Vidas para leerlas

El cobarde asesinato del forajido Jesse James: la gran conspiración del salvaje Oeste
El 3 de abril de 1882, los hermanos Ford, amigos del forajido, acabaron con él para cobrar los 10.000 dólares de recompensa. Tan solo obtuvieron 500
jesse-james-principal-kh2B--620x349@abc.jpg


SeguirManuel P. Villatoro@ABC_Historia
Actualizado:17/05/2019 01:40h

Que sí, amigos y lectores, que el refrán confirma que aquel que roba a un ladrón tiene cien años de perdón y que el que a hierro mata, a hierro muere. Y los dichos son sabios (o eso nos han inculcado desde hace siglos). Pero la muerte de Jesse James, el pistolero más famoso del lejano Oeste, no hay proverbio que la sustente. Ni sabiendo siquiera que su fama de «buen forajido» fue una falacia de proporciones similares al First National Bank de Northfield que intentó robar en 1876. La trampa que le tendieron los hermanos Ford -sus últimos colegas de armas en el triste mundo del bandolerismo- fue tan sucia como traicionera. Y si no, imagínense lo que es invitar a tus compadres a tu propia casa solo para que, minutos después, destruyan tu confianza con un tiro en la mollera. ¿Feo, verdad?

resizer.php

Jesse James
Pues eso es lo que ocurrió al no tan bueno de Jesse: que la suculenta suma que ofrecían por su cabeza (10.000 dólares, de las más altas del «far west») pesó más que la amistad. Aunque sus asesinos apenas cobraron 500... Y suerte que tuvieron de que no les hicieran un Viriato con aquello de «Roma no paga a traidores». En todo caso, lo que es innegable es que, aquel abril de 1882, cada uno obtuvo lo que se merecía. James, el disparo que se llevaba buscando desde que empezó su carrera como bandido tras haber combatido en el bando sudista. Los Ford, una puñalada trapera similar a la que ellos mismos habían dado. Aunque el mejor parado fue, curiosamente, el cadáver, pues morir bajo los auspicios del estado acrecentó la falsa leyenda que se había forjado de Robin Hood del siglo XIX.

Ya lo dijo el Evening Bulletin (de Maysville, Kansas) el 4 de mayo de ese mismo año: «El asesinato de Jesse James es uno de los crímenes más cobardes e innecesarios que se han perpetrado en los Estados Unidos. La única motivación fue el interés económico». Su muerte causó gran revuelo y consternación en el país. Aunque esas mismas gentes que se encogieron de dolor al conocer la partida del bandolero fueron las mismas que, durante meses, llenaron los espectáculos teatrales en los que los hermanos Ford representaron, una y otra vez, el fallecimiento del pistolero. El morbo, que suele adelantar por la derecha a la lógica. En todo caso, el mito ha perdurado hasta la actualidad. Quede como prueba que, allá por 2009 se estrenó la película «El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford». Tirando de tópico... no hay más preguntas, señoría.

Pero vayamos por partes, pues entender a este bandolero requiere hablar de sus años mozos. Jesse nació en 1847 en Missouri. Hijo de un ministro baptista (como explica Gregorio Doval en «Breve historia del salvaje Oeste»), cuando sumaba diecisiete añitos se unió a la guerrilla confederada del cruento Bill Anderson. Razones tenía, todo hay que decirlo, pues las tropas federales se habían presentado poco antes en el rancho de su familia para pedir información y, de paso, intentar colgar a su padrastro (y digo intentar porque este sobrevivió). Nuestro protagonista demostró desde joven que su vida estaba destinada a la violencia ya que, junto al clan de los Younger, protagonizó todo tipo de tropelías durante la contienda. «Las actuaciones de esta guerrilla fueron tan atroces y despiadadas que todos sus miembros fueron excluidos expresamente de la amnistía decretada al acabar el conflicto», añade el autor en su obra.

«No sé lo que significa la palabra fracaso. No existe nada en este mundo que pueda influirme cuando sé que estoy haciendo lo debido»
Con este currículum no parece extraño que, al final la guerra civil estadounidense en 1865, Jesse, su hermano y los Younger tuvieran que dedicarse al latrocinio y al pistolerismo. El noble arte en el lejano Oeste. Como si su vida fuera un cliché del spaghetti western, la banda dedicó su vida a asaltar diligencias y trenes, robar tiendas y atracar bancos. Tampoco decían que no a los trabajos como asesinos a sueldo (ya se sabe, hay que reinventarse). Doval cifra las riquezas que consiguieron durante sus años de bonanza en «cientos de millones de dólares». Todo ello, para disgusto y frustración de los agentes de la Pinkerton, la misma agencia de cazadores de bandoleros que se enorgullecía de atrapar siempre a su presa. «No sé lo que significa la palabra fracaso. No existe nada en este mundo que pueda influirme cuando sé que estoy haciendo lo debido», solía decir su director. En el caso de James se tuvo que tragar la primera parte...

La brutalidad de los detectives de esta agencia (contratada por el estado) fue la que ayudó a Jesse James a convertirse en un héroe para los mismos sureños a los que todavía les escocía la derrota en la guerra. No hay más que conocer el ataque que protagonizaron los agentes contra la casa de su familia, en el que el hermanastro del bandido falleció y su madre perdió un brazo. También le ayudó la campaña de propaganda y leyenda blanca que algunos diarios como el Kansas City Times organizaron en torno a su persona. En el artículo «Was Jesse James a Southern Robin Hood?», el Abbeville Institute afirma que estos periódicos ayudaron al bandolero a forjarse una imagen de Robin Hood moderno. Todo ello, usando como base las cartas que el propio forajido les mandaba para defender sus acciones. Le fue bien y la sociedad empezó a ver al gobierno como un conspirador.

pinkerton-kh2B--510x349@abc.jpg

Allan Pinkerton
Quizá fue ese cariño el que le hizo confiarse y orquestar un atraco demasiado arriesgado: el del First National Bank de Northfield en 1876. La verdad es que no fue su mejor idea. El día del robo, el bandido se presentó en la sucursal a pesar de que sabía que los vecinos se habían armado tras haber sido alertados de un posible asalto. Todo salió más que mal. Jesse entró con el revólver por delante y amenazó al encargado. O abría la caja fuerte, o acabaría con un tiro en la sien. Pero aquel día el cajero se sentía valiente y se negó. La amenaza se hizo realidad y el forajido le disparó a la cabeza, pero no contaba con que, tras apretar el gatillo, iba a desatar un torrente de plomo de los ciudadanos que estaban fuera. Solo quedaba salir por piernas de allí. Y no les fue demasiado bien, pues todos los Younger fueron atrapados.

Cobarde asesinato
Con la banda virtualmente destruida, Jesse se escondió en Tennessee al abrigo de una identidad falsa. Quietecito habría estado bien, pero ese no era su estilo. Y eso que se había prometido a sí mismo dejar aquella vida para siempre. Al final, acudió poco después a la llamada del dinero fácil y volvió al mundo del bandolerismo con el exitoso asalto a un tren. Aquello le dio alas para descolgar el revólver. Robin Hood regresaba al Bosque de Sherwood. Pero... ¿de quién fiarse? «En 1882 solo le quedaron dos hombres en los que confiar: Charley y Bob Ford, hermanos de la novia de otro de los miembros del clan. Jesse les pidió a ambos que se instalaran en su casa de Saint Josephpara asegurarles a él y a su familia una mínima protección ante lo que pudiera pasar», añade Doval. Eran fiables y viejos conocidos; o eso creía nuestro protagonista.

resizer.php

Jesse James, junto a su asesino
Pero la realidad no tenía nada que ver con sus suposiciones. Los hermanos habían llegado a un acuerdo con el gobernador de Missouri y con el sheriff James Timberlake para entregar a James (vivo o muerto, como diría Hollywood) a cambio de 10.000 dólares. Tal y como explica Nick Vulich en su popular (y documentada) «History bytes», Bob había ofrecido la cabeza del forajido a cambio del dinero y de que le conmutaran una pena de prisión por asesinato. El problema es que no era sencillo cazar a su presa. «Los hermanos Ford jamás tuvieron la certeza de que se les fuera a presentar la oportunidad de asesinar a Jesse James, ya que siempre iba fuertemente armado y era imposible desenfundar un arma sin que él se percatara», desvela el autor en su obra.

El 3 de abril empezó la fiesta. Aquel día, después de desayunar y de cepillar a los caballos, Jesse y los Ford se dispusieron a entrar en el cuarto de estar de la casa. Existen varias versiones sobre lo que ocurrió entonces. Vulich y Doval son partidarios de que, tras quejarse por el calor, el bandido se quitó el abrigo y lo apoyó sobre una silla. «Dejaré las armas dentro, no querría que nadie las viera al salir del jardín», afirmó. Fue entonces cuando se desabrochó el cinturón en el que llevaba su Smith and Wesson del calibre 45 y su Colt y se aprestó a subirse a un taburete para enderezar un cuadro que se había torcido. Sus supuestos amigos aprovecharon su oportunidad. Así lo escribió el Evening Bulletin de Maysville, Kansas, poco después:

«Robert fue el más rápido de los dos. En un visto y no visto, se hizo con un arma larga cuyo cañón acercó a poco más de un metro de la cabeza de Jesse James [...] La bala penetró la base del cráneo y salió por la frente, un poco por encima del ojo izquierdo».

cadaver-knPG--510x349@abc.jpg

El cadáver de Jesse James
El disparo alertó a la esposa de James, que se presentó en la sala. «Ha sido un accidente», repitieron ellos como un mantra. Al parecer, su mujer hizo lo posible por cortar la hemorragia, pero fue imposible. Tras escapar del lugar, los hermanos acudieron a una oficina de telégrafos desde la que informaron al sheriff de su muerte. A continuación, se entregaron a las autoridades. Poco después, se confirmó lo sucedido. «El gobernador Crittenden confirma que el cadáver es el de Jesse James y que es fruto de un acuerdo entre las autoridades y Bob Ford», escribió el periódico Watchman and Southron. Su juicio, obligado, fue raudo. En el mismo día les condenaron a la horca y les indultaron. El diario publicó, posteriormente, lo siguiente:

«Los hermanos Ford declaran no ver inconveniente en reclamar la recompensa ofrecida por el gobernador Crittenden por capturar a Jesse James. De hecho, recientemente han mantenido varias reuniones en el hotel St. James de Kansas City. El gobernador estaba al tanto de sus planes y los aprobaba. Inmediatamente después de disparar a Jesse James, se entregaron a las autoridades».

Pero no cobraron toda la recompensa. El gobernador, aprovechando la exaltación que se produjo en la sociedad tras el suceso, apenas les entregó 500 dólares. La muerte fue para nada. Aunque ellos intentaron sacarle todos los réditos posibles y se dedicaron a representar funciones de teatro en las que, una y otra vez, mostraban cómo habían acabado con Jesse James. «El asesinato causó una gran sensación en todo el país. Los hermanos Ford no solo no ocultaron sus actos, sino que, incluso, alardearon de ellos Tiempo después se marcharon rápidamente del estado. Charley Ford se suicidó en mayo de 1884. Bob fue asesinado en 1892 de un disparo de escopeta en la garganta en el saloon que había abierto en la ciudad de Creede, Colorado», añade Doval.

https://www.abc.es/historia/abci-co...acion-salvaje-oeste-201905170140_noticia.html
 
Victorina Durán, la vida inédita de una artista pionera que defendió el amor libre
Ven la luz las memorias de la que fuera una de las fundadoras del Lyceum Club Femenino, estrecha colaboradora de Margarita Xirgu y primera mujer catedrática de Indumentaria en España
001_16-kl0D--620x349@abc.jpg

SeguirInés Martín Rodrigo@imartinrodrigo
MadridActualizado:19/05/2019 01:23h

Hay vidas que merecen ser contadas, y una de ellas es la de Victorina Durán. Sin embargo, es probable que su nombre no les diga nada. Sí les sonará Maruja Mallo, con la que Durán compartió clases y alguna que otra circunstancia más en la madrileña Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado. A Mallo, por suerte, ya se le hizo justicia y nadie duda de su consideración como uno de los referentes de la vanguardia española. Pero Durán, que fue pintora, escenógrafa, figurinista, profesora, directora teatral, diseñadora de vestuario y mil cosas más, permanece aún en el margen ocupado por las muchas mujeres que tanto hicieron en el siglo XX español y de las que hoy sabemos muy poco o nada.

Por suerte, dos investigadoras, Idoia Murga y Carmen Gaitán, han acudido a su rescate recuperando sus memorias, hasta ahora inéditas, mediante una edición crítica publicada por la Residencia de Estudiantes. Murga sabía de su existencia «a través de las copias que uno de sus sobrinos, Pin Morales Durán, donó al Museo Nacional del Teatro de Almagro» y le sorprendía que no se hubieran publicado nunca. La exposición «Mujeres en vanguardia. La Residencia de Señoritas en su centenario» (2015) fue la excusa perfecta para poner en marcha un proyecto que se prolongó varios años y con el que, por fin, Victorina Durán cuenta «Mi vida» (así se titula la obra).

Una vida que arrancó en Madrid, el 12 de diciembre de 1899. Hija de José Durán Lerchundi, primer abonado del Teatro Real, y de Genoveva Cebrián Fernández, bailarina del coliseo (como también lo fueron la tía, la abuela y la bisabuela de Victorina), recibió una educación especial, vinculada al mundo de la cultura y distinta a la de sus compañeras de pupitre. A los nueve años, empezó a estudiar piano y asistió, también, a sus primeras clases de pintura. Determinada en su vocación artística, Durán ingresó en la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado de Madrid en el curso académico 1917-1918. Allí se hizo íntima de Matilde Calvo Rodero, Rosa Chacel y Timoteo Pérez Rubio, además de coincidir con Salvador Dalí, Carlos Sáenz de Tejada y Maruja Mallo. El comienzo de la prodigiosa década de los veinte la pilló en París, donde vivió sus primeras experiencias sexuales y emprendió un viaje sin retorno hacia la libertad.

Su confirmación como artista –dominaba las técnicas del batik y del repujado en cuero– llegó, precisamente, en la capital francesa y más en concreto en la Exposición Internacional de Artes Decorativasde 1925, en la que recibió una medalla de plata. Un año después, y ya de vuelta en Madrid, participó en la fundación del Lyceum Club Femenino y, al poco tiempo, empezó a dar clases en la Residencia de Señoritas. Feminista convencida, habría formado parte del denominado «Círculo Sáfico de Madrid» junto con Elena Fortún y Matilde Ras, y en 1929 se convirtió en la primera mujer catedrática de Indumentaria de España. Luego llegaron las colaboraciones con Margarita Xirgu, Irene López Heredia, Lola Membrives, Cipriano Rivas Cherif (formó parte del Teatro Escuela de Arte, TEA)... y el exilio.

Exilio
En julio de 1937, logró una autorización de la Dirección General de Bellas Artes para «ausentarse durante tres meses de España y trasladarse a Buenos Aires, con objeto de realizar junto con la actriz Margarita Xirgu una labor cultural artística». Pero se quedó hasta 1963. En Argentina, Durán se reencontró con Elena Fortún, frecuentó el círculo intelectual de Victoria Ocampo y se encargó de los vestuarios de teatros como el Colón o el Cervantes. Justo en ese punto se detiene «Sucedió», el primer volumen de sus memorias. El segundo, titulado, «El rastro. Vida de lo cotidiano», es una colección de relatos autobiográficos escritos a partir de los más diversos objetos que Durán encontraba en el popular mercadillo madrileño. Y en el tercero y último, «Así es», la artista da cuenta, con todo lujo de detalles –algunos más literarios, otros más verídicos– de sus vivencias amorosas.

«No sé si habré conseguido que esté claro y patente que en estas historias hay varias mujeres, de tipos diferentes, que han querido, que han AMADO a otra mujer, la mayoría por una sola vez en su vida, pero esta sola vez ha sido de manera verdadera y sincera. Ha sido “normal”», escribe en el prólogo. En esas mismas líneas asegura que aunque los hechos «son todos vividos y verdaderos, los nombres y los lugares están muchas veces cambiados», pues considera que no tiene «derecho a provocar escándalo, buscando un éxito editorial». Sin embargo, según explican Murga y Gaitán, las menciones a teatros, obras, amigos comunes y otros datos hacen que «en determinados casos» sea posible «adivinar de qué actriz, escritora o artista se trataba». Y, en base a eso, las investigadoras sostienen que es «más que probable» que Victorina Durán mantuviera relaciones con Margarita Ruiz de Lihory, Irene López Heredia, María del Carmen Vernacci, Margarita Xirgu y Hélène Bouvier. Todo ello «deja constancia –a juicio de Murga y Gaitán– de su defensa del amor libre y de la necesidad de visibilizar sin estigmas la homosexualidad».

