Tú también fuiste a EGB ?

La generación de la EGB
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Torrebruno, Enrique y Ana y Parchís, imprescindibles para la época.

  • ¿Comías Bollycao y bebías Mirinda? Sin duda, perteneces a esta generación
  • Un libro del periodista Javi Nieves recopila los recuerdos de aquella época
Ana del Barrio | Madrid

Actualizado domingo 14/04/2013 04:45 horas
Comentarios 253
¿Te marcó la muerte de Chanquete? ¿Tenías que esperar dos horas para hacer la digestión antes de bañarte en la piscina? ¿Rebobinabas las cintas de música con un boli Bic? ¿Te la cargaste por romper un rotring 0.2? Sin duda, perteneces a la Generación EGB, esa generación adicta a las gomas Milan, los discos de Los Payasos, los libros de vacaciones Santillana, las colecciones de cromos y las carpetas forradas con las pegatinas de Tele Indiscreta o Superpop.

Era otra época, cuando los profesores podían tirar un borrador a la cabeza de sus alumnos sin recibir una demanda de los padres, la calle era el territorio comanche de miles de niños asilvestrados y los progenitores podían sacar el cinturón para amenazar a sus hijos sin acabar ante el Defensor del Menor.

Todas estas anécdotas aparecen recogidas en el libro 'Generación EGB', escrito por el periodista, Javier Nieves, tras las experiencias vividas en la sección del mismo nombre en 'La Mañana' de la Cope. Una mirada nostálgica e irónica a aquellos maravillosos años: "He querido hacer una guía de nuestros recuerdos. En aquella época, todos teníamos muchos lugares en común. Veíamos los mismos dibujos, leíamos los mismos cómics, escuchábamos la misma música... Ahora todo está mucho más diversificado", explica Nieves.

En este viaje al pasado, al autor hace un divertido recorrido por aquellos objetos que marcaron la infancia de toda una generación: el estuche Pelikán, los bolis bic (que permitían enrollar la chuleta en su tubo transparente y que también se podían usar a modo de cerbatana con pelotillas de papel), los rotrings (que costaban un pastón), las gomas Milan con olor a nata (era difícil resistirse a comérselas) y los rotuladores Carioca (perder una de sus capuchas era una tragedia).

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Las colecciones de cromos de aquella época.

¿Todavía te acuerdas de que el orden de los factores no altera el producto, de que las palabras agudas llevan tilde si terminan en vocal, en n o en s o de que los tres huesos del oído son el yunque, el martillo y el estribo? Estos conocimientos fueron grabados a sangre y fuego en la mente de los alumnos de la EGB (Educación General Básica), que también olvidó rápido cómo hacer la prueba del siete, cómo resolver una división con decimales, las partes de una flor o cómo sumar grados, minutos y segundos.

El libro hace un repaso por las frases que se decían con más frecuencia en el cole: "Habla, chucho, que no te escucho", "por mí, por todos mis compañeros y por mí el primero", "cobarde, gallina, capitán de las sardinas" o "secretitos al oído son cosa de viejas". Por no hablar de las míticas expresiones de las madres, desde el "algo habrás hecho" (cuando había castigo en el cole) al "¿pero tú qué te crees que esto es un hotel?" pasando por el clásico "es la primera vez que me siento en todo el día".

El periodista recuerda con humor que, a diferencia de la generación Ni-ni, los niños de la EGB desempeñaban tareas fundamentales en el hogar:cambiar al UHF en una época en la que no existían los mandos a distancia (por suerte sólo había dos canales), bajar la basura (el marrón siempre estaba destinado al hermano menor) o hacer los recados con las compras de última hora que se olvidaban las madres.

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¿Rebobinabas las cintas de música con un boli Bic?

Y, ¿qué decir de los 'míticos' muebles y objetos de aquellas casas que tan bien ha reflejado la serie ‘Cuéntame’? La indispensable mesa camilla, el mantel de hule, los tapetes de ganchillo (realizados normalmente por abuelas 'ganchilloadictas'), el sofá de escay o el papel pintado que dio paso al maldito gotelé.

