Un rey fracasado y una reina frívola-Hispanidad Digital

Como de costumbre lian los temas para dar vueltas y mas vueltas para lleguar al principio que no es otro de que los politicos no estan a la altura por falta de profesionalismo , madurez o ambas cosas.

Ahora eso si, seguimos con la mamandurria del protocolo y a ver si el chico de la griega consigue agarrar el sillon de facto. Recepciones, foticos, encuentros a puerta cerrara cientos de articulillos y fotos en primera plana de todos los periodicos total para que siga girando la noria. ¡Que falta de madurez democraticsa XD!.
 
Los políticos no es tan a la altura

¿El pueblo que les vota está a la altura?haciendo todo lo que ordenan igual que rebaño amaestrado ,en lugar de decir os vais a enterar y botarles A TODOS EN BLOQUE.:(:(:(:(:(
Corrupción, corrupción y más corrupción,mensajitos insolentes por venir de quienes vienen,dinero fuera los mismos que nos daban consejitos para que no se olvide un euro en la declaración de la renta .
Esta todo bien claro ,nosotros y nuestro bienestar les importamos una :poop:
Ahora existe la oportunidad de hacerles ver que el pueblo es maduro y que se vayan con la música a otra parte .
En vez de castigarles se les premia.No hay país en Europa que se pasen por alto las cosas que aquí se pasan, empezando desde la cabeza.
Tal para cual?
 
Como de costumbre lian los temas para dar vueltas y mas vueltas para lleguar al principio que no es otro de que los politicos no estan a la altura por falta de profesionalismo , madurez o ambas cosas.

Ahora eso si, seguimos con la mamandurria del protocolo y a ver si el chico de la griega consigue agarrar el sillon de facto. Recepciones, foticos, encuentros a puerta cerrara cientos de articulillos y fotos en primera plana de todos los periodicos total para que siga girando la noria. ¡Que falta de madurez democraticsa XD!.


segun el lider de podemos felipe VI impecable vamos el que dice va a cambiar españa que no la va a conocer ni la madre que pario otro que se apunta al carro de la mamandurria.
 
No se trata de golpes de Estado, se trata, y es la opinion de muchos, de tener mano izquierda, de ser un buen estadista y embajador, de intentar poner a todos de acuerdo o al menos lo mas cercano a un acuerdo. Un buen estadista también es aquel que ofrece a cada quien algo con lo que sentirse satisfecho, porque si no me ofreces nada simplemente no tranzo, y al final llegar a un resultado para el bien común. No gana nada con cerrarle las puertas a Rajoy y abrírselas a Iglesias, por decir algo. Se supone que sea mediador y eso requiere no de libros y decretos sino de sabiduría innata que se tiene, o no. Son torpes y un poco imbeciles. Si no sirve para mediar, pegar dos puñetazos en la mesa y decirle a los otros que se dejen de mariconadas que el país necesita de una solución YA...entonces para que sirve un Rey?

Está claro que estos que nos han tocado, ni como elemento decorativo

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Felipe VI, el Rey que no escuchaba los consejos de familia
http://www.elmundo.es/espana/2016/05/01/57251423268e3e633a8b45d8.html

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Felipe VI, en la Zarzuela en la tercera ronda de consultas tras las elecciones del 20 de diciembre. Ángel DíazEFE
53 Comentarios
  • CARMEN REMÍREZ DE GANUZA
  • Madrid
  • @CarmenRemirez
01/05/2016 11:46

Si de algo tuvo tiempo Felipe de Borbón hasta que, a los 44 años de edad, le sobrevino el trono de España, fue de estudiar Historia. No por casualidad, colocó en su despacho el retrato de su predecesor preferido y más ilustrado, Carlos III. Pero dejó escondido en el recuerdo la foto de su propio bisabuelo, Alfonso XIII, despachando con el dictador Miguel Primo de Rivera meses antes de su irreversible exilio de España.

Es curioso que el popular Rafael Hernando evocara días atrás al general para afear al líder de Ciudadanos su propuesta de un candidato independiente a laPresidencia del Gobierno. Pero boutades aparte, lo cierto es que el fantasma del pasado planeó estos cuatro meses por los montes de El Pardo, y que el Rey ha aprendido de los errores de sus mayores. Más aún, que el nuevo Borbón ni ha borboneado ni ha aceptado siquiera consejos de familia que le apartaran de la asepsia de su libro.

En ningún artículo de la Constitución está escrito que el Monarca deba o pueda mediar en la formación de Gobierno o en el simple auspicio de un acuerdo entre partidos, como sí ocurre en la monarquía parlamentaria belga o en la holandesa.«Voy a tener menos poderes que el Rey de Suecia», se quejó el Rey Juan Carlos a los políticos de la Transición, según cuenta Eduardo Álvarez. Y sin embargo, eso es lo que mayoritariamente pensaba, tras el 20-D, la aún joven democracia española, crecida a la sombra de un solo Monarca que había sido aplaudido -antes de su declive final- por su singular complicidad con los políticos de su época.

«Esto, con Juan Carlos, no habría pasado», fue la frase más repetida entre lospopulares, apelando a la experiencia del padre, en los días en que el nuevo Rey Felipe VI se jugó su puesto. O mejor dicho, en los días en que se lo aseguró para el futuro.:cautious:

Y es que fueron tensas jornadas las que siguieron al comunicado de La Zarzueladel 22 de enero [léalo en PDF]. Aquella nota que, según un miembro de la cúpula del PP, deparó «la hora más difícil de la historia del partido», hasta el momento en que el propio Mariano Rajoy salió, sacando pecho, en rueda de prensa. La Historia está ya contada en estas páginas: el presidente en funciones no quería someterse a una investidura para ser el pimpampum de una mayoría absoluta de la Cámara. Lo que pidió al Rey, según dos de sus colaboradores, era «tiempo». Tiempo para procurar su gran coalición; o sea, para presionar a Pedro Sánchez. Los recados viajaron de Moncloa a Zarzuela, pasando incluso por el Palacio Real...

Pero lo que el Monarca leía en el libro, o sea, en la Constitución, es que él estaba obligado a hacer una propuesta. Y a ello se aplicó con escrúpulo, de manera que no sólo no transigió con la idea monclovita de pedir un informe al Consejo de Estadocapaz de desbloquear el proceso sin mediar un debate de investidura -tomando como ejemplo a la Comunidad de Madrid tras el tamayazo-, sino que puso un expreso interés en contar que él había cumplido con su función al proponer, aunque en vano, la candidatura de Rajoy. Claro que éste no se opuso a la voluntad del Rey de divulgar dicho comunicado.

Todavía se duelen en el PP de aquel gesto de neutralidad del Rey -especialmente reconocido por la izquierda- que, además de servir en bandeja a la oposición el reproche del no de Rajoy a la Corona, le otorgó a Sánchez el largo protagonismo de los meses siguientes. «No fue inocente, por parte del Monarca, dar gusto a los que menos le apoyan», se lamentaba aún estos días un dirigente del PP. «Es normal lo que hizo», objetaba otro veterano ex alto cargo, «porque los políticos vamos cambiando, pero la Corona se queda, y su tarea es preservar la institución».

El caso es que el Monarca había logrado, fiel a la letra de la Carta Magna, poner en marcha el reloj, la cuenta atrás de la legislatura, frente a un Gobierno en funcionessine die. A la Casa no le gustó que Rajoy insistiera en el debate de investidura en que, con su fracaso, Sánchez comprometía al Monarca. Sin embargo, el proceso entró en una tercera fase, en la que los intereses de unos y otros empezaron a converger.

Por primera vez, Zarzuela y Moncloa estuvieron de acuerdo en que no hacía falta emprender una tercera ronda de consultas. Se dijo que había que dar tiempo a los partidos para conformar nuevos acuerdos, pero ni Corona ni Gobierno querían más desgaste institucional, y por la mente de Palacio nunca pasó la idea de otra investidura que la meramente instrumental de Sánchez.

Lo cierto es que, a partir de ahí, el «sentido común» al que oficiosamente apelaron desde las dos instancias pasó a imponerse sobre esa letra de la Constitución que obligaba al Monarca a hacer «sucesivas propuestas». Si el criterio inicial había sido proponer al más votado, ¿cuál habría sido la siguiente: Pablo Iglesias...?

A lo largo de esa tercera fase, la Corona intentó retomar una agenda seriamente dañada por el proceso. La suspensión de la visita a Reino Unido representó el mayor de los desastres -seguido luego por la de Japón- tanto para la representación exterior de España como para la propia institución. Por aquellos días de febrero, muchos la entendieron como una sutil venganza del Gobierno hacia la Corona. Por su parte, el Ejecutivo empezó a saborear el agotamiento de la oposición.

Hasta que, por propia iniciativa, el Rey tocó a rebato con la ronda de consultas final. Si por Rajoy fuera, ni siquiera habría hecho falta. Pero al decir de los suyos, esta vez no se disgustó. Porque, ahora sí, Felipe VI renunciaba de antemano y por escrito a hacer una propuesta, si no había una mayoría suficiente. Tampoco a la oposición le pareció mal que el Monarca quisiera echar la llave a la legislatura. Para la izquierda -significada por su falta de etiqueta en Palacio y por el tuteo de Pablo Iglesias al Monarca- Felipe VI había sido «impecable». Para la derecha, finalmente, el Rey había sido «correcto» en medio de una situación «inédita».

La sorpresa vino cuando el Monarca aprovechó esa última ronda para ejercer de correa de transmisión de la calle, animando a los partidos a dos tareas: abaratar la campaña, y ahorrarle el cruce de reproches. Sólo por esas dos advertencias valía la pena el desfile de Zarzuela. El Rey había superado esta larga prueba. Muy pronto volverá a sudar la camiseta.

Los partidos desoyen al Rey y se resignan a unas nuevas elecciones.

:vomit::vomit::vomit::vomit:

Gracias por el artículo, Eleonora... Esta pobre no sabe ni lo que escribe.

En ningún artículo de la Constitución está escrito que el Monarca deba o pueda mediar en la formación de Gobierno o en el simple auspicio de un acuerdo entre partidos, como sí ocurre en la monarquía parlamentaria belga o en la holandesa
Error. De hecho, en su momento se planteó la consecución de un acuerdo como la gran prueba de fuego de Felipe. La CE sí que le otorga capacidad de movimiento. Otra cosa es que él sea capaz de manejarlo. Creo que fue @Al loro quien trajo un artículo muy esclarecedor sobre el tema al foro. Estaría bien volver a colocarlo aquí.

Y es que fueron tensas jornadas las que siguieron al comunicado de La Zarzueladel 22 de enero [léalo en PDF]. Aquella nota que, según un miembro de la cúpula del PP, deparó «la hora más difícil de la historia del partido», hasta el momento en que el propio Mariano Rajoy salió, sacando pecho, en rueda de prensa. La Historia está ya contada en estas páginas: el presidente en funciones no quería someterse a una investidura para ser el pimpampum de una mayoría absoluta de la Cámara. Lo que pidió al Rey, según dos de sus colaboradores, era «tiempo». Tiempo para procurar su gran coalición; o sea, para presionar a Pedro Sánchez. Los recados viajaron de Moncloa a Zarzuela, pasando incluso por el Palacio Real...
Aquí CR se equivocó de lo lindo... Quiso forzar, pese a que ahora quieran que lo olvidemos y se les notaron demasiado las prisas y la tergiversación en la versión de lo sucedido. El comunicado que sacaron cuando Rajoy aún no había terminado de colocarse el cinturón de seguridad en el coche con el que abandonaba Zarzuela para dirigirse a dar la rueda de prensa posterior, recuerda demasiado al anuncio del compromiso. Una torpeza con mayúsculas con las que se les vio el plumero.

Todavía se duelen en el PP de aquel gesto de neutralidad del Rey -especialmente reconocido por la izquierda- que, además de servir en bandeja a la oposición el reproche del no de Rajoy a la Corona, le otorgó a Sánchez el largo protagonismo de los meses siguientes.
¿Neutralidad? ¿Realmente quieren hacer pasar esto por un gesto de neutralidad? Si de proponer a alguien por orden de obtención de escaños se trataba, lo suyo es que tras la investidura fracasada de Sánchez, se lo propusiera a Pablo, y luego a Alberto y luego al siguiente... y así hasta el último mono del Congreso ¿Pero qué hizo nuestro flamante preparado? Mantener sine die una designación que ya había fracasado. Y ahora pretenden presentarnos la incoherencia como estrategia.

por la mente de Palacio nunca pasó la idea de otra investidura que la meramente instrumental de Sánchez.

¿En serio?

Hasta que, por propia iniciativa, el Rey tocó a rebato con la ronda de consultas final.
Todavía resuenan los ecos de las carcajadas ante tamaño gesto de carácter que quisieron vendernos.

La sorpresa vino cuando el Monarca aprovechó esa última ronda para ejercer de correa de transmisión de la calle, animando a los partidos a dos tareas: abaratar la campaña, y ahorrarle el cruce de reproches.
"Consejos vendo y para mi no tengo"

Muy pronto volverá a sudar la camiseta
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En fin... Lo que nos queda por ver.
 
No me creo nada de lo que dice Don Eulogio.
Yo tampoco. Su tirria por Letizia es inversamente proporcional a su ceguera con Felipe. La utiliza como parapeto de todo lo que él hace mal. Sin embargo, es de los que oye campanas aunque no sepa exactamente dónde está la misa. Así que vale la pena estar atentos a sus desvaríos.
 
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