Regreso a España
Tras varios viajes de tentativa, Durán regresó definitivamente a España en 1963. Se instaló en Madrid, en un ático sin ascensor ubicado en la calle del Reloj, en los alrededores de la Plaza de España. Empezó a trabajar con Nati Mistral y logró ser depurada por el régimenpese a las reticencias de una nota sin firma que figura en su expediente y en la que se la tacha de «roja cien por cien». Sus últimas décadas pasaron desapercibidas para la gran mayoría –el historiador Vicente Llorens llegó a asegurar que se suicidó–, pero ella siguió a lo suyo, pintando y viajando a París con frecuencia. En la recta final de su vida se compró una casa en Peñíscola, donde abrió ¡un bar de copas! Murió en Madrid, el 10 de diciembre de 1993 y en su epitafio se puede leer: «No sé si habré dejado de amar por haber muerto o habré muerto por haber dejado de amar».

https://www.abc.es/cultura/libros/a...defendio-amor-libre-201905190123_noticia.html
 
La abuela que ha acogido a más de mil presos en 40 años: "Les digo: fuera hay gente que os quiere"
Historias
    • PEDRO SIMÓN
    • Madrid
    • Compartir en Facebook
    • Compartir en Twitter
    • Enviar por email
  • 25 MAY. 2019 01:59
15587129654174.jpg

Ángeles Pérez, posando en un piso de Entrevías, en Madrid, donde conviven varios presos. REPORTAJE GRÁFICO: OLMO CALVO
Se llama Ángeles Pérez, tiene 78 años y siete nietos y lleva décadas dando casa a internos de permiso o que no tienen a dónde ir. Desde violadores hasta ladrones de poca monta.

Cada semana va de visita a tres prisiones y los sábados come con los penados junto a su esposo. "Saben que me parto la cara por ellos".

Cuando el preso Juan Carlos llamó desde la cárcel de Soto del Real a Ángeles Pérezpara que le fuera a visitar, la voluntaria entró en el locutorio dispuesta a ayudarle en lo que pudiera.

-¿Cuánta condena tienes? -deslizó después de romper el hielo.

-30 años.

-Bueno, yo no soy juez -le contestó-. Tú me preguntaste que si te podía ayudar y yo te dije que sí. Aquí estoy.

Hablaron un buen rato. Juan Carlos le contó someramente cosas de su día a día y después fue al grano: le pidió a Ángeles que si podía ir a uno de los pisos de su asociación cuando tuviera un permiso. La mujer le dijo que por supuesto. Luego el interno, como dudando, le confesó una cosa.

-Estoy estudiando Psicología porque quiero saber por qué hice lo que hice.

Lo que hizo no lo verbalizó. Buscó en el bolsillo, sacó un papelito, anotó algo y lo acercó al cristal. Había escrito: «Violé a un niño de cuatro años».

(...)

Juan Carlos es uno del millar de reclusos que Ángeles Pérez Guerrero (78 años) lleva acogiendo sucesivamente desde hace casi 40. La Asociación Pro Recuperación de Marginados (Apromar) que preside, con sede en el madrileño barrio de Entrevías, dispone de seis pisos y 43 camas. Y todo lo empezó esta mujer nacida en Sorihuela del Guadalimar (Jaén), sin apenas estudios, hija de agricultores, con una marcada conciencia social y que al cumplir los 13 fue puesta a trabajar de sastra en su pueblo.

«Aquel chico salió adelante y estuvo con nosotros en un piso, pero al final murió de cáncer... Lo que le dije a él te lo repito a ti: yo no soy juez de nadie».

Tiene esta abuela de siete nietos un aire a medio camino entre una septuagenaria de brisca vespertina y la Helen Prejean de la película Pena de muerte, aquella religiosa encarnada por Susan Sarandon que trata de consolar a un violador (Sean Penn) condenado a la pena capital.

Pero Ángeles no es religiosa, aunque sí cristiana de base. Pero Ángeles no es de película, sino de carne y hueso. Y de pelo cardado. Y de cadena con crucifijo de oro de toda la vida. Y de rebequilla por encima de los hombros. «Entra, hijo».

Por aquí han pasado de permiso o después de la libertad hasta que encontraron algo, Juan Carlos y su violación infantil; Francisco del Moral, el Robin Hood de los presos, que estuvo casi 40 años encarcelado por más de 200 atracos a bancos y joyerías y que repartía el botín entre los reclusos; aquel chico enfermo por las drogas que trató de matar a su madre.

Pero también ha pasado aquel desgraciado que se tragó un muelle en la cárcel para que le dejaran hablar con Ángeles. O ese otro «chico» de Canarias («al salir no se movía, casi ni andaba ni hablaba, se ponía allí pegado a la pared, acuclillado, le daba miedo sentarse»). O Antonia, que antes de acabar en la cárcel se tiró 20 años poniéndose de todo y que dio con Ángeles en la prisión de Estremera: «Pensaba que su padre estaba muerto y que su familia no la quería. Ahora acaban de cancelarle los antecedentes penales. Y se ha sacado el carné de conductora de autobuses. Hace dos sábados vino a comer... Con su padre y su hermana».

15587143288100.jpg

Ángeles, charlando con algunos presos y otros recién liberados, en el piso de Entrevías.
CUANDO EMPECÉ A IR A LA CÁRCEL EN LOS 80, ESTABAN HASTA ARRIBA DE CABALLO, SE TRAFICABA HASTA EN LA CAPILLA DE LA PRISIÓN

ÁNGELES PÉREZ
-¿Cómo empezó todo?

-Al principio comencé con un piso con una sola habitación frente al Hospital Gregorio Marañón.

-¿Te acuerdas de quién lo ocupó?

-Claro. Se llamaba Carlos Alberto. Estuvo preso por traficar. Y además me llamó ayer [se refiere al 12 de mayo], que fue el Día de la Madre en Colombia. Pagó su condena, estuvo en ese piso primero y ahora está en Nueva York trabajando. Un orgullo de chico.

-¿Qué te dijo?

-Que me quiere mucho. Que se le había muerto su madre. Pero que yo era como su madre también.

(...)

Pocos puentes se levantaron tan alto con tan poco.

Lo que empezó con una señora de pueblo y una habitación sin más hoy es una asociación con su almacén, su media docena de pisos alquilados (uno de ellos, para mujeres), su psicóloga (Ingrid), su educador (Basilio), su cocinera y ama de llaves (Raquel) y sus ocho voluntarios. Un espacio sostenido por aportaciones de particulares que estuvo a punto de cerrar con la crisis y en el que cada año se disfrutan, aproximadamente, unos 900 permisos carcelarios de distinta duración.

Pero volvamos al principio.

Estamos a comienzos de los ochenta. En las calles corre la heroína y en las prisiones esprinta. Hay zonas en la periferia de Madrid que parecen un campo de batalla medieval con cuerpos caídos, sólo que con jeringuillas en el suelo en vez de lanzas.

«Empecé ayudando en la parroquia de La Estrella. Un día el cura nos dijo que no había voluntarios para ir a las cárceles y yo me ofrecí. Fui al reformatorio de jóvenes de Carabanchel, que estaba pegado a la cárcel. Lo que había en esa época en las prisiones era durísimo. Los chicos estaban hasta arriba de caballo, se veían agujas por todas partes, se traficaba en la capilla de las prisiones, estaban desesperados. Yo iba a verles allí dentro. Muchos coincidían en una preocupación: 'Cuando tenga que salir, adónde voy a ir, si mi familia no me quiere'».

Así que preguntó, se formó como pudo y en tres años ya tenía en marcha su asociación. En el talego se sabe: si quieren un sitio donde pasar el permiso, si necesitan un astillero después del encierro, están las casas de Ángeles.

«La gente en la cárcel está muy destrozada. Hay personas rehabilitadas, pero no se puede hablar de rehabilitación. Ellos saben que voy siempre, que me parto la cara por ellos. Que voy a hablar con la Audiencia si hace falta, que pido que cumplan aquí la condena cuando se puede. Tú no sabes lo que es ir, escucharles pedir ayuda y yo decirles: 'Sí, somos capaces'. Les decimos que aquí fuera hay personas que les quieren».

Ángeles es veterana en las siete cárceles de Madrid, ha visitado la de Burgos y la de Sevilla, la de Valencia y la de Alicante, la del Dueso y más. Como si los barrotes estuvieran imantados y ella fuera de hierro. Porque un poco lo es.

Lo escucha todo Raquel, la cocinera y ama de llaves de Apromar. En lo que va de entrevista, ha asentido decenas de veces.

Ella resume mejor que nadie el espíritu de la casa: estuvo presa cinco años por hacer de mula de la droga y un buen día conoció a Ramón, que estaba preso por lo mismo. «Nos conocimos en esta casa en 2002, nos casamos aquí en 2011, aquí se murió el 8 de agosto, y aquí sigo».

(...)

15587150701333.jpg

La presidenta de Apromar, sosteniendo la cruz que lleva al cuello.
ÁNGELES NOS TRATA COMO A ALGUIEN NORMAL, COMO A PERSONAS, NOS LEVANTA LA MORAL

WILFREDO, CONDENADO A OCHO AÑOS DE CÁRCEL POR NARCOTRÁFICO
El piso de Entrevías es modesto, ordenado y limpio como residencia de seminarista. Viendo a sus siete ocupantes actuales sentados así en los sofás, el salón te recuerda un poco a esas consultas del médico donde todo el mundo espera pacientemente su receta.

Si no supieses quiénes son, pensarías que esto es un astillero de boxeadores rotos. Manos duras que aprietan al saludar. Ojos que se han comido algún golpe. Y algún que otro diente de menos.

Wilfredo López te resume su biografía carcelaria con uno de esos detalles insignificantes que darían para el comienzo de un libro: cuando entró en la cárcel, se utilizaba un ticket para acceder al metro; cuando salió en libertad, se utilizaba una tarjeta como las de crédito.

Echen ustedes cuentas.

«Ángeles nos trata como a alguien normal y corriente», dice, «nos trata como a personas y eso nos levanta la moral».

La suya se vino abajo cuando ingresó en la cárcel peruana de Sarita Colonia hace ocho años por tráfico de drogas y se vino arriba el pasado 12 de junio, cuando fue extraditado a una prisión española para acabar de cumplir condena. En mes y medio habrá terminado de pagar por aquello, ha hecho un curso de conserje, dice tres veces gracias y dos veces por favor.

-En este piso estáis un turco, un cubano y cinco españoles. ¿Tenéis problemas de convivencia?

-Sí, claro.

-¿Cuáles?

-Los ronquidos.

Los ronquidos de ahora, claro. Y también los sueños de antes. Jorge creía estar cumpliendo los suyos con tanto dinero fácil: su banda se subía a un coche, lo empotraban donde fuera, lo robaban todo y se pulían la pasta después. Lo que hiciera falta. Por 44 alunizajes (44 no es una errata), se ha tirado nueve años preso.

-¿Tú roncas mucho? Dice Wilfredo que roncáis.

-Uy, yo no.

A Jorge le jode un poco contarnos que fue abandonado por su madre, que su padre murió de niño y que toda la familia que le queda es ésta: «El turco, la señorita Raquel y... Ángeles. Si no es por esta gente, habría seguido delinquiendo. He metido la pata en esta casa y me han dado otra oportunidad. Me fui una semana sin dar explicaciones.Volví, me miré al espejo y me dije: tengo que aprovechar esto».

Le deseamos suerte al despedirnos. Contesta: «No, no me hace falta. Lo voy a conseguir».

Se refiere a «conseguir un trabajo», a «tener una pareja», a «vivir con estabilidad». Y también se refiere muy serio a su sonrisa dañada: «Ahorrar lo suficiente como para ponerme el diente que me falta».

(...)

15587155271223.jpg

SI YO LES PIDO ALGO, VUELAN

ÁNGELES PÉREZ
«Me lo trasladaron de cárcel». «Me lo liberaron hace cinco años». «Me lo cambiaron de módulo». «Me le negaron el permiso»...

Escuchándola hablar así, pareciera que Ángeles Pérez fuera madre de ese millar de personas presas que pasaron por alguno de los pisos. Pero hijos-hijos propios Ángeles sólo tiene tres. Tres que conocen bien la pasión de su madre.

No sólo el marido viene los fines de semana a acompañarla para comer con presos jóvenes y viejos, reclusos que lo fueron o que ya no (se juntan hasta 40). Sino que los tres hijos ya saben lo que hay con mamá: a las bodas de cada uno de ellos, Ángeles no sólo llevó un regalo material. También invitó a varios presos.

«Todos están muy bien colocados». No se refiere a los presos, se refiere a los hijos.

«Si yo les pido algo, vuelan». No se refiere a los hijos, se refiere a los presos.

El martes va a empezar en la prisión de Valdemoro. El miércoles va siempre a Ocaña II. Los jueves son en la cárcel de Navalcarnero. No para la mujer de los 78 años.

Son los mil hijos de Ángeles. Tiene universitarios por ahí. Trabajadores artesanos. Pequeños empresarios. Vigilantes. Y más. El taxista que antes fue preso se llama Ángel. El conductor de Uber que antes pasó por la cárcel se llama Juan Luis.

-Riñen mucho, claro.

-¿Cómo van a reñir? Aquí todo es distinto, no es como en la calle: fue Ángel el que me leencontró un trabajo a Juan Luis.

https://www.elmundo.es/papel/historias/2019/05/25/5ce812e221efa0d97c8b4674.html
 
El desmadre sexual de Casanova en España: inquisición, infidelidades y Leyenda Negra
«Las pulgas, las chinches y los piojos son tres insectos tan comunes en España que han llegado a no molestar a nadie. Los miran como una especie de prójimo», relató el veneciano tras su estancia en prisión
casanova-retrato-megs-ktPF--620x349@abc.jpg

SeguirCésar Cervera@C_Cervera_M
Actualizado:29/05/2019 00:56h

Con cierta ligereza y falta de miras, se afirma que Giacomo Girolamo Casanova fue «el primer playboy» de la Historia, como si hubiera inventado algo nuevo. Seducir a monjas, mujeres casadas, viudas, nobles lujuriosas, grupos de señoras y tríos no tenía nada de inédito, sobre todo en la casquivana República de Venecia, salvo porque se cuidó de documentar sus más de 132 conquistas con toda precisión y realismo en la obra«Histoire de ma vie». Casanova fue un aventurero y un seductor, pero sobre todo un escritor adelantado a su siglo, lo cual no evitó que se asombrara ante las lascivas estampas que encontró en el Madrid de finales del siglo XVIII.

Giacomo Casanova –que hoy se usa como sinónimo de ser un rompecorazones– era hijo de una pareja de comediantes que viajaba por toda Europa con sus espectáculos, bien es cierto que nunca se ha podido confirmar si ese era su auténtico padre. A los ocho años, una hechicera lo curó de una hemorragia en la nariz, lo que ha su juicio le erradicó la imbecilidad devolviéndole la cordura y la memoria. A los 12 años comenzó a estudiar Derecho en la Universidad de Padua y aprendió filosofía y ciencia del senador veneciano Malipiero, con el cual rompió amistad cuando salió a la luz su lío con la favorita del político, una cantante llamada Teresa.

Antes de aquello, según narra su autobiografía, el veneciano inició su lista de hazañas sexuales a los 15 años con un trío con Nanetta y Marta Savorgnan, aunque supuestamente había perdido ya su virginidad con 11 años. Estas hermanas cayeron locamente prendidas de sus encantos y sus llamativos rasgos. Era alto, de pelo moreno y rizado, nariz aguileña y muy corpulento.

