Vidas para leerlas

Juicio histórico al Papa Pío XII, ¿protector de judíos o cómplice de Hitler?
En palabras de Pinchas E. Lapide, cónsul israelí en Milán: «Pío XII hizo más gestiones en defensa de los judíos que cualquier organización humanitaria». Desde su muerte, se han conocido tantos documentos para exculpar a Pacelli como para todo lo contrario
papa-pajaro-ks6G--620x349@abc.jpg

César Cervera@C_Cervera_M
Actualizado:06/03/2019 13:33h
3 El Papa ordena abrir todos los archivos sobre Pío XII en 2020

El Papa Francisco anunció este lunes que el 2 de marzo de 2020, aniversario de la elección de Pío XII en ese mismo día de 1939, el Vaticano pondrá a disposición de los investigadores todos los documentos sobre este pontificado y su papel en la Segunda Guerra Mundial. Si bien parte de esta información ya se publicó en 1965 a través de doce gruesos volúmenes, faltan por responder muchas cuestiones para determinar si Pío XII fue un cómplice de los nazis o, al contrario, alguien que protegió a los judíos en Roma e incluso participó en varios planes para derrocar a Hitler.

La íntima relación de Eugenio Pacelli con la Alemania nazi es anterior incluso a su elección para ocupar la silla de San Pedro. Como nuncio en Alemania, desde 1917, y más tarde como secretario deEstado del Vaticano para Asuntos Exteriores, vivió con preocupación el ascenso del nazismo en este país. Tras ser elegido pontífice en 1939, el Papa siguió mostrando su rechazo al nazismo y a sus ideas expansionistas en privado, como así le reveló a Alfred W. Klieforth, cónsul general de Estados Unidos en el Vaticano, en una conversación revelada en 2014 por «The American Catholic». Según Klieforth, Pío XII «consideraba a Hitler no solo como un canalla, indigno de confianza, sino como una persona intrínsecamente cruel. No cree que Hitler sea capaz de moderación».

Sin embargo, de puertas afuera el pontífice prefirió guardar silencio en lo referido a la deportación masiva de judíos y evitó condenar el nazismo en sí. Únicamente en su primera encíclica durante la guerra mencionó de forma explícita a los judíos y, el resto de años, mantuvo una posición definida, en el mejor de los casos, como ambigua respecto a Hitler. ¿Qué ocurrió? ¿Por qué el mundo consideró su silencio como cómplice con los crímenes de Hitler?

Franklin Roosevelt, envió a su representante personal, Mylon Taylor, para que pidiera a Pacelli una declaración contra el exterminio de los judíos. Todo fue en vano.

Mientras rehusaba condenar el nazismo, el Papa, muy crítico con los comunistas, se movilizó al final de la contienda para evitar que los soldados alemanes prisioneros fueran deportados a Rusia. Francis d’Arcy Osborne, embajador del Reino Unido ante la Santa Sede, se preguntó esos mismos días, en su correspondenca de noviembre de 1944, por qué el Santo Padre «deplorara los pillajes de la soldadesca soviética cuando nunca había comentado en público las exacciones de la Wehrmacht nazi».

El propio presidente norteamericano, Franklin Roosevelt, envió a su representante personal, Mylon Taylor, para que pidiera a Pacelli una declaración contra el exterminio de los judíos. Todo fue en vano
El Papa nunca pronunciaría una condena explícita mientras duró la guerra, y se mostró más que «benévolo», en palabras del periodista y ex-sacerdote Carlo Falconi, con el régimen filonazi de filiación católica de Croacia, que persiguió cruelmente a la población serbocroata ortodoxa. Lo que ya en su época le hizo receptor de críticas dentro y fuera de la Iglesia. El 8 de marzo de 1964, en la iglesia de San Miguel de Munich, el Cardenal Julius Dópfner, coordinador del Concilio Vaticano II, en un sermón conmemorativo de Pío XII reconoció:

«El juicio retrospectivo de la Historia autoriza perfectamente la opinión de que Pío XII debió protestar con mayor firmeza».

¿Protector de los judíos?
A falta de que se conozcan todos los documentos sobre él, la Iglesia se ha escudado hasta hoy en que la supuesta ambigüedad del Papa con respecto a Hitler se debió a que prefería mantener relaciones con Alemania como un mal menor, en vista de lo precaria que era la posición de la Santa Sede en la Europa de los totalitarismos. La cabeza de la Iglesia debía mantener oficialmente relaciones con Alemania para no empeorar la situación de los cristianos alemanes y de los países ocupados, al tiempo que urdía en silencio planes para salvar a un número de entre 4.000 a 6.000 judíos con destino a América del Sur, según sostiene Pierre Blet en su libro «Pío XII y la II Guerra Mundial en los Archivos Vaticanos».

El Papa escondió a numerosos judíos en iglesias y monasterios de Roma, además de facilitarlos falsos certificados de bautismo y visados tras la redada en el gueto de Roma realizada por los nazis el 16 de octubre de 1943. Según los datos que arrojó un congreso celebrado hace dos años en Roma en torno a la figura de Pío XII, el Papa y sus colaboradores protegieron y ayudaron a 6.288 judíos a través de distintos medios: 336 fueron ocultados en los colegios pontificios y las parroquias de Roma; 4.112 se escondieron en 235 monasterios; 160 se resguardaron en el Vaticano y sus sedes extraterritoriales y 1.680 judíos extranjeros fueron ayudados por la Asociación Delasem con apoyo económico del Vaticano. En palabras de Pinchas E. Lapide, cónsul israelí en Milán, «Pío XII hizo más gestiones en defensa de los judíos que cualquier organización humanitaria».

papa-roma-vaticano-ks6G--510x349@abc.jpg

En Berlín sabían que la Santa Sede estaba protegiendo a los judíos, pero también temían el riesgo de confrontarse con un líder religioso de su entidad. «El Vaticano apoya en todos los modos a los emigrantes judíos bautizados en su huída al extranjero, sobre todo a países sudamericanos», dejó escrito un agente de las SS, hacia 1941, en un informe nazi recuperado en 2010 por el diario «La Repubblica». «Ha habido roces con la embajada brasileña en Roma, que se ha negado a conceder el visado a varios hebreos apoyados por el Vaticano. Además, la Santa Sede les ayuda desde el punto de vista económico», agrega el documento, cuyo destinatario era el ministro de Exteriores de Hitler, Joachim von Ribbentrop.

El experto en inteligencia y contraterrorismo Mark Riebling asegura que la protección de los judíos de Roma solo fue una parte del desafío subterráneo llevado a cabo por el Papa. Este investigador norteamericano publicó en 2016, basado en los documentos ya disponibles, el libro «Iglesia de espías. La guerra secreta del Papa contra Hitler» (Editorial Stella Maris), donde relata la participación del Vaticano en varios planes para derribar o asesinar a Hitler, incluido la operación «Walkiria», que contó con la complicidad de influyentes católicos de Alemania.

Riebling empieza recordando en su obra lo precaria que era la situación de la comunidad católica en Alemania. Durante los años de paz, Hitler (criado por un padre anticlerical y por una madre católica devota) mantuvo una posición pública de reconocimiento oficial a la Iglesia católica, sabiendo la influencia que tenían aún en Alemania, y firmó con esta un concordato el 20 de julio de 1933. No obstante, poco después disolvió la Liga de la Juventud Católica y decretó una ley de esterilización que conmocionó a la comunidad religiosa. En la purga del 30 de junio de 1934, ordenó el asesinato de Erich Klausener, dirigente de la Acción Católica, y en los años siguientes arrestó a clérigos, sacerdotes y monjas, sin que Roma pudiera hacer nada para evitarlo.

Las protestas de varios obispos germanos de actitudes diferentes ante el régimen nazi, entre otros Bertram (Breslau) y Paulhaber (Munich), fueron acalladas por Pacellí, silencio que se mantuvo en incidentes tan graves como la «noche de los cuchillos largos»
También entonces el Papa guardó silencio. Las protestas de varios obispos germanos de actitudes diferentes ante el régimen nazi, entre otros Bertram (Breslau) y Paulhaber (Munich), fueron acalladas por el Vaticano. En opinión de Riebling, el pontífice estaba jugando una guerra contra Hitler que iba más allá de las declaraciones públicas.

Tras la invasión de Polonia, Hitler dispuso explícitamente la «liquidación» del clero en este país de mayoría católica. Sorprendido por una medida tan radical, el almirante Wilhelm Canaris, jefe de la Abwehr, el servicio de inteligencia alemán, se convenció precisamente entonces de la necesidad de matar a Hitler. Igual de afectado por lo ocurrido en Polonia, Pío XII habría hecho de intermediario con los británicos en la serie de complots que terminaron con Canaris en la horca tras la fallida «Operación Valquiria». Además, autorizó a las órdenes religiosas, sobre todo los dominicos y los jesuitas, a ayudar a los servicios de inteligencia ingleses y alemanes en estas conjuras.

Los nazis no permanecieron ajenos a estos movimientos de Pío XII. Planearon incluso secuestrar al Papa como represaria durante la ocupación alemana de Roma en la Segunda Guerra Mundial, como así apunta una carta de Antonio Nogara, hijo del entonces director de los Museos Vaticanos, que el diario de la Santa Sede «L'Osservatore Romano» recuperó en 2016. Según este documento, el mencionado director de los Museos Vaticanos recibió a principios de febrero de 1944 una visita nocturna del monseñor Giovanni Battista Montini, que más tarde se convertiría en el Papa Pablo VI, donde le advirtió de que los servicios secretos de Reino Unido y de EE.UU. habían tenido noticias de un «plan avanzado» por parte de un comando alemán para secuestrar al Papa Pío XII.

funeral-papa-ks6G--510x349@abc.jpg

El cardenal Eugene TIsserant imparte su bendición al Papa Pío XII en la cámara mortuoria
Nogara y el sacerdote Montini buscaron esa misma noche un lugar donde ocultar al pontífice de las SS, decantándose finalmente por Torre de los Vientos, un torreón que se alza sobre un ala de la Biblioteca Vaticana. Afortunadamente el plan de secuestro nunca llegó a ejecutarse, entre otras cosas porque «la misma embajada de Alemania en Roma habría hecho notar a Berlín las inevitables consecuencias negativas en las poblaciones católicas, incluso de varios países neutrales», si se hubiera intentado secuestrar al Papa Pío XII.

Ajeno a todas estas presiones, el mundo jamás comprendió la supuesta pasividad de Pío XII. Ni el miedo al secuestro ni a un bombardeo nazi sobre Roma eran, en opinión de Osborne, razones suficientes para el silencio del Papa. En diciembre del 42, tras una entrevista con Maglione, Secretario de Estado del Vaticano, Osborne anotó: «Yo le urgí que el Vaticano, en vez de pensar exclusivamente en el bombardeo de Roma, debería considerar sus deberes con respecto a un crimen sin precedentes contra la humanidad, la campaña de Hitler de exterminio de los judíos».

