonso también pasaba buena parte del tiempo acostado a causa de su enfermedad, al igual que lo hacía su primo segundo Alexis Nikolaievich. Ah, y por cierto, la enfermedad se la detectaron poco después de nacer, no a los dos años. Lo que sucede es que lo ocultaban.
Tienes razón, también se dice que fue cuando lo circuncidaron.
 

MUY INTERESANTE ARTÍCULO CON SUSTENTO HISTÓRICO.


El raro conde de Barcelona

El título de conde de Barcelona es un título regio, porque desde 1164 fue exclusivo del rey de Aragón y luego, por razones de sucesión hereditaria, del rey de España.


ACTUALIZADA 5/11/2017 A LAS 06:00
  • GUILLERMO FATÁS
El conde de Barcelona y el de Aragón tienen el mismo origen. Son jefes de comarcas fronterizas con el islam, que se defienden de su ataque en los territorios lindantes con el Pirineo. En el año 711, el poder de los monarcas godos en Hispania es desbaratado y los musulmanes ocupan casi enteramente la Península sin apenas resistencia. Los focos donde se continúa luchando están en zonas poco accesibles y escasamente pobladas.

Un raro conde
Con el tiempo, la evolución histórica generó en España un raro título de conde. Su rango está por encima no solo de cualquier conde, sino de todo marqués, duque, infante y aun príncipe. Históricamente, es el rey quien da y quita estos títulos y puede exaltarlos concediéndoles la grandeza. Pero nada de esto reza, ni puede rezar, para el citado conde. El motivo es que ostentar ese condado exige un requisito insólito: primero hay que ser rey. No hay otra forma de lograrlo. En efecto, el conde de Barcelona la Ciudad Condal por antonomasia era el rey de Aragón. Y luego (por transmisión directa de Fernando II el Católico a su nieto mayor Carlos I), el rey de España.

Juan III... de Barcelona
Bien avanzado el siglo XX, aún cumplió el título condal barcelonés funciones políticas. Los monárquicos a machamartillo negaban (en voz baja) al general Franco la legitimidad en la jefatura del Estado. Lo tildaban de usurpador abusivo y llamaban Juan III a Juan de Borbón y Battenberg, hijo de Alfonso XIII y padre de Juan Carlos I. Esto es, que le ponían un numeral, como se hace con los reyes, aunque él no lo era. Cuando se dirigían a él de forma ceremonial, le daban el tratamiento regio de Majestad. Por su parte, la burocracia y el protocolo del régimen del general Franco una especie de monárquico con retardo, cuyo padrino de boda había sido Alfonso XIII lo denominaban Su Alteza Real el Conde de Barcelona y así se resolvía el asunto. Una solución, pues, a la manera catalana, decidida por un gallego, con sí pero no incluido.
Cuando, al cabo de los años, Juan Carlos I fue proclamado rey, su padre entendió que ya no reinaría nunca. Cedió ante la realidad y, en una breve ceremonia dinástica (discreta, pero no secreta), renunció a sus derechos al trono. Habló durante cinco minutos, leyendo unos folios que sujetó con manos temblorosas; cedió a su vástago la jefatura de la Casa Real, lo llamó Majestad y se cuadró militarmente ante él (aunque vestían ambos de paisano) en señal de acatamiento. Probablemente recurrió a ese ademán castrense para no hacer el gesto tradicional que correspondía: la inclinación de cabeza. Y añadió una observación, que no fue exactamente una petición de permiso, sino una manifestación de voluntad: "Deseo conservar para mí y usar como hasta ahora el título de conde de Barcelona". Era el 14 de mayo de 1977.
El rey, hasta la muerte de su padre en 1993, no lo utilizó. Es la última muestra del aprecio que el condado barcelonés, hoy mero honor formal, despertó siempre en las personas reales. En el panteón de los reyes, sito en la cripta del monasterio escurialense de San Lorenzo, un sarcófago vacío espera el plazo fijado para que los despojos de Juan III, hechos ya osamenta monda en el oscuro pudridero anejo, se depositen junto a los reyes de su linaje. Juan de Borbón no reinó vivo, pero lo parecerá después de muerto, por esta inscripción tan ambigua pintada en la caja: Ioannes III, comes Barcinonae. En la lista condal de Barcelona solo ha habido tres Juan. Mas, por otro lado, el sepelio póstumo en ese lugar es para quien reinó, lo que él no hizo.


Tal para cual
Desde 1164, el conde de Barcelona fue siempre el rey aragonés. En esa remota fecha, y por vez primera, el joven Alfonso II, hijo de la reina Petronila y del conde Ramón Berenguer IV, fue al tiempo rey de Aragón y conde de Barcelona, por este orden de precedencia. Hasta hoy. Hay nacionalistas que se atormentan por el hecho de que el principal de los nobles catalanes, antes de tener un hijo con la reina de Aragón, no fuera rey, ni Cataluña reino, sino un conjunto de condados que fueron aunándose por los soberanos comunes, herederos de los linajes de Aragón y Barcelona. Es una visión anacrónica, en la que también incurren, a contrario sensu, quienes miden con esta vara la importancia de los países. (¿No es más un rey -dicen, ufanos- que un conde?).
El de conde de Barcelona es uno de los títulos del rey de Aragón, especialmente preciado del soberano, porque lo recibió en el siglo XII al mismo tiempo que el de rey y de ahí le vino su grandeza. La dignidad condal barcelonesa no tenía parangón en España, pues la conditio sine qua non para ser conde de Barcelona era ser rey de Aragón. Es como preguntarse qué es más, si ser papa u obispo de Roma. El remedio es estudiar un poquito.

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Tomoe, ¿de dónde sacas que Alfonso bebía sangre de niños todos los días? Ese fue un bulo que se inventaron para atacarle a él y a toda la familia. Nada más lejos de la realidad.
Pasaba algún tiempo en cama pero era para mitigar el dolor que enfermedad le producía. Pero nunca se lo tuvo que llevar en brazos como al heredero de Nicolás ll de Rusia.
 
Alfonso de Borbón y Battenberg, príncipe de Asturias, con su padre, el rey Alfonso Xlll y su abuela la reina María Cristina.
Alfonso Xlll nunca quiso dejar de lado en la sucesión a su hijo mayor y heredero Alfonso a pesar de ser hemofílico. El hijo mayor de Alfonso XIII fue el único que fue educado para ser rey a pesar de tener 3 hermanos varones entre los cuales se encontraba el único hijo sano del rey, el infante Juan de Borbón y Battenberg, tercero en la línea de sucesión al trono de España.


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El raro conde de Barcelona

El título de conde de Barcelona es un título regio, porque desde 1164 fue exclusivo del rey de Aragón y luego, por razones de sucesión hereditaria, del rey de España.


ACTUALIZADA 5/11/2017 A LAS 06:00
  • GUILLERMO FATÁS
El conde de Barcelona y el de Aragón tienen el mismo origen. Son jefes de comarcas fronterizas con el islam, que se defienden de su ataque en los territorios lindantes con el Pirineo. En el año 711, el poder de los monarcas godos en Hispania es desbaratado y los musulmanes ocupan casi enteramente la Península sin apenas resistencia. Los focos donde se continúa luchando están en zonas poco accesibles y escasamente pobladas.

Un raro conde
Con el tiempo, la evolución histórica generó en España un raro título de conde. Su rango está por encima no solo de cualquier conde, sino de todo marqués, duque, infante y aun príncipe. Históricamente, es el rey quien da y quita estos títulos y puede exaltarlos concediéndoles la grandeza. Pero nada de esto reza, ni puede rezar, para el citado conde. El motivo es que ostentar ese condado exige un requisito insólito: primero hay que ser rey. No hay otra forma de lograrlo. En efecto, el conde de Barcelona la Ciudad Condal por antonomasia era el rey de Aragón. Y luego (por transmisión directa de Fernando II el Católico a su nieto mayor Carlos I), el rey de España.

Juan III... de Barcelona
Bien avanzado el siglo XX, aún cumplió el título condal barcelonés funciones políticas. Los monárquicos a machamartillo negaban (en voz baja) al general Franco la legitimidad en la jefatura del Estado. Lo tildaban de usurpador abusivo y llamaban Juan III a Juan de Borbón y Battenberg, hijo de Alfonso XIII y padre de Juan Carlos I. Esto es, que le ponían un numeral, como se hace con los reyes, aunque él no lo era. Cuando se dirigían a él de forma ceremonial, le daban el tratamiento regio de Majestad. Por su parte, la burocracia y el protocolo del régimen del general Franco una especie de monárquico con retardo, cuyo padrino de boda había sido Alfonso XIII lo denominaban Su Alteza Real el Conde de Barcelona y así se resolvía el asunto. Una solución, pues, a la manera catalana, decidida por un gallego, con sí pero no incluido.
Cuando, al cabo de los años, Juan Carlos I fue proclamado rey, su padre entendió que ya no reinaría nunca. Cedió ante la realidad y, en una breve ceremonia dinástica (discreta, pero no secreta), renunció a sus derechos al trono. Habló durante cinco minutos, leyendo unos folios que sujetó con manos temblorosas; cedió a su vástago la jefatura de la Casa Real, lo llamó Majestad y se cuadró militarmente ante él (aunque vestían ambos de paisano) en señal de acatamiento. Probablemente recurrió a ese ademán castrense para no hacer el gesto tradicional que correspondía: la inclinación de cabeza. Y añadió una observación, que no fue exactamente una petición de permiso, sino una manifestación de voluntad: "Deseo conservar para mí y usar como hasta ahora el título de conde de Barcelona". Era el 14 de mayo de 1977.
El rey, hasta la muerte de su padre en 1993, no lo utilizó. Es la última muestra del aprecio que el condado barcelonés, hoy mero honor formal, despertó siempre en las personas reales. En el panteón de los reyes, sito en la cripta del monasterio escurialense de San Lorenzo, un sarcófago vacío espera el plazo fijado para que los despojos de Juan III, hechos ya osamenta monda en el oscuro pudridero anejo, se depositen junto a los reyes de su linaje. Juan de Borbón no reinó vivo, pero lo parecerá después de muerto, por esta inscripción tan ambigua pintada en la caja: Ioannes III, comes Barcinonae. En la lista condal de Barcelona solo ha habido tres Juan. Mas, por otro lado, el sepelio póstumo en ese lugar es para quien reinó, lo que él no hizo.


Tal para cual
Desde 1164, el conde de Barcelona fue siempre el rey aragonés. En esa remota fecha, y por vez primera, el joven Alfonso II, hijo de la reina Petronila y del conde Ramón Berenguer IV, fue al tiempo rey de Aragón y conde de Barcelona, por este orden de precedencia. Hasta hoy. Hay nacionalistas que se atormentan por el hecho de que el principal de los nobles catalanes, antes de tener un hijo con la reina de Aragón, no fuera rey, ni Cataluña reino, sino un conjunto de condados que fueron aunándose por los soberanos comunes, herederos de los linajes de Aragón y Barcelona. Es una visión anacrónica, en la que también incurren, a contrario sensu, quienes miden con esta vara la importancia de los países. (¿No es más un rey -dicen, ufanos- que un conde?).
El de conde de Barcelona es uno de los títulos del rey de Aragón, especialmente preciado del soberano, porque lo recibió en el siglo XII al mismo tiempo que el de rey y de ahí le vino su grandeza. La dignidad condal barcelonesa no tenía parangón en España, pues la conditio sine qua non para ser conde de Barcelona era ser rey de Aragón. Es como preguntarse qué es más, si ser papa u obispo de Roma. El remedio es estudiar un poquito.

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Jajajajajajaja menuda historia la que cuentas......
 

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