Antes de aquello, según narra su autobiografía, el veneciano inició su lista de hazañas sexuales a los 15 años con un trío con Nanetta y Marta Savorgnan

Quizás imaginando que así podría apagar su fogosidad, a los 21 años su madre lo llevó a Roma para que entrara al servicio del Cardenal Acquaviva en la condición de fraile. Como es evidente, aquella no era su vocación y no tardó en abandonar la carrera eclesiástica para probar fortuna en la música, como violinista. A su regreso de un viaje a Corfú y Constantinopla, estaba tocando el violín de forma callejera cuando un noble veneciano, Matteo Bragadin, sufrió un infarto. Casanova logró salvar al noble, que, agradecido, se convirtió en su benefactor. Fue aquel periodo, con los bolsillos llenos de oro, cuando se abonó completamente a la vida de aventurero profesional. Sus constantes escarceos amorosos con monjas y mujeres casadas despertaron el interés de la Inquisición veneciana. El italiano tuvo que abandonar su país por un tiempo. Así lo haría, una y otra vez: cada vez que se veía cercado, ponía tierra de por medio para evitar su paso por prisión.

La peligrosa lujuria de la noche madrileña
Durante sus viajes, Casanova recorrió Francia, Inglaterra, Alemania, Austria, Italia, España, Rusia y Polonia, donde además de seducir mujeres mataba el tiempo conversando con algunos de los personajes más destacados de su tiempo: el filósofo Voltaire, el músico Amadeus Mozart y Benjamin Franklin, entre otros. En torno al año 1767, Casanova, de ancestros aragoneses, dio con sus huesos en Madrid tras ser fulminantemente expulsado de París. «El español convierte en cuestión de honra el más mínimo desliz de la mujer que le pertenece. Las intrigas de amor son en extremo misteriosas y llenas, según me dijeron, de peligros», escribió en su autobiografía sobre el carácter de las relaciones amorosas en el Madrid del siglo XVIII.

resizer.php

Retrato de Casanova
Si bien algunos estudios históricos desmitifican la visión extendida que se tiene de la lasciva corte de Madrid durante aquel periodo, donde se contaba que la XIII Duquesa de Albala supuesta amante de Goya– se amparaba en la oscuridad para mantener relaciones con desconocidos de clases bajas junto a otra nobles, es cierto que las noches en la capital no eran aptas para todos los públicos.

Nada extraordinario comparado con otras capitales europeas, pero sí en la violencia de sus cornudos: no eran nada extrañas las noches que arrojaban un saldo de 20 asesinatos, ni los amaneceres que revelaban el cuerpo desnudo y apuñalado de una de sus más bellas cortesanas, caído en pleno centro. Además de las fatales consecuencias de las infidelidades, a Casanova, que sufrió durante su vida de sífilis, gonorrea y herpes, le llamó la atención que los amores venales «han difundido enfermedades venéreas por todo Madrid pese a la vigilancia inquisitorial, y me han asegurado que las monjas mismas las sufran sin que nunca hayan hecho el menor daño a su divino esposo».

Más allá de la desenfrenada sexualidad de unas mujeres que «son muy hermosas y siempre están dispuestas a favorecer algún enredo para engañar a todos los seres que las rodean a fin de espiar sus intrigas», la impresión que causó el país a Casanova fue terrible y se basó en algunos de los tópicos extendidos por la Leyenda Negra. Su descripción es la de una nación atrasada, un camino real casi impracticable y de posadas medievales, donde las habitaciones tenían el cerrojo por fuera para facilitar los registros de la Inquisición.

Antes de entrar en Madrid, Casanova sufrió el registro de su equipaje en la puerta de Alcalá a la búsqueda de libros prohibidos y, esto lo pasa de soslayo, especialmente de tabaco que no fuera nacional. En su breve estancia en Madrid, el aventurero asesoró al político Pablo de Olavide en su proyecto de colonización de la Sierra Morena, pero nunca logró penetrar en las altas esferas cortesanas.

resizer.php

Retrato del Conde de Aranda
Acusado por su criado de tener armas en su habitación, Casanova fue encerrado en el palacio del Buen Retiro, empleado entonces como cárcel, donde el italiano pasó unos días y dio fe de lo insalubre del sistema penitenciario español. «Las pulgas, las chinches y los piojos son tres insectos tan comunes en España que han llegado a no molestar a nadie. Los miran como una especie de prójimo», relata. Tirando de sus contactos europeos, el propio conde de Aranda – el hombre fuerte de Carlos III– se presentó en el Buen Retiro para liberarle. Aquel paso por la cárcel, la omnipresencia de la Inquisición, la lujuria letal de las noches madrileñas y su escaso éxito político convencieron a Casanova de abandonar para siempre la Corte en 1768.

Cuando el obispo de Barcelona autorizó la vuelta de la bailarina a esa ciudad, Casanova trasladó sus furtivas visitas nocturnas allí
Salió de Madrid, pasó por Zaragoza y aterrizó en Valencia, una ciudad desagradable e incómoda, de calles sin pavimentar, «sin cafés ni sitios donde poder sentarse a tomar algo, salvo tabernas indecentes de vino detestable». Es aquí donde conoció en profundidad a una bailarina italiana, amante de Ambrosio Funes de Villalpando, Conde de Ricla y capitán general del Principado de Cataluña, que fue su perdición en España. Cuando el obispo de Barcelona autorizó la vuelta de la bailarina a esa ciudad, Casanova trasladó sus furtivas visitas nocturnas allí. Fue encerrado por orden del noble en la Ciudadela durante una 47 días. A su salida, se le dio tres días de plazo para salir de Barcelona y ocho de Cataluña.

La experiencia española de Casanova no podía ser peor: espantado en Madrid, hostigado por la Inquisición y expulsado de Barcelona. El italiano abandonó el país entre maldiciones, prometiéndose no regresar aunque se lo pidieran:

«¡Pobres españoles! La belleza de su país, la fertilidad y la riqueza son la causa de su pereza, y las minas del Perú y del Potosí son las de su pobreza, de su orgullo y de todos sus prejuicios. Para convertirse en el más floreciente de todos los reinos de la tierra, España tendría necesidad de ser conquistada, zarandeada y casi destruida, y renacería apta para ser la morada de los seres felices».

https://www.abc.es/historia/abci-de...des-y-leyenda-negra-201905290056_noticia.html
 
oie_14131945794qCGl6.jpg

Anton Webern, 1883-1945. Fotografía: Cordon Press

Música y muerte de Anton Webern
Publicado por Pedro Torrijos.

A principios de 1959, el musicólogo Hans Moldenhauer escribió una carta al servicio de archivos del Ejército de los Estados Unidos de América. Solicitaba una copia del informe oficial de los sucesos acontecidos el 15 de septiembre de 1945 en la casa sita en el 101 de Am Markt, en la pequeña localidad alpina de Mittersill, perteneciente al estado federal austriaco de Salzburgo. La petición fue denegada aduciendo que dichos informes no eran de acceso público y que tan solo se mostrarían a aquellas personas participantes en los hechos o a familiares de las mismas. En realidad, los archivos sí eran de acceso público para investigaciones periodísticas, siempre que se especificase el objeto de la pesquisa, por lo que Moldenhauer respondió con una segunda carta:

Muy señor mío,

Si bien ni yo ni ninguno de mis familiares se encontraba presente el día 15 de septiembre de 1945 en el 101 de Am Markt ni en ninguna otra parte de la comarca de Mittersill, considero necesario se me conceda acceso a los documentos solicitados, pues mi investigación trata de aclarar las circunstancias precisas que envolvieron la muerte de uno de los compositores más importantes del siglo XX: Anton Webern.

Atentamente:

Hans Moldenhauer.

Punk

Anton Webern fue un compositor punk sesenta años antes de que existiese el punk. A priori, parecería costoso emparentar a tipos gritones armados de guitarras sucias y furibundas baterías con un señor tranquilo cuya herramienta de trabajo era esencialmente el papel pautado, pero tanto unos como el otro supusieron una revuelta única en sus respectivos territorios musicales, empleando además los mismos mecanismos generadores: precisión y sencillez. Si Dead Kennedys o Ramones respondieron al pomposo rock sinfónico de los setenta disparando descargas de dos minutos y cuatro acordes, Webern construyó una ruptura radical frente a la ambiciosa magnificencia del posromanticismo germánico. A base de piezas pequeñas, mínimas, pero delicadas y precisas como un teorema matemático, el compositor austriaco concentraba todo su esfuerzo en un estricto proceso de destilación. Algo que parecía aplicar a todos los estratos de su vida; hasta a su propio nombre.

Nacido en Viena el 3 de diciembre de 1883 con el nombre de Anton Friedrich Wilhelm von Webern, desde que tuvo capacidad y uso de razón decidió prescindir de sus dos nombres intermedios. Así, cuando en 1902 se matriculó en la Universidad de Viena, solo se llamaba Anton von Webern. El ambiente cultural de la Viena del cambio de siglo era especialmente efervescente; los textos de Sigmund Freud, los proyectos de Adolf Loos o los cuadros de Egon Schiele convirtieron a la ciudad centroeuropea en la capital del continente. También en música, claro. Webern tuvo como compañero de clase a Alban Berg y su profesor de composición, y a la postre mentor, fue Arnold Schönberg. Los tres se llevaban menos de once años. Los tres cambiarían el mundo.

Cuando terminó la carrera en 1908, Webern presentó como pieza de graduación el Passacaglia para gran orquesta, op. 1. Su primera obra. Se trataba de una composición perfectamente tonal y perfectamente adscrita al posromanticismo, lo cual es lógico porque la música de 1908 es aún perfectamente tonal y posromántica. Mahleracaba de estrenar su séptima sinfonía —y todavía le quedan otras tres por componer—, Puccini está haciéndose rico con Madama Butterfly y el propio Schönberg anda dándole vueltas a Pelleas y Melisande. Escuchando el Passacaglia de Webern, la armonía delicadamente simétrica sostenida por una orquestación robusta y voluptuosa recuerda un poco a toda esa música de su momento. Sin embargo, los primeros compases parecen adivinar algo distinto; apenas unas notas libres, casi autárquicas, pellizcadas como gotas que se espacian antes de la tormenta.

Durante la década de los diez, las cosas no le fueron mal a Anton Webern. Trabajó con éxito como director en Danzig o Praga antes de regresar a Viena en 1918 para ayudar a Schönberg en la recién fundada Sociedad para las Interpretaciones Musicales Privadas. En ese periodo, la música de Webern, al igual que la de su mentor o la de Berg, se va volviendo progresivamente atonal. Ya no hay distinciones ni jerarquías armónicas y los modos mayor y menor dejan de tener significado. Pero hay una diferencia respecto a sus compatriotas coetáneos; mientras que Berg y Schönberg siguen apostando por composiciones suntuosas —el ya mencionado Pelleas o la ópera Wozzeckde Berg serían buenos ejemplos—, Webern es cada vez más destilado, más mínimo. Literalmente. Sus Tres pequeñas piezas para cello y piano, op.11, escritas en 1914, son verdaderamente pequeñas: un minuto y medio entre las tres.

Pero no necesita más. Solo dos instrumentos, apenas cuatro timbres en grupos de un puñado de notas concisas, aisladas. El silencio se convierte en catalizador relacional de cada sonido concebido y contemplado como un elemento autónomo. Frente a la monumentalidad orquestal, Webern elabora miniaturas de precisión.

El fin de la música tal y como la conocíamos

Tras la I Guerra Mundial, Webern sigue depurando sus composiciones y también su nombre: la abolición de la nobleza por parte de la Primera República Austriaca en 1919 le obliga a quitarse el «von», cosa que el compositor acepta de buen grado. Para siempre sería solo Anton Webern.

En 1922, pasó a dirigir la Orquesta Sinfónica de los Trabajadores de Viena; misión que fue compaginando con la dirección de la Coral Masculina de Mödling y con su propia labor como compositor, convirtiéndose así en una de las cabezas visibles de la denominada Segunda Escuela de Viena, junto a Berg y Schönberg. Fue este último quien puso patas arriba el mundo de la música cuando, paseando una noche de septiembre, le dijo a su amigo Josef Rufer: «He hecho un descubrimiento que asegurará la supremacía de la música alemana durante los próximos cien años».

El descubrimiento era el dodecafonismo. Llevaba desde 1921 desarrollándolo, pero hasta 1923, una vez completamente definido, no se lo comunicó a sus discípulos. El sistema terminaba definitivamente con la tonalidad: los modos y las claves desaparecían y las armaduras ya no tenían sentido porque ninguna nota era más importante que otra. En una suerte de hiperdemocracia musical, el dodecafonismo postula que las doce notas de la escala cromática, todos los tonos y todos los semitonos, deben sonar el mismo número de veces dentro de cada serie. En palabras del propio Schönberg: «[Un] método de composición con doce tonos relacionados únicamente entre ellos». Es decir, sin ninguna estructura superior.

El dodecafonismo era revolucionario no solo por su sonido, sino también porque, al romper desde la raíz con las formas clásicas, suponía un verdadero esfuerzo para los compositores, acostumbrados a siglos de tradición musical. En ese sentido, era un ejercicio de emancipación. Como los escritores del OuLiPo en los sesenta o los cineastas del Dogma en el 95, la Segunda Escuela de Viena se autoimponía restricciones para ser libre.

Quién sabe si fue por lo de la libertad o por una sensibilidad poco acostumbrada, el caso es que la música dodecafónica no fue especialmente bien recibida. Claro que seguramente ya existían otras razones mucho más peligrosas. En 1926, Webern dimitió de su puesto en Mödling tras el pequeño escándalo que se formó cuando decidió contratar a la cantante Greta Wilheim. Wilheim era una soprano desconocida pero que enseguida demostró la solvencia necesaria para el puesto. El problema es que era judía. No obstante, el compositor consiguió mantener el puesto en la Orquesta de los Trabajadores, lo que, unido a una serie de encargos y trabajos esporádicos como profesor e intérprete particular, le permitió vivir con cierta dignidad.

Con la llegada de los treinta, la atmósfera cultural estaba cada vez más enrarecida. En 1933, pocas semanas después de la llegada al poder de Hitler, Webern fue acusado de judaísmo; acusación falsa pero que contribuyó a que su situación económica fuese cada vez más precaria, lo cual se agravó definitivamente tras la anexión de Austria en 1938. El Partido Nazi incluyó la música de Webern, así como la de Berg y Schönberg, dentro del «arte degenerado», prohibiendo de facto su edición y publicación, así como todas sus posibles interpretaciones y conciertos.

Ni a Berg ni a Schönberg les afectó su condena al ostracismo: el primero había muerto de una septicemia en 1935 y el segundo llevaba viviendo y trabajando en Estados Unidos desde 1933. Webern decidió no abandonar Austria. Hay quien, a posteriori, le achacó una cierta tibieza frente al régimen nazi, pero, posiblemente, el compositor amaba más a su tierra que a su futuro, por incierto que pareciese. Según sus documentos, para 1940 Webern no tenía ningún ingreso regular y vivía con ciertas penurias manteniéndose gracias a los ahorros y al patrimonio familiar.

Pero seguía componiendo. En 1941 comenzó a escribir su opus 31: Cantata n.º 2 para soprano, bajo, coro y orquesta. Si sus compañeros de Viena habían regresado puntualmente a la música tonal en obras panorámicas como Moises y Aarón o Lulú, la música de Webern se mantuvo fiel, minuciosa y exacta. Poco más de quince minutos en seis movimientos, ninguno de los cuales supera los tres minutos y medio. Cada nota, un timbre; cada timbre, un territorio independiente.

El 7 de diciembre de 1941 Webern trabajaba en la cantata, que sería su última composición. Mientras tanto, al otro lado del mundo, el almirante Isoroku Yamamoto lanzaba trescientas cincuenta y tres aeronaves japonesas sobre el puerto hawaiano de Pearl Harbor. Al día siguiente, los Estados Unidos entraban en la II Guerra Mundial.