Sin datos para juzgar al Papa, ni tampoco ganas, una leyenda negra se ha abatido desde mediados del siglo XX sobre el pontífice, que murió en 1958. La ficción contribuyó decisivamente a ello a través de la polémica obra de teatro «El vicario», del alemán Rolf Hochhuth, que fue traducida a más de veinte idiomas y resultó un éxito internacional. Tanto que, en 2003 el cineasta Costa-Gavras la adaptó al cine, con otra película no menos polémica titulada «Amén», donde la figura de Pacelli fue retorcida de forma grotesca.
https://www.abc.es/historia/abci-ju...s-o-complice-hitler-201903060538_noticia.html
 
10 mujeres que cambiaron la Psicología
Psicología sin Reservas

La Psicología, como otros muchos campos de la ciencia, estuvo dominada durante décadas por hombres. Nombres como Sigmund Freud, B. F. Skinner, John B. Watson, Carl Rogers y Carl Gustav Jung, entre otros, son los más conocidos.
El predominio de pensadores masculinos en las listas de los pioneros en la historia de la Psicología nos lleva a pensar que las mujeres se mantuvieron apartadas de esta ciencia, pero en realidad no es así. Se estima que a inicios de 1900, 1 de cada 10 psicólogos en Estados Unidos era una mujer.
Sin embargo, muchas de estas psicólogas enfrentaron una discriminación considerable por el mero hecho de ser mujeres. A muchas no se les permitió estudiar con los hombres, les negaron títulos que habían obtenido legítimamente o les resultó difícil obtener puestos académicos que les permitieran investigar y publicar. Por eso, muchas de sus voces han sido silenciadas.
Aún así, hay mujeres que han cambiado la Psicología gracias a sus importantes contribuciones, y también gracias a su determinación para pasar por situaciones de discriminación debido a su género. Estas mujeres merecen ser reconocidas por su labor pionera. Hoy les rendimos un homenaje.
Mujeres en la Psicología
1. Anna Freud


La famosa hija del Sigmund Freud, Anna, era una psicóloga conocida e influyente por derecho propio. No solo siguió enriqueciendo las ideas de su padre, sino que también desarrolló el campo del psicoanálisis infantil e influyó en otros psicólogos, como Erik Erikson. Entre sus muchos logros se encuentra la introducción de los mecanismos de defensa y la expansión del interés en el campo de la psicología infantil.
2. Mary Whiton Calkins

Mary Whiton Calkins estudió en Harvard, aunque nunca recibió la aprobación para la admisión formal. Estudió con algunos de los pensadores más eminentes de la época, como William James, y cumplió con todos los requisitos para un doctorado, pero Harvard se negó a otorgarle un título por ser mujer. Aún así, Calkins se convirtió en la primera mujer presidenta de la Asociación Americana de Psicología. Durante su carrera, desarrolló la técnica de asociación pareada y se hizo famosa por su trabajo en el área de la autoayuda.
3. Mary Ainsworth

Mary Ainsworth fue una importante psicóloga del desarrollo. Su trabajo demostró la importancia de los apegos saludables en la infancia y fue pionera en el uso de una técnica conocida como la evaluación de “situación extraña” para clasificar el tipo de apego del niño. Sus investigaciones sobre los vínculos entre madre e hijo tuvieron una gran influencia en los trabajos posteriores sobre los estilos de apego y en cómo esos estilos contribuyen al comportamiento en el futuro.
4. Karen Horney

Karen Horney fue una influyente psicóloga, cuando Sigmund Freud propuso su teoría de que las mujeres experimentaran la “envidia del pexx”, Horney respondió que los hombres sufren de “envidia del vientre” y que todas sus acciones están motivadas por la necesidad de compensar el hecho de que no pueden tener hijos. Su refutación de las ideas de Freud contribuyó a enfocar la atención en la Psicología femenina. Su teoría de que las personas eran capaces de asumir un papel personal en su propia salud mental estaban entre sus muchas otras contribuciones al campo de la Psicología.
5. Melanie Klein

La terapia de juego es una técnica de uso común para ayudar a los niños a expresar sus sentimientos de manera natural. Hoy se utiliza mucho, pero fue una psicóloga, Melanie Klein, quien desempeñó un papel fundamental en el desarrollo de esta técnica. A través de su trabajo con niños, observó que estos usaban el juego como uno de sus principales medios de comunicación. Como los niños pequeños no podían someterse a las técnicas freudianas más utilizadas, Klein comenzó a utilizar la terapia de juego como una forma de investigar los sentimientos, ansiedades y experiencias inconscientes de los niños. En la actualidad, el psicoanálisis kleiniano es una de las principales escuelas de pensamiento en el campo del psicoanálisis.
6. Magda B. Arnold

William James había propuesto que las emociones son el resultado de la valoración de los cambios a nivel corporal que tienen lugar cuando nos exponemos a ciertos estímulos. Sin embargo, Magda B. Arnold desafió aquella concepción imperante proponiendo una visión diferente sobre este fenómeno a través del concepto de valoración emocional o appraisal. Sostenía que las emociones son activadas por una cognición previa, que puede ser inconsciente, pero que puede hacerse consciente por la capacidad de la inteligencia humana de reflexionar. Así sentó las bases para teorías de las emociones enmarcadas en el cognitivismo.
7. Bluma Zeigarnik

Fue una de las investigadoras más prolíficas de la Psicología soviética. A ella no solo debemos el descubrimiento del “Efecto Zeigarnik”, según el cual tenemos la tendencia a recordar mejor la información relacionada con las tareas inacabadas y borrarla de nuestra mente una vez que las hemos finalizado, sino también el desarrollo de la psicopatología experimental, que estableció como una disciplina separada en la que conjugó las teorías psicológicas relevantes de su época para intentar explicar qué ocurre en la mente perturbada.
8. Margaret Floy Washburn

Margaret Floy Washburn fue la primera mujer en recibir un doctorado en psicologia. Realizó sus estudios de posgrado con Edward B. Tichener, aunque al igual que muchas psicólogas de esta lista, desarrolló su trabajo en un momento en que a las mujeres a menudo se les negaban puestos en el mundo académico. A pesar de ello, se convirtió en una investigadora, escritora y profesora muy respetada cuyos trabajos en el área de la cognición animal y los procesos fisiológicos básicos influyeron notablemente en la Psicología Comparada. También desarrolló una teoría motora de la cognición a través de la cual sugirió por primera vez que los movimientos del cuerpo influyen en el pensamiento.
9. Eleanor Maccoby

El nombre de Eleanor Maccoby está vinculado a la Psicología del Desarrollo. Su trabajo pionero en las diferencias sexuales desempeñó un papel importante en nuestra comprensión actual de temas como la socialización, las influencias biológicas en las diferencias sexuales y los roles de género. Fue la primera mujer en presidir el Departamento de Psicología de la Universidad de Stanford. De hecho, incluso hay un premio que lleva su nombre: el Premio Maccoby Book, ofrecido a escritores de Psicología cuyos libros representen una contribución importante a esta ciencia.
10. Virginia Satir

Virginia Satir fue una de las psicólogas pioneras en terapia familiar. defendía la necesidad de analizar no sólo al individuo; sino también su dinámica familiar porque pensaba que la psicología individual no ofrecía las explicaciones suficientes para entender a las personas. Pensaba que el “problema evidente” que se llevaba a terapia casi nunca era el problema real; sino tan solo un conflicto superficial que se había generado en la familia. Así dio vida a una teoría que influiría notablemente en la psicoterapia de enfoque sistémico, y también en la tradición humanista de la psicología clínica.
https://www.rinconpsicologia.com/2019/03/mujeres-psicologas.html
 
El maqui Cisquet o la juventud de la república española en la tormenta europea


El municipio de Olot recuerda con un libro y una plaza al maqui Francesc Serrat, Cisquet, que combatió en la resistencia francesa y en la clandestinidad española

Cisquet fue ejecutado en 1946, después de una redada en la que cayó también Jesús Monzón, con quien había participado en la invasión del Valle de Arán

El hermano de Cisquet, Miquel Serrat, de 92 años, participó en el acto de homenaje al maqui tras recibir el libro en su casa de Diè, en Francia

Raül Valls i Lucea
09/03/2019 - 21:05h
Cisquet-Jean-Abonnenc-Luc-an-Diois-Resistencia_EDIIMA20190308_0547_19.jpg

Cisquet y su amigo Jean Abonnenc fueron dirigentes y combatientes de la Resistencia.

11 de junio de 2018. Suena el timbre en una vieja casa del pequeño pueblo de Diè, en el departamento francés de La Dromme, no muy lejos de los Alpes. Michel Serrat, de 92 años, recibe un tanto sorprendido un paquete que proviene de España. Es un libro. Emocionado e incrédulo, lee el título: Cisquet, un maqui olotí. En los créditos, ve la dirección y el teléfono de la Asociación Catalana de Expresos Políticos del Franquismo, editora de la publicación, y el nombre de Carlos Vallejo, coordinador del trabajo.

En ese momento, Serrat fue hasta el teléfono y lo descolgó. Manteniendo la calma, fue marcando los números que había apuntado en su pequeño bloc de notas. Una voz en catalán se escuchó al otro lado: “Associació d’expresos, digui”. “¿El señor Carlos Vallejo?”, preguntó Serrat, y añadió. “Buenos días, soy el hermano de Cisquet”.

Francesc Serrat Pujolar, apodado Cisquet, nació en 1921 en Olot, una ciudad industrial de la provincia de Girona, en el seno de una familia obrera. Hijo de un albañil, Joan Serrat, que era un activo anarcosindicalista de la CNT, Cisquet vivió su infancia y adolescencia en los agitados y esperanzadores años de la Segunda República. Forma parte de aquella juventud de clase trabajadora que vio en el proyecto republicano la ilusión y los anhelos de libertad, democracia, educación, derechos laborales y sociales… Todo un programa de transformación social que quedó truncado cuando los que detentaban el poder, temerosos de perder sus privilegios, decidieron acabar con la experiencia democrática española con un golpe de estado que en pocos días se convertiría en una larga y sangrienta guerra.

Cisquet vivió con intensidad aquellos años de contienda bélica. Demasiado joven para combatir, aunque ese era su deseo, seguía a su padre en todos los eventos políticos de Olot. Su padre tuvo que dirigir el consistorio del municipio durante el triste de año de 1938, cuando la República se batía con la única esperanza de que el inicio de un conflicto internacional la salvara de una derrota militar cada vez más segura.

Exilio y residencia en Francia
Con el final de la batalla del Ebro, en noviembre de 1938, justo cuando Cisquet cumplía los 17 años, la Catalunya republicana se desmoronaba ante un ejército franquista mejor armado que nunca gracias al apoyo permanente de la Alemania de Hitler y la Italia fascista. La ofensiva del 23 de diciembre avanzó a pesar de la defensa de las mal armadas tropas republicanas. Con la caída de Barcelona el 26 de enero, la situación devino en caótica huida hacia la frontera. Al Ejército Popular se le unieron decenas de miles de civiles que huían del terror y de las anunciadas represalias. Entre ellas, la familia de Cisquet, que decidió el 2 de febrero que era hora de dejar Olot.

Cisquet-maqui-oloti_EDIIMA20190308_0606_19.jpg

Cisquet, un maqui olotí

La frontera estaba cerca y emprendieron un duro camino de dos días andando a través de las montañas de la Alta Garrotxa hasta llegar al pueblo francés de Sant Llorenç de Cerdans (Vallespir). Allí se inició un periplo de separación familiar y de campos de concentración. La madre, Pilar, con los pequeños Paquita y Miquel, fueron llevados en tren hasta el departamento de La Dromme; Cisquet y su padre, internados en el campo de Argelers. Pasarían muchos meses antes de que la familia pudiera volver a reunirse en el pequeño pueblo de Luc-en-Diois, donde intentaron rehacer sus vidas.

Pero la tranquilidad no duró mucho para los Serrat-Pujolar y las decenas de miles de republicanos españoles en el exilio. En mayo de 1940, Francia fue ocupada por la Alemania nazi. A pesar de que la mayoría de los exiliados españoles quedaron en la llamada zona libre de forma inmediata, se convirtieron en en extranjeros indeseados. La familia Serrat-Pujolar fue expulsada de su pueblo de acogida y deportada al campo de Agde, donde permanecerá durante cuatro duros meses. Liberados del campo, regresaron a La Dromme.

Cisquet entró entonces en una de las famosas Compañías de Trabajadores Extranjeros que el gobierno de Vichy organizaba para aprovechar la fuerza laboral de los miles de republicanos que malvivían en el Mediodía francés. Fue allí donde empezaron para Cisquet los años de militancia en las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU) y su progresiva incorporación a la lucha clandestina en la resistencia francesa. Como miles de republicanos españoles entre 1941 y 1944, puso su vida al servicio de la liberación de una Francia que los había recibido como huéspedes incómodos pero que ahora veía con buenos ojos la experiencia militar de aquellos "rojos españoles". Sabotajes, emboscadas a unidades alemanas, salvamento y evacuación de pilotos aliados, Cisquet y miles de "guerrilleros", como los llamaban sus camaradas franceses, se organizaron y combatieron en una lucha partisana que se extendió por todo el continente para contribuir a la derrota de la barbarie fascista.