En la dieta de la época no había ni rastro de la palabra saludable. "Cuando estábamos en la EGB el colesterol ni se había inventado. Comíamos de todo, sin fijarnos en las grasas saturadas o los carbohidratos. Y aun así para nuestras abuelas siempre estábamos escuchimizados", recuerda el libro. Los niños se dividían entre los que eran partidarios del Nesquik y los que preferían los grumitos del Cola-Cao. De merienda, el consabido bocadillo de chorizo con Revilla, el Bollycao o el bimbollo, acompañados de la Mirinda.

Los juegos de antaño también merecen un apartado especial en la obra. Lejos de las Nintendo y las Playstation, los reyes de los juegos eran entonces las chapas, las canicas, el hula hoop, el churro, mediamanga, mangotera, el escondite o el balón prisionero. En la lista de los Reyes Magos mandaban el Scalextric, el CinExin, el blandi blub, el cubo mágico de Rubik, los clicks, los madelman, magia Borrás o el Monopoly. Muchos de ellos han logrado sobrevivir hasta nuestros días.

Por supuesto, no había móvil, había que llamar con prefijo y la palabra tecnología sonaba a ciencia ficción: los relojes Casio, el walkman y el radiotransistor hasta que llegó el revolucionario.... vídeo y la cruenta lucha entre los partidarios del VHS y los visionarios del Betacam. Uno de los primeros ordenadores fue el Commodore 64, aunque la gran batalla se libró entre el Spectrum y el Amstrad.

Lo que decía la tele, iba a misa. La TV era en blanco y negro y había programas que fascinaron a cientos de niños desde mediados de los 70 hasta los 90: la Bola de Cristal, Barrio Sésamo, el Un, Dos, Tres, el Gran Circo de TVE. Todos veían los mismos dibujos animados y series como Marco o Heidi hicieron llorar a chiquillos de toda clase y condición. La banda sonora de los churumbeles de aquella etapa estaba liderada por Parchís, los payasos de la tele, Torrebruno y Enrique y Ana.

Lo cierto es que un boom de nostalgia recorre las redes sociales y en Facebook, proliferan los grupos que recuerdan aquella época dorada, mientras surgen blogs como 'Yo fui a la EGB'.

Ahora, los niños no pueden pisar la calle sin supervisión adulta, tienen infinidad de juguetes pero no saben jugar y, a veces, ni tan siquiera les dejan cantar canciones en el autobús durante las excursiones. Sin duda, ellos también renegarán de la generación de la EGB, al igual que ésta hizo con la de sus progenitores: "Cada generación está llena de buenos recuerdos. Siempre tendemos a engrandecer nuestra generación y a menospreciar a las otras. La generación actual hará lo mismo", asegura Javi Nieves.
 
Las Jhon Smit no me las quietaba nunca, las lavaba y relavaba, eran mis fetiche de aquella epoca..jaj
 
Fuaf la Casa de la pradera, no me acordaba, comno se llamaba, la chica mala, Nelson o algo asi, no?
 
Y que llevabamos en la cartera, yo me acuerdo que podia con ella de sobra, asi que serian pocos libros,
 
Y tambien me acuerdo de rezar el rosario, a las cinco en una epoca que era mayo, y cantabamos toda la escuela en el pasillo, la cancion de "la Virgen Maria bajo de los......!"

que pasada...!!
 
Este domingo millones de personas se reunirán con sus progenitoras para celebrar el Día de la Madre. Citas que, ineludiblemente, terminarán de la misma manera. "Abrígate, que hace frío"; "Tápate la barriga que te vas a enfriar. Qué manía con esos pantalones que dejan el tanga al aire": "Eso que llevas, ¿es un vestido o una camiseta?"; "A ver si te cortas el pelo, que lo llevas siempre en los ojos"; y, por supuesto: "Ten cuidado". ¿De qué? Así, en general. De todo.

Abrumar con consejos a los hijos, y, sobre todo, a las hijas, parece connatural a la maternidad. Y además, demuestra la efectividad de una de las máximas de la propaganda: un mensaje muchas veces repetido al final termina por calar. Y hondo. Porque, ¿quién no se ha planteado si podía bañarse o debía esperar las dos horas de digestión?.

"Por si acaso hija, por si acaso" o "Bébete el zumo antes de que se le vayan las vitaminas" son algunas de esas frases grabadas a fuego en la materia gris. Y detonantes de discusiones típicas de adolescente, con la salvedad de que ninguno de los protagonistas cumple ya los 30. Ni los 40 ni los 50 muchas veces. Porque para una 'drama mamá', término acuñado por la periodista Amaya Ascunce, sus hijos siempre serán bebés, aunque peinen canas, hayan recorrido medio globo terráqueo, tengan descendencia propia o un sillón en la RAE.