La guerra

La guerra estaba tratando bien al soldado de primera Raymond Norwood Bell. Ya era cocinero en su pueblo natal de Wayne, Carolina del Norte, así que durante la contienda se ofreció para el puesto y consiguió pasar mucho más tiempo entre fogones y cazuelas que con el fusil M1 en las manos. Tampoco es que el trabajo de cocinero militar fuese especialmente agradecido; apenas tenía ratos libres y, a menudo, vivía sus jornadas encerrado en dependencias no demasiado salubres haciendo todo lo posible para que sus compañeros no le tirasen el restringido menú del ejército a la cara. Eso sí, al menos permaneció lo máximo posible alejado de la primera línea de fuego y, cuando se lo podía permitir, combatía la tensión o el tedio con unos cuantos tragos de bourbon que conseguía escamotear de las provisiones de los oficiales. Un tipo inquieto y risueño, Bell se había alistado en el 43, cumplidos ya los veintisiete, y había llegado a Italia como parte del Séptimo Ejército de Infantería durante la segunda oleada de la campaña. Junto al VI Corps, participó en la toma de Roma en junio del 44 y en la subsiguiente invasión aliada del sur de Francia en verano de ese mismo año.

Para finales de 1944 Anton Webern ya había dejado de componer. Las tropas aliadas avanzaban hacia Alemania desde ambos frentes y la correspondencia que escribía está salpicada de referencias a bombas, privaciones, destrucción y la total descomposición del orden civil. Los vieneses comienzan a abandonar la ciudad y los saqueos están a la orden del día: «Se llevaron todos nuestros objetos de plata», dice en una carta. Pero ni el robo ni los horrores de la guerra le pesan tanto como la muerte de su hijo Peter, caído en la retirada del frente ruso en febrero de ese año. Webern no puede componer y casi no puede pensar. La culpa y la desesperación se amontonan sobre los bombardeos que, para marzo del 45, caen a diario sobre la capital de Austria. Explosiones, chillidos partiendo el aire en sirenas y fuego de artillería antiaérea. A finales de mes, las autoridades alemanas comienzan la evacuación civil de la ciudad y, el día 30, Viernes Santo, Anton y su esposa Minna empacan sus pertenencias en dos maletas y se marchan de Viena. Tres días después llegan a la casa de campo que la familia posee en la localidad alpina de Mittersill, en el estado de Salzburgo.

Tras la capitulación alemana el 8 de mayo de 1945, las fuerzas aliadas se repartieron las zonas de ocupación y a la división de Raymond Bell le fue asignada la provincia austriaca de Salzburgo. A Bell le parecía un lugar idílico para pasar el verano hasta que se licenciase: en el Tirol austriaco, rodeada de bosques y lagos y con las cumbres de los Alpes en el horizonte. A finales de agosto llegó como reemplazo al pequeño pueblo de Mittersill, junto al río Salzach. Allí las cosas se desarrollaban plácidamente, los paisanos les trataban con respeto y, con frecuencia, les hacían partícipes de las celebraciones locales. Tan solo había un cierto problema con el contrabando que los propios americanos vendían a los habitantes del pueblo y que el ejército estaba decidido a resolver. La mañana del 15 de septiembre, los mandos de contrainteligencia acuartelados en Zell am See ordenaron al sargento Murrayel arresto del contrabandista local Benno Mattel. Esa misma noche, un grupo de seis soldados acudió a la casa de Mattel en el 101 de Am Markt, junto al mercado de la localidad. Bell se quedó haciendo guardia en el jardín delantero. Estaba algo nervioso y, al haberse olvidado la petaca, deambulaba de un lado a otro de la verja con su M1 Garand entre las manos.

El verano de 1945 había sido revitalizante para Anton Webern. En Mittersill se había reunido con diecisiete miembros de su familia, incluidas sus tres nietas pequeñas, sus dos hijas mayores y sus respectivos maridos, que habían regresado sanos y salvos del frente. Paseaba a menudo por el bosque y por la orilla del Salzach y sentía que su ánimo regresaba. Tenía sesenta y un años y se notaba con ánimo para volver a componer. Sí, en cuanto afinase el piano, estaba decidido a volver a escribir música. El 15 de septiembre, su hija Christine les invitó a cenar en su casa junto al mercado, en el 101 de Am Markt.

La cena fue todo lo jovial que debía ser. Anton y Minna contaron sus penurias en la ciudad mientras que el marido de Christine, Benno, relataba sus días en el frente. Al final de la cena deslizó sobre la mesa una pequeña caja de puros como regalo a su suegro. Eran de contrabando y, gracias a sus contactos, sabía que, esa misma noche, soldados americanos iban a arrestarle. Precisamente por eso, la familia acostó a las tres niñas en el otro extremo de la casa. Después se sentaron en la mesa de la cocina, abrieron una botella de Schnapps y esperaron el arresto. Cuando llegaron los soldados americanos y desenfundaron sus pistolas, Webern decidió apartarse del alboroto, cogió su encendedor, uno de los pocos objetos de plata que aún conservaba, y salió a fumar un puro al jardín delantero.

El soldado de primera Raymond Norwood Bell vio la silueta de un hombre aparecer por la puerta principal. «Oiga, no puede usted salir», le dijo en inglés mientras le apuntaba con el M1. El hombre era menudo y algo mayor, pero llevaba un objeto metálico en la mano. ¿Qué era? ¿Era una pistola? Bell vio un fogonazo salir del extremo del objeto. Apretó el gatillo.

Se escucharon tres disparos, únicos, aislados. Cada disparo, un timbre; cada timbre, un agujero en el abdomen de Anton Webern.

Lo que pasó después

En 1961, el musicólogo estadounidense de origen alemán Hans Moldenhauer publicó La muerte de Anton Webern: un drama en documentos. En el ensayo relata los hechos y circunstancias que rodearon la muerte del compositor austriaco. Algunos precisos, otros borrosos. En 1978, escrito junto a su mujer Rosaleen, publicó un nuevo libro: Anton von Webern: una crónica de su vida y su obra. Como su nombre señala, este segundo volumen habla de la vida y, sobre todo, de la música de Webern. Y esta siempre fue precisa.

Anton Webern tan solo escribió treinta y una composiciones en vida; un corpus completo que comprende poco más de tres horas y media. Sin embargo, su influencia fue capital en la música de la segunda mitad del siglo XX. Desde John Cage hasta Karlheinz Stockhausen, György Ligeti e incluso Ígor Stravinski, quien había abominado del dodecafonismo, lo recuperó en sus últimas obras. Tras leer el segundo volumen de los Moldenhauer, Pierre Boulez grabó la obra completa de Webern. Ocupa seis discos. La música y la muerte del creador austriaco siguen siendo uno de los campos base de compositores y musicólogos de todo el mundo, hasta el punto de que, en 2014, se estrenó en Nueva York la ópera La muerte de Webern, escrita por Michael Dellaira con libreto del poeta J. D. McClatchy y basada en el primer libro de Moldenhauer.

Ninguna de estas publicaciones, grabaciones o conciertos afectó a la vida del soldado de primera Raymond Bell, porque había muerto en 1955 en su pueblo natal de Wayne, Carolina del Norte, a consecuencia de una peritonitis aguda producida por el alcoholismo. Tenía treinta y nueve años. Según palabras de su esposa, cada vez que Bell se emborrachaba caía en un estado de depresión, ansiedad y arrepentimiento por lo que sucedió en Mittersill una noche de septiembre de 1945. Es difícil saber si Bell llegó a escuchar alguna vez la música de Anton Webern, pero es seguro que, en esos días borrosos de bourbon, recordaba el sonido de tres disparos y el timbre de las tres últimas palabras que pronunció el compositor. Únicas, precisas, exactas: «Es ist aus». Se acabó.


Serie de las Variaciones para piano, OP. 27. Clic en la imagen para ampliar.
https://www.jotdown.es/2019/05/musica-y-muerte-de-anton-webern/
 
Jacques Chaban-Delmas, el primer ministro que jugó en Roland Garros
Fue nombrado primer ministro francés por Pompidou en 1969
img_lbuxeres_20190529-215515_imagenes_lv_terceros_1969_1-kECE-U462563594086irF-992x558@LaVanguardia-Web.jpg

El ex primer ministro francés, Jacques Chaban-Delmas, jugando a tenis (Bruno Barbey / Magnum Photos)
PEDRO HERNÁNDEZ
31/05/2019 07:00 Actualizado a 31/05/2019 08:02

Nombrado en 1969 primer ministro de Francia por Georges Pompidou, presidente en tres ocasiones de la Asamblea Nacional, candidato a la Presidencia de Francia en 1974, Jacques Chaban-Delmas fue un excelente atleta. “Chaban”, como le llamaban sus amigos, fue seleccionado en 1945 para el equipo nacional francés de rugby, el deporte que junto al tenis fue su gran pasión, llegando a competir en Roland Garros, además de ser asiduo en los torneos franceses que se disputaban en la Costa Azul.

Hijo de un ingeniero (Pierre Delmas), y de una profesora de música (Georgette Barruin), Jacques Delmas nace el 7 de marzo de 195 en París. Alumno del Lycée Lakanal, descubre allí el rugby. Pero su afición deportiva se abre al tenis el 4 de junio de 1927, cuando apenas tiene 12 años. Hasta esa fecha jamás había visto jugar al tenis. Su madre le acompaña para presenciar la final de los Campeonatos Internacionales de Francia que enfrentaba a René Lacoste y al estadounidense Bill Tilden. Fue uno de los mejores partidos de la historia del Grand Slam francés, que en aquella época se disputaba en los terrenos de la Faisanderie ,propiedad de la sociedad Stade Francais. René Lacoste vence en 5 enormes sets (6-4, 4-6, 5-7,6-3 y 11-9) y desata la pasión del público.

El rugby y el tenis fueron las pasiones de Delmas

El pequeño Jacques quedó entusiasmado, y acabó convenciendo a su madre para que le llevara al día siguiente a presenciar la final de dobles. La jugaban Henri Cochet y Jacques Brugnon ante René Lacoste y Jean Borotra. Ganaron los primeros, pero los entonces llamados ‘Mosqueteros’ del tenis francés, tenían un nuevo fan. “Fue lo más bello que había visto nunca”, confesó Jacques Delmas años después.

A los pocos meses, tras el divorcio de sus padres, Jacques convenció a sus amigos en Saint Georges d’Oleron, isla en la que la familia tenía una mansión, para comenzar a jugar al tenis. En la gran plaza de tierra frente a la Iglesia del pueblo, fabricaron una red con una cuerda e hilos de tela, y marcaron con tiza las líneas de pista. Jugaban con una pelota de caucho, que tenía un bote muy alto, pero que la preferían a las convencionales porque se secaba muy rápidamente si caía en algún charco.

Su afición deportiva se abre al tenis el 4 de junio de 1927, cuando apenas tiene 12 años. Hasta esa fecha jamás había visto jugar al tenis

En 1931, Jacques ya era jugador de Segunda Categoría en la clasificación francesa con licencia por el Racing Club de Francia. El tenis le apasionaba, pero en casa sólo escuchaba el mensaje de sus padres que repetían sin cesar “no debes distraerte de lo importante que son tus estudios de bachillerato”. Jacques comienza sus estudios universitarios de Derecho en la facultad de París, donde se diploma en economía política y derecho público en 1937.

En 1938 inicia su servicio militar en el 37 Regimiento de Infantería de Bitche (Moselle) y pasa a la Reserva en 1939 en Saint-Cyr. Cuando estalla la II Guerra Mundial, Jacques Delmas es subteniente del 75 Batallón Alpino en el macizo Authion, cerca de Niza, y conocido por defender la Linea Maginot. Jacques Delmas no soporta la derrota y pasa a formar parte activa de la Resistencia, donde entre otros conoce a Marcel Bernard, uno de los grandes tenistas franceses.

Jacques elige ‘Chaban’ para su nombre en clave, en referencia al castillo de Chaban. En 1943, es nombrado delegado militar nacional, y poco después general de brigada. En agosto de 1944 participó en la Liberación de París junto al general Leclerc. Fue nombrado caballero de la Legión de Honor. Jacques incorpora de forma definitiva Chaban a su apellido.

img_lbuxeres_20190529-215515_imagenes_lv_terceros_chaban-delmas_1-kECE--656x482@LaVanguardia-Web.jpg

El extenista Jacques Chaban-Delmas (Otros)
Tras la Guerra, regresa a la actividad deportiva y se convierte, paso a paso, en un atleta de alto nivel. Se centra básicamente en el rugby, y sólo juega al tenis para distraerse, en especial partidos de dobles. “Un equipo de rugby son 15 atletas, viriles, con un sentimiento común de amistad y solidaridad. Un doble del tenis es diferente. Es menos de equipo, pero quizás el vínculo de una pareja es mucho más próximo, más íntimo”, explicó Jacques Chaban-Delmas.

Con 40 años y una carrera política brillante, Henri Pelliza, uno de sus grandes amigos y excelente tenista, le convence para que compita. Chaban-Delmas está absolutamente fuera de forma, y contrata los servicios de Alfred Estrabeau, que fue uno de los mejores entrenadores del tenis francés y estuvo años afincado en España ayudando al equipo de Copa Davis. “Para jugar al tenis se necesita entusiasmo, pero eso no vale. Necesitas trabajo”, dijo Chaban-Delmas.

En 1955, compite en los torneos de Menton, Niza y Monte Carlo. En 1956 pierde en primera ronda del doble mixto de Roland Garros formando pareja con Mirtyl Brunnarius. Su actividad política no le permite una gran actividad en pista, y juega pocos torneos. En 1960 forma pareja con Henri Cochet en un amistosos entre Francia e Inglaterra. En 1961 se apunta a la previa de Roland Garros, pero pierde en primera ronda ante el estadounidense John Lesch.

img_lbuxeres_20190529-215515_imagenes_lv_terceros_chaban_delmas_2-kECE--656x1029@LaVanguardia-Web.jpg

Jacques Chaban-Delmas, ex primer ministro francés y tenista (Otros)
En 1965, junto a Pelliza, gana la prueba de dobles del Campeonato Nacional de Francia y, en 1968, vuelve con su amigo a disputar el doble de Roland Garros, donde son derrotados por Gorostiaga y Pretorius. Chaban-Delmás siguió participando cuando su agenda lo permitía, en torneos de veteranos. “Siempre ordené mi agenda dejando espacios para el deporte”, explicó Chaban Delmás, que en su intensa etapa política tenía como profesor de gimnasia a Maurice Rousseaux, uno de los grandes del atletismo francés. Se ejercitaba dos veces por semana, a las 7.30, en los jardines presidenciales. También seguía la llamada ‘dieta jockey’: no fumaba, no bebía, dormía siete horas por día, y comía cuando tocaba.

En una de sus reflexiones durante su etapa de primer ministro, Chaban-Delmas habló de la importancia del tenis en su vida. “Juego al tenis por amor al deporte y su higiene. El tenis es importante para mi alegría en la vida, y la única actividad en la que sentí el miedo escénico, lo que me hizo mucho bien”.
https://www.lavanguardia.com/deport...acques-chaban-delmas-roland-garros-tenis.html
 
El rock de Klopp
  • DAVID GISTAU
Lunes, 3 junio 2019 - 08:15


15594989662880.jpg

Klopp, durante la celebración del Liverpool. JUAN MEDINA REUTERS
En la final se cruzaban personajes carismáticos, hinchadas vibrantes y recuerdos recientes de algunos partidos que hicieron de esta Champions la más divertida de la que uno tiene recuerdo. Todo ello no evitó que el partido fuera un peñazo de gran calibre. Hasta el punto de que, cuando una stripper saltó al campo, a uno le dio por pensar que casi habría sido mejor escoltar fuera del césped a los jugadores y dejarla a ella dentro. Ese show es el único que no da Klopp. Todavía.

Uno siempre será comprensivo con las decisiones pragmáticas que toma un entrenador para sacrificar el espectáculo a cambio de garantizar la victoria. Lo comprenderé siempre, lo mismo en el fútbol que en el boxeo, donde soy admirador del inteligentísimo estilo elusivo de Mayweather pese a que muchos espectadores se sienten estafados porque reduce la cantidad de golpes del combate como la de goles un equipo defensivo. También soy comprensivo -se nota que he desayunado mirando la bahía de Nápoles porque lo comprendo todo y amo a todos en general- con lo abrumados que pueden sentirse por el peso de la final jugadores que, como los del Tottenham, la pisan por primera vez y con una acongojante sensación de ser para su hinchada los primeros hombres en la Luna.

Pero, comprendiéndolo todo, y aceptando que Klopp mató el partido porque le convenía -y porque Mané y Salah no aportaron el vértigo que suele completar su armazón táctico y su presión asfixiante-, no deja de resultar frustrante que dos equipos tan agitados e insubordinados como éstos eligieran precisamente la final para volverse aburridos. Y lo que es peor: nerviosos y torpes, sobre todo los Spurs. Un penalti en contra en el primer minuto puede ser, sin duda, un contratiempo psicológico. Lo que los boxeadores llaman golpe en frío, que no ha de ser confundido con el lucky-punch. Pero tampoco puede acabar con el partido como si el Tottenham, bastante estresado ya por la ocasión en sí, hubiera recibido, con 89 minutos por delante, un tiro de gracia emocional prematuro del que no había modo de regresar. La desaparición de Kane cuando más falta hacía, así como de Lucas y Son, los goleadores providenciales en las remontadas, son ilustrativas de esta mentalidad quebradiza que nos sirve como prueba de que, en la Champions, saberse parte de un linaje aristocrático concede una fuerza mental añadida de la que carece el equipo con complejo de advenedizo. El Liverpool en eso se parece al Real Madrid. Tiene ese mismo nosequé que en el Madrí es aún más notable y le permite ganar Champions sin que nadie entienda cómo lo hizo, sin que lo entiendan, sobre todo, los que llevan décadas persiguiéndola. Como el RM, el Liverpool siente que Europa es su hábitat, su ambiente patrimonial. Y por eso acaba de ganar su sexta copa de Europa a pesar de que no agarra una Premier desde hace más de 30 años. Es miembro de ese club restringido en el cual no se le retiran las credenciales al Milan por más que lleve ya unas cuantas temporadas sepultado en la mediocridad.

Pero, aun así, qué aburrido. Fue tan aburrido que me acabo de dar cuenta de la faena que los españoles hicimos a los espectadores europeos con la final de Lisboa. Primero, porque estos partidos endogámicos, entre equipos de una misma competición, tienen menos interés que aquellos que cumplen con el motivo por el que fue inventada esta competición: chocar con equipos extranjeros en un tiempo en que aún eran misteriosos y desconocidos. Y, segundo, porque, cuando desaparece la emoción con la que uno vive la final en la que participa su equipo, a veces queda desnuda, carente de coartadas, la baja calidad del partido. Como en Lisboa y, el sábado, en Madrid. Hubo que esperar a que todo acabara para disfrutar al menos de la gloria de un escudo clásico, anterior al fútbol de jeques, y el llanto de la banda de Klopp, un hombre que, enfrentado al cuarteto barroco de Guardiola, dijo lo mismo que nosotros durante el mourinhismo: «Prefiero el rock duro». Ou-yea.

https://www.elmundo.es/deportes/futbol/2019/06/03/5cf41116fc6c8301388b45de.html
 
Nueve pioneras de la ilustración española ignoradas por la historia y que nunca es tarde para descubrir

Creación cultural

El Museo ABC rescata en una exposición la obra de ilustradoras prácticamente desconocidas, que marcaron un antes y un después en el dibujo de nuestro país
Dibujantas recopila más de 130 obras de unas 40 ilustradoras que se podrán ver hasta el 22 de septiembre

Francesc Miró
04/06/2019 - 21:57h
Maria-Angeles-Lopez-Roberts-Muguirojpg_EDIIMA20190530_0788_20.jpg

Detalle de 'Estampas españolas, tipos de Ronda', de María Ángeles López Roberts, una de las pioneras de la ilustración que se puede ver en 'Dibujantas'

Antes de convertirse en la sede de la Sección Femenina de la Falange, el Lyceum Club Femenino fue refugio y lugar de reunión de las intelectuales y artistas más combativas del Madrid de los años veinte. Luego llegó Serrano Suñer que, sin mover ni un mueble, se apropiaría del edificio para ponerlo al servicio de las actividades 'femeninas' que convenían al fascismo.

Con todo, el local habría albergado antes de aquello algunas de las actividades más punteras de la historia del feminismo en España. Entre ellas, en 1931, se celebró el I Salón de Dibujantas, una exposición pionera que con el tiempo significaría una de las poquísimas celebraciones de su tiempo comprometidas con dar visibilidad a las mujeres artistas españolas, que se las veían y deseaban por intentar hacerse un hueco en el mundo del arte y la cultura, patrimonio mayoritario del hombre.

Cuando las mujeres figuraban en exposiciones a principios del siglo pasado, solían ser tratadas con la condescendencia propia de quien no considera el arte como un oficio sino como un mero entretenimiento. Eran vistas como 'señoritas' que pintaban o ilustraban por ocupar el tiempo ocioso con una actividad cuya elevada cuota intelectual era reservada para los hombres. Pocas veces se las trataba como profesionales del medio.

Por eso resulta tan importante reivindicar y recordar a quienes trabajaron la ilustración para ganarse el pan. Así lo explican las paredes de Dibujantas, una exposición del Museo ABC que reúne más de 130 obras de unas 40 ilustradoras que abarcan un largo período, desde finales del siglo XIX hasta la actualidad.

Un recorrido histórico que pretende "rescatar del olvido a pioneras y dibujantas como la copa de un pino que tuvimos en nuestro país, pero que han estado guardadas en un almacén", como explica a eldiario.es Josefina Alix, historiadora del arte y comisaria de la exposición junto a Marta González Orbegozo. Gracias a su trabajo de investigación, ahora podemos conocer y admirar las obras de algunas de las pioneras del dibujo en nuestro país. Muchas de ellas olvidadas durante años.

Madame Gironella
Madame-Gironella_EDIIMA20190530_0782_5.jpg

'Medidas exactas', de Madame Gironella. Blanco y Negro, 10 de marzo de 1900. Óleo y barniz sobre cartulina.



La primera mujer con la que nos encontramos nada más entrar en la exposición es Madame Gironella. "Una ilustradora de una calidad extraordinaria de la que se sabe poquísimo", describe la comisaria Marta González Orbegozo. "Por no saber no se sabe ni su nombre real", añade Josefina Alix. Miembro de la aristocracia francesa, huyó de su hogar y de su país por escapar de su familia, que le prohibió dedicarse al mundo del arte. Se vino a España y aquí se casó con un hombre apellidado Gironella, y desde entonces empezó a firmar como Madame Gironella.

A partir de 1899 comenzó a publicar ilustraciones en las prestigiosas revistas Blanco y Negro, Arte y Letras,La Época o La Ilustración Española y Americana, en la que trabajó con una asiduidad muy notable compitiendo con una gran mayoría de hombres. Desgraciadamente, a partir del año 1902, se pierde completamente su rastro.

Victorina Durán
Victorina-DuranJPG_EDIIMA20190530_0820_5.jpg

'Disfraces de fantasía para jóvenes', de Victorina Durán. Enero de 1936. Collage de gouache y grafito sobre papel y sobre cartón.



Otra de las figuras que destacan en las paredes de Dibujantas es Victorina Durán. "Una mujer extraordinaria, un terremoto, alguien que espero que merezca más atención en el futuro", opina Josefina Alix. Además de ilustradora, fue escenógrafa y figurinista de teatro, donde trabajó con Margarita Xirgu y Cipriano Rivas Cherif entre muchos otros nombres distinguidos.

Con el estallido de la Guerra Civil se marchó al exilio en Argentina. El Teatro Colón y Cervantes de Buenos Aires la tuvieron como escenógrafa. Además pudo exponer su trabajo en el mundo del dibujo en Uruguay, Brasil, Chile, Alemania o Francia. No regresó definitivamente a España hasta la década de los 80. "Aquí expuso muy poco y nunca encontró el reconocimiento que merecía", afirma la comisaria de Dibujantas.

Manuela Ballester
Portada-Manuela-Ballester-Blanco-Gouache_EDIIMA20190530_0809_5.jpg

Portada de Manuela Ballester. Blanco y Negro, 20 de octubre de 1929. Gouache y tinta sobre cartulina y sobre cartón.



El trabajo de Manuela Ballester se encuadra en la vanguardia valenciana. Fue pintora, dibujante, ilustradora, cartelista, fotomontadora y escritora; feminista, progresista y de fuertes convicciones republicanas. "Pero también fue la mujer de Josep Renau, y aunque tenía un talento extraordinario, su obra quedó eclipsada por la figura de su marido", explica Marta González Orbegozo. Josep Renau fue una de las personalidades más importantes de las artes visuales en la España del siglo pasado. Manuela Ballester, su mujer y responsable de algunos carteles que, erróneamente, se atribuyen al artista valenciano, no ha gozado de la misma relevancia histórica.

En 1939 Manuela, junto a su madre, sus dos hermanas y sus dos hijos, tuvieron que atravesar los Pirineos y terminaron en el campo de refugiados de Argelès-sur-Mer. Poco después consiguieron reunirse con Renau en París y, en mayo de 1939, se exiliaron en México. Allí trabajó en el taller de David Alfaro Siqueiros haciendo murales, aunque también hizo carteles para publicidad, para cine, propaganda política -destacando su cartel dedicado al voto femenino en las elecciones al Frente Popular de 1936-, así como ilustraciones en revistas de los exiliados españoles como España Peregrina, Las Españas, Mujeres Españolas o Boletín de Información de los Intelectuales Españoles.

Ángeles Torner Cervera
atc_EDIIMA20190530_0780_5.jpg

'Portada', de a.t.c. Junio de 1936, Gouache y grafito sobre cartulina



Ángeles Torner Cervera firmaba sus obras siempre como a.t.c. Así, en minúscula, aunque su aportación a las artes visuales españolas fue todo lo contrario. Se inició en el dibujo de manera autodidacta, ilustrando un periódico casero que hacía con sus hermanos, "pero llegó a ser una de las más destacadas y prolíficas ilustradoras de la primera mitad del siglo XX, pionera en el campo de la ilustración gráfica y el dibujo de moda", describe Marta González.

Colaboradora asidua de Blanco y Negro, además de ilustración hizo libros infantiles e historietas que ella misma escribía. "Su obra tiene una variedad de estilos absolutamente increíble", afirma la comisaria. Bien es cierto que viendo el puñado de creaciones suyas que puede verse en Dibujantas, uno puede reconocer desde trazos del futurismo, a influencias del surrealismo, el cubismo o el art déco.

Piti Bartolozzi
Piti-BartolizziJPG_EDIIMA20190530_0815_5.jpg

'El dragón de Villacabezotas', de Piti Bartolizzi. Gente Menuda, 25 de septiembre de 1932. Gouache, tinta y grafito sobre cartulina



Hija del gran dibujante e ilustrador Salvador Bartolozzi, Piti, como se hacía llamar Francisca, dedicó la mayor parte de su carrera a la ilustración infantil en literatura, aunque también hizo, como muchas otras compañeras de generación, escenografía en teatro.

En el Madrid sitiado de 1936, trabajó en tareas de propaganda en El Altavoz del frente, al servicio de la causa republicana. Evacuada a Valencia en 1937, continúa su labor como autora e ilustradora de cuentos infantiles al tiempo que, en colaboración con el escritor Antoniorrobles, intenta llevar a cabo un proyecto de revista infantil llamado Sidrín, que solo llegó a contar con un número cero. Entre los numerosos trabajos y dibujos en torno a la guerra, destaca su serie de seis grabados titulada Pesadillas infantiles, que se expuso en el Pabellón Español de la Exposición Internacional de París de 1937 y que actualmente forma parte de la colección del Museo Reina Sofía.

Laura Albéniz
Silvestre-Almanaque-Blanco-Negro-Collage_EDIIMA20190530_0808_5.jpg

'En la noche de San Silvestre. Almanaque de la vida breve', de Laura Albéniz. Blanco y Negro, 3 de enero de 1926. Collage de tinta y gouache sobre dos papeles.



Hija del compositor Isaac Albéniz, Laura Albéniz fue educada en un ámbito cultural burgués de clase alta. Se formó en Londres, París, Niza y Barcelona. Fue autodidacta en el aprendizaje del dibujo y la pintura, y sus obras pronto empezaron a cotizar entre la élite cultural parisina. En 1906 hizo su primera exposición individual en el Musée Moderne de Bruselas, cuando tan solo tenía dieciséis años. Su faceta como ilustradora arrancaría dos años después con las ediciones ilustradas de La aldea ilusoria y El peregrino ilusionado de Gregorio Martínez Sierra.

La guerra civil supuso para ella el encarcelamiento de su marido en Barcelona y la muerte de su hijo "de la que nunca se recuperó", según las comisarias. Poco a poco alejada de sus amistades, su salud se fue degradando hasta fallecer de un cáncer de pulmón a los 54 años. "Nos dejó una extensa y asombrosa obra, además de una ingente correspondencia que mantuvo con grandes personalidades de la música y del arte", explica Josefina Alix.

María Gallástegui
CfakepathPortadas-Blanco-NegroJPG_EDIIMA20190530_0835_5.jpg

'Primavera' y 'Amigos', de Mª Pilar Gallástegui Badet. Blanco y negro, enero de 1926 y febrero de 1929. Gouache sobre cartulina.



La copista en el Museo del Prado María Gallástegui publicó su primera ilustración en 1925, cuando tan solo tenía diecisiete años. Fue portada de la revista Blanco y Negro, donde empezó a publicar asiduamente, además de hacerse un hueco en la ilustración de los años veinte. "Otra mujer machacada por la guerra y un matrimonio conflictivo", afirma Josefina Alix. En 1929 contrae matrimonio con el pintor Joaquín Díaz Alberro, doce años mayor que ella. En dos años tuvo dos hijos, y se apartó de su arte a pesar de haber expuesto en varias ocasiones.

Su divorcio no fue legal hasta 1935. Entonces desapareció de registros y revistas durante años. Se sabe que en 1938, en plena guerra civil, era profesora en una colonia de Torrent, cerca de Valencia, con escolares evacuados de los frentes de guerra. "Luego sobrevive a la posguerra hasta que en el año 57 emigra a Perú, y malvive del grabado. Una artistaza que nunca fue reconocida", añade Alix.

Marga Gil Roësset
grabados-roessetJPG_EDIIMA20190530_0834_5.jpg

'Ofrenda de amor' y 'Sin título', dos grabados de Marga Gil Roësset.



Marga Gil Roësset "es conocida por una desgracia, pero ojalá se pueda quitar de encima eso y la gente reivindique su obra como lo que es: una magnífica y muy sugestiva ilustración", explica Josefina Alix. La desgracia a la que se refiere la comisaria es su final: la ilustradora se suicidó a los veinticuatro años enamorada del Nobel Juan Ramón Jiménez. Se dedicaba, mayormente, a los libros infantiles. Con doce años ya había ilustrado obras que estaban en la mejor tradición de los simbolistas ingleses. Quiso ser escultora y "podría haber llegado muy lejos en esta disciplina, porque apuntaba muchas maneras", según relata la comisaria.

"Pero se enamoró de Juan Ramón Jiménez y era íntima amiga de su novia. No podía traicionar a su amiga ni amar al poeta... y se pegó un tiro con 24 años. Se perdió una artista maravillosa", describe. En la exposición del Museo ABC se pueden ver dos obras suyas absolutamente fantásticas que hizo cuando solo tenía 15 años.

Maria Rosa Bendala Lucot
Maria-Rosa-Bendala-Lucot_EDIIMA20190530_0787_5.jpg

'Nati. Concurso de portadas', de María Rosa Bendala Lucot, Blanco y Negro, núm. 2.260 11 de noviembre de 1934 Gouache sobre cartulina.



Rosa Bendala fue una figurinista de éxito en todos los teatros de variedades de Madrid. También fue directora de vestuario de cine, llegando a trabajar con realizadores como Edgar Neville o Ladislao Vajda. Fue una de las primeras mujeres en entrar como vocal en la unión de dibujantes españoles.

También ejerció como catedrática de dibujo en el Instituto Hispano-Marroquí de Ceuta, donde se trasladó en 1934. Tiempo en el que expuso en la Exposición Nacional de Bellas Artes y en el Salón de Otoño, además de ver sus figurines habitualmente en el Teatro de la Zarzuela. Pero el dibujo no le dio para vivir siempre. En los cincuenta cursó estudios de restauración para poder trabajar en una tienda de muebles y antigüedades.

https://www.eldiario.es/cultura/arte/nueve-pioneras-ilustracion-espanola_0_904310291.html
 
«Con el estómago lleno, suben las notas»
15,60 euros es el coste promedio de la comida escolar anual de un niño en las 18 regiones más pobres del planeta, dice Elisalex Löwenstein, presidenta de la ONG escocesa Mary's Meals en España
lowenstein-kIcF--620x349@abc.jpg


SeguirÉrika Montañés@emontanes
Actualizado:13/06/2019 02:22h

Organización Internacional Mary's Meals. Así se llama la ONG escocesa distinguida ayer en el marco de los premios sociales de la Fundación Mapfre. Poco conocida todavía en España, recogió el premio a su labor humanitaria la presidenta en España, la alemanaElisalex Löwenstein, marquesa viuda de Serdañola.

Dicharachera y afectuosa, por la conversación con Elisalex emana la misma «llamada» que dice haber sentido ella en una peregrinación a Medjugorje cuando escuchó por primera vez a Magnus MacFarlane-Barrow, padre de 7 niños y a quien la revista «Time» escogió como una de las cien personalidades más influyentes del mundo. Ella había llegado al santuario bosnio en busca de un refugio a su nueva situación civil, y lo encontró en una charla de este hombre, que representa lo contrario al «arquetipo» de empresario filántropo y con dinero. Su familia pertenece al campo y al sector de la piscifactorías, tiene 55 años, empezó con 24 su labor altruista y contribuyó de manera activa a la reconstrucción de Haití tras el terremoto devastador, colaboró en el reparto de ayuda humanitaria en la zona asolada por la Guerra de los Balcanes, y patenta una profunda transformación, en conjunción con Cáritas, en Malawi. «Al oírlo tuve la sensación de que algo explotaba dentro de mí. Me encontraba fuera de sitio, en un festival lleno de jóvenes, con una tarea por delante. "Tengo que actuar", pensé, y empecé entonces una etapa crucial de mi vida», recuerda con emoción Löwenstein.

«En España comenzamos un puñado de amigos. La sede en Escocia nos proporciona material. Vamos haciendo amigos, ganando voluntarios, pero no nos gastamos en publicidad ni acciones promocionales, por eso es tan poco conocida. El 93% de lo que recauda Mary's Meals va directamente a su fin», cuenta a ABC Löwenstein, afincada desde hace décadas en Barcelona.

resizer.php

- BELÉN DÍAZ




«Nos estamos olvidando de África»
«España se está olvidando de África», lamenta hoy la presidenta en España de Mary's Meals. Precisamente, Magnus la sedujo al comentar su experiencia en noviembre de 2002, cuando al aterrizar en Malawi, en medio de una hambruna tremebunda, acompañó a un sacerdote a visitar a una mujer moribunda en su choza, rodeada de sus seis hijos. Eduard, el primogénito, esbozó a Magnus su sueño: «Un plato para comer».

«La curva de las notas sube imparable tras las primeras comidas»
La premiada por Fundación Mapfre como mejor entidad por su trayectoria social garantiza que el mejor libro de enseñanzas es un plato de comida. Y, a partir de ahí, se llenan las aulas, baja la abstención escolar, mejora la salud de los niños de los 18 países más pobres del planeta, donde actúan. «Con el estómago lleno, puedes estudiar. Si no...», dice Löwenstein. Antes de darles un libro, proporcionan a las madres y voluntarias de la entidad lo necesario para que cocinen en los mismos colegios paupérrimos donde estudian sus hijos. Alimentan cada día en comedores escolares a 1.425.013 alumnos en África, Asia, América Latina, Europa del Este y Caribe. «La curva de la notas empieza a subir de manera impresionante tras las primeras comidas», se satisface Elisalex, que recuerda a la primera niña, ya mujer, graduada en Económicas y Empresariales a la que han dado de comer estos últimos años en Malawi. Era huérfana cuando le dieron su primera comida y abandonó el colegio por hambre.

Esta ONG ha calculado el coste promedio global de dar de comer a un niño en una de estas cochambrosas aulas: 15,60 euros al año.

Mary's Meals en España
Actualmente, una veintena de personas componen Mary's Meals España. Han inspirado el libro editado por Planeta «El cobertizo que alimentó a un millón de niños», con un mensaje realmente bonito. «Lo que hacemos es comprar la materia prima de agencias locales, se lleva el alimento al colegio, no el dinero. Mary's Meals se hace socio de cada colegio, organiza grupos de madres voluntarias para cocinar y otras voluntarias. El trabajo de estas mujeres es enorme e imprescindible. Salen temprano a oscuras, caminan entre una y dos horas, sacan el agua de la bomba, cocinan en ollas gigantescas, cantan, ríen y bailan». Löwenstein, de 75 años de edad, agrega: también se han sumado los primeros hombres, abuelos, tíos...
https://www.abc.es/sociedad/abci-estomago-lleno-suben-notas-201906130222_noticia.html
 
Ella Fitzgerald, la dama del Jazz
Hoy se cumplen 23 años del fallecimiento de la que para muchos fue la “Reina del Jazz”.
ella-fitzgerald-500x315.jpg

Álex González el 15 jun, 2019

Hablar de Jazz es complicado, porque en este género musical la improvisación y el papel del artista son fundamentales y marcan esa diferencia. Un estilo que nace como contraposición de la cultura afroamericana a la música de Europa. Su origen se remonta a finales del Siglo XIX en Estados Unidos, pero su eclosión tiene lugar en la década de los años 20 del siglo pasado.

Muchos catalogan el Jazz como un arte que va más allá de ser una simple música para destacar en el baile popular. Lo bueno, y lo malo, que tiene este género es su complejidad. Tiene muchas influencias, entre las que destaca el “Blues” donde se recogían los lamentos e historias en forma de desahogo, de los trabajadores de las plantaciones de algodón. En su mayoría estos cantantes venían del denominado como “Delta del Mississippi”. Otra gran influencia viene derivada del rock sureño de ciudades como Nueva Orleans, de los sonidos rasgados del “Ragtime” o de los ritmos “Bop” del momento.

Y entre tanta mezcla, destacan los artistas. Personas que en su mayoría han pasado por situaciones de sufrimiento al borde del descalabro emocional. Incluso vidas marcadas por los abusos o los malos tratos, como los que padeció la artista a la que hoy rendimos homenaje. Y aquí aparece la Gran Diva de la canción de Jazz como es Ella Fitzgerald. Una artista que forma la Santísima Trinidad de las mejores cantantes de Jazz de la historia junto a Billie Holiday y Sarah Vaughan, y que según a quién preguntes te situará a cada cual en el podio como la verdadera “Reina del Jazz”. Os dejo un aperitivo con uno de sus grandes temas. “Time After Time” es un tema escrito por el letrista Sammy Cahn para una película de Frank Sinatra, y que ella incluye en su álbum “Whisper Not” en 1966.

Una y otra vez, me oirás decir
que soy tan afortunada de amarte


Una y otra vez, me digo a mí misma
que soy tan afortunada de amarte
Tan afortunada de ser el que corres a ver
Por la noche cuando acaba el día


Solo sé, lo que sé
Los años pasarán y demostrarán,
que has mantenido mi amor tan joven, y tan nuevo


“Time After Time ”, Ella Fitzgerald, 1966.


Una mujer que nació en 1917 en Newport News, ciudad situada el este del estado de Virginia y que destaca por su gran actividad naval. Una cantante que era negra, pobre y mujer. La diva del Jazz tuvo una infancia complicada, cercana a la prostit*ción y las drogas. Huyendo de los citados anteriormente abusos de su padrastro, y cultivando su música por las calles del barrio neoyorquino de Harlem. Su primo recogía las ganancias de las actuaciones pasando un sombrero. El Jazz fue una filosofía de vida para este distrito y también una fuente de industria musical. Un lugar por donde pasó la también aclamada Billie Holiday.

En el año 1934, y con sólo 17 años, la vida de Ella Fitzgerald cambió de repente. Durante una actuación en el Teatro Apollo, dentro de una “Noche de aficionados” salió al escenario y cantó para un público que no dudó en concederle el primer premio esa velada.En un principio no iba cantar, solamente bailaría, pero víctima del temor por una actuación anterior se decidió por el cante.El premio le daba la oportunidad de cantar en el teatro durante una semana, algo que no se cumplió debido a las pintas desaliñadas que portaba Fitzgerald. No he conseguido obtener grabaciones del momento, pero sí que sabemos las dos canciones que cantó aquella noche. La primera fue “Judy”, y la segunda “The Object Of My Affection”. Aquí os dejo este segundo tema, cantado por Ella en otra ocasión.


Durante sus primero años grabó más de 150 temas junto a la orquesta del directo Chick Webb. Se acercó mucho a otro de los grandes cantantes de la música negra como fue Louis Armstrong. Poseía una voz que en ocasiones parecía infantil. Después se unió a una gira a mediados de los 40 por la cual se dio conocer ante el público estadounidense. Una década después, ya en los 50, grabó trabajos junto a figuras del Jazz como Duke Ellington o Cole Porter, y participó en su primera película “Pete Kelly’s Blues” de 1955.

Una cantante que apreció el cambio de los ritmos swing donde las orquestas tenían un papel preponderante, hacia los acordes “Bop”, y que comenzó a incluir dentro de sus repertorios las famosas “Canciones Scat”que se basaban en improvisar sílabas, melodías y ritmos utilizando la voz como si fuese un instrumento más. Aquí os dejo una muestra de lo que eran esos “Scatting” con el tema “How High The Moon”. Una maravilla.


En algún lugar hay música

¿Cuánto de débil es la melodía?

En algún lugar hay el cielo

¿Cuánto de alta esta la luna?

No hay una luna arriba

Cuando el amor esta también tan lejos

Hasta que se haga realidad

Y me ames como yo te amo

“How High The Moon” Ella Fitzgerald, 1966.


Apartada de las actuaciones durante una década, fruto de una grave enfermedad, se aupó como una figura habitual del cine y de la televisión. Además se sumergió en giras musicales de 45 semanas al año y pasó por los mejores sellos musicales.

Uno de sus álbumes más vendidos fue un directo en 1960 desde Berlín llamado “Ella in Berlin: Mack the knife”. A los cuales también habría que sumar el que grabó en la Casa de la Ópera “At Opera House”, otro en Roma “Ella in Rome” y el que grabó en el Crescendo Club en Hollywood, Los Ángeles, llamado “Twelve Nights In Hollywood”. Todos ellos muy recomendables.

Pero no podemos acabar este repaso a la biografía de Ella Fitzgerald sin escucharle cantar el mítico “Summertime”. Más aun si forma un dueto con el cantante que antes hemos mencionado, Louis Armstrong.

El verano, y la vida es algo fácil.

Los peces saltan y el algodón está alto.

Oh, tu Papá es rico

y tu Mamá es guapa

Así que silencio, pequeño bebé, no llores

Una de estas mañanas te vas a levantar cantando.

Y extenderás tus alas y te irás al cielo.

Pero hasta esa mañana, no hay nada que pueda hacerte daño.

Con papá y mamá esperando.

“Summertime” Ella Fitzgerald y Louis Armstrong.


Una mujer que se enfrentó a las barreras raciales de su país, y que fue reconocida como una embajadora cultural. Además en 1987 fue galardonada con la “Medalla Nacional de Las Artes” que entrega el Congreso de los Estados Unidos, y también con la “Medalla Presidencial de la Libertad” que es el honor no militar más alto que existe en la tierra del algodón.

Su última aparición en televisión data de la ceremonia del 50 cumpleaños de la leyenda del boxeo Muhammad Ali. Hablamos del año 1992, solamente 4 años antes de fallecer, y en ese momento cantó para todo el mundo “Too Close For Confort”.

Sea firme, sea justo,

esté seguro, tenga cuidado

En su guardia, cuídese,

mientras haya tal tentación.

Una cosa lleva a la otra,

es demasiado tarde para correr a cubierto

Ella está demasiado cerca

para la comodidad de ahora

Too close for comfort”, Ella Fitzgerald, 1992.


En definitiva, hablar de Ella Fitzgerald es hacerlo sobre la que quizá fuese la mejor cantante de Jazz dentro de la rama del swing. Una de esas voces que salió de la pobreza, que se ganó el pan demostrando su talento en la calle, y a la que un golpe de fortuna hizo ganar aquel primer premio de la “Noche de aficionados”. La cantante fallecía tal día como hoy hace 23 años víctima de una diabetes que arrastró durante años, y todo ello sumado a un derrame cerebral. Una artista para la historia, que es la primera gran diva de la canción, y que cuenta con 13 Grammys a sus espaldas, y el reconocimiento de su nación.

https://abcblogs.abc.es/toques-surenos/biografias/ella-fitzgerald-la-gran-musa-del-jazz.html
 
Última edición:
Aitor Arregui: “O mucho me equivoco, o en breve las casas no tendrán cocina”
El artífice de Elkano reflexiona sobre el éxito, la sostenibilidad o el legado de la familia
img_hmacia_20190614-170155_imagenes_lv_terceros_aitor_arregi4-783-kddC-U4628510280628sC-992x558@LaVanguardia-Web.jpg

Aitor Arregi (Elkano)
CRISTINA JOLONCH
16/06/2019 00:05 Actualizado a 16/06/2019 03:36

Cuando se cumplen cinco años desde que murió Pedro Arregui, un revolucionario “sin proponérselo” del arte de asar a la parrilla, su hijoAitor Arregui mantiene el timón de Elkano, el asador que atrae a Guetaria a comensales de todo el mundo para probar el mejor rodaballo.

El guipuzcoano cuestiona las políticas de pesca y advierte de que las próximas generaciones nos acusarán de terroristas de la Tierra. Arregui, que fue futbolista profesional durante once años, se considera transmisor del legado que recibió de ese personaje a quien él se refiere siempre como “el padre”.

La semana que viene viajará a Singapur donde se celebra la gala de The Worls 50 Best Restaurants. Eso hace suponer que Elkano entrará en el ranking de los mejores restaurantes del planeta.

Todo es muy subjetivo, y aunque es de agradecer que algunos puedan poner en ese foco nuestra casa, creo que el mundo es muy grande y yo no conozco los restaurantes como para valorar cuáles son los mejores.

¿Se siente un poco intruso en ese mundillo de los grandes chefs?

Mi padre siempre decía que había dos cosas que no le gustaban nada: una era la mentira y la otra la arrogancia. Él nos recordaba siempre que abría su casa todos los días para compartir lo que había en el entorno en un lugar sencillo. Y es verdad que dentro de la sencillez de un fuego, que reconozco que tiene su complejidad, sigo pensando que hacemos aquello que hacían nuestros antepasados: poner encima de un fuego paleolítico el animal y usar el conocimiento del entorno para hacerlo lo mejor posible. A eso se le llamaba asar, porque yo me acuerdo que había asadores y luego estaban los restaurantes, donde había cocineros.

“Parece que hay más interés por los asadores, pero en realidad seguimos haciendo lo mismo desde hace generaciones, que es poner sobre del fuego paleolítico el conocimiento del entorno”

Y ustedes no se sentían cocineros.

Es que nosotros somos un asador, algo de toda la vida, aunque ahora estén en boga. Pero lo que hoy es tendencia no lo será dentro de un tiempo, porque habrá otra tendencia. Ahora por fortuna ha habido una revolución de la mano de Bittor Arguinzoniz en el mundo del fuego. Y parece que desde el exterior hay más interés por los asadores, pero en realidad seguimos haciendo lo mismo desde hace generaciones, que es poner sobre del fuego paleolítico el conocimiento del entorno.

¿Qué ha aportado Bittor Arguinzoniz desde Etxebarri?

Ha hecho que los cocineros hayan querido asar. Él ha traído la técnica y la revolución de la combustión, poniendo el mismo producto en diferentes fuegos con distintas maderas. La gente ha ido a su casa y les ha gustado ver que en vez de poner la típica chuleta, que está genial, le ha dado una vuelta y ha afinado llevado a la excelencia la parrilla. Y los cocineros han querido trasladar ese punto de excelencia a su cocina. Bittor ha conseguido algo que hace diez años no ocurría y es que el cocinero quiera asar y el asador quiera cocinar. Y que hoy dentro de las cocinas se ase y dentro de los asadores se cocine.

“Bittor Arguinzoriz ha conseguido algo que hace diez años no ocurría y es que el cocinero quiera asar y el asador quiera cocinar”

Visto con perspectiva, ¿le parece que la aportación que en su día hizo Elkano fue aún mayor que la de Etxebarri?

Prefiero hablar de bueno, de malo o regular, de lo que me gusta o lo que no me gusta que hablar de si algo es mayor o menor. El padre, sin proponérselo, hizo otras revoluciones: poner la cabeza de la merluza encima de un fuego, y que eso, cincuenta años más tarde, esté en la culinaria de todo el mundo y que se sigan asando cabezas cuando lo único que se hacía con ellas era dejarlas para hacer sopa. Eso es una revolución culinaria. Y mucho más grande es la repercusión económica que habrá tenido, cuando a sus amigos pescadores hace medio siglo no les pagaban esa cabeza. Estamos hablando de una revolución no sólo de la cocina sino del entorno.

Y de sostenibilidad, algo que Pedro Arregui defendió mucho antes de que se pusiera de moda el término.

Se trataba de no tirar y sobre todo de poner en valor algo que antes se despreciaba. Y como eso, aportó la idea de poner las pieles del rodaballo en la parrilla, asar el pescado entero y no comer sólo el tronco sino todo el animal; también la cabeza, la carrillera, el cogote, e intentar trabajar con el concepto de que Guetaria es un puerto selectivo, no de arrastre. Hay muchas cosas que probablemente están más ligadas al primer sector que al ámbito de la cocina, y yo me siento muy cercano a ese primer sector.

“Hay muchas cosas que probablemente están más ligadas al primer sector que al ámbito de la cocina, y yo me siento muy cercano a ese primer sector”

Más cerca del pescador que del restaurador.

Sí, porque creo que en nuestra casa la mejor cocina es el Cantábrico y el mejor cocinero es el marinero, con todo lo que sabe. “Compra bien e intenta no estropearlo” es la frase que he escuchado cientos de veces en casa. Porque el padre era un parrillero, y aunque creo que tenía muy buena mano, si le dabas una anchoa del día anterior no la hacía buena. La primera premisa es que el entorno es algo que vivimos a diario y que nos emociona. A mí me late el corazón cuando estoy todo el día con Faustino Xumeta, Iñaki Arralde, con Bulle, con Pisbe, con Manuela, con Juanjo. Y me gusta preguntarles: ¿Dónde has estado? Y que te digan en Zabalarri, Ketarri y las zonas donde han pescado. Eso probablemente sea lo más interesante que nos han trasladado desde la cocina del padre.

¿Qué pasará cuando no estén esas personas a las que cita? ¿Le asusta pensar en el relevo?

Me impone mucho respeto y me preocupa muchísimo el devenir del entorno. No se está haciendo la transmisión de este saber hacer de ese primer sector, como imagino que tampoco se está haciendo en muchos otros entornos. La gente no quiere ir a la mar y será por algo. Igual no se valora la singularidad de lo que traen como se podría valorar. Y si no hacemos esa transmisión de conocimiento tenemos los días contados para poder comer productos diferentes. Por eso nosotros estamos documentándolo todo.

“Creo que en nuestra casa la mejor cocina es el Cantábrico y el mejor cocinero es el marinero”

¿Qué documentan?

Primero hicimos un trabajo sobre el paisaje culinario para saber de dónde venimos. Porque cuando yo llegué a casa en 2002, después de haberme dedicado profesionalmente al fútbol, quería saber muchas cosas. Me preguntaba de dónde viene la parrilla y por qué asamos, y eso no estaba datado, porque la cultura de los vascos ha sido transmitida oralmente y con ella el conocimiento de la parrilla. Desde hace unos años, con la idea de preservar el Cantábrico, documentamos el conocimiento de los pobladores: los influjos lunares, las mareas, las técnicas de pesca, la trazabilidad y todas esas historias.

Pero hay algo que es imposible transmitir a través de documentos: ese conocimiento más intuitivo que usted aprendió de su padre. ¿Está pasando ese legado, además de dejarlo escrito, a alguien más?

Mi suegro vendía neumáticos en Catalunya y cuando yo aún tenía pelo, me decía: “Rubio, la izquierda trasera la tienes gastada”. Y yo decía, ¡Me cago en la leche! Miraba los neumáticos traseros a izquierda y derecha, y los veía idénticos. Y sé que nunca sabré qué rueda está más gastada que la otra, pero él estaba todos los días viendo neumáticos, clasificándolos, uno a uno, arre, arre. En todos los sectores pasa lo mismo: si uno está con los marineros todos los días y elige el pescado en la caja y en la red, al final se acostumbra a notar pequeñas diferencias que cada vez le parecen más grandes. Es el trabajo, trabajo y trabajo lo que hace que puedas ir mejorando y sabiendo más.

“Desde hace unos años, con la idea de preservar el Cantábrico, documentamos el conocimiento de los pobladores”

¿A quién le está enseñando usted esas cosas que sólo se aprenden con la experiencia?

A los chicos que están en casa, entre ellos Ujal, que limpia pescado todos los días y ya sabe qué es qué y me dice: “Aitor, este tiene esto o lo de más allá”. Y le ponemos una x, un signo más, o dos o tres.

Cuente quién es Ujal.

Un chico que vino de la mano de la fundación Raíces. Llegó de Bangladesh mirando al suelo, escondiendo la mirada detrás de un flequillo grande, con un miedo interno tremendo. Nuestro cometido era que fuese uno más en esta casa, que es la casa de mi padre, la casa de Pedro. Y que algún día pudiese salir de aquí para hacer su vida, pero afianzado como persona. Lleva cinco años y fue como un relevo de mi padre, porque llegó cuando él se había marchado y ha sido para mí un reto grande. Porque llegaba desde una cultura diferente, con unas costumbres diferentes a una casa de un arraigo muy cerrado en que todo está muy marcado por las transmisiones educativas que hemos tenido. Ujal empezó limpiando platos y llegó con tanto hambre de aprender que ha sido un ejemplo y a los cinco años probablemente sea quién más conoce el pescado de Elkano, junto con Pablo y con Koldo.

“Ujal, un chico de Bangladesh, empezó limpiando platos y ahora probablemente sea uno de los que más conoce el pescado de Elkano”

¿No puede entender el restaurante de otro modo que como una familia?

Es imposible, porque no es un restaurante: es la casa de Pedro.

¿Sigue aprendiendo de su padre, aunque ya no esté?

Él se fue de este mundo diciendo que estaba aprendiendo. Y mal va aquel que no está aprendiendo todos los días. Al volver de Alemania, donde trabajó para Telefunken, mi padre abrió el bar, y en vez de dar el vermut de garrafa, decidió darlo de botellín porque le gustaba más. “¿Pero cómo vas a dar de botellín, si todo el mundo da de garrafa?”, le decían. “Es el que me gusta, se lo he dado a probar a los amigos y ya no quieren otro”. Mi padre siempre hizo lo que le gustaba, y eso, junto con el aprendizaje y el deseo de compartir desde el respeto lo que nos da el entorno, es lo que seguimos haciendo desde una constante evolución.

“Mi padre se fue de este mundo diciendo que estaba aprendiendo. Y mal va aquel que no está aprendiendo todos los días”

¿Cómo era la relación entre padre e hijo?

Nos buscábamos mucho mutuamente. Cuando estaba fuera en el mundo del fútbol, me llamaba tres veces al día. “¿Qué has comido?”. Eso era siempre era lo primero y lo más importante.

¿Por qué dejó el fútbol profesional para volver a casa?

Es que el fútbol fue una circunstancia. Mis padres nos educaron para ser, como ellos decían, “gente de bien” y nos transmitieron a mis hermanas y a mí que hay que ayudar en casa. Y nosotros lo hacíamos, desde el mostrador, la parilla, llevando y trayendo cosas o lo que fuere. Y hubo un momento en que mientras yo estudiaba Ingeniería vino alguien proponiéndome ir a jugar a futbol a Vitoria. Mi padre con buen criterio dijo: “Tú no vas a comer de esto, así que estudia y si quieres ir a jugar a fútbol vas”. Fui al Alavés a hacer una prueba de seis meses con la condición de seguir estudiando y los fines de semana volvía a echar una mano en casa. Seis meses se convirtieron en un año más en el Alavés y luego un año más y otro y otro. Once años en el mundo del fútbol que no fueron algo buscado: un año más y después el ascenso, y luego me requería un equipo y luego otro.

“Lo que me gustaba era jugar, pero no todo lo que rodeaba al fútbol. De la misma manera que me gusta el restaurante y no lo que rodea al restaurante”

¿Qué fue lo mejor de ser futbolista?

Lo que me gustaba era jugar, pero no todo lo que rodeaba al fútbol. De la misma manera que me gusta el restaurante y no lo que rodea al restaurante. Jugar me entusiasmaba y fueron once años fantásticos, siempre volviendo a casa para ayudar cuando tenía fiesta. Pero en 1998, cuando estaba en el Villarreal, le dije a mi padre: “Aita, en el 2002 vuelvo a casa”. Le había dado mi palabra y volví el 18 de junio de 2002, aunque había equipos que nos hacían propuestas. Y cuando entré en Elkano, el hombre me dio una palmadita en la espalda y me dijo, “Ahora, a trabajar”. Para él era como si me hubiera dado vacaciones once años.

También le gustaba salir de vinos con sus compañeros de equipo.

Eso era el tercer tiempo, que es lo mejor del deporte y lo mejor de la vida. Nosotros cuando terminamos el servicio nunca nos vamos sin despedirnos. Y a veces con la gente de la sala abrimos algo y comentamos las jugadas del día. Es nuestro tercer tiempo, y eso hace equipo, tanto en el deporte como en la hostelería. Uno más uno más uno más uno para hacer uno.

“Nosotros cuando terminamos el servicio nunca nos vamos sin despedirnos. Y a veces con la gente de la sala abrimos algo y comentamos las jugadas del día. Es nuestro tercer tiempo, y eso hace equipo”

En Guetaria la principal competencia de Elkano es Kaia, propiedad de sus primos. ¿Cómo lo llevan?

Genial. El martes de hace dos semanas cené en el Kaia y la semana pasada comí allí, sentado al lado de mi primo. Le llevo doce días y nos bautizaron en la misma iglesia; nuestros padres iban de vacaciones juntos y cuando mi padre no podía salir, mis tíos me metían en el coche y me llevaban a Benidorm con sus tres hijos, como si fuese un hijo más. De chaval comía a las 12 en Elkano y a las 12, 30 volvía a comer en el Kaia porque siempre tenía hambre. Según fuimos creciendo, jugamos juntos y cuando empecé en el fútbol Igor dedicaba sus vacaciones a ir adonde yo jugase. Cuando salíamos con los de la cuadrilla se iban de fiesta, Igor y yo teníamos que trabajar tanto en el Kaia como en Elkano y cuando terminaba uno recogía al otro y nos íbamos adonde los amigos. Teníamos el mismo trabajo y hacíamos la misma vida.

Pero un día cogieron el relevo de sus respectivas casas.

Fue cuando yo volví, y cada uno lo llevamos de una forma, como dos casas que nos defendemos. Siempre le digo Igor: Pepsi o Coca Cola va bien. Si entra Kas o Mirinda igual nos joden, pero es bonito que unos prefieran Pepsi y otros Coca Cola. Tanto él cómo yo sabemos a quién ha de llamar cuando tiene un problema y es la gente de fuera la que imagina una rivalidad que no existe.

“Creo que soy un buen compañero porque me preocupa el que está al lado. Y que soy un muy mal jefe porque no sé mandar”

Ambos son restaurantes que tienen a muchos cocineros reconocidos como clientes.

No sé en otras casas qué pasa, pero en otros pueblos no se asa pescado en la calle como en Guetaria. Y probablemente eso ha hecho que hayamos sido un pueblo al que mucha gente de la culinaria ha venido a ver qué Cristo montan estos vikingos que ponen encima del fuego el pescado.

Usted se siente cómodo en el papel de cuentacuentos pero prefiere hablar de los demás que de usted mismo. ¿Es un buen líder?

Creo que soy un buen compañero porque me preocupa el que está al lado. Y que soy un muy mal jefe porque no sé mandar. Formo parte del equipo y no puedo tener una segunda cara, porque necesitaría muchas máscaras. Estoy encantado de que mi mujer esté encima de las cosas porque ella sí sabe valorar y hacerlo bien. Y estoy encantado con Pablo Vicari, el jefe de cocina, porque él es un poco más marcial y sí sabe mandar. Diría que mi mejor virtud es ser buen compañero y uno de mis muchos defectos es que hay que sacarme de la caja porque como tenga que cobrar, ya estamos en números rojos. Odio los números.

“Diría que mi mejor virtud es ser buen compañero y uno de mis muchos defectos es que hay que sacarme de la caja porque como tenga que cobrar, ya estamos en números rojos”

Le gusta la sala.

Eso sí, en el momento en que tengo que organizar la sala, las mesas, las notas, el pescado, en el “arre arre arre” me veo muy cómodo. Me gusta mucho el arte, la música, la pintura. Mi madre pintaba bien y yo creo que mi gusto por el arte, por la música, por la pintura va unido a la sensibilidad.

¿Es un reflejo de esa sensibilidad su necesidad de observar cada día el paisaje?

Necesito bajar y estar con Fautino Xometa o subirme junto al árbol y otear dónde está un barco o dónde esta otro. Necesito ver a Juanito y preguntarle cómo tiene su guisante, que el año pasado se le secó todo. Y decirle: “Juanito, tranquilo, que vamos a comprar el txakolí”. Me emociona mucho el uno contra uno. Mirarnos a los ojos, como mi padre decía que había que mirar al pescado para ver si está fresco; verle las manos al agricultor y ver qué le ha pasado en la tierra o mirar las manos del pescadero.

“Mi madre pintaba bien y yo creo que mi gusto por el arte, por la música, por la pintura va unido a la sensibilidad”

¿Lo que más le atrae del restaurante está fuera?

Está fuera de los ladrillos, aunque los ladrillos también son muy importantes.

¿ Si no se marease cuando navega, le hubiese gustado ser pescador?

Me gustaría compartir mucho más la mar con ellos, aunque voy a veces. Me hubiera gustado ir lejos, a por atunes, pero lo paso fatal. Aunque la sala también es muy emocionante. Yo siempre he dicho que he tenido dos maestros: uno fue Pedro, pero infinitamente mejor que él, con perdón, han sido los que se sientan. No se puede hacer una idea de todo lo que nos da emocionalmente el que se sienta. El restaurante cobra vida desde ellos.

“Es que cada rodaballo es distinto porque el que lo hace diferente es el que se sienta. Según cómo bandea el cliente, el rodaballo cambia”

¿El hecho de que el pescado sea cada día distinto hace que no tenga la impresión de repetir siempre la misma función, enseñando cómo comer el rodaballo y distinguiendo cada parte?

Es que cada rodaballo es distinto porque el que lo hace diferente es el que se sienta. Según cómo bandea el cliente, el rodaballo cambia y hay que ser un poco psicólogo, porque hay clientes que quieren que les expliques, otros prefieren que los dejes tranquilos porque han venido para hablar con su pareja o que vienen a comer y no quieren que les cuentes historias. Y es el cliente el que hace que ese animal se convierta en una cosa u otra.

Usted habla de terroir, de que un pescado sabe diferente según qué ha comido y dónde ha comido. ¿No cree que estamos muy lejos de ese grado de conocimiento cuando ni siquiera sabemos distinguir la temporalidad de cada pescado?

La cuestión es que nos estamos desculturizando en lo culinario. O mucho me equivoco, o en breve las casas no tendrán cocina. Tendrán como mucho una nevera y un microondas. No hay nadie que guise y vamos a trabajar a toda leche, luego hacemos deporte, luego volvemos… Ya nadie se levanta pensando que va a hacer aquel guiso. Cada vez menos gente pensamos en lo culinario porque tenemos otras cosas en la cabeza, que no digo que sea mejor ni peor, pero es la realidad. Nuestra generación y la anterior nos hemos criado en una cultura de cocina a fuego lento y ahora en un minuto se prepara y se come, nos llenamos y nos vamos. Comemos tomates que no se enferman, zanahorias que no se enferman y alimentos cada vez más insípidos y hemos olvidado la temporalidad de los productos.

“Ya nadie se levanta pensando que va a hacer aquel guiso. Cada vez menos gente pensamos en lo culinario porque tenemos otras cosas en la cabeza”

¿Qué nos ha pasado?

Que el transporte ha hecho que tengamos de todo en todas partes y en todo momento. En los colegios de nuestros hijos se ha comido pescado de Dios sabe dónde y aquí se ha pagado el verdel a 0,33. Cada vez somos menos naturales porque estamos dejando de leer el entorno, y la inmensa mayoría empieza a pensar que la leche sale de un tetrabrik y el pescado de una fábrica.

¿Los gobiernos han jugado sucio utilizando la pesca como moneda de cambio?

No entra en mi lógica que se dividan por fronteras y banderas elementos que andan en la mar libres y que se mueven por latitudes: dile a una anchoa que es francesa o es española. Probablemente en la naturaleza el único elemento que sobra es el hombre y el problema no está ni en el pescado ni en el tomate. Somos nosotros quienes lo desnaturalizamos todo. Se hacen unas leyes que marcan que España puede pescar tanto atún: en el Cantábrico diez piezas, en el sur otras diez, en el Mediterráneo otras diez. Y luego se les ocurre a los del Cantábrico decir, nosotros este año no vamos a pescar y os vendemos nuestra cuota a los del sur. Eso se da y lógica natural no tiene si de lo que se trata es de preservar la especie. Habrá leyes que están bien hechas y contribuirán y otras que no las entiendo.

“Probablemente en la naturaleza el único elemento que sobra es el hombre y el problema no está ni en el pescado ni en el tomate”

Por suerte la biología es sabia y mantiene los ciclos a pesar nuestro.

Pero con los medios que tenemos cada vez estamos haciendo más daño a la naturaleza. Y si seguimos en esta dinámica las próximas generaciones nos señalarán como los terroristas de la Tierra.

¿Cuándo era un chaval el mar era mucho más rico?

Decir mucho más es quedarse corto. Esto está camino de acabarse, no sólo el pescado sino el entorno. Y son cosas que no se entienden porque no se quieren entender. Porque hacemos las leyes desde la tierra cuando habría que hacerlas desde la mar. Jamás entenderemos desde otras latitudes el problema que hay, sobre todo si nunca hemos salido a la mar y hemos visto los movimientos. Antes la anchoa entraba en la boca de Orio y venía a desovar, pero hace unos años que no lo viene porque han puesto una depuradora que al pueblo de Orio puede que le venga muy bien. Algunos puertos para que no nos resbalemos están echando lejía para que no haya musgo. Habrá que empezar a cambiar muchas cosas si no queremos que digan que hemos matado la naturaleza. Porque estamos en ese camino.

“Hacemos las leyes desde la tierra cuando habría que hacerlas desde la mar. Jamás entenderemos desde otras latitudes el problema que hay, sobre todo si nunca hemos salido a la mar “

¿Qué se puede hacer desde los restaurantes, para empezar?

Jorge Oteiza decía: “Van a hacer el Guggenheim ahí, ese monstruo grande, si lo que hay que hacer es en cada pueblo un taller para que los chicos sepan lo que es el arte y lo vivan. Y que tallen, y que pinten, y que escuchen música. Y luego se podrá hacer un espacio grande para que podamos ir todos”. Los cocineros igual tampoco tenemos que hacer grandes propósitos como si fuéramos a salvar el mundo del mar. Yo creo mucho en esa idea de Oteiza. ¿Por qué no hacemos cada casa uno a uno; el Kano, Kaia, y otro y otro. En el uno más uno es, creo, donde podremos empezar a salvarnos para hacer luego la casa grande. A cada comensal que nos visita hay que mimarlo y explicarle el por qué de las cosas para que él, si quiere, lo cuente a otros. Creo más en eso que en las grandes causas. Vamos a poner espacios pequeños en cada pueblo para que luego se pueda hacer un espacio grande.

¿Hay mucha palabrería en la gastronomía?

La hay en todos los ámbitos. Creo que hay dos clases de personas: las que hacen y las que se dedican a hablar de los que hacen, y probablemente hay mucho más de lo segundo que de lo primero. Y es complicado avanzar así en cualquier gremio

“Creo que hay dos clases de personas: las que hacen y las que se dedican a hablar de los que hacen”

Y hay pillería: en algunas pescaderías se da gato por liebre.

Mi abuela Joxepa decía que tomaba café dos veces al año y el resto tomaba achicoria. Pero ella sabía cuándo tomaba achicoria y cuándo tomaba café. Y yo me pregunto por qué a mi suegra le acaban de vender chipirón a 8 euros el kilo como si fuera de Guetaria cuando yo al chipironero se lo pago a 22. ¿Por qué no ponemos de dónde viene, sin engañar a nadie, y llamamos al café café y a la achicoria achicoria?

En otros sectores eso no ocurre.

Cuando vamos a comprar un coche lo tienes muy claro: Renault 2, Audi, 4, Porsche, 8. Y nadie duda que todos son coches. Lo mismo con las teles: puedes elegir entre una Sony, una “Fanjunhem” o una “Hachjanten” y sabes que una cuesta dos, y la otro es más cara porque es de una gama superior. ¿En qué momento en la culinaria nos hemos metido todos a llamar a las cosas para confundir? Sería tan fácil como explicar que aquí hay poca anchoa por lo que sea, que la hemos traído de Italia y vale tanto. Y esta es la de aquí y vale esto. Las cosas se irían valorando y sería uno de los elementos para preservar el entorno. Pero seguimos tratando de llamarle café a la achicoria.

“Pedro no llevaba nada bien los reconocimientos. Él valoraba el elogio del que está sentado en la mesa, el reconocimiento diario, que a mí también me parece el más interesante”

¿Fue muy duro que les llegara la primera estrella Michelin justo después de que muriera su padre?

Pedro no llevaba nada bien los reconocimientos. Y nada bien es nada bien: lo llevaba fatal. Él valoraba el elogio del que está sentado en la mesa, el reconocimiento diario, que a mí también me parece el más interesante. Como también lo es que te señalen los desaciertos para que no nos pensemos que esto son matemáticas y para recordar que todos los días hay que estar despierto con la sal, con la cocción, con la evisceración. Luego, cuando vienen los reconocimientos de afuera, los recogemos con un poco de reparo y me viene a la cabeza el padre.

Usted decía que él solía recordar que al animal hay que mirarle a los ojos y comprobar que aún están vivos y que a usted también le gusta mirar a las personas a los ojos. ¿Percibe ese cariño, hacia usted y hacia la casa?

Siempre he dicho que mientras Elkano esté vivo mi padre estará vivo. Yo no velé a mi padre y creo que eso es malo. No sé si algún día le velaré pero le tengo en mí. Y le tengo en Faustino cuando hablo con él. Y cada día aparece en frases, en nombres, cuando vas a elegir un pescado u otro te acuerdas de lo que te dijo. Y cuando viene un cliente y te lo recuerda, y cuando asas y dices “Esto no lo puedo hacer así porque sería faltarle a él o a su forma de ser”. No es Pedro sólo, ahí está la abuela Joxepa y un montón de gentes que ha pasado por casa y estás defendiendo una forma de ser.

“Siempre he dicho que mientras Elkano esté vivo mi padre estará vivo. Yo no velé a mi padre y creo que eso es malo”

Más allá de dar de comer.

No estás dando de comer. Yo Elkano no lo tengo como un negocio en el que facturo, doy de comer y ya está. Se trata de mantenerles vivos desde su filosofía y su forma de ser y el mayor trabajo que tenemos ahora mismo es seguir transmitiendo para que siga vivo el legado de Pedro y muchas gentes. Yo sigo comprando al hijo de Xometa y creo que en nuestras miradas están las miradas de Faustino, de Joxepa, de Pedro. Y que el reto está en enseñar a los chavales a observar con aquella mirada. Cuando mi padre se fue, nadie me hablaba del parrillero. Nadie me dijo, “Era un parrillero de la hostia”, sino “Qué buena persona”. Y al final lo que queda son los valores; en la parrilla, en el fútbol y donde sea. A mí me gustará que eso valores no se perdieran, porque cuando se va el Cid no sabes si el caballo va a seguir tirando. Pero aquí seguimos, construyendo nuevos Pedros, ya veremos por cuantas generaciones.

https://www.lavanguardia.com/comer/...is-vasco-aitor-arregui-estrella-michelin.html
 
María de Molina, la madre coraje que sobrevivió como reina en un mundo de hombres
Fue algo más que una reina, madre y abuela de reyes. Fue una mujer con gran sentido de Estado, que supo ganarse el respeto de sus súbditos y la consideración del resto de las monarquías de la época. Viuda desde muy joven, le tocó vivir una de las épocas más turbulentas de la historia castellana, pero, sin embargo, logró mantener el prestigio y la autoridad real.
maria-y-fernando-kxi--620x349@abc.jpg

María de Molina presenta a su hijo Fernando IV de Castilla en las Cortes de Valladolid de 1295. - Antonio Gisbert (Archivo del Congreso de los Diputados)

MadridActualizado:17/06/2019 00:58h


La Historia también pertenece a las mujeres. Puede que su escaso relato en las crónicas y literatos de la época hayan contribuido a un desconocimiento sobre el protagonismo femenino hoy. Sin embargo, se pueden mencionar a muchas figuras de gran relevancia que contradicen todo lo que se da por supuesto en la Edad Media, entre ellas, sin duda, María de Molina, un personaje extraordinario en el mundo hispánico y en el curso de los acontecimientos históricos, tanto, incluso, como lo sería más tarde Isabel la Católica.

María de Molina fue Reina consorte de Castilla durante el reinado de su esposo Sancho IV «El Bravo» (hijo de Alfonso X), así como regente por partida doble con su hijo Fernando IV y su nieto Alfonso XI. Es decir, una mujer que contribuyó en tres reinados distintos a lo largo de su vida, y cuya actuación política fue decisiva para la continuación de la Corona castellana. Se desconoce cuándo y dónde nació exactamente, aunque la historiografía la sitúa alrededor de 1260. Su nombre real es María Alfonso de Meneses, hija de Don Alfonso de Molina (hermano de Fernando III), y de su tercera esposa Doña Mayor Alfonso de Meneses. Por tanto, prima del Rey Alfonso X, y tía segunda de Sancho IV, con quien contrajo matrimonio.

La polémica de un matrimonio
La unión marimonial entre María de Molina y Sancho IV estuvo llena de controversia desde el primer momento. El parentesco por consanguinidad hizo que la Iglesia no aceptara el casamiento, de modo que se les negó la dispensa papal. El Papa Martín IV calificaba a los esponsales de «nupcias incestuosas, gran desviación e infamia pública». Por otro lado, supuso también un desafío del aún Infante Sancho a su padre el Rey Alfonso X, ya que éste había comprometido a su hijo con Guillerma de Montcada, hija del vizconde de Bearne. Toda una serie de problemas que caerían posteriormente sobre la Reina, quien tendría que luchar por que sus hijos fuesen reconocidos como legítimos. Pero no todo acababa aquí, pues tendría que sufrir, además, las infidelidades de su esposo con otras mujeres, entre ellas una prima de Doña María, con las que tuvo otros hijos.

En medio de lo que fue una auténtica batalla diplomática para conseguir la dispensa papal, murió Sancho IV el 25 de abril de 1295, antes de que fuera otorgada la misma. Por tanto, María de Molina, en solitario y sin legitimidad papal, tuvo que desafiar los diferentes obstáculos que impedían reconocer a su hijo Fernando como heredero de Castilla.

resizer.php

Grabado con la efigie de María de Molina escaneada de un ejemplar de El panorama
Sola en un mundo de hombres
Con la muerte de Sancho IV empezó para Doña María un período en el que se batió contra todos y todos con tal de que su hijo conservara la Corona, que con tanta furia anhelaban el resto de hijos de Sancho. Estaba sola y era la encargada de gobernar un reino en nombre de un niño, cuyos derechos estaban cuestionados y medidos por una guerra civil. Esto fue aprovechado por los nobles, quienes creían que era el momento idóneo para conseguir una buena posición en una corte gobernada por una mujer y un niño. Pero lo que aún no sabían es que Doña María era lo suficientemente fuerte e inteligente como para conseguir bandear los inconvenientes que se le fueron presentando.

Al día siguiente del funeral de Sancho IV, el Príncipe Fernando fue proclamado Rey (Fernando IV). La Crónica de Jofré de Loysa relata con detalle los primeros días de María de Molina como regente, demostrando ser una mujer «muy prudente y circunspecta» y «firme». La Reina regente pronto se incorporó a sus nuevas obligaciones y buscó los apoyos necesarios entre la nobleza y el pueblo, para que se unieran a su causa, y conseguir la estabilidad del reino. Trabajó hasta la saciedad, pues no solo aprobó los asuntos generales del reino, sino que se dedicaba a resolver asuntos particulares de algunos representantes en jornadas exhaustivas desde la mañana temprano hasta las tres, sin descansar, demostrando su capacidad de trabajo y su habilidad política. Ángela Vallvey, en su nuevo trabajo «Breve historia de las españolas. De las apiculturas prehistóricas al 8-M», define a María de Molina como «La reina obstinada», por su increíble tenacidad para gobernar.

No obstante, se trató de uno de los momentos más duros en la vida de la regente, donde tuvo que hacer frente en pocos años a más retos de los que muchas personas encaran en toda su vida: la perdida de su esposo Sancho IV, su nombramiento como tutora y gobernadora del reino, las pretensiones y sublevaciones de la nobleza, la difícil proclamación de su hijo, la amenaza de Portugal, o su enemistad conJaime II de Aragón. No obstante, su actuación frente a todos estos problemas evidenció su enorme talla política, ya que fue capaz de batirse con todos.

La Reina viuda fue asedidada por varios aspirantes a su lecho, mientras trataba de defender los derechos de su hijo
Hubo varios intentos por parte de los consejeros del reino para que Doña María contrajese matrimonio de nuevo, ya que era una viuda relativamente joven y con obligaciones políticas nada corrientes para una mujer de la época. Tanto el Infante Pedro como el Infante Enrique lo intentaron, pero ella ni siquiera consideró la propuesta, y las rechazó rotundamente. Una vez más, la Reina mostró que en astucia superaba a todos. Mantuvo su determinación de evitar un matrimonio, a sabiendas que esto le podía acarrear bastantes problemas.

detalle-sarcofago-kxi--510x349@abc.jpg

Relieves del sepulcro de la reina María de Molina, en el monasterio de las Huelgas Reales de Valladolid.
La influencia diplomática de la Reina
En su larga trayectoria política, María de Molina siempre tuvo presente la defensa de «los bienes de la Corona» y del «bien común», según describió el historiador Enrique Florez, en el siglo XVIII. Incluso cuando Fernando IV consiguió la mayoría de edad, Doña María siguió teniendo gran influencia, pese a que éste la intentó apartar de los asuntos del reino. El joven Rey resultó ser nada astuto para hacer frente a las artimañas nobiliarias, por lo que María de Molina, ya muy delicada de salud, volvió a aparecer en escena para resolver los diferentes conflictos con los nobles rebeldes. Una de las cualidades que más impactó a los historiadores fue su capacidad negociadora, y la búsqueda permanente de la concordia para contener las excesivas ambiciones de la nobleza, que tantas veces pusieron en peligro el reino.

María de Molina llegó a ser una Reina popular, querida y admirada en su tiempo. Es más, los Concejos le mostraron gran lealtad y respaldaron sus iniciativas de gobierno a través de las Cortes, tanto en el periodo de regencia como en el gobierno de su hijo. Su habilidad y experiencia para administrar los conflictos políticos volvieron a ser de gran utilidad acuando su hijo Fernando IV murió en 1312, y de nuevo tuvo que resolver la disputa por la custodia de su nieto Alfonso XI, que solo tenía un año de edad.

Al poco tiempo, 1 de julio de 1321, María de Molina falleció en Valladolid. Su testamento, dictado dos días antes, da prueba de su grandeza moral al exponer sus mandas y perdones en él. Gracias a su labor como Reina, abuela y madre consiguió la estabilidad dinástica de la Corona. Sin su valor y sacrificio, posiblemente, Castilla hubiese tomado un rumbo muy distinto en la Historia.

https://www.abc.es/historia/abci-ma...reina-mundo-hombres-201906170058_noticia.html
 
Back