1944, el año de la gran esperanza
1944 es sin duda el gran año para los republicanos españoles en Francia. Miles de guerrilleros controlaban las zonas fronterizas hostigando y expulsando a unas tropas alemanas en retirada. Cisquet participó, ya como teniente de las Fuerzas Francesas del Interior (FFI), en la liberación de Foix, capital de l’Ariège, y en otras acciones militares. Pero los ojos de esos combatientes republicanos no miraban tanto a la Alemania ya derrotada como a España, que sometida a la dictadura fascista creían que debía el camino de Hitler y Mussolini.

El Partido Comunista Español preparó la Operación Reconquista de España, liberando el Valle de Arán para forzar a los aliados a facilitar la caída del régimen franquista. Cisquet, junto a su hermano Miquel, participaron en esa acción militar, que durante diez días le quitó el sueño al Franco y representó, a pesar del fracaso, el intento más serio de la resistencia antifranquista de derrocar el régimen y restaurar la República.

En diciembre de 1944, Cisquet se despidió de su familia y amigos y, dirigiendo un destacamento guerrillero, se infiltraron a través de la frontera para organizar la Agrupación Guerrillera de Catalunya. Las primeras semanas, con mucho frío y hambre y poca suerte, intentaron establecer bases en las cercanías de su Olot natal. Posteriormente se dirigieron a la zona interior de Tarragona, con el objetivo de contactar con los grupos de maquis que actúaban en esa zona.

Su situación se agravó al sufrir un fortuito choque armado donde murió el jefe de Falange de Reus. Se decidió entonces su reubicación a la ciudad de Barcelona para reforzar la guerrilla urbana. Pero a causa de la precaria situación de las redes clandestinas del PSUC y las JSU se produjo a finales de mayo de 1945 la detención de todo el grupo guerrillero de Cisquet, en medio de la caída generalizada de una parte importante de la organización comunista. En esa misma redada detuvieron al dirigente Jesús Monzón, uno de los artífices principales de la estrategia de reorganización PCE en el sur de Francia durante los años de la ocupación alemana y del intento de liberación de la Vall d’Aran.

Durante cinco largas semanas, Cisquet fue torturado en la Jefatura de la Vía Laietana, a lo que siguió su internamiento en la cárcel Modelo hasta la celebración del Consejo de Guerra. El 25 de febrero de 1946, con apenas 25 años, el joven maqui olotense Francesc Serrat fue ejecutado con otro guerrillero, Joan Arévalo. Para otros tres maquis, Josep Travé, Eduard Segrià y Joan Fortuny, la pena de muerte fue conmutada por penas de cárcel de 30 años.

Regreso a Olot
El 16 de febrero de 2019, después de 73 años de olvido y silencio, Cisquet volvió a Olot. Una placa colocada por el Ayuntamiento lo recuerda en la última casa donde la familia vivió antes de partir al definitivo exilio. Diversos actos durante el fin de semana recordaron su memoria y homenajearon a su hermano Miquel, superviviente de una generación sobre la que cayó una página de plomo de la historia.

La 'Comisión Cisquet', organizadora junto al Ayuntamiento de Olot de los actos de recuerdo, celebró la oportuna recuperación de la vida y la lucha de Cisquet en su ciudad natal. Más allá de la reparación y justicia histórica de poner luz sobre los derrotados y olvidados. "Hoy cuando las sombras de la extrema derecha y del fascismo vuelven a cernirse sobre Europa, el ejemplo del sacrificio en la lucha por la libertad, la democracia y la justicia social de jóvenes como Francesc Serrat Pujolar toma una funesta e imprevista actualidad", reivindican desde la Comisión. Cisquet ha vuelto a Olot, para no volver a irse.

Miquel-Serrat-Francesc-homenaje-Olot_EDIIMA20190308_0602_19.jpg

Miquel Serrat, hermano de Francesc Serrat, durante su homenaje en Olot

09/03/2019 - 21:05h
https://www.eldiario.es/catalunya/Cisquet-Olot-juventud-republica-espanola_0_875612719.html
 
El papel del abuelo de Zapatero en la represión que costó la vida a más de 1.000 socialistas en 1934
El capitán Juan Rodríguez Lozano formó parte de ayudó a sofocar la revuelta de mineros organizada por el PSOE y UGT, en la que murieron más de 1.000 personas
zapatero-abuelo-capitan-lozano-krs--620x349@abc.JPG

15 Marcial Lafuente Estefanía: un «ángel rojo» en Chamartín contra las checas republicanas

«Ha sido hecho prisionero el capitán donJuan Rodríguez Lozano, que fue procesado por el movimiento de octubre de 1834, aunque se desconoce la suerte de este jefe que era adicto al Gobierno republicano», informaba ABC el 23 de agosto de 1936, un mes después de comenzada la Guerra Civil. Los diarios«El Sol» y «La Libertad» también se hacían eco de esa misma noticia, en una pequeña reseña en la que se informaba de los primeros momentos del levantamiento militar franquista en León. «El capitán Rodríguez Lozano, procesado con ocasión del movimiento de octubre de 1934, no quiso secundar la subversión y fue hecho prisionero. Se desconoce la suerte que ha corrido», podía leerse en el último párrafo.

Este capitán republicano había sido fusilado cinco días antes en Puente Castro (León) y era nada menos que el abuelo paterno del expresidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. La figura que, según dicen, más influyó y moldeó la personalidad política del líder de los socialistas españoles entre 2000 y 2012, a pesar de que nunca llegara a conocerle. Él mismo manifestó en público su orgullo por el capitán Lozano en muchas ocasiones, tanto en mítines como incluyendo reseñas de su figura en su propia biografía. «Merece la pena lo que ustedes han hecho – declaraba el presidente del Gobierno durante un viaje a Túnez, en 2011, tras triunfar la Primavera Árabe–. Mi padre no pudo disfrutar de las libertades y mi abuelo fue fusilado». En 2007, el Ayuntamiento de Toledo regalaba al entonces presidenteuna orla y una foto de su abuelo del año 1913, fecha en que ingresó en la Academia de Infantería de Toledo para irse seis años después al norte de África.

Según Zapatero su abuerlo era «hombre bueno que perdió la vida por el compromiso con unas ideas». También el capitán que «murió defendiendo los valores de la democracia en la Guerra Civil española», según le describió en otra ocasión. Está claro que el expresidente español quedó profundamente marcado cuando su padre le leyo a él y a su hermano el testamento que había escrito Juan Rodríguez Lozano poco antes de ser ejecutado por los fascistas: «Muero y perdono. Pido a mi esposa e hijos que perdonen también. Mi credo fue siempre un ansia infinita de paz, el amor al bien y mejoramiento social de los humildes», decía el documento.

Alejandro Lerroux, del Partido Republicano Radical (PRR), que realizó un importante giro a la derecha durante la Segunda República.

Juan Rodríguez Lozano había nacido en 1893 en Alange (Badajoz) y era hijo de un teniente de infantería, Sebastián Rodríguez, que murió en la Guerra de Cuba cuando él era un niño. El Ejército parecía su destino y, en 1911, cuando tenía 18 años, podemos encontrar su nombre publicado en ABC, entre los que habían aprobado el primer examen para entrar en la Academia Militar de Infantería de Toledo. O en 1913, en «El Heraldo Militar», entre los que habían accedido finalmente tras aprobar el quinto examen.

Seis años después se marchó a África a combatir junto al general Sanjurjo, el mismo que luego tendría un papel protagonista en la sublevación de Franco. Allí consiguió el abuelo de Zapatero la Cruz del Mérito Militar, regresando más tarde a la Península, donde fue destinado a Lérida, primero, y a León, después.

Por aquella época, Rodríguez Lozano era ya, como lo será Zapatero décadas después, un socialista convencido y orgulloso que llegó incluso a escribir al director de « El Socialista», Julián Zagazagoita, para ofrecerse como colaborador del periódico: «Esta carta no es ni de un oficial monárquico ni de un oficial señorito –decía–. Es simplemente la carta de un militar que, a pesar de serlo, siente inquietudes espirituales y tiene la esperanza de una Humanidad mejor, de una más justa y más científica organización social». Y después se ofrecía para escribir en el diario «con pseudónimo, por supuesto, o sin firma, sobre asuntos de índole castrense y desde un punto vista determinadamente socialista».

Combatiendo los mineros socialistas
Este arraigado socialismo, sin embargo, no le impidió acudir –por convicción militar, por querencia democrática o por obligación profesional– a las revueltas inciadas en Asturias como ayudante del coronel jefe de su regimiento. Allí apoyó el avance del Ejército y combatió con determinación contra los sublevados. Fue en la toma del municipio de Ronzón donde estuvo a punto de perder la vida al ser tiroteado por los mineros, muchos de ellos socialistas, en su afán por defender la República. da igual que en ese momento estuviera bajo un gobierno de derechas, como el de Lerroux.

Esta misma lealtad republicana es la que le costaría la vida dos años después, cuando decidió regresar a León desde el pueblo de San Pedro de Luna donde pasaba las vacaciones con su hermana y su familia, al enterarse del Golpe de Estado. Una vez en el cuartel, su superior, el general Lafuente, le ordenó hacer de enlace con el gobernador civil a la espera de noticias del Gobierno.

El capitán Lozano se mantuvo fiel a la Segunda República, al Gobierno de Azaña. Por ello, el general Lafuente, que aún hoy cuenta con una calle en León, decidió denunciarle por su filiación socialista. El abuelo de Zapatero fue detenido y encarcelado en la prisión de Puerta Castillo. Y, más tarde, trasladado al Hostal San Marcos, donde permaneció hasta su ejecución.

Fue allí donde pudo escribir de puño y letra su testamento y recibir la visita de su mujer antes de morir. Razón por la cual su hijo y después su nieto, Zapatero, pudieron leer aquel documento familiar que le cambió la vida para siempre al expresidente.
https://www.abc.es/historia/abci-pa...00-socialistas-1934-201903110059_noticia.html
 
Medio siglo para llegar a Madrid con Jane Millares


Se presenta en el Círculo de Bellas Artes la vida y la obra de la artista canaria,
hermana de Manolo Millares, a través del trabajo doctoral de otra mujer, Laura
Morales

Carlos Sosa - Las Palmas de Gran Canaria
11/03/2019 - 14:27h
Jane-Millares-realiza-busto-fallecimiento_EDIIMA20190311_0447_19.jpg

Jane Millares realiza el busto de su padre tras su fallecimiento (1965)

Manolo Millares insistió inútilmente para convencer a su hermana Jane -dos años menor que él- para que expusiera en la galería Juana Mordó en Madrid. Era a finales de los sesenta. La artista ya había obtenido los premios de arte más prestigiosos de las Islas Canarias en el Gabinete Literario y expuesto en salas durante dos décadas su evolución por distintas técnicas y formatos.

Pero Jane no tenía medios para trasladar a la Península sus cuadros y, sobre todo, dejar a cuatro hijos por una aventura cuando su economía familiar era muy precaria a pesar del pluriempleo de su marido periodista, Luis Jorge Ramírez, y de lo que podía obtener Jane Millares de sus exposiciones.

Garrote-vil_EDIIMA20190311_0440_19.jpg

Garrote vil (1974)



Medio siglo después, llega a Madrid la vida y la obra de la artista, mujer y además isleña, tras superar las barreras de género y geográficas, gracias a la iniciativa de la editorial madrileña Sílex, quien a través del trabajo doctoral realizado por Laura Morales nos ofrece una amplia información sobre una artista desconocida fuera de la geografía canaria. Una autora que narra el drama de la mujer durante la dictadura, tras sufrir una infancia de terror por la guerra, que comenzó en su ciudad días antes de cumplir 8 años. La sublevación militar originó la persecución y depuración de su padre, catedrático de Filosofía y Letras. También sufrió el exilio en México y Venezuela de su tío, el paleógrafo Agustín Millares Carló; la detención de su hermano Agustín (Premio Canarias de Literatura 1988), o la muerte de su hermano Sixto por el hambre que sufrieron.

Mujeres-faroles_EDIIMA20190311_0446_19.jpg

Mujeres con faroles (1960)



Estas y muchas más historias estimulan una capacidad creativa en Jane (al igual que en sus hermanos y hermana) que se refleja en una amplísima producción entre 1950 y 2009, de la que hubo cuadros que fueron guardados durante décadas por riesgo de represión. Así encontramos en el libro obras como El rostro del fascismo (1961), o Garrote vil (1974), en memoria del último ejecutado por este procedimiento en Canarias en 1959 (Juan García, historia que revivió con la última ejecución en España con Garrote, Salvador Puig Antich en 1974).

El indigenismo que impulsó la Escuela Luján Pérez tuvo en Jane su expresión con mirada de mujer, con obras de composición sorprendente como las Mujeres con faroles (1960), pero también la encontramos con series dedicadas a los pictogramas y pintaderas de los primitivos canarios, su cerámica (gánigos), figuración, retratos, paisajes del pasado, obras con telas, con cuerdas, con cristal, collages. Cera, óleo, acrílico, lápiz, spray...



rostro-fascismo_EDIIMA20190311_0444_19.jpg

El rostro del fascismo (1961)

Probablemente estos 50 años son tiempo más que suficiente para corregir las dificultades que una artista por ser mujer, madre y vivir en una isla han supuesto como barrera de cristal para que el público en este país pueda conocerla. El libro, por lo menos, permitirá desde la lejanía acercar la obra de una artista que abandonó el arte cuando ya el dolor acumulado se lo impidió, dejando 60 años de arte y compromiso con la libertad de crear.

Jane Millares Sall
Identidad, género y tricontinentalidad en la ultra periferia española
García Morales, Laura Teresa Editorial Sílex. 2019 Madrid
Presentación: Librería del Círculo de Bellas Artes.
Madrid 15 de marzo a las 19:00 horas

https://www.eldiario.es/canariasahora/cultura/Medio-llegar-Madrid-Jane-Millares_0_876662786.html
 
Las niñas de la Resistencia que asesinaban nazis tras prometerles s*x*: «Era un mal necesario»
Las jóvenes miembros del Raad van Verzet holandés seducían a los germanas, se los llevaban a dar un «paseo por el bosque» y acababan con ellos por sorpresa
nina-oficiales-nazis-k64C--620x349@abc.jpg

Manuel P. Villatoro@ABC_Historia
Actualizado:13/03/2019 02:08h
0 El mayor trauma de La Pasionaria: la cruel muerte de su hijo frente a los nazis

Los meses finales de 1944 no fueron los mejores para los soldados nazis destinados en Holanda. Tenían razones para estar preocupados. Mientras el Reich caminaba sin premura (aunque sin descanso) hacia la debacle, una parte de los Países Bajos ya había sido liberada por los aliados y el invierno azotaba con dureza la región. Por si no hubiera ya suficientes razones para preocuparse, la leyenda de la «chica del pelo rojo» se había extendido entre los combatientes. El mito hablaba de una joven de cabello cobrizo que acababa con la vida de los teutones sin piedad alguna y por sorpresa. Parecía que cualquier momento era bueno para caer en las redes de este desconocido diablo carmesí.

¿Había en realidad para tanto? Lo cierto es que sí. Pero no solo por la «chica del pelo rojo» (cuyo nombre verdadero era Hannie Schaft), sino también por las dos lugartenientes con las que contaba esta guerrillera: Freddie y Truus Oversteegen. Las tres formaban una suerte de comando especial que dependía del Raad van Verzet (RVV, la cúpula de la Resistencia holandesa) con un curioso cometido: seducir a soldados nazis en bares y cafés para acabar con su vida en cuanto se hallaran en un lugar apartado. El dato ya sería truculento de por sí, pero lo más llamativo es que las nombradas hermanas apenas sumaban 14 y 16 años durante aquellos tristes días de la Segunda Guerra Mundial. Mención aparte requieren sus misiones de sabotaje perpetradas durante la contienda.

Este grupo, ya famoso gracias a múltiples libros y largometrajes, volvió a ser alumbrado por los focos de la actualidad hace apenas unos meses (en septiembre de 2018, para ser más concretos) cuando los medios de comunicación informaron de que la última de sus integrantes, la en su momento pequeña Freddie, había fallecido a los 92 años. Poco antes, en una de sus últimas entrevistas, la veterana había dejado claro que no se arrepentía de sus actos. «Teníamos que hacerlo. Era un mal necesario. Nadie debería preguntarle a un soldado por sus actos en la guerra», explicó. En el mismo encuentro también reiteró su desprecio hacia aquellos que «traicionaban» a sus compatriotas; sujetos a los que también daban caza en las afueras de Amsterdam.

«VICE Netherlands». Sus respuestas no tienen desperdicio y, por descontado, muestran la rudeza de una dama que empezó a combatir cuando apenas superaba las 14 primaveras. «Un hombre que llevaba un sombrero se acercó a la puerta y le preguntó a mi madre si podía reclutarnos. Ella estuvo de acuerdo», afirmó la anciana.

Es imposible saber por qué su madre accedió a una petición de este calibre. Aunque lo cierto es que a Freddie no le pareció raro ya que, desde el principio de la contienda, había visto a su progenitora esconder a varias familias judías dentro de su casa: un viejo bajel en el que apenas cabía un alfiler. «Antes de que comenzara la guerra en los Países Bajos, cuando todavía vivíamos en el barco, escondimos algunas personas de Lituania en la bodega. Durante la guerra una pareja judía vivió con nosotros, por lo que mi hermana y yo sabíamos lo que pasaba», explicó. Y todo ello, a pesar de que, desde su más tierna infancia, habían sido educadas en la ideología comunista y aquellos sujetos «eran capitalistas».

anciana-freddie-k64C--510x349@abc.jpg

Freddie , durante una de sus entrevistas hace apenas unos años
Quizá por ello, y sin mediar palabra, tanto Freddie como su hermana Truus partieron con aquel misterioso sujeto. Un miembro de la Resistencia que no les prometió oro, pero sí dotarlas de las capacidades necesarias para acabar con el invasor. La pequeña creyó, como ella misma recordó, que comenzarían «una especie de entrenamiento secreto». Y en cierto modo así fue. «El hombre que llamó a nuestra puerta dijo que recibiríamos entrenamiento militar, y nos enseñaron una o dos cosas». Entre ellas destacaron los ejercicios de tiro y la orientación, dos pilares clave para sus futuras misiones. «Alguien nos enseñó a disparar y aprendimos a marchar en el bosque», se limitó a responder la más joven de las Oversteegen.

Con todo, la realidad es que la Resistencia holandesa no pensaba en ellas como asesinas de nazis. «En principio, no nos permitían estar en el bosque cuando había asesinatos. Sentían que no era algo que las chicas deberían ver», añadió Freddie.

Hace tres años, la anciana recordaba todavía la que fue una de sus primeras misiones: vigilar mientras su hermana lograba convencer a un destacado oficial nazi de que se fuera con ella. «Truus le encontró en un bar caro, le sedujo y luego le llevó a pasear por el bosque. Le dijo algo así como: “¿Quieres ir a pasear?”. Y, por supuesto, él quiso», añadió. Después de conseguir que saliera del lugar, otro miembro del grupo les interceptó en el bosque y disparó por la espalda al germano. «El hombre nunca supo qué le golpeó», señaló a «Vice» la mujer. Ella siempre se sintió orgullosa de haber colaborado en esta operación.

El terror nazi de Holanda
Truus y Freddie pronto fueron encuadradas con cinco chicas más, Y entre ellas destacaba Schaft. Todas ellas recibían órdenes del Raad van Verzet (el Comité de la Resistencia). Más conocido como RVV, este grupo se caracterizaba por mantener lazos ideológicos con el Partido Comunista holandés. «Era un grupo de la Resistencia que utilizaba explosivos y armas para combatir a los invasores alemanes», explica la historiadora Kathryn J. Atwood en su obra « Heroínas de la Segunda Guerra Mundial, 26 historias de espionaje, sabotaje, resistencia y rescate».

resizer.php

Hannie Schaft
Esta misma autora es partidaria también de que las mujeres eran muy requeridas entre los partisanos debido a que los soldados alemanes no solían detenerlas ni registrarlas cuando viajaban en bicicleta. Una pequeña ventaja que les permitía trasladar armas y explosivos de un lado a otro sin que nadie se percatase de ello.

Nuestras protagonistas, sin embargo, consiguieron romper los arquetipos de la época y lograron que los hombres les permitieran tomar las armas en favor de su país. «No era frecuente que las mujeres de la Resistencia holandesa se implicaran directamente en el uso de explosivos y armas, pero Hannie, junto a las hermanas Truus y Freddie Oversteegen, comenzó a llevar a cabo sabotajes y asesinatos para el RVV», añade la experta.

Los objetivos principales de los miembros del RVV (y por tanto, de nuestro comando femenino) eran dos. En primer lugar, los altos cargos nazis destinados en Holanda. Y es que ya se sabe: la serpiente deja de ser peligrosa si es decapitada. No obstante, también dedicaban grandes esfuerzos para desenmascarar a los miembros del Movimiento Nacionalsocialista de los Países Bajos (NSB, por sus siglas en el idioma local). Razones tenían de sobra para querer acabar con ellos, pues eran holandeses que se encargaban de localizar a los posibles disidentes y entregarles después a las autoridades nazis. De hecho, también era tristemente habitual que participaran en las torturas a los reos.

Saboteadoras y seductoras
Dentro ya del RVV, nuestras tres protagonistas comenzaron su particular cruzada contra los germanos. Según explica el instituto «Smithsonian» en su obituario sobre Freddie, las chicas se hicieron especialistas en seducir a los nazis de las afueras de Amsterdam para, posteriormente, asesinarles en el bosque. «Las niñas atrapaban a sus objetivos coqueteando con ellos en los bares y pidiéndoles que las acompañaran a dar un paseo. Una vez que estaban fuera y llegaban al lugar, eran fusilados», desvela la reputada institución.

En este punto existen dos versiones. Las que afirman que las pequeñas eran las encargadas de quitarles la vida, y las que creen que de esta cruel tarea se encargaban los hombres.

La incógnita sigue, aunque la propia Freddie desveló en el diario holandés «IJmuider Courant» que había acabado con varios nazis a lo largo de su vida como partisana. «Yo misma he disparado un arma y los he visto caer. ¿Qué había dentro de nosotras en un momento así? Simplemente te gustaría ayudarles a levantarse», afirmó. En todo caso, la joven de las hermanas reconoció en vida que ambas «lloraron mucho» por tener que hacer aquello, aunque también reiteró en multitud de ocasiones que era casi una necesidad. Debían acabar con el enemigo. «Teníamos que hacerlo. Era un mal necesario. Nadie debería preguntarle a un soldado por sus actos en la guerra», incidió.

alemanes-holanda-k64C--510x349@abc.jpg

Soldados alemanes en Holanda
Tras la guerra, Freddie matizó para «Vice» que, a pesar de lo que se cuenta, lo más habitual era que ella fuera la encargada de engatusar a los hombres. «Cuando éramos pequeñas ella siempre decía: “Esta es mi bella hermana”. Eso era verdad. Ella era una niña fea, pero era la valiente de las dos», explicó. En sus palabras, formaban un buen equipo. «Era muy buena para hablar en público, algo que le fue muy útil también después de la guerra. Siempre se sabía los discursos de memoria. Nunca necesitó ningún apunte», completó.

Sin embargo, su larga lista de acciones contra el nazismo no se quedaba en ese punto. En las páginas que el « Washington Post» dedicó a Freddie tras su muerte se especifica también que dinamitaron puentes, «dispararon a los alemanes mientras conducían bicicletas» y se disfrazaron para ayudar a huir a muchos niños judíos de Holanda. Por descontado, también hicieron las veces de correo y transportaron armas de un lado a otro de la región sin levantar sospechas.

Aunque, como ellas mismas reconocieron, no eran asesinas sin corazón. En una ocasión, por ejemplo, recibieron la orden de raptar a los hijos del Comisionado del Reich en la región, Seyss-Inquart. La idea era intercambiarlos por algunos presos de la Resistencia que habían sido enviados a diferentes campos de concentración. Ellas se negaron, pues sabían que, si los germanos se negaban a cumplir sus deseos, tendrían que matar a los pequeños. «No somos Hitleritas. Los combatientes de la Resistencia no asesinan a niños», respondieron decididas.

«Cuando éramos pequeñas ella siempre decía: “Esta es mi bella hermana”. Eso era verdad. Ella era una niña fea, pero era la valiente de las dos»
Por desgracia, la tragedia sacudió a estas tres chicas en marzo de 1945, durante una misión que parecía como cualquier otra. En la tarde del día 21, Hannie (que se había teñido el pelo de negro para no llamar la atención de sus enemigos), transportaba un paquete con periódicos clandestinos cuando un grupo de soldados teutones le dio el alto en un control de Haarlem. La pintura de la cabellera no la salvó. Fue capturada, interrogada y torturada con el objetivo de que desvelara dónde diantres se hallaban sus colaboradoras. No lo hizo. Su lealtad fue absoluta. Aunque eso le costaría la vida.

«El 17 de abril de 1945, tres semanas antes de la liberación de los Países Bajos, Hannie Schaft fue llevada hasta las dunas de arena cercanas a Bloemendaal. Un oficial alemán de la SS le disparó, pero solo le rozó la sien. “¡Yo soy mucho mejor tiradora!”, le espetó Hannie. Entonces, un agente del NSB sacó una ametralladora y abrió fuego. Hannie estaba muerta. Su cuerpo fue enterrado a poca profundidad. Tras la guerra, los cuerpos de más de 400 resistentes fueron encontrados en esas dunas, todos hombres salvo una mujer: Hannie Schaft», añade la autora.

La «Chica del pelo rojo» se convirtió desde ese momento en una leyenda para la Resistencia holandesa. Truus, por su parte, dedicó su vida adulta a trabajar como artista y a elaborar esculturas inspiradas en su etapa como guerrillera. Murió en 2016. Freddie pasó sus traumas «casándose y teniendo bebés». Falleció en 2018, y con ella se marchó uno de los últimos testigos del RVV
https://www.abc.es/historia/abci-ni...rles-s*x*-necesario-201903130208_noticia.html
 
Gladys Palmera, historia de una mecenas inesperada
Publicado por Arturo Lezcano
Fotografía: Begoña Rivas

oie_11124632VQC2MWZu.jpg


Cuando Alejandra Fierro Eleta le dijo a su padre que iba a hacer un programa de música caribeña en la radio, este se removió en el asiento: «Lo que quieras, pero no con mi nombre», le dijo. Ella tropicalizó entonces su identidad: un nombre sugerente, que usaba su hermano para bromear, y un apellido ad hoc. Así nació Gladys Palmera.

Hoy bajo esa etiqueta convive el personaje de Fierro con su legado: una colección de cien mil discos y una radio digital que es referencia máxima en música latinoamericana y otros sonidos de raíz. Su conjunción conforma un proyecto por amor al arte nacido de esta mujer de cincuenta y nueve años de tupida cabellera entrecana, moda austera, colgante de palmera al cuello y voz de contralto, que contagia el ambiente con una risa ahogada, con ecos de humo, como sacudiéndose las evidencias que la señalan como filántropa en un mundillo huérfano de mecenas. «Yo soy solo una señora normalísima, tímida, pasional, temperamental, cabezota y apasionada de la música. Y que, además, de chiquitita ya era radioaficionada, montaba antenas con doce años. Luego, no se sabe por qué, por suerte o por destino, he acabado haciendo esto».

Todo «esto» comenzó en la cuna, en una casa con banda sonora caribeña. Su padre, empresario español con relaciones en las Américas. Su madre, panameña de ascendencia española, era hermana de Carlos Eleta, eminencia del bolero y compositor del archiconocido «Historia de un amor» («como no hay otro igual, que me hizo comprender todo el bien, todo el mal»). A Alejandra —aún no era Gladys— le cambió la vida el año que pasó en Panamá cuando cumplió los dieciocho. «Ahí conecté con la salsa de los setenta y, antes que nada, con Rubén Blades». Su álbum Metiendo mano, con Willie Colón, fue su primera adquisición y ya no paró, sobre todo cuando supo que toda la discoteca de una célebre radio panameña había desaparecido tras una inundación. «Me quedé tan impactada que dije: voy a hacer una colección el día de mañana», cuenta hoy tras unas gafas de sol pentagonales.

26939237207_8ec5f3bc01_k.jpg


Alzada en las nobles laderas de San Lorenzo de El Escorial, la casa de Fierro, llamada —cómo si no— Villa Palmera, atesora una colección única. «No es la mayor de música latinoamericana; es la mejor», dice sin atisbo de fanfarronería. Cincuenta y cinco mil vinilos, entre LP de 33 rpm, sencillos de 45 y discos de 78, y cuarenta y cinco mil CD. Repartidos en varios pisos y estancias, en estanterías correderas y anaqueles de suelo a techo, los discos guardan millones de melodías respaldadas en armonías sobre los ritmos más diversos. Un festival de metales, cuerdas y tumbaos de piano, acomodados sobre congas, bongós, güiros, claves y maracas. Y, por supuesto, voces de cuantos registros encontró a lo largo de las décadas en los reductos ocultos del universo afrolatino. «Iba a Nueva York y me metía horas y horas en tiendas, y compraba y volvía, iba a Puerto Rico, me metía en una tienda con un desván lleno de discos, tanteando con una linterna y con una máscara para no tragar polvo». Su búsqueda se ha ido diversificando, hasta hacerse incluso con colecciones completas, pero la selección sigue basándose en tres premisas: la calidad del disco, su estado de conservación y el nivel de dificultad: «Nunca sabes lo que vas a encontrar. Compras una copia, pero quizás no está bien. Ha habido discos que he comprado siete veces. En Cuba pasa mucho, porque suelen estar mal conservados, pero terminas encontrando lo que buscas», relata.

A esos parámetros podría añadirse el arte y diseño de los álbumes, otra de las debilidades de Gladys, como se comprueba en las paredes de la casa, decorada con carátulas de la era dorada del chachachá, divas caribeñas y collages que ella misma hace con discos inservibles. La colección tiene su fuerte en la música cubana de los años treinta a los sesenta. Pero también está toda la música colombiana o la salsa con todos sus sellos. Y ediciones diferentes del mismo álbum. Y, por supuesto, rarezas, lo más preciado. Un ejemplo: «Tengo un disco de un transformista cubano llamado Musmé, que hizo de un disco solo diez copias, para él. Y algunas las tengo yo». Tiene joyas como un álbum de James Dean a las tumbadoras, la serie completa de mambos de Tito Puente o una colección de la aerolínea cubana de los cincuenta. Son tantos los discos que hace tiempo Gladys decidió dejar de pensar cómo organizarlos y los dispuso por simple orden alfabético del autor, sin importar género o procedencia. Las líneas geométricas obsesivamente iguales que forman las hileras de discos solo son rotas por pegatinas que sobresalen en bandera entre los plásticos siguiendo un código de colores. Pero aún hay más. En la planta más alta de la casa, sobre una gran mesa alargada, se apretujan decenas de pósteres entelados, la mayoría de películas mexicanas de los años cuarenta y cincuenta, dispuestos para ser guardados primero y luego para ser compartidos en una exposición, igual que la música lo hace en la radio.

De nada sirve tener rarezas únicas como Chappottín y sus Estrellas o las selecciones favoritas de Arsenio Rodríguez si no se dan a escuchar. Así lo piensa Alejandra. Pudo llegar antes la colección que la radio, pero la idea inconsciente de dar a conocer su catálogo siempre percutió en su cabeza. Solo hubo que encontrar el momento. Y eso ocurrió en 1988. «Tuve una crisis existencial después de la movida. Me dije: ¿Qué te gusta hacer? ¿Te gusta la música latina y la radio? Pues adelante». Tocó a la puerta de Radio Oeste, en Pozuelo de Alarcón, y pidió que le dejasen poner su música. No solo le dijeron que sí, sino que también la invitaron a abrir la puerta, atender el teléfono y limpiar el baño. Pero a cambio también pudo al fin presentar una música que en la radio solo había tratado hasta entonces Caco Senante. Nació así Sabrosura, por Gladys Palmera. El programa funcionó tan bien que la contrató la Cope, donde el programa se emitió para toda España durante tres años. Ya en los noventa Alejandra pergeñó otros planes y se mudó a Barcelona, donde empezó una nueva aventura. Quería abrir una radio propia, pero para emitir en FM había que pagar quinientos millones de pesetas, tres millones de euros. Trazó una alianza entonces con Radio Pica, legendaria emisora libre que emite desde los años de la Transición. Con ella compartió frecuencia y horarios. En doce horas de parrilla Gladys Palmera daba cabida, desde su propia casa, a treinta programas especializados, con personajes de todo pelaje. Dice Fierro que en aquella época se ganaba cierto dinero con la publicidad, en unos años en que llegaba inmigración latinoamericana por aluvión. Pero después de trece años llegó la crisis, y decidió que su reino ya no era de FM, aunque para entonces ya había crecido con diales en Madrid y Valencia.

40908599715_bc8c9fb23b_k_result.jpg


Álex García Amat es, según su tarjeta, director de contenidos de Radio Gladys Palmera. Según la propia Alejandra, es la alma mater de la radio. A él le dijo un día de 2009 en París: «No puedo mantener esto como antes». Y entonces migraron «también en la forma de pensar» al online. Se convirtieron en una plataforma web de radio de autor, de acceso rápido e intuitivo, y desde 2014 funcionan también con aplicación, acompañando la era de los smartphones. En cualquiera de sus versiones ofrece el mismo catálogo torrencial: quince espacios de música global, cuyo archivo supera los mil quinientos podcasts, más de quinientas listas de reproducción divididas por géneros, tres canales temáticos de veinticuatro horas en streaming, blogs y, cada vez, más, vídeo de alta calidad. «Aquello de video killed the radio star no es literal, pero la imagen y el vídeo cada vez más elaborado en la radio es una realidad. Es uno de los productos que más éxito tiene», reconoce Álex. Todo sigue la lógica que siempre ha caracterizado el proyecto y que resume así García: «Radio Gladys Palmera tiene un pie en el futuro pero mirando al retrovisor». Aquí caben Benny Moré, La Lupe o los Lebron Brothers, como el chachá, el guaguancó, el boogaloo, el son, el bolero y la salsa, pero también campa la fusión inclasificable de la argentina Nathy Peluso o el folk electrónico del gallego Baiuca, por poner los dos últimos descubrimientos que suenan sin cesar. O los que la misma Alejandra nombra como recomendaciones, en un cruce estilos y latitudes: Orquesta Akokán, Ondatrópica, Dengue Dengue Dengue o Camila Moreno. Por algo dice una de sus cuñas que Gladys Palmera emite «con el pasado por delante».

Si hay un nombre ilustre que brille en esa aparente paradoja es Diego A. Manrique, al que «la jefa», como él llama a Alejandra, llamó tras su salida de Radio 3 para que se subiese al barco. El entorno no le era ajeno. «Mi primer programa en la radio pública se llamó Canela. Ponía la Fania, reggae y música brasileña», cuenta con ojos entusiasmados en el estudio madrileño de Radio Gladys Palmera —tiene otro en Barcelona—. Allí hace El mapa secreto, un caramelo monográfico semanal que se ha convertido en un ejercicio de estilo para Manrique, porque cree que el podcast es la antítesis de la radio convencional y del mainstream. Lo define como una botella lanzada al océano: «Tú la echas y no sabes quién te va a escuchar. La botella está girando y a veces la gente la abre, mira, la cierra y la vuelve a abrir. Y eso es muy bonito». Por ese sencillo estudio sin pecera también pasa cada quince días Martirio, cuyo programa, Cantes rodados, es otro podcast monográfico y, sobre todo, heterogéneo. En sus álbumes Flor de Piel y Mucho corazón, Martirio rescató temas del repertorio latinoamericano y los encajó en compases flamencos. Alejandra Fierro la entrevistó por entonces para su radio. Y hubo flechazo. «Tenemos una afinidad de amores musicales muy parecida, y una voluntad muy grande de no perder la memoria de las cosas que están bien hechas». Pero en este caso cuesta el doble, pues hay que vencer los prejuicios que arrastra la música del otro lado, da igual el nombre que se le dé:latinoamericana, afrocubana, afrolatina, caribeña.

Así lo dice Diego Manrique: «España es un país que ha identificado la modernidad con la anglofilia, cosa que no sorprende en la era del imperio anglo, pero aquí hay un prejuicio más profundo con las músicas más carnales. Su capacidad de contagio erótico nos pone un poco nerviosos. Tenemos problemas con nuestro cuerpo. La música de allá nos trae los elementos rítmicos que nos faltan a nuestra vida. Este es un país muy soso», lamenta.

41090359634_5cab990c55_k_result.jpg


No lo tuvo ni lo tiene fácil Alejandra Fierro para tumbar clichés y apuntalar un puente cultural de cuatro siglos y más de uno en lo musical. Cuenta Gladys que a Europa la música del otro lado llegó por Joséphine Baker en los años veinte como algo elegante y fino. Pero en España llegó la dictadura, y esa recepción se torció cuando Franco vio una película en la que un músico negro se besaba con una blanca, cuenta. «El único que vino a España fue el querido Antonio Machín, que todo el mundo adoraba, porque hablaba de cocoteros y Caribe en plena posguerra. Pero en España se ha vendido aquella música en plan culos y t*tas. El Caribe Mix ha hecho muchísimo daño». Hoy habla del reguetón, que casi no suena en su radio pero que podría hacerlo, dice, si «merece la pena». «El mainstream nunca me ha interesado, porque para eso te vas a Los 40. Eso me chirría los oídos», dice. Pero si tiene calidad todo cabe. «La salsa que conocemos aquí es “Ven, devórame otra vez”. Y eso sería, en todo caso, salsa romántica de alcoba. La salsa es el barrio, el orgullo de los portorriqueños en Nueva York», lamenta. Para evitar que la historia se cuente al revés, se ponen esfuerzos de cara al futuro de Gladys Palmera, la radio y la colección. Al bajar las escaleras del jardín de Villa Palmera, dejando atrás una explanada de albero y una palmera traída de Argentina —«no del trópico, así aguanta bien el frío»—, se abre la puerta de un garaje reconvertido en almacén que funciona como cocina de la colección. Tres personas trabajan a diario, una especializada en Cuba, otra en salsa y latin jazz y una tercera que se encarga de la fotografía. Aquí se digitaliza la colección disco a disco, en un proceso meticuloso que porta la magia de lo artesanal. Al llegar, cada vinilo pasa por una máquina limpiadora. Luego se le fotografía la portada y la galleta del vinilo, anverso y reverso. Se enfunda, como una matrioshka, en un primer papel satinado, que va dentro de un papel normal, a su vez en un cartón y este en la carátula oficial, finalmente encartada en un plástico, listo para guardar una vez digitalizado. Desde mayo está disponible dentro de la propia web una nueva página en la que se vuelcan contenidos de la colección y se amplían diariamente hasta el infinito.

«Yo ya tengo una edad y tengo mucha gente que depende de mí. Y yo no quiero ser una caprichosa y llegar un día y decir: señores esto no da más, se cierra, todo el mundo a la calle. Tengo que pensar en ellos más que en mí», cuenta. Entre otras cosas baraja encontrar un modelo de monetización en una radio que no tiene publicidad, o bien abrir nuevos caminos de colaboración además de los que ya tiene. Pero su obsesión sigue siendo compartir. «Hay muchísima gente que lo agradece», dice Martirio. «Escuchan cosas que no pueden oír en radios más comerciales. Ahí hay un verdadero legado para la gente que ame la música», opina la cantante. «Hay mucha gente que se conforma con acumular discos, pero hay que darle sentido a eso. A nadie le gustará presumir de mecenas, pero ¡Alejandra lo es! Ser mecenas de esta música es extraordinario. Y debería ser imitado. No mucho, pero algo sí [risas]», concluye Manrique.

La propia Gladys se encoge de hombros cuando se le dicen esas palabras, y remite a su obra más allá de la radio y la colección. «Yo he llegado donde estoy por el equipo que formamos y me gusta ayudar a los demás. Por eso monté la escuela de Panamá». Se refiere a la Escuelita del Ritmo, un conservatorio gratuito que se ha convertido también en una academia de valores para los chavales de Portobelo, un pueblo de herencia cimarrón en la empobrecida costa caribeña de Panamá. Allí, en el país de su madre, Gladys creó ese lugar para fortalecer la herencia cultural negra al tiempo que les ofrece una salida a los jóvenes. Hoy algunos de esos chicos estudian en Berklee College of Music gracias a las becas que han conseguido de su mano. Y ese, y no otro, es el verdadero cierre deseado al círculo de Gladys Palmera
41807377841_45fdd35a3f_k_result.jpg

https://www.jotdown.es/2019/03/gladys-palmera-historia-de-una-mecenas-inesperada/

Con todo mi afecto, dedicado a @BERILO . Saludos cordiales, compañera y amiga sobre todo.
 
El «héroe» que originó el Día del Padre: un soldado viudo que crió a seis hijos
En 1909, la hija de un veterano de la guerra civil estadounidense se propuso homenajear a su progenitor. Sonora Smart Dodd logró empezar así una tradición que, a día de hoy, se replica en todo el mundo
dia-padre1-kGD--620x349@abc.jpg

@abc_historia
Madrid
Actualizado:15/03/2019 01:32h
3La curiosa razón por la que se celebra el Día del Padre en España

Este 19 de marzo se celebra el Día del Padre, festividad instaurada en España gracias a los desvelos de la madrileñaManuela Vicente Ferrero allá por los años 50. La desgracia es que caerá en martes, por lo que será necesario esperar hasta la tarde para disfrutar de una celebración que la tradición católica asocia a San José, progenitor de Jesús. No obstante, poco tiene que ver el verdadero origen de esta joven conmemoración con el santoral.

¿De dónde viene, pues, el Día del Padre? Hallar su alumbramiento requiere remontarse en el calendario hasta los comienzos del siglo XX. Por entonces los recién creados EEUU acababan de estremecerse con un enfrentamiento fraternal entre los estados de la Confederación y los de la Unión. Aquella guerra civil, finalizada en 1865, había dejado miles de damnificados y no menos veteranos. Y entre ellos se hallaba el hombre gracias al que arribaría esta festividad: William Jackson Smart.

Cabe destacar que, como suele pasar en este amplio mundo que es la historia, existen diversas teorías sobre el nombre de este combatiente. Así pues, algunos autores como el sociólogo Ralph LaRossa (autor de « The Modernization of Fatherhood: A Social and Political History») afirman que era William; mientras que otros le denominan Henry.

Día de la Madre en recuerdo de su progenitora, así que la nuestra protagonista decidió inspirarse en aquella idea y empezó a organizar la celebración del primer Día del Padre.

Su idea, en principio, era que el Día del Padre se celebrara a principios del verano y que coincidiera con el cumpleaños de Smart. Sin embargo, los preparativos se aplazaron por diferentes motivos y la fiesta se terminó llevando a cabo el 19 de junio de 1910. Aquella primera fiesta fue minoritaria, pero no pasaron muchos años hasta que se generalizó en todos los Estados Unidos.

Generalización
Poco a poco, el Día del Padre extendió sus tentáculos a lo largo y ancho de todas las regiones de Estados Unidos. Quizá por ello, el presidente Calvin Coolidge apoyó su institucionalización en 1924. Menos de medio siglo después, allá por 1966, Lyndon Johnson hizo lo propio, aunque determinó que la festividad se celebraría el tercer domingo de cada mes. Para terminar, el controvertido Richard Nixon lo hizo permanente en 1972.

Así nació, según desvela la historiadora Leslie Cruz Rodríguez en «The USA: Understanding Traditions and Culture», el Día del Padre tal y como lo conocemos en la actualidad. Una festividad, por cierto, que se celebra en tantos días como regiones existen. «En algunos países de Latinoamérica se celebra el Día del Padre en diferentes fechas. Por ejemplo, en México se celebra el 20 de junio, en Costa Rica el 21, etc», añade la experta en su obra.

Ejemplo de ello es España, donde el Día del Padre se festeja el 19 de marzo. Fecha que también usan Portugal, Italia, Honduras, Guinea Ecuatoria o Bolivia. En Rusia, por ejemplo, se ha trasladado hasta el 23 de febrero y es conocida como «Día de los Defensores de la Patria». Por su parte, en otras regiones como Australia y Nueva Zelanda se apuesta por el primer domingo de septiembre
https://www.abc.es/historia/abci-he...udo-crio-seis-hijos-201903150132_noticia.html
 
¿QUIÉN ES SAN PATRICIO?Secuestros, insultos y persecuciones: la odisea del patrón de los irlandeses contra los druidas
Se pensaba que el día del patrón de los irlandeses comenzó a celebrarse en Estados Unidos en 1737, pero el año pasado se descubrió que la primera fiesta tuvo lugar en 1600, en la entonces ciudad española de San Agustín
san-patricio-cuadro-k7VG--620x349@abc.jpg

0Los mejores pubs irlandeses para celebrar «St. Patrick's Day» en Valencia

Pensábamos que el día de San Patricio comenzó a celebrarse en Estados Unidos en 1737. En concreto, en Boston, todavía bajo el mandato de España. Y que el primer desfile tuvo lugar en Nueva Yorken 1762. Pero el historiador de la Universidad del Sur de Florida en Saint Petersburg (USFSP), Michael Francis, descubrió el año pasado que la primera fiesta en honor al patrón de los irlandesestuvo lugar a principios del siglo XVII en San Agustín, entonces la capital de la Florida, más de un siglo antes de que se le rindiera tributo en esas otras ciudades.

El hallazgo se produjo buceando en el inventario de gastos de la Real Hacienda depositado en el Archivo General de Indias, en Sevilla. Francis revisaba las listas de desembolsos destinados a municiones y encontró algunas partidas de pólvora destinadas a las fiestas religiosas de la ciudad. En los gastos de 1600 había una referencia a una fiesta local en honor a San Patricio. Y al año siguiente, en el día 17 de marzo, otra que aludía a una procesión por las calles de San Agustín para celebrar la fiesta del mismo santo. Ni siquiera se había establecido aún su primer poblado británico permanente en el continente americano, que sería Jamestown, en la actual Virginia, en 1607.

Son, por lo tanto, más de cuatro siglos honrando al patrón de los irlandeses el 17 de marzo, con tradiciones que se han extendido a otras muchas partes del mundo. Pero, ¿sabemos realmente quién fue San Patricio? ¿Qué hizo en vida para que aún hoy mucha gente se vista de verde, celebre desfiles, coma sopa de patata e, incluso, beba cerveza teñida del mismo color? La explicación resumida es que fue un misionero cristiano que ayudó a Irlanda a convertirse al catolicismo en el siglo V, pero si escarbamos en su biografía hay episodios de lo más sorprendentes.

romano cristiano que trajo al mundo al futuro patrón de los irlandeses siete años después de que Teodosio el Grande declarara su credo, con el Edicto de Tesalónica, la religión oficial del Estado. Con la libertad de culto establecida por Constantino más de siete décadas atrás, su infancia no fue muy difícil. La pasó, según aseguran algunos historiadores antiguos, trabajando el campo y aspirando al mundo de las letras. Poco más se sabe de este periodo, que se encuentra entre la realidad y la leyenda, y en el que algunos han llegado a incluir algunos milagros.

El secuestro
Apenas inaugurada la adolescencia, sin embargo, todo se torció para el joven Maewyn. Al cumpli los 16 años, Patricio fue secuestrado por un grupo de piratas escotos y vendido como esclavo. Su casa familiar fue destruida y él llevado a tierras de la actual Irlanda para trabajar como esclavo en el pastoreo de animales. Allí pasó seis años, privado de libertad, aprendiendo el idioma celta y sus costumbres. En «Confesiones», una de las dos únicas obras que se conocen de San Patricio –junto a «Carta a Carotico»–, el protagonista cuenta cómo su «espíritu hervía» y «crecía en la fe» durante el cautiverio, que pasó rezando sin parar para que Dios le dijese qué podía hacer.

Un detalle que se recoge también en «Flos Sanctorum», la colección hagiográfica de las vidas de los santos que Jacobo de Vorágine escribió en el siglo XIII, muy importante en la iconografía del Arte cristiano: «Cien veces al día, y otras tantas de noche –podía leerse en esta obra–, se hincaba de rodillas a hacer oración. Su sustento eran las hierbas del campo y otros manjares groseros, creciendo siempre en espíritu».

Maewyn consiguió finalmente escapar. Según cuenta la leyenda, un sueño le había anunciado que su libertad llegaría pronto y que un barco le estaba esperando en la costa, por lo que huyó y caminó trescientos kilómetros hasta que lo encontró. Los relatos a partir de aquí son de lo más variados. Algunos autores a lo largo de la historia cuentan que regresó a su tierra natal. Otros que se marchó a Francia, donde fue acogido por el obispo de San Germán y se hizo sacerdote para volcarse en la vida monástica. Algunos cuentan que, incluso, llegó hasta Roma y conoció al Papa Celestino I, que le nombró obispo para que regresara a las tierras de irlanda, las mismas donde había permanecido secuestrado, con el objetivo de difundir la religión católica. «Dios me había conquistado y reinaba en mí», dejó escrito sobre esta decisión tomada con veintipocos años.

«Insultos»
La Irlanda que se encontró San Patricio estaba dividida en numerosos clanes sometidos a la poderosa autoridad de los druidas. Se habla incluso de la posible existencia de facciones rivales dentro de la misma clase druídica, considerados una especie de sacerdotes paganos de aquellos últimos años de la Edad Antigua irlandesa. Según algunas versiones, el patrón de los irlandeses tenía en su contra a los druidas y reyes. Según contaba en «Confesiones» –que fue escrito para responder a las acusaciones que le hicieron otros obispos por corrupción y por enriquecerse a costa de los conversos–, tuvo que «soportar una gran cantidad de insultos por parte de los incrédulos». «Me hacían continuos reproches y aun desataban persecuciones contra mí», añadía.

Algunas versiones dicen que habría aprovechado esa rivalidad acercándose a una de esas facciones, los filidh, enfrentados a los druidas, para convertirlos en la nueva élite intelectual de la nueva religión. Consiguió bautizarlos para que le ayudaran a continuar su obra mientras él combatía las prácticas mágicas atribuidas a los enemigos de estos. Parece ser que consiguió conquistar a los irlandeses a base de afecto y respeto hacia su costumbres, predicando con un lenguaje sencillo, ya que no sabían latín, y usando el trébol para explicar lo que era la Santísima Trinidad: el Dios en el que creen los cristianos formado por el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Esa es la razón de que esta planta se convirtió en el símbolo de Irlanda.

Con la confianza ya ganada y adaptado a las condiciones del lugar, formó después un clero local y varias comunidades cristianas a las que asistió durante las tres siguientes décadas. Se cree que durante este tiempo hizo un viaje a Roma para explicarle al Papa cómo iba su labor evangelizadora en la tierra de los druidas. Y que pasó temporadas largas en una pequeña isla donde había una cueva a través de la cual se dice que Dios le concedió la gracia de ver el purgatorio y los castigos que allí sufrían las almas penitentes. Una isla que, durante siglos, ha permanecido como lugar de peregrinaje.

Llegó al final de su vida culminado con éxito su labor pastoral: ordenó sacerdotes, nombró obispos, construyó iglesias y abadías e hizo que el número de conversos y sacerdotes cristianos aumentara enormemente. Nunca más abandonó aquellas tierras, en las que murió de viejo un 17 de marzo, día del patrón San Patricio. Fue enterrado en Saúl (Strangford Lough), en el mismo lugar donde había construido su primera iglesia. El año comúnmente más aceptado es el 461, a los 74 años. Medio siglo después de escapar de su amo, tras aquel sueño que le anunció que su libertad llegaría pronto escapar. «San Patricio devolvió a los irlandeses el duro trato que había recibido de ellos de una forma digna de un santo: convirtiéndoles al cristianismo. Cuando murió, en el 460, toda Irlanda era ya cristiana», asegura Louis De Wohl en « Fundada sobre roca: Historia breve de la Iglesia», el libro que escribió por un encargo del Papa Pío XII.
https://www.abc.es/historia/abci-qu...eses-contra-druidas-201903170143_noticia.html
 
Joel Kupperman, el niño prodigio que se escondió en el bosque
Michael Kupperman cuenta en un cómic, «Niño prodigio», la vida de su padre, estrella infantil de la radio y la televisión en los años cuarenta

Javier Villuendas@JVilluendas
Madrid
Actualizado:18/03/2019 01:12h

Frédéric Chopin, el risueño Joselito y Magnus Carlsen poseen una particularidad común que les separa del resto de mediocres jovenzuelos: fueron niños prodigio. Esta expresión apareció por primera vez alrededor de 1860 en Estados Unidos para describir a los preadolescentes inmigrantes que actuaban en los cabarés de las ciudades. En los años 20, los niños prodigio ya se prodigaban en todos los campos: en deporte, ciencia, arte, etcétera. Y Joel Kuppermanfue el más grande de todos, el primus inter pares. Lo sabía todo y lo demostraba en la radio y la tele ante decenas de millones de personas. Solo ignoró un detalle, las inextricables derivadas mentales que le sobrevendrían por todo ello. Hasta fue un estandarte antisemita en plena II Guerra Mundial. Pero se borró del mapa. Y ahora su hijo nos dibuja los pelos y señales psicológicos de su progenitor en un cómic llamado, como no, «Niño prodigio» (Blackie Books).

El pequeño Joel arrasaba en «Quiz Kids», el concurso de radio estilo «Saber y ganar» creado por el genio del entretenimiento Louis G. Cowan, «seguramente la persona más inteligente que aparece en este libro». Y no es poco decir, puesto que el protagonista de esta historia tenía uno de los mayores cocientes intelectuales jamás medidos: 219. Esa portentosa cabeza le daba para afirmar, de hecho, que «existe la extraña idea de que la inteligencia es un bloque único cuando en realidad uno puede ser muy listo para algunas cosas y muy tonto para otras». También decía que en ese programa no había pequeños genios. «Yo, desde luego, no lo fui», le contaría a su hijo medio siglo después.

kuppermanNBC-kNjC--510x349@abc.jpg

Joel, abajo a la derecha, con otros compañeros de programa - NBC
Más de diez mil cartas de seguidores por semana le llegaban al «Pequeño Einstein», «Euclides en miniatura», «Matemago» o «Comptómetro humano» en 1943. Uno de sus grandes rivales fue el excéntrico Gerard, un jovencito arrogante especialista en naturaleza y ornitología que cayó en desgracia cuando su tía, experta en pollos, montó uno enorme al denunciar que Joel tenía trato preferencial. El tal Gerard reconoció de adulto haberse sentido explotado y no pudo conservar ningún trabajo ni pareja en su vida. Murió solo y alcoholizado.



Kupperman también se sintió explotado. El promotor Cowan quería un niño judío como él, modo propaganda antisemita en plena Segunda Guerra Mundial. Esta luminaria radiofónica incluso creó un programa para dar refuerzo moral a los soldados a la vez que que proporcionaba información errónea al enemigo. E hizo de Joel un auténtico emblema yankee. En su apogeo, el chavalín conoció a algunas de las personas más importantes del país, como Orson Welles o Henry Ford y, aunque sabía que le utilizaban, se dejaba llevar sin más. La que sí le agobiaba era su madre, quien guardaba «osbsesivamente» todos los recortes de los periódicos en los que salía su retoño. Muchos años después era la única en casa que hablaba siempre del concurso; saboteó todos los noviazgos de Joel, era agresiva y tenaz, y practicó toda clase de estrategias psicológicas para que el chaval continuara el mayor tiempo posible en el mundo del espectáculo. Y era obvio que bien no le hacía.

resizer.php

Carlos Blanco, el caso español
¿Cuál es su primera sensación al pensar en su época televisiva? «Muy buena. Es la antítesis del personaje que comentas», responde ahora Carlos Blanco, el egiptólogo más joven y entrañable niño prodigio patrio al rememorar sus días en «Crónicas Marcianas» con tan solo 12 años. El actual profesor universitario en Comillas empezó a estudiar egipcio clásico en la Sociedad Española de Egiptología a los 11 y, al siguiente curso, ya tenía matrícula de honor. Los periódicos se hicieron eco, y también Javier Sardá, que le invitó a su «Crónicas» un solo día, en principio. Acabó quedándose año y medio. «Me invitaron a hablar sobre filosofía griega, sobre Platón. Dediqué varios programas a Egipto y la cultura mesopotámica y terminé hablando de filosofía, de la civilización china, física, literatura, teología, psiconanálisis...». A Blanco no le agradan los concursos para niños tipo pregunta-respuesta como el que encumbró a Joel Kupperman: «Lo que pasa es que el tipo de televisión que yo hacía es distinto. Era desarrollar un tema, como dar una clase».

kuppermanfoto-kNjC--510x349@abc.jpg

Joel Kupperman
Pero volvamos a Kupperman, que tras batir todos los récords y retirarse -incluso huir una temporada a otro país, a la Universidad de Cambridge (Inglaterra)-, vuelve a Estados Unidos para participar en un nuevo concurso ideado una vez más por el inagotable Cowan. Se llamaba «$64.000 Question» y cambió el concepto de televisión con esta premisa: ¿y si los concursantes volvieran y jugaran por más dinero pero se arriesgaran a perder lo ya ganado? «El niño se hace mayor ¡Y vuelve a la carga!», titulaba el «New York Post» en la última entrevista que daría en su vida el pequeño Joel. Pero el concurso estaba amañado. Y se dio cuenta. Ganó y calló, porque no quería meterse en follones, pero puso fin a su estancia en el circo. La vergüenza le carcomía. Dos años después de aquel tejemenaje, la corrupción de estos concursos llegó a tal nivel que terminó en el Senado y los tribunales, en donde su creador Cowan tuvo que testificar finiquitando su carrera.

El compañero de habitación de Kupperman en la Universidad de Chicago dice que este se levantaba todas las noches gritando. Poco después de acabar sus estudios, se construyó una casa en el bosque y se encerró en sí mismo, rodeado de arte y libros antiguos, «y se pasó los 50 años siguientes reflexionando sobre carácter, ética y moral». También fue un brillante profesor de Filosofía, «influyó en miles de jóvenes», cuenta su hijo Michael, dibujante de «The New York Times» o del «Newyorker», en este libro que su padre no pudo entender por el Alzheimer. Pero antes, mientras lo preparaba, le preguntó: ¿Cómo te sientes cuando te presentan a alguien como niño prodigio? «Siento pena».
https://www.abc.es/cultura/libros/a...gio-escondio-bosque-201903180112_noticia.html
 
El cepillo de dientes de Philip Roth
El asunto tiene su ramalazo de estropicio e ironía: Philip Roth, que resguardó su intimidad con especial celo, aparece ahora inventariado en la larga lista de sus pertenencias

escritor-Philip-Roth_1228987142_13263410_1020x583.jpg

El escritor Philip Roth.
KARINA SAINZ BORGO
PERFIL
EMAILTWITTER


PUBLICADO 22.03.2019 - 05:15
ACTUALIZADOhace 9 horas

La noticia salió a la luz pública hace un par de semanas. Menos de un año después de la muerte de uno de los más grandes escritores del siglo XX, el ático del escritor Philip Roth está en venta. Cuesta 3,2 millones de dólares y todo aquel que desee comprarlo, y por tanto mirarlo, debe pedir la vez. Sus pertenencias, como informó The Wall Street Journal, todavía están dentro. "Los zapatos del Sr. Roth todavía estaban junto a su cama, sus suéteres estaban doblados cuidadosamente en el armario y su cepillo de dientes estaba colocado en un vaso, junto al lavabo del baño", informaba la nota.

Philip Roth ha muerto, la novela americana ya no tiene quien la escribaPhilip Roth ha muerto, la novela americana ya no tiene quien la escriba
El ático de dos habitaciones ubicado cerca del Museo Americano de Historia Natural, tiene aproximadamente 500 metros cuadrados y tres balcones, también una amplia sala de estar que incorpora casi todas las estancias. En un dormitorio hay una pared cubierta de libros y varios escritorios dispersos por toda la casa, uno de ellos para escribir de pie -Roth sufría de dolores crónicos de espalda- y sobre algunos reposan ejemplares del diccionario, lapiceros e incluso una máquina de fax. La relación de objetos aparece detallada en varias publicaciones.

El asunto tiene su ramalazo de estropicio e ironía: Philip Roth, que resguardó su intimidad con especial celo, aparece ahora inventariado en la larga lista de sus pertenencias

El asunto tiene su ramalazo de estropicio e ironía: Philip Roth, que resguardó su intimidad con especial celo, aparece ahora inventariado en la larga lista de sus pertenencias. De estos asuntos hay no pocos episodios como la subasta de las cenizas y objetos de Truman Capote hasta el intento de convertir el ático donde Picasso pintó el Guernica en un spa. Un creador es su obra, no sus cachivaches y sin embargo parece difícil resistirse al influjo que ejercen, como si fuesen testigos del paso de un genio sobre la tierra.

Según reportó la revista Architectural Digest, destaca una silla Eames de cuero negro muy gastada y una otomana en la que a menudo se sentaba para contemplar la ciudad debajo de él. "La silla Eames: allí es donde se encuentra a Philip", comentó el biógrafo de Roth, Blake Bailey, al Wall Street Journal.

Muchos de los libros de Roth y algunos artículos personales eventualmente irán a la Biblioteca Pública de Newark y no se venderán con la casa. Además del piso, quienes lo deseen pueden comprar un estudio adyacente que también fue propiedad del escritor, por 675,000 dólares. Según reseñan las notas al respecto, Roth era propietario de una cuarta unidad un piso más abajo, que compró por 1.375 millones en 2007.

Superó un tiempo, clausuró una sensibilidad
Fue la voz de Estados Unidos, al menos una de las más importantes. La que levantó, cómo no, la pastoral de una nación. Philip Roth (New Jersey, 1933-2018), uno de los escritores esenciales de la narrativa americana del siglo XX y ganador del Pulitzer -y del Man Booker, y el Faulkner, y el Médicis-, superó un tiempo, clausuró una sensibilidad. A partir de él, la novela como género se convirtió en espejo. Roth tiene una obra conformada por más de 30 libros en los que exploró y abordó el caleidoscopio de sí mismo: judío, estadounidense, escritor y hombre.

Su biografía era el reflejo de una sociedad que él supo volcar en las páginas de sus historias. "He dedicado mi vida a la novela: he estudiado, he enseñado, he escrito y he leído. He dejado fuera casi todo lo demás. Ya basta. Ya no siento ese fanatismo por escribir que sentía antes", dijo el autor norteamericano a la revista francesa Les Inrockuptibles cuando anunció que dejaría de escribir, en 2012.

Eterno candidato al Nobel, su compleja obra fue rechazada una y otra vez por la Academia Sueca, que ya apuntaba miopía por ignorar la catedral de la obra del norteamericano. Hay sin duda ironía en todo esto, una mota de polvo en el cepillo de dientes, o acaso en la memoria ciclópea, de uno de los más grandes escritores del siglo XX.
https://www.vozpopuli.com/altavoz/cultura/cepillo-dientes-philip-roth-escritor_0_1228977929.html
 
Padre Llanos: el confesor de Franco que se unió al Partido Comunista
La controvertida figura de esta sacerdote se encuentra unida de forma irremediable al Pozo del Tío Raimundo, el barrio que cambió su vida
padre-llanos-klcG--620x349@abc.jpg

Manuel P. Villatoro@ABC_Historia
Actualizado:23/03/2019 04:09h
1La entrevista olvidada a Millán-Astray: el militar cojo, manco y tuerto que creó la Legión

Asombra lo difícil que es hallar los orígenes de un barrio tan castizo como el madrileño Pozo del Tío Raimundo. Una buena parte de las crónicas (recogidas por el estudioso Constancio de Castro) fechan su alumbramiento en 1925 de la mano de un asturiano que tuvo la feliz idea de levantar una vaquería al sur de la capital. Aquella fue la primera piedra de otras tantas. El siguiente edificio fue, haciendo honor al carácter español, una taberna. Antes de la Guerra Civil un emigrante andaluz ávido de trabajo empezó a construir el tercero. No obstante, el nombre final de esta barriada no proviene de ninguno de ellos, sino de un buen hombre llamado Raimundo que estableció en la zona un abrevadero para que bebieran las bestias.

resizer.php

Parece que la construcción artesanal de estas edificaciones se convirtió en tendencia, pues el Pozo del Tío Raimundo pronto se transformó en un foco de inmigración nacional. Un barrio al que acudían manchegos, andaluces y extremeños en busca de un porvenir y en el que el empezaron a multiplicarse las chabolas. Viviendas sin luz ni agua alzadas a la carrera durante la noche para evitar problemas con las autoridades. La mayor proliferación se sucedió en los años 50 a golpe de población asociada tradicionalmente a la izquierda. La falta de recursos les obligaba a ello, pues el Ayuntamiento no podía sufragarles un hogar en el que residir debido a la falta de liquidez.

Esta barriada, llena de pobreza y necesitada de ayuda, fue la que eligió el padre José María Llanos -sacerdote, jesuita, falangista y hasta confesor del mismo Francisco Franco- para residir allá por 1955. Aunque no porque le gustara, sino porque entendió que sus habitantes necesitaban el sustento espiritual (y material) que él podía entregarles. Madrileño de nacimiento, este cura tuvo los arrestos de plantarse con otros tantos compañeros en el Pozo del Tío Raimundo el 24 de septiembre. Aquella jornada inició la construcción de su propia chabola. La misma desde la que empezó una labor evangelizadora y comenzó a trabajar por y para aquellas personas. Años después la zona le cambió, pues acabó sus días con un carnet del Partido Comunista en el bolsillo y alzando el puño ante 60.000 personas en un mitin que el mismo grupo llevó a cabo en 1977.

José María Álvarez del Manzano, el futuro alcalde de Madrid, quien desveló en ABC las desventuras del sacerdote y de todos aquellos que acudían al Pozo del Tío Raimundo sin mucho más que sus ganas de ayudar.

pozo-padre-llanos-klcG--510x349@abc.jpg

ABC
Según explicaba Álvarez del Manzano en las páginas de este diario, él y tantos otros se trasladaban hasta el barrio cuando terminaban las clases en la Universidad para colaborar en la construcción de casas. «Los que procedíamos de estudios universitarios de Humanidades, alejados, por tanto, de la técnica, no éramos demasiado diestros [...] y por eso nos encomendaban labores de escasa relevancia técnica. Es decir trabajábamos de lo que entonces se denominaban peones de la construcción. Acarreábamos el material, lo transportábamos en carretillas y mezclábamos -no demasiado bien- el cemento y la arena», añadía.

A la postre, Llanos organizó su obra social a través de la Fundación Santa María del Pozo, cuyos objetivos consistían (según Sordo Medina) en «promocionar el desarrollo social y cultural en el barrio». El foco de sus esfuerzos pronto se centró en los obreros que llegaban a Madrid desde otras comunidades y que carecían de estudios para trabajar en la capital. «Entre sus funciones principales estaba la de formar a los trabajadores en diversos oficios para optar a empleos cualificados», añade el autor. A su vez, tanto él como sus compañeros jesuitas se convirtieron en gestores de empleo capaces de poner en contacto a los obreros con las empresas ávidas de mano de obra. A otros, simplemente, les ayudaba a emigrar hacia otros países.

«¿Por qué lo ha hecho?»
Más pronto que tarde, Llanos empezó a trabajar en varias asociaciones de vecinos con tendencias de izquierdas. A su vez, no dudó en colaborar en la constitución de Comisiones Obreras. Así, poco a poco, y como él mismo recordó, «quien había ido allí a ser un vecino más se fue convirtiendo en el padre o el cura del barrio». Su implicación le llevó a ser uno de los líderes sociales de la zona. Se alejó de falange, de las ideas franquistas y se imbuyó del sentimiento que había en la barriada. «Llanos llegó al Pozo en 1955 para redimir a los trabajadores. Pero fueron los trabajadores los que le redimieron a él», recordaba, años después, un vecino de la zona.

Tan rápido como inició este camino se decidió a militar en Comisiones Obreras y en el Partido Comunista. «Tan de lleno se metió en la forma de vida de aquellas gentes, tan faltas de todo y necesitadas de tanto, que poco a poco fue transcendiendo en la sociedad madrileña y española el rumor de que el Padre Llanos era comunista. Y así fue en realidad, sin abandonar su espíritu cristiano compartía, como uno más, las penurias de aquellas gentes en verdadero espíritu comunitario. Llegó incluso a hacerse con un carnet del Partido Comunista, pero sin renunciar a ninguno de los principios esenciales del Evangelio, que nadie mejor que él supo interpretar», explicaba en ABC Álvarez del Manzano.

esquela-abc-klcG--510x349@abc.jpg

ABC
Su particular cambio quedó patente a finales de mayo de 1977, cuando participó en un mitin organizado por el recién legalizado Partido Comunista de España. Una instantánea le inmortalizó con el puño en alto ante más de 60.000 personas en el campo de fútbol de Vallecas. «Pero, padre Llanos, ¿cómo se le ha ocurrido levantar el puño? ¡No lo debería haber hecho!», le espetó uno de sus colabores. La explicación de por qué decidió hacer aquello la ofreció años después su amigo, el teólogo José María Díez-Alegría: «La foto famosa fue un impulso. No éramos antimarxistas, pero tampoco marxistas. Nos tomábamos en serio el marxismo. La crítica que hace Marx al capital es válida, pero nada más. Y si Llanos se hizo el carné del PC fue para convencer a la vecindad de que realmente estaba encarnado con ellos. Pero también rezaba el rosario todos los días por las calles».

El padre Llanos falleció el 10 de febrero de 1992 en Alcalá de Henares. Y lo hizo con sus ideas intactas, como bien recordó ABC en su esquela: «Ingresó en Comisiones Obreras y en el PCE, partido que nunca abandonó y del que fue elegido en 1984 miembro de honor del Comité Central y reelegido en 1988. En 1975 se jubiló como sacerdote, aunque no abandonó su actividad sacerdotal». Unió, como bien señaló el jesuita Pedro Miguel Lamet en una charla ofrecida en 2013 sobre este personaje, dos mundos: «Le querían tanto Fraga como Carrillo; se sabe que Franco le tuvo en una lista de intocables y en su entierro se unió el rosario y la Internacional».
https://www.abc.es/historia/abci-pa...o-partido-comunista-201903230409_noticia.html
 
Back