- Registrado
- 3 Abr 2021
- Mensajes
- 2.029
- Calificaciones
- 16.585
¡Hola, primas! Os pongo al día, por si os estáis preguntando qué habrá sido de esta chalada
En el pueblecito de Cádiz del que os hablé solo pasé 24 horas, la casa no se correspondía con lo anunciado ni de lejos y la casera no estaba por la labor de negociar, así que renuncié, me devolvieron mi dinero, y lo malo es que tuve apenas cuatro horas para volver a guardarlo toodo en las maletas otra vez, bajarlas por unas escaleras de caracol infames, cargar el coche y buscar otra casa inmediatamente. Hubiese podido pasar esa noche en cualquier hotel barato y buscar con más calma, pero para acogerme a la protección del inquilino de la aplicación tenía que salir de una casa y entrar en otra, o no me devolvían el dinero.
Así que alquilé mi siguiente casa casi casi al azar, con los riñones en llamas después de cargar el coche a toda prisa y una mala leche inmensa por mi suerte, y rezando para que los hados me iluminasen y fuese un sitio en el que medianamente se pudiera estar. Dentro de mi rango de precios solo había una que estaba a hora y media y que no tenía ni un solo voto, se estrenaba en la app. Así que era una lotería tremenda, pero me arriesgué.
Y acerté.
La siguiente casa era de lujo: sofá de piel, televisión tamaño cine, muebles nuevos, la cama la estrenaba yo... Y encima el apartamento estaba junto a una dehesa de cuento de hadas, encinas cubiertas de musgo, ovejas por allí sueltas que se paraban para verme pasear, y un riachuelo como de cuento de hadas atravesando el pueblo. A pesar de que me llovió a lo bestia al menos doce días (me he tenido que comprar un chubasquero, otro bulto a la maleta) he disfrutado muchísimo de ese mes, y he visto Ronda, un pueblo precioso con miradores espectaculares, y he andado por senderos diminutos y me he pateado la sierra de Grazalema, una maravilla que os recomiendo. Y todo ha sido por un azar del destino, no tenía pensado para nada hacer esta visita, ni siquiera sabía dónde me estaba metiendo.
Después, animada por lo mucho que he disfrutado de esta zona, para abril me busqué otro apartamento al borde de otro parque natural, con idea de seguir en mi línea de levantarme, salir a caminar campo a través hasta hartarme, vuelta a casa y ya pasar la tarde leyendo, entrando en Cotilleando, estudiando italiano y viendo películas. Más o menos está siendo mi régimen vital en estos últimos meses. Mañanas de caminar y tardes de recogimiento.
Traté de buscar algún trabajillo online y quizá para el verano un amigo me pueda ofrecer algo, pero muy poco. Así que me estoy planteando la opción de pasar el verano en alguna granja/ecoaldea/aldea-autogestionada... qué sé yo, donde me den alojamiento y comida a cambio de ayudar en el huerto y con los animales, y así vivo otra experiencia nueva y ahorro un poco para compensar el gasto del coche. Si alguna prima ha probado el wwoof o ha usado helpx, me interesa conocer su experiencia.
Pero eso será después de mayo, porque para mayo ya tengo reservado un apartamento en un centro ecuestre. ¿Por qué alquilan apartamentos allí? Ni idea, pero puede ser mi ocasión de aprender a montar, veremos si me atrevo, siempre me dieron mucho respeto los caballos. Al menos lo que sí podré es seguir paseando por el campo, la zona es preciosa.
Pronto cumpliré seis meses de nomadismo, si hago una valoración general es positiva. Me siento muy sola algunos días, creo que es el único defecto de esta forma de vida, y aunque hago muchas videollamadas con amigos, y hablo con todo bicho viviente que me cruzo, me falta la proximidad con gente con la que tengo una conexión más íntima. Creo que eso hace que me plantee también vivir de vez en cuando en alguna granja o comunidad ecológica o lo que sea, ir alternando el nomadismo en solitario con periodos de trabajo en granjas, acompañada.
También creo que si me encontrara un sitio que me enamorara, podría quedarme algo más de tiempo, pero eso de momento no me ha pasado. Siempre me marcho dando por bueno el tiempo vivido allí, y agradecida por irme ya.
Y esto es todo lo que os cuento por ahora, primas. Gracias por vuestra compañía.
En el pueblecito de Cádiz del que os hablé solo pasé 24 horas, la casa no se correspondía con lo anunciado ni de lejos y la casera no estaba por la labor de negociar, así que renuncié, me devolvieron mi dinero, y lo malo es que tuve apenas cuatro horas para volver a guardarlo toodo en las maletas otra vez, bajarlas por unas escaleras de caracol infames, cargar el coche y buscar otra casa inmediatamente. Hubiese podido pasar esa noche en cualquier hotel barato y buscar con más calma, pero para acogerme a la protección del inquilino de la aplicación tenía que salir de una casa y entrar en otra, o no me devolvían el dinero.
Así que alquilé mi siguiente casa casi casi al azar, con los riñones en llamas después de cargar el coche a toda prisa y una mala leche inmensa por mi suerte, y rezando para que los hados me iluminasen y fuese un sitio en el que medianamente se pudiera estar. Dentro de mi rango de precios solo había una que estaba a hora y media y que no tenía ni un solo voto, se estrenaba en la app. Así que era una lotería tremenda, pero me arriesgué.
Y acerté.
La siguiente casa era de lujo: sofá de piel, televisión tamaño cine, muebles nuevos, la cama la estrenaba yo... Y encima el apartamento estaba junto a una dehesa de cuento de hadas, encinas cubiertas de musgo, ovejas por allí sueltas que se paraban para verme pasear, y un riachuelo como de cuento de hadas atravesando el pueblo. A pesar de que me llovió a lo bestia al menos doce días (me he tenido que comprar un chubasquero, otro bulto a la maleta) he disfrutado muchísimo de ese mes, y he visto Ronda, un pueblo precioso con miradores espectaculares, y he andado por senderos diminutos y me he pateado la sierra de Grazalema, una maravilla que os recomiendo. Y todo ha sido por un azar del destino, no tenía pensado para nada hacer esta visita, ni siquiera sabía dónde me estaba metiendo.
Después, animada por lo mucho que he disfrutado de esta zona, para abril me busqué otro apartamento al borde de otro parque natural, con idea de seguir en mi línea de levantarme, salir a caminar campo a través hasta hartarme, vuelta a casa y ya pasar la tarde leyendo, entrando en Cotilleando, estudiando italiano y viendo películas. Más o menos está siendo mi régimen vital en estos últimos meses. Mañanas de caminar y tardes de recogimiento.
Traté de buscar algún trabajillo online y quizá para el verano un amigo me pueda ofrecer algo, pero muy poco. Así que me estoy planteando la opción de pasar el verano en alguna granja/ecoaldea/aldea-autogestionada... qué sé yo, donde me den alojamiento y comida a cambio de ayudar en el huerto y con los animales, y así vivo otra experiencia nueva y ahorro un poco para compensar el gasto del coche. Si alguna prima ha probado el wwoof o ha usado helpx, me interesa conocer su experiencia.
Pero eso será después de mayo, porque para mayo ya tengo reservado un apartamento en un centro ecuestre. ¿Por qué alquilan apartamentos allí? Ni idea, pero puede ser mi ocasión de aprender a montar, veremos si me atrevo, siempre me dieron mucho respeto los caballos. Al menos lo que sí podré es seguir paseando por el campo, la zona es preciosa.
Pronto cumpliré seis meses de nomadismo, si hago una valoración general es positiva. Me siento muy sola algunos días, creo que es el único defecto de esta forma de vida, y aunque hago muchas videollamadas con amigos, y hablo con todo bicho viviente que me cruzo, me falta la proximidad con gente con la que tengo una conexión más íntima. Creo que eso hace que me plantee también vivir de vez en cuando en alguna granja o comunidad ecológica o lo que sea, ir alternando el nomadismo en solitario con periodos de trabajo en granjas, acompañada.
También creo que si me encontrara un sitio que me enamorara, podría quedarme algo más de tiempo, pero eso de momento no me ha pasado. Siempre me marcho dando por bueno el tiempo vivido allí, y agradecida por irme ya.
Y esto es todo lo que os cuento por ahora, primas. Gracias por vuestra compañía.