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Ascunce ha recopilado esos consejos (101 en concreto) en 'Cómo no ser una drama mamá' (Planeta), un relato irónico que empezó como blogy, visto su éxito, ha decidido llevar al papel. En él, además de esas frases 'de madre', se puede encontrar la opinión de Javier Urra y Rocío Ramos-Paúl -"que aportan algo de racionalidad a la historia"-, así como la de lectores anónimos. Porque con esta experiencia, Ascunce descubrió que no era la única 'drama hija', después de que lectores como Queta le confesaran que desinfectaba la casa antes de que la visitara su madre.

La autora analiza con humor esas frases, su contexto, consecuencias y excepciones. Y aunque su ausencia de carácter científico queda más que patente -ha consultado incluso al servicio pediátrico del Hospital Niño Jesús-, reconoce su efectividad: "Tengo una vida llena de 'por si acasos' y 'planes B'".



Pregunta.- ¿Qué es una drama-mamá? ¿No es una mamá a secas? ¿No es el 'drama' connatural a la madre?



Es una mamá normal pero que te aterroriza de más por si acaso piensas en no obedecerla. Ante la duda, ella te repite las cosas 20.000 veces y le añade este componente de miedo. Una madre normal te diría: "No te tragues chicles, que es malo para la tripa". Una 'drama mamá' te dice que si lo haces se te pegarán las tripas, de modo que tú te vas a la cama aterrorizada pensando si podrás vivir con los intestinos pegados. A la 'drama mamá' le pierden las formas



P.-¿Y por qué decidió desahogarse en un blog?



Un día me llamó mi madre por teléfono, y antes de colgar me dijo que apagara los fuegos antes de salir de casa. Me lo repite tantas veces, es tan absurdo... Como si fuera una pirómana. ¡Si yo nunca he quemado ninguna casa! Entonces me pregunté: "¿Cuántas de estas cosas que tanto me pesan como hija me ha dicho y por qué me las dice?" Me puse a apuntar, y en un momento me salieron más de cien. Primero pensé en un libro. Pero por falta de tiempo opté por un blog. Me parecía interesante que la gente me pudiera comentar las cosas.



P.- Y gracias a esos lectores descubrió que el mundo estaba lleno de 'drama madres'



Me hizo mucha gracia que cosas que yo pensaba que sólo las decía de mi madre, o se decían en mi pueblo, resulta que también se dicen en Argentina o Colombia. De repente descubrí que somos muchos los que hemos ido disfrazados de basura al colegio [ese disfraz tan socorrido consistente en una bolsa de basura con agujeros]. He incluido algunas de sus historias porque sus madres eran incluso peores que la mía.



P.- De modo que lo que empezó como una catarsis terminó siendo una terapia de grupo



Cuando todo empezó, yo estaba enfadada con mi madre porque estaba especialmente pesada diciéndome lo que tenía que hacer y cómo enfocar mi vida. Necesitaba soltar lastre. Y al final, se me ha dado la vuelta. Incluso le he cogido cariño a esa actitud. Antes me enfadaba mucho cuando me decía que me retirara el pelo de la cara -como me ha dicho estos días cada vez que voy a una entrevista-, porque no me parecía algo importante y siempre estábamos discutiendo por esa tontería. Ahora me hace gracia saber que hay tantas madres que siguen siendo tan pesadas con sus hijas, e incluso me ha reconciliado con esa parte que a ella le lleva a intentar seguir educándome.



P.- ¿Es inevitable que uno se sorprenda a sí mismo profiriendo esa frase materna que tanto odiaba?



Algunas son inevitables. Ahora, yo espero no decirle nunca a mi hijo eso de que "el negro del plátano está buenísimo", porque no lo está. Pero es verdad que tengo mi vida llena de "por si acasos", porque mi madre se ha preocupado de inculcarme eso.



P.- ¿Cuál es la máxima más universal?



¡Fíjate que yo pensaba que "Esto ya pasa de castaño oscuro" era una frase de mi madre! Todas son universales: la del chicle y las tripas, la de "¿Te crees que soy la dueña del Banco de España?" en sus diferentes versiones (la dueña de Telefónica, la dueña de Iberduero, piensas que tengo acciones en Fenosa...)



P.- ¿Y cuál le ha calado hondo?



La que más hondo me ha calado es una idea que ella verbaliza a través de muchos consejos, como "hasta que no se rompe no se compra otro" o "lo negro del plátano está bueno". Es una forma de inculcarme que hay que valorar las cosas. Es difícil ser caprichoso si no te conceden caprichos de pequeño; tu tolerancia a la frustración es mayor. Y no me parece mala idea. El problema, como decía antes, son las formas de la 'drama madre'. No pasa nada porque una vez te disfracen de princesa. Una vez. No es necesario con cuatro años ser la niña más fea del carnaval, disfrazada de vieja chocha con unas gafas y unos dientes horribles.



P.- ¿Y por qué esas madres, cuando se convierten en abuelas, olvidan todos sus consejos y son las más consentidoras del mundo?



Supongo que ya no tienen la responsabilidad y el miedo lo enfocan hacia ti, no hacia tus hijos. Porque ser 'drama mamá' en realidad tiene que ver con el miedo: que cojas frío, que te caigas, que te pase algo, que sufras, en definitiva.



P.- En el libro analiza racionalmente algunas de esas máximas, consultando hasta a pediatras



Hablar sobre la maternidad es muy arriesgado, la gente se lo toma muy en serio. En el blog me pusieron cosas muy duras. Me escribió un psicoanalista diciendo que tenía que ir a terapia, que difícilmente podía superar la madre que tenía simplemente escribiéndolo en un blog... Me pareció necesario poner un poco de cordura a algunas partes. Por ejemplo, cuando publiqué un 'post' diciendo que no es necesario guardar dos horas de digestión, me escribió mucha gente indignada, aludiendo a muertes de niños. Me pareció importante explicar que la causa del corte de digestión era el cambio drástico de temperatura.



P.- ¿Por qué 101 frases exactamente?



En mi casa se dice: "A la 101 se rompe". Me lo decían cuando jugaba a golpear algo con una cuchara, o pulsaba el interruptor de la luz. En algún momento tenía que parar.

ESAS FRASES DE MADRE


No te asomes a las ventanas (…) Esta frase solo debe utilizarse "en caso de tornado, huracán, tsunami, plaga de langostas y juicio final".


Si te duermes con el pelo mojado, te puede dar un aire.Ascunce asegura tener "terror a los aires, aunque sin certeza de qué narices son".

Cierra la puerta al salir de casa. "Las puertas de las casas solo se abren para entrar y para salir, el resto del tiempo están cerradas". En algún caso, además de la puerta, "¡había que apagar el gas!".

Cuando seas madre, comerás huevos. "¿Cómo puede uno desarrollarse como ser humano sin haber pasado por esa frasecita? ¡Forma parte de la existencia!".

Retírate el pelo de la cara. "Aunque tengas 33 años, las madres lo son toda la vida y con eso se ganan el derecho a decirte todo los que les parezca (…) ¡durante toda la vida!".

Los interruptores de la luz también se limpian. "Sufro cuando mi madre va a venir a mi casa por si hay algún objeto en el que yo jamás haya reparado".

Llega una edad, nena, en la que tienes que elegir entre culo o cara. "Me hizo sentirme vieja con 17 años".

Por si acaso, nena, por si acaso. "Tengo una vida llena de por si acasos y planes B (…) Va a ser difícil no usar este consejo".

Como tenga que ir yo... "Me gusta este consejo. Es más, estoy deseando tener hijos para decirlo".

Si te bebes la leche de alguien, qué menos que tener un detalle. "Una gran metáfora". Otra versión dice que "Es de bien nacidos ser agradecidos".

Si te tragas un chicle, se te van a pegar las tripas. "¡¡¡¡¡¡¡AHHHHHHHHHH!!!!!!! (…) ¿Por qué dejan al alcance de los niños un objeto tan dañino?".

Échate un novio pudiente, creyente y sin pendiente. "La nena ha oído y se queda ojiplática".

Tómate el zumo rápido que se le van las vitaminas. "Tomarme un zumo de naranja me provoca estrés. Tengo la sensación de que me estoy perdiendo lo mejor".

Algo habrás hecho tú. "Mamá, me han castigado en el colegio porque dicen que he copiado, y yo no era".

"Algo habrás hecho tú (…)" Cada vez que pasa algo en 20 kilómetros a la redonda, me pregunto ¿habré sido yo?

Si no te lo comes para cenar, pues para desayunar. "Quitando mi desorden horario, como de todo. Bueno, casi, casi".

Como sigas llorando, te voy a dar una razón para que llores de verdad. "No lloro. Casi nada. Y cuando lloro, lo hago con rabia (…) Tengo que aprender a llorar como la gente normal, sin remordimientos".

Los cromos que te regalan en la puerta del cole llevan droga. "¡Mamá, era marketing, marketing!".

Nunca compres solo dos patatas, eso es de gente triste. "Lo he superado. Eso sí, por el camino he tirado cantidades ingentes de comida podrida, sobre todo patatas·.

No hables bajito, la gente que habla bajito tiene miedo al qué dirán. "No lo entiendo. Hablar alto, que para mi madre también significa claro, es una virtud".

Nena, ponte recta, si andas encogida te va a salir chepa. "Si ve que mis futuros hijos no van rectos, les apuntaré a ballet, natación o les llevaré al médico".

Si eres mayor para trasnochar, también para madrugar. "Uf. Algo de razón tenía".

¡Ni chocolate ni chocolata!

Esto me duele más a mí que a ti. "Vamos mamá, un poquito de seriedad: no te dolía nada de nada, ni siquiera un poquito".

Y si Martita se tira por la ventana… "Pues yo detrás, mamá, porque soy un ser sin personalidad (…) Esta frase me ponía, y me pone, de los nervios".

Quien tiende bien, plancha la mitad. "Lo tengo que reconocer: mi madre tiene razón. Un gran consejo. Estupendo. Pura sabiduría de madre".

Como te caigas, vas a cobrar. "Dicho y hecho (…) Es un superpoder de madres"

¿Crees que soy la dueña del Banco de España? "Pues sí, mamá".

Bah, esos pelos se ponen rubios con el sol y ni se ven. "Me pasaba el rato en el agua para que nadie me viera".

Abrígate que viene un frente. "Incluso ahora que vivo lejos de mi madre, me llama y me informa".
 
Este domingo millones de personas se reunirán con sus progenitoras para celebrar el Día de la Madre. Citas que, ineludiblemente, terminarán de la misma manera. "Abrígate, que hace frío"; "Tápate la barriga que te vas a enfriar. Qué manía con esos pantalones que dejan el tanga al aire": "Eso que llevas, ¿es un vestido o una camiseta?"; "A ver si te cortas el pelo, que lo llevas siempre en los ojos"; y, por supuesto: "Ten cuidado". ¿De qué? Así, en general. De todo.

Abrumar con consejos a los hijos, y, sobre todo, a las hijas, parece connatural a la maternidad. Y además, demuestra la efectividad de una de las máximas de la propaganda: un mensaje muchas veces repetido al final termina por calar. Y hondo. Porque, ¿quién no se ha planteado si podía bañarse o debía esperar las dos horas de digestión?.

"Por si acaso hija, por si acaso" o "Bébete el zumo antes de que se le vayan las vitaminas" son algunas de esas frases grabadas a fuego en la materia gris. Y detonantes de discusiones típicas de adolescente, con la salvedad de que ninguno de los protagonistas cumple ya los 30. Ni los 40 ni los 50 muchas veces. Porque para una 'drama mamá', término acuñado por la periodista Amaya Ascunce, sus hijos siempre serán bebés, aunque peinen canas, hayan recorrido medio globo terráqueo, tengan descendencia propia o un sillón en la RAE.

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Ascunce ha recopilado esos consejos (101 en concreto) en 'Cómo no ser una drama mamá' (Planeta), un relato irónico que empezó como blogy, visto su éxito, ha decidido llevar al papel. En él, además de esas frases 'de madre', se puede encontrar la opinión de Javier Urra y Rocío Ramos-Paúl -"que aportan algo de racionalidad a la historia"-, así como la de lectores anónimos. Porque con esta experiencia, Ascunce descubrió que no era la única 'drama hija', después de que lectores como Queta le confesaran que desinfectaba la casa antes de que la visitara su madre.

La autora analiza con humor esas frases, su contexto, consecuencias y excepciones. Y aunque su ausencia de carácter científico queda más que patente -ha consultado incluso al servicio pediátrico del Hospital Niño Jesús-, reconoce su efectividad: "Tengo una vida llena de 'por si acasos' y 'planes B'".



Pregunta.- ¿Qué es una drama-mamá? ¿No es una mamá a secas? ¿No es el 'drama' connatural a la madre?



Es una mamá normal pero que te aterroriza de más por si acaso piensas en no obedecerla. Ante la duda, ella te repite las cosas 20.000 veces y le añade este componente de miedo. Una madre normal te diría: "No te tragues chicles, que es malo para la tripa". Una 'drama mamá' te dice que si lo haces se te pegarán las tripas, de modo que tú te vas a la cama aterrorizada pensando si podrás vivir con los intestinos pegados. A la 'drama mamá' le pierden las formas



P.-¿Y por qué decidió desahogarse en un blog?



Un día me llamó mi madre por teléfono, y antes de colgar me dijo que apagara los fuegos antes de salir de casa. Me lo repite tantas veces, es tan absurdo... Como si fuera una pirómana. ¡Si yo nunca he quemado ninguna casa! Entonces me pregunté: "¿Cuántas de estas cosas que tanto me pesan como hija me ha dicho y por qué me las dice?" Me puse a apuntar, y en un momento me salieron más de cien. Primero pensé en un libro. Pero por falta de tiempo opté por un blog. Me parecía interesante que la gente me pudiera comentar las cosas.



P.- Y gracias a esos lectores descubrió que el mundo estaba lleno de 'drama madres'



Me hizo mucha gracia que cosas que yo pensaba que sólo las decía de mi madre, o se decían en mi pueblo, resulta que también se dicen en Argentina o Colombia. De repente descubrí que somos muchos los que hemos ido disfrazados de basura al colegio [ese disfraz tan socorrido consistente en una bolsa de basura con agujeros]. He incluido algunas de sus historias porque sus madres eran incluso peores que la mía.



P.- De modo que lo que empezó como una catarsis terminó siendo una terapia de grupo



Cuando todo empezó, yo estaba enfadada con mi madre porque estaba especialmente pesada diciéndome lo que tenía que hacer y cómo enfocar mi vida. Necesitaba soltar lastre. Y al final, se me ha dado la vuelta. Incluso le he cogido cariño a esa actitud. Antes me enfadaba mucho cuando me decía que me retirara el pelo de la cara -como me ha dicho estos días cada vez que voy a una entrevista-, porque no me parecía algo importante y siempre estábamos discutiendo por esa tontería. Ahora me hace gracia saber que hay tantas madres que siguen siendo tan pesadas con sus hijas, e incluso me ha reconciliado con esa parte que a ella le lleva a intentar seguir educándome.



P.- ¿Es inevitable que uno se sorprenda a sí mismo profiriendo esa frase materna que tanto odiaba?



Algunas son inevitables. Ahora, yo espero no decirle nunca a mi hijo eso de que "el negro del plátano está buenísimo", porque no lo está. Pero es verdad que tengo mi vida llena de "por si acasos", porque mi madre se ha preocupado de inculcarme eso.



P.- ¿Cuál es la máxima más universal?



¡Fíjate que yo pensaba que "Esto ya pasa de castaño oscuro" era una frase de mi madre! Todas son universales: la del chicle y las tripas, la de "¿Te crees que soy la dueña del Banco de España?" en sus diferentes versiones (la dueña de Telefónica, la dueña de Iberduero, piensas que tengo acciones en Fenosa...)



P.- ¿Y cuál le ha calado hondo?



La que más hondo me ha calado es una idea que ella verbaliza a través de muchos consejos, como "hasta que no se rompe no se compra otro" o "lo negro del plátano está bueno". Es una forma de inculcarme que hay que valorar las cosas. Es difícil ser caprichoso si no te conceden caprichos de pequeño; tu tolerancia a la frustración es mayor. Y no me parece mala idea. El problema, como decía antes, son las formas de la 'drama madre'. No pasa nada porque una vez te disfracen de princesa. Una vez. No es necesario con cuatro años ser la niña más fea del carnaval, disfrazada de vieja chocha con unas gafas y unos dientes horribles.



P.- ¿Y por qué esas madres, cuando se convierten en abuelas, olvidan todos sus consejos y son las más consentidoras del mundo?



Supongo que ya no tienen la responsabilidad y el miedo lo enfocan hacia ti, no hacia tus hijos. Porque ser 'drama mamá' en realidad tiene que ver con el miedo: que cojas frío, que te caigas, que te pase algo, que sufras, en definitiva.



P.- En el libro analiza racionalmente algunas de esas máximas, consultando hasta a pediatras



Hablar sobre la maternidad es muy arriesgado, la gente se lo toma muy en serio. En el blog me pusieron cosas muy duras. Me escribió un psicoanalista diciendo que tenía que ir a terapia, que difícilmente podía superar la madre que tenía simplemente escribiéndolo en un blog... Me pareció necesario poner un poco de cordura a algunas partes. Por ejemplo, cuando publiqué un 'post' diciendo que no es necesario guardar dos horas de digestión, me escribió mucha gente indignada, aludiendo a muertes de niños. Me pareció importante explicar que la causa del corte de digestión era el cambio drástico de temperatura.



P.- ¿Por qué 101 frases exactamente?



En mi casa se dice: "A la 101 se rompe". Me lo decían cuando jugaba a golpear algo con una cuchara, o pulsaba el interruptor de la luz. En algún momento tenía que parar.

ESAS FRASES DE MADRE


No te asomes a las ventanas (…) Esta frase solo debe utilizarse "en caso de tornado, huracán, tsunami, plaga de langostas y juicio final".


Si te duermes con el pelo mojado, te puede dar un aire.Ascunce asegura tener "terror a los aires, aunque sin certeza de qué narices son".

Cierra la puerta al salir de casa. "Las puertas de las casas solo se abren para entrar y para salir, el resto del tiempo están cerradas". En algún caso, además de la puerta, "¡había que apagar el gas!".

Cuando seas madre, comerás huevos. "¿Cómo puede uno desarrollarse como ser humano sin haber pasado por esa frasecita? ¡Forma parte de la existencia!".

Retírate el pelo de la cara. "Aunque tengas 33 años, las madres lo son toda la vida y con eso se ganan el derecho a decirte todo los que les parezca (…) ¡durante toda la vida!".

Los interruptores de la luz también se limpian. "Sufro cuando mi madre va a venir a mi casa por si hay algún objeto en el que yo jamás haya reparado".

Llega una edad, nena, en la que tienes que elegir entre culo o cara. "Me hizo sentirme vieja con 17 años".

Por si acaso, nena, por si acaso. "Tengo una vida llena de por si acasos y planes B (…) Va a ser difícil no usar este consejo".

Como tenga que ir yo... "Me gusta este consejo. Es más, estoy deseando tener hijos para decirlo".

Si te bebes la leche de alguien, qué menos que tener un detalle. "Una gran metáfora". Otra versión dice que "Es de bien nacidos ser agradecidos".

Si te tragas un chicle, se te van a pegar las tripas. "¡¡¡¡¡¡¡AHHHHHHHHHH!!!!!!! (…) ¿Por qué dejan al alcance de los niños un objeto tan dañino?".

Échate un novio pudiente, creyente y sin pendiente. "La nena ha oído y se queda ojiplática".

Tómate el zumo rápido que se le van las vitaminas. "Tomarme un zumo de naranja me provoca estrés. Tengo la sensación de que me estoy perdiendo lo mejor".

Algo habrás hecho tú. "Mamá, me han castigado en el colegio porque dicen que he copiado, y yo no era".

"Algo habrás hecho tú (…)" Cada vez que pasa algo en 20 kilómetros a la redonda, me pregunto ¿habré sido yo?

Si no te lo comes para cenar, pues para desayunar. "Quitando mi desorden horario, como de todo. Bueno, casi, casi".

Como sigas llorando, te voy a dar una razón para que llores de verdad. "No lloro. Casi nada. Y cuando lloro, lo hago con rabia (…) Tengo que aprender a llorar como la gente normal, sin remordimientos".

Los cromos que te regalan en la puerta del cole llevan droga. "¡Mamá, era marketing, marketing!".

Nunca compres solo dos patatas, eso es de gente triste. "Lo he superado. Eso sí, por el camino he tirado cantidades ