XIV aniversario de la destrucción del Windsor de Madrid: la conspiración

Registrado
14 Feb 2010
Mensajes
3.005
Calificaciones
15.233
Exclusiva de hoy de Moncloa.com. Un GIA (Grupo de Inteligencia y Análisis), o lo que es lo mismo un comando de agentes operativos, al mando de Villarejo, pudo estar involucrado en la destrucción del Edificio Windsor.

* * *

Windsor: la “acción final” de Villarejo para Francisco González, destruir los documentos de FG Valores

incendio-Windsor-Moncloacom-696x464.jpg


12 de febrero de 2019
Por Javier Otero


El 12 de febrero de 2005 ardía el edificio Windsor, en Madrid. Uno de los grandes interrogantes de ese siniestro fue si el mismo tuvo relación con los documentos guardados en las oficinas de la auditora Deloitte, que podían ser comprometedores para el presidente del BBVA, Francisco González. MONCLOA.COM ha tenido acceso en exclusiva a documentos en los que el comisario José Manuel Villarejo anotó, en un resumen del trabajo realizado para el BBVA, una “acción final” con una frase contundente: “Eliminar rastros documentales de la Firma de Auditoría DEL”.

El Windsor era uno de los rascacielos del corazón financiero y de negocios de Madrid, en el complejo Azca. Todo ocurría a muy pocos metros de la torre BBVA, donde se encontraban sus oficinas centrales, y desde donde en ese momento se podía disfrutar de unas impresionantes vistas sobre las pavorosas llamas.


El edificio Windsor, reducido a cenizas, también fue pasto de las elucubraciones sobre su aparatoso final. La revelación que sale a la luz ahora, catorce años después, obliga a la revisión total de este suceso, ya que Villarejo se atribuye presuntamente la destrucción de estos documentos clave.

La catástrofe comenzó la noche del 12 de febrero de 2005. La alarma antiincendios alertó a los vigilantes del edificio que, según declararon en la instrucción judicial, se correspondía a la planta 21ª. En uno de los despachos, uno de ellos vio una llama que ascendía desde el suelo.

A partir de ahí, el fuego se descontroló y ascendió, hasta acabar con el derrumbe de las plantas superiores. A la espectacularidad del incendio se sumó la grabación de unas imágenes por vecinos de la zona en la que se podían ver lo que parecían personas dentro del edificio. Los informes técnicos señalaron que se trataba de reflejos que provenían de la calle, proyectados sobre los cristales del edificio.

No sería la única sorpresa. Al revisar las ruinas, salió también a la luz que se había realizado un butrón en la planta que daba al garaje. Por el agujero apenas cabía con dificultad una persona delgada y fue realizado de dentro hacia afuera. En aquel momento se especuló con que alguien lo hiciera sencillamente para comprobar qué había al otro lado, pero es otra de las incógnitas de este siniestro.


WINDSOR ¿INCENDIO INTENCIONADO?

En 2005 España tenía aún muy reciente (estaba a punto de cumplirse un año) la herida de los atentados del 11-M, que golpearon Madrid. El primer rascacielos que se consumía entre las llamas en España recordaba otros hechos recientes, también terroristas, como la caída de las Torres Gemelas de Nueva York el 11-S del año 2001.

Así que, la posibilidad de que se tratase de un atentado, o que hubiera podido ser un incendio intencionado tras el que se encontraran intereses económicos (como los de la familia Reyzábal, dueña de un edificio ya avejentado; o de Francisco González, debido a la desaparición de los documentos de la auditoría de Deloitte, por ejemplo) sobrevoló el suceso y la investigación policial y judicial.

Entonces ya se sabía que en este complejo de cristal se encontraban las oficinas centrales de Deloitte. También se sabía que en sus manos se encontraba una documentación muy sensible: el soporte documental con el que se realizó la auditoría de la firma FG Valores, vendida a Merrill Lynch en 1996.


La Fiscalía Anticorrupción había pedido estos documentos a la auditora Deloitte un día antes del siniestro. Lo que investigaba el ministerio público podía poner en un serio aprieto al presidente del BBVA, Francisco González, conocido por todos como FG, igual que la empresa que vendió a Merrill Lynch en los noventa.

Pocas semanas después, Deloitte confirmó a la Fiscalía lo que todos daban ya por hecho, que los papeles habían sido destruidos entre las impresionantes llamas que estuvieron a punto de provocar un reflejo del 11-S en España, con un rascacielos desmoronándose hasta sus cimientos. Cualquiera que estuviera observando desde las ventanas de los edificios cercanos, como podría haberlo hecho el propio FG desde su torre del BBVA, podía dar fe de ello.

También era conocida entonces la relevancia que la operación de venta de FG Valores a Merrill Lynch. La investigación debía aclarar si pudo haber un desfase contable de 757 millones de pesetas de la época, equivalente a 4,5 millones de euros. El resultado podía ser dinamita pura en el ataque organizado en aquellas fechas para hacerse con el poder del banco por parte de Sacyr, aliado con las antiguas familias de Neguri, el exclusivo barrio bilbaíno, cuna de los accionistas históricos del banco.

LA FISCALÍA Y LOS PAPELES DEL WINDSOR

Efectivamente, las presuntas irregularidades en la venta de FG fueron denunciadas a la CNMV. Tras archivarse el caso en este organismo, el asunto pasó a manos de la Fiscalía Anticorrupción, lo que podía desestabilizar completamente la posición de Francisco González, que se encontraba enrocado en su torre.

Pero lo que no se sabía entonces es que el BBVA de Francisco González había contratado al comisario José Manuel Villarejo. Tampoco era conocido hasta qué punto usó sus servicios para desestabilizar el asalto de Sacyr y neutralizar los ataques que pudiera recibir, como han revelado los documentos publicados por MONCLOA.COM.

El banco de Francisco González no contrató a los mejores asesores financieros para defenderse del ataque. Contrató los servicios de un agente especial, que desplegó un impresionante dispositivo para controlar comunicaciones telefónicas, realizar seguimientos personales e intentar extorsionar a aquellas personas que consideraba relevantes en la operación.


Windsor-portada.jpg

El edificio calcinado cuando terminaron los trabajos de extinción.

BBVA pagó a Villarejo, solo entre 2012 y 2017, unos cinco millones de euros. Una cantidad altísima, abonada incluso cuando el comisario ya estaba en prisión, que ahora cobra un nuevo sentido a la luz el documento sobre la “acción final”, que pone el foco sobre el incendio del Windsor. Los pagos de los años anteriores no están claros aún, aunque MONCLOA.COM publicó borradores de contratos por este proyecto de investigación por al menos 510.000 euros.


Tampoco se sabía entonces que este despliegue defensivo estaba protagonizado por quienes habían tenido altas responsabilidades en la Policía. Villarejo, como atestiguan los documentos, trató de estos trabajos para el BBVA con su jefe de seguridad, Julio Corrochano, que había sido comisario de la Comisaría General de Policía Judicial.

Curiosamente, otro expolicía consiguió ampliar los contratos que sus empresas tenían con El Corte Inglés. Fue gracias a lo que se conoció como el acuerdo Windsor, al que llegaron las aseguradoras y las empresas de seguridad afectadas por el incendio. Se trataba de Juan Carlos Fernández Cernuda, que era también jefe de seguridad de los grandes almacenes. Tras el incendio, El Corte Inglés compró el solar del Windsor para ampliar sus locales comerciales.

Ahora sabemos, por los documentos a los que ha tenido acceso MONCLOA.COM, que Villarejo presuntamente quiso destruir o reemplazar los documentos de la auditoría de Deloitte, como indica la nota escrita sobre “Firma de Auditoría DEL”. Este era uno de los principales objetivos de su trabajo. Durante el encargo del BBVA, el comisario se dedicó a conocer con detalle los pasos que dieron los protagonistas de la denuncia ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), construida sobre esta documentación. Anular la potencia de fuego del enemigo era fundamental en esta guerra.

De ahí que Villarejo se empeñara en retirar del camino tan serio obstáculo para la trayectoria de Francisco González. Para ello llegó a espiar conversaciones de miembros del grupo PRISA (la cadena SER llevó a la CNMV documentos de Merril Lynch sobre las presuntas irregularidades) o realizar seguimientos al vicepresidente de este organismo regulador, Carlos Arenillas.

Según una grabación que publicó en su día MONCLOA.COM, el jefe de seguridad del banco, Julio Corrochano, le indicó a Villarejo que tenía que ser más conciso en los informes que entregaba, porque “mi presidente” no tenía tiempo para leer nada más que la relación de acciones que había llevado a cabo.

EL ‘PROYECTO TRAMPA’ SE CONVIERTE EN ‘PROYECTO FG’

De lo que se trataba era de dar cuenta del resultado concreto del trabajo realizado. El fruto de esa orden fueron los documentos con el título de “sinopsis” que elaboró Villarejo. En ellos hizo una relación de actuaciones realizadas para el BBVA, en las que incluyó los contactos, infiltraciones, penetraciones, acercamientos, vigilancias, análisis y viajes, control de comunicaciones (unas 16.000 llamadas), acciones de boicot, control de riesgos críticos e informes.

Estos folios contienen todo lo realizado por un dispositivo que, según otros papeles de Villarejo, tenía unos recursos impresionantes, entre los que destacaron ocho equipos de personal especializado, doce coches, cinco motos y material electrónico para grabaciones y vigilancia y control.

La extensa y desordenada documentación de Villarejo, a la que ha tenido acceso este medio, ha sido expurgada hasta acceder a aquellos papeles donde explicó al detalle tanto el operativo montado al servicio del BBVA como los resultados de sus operaciones.

Entre los documentos publicados ya hace un mes por MONCLOA.COM se encontraba una sinopsis en la que aparecía un misterioso párrafo (pinche aquí para leer el documento) que, por sí sólo, no indicaba más que Villarejo había realizado acciones secretas de las que ni siquiera quería hacer referencia en los documentos presentados al banco. En principio, no parecía posible conocer a qué acciones se refería.


Captura-nota-final.png

Documento de Villarejo que da cuenta de que no se archivan todas las actuaciones por seguridad. Los subrayados son de MONCLOA.COM

Así, el informe de Villarejo dice -respetando su puntuación y mayúsculas usadas-: “Esta sinopsis no pretende ser del todo exhaustiva, toda vez que PARTE de las ACTUACIONES realizadas y de los DATOS FACILITADOS no se han archivado por obvias MEDIDAS DE SEGURIDAD (Por ello no pueden ahora recogerse exhaustivamente).”

El comisario da cuenta de que “El objetivo de este proyecto se ha CUMPLIDO TOTALMENTE, por lo que este GIA ya ha FINALIZADO su cometido”. Las siglas GIA se corresponden a lo que denominó Grupo de Inteligencia y Análisis, su equipo de trabajo en esta misión encomendada por el BBVA.

En todo caso, el trabajo iba a continuar. Villarejo señaló que “no obstante (y por deferencia hacia T), se continuará la labor hasta conseguir el máximo de las nuevas actuaciones solicitadas (por ahora pendientes)”. ‘T’ o también ‘Tommy’ es identificado en la documentación de Villarejo sobre este caso como Julio Corrochano, el jefe de seguridad del BBVA en aquel momento y la persona con la que Villarejo despachaba.

Posteriormente, la investigación realizada por MONCLOA.COM ha descubierto un nuevo documento que es crucial (pinche aquí para leerlo). Es muy parecido al anterior, menos en el párrafo final, que tiene una redacción diferente. Ahí es donde el comisario José Manuel Villarejo anotó en el resumen de conclusiones de los trabajos para el BBVA una contundente “acción final” que consistió en “eliminar rastros documentales de la Firma de Auditoría DEL.”

Captura-accio%CC%81n-final.png

Documento de Villarejo donde anota la eliminación de los documentos de Deloitte.

Este último párrafo describe, en su transcripción literal, el “intento de sustitución de soportes documentales originales, en su defecto eliminación física de los mismos. Si comunicar ni fecha ni procedimiento del sistema operativo para conseguir su destrucción”. El texto incluye una errata -a juicio de este medio- en la que, donde dice “Si comunicar…” debe decir “Sin comunicar…”.

Aunque todo el dispositivo fue bautizado por Villarejo como el proyecto Trampa, este archivo de resumen de todo el trabajo realizado, llamado Trampa-Sinopsis-FG, se titula, de forma novedosa, como “Proyecto FG”, las iniciales de Francisco González y también de su firma de bolsa. El documento está fechado el 26 de febrero de 2005, unos días después del incendio de las oficinas de Deloitte en el edificio Windsor (ver abajo).

CAPTURA-CABECERA-SINOPSIS-FG.png

Cabecera del informe llamado “Proyecto FG”.

Con el descubrimiento de este documento y su comparación con el otro cobran sentido, por lo tanto, estos párrafos: en un documento con fecha 26 de febrero, Villarejo rebautizó su operación como “Proyecto FG” y redactó un párrafo que lleva a pensar que la acción final de su operativo había sido eliminar los documentos de Deloitte.

Un mes más tarde, el 30 de marzo, rehace su contenido, vuelve a la denominación “Proyecto Trampa”, el nombre que llevó toda la operación para desestabilizar la operación de asalto al BBVA por parte de la constructora Sacyr y sus aliados. Aquí hace desaparecer la confesión de la destrucción de documentos. En su lugar, advierte que, por motivos de seguridad, no todas las acciones quedan reflejadas, y certifica que el objetivo se ha “cumplido totalmente”. La sucesión de los informes y el cambio de párrafos se condensan en la siguiente imagen:

Captura-unida-accio%CC%81n-nota.png

Arriba, primera redacción del informe con la “acción final” para eliminar los documentos. Abajo, segunda versión, donde se ha sustituido por una “nota final” donde informa de que el objetivo se ha “cumplido totalmente”.

El último “rastro documental” que quedaba de la venta de FG Valores a Merrill Lynch era el que sirvió de base para realizar la auditoría de Deloitte. Si había existido el presunto desfase contable de 757 millones de las antiguas pesetas, las pruebas se encontraban ahí.

Al día siguiente de que Anticorrupción le pidiera los documentos a la compañía auditora, los papeles se convirtieron en humo en el incendio del edificio Windsor. Asimismo, un día después de que se apagaran los últimos rescoldos del incendio, Sacyr decidió abortar el asalto a la cima del BBVA.

Lo que sí se hizo oficial un mes y medio más tarde es que la auditora Deloitte comunicó a la Fiscalía Anticorrupción que los documentos que le había pedido de la auditoría realizada a FG Valores se habían quemado en el incendio de la torre Windsor. Sólo existía documentación en papel y no había copias.

Además del rastro que dejó Villarejo en estos documentos, MONCLOA.COM tiene conocimiento de que, entre la ingente documentación sobre el BBVA, se encuentra una carpeta llamada ‘W’ en la que guardó una extensa recopilación de las noticias aparecidas en la prensa sobre este suceso, particularmente la investigación sobre la causa del fuego.

El misterio sobre el origen del incendio no se resolvió nunca. De nada sirvieron los recursos contra el cierre de la instrucción judicial presentados por Deloitte, y el resto de perjudicados por el incendio. El juzgado de instrucción 28 de Madrid dio carpetazo al asunto “al no aparecer debidamente justificada la perpetración de acción penal”. Deloitte y otros perjudicados en el incendio, como Ason Inmobiliaria, la dueña del edificio, pidieron que siguieran las indagaciones, ya que, en su opinión, quedaban por cerrarse informes periciales, visionado de imágenes o declaraciones de los empleados de limpieza.

Sin embargo, el juez consideró que “la destrucción total de la planta 21 hace del todo imposible desde el punto de vista técnico señalar con exactitud la fuente de calor”. Y esto a pesar de que las empresas que recurrieron se quejaron de que el juez se centró en la propagación y los intentos de extinción del incendio, pero no en la causa del mismo.

La causa no se supo, pero eso también significaba, según los peritos de la policía científica, que adjudicar la culpa a un cigarrillo mal apagado por una empleada de Deloitte que estuvo trabajando hasta poco antes de declararse el incendio sería sólo una hipótesis y nada más. Adjudicar la culpa al cigarrillo era, en cualquier caso, muy extraño. Sería la primera vez que una colilla acababa con todo un rascacielos. ¿Cuántos tenían que haber ardido en una época en que no estaba prohibido fumar en espacios públicos cerrados?

Eso sí, la investigación descartó que el hecho de que el edificio estuviera en obras perjudicara al caudal de agua de las bocas de incendio, ya que durante la hora y media en la que se atacó el fuego desde el interior del edificio, los bomberos pudieron progresar en la extinción.

fantasmas-Windsor-e1549625987476.jpg

Captura del vídeo en el que supuestamente aparecían personas dentro del Windsor.

El Windsor era un edificio que no contaba con compartimentos estancos. Sus falsos techos sirvieron para que el fuego se propagase con gran rapidez. Estos cayeron durante la extinción sobre los bomberos, lo que provocó la orden de retirada del interior del edificio y la decisión de intentar apagarlo o mantenerlo a raya desde el exterior. Una decisión que fue muy polémica.

Si las figuras que se vieron en el edificio durante el incendio eran reflejos proyectados desde la calle o personas que se encontraban dentro, el misterio no quedó aclarado. La propietaria del inmueble quiso saber quién informó y por qué, desde la central del cuerpo de bomberos, que las personas que decía estar viendo en el edificio eran bomberos, ya que la policía científica mantiene que eran reflejos. La Justicia no quiso seguir esta pista porque, en su opinión, “en modo alguno puede tener incidencia en las causas del incendio”.

Entre las controversias a que dio lugar el incendio se encuentra la del papel de los vigilantes de seguridad. El juez no encontró ninguna irregularidad en su actuación, frente a lo que sostuvieron los peritos de la aseguradora Allianz, que pusieron el foco en conocer por qué el vigilante que llegó a la planta 21 y vio el fuego no pudo abrir la puerta para apagarlo.

https://www.moncloa.com/windsor-villarejo-francisco-gonzalez/
 
Última edición:
Hay que recordar que en el Windsor también había documentación confidencial de un empresa tapadera del Ministerio de Defensa y que en su momento hasta se rumoreó que allí había informes sobre el 11M. El Mundo publicó el siguiente artículo en el X aniversario del siniestro.

* * * *
X ANIVERSARIO
Los siete misterios del Windsor

¿Había fantasmas? ¿Qué documentos guardaba el Ministerio de Defensa en aquella caja fuerte? ¿Por qué ese día la presión del agua fue tan baja? ¿Por qué hubo un escape de gas esa noche, mientras los bomberos luchaban contra el fuego? ¿Por qué... 10 años después, el incendio del Windsor sigue plagado de incógnitas? Sus misterios alimentan la imaginación madrileña, han dado lugar a canciones y libros, y el carpetazo que se dio a la investigación apenas transcurrido un año desde el gran fuego sólo avivó el enigma.

Este jueves se cumplirán 10 años del incendio que destruyó el rascacielos en pleno corazón financiero de la ciudad. Los servicios de emergencia lucharon contrarreloj no para salvar el edificio, sino para evitar una catástrofe que podía haber causado muertes o incendios mayores en los otros edificios del complejo de Azca.

A muchos les cuesta creer que una colilla mal apagada pudiera terminar con un rascacielos de 30 plantas y, sin embargo, no se planteó nada más al final de la investigación que una causa meramente accidental. Supuestamente, una empleada de Deloitte, técnico de riesgos laborales, había fumado esa noche, un sábado que las oficinas estaban casi vacías, apagó mal la colilla y se marchó de su despacho en la planta 21. Al llegar los vigilantes, el despacho ya ardía.

¿HABÍA FANTASMAS EN EL EDIFICIO?
Había pasado apenas una semana desde el incendio (que fue el 12 de febrero de 2005) cuando varias televisiones empezaron a emitir la grabación de una videoaficionada. En ella se veía a dos personas a través de unas ventanas, con una extraña luz de color blanco, con pinta de llevar trajes NBRQ, más o menos en la planta 16 del edificio. El fuego había comenzado en la planta 21 a las 23.08 horas, y rápidamente se extendió por toda esa planta, para después pasar a las plantas superiores y, finalmente, descender hacia los pisos inferiores.

14235188084487.jpg

Un fotograma de 'los fantasmas' Telemadrid

Los fantasmas, como se los llamó aquellos días, se quedaron en eso, en seres etéreos. El informe pericial de la Policía Científica dice, sin meterse más allá, que por parte de «la sección de Tecnología de la Imagen de la Comisaría General de Policía Científica se procedió a analizar diferentes grabaciones de vídeo tomadas durante el desarrollo del incendio, en concreto unas en las que se ven varias figuras humanas, lográndose determinar que dichas imágenes no son falsas». Es decir, el vídeo era auténtico, pero no se dejaba claro si allí había gente o no.

Para alimentar un poco más este misterio, los Bomberos del Ayuntamiento de Madrid elaboraron su propio informe, en el que se aseguraba que aquellas siluetas podrían ser producto de un reflejo. Además, en su día desde el Ayuntamiento de Madrid se aseguró que no eran bomberos.

LOS INFORMES 'SECRETOS' DE DEFENSA
En la mayoría de las plantas del Windsor estaban las oficinas de la consultora Deloitte, pero en la cuarta planta tenía su sede otra compañía llamada Comparex España. Desde esta empresa se pidió autorización al Juzgado de Instrucción número 28 (que se encargó de la investigación) para recoger una caja fuerte ignífuga que había quedado en sus destruidas oficinas.

El propio juzgado, en el auto que autorizaba esa recogida, explicaba que se quería recuperar esa caja fuerte que contenía «documentos del Ministerio de Defensa calificados de documentos reservados». Sin embargo, tanto el Ministerio de Defensa como Comparex negaron rápidamente que se tratara de documentación clasificada. La empresa explicó que eran contratos, y Defensa alegó que esa empresa tenía una certificación de seguridad para su trabajo «que comporta ciertas condiciones de seguridad» para contratos con la OTAN, Defensa o la Unión Europea.

UN BUTRÓN HECHO DESDE DENTRO
El 22 de febrero, cuando la Policía Científica ya estaba realizando la inspección de los restos del edificio, se halló un butrón en la zona de los garajes que comunicaban con el interior del Windsor. La pared era de pladur y había sido realizado desde dentro hacia el garaje. El agujero supuestamente era pequeño, por el que «difícilmente pasa una persona delgada», dicen los agentes en su informe. Según su hipótesis, el butrón podría haber sido hecho «para comprobar a dónde daba dicha pared desde el interior de la oficina». Se buscaron huellas dactilares en una porción de la pared recogida allí, pero no se encontró ninguna. Ese mismo día se encontró un cierre metálico, también cerca del garaje, que estaba abierto y tenía el candado reventado. Sin embargo, mientras que los bomberos explicaron que habían sido ellos quienes rompieron el cierre, nunca se supo quién realizó el butrón, ni por qué.

EL FUEGO QUE SE AVIVÓ DE PRONTO
El fuego parecía controlado cuando ya había entrado la madrugada. Pero a cierta hora, una inmensa llama explotó por la fachada oeste del edificio, cuando el fuego había afectado principalmente a las fachadas norte y este. José Luis Gómez, que entonces era jefe operativo de Seguridad del Ministerio de Fomento (cuya sede estaba enfrente de Windsor, en Nuevos Ministerios) recuerda cómo lo vivió: «Nos extrañó mucho cómo se reavivó el fuego en aquel momento, fue como si algo lo hubiera alimentado, aunque claro, no sabemos por qué ocurrió eso». Según los informes policiales no se detectaron acelerantes del fuego, ni varios focos, ni nada que hiciera pensar que podía tratarse de un incendio provocado. Esa noche, además, los bomberos advirtieron de que podría haber un escape de gas, porque no pudieron cerrar varios conductos de los que pasaban por la zona, y aconsejaron a muchas personas extremar la precaución.

14235189763375.jpg

Momento en que se reavivó el incendio por la fachada oeste. CARLOS BARAJAS

LOS FALLOS DE LA PRESIÓN DEL AGUA
La presión del agua fue otro de los puntos raros del suceso. Los bomberos tuvieron grandes problemas con la presión, porque precisamente esa noche era tan baja que no llegaba bien a sus mangueras. De hecho, tuvieron que buscar otra zona de abastecimiento para poder sofocar las llamas. Pero es que además el Windsor tuvo justo muy mala suerte cuando se quemó: llevaban meses cambiando su sistema de extinción de incendios para adaptarlo a la normativa.

PERITOS CONTRA BOMBEROS
Se estaba construyendo una segunda escalera de emergencia, pero el mayor problema estaba dentro, porque no había aspersores que se encendieran automáticamente al saltar la alarma de humos. Los peritos de la aseguradora Allianz, sin embargo, culparon de falta de diligencia a los bomberos, en un extenso informe aportado al juzgado. En él expresaban que los sistemas antiincendios habían sido revisados un mes antes y que funcionaban bien, pero que no se actuó como se debió porque no se inyectó suficiente presión en la columna seca, entre otros muchos motivos.

ADIÓS AL EXPEDIENTE DE FG VALORES
En aquel incendio también se perdió una valiosa documentación. Justo un día antes del incendio, la Fiscalía Anticorrupción había pedido a Deloitte los informes sobre una auditoría de 1994 a FG Valores, del presidente del BBVA, Francisco González. Se trataba de una auditoría que en su día había realizado la empresa Arthur Andersen, con la que Deloitte se fusionó después. Anticorrupción estaba investigando la venta de FG Valores a Merrill Lynch, y había reclamado a Deloitte esos documentos.

Sin embargo, el propio presidente de Deloitte explicó en un foro días después del incendio que aquellos documentos estaban en la planta 23, por lo que fueron destruidos por las llamas. Además, no existía copia en ningún otro sitio de ese expediente, mientras que de casi todos los documentos que había en el Windsor sí había un duplicado en otro edificio. Otro misterio para la lista.

Mañana, segunda parte de los 10 años del incendio del Windsor.
https://www.elmundo.es/madrid/2015/02/09/54d92c4de2704e286f8b456b.html
 
Las incógnitas del incendio del Windsor tras las revelaciones de Villarejo: el butrón en el garaje y el desconocido de la fotocopiadora
La Audiencia Nacional vuelve a investigar un suceso del que nunca se ha aclarado el origen de las llamas ni si hay autores detrás
2019021219122136853.jpg


Un año después del incendio del edificio Windsor, la investigación penal sobre el suceso se cerró sin llegar a ninguna conclusión. Sin explicar el origen y las causas del fuego que calcinó el rascacielos. Tampoco se encontró responsable alguno.

Unos años después, otro juzgado dictó el archivo de la causa civil. El Corte Inglés, Deloitte y Prosegur, que habían presentado hasta once demandas cruzadas, llegaron a un acuerdo confidencial para zanjar el asunto. De ese pacto hermético no se filtró absolutamente nada en años posteriores. Se desconoce la cuantía de las indemnizaciones que unas partes pagaron a otras, ni cómo se fijó el reparto de responsabilidades.

Ahora, tal y como contó ECD este martes y confirmaron fuentes de la Audiencia Nacional, el Juzgado Central de Instrucción nº 6 ha solicitado toda la documentación filtrada por el medio ‘Moncloa.com’, que apunta a una posible relación entre el incendio y la operación de inteligencia que puso en marcha el ex comisario Villarejo para proteger al BBVA.

La ‘acción final’ de Villarejo en Deloitte
Según figura en los ‘papeles de Villarejo’, el ‘Proyecto Trampa’ –como se denominó a la compleja operación encargada por el BBVA- finalizó con un balance positivo. En ese resumen operativo final que Villarejo presentó al banco se habla de una “acción final” consistente en “eliminar rastros documentales de la Firma de Auditoría DEL”.

Como se desveló pocas semanas después del incendio, la firma de auditoría Deloitte había recibido una petición de la Fiscalía Anticorrupción el 11 de febrero de 2005 para que entregase una serie de documentos. En ellos podían figurar presuntas irregularidades en la venta de FG Valores –propiedad de Francisco González- al banco de inversión Merryl Lynch.

Aquellos papeles, de los que no existía copia alguna, se encontraban sobre la mesa del despacho de uno de los socios de Deloitte, en la planta 23, esperando para ser enviados el lunes a la Fiscalía. Pero el sábado 12, un día después del requerimiento, quedaron reducidos a cenizas. La investigación sobre FG Valores quedó estancada poco después y fue archivada.

Reapertura de la investigación

La Audiencia Nacional, admiten a ECD fuentes bien informadas, va a reabrir la investigación sobre los hechos, ocurridos en febrero de 2005. Teniendo en cuenta la gravedad de lo sucedido, el delito no prescribiría hasta el año 2025 tal y como establece el Código Penal en su artículo 131.

El caso, sobre el que la fiscalía no apreció indicios de delito a la hora de archivarlo, vuelve a estar sobre la mesa 14 años después. Y eso implica que casi con toda probabilidad se volverán a realizar diligencias sobre algunos de los ‘puntos negros’ de la investigación que en su momento quedaron en suspenso.

Estas son algunas de las principales incógnitas que quedaron sin resolver:

-- El desconocido en la sala de fotocopiadoras: El testigo clave a la hora de reconstruir los instantes previos al incendio fue una trabajadora de Deloitte. Ella fue la última en abandonar el piso 21, donde se originó el incendio, a las 23:00 horas. Reconoció a la policía y al juez que había fumado varios cigarrillos, el último de ellos media hora antes de abandonar el edificio. Pero la Policía descartó en la investigación que aquel cigarrillo fuera el causante del incendio. Sin embargo, una de las revelaciones que hizo la empleada durante su interrogatorio fue pasada por alto.

Según el relato de la empleada, pocas horas antes del incendio había visto a un desconocido junto a una fotocopiadora. Era sábado por la tarde y no había apenas movimiento en la sede. La empleada admitió a la policía que nunca había visto a aquel hombre. Aquella circunstancia no fue mencionada posteriormente en la instrucción y Deloitte no identificó a aquella persona, presuntamente empleado de la firma.

-- Un butrón en el garaje: Transcurrida una semana del incendio, la Policía detectó, durante una inspección visual, la existencia de algo inusual en el garaje. Se trataba de un agujero de pequeñas proporciones, pero por el que cabría una persona, practicado en una de las paredes de pladur que conectaban el garaje con la zona de oficinas.

Las pesquisas concluyeron que quien hubiese hecho el agujero lo había hecho para salir del edifico, no para entrar. Los restos de la pared derribada estaban en la zona del garaje, y no al revés. Nunca se determinó el origen ni autoría de ese butrón. A esto se une también el hallazgo de una ‘puerta secreta’ en los bajos de Azca desde la que se podía acceder a la torre Windsor. El candado que la mantenía cerrada había sido forzado. La Policía no la descubrió hasta una semana después del incendio. Sin embargo, posteriormente, se insinuó que los bomberos de Madrid pudieron forzar la cerradura para acceder a sofocar las llamas. La Policía, sin embargo, no fue tuvo noticia ni confirmación de este punto.

-- Los papeles reservados de Defensa y la OTAN: Pocos días después del incendio, el juez que instruía la causa autorizó a técnicos de las empresas con sede en el Windsor a entrar en lo que quedaba de sus oficinas. Buscaban una caja fuerte ignífuga que había resistido a las llamas. Fue recuperada.

El juzgado aseguró que había dado luz verde a este ‘rescate’ porque en el interior de esa caja había “documentos reservados” pertenecientes al Ministerio de Defensa. La empresa era Comparex. Tanto Defensa como Comparex negaron posteriormente que en el recipiente -un prisma rectangular de color negro y medio metro de altura- hubiese documentos reservados de Defensa. La firma tenía una acreditación de seguridad porque trabajaba con la OTAN.

-- Los ‘fantasmas’ del Windsor: es, con toda seguridad, el enigma más mediático de cuantos rodearon el incendio. A la 1 de la mañana, el jefe de bomberos que dirigía el operativo para apagar las llamas ordenó a todo su personal que abandonase el edifico ante el riesgo de colapso. Pocos minutos después se dio por desalojado.

Sin embargo, una semana después apareció una grabación casera, realizada por unos vecinos, que mostraba movimiento en la torre –que seguía ardiendo- a las tres de la mañana. Dos horas después de que, oficialmente, no quedara nadie en su interior. Ni un solo operario ni servicios de emergencia. En las imágenes se veían varias ventanas con la luz encendida y al menos dos figuras humanas paseando entre ellas. Los investigadores, que dieron veracidad a las imágenes, estipularon que debían encontrarse entre la planta 10 y 12. En esos pisos se encontraban oficinas del departamento de asesoría jurídica de Deloitte.

Tras las revelaciones de Villarejo hay quien ha difundido de nuevo por redes sociales las imágenes. Algunos, con humor, han indicado que una de las figuras parece llevar una boina, la prenda característica del ex comisario:

¿Os acordáis de esta foto? Se tomó pocas horas antes del incendio en el edificio Windsor. ¿Quién era esa criatura fantasmal? Hubo todo tipo de especulaciones. Pero ahora por fin se desvela el misterio: era el comisario Villarejo. Si os fijáis puede verse hasta la boina rosa. pic.twitter.com/SfrMewYn5r
— Íñigo Lomana (@percy_vaughan) 12 de febrero de 2019
https://www.elconfidencialdigital.c...ocido-fotocopiadora/20190212190935121650.html
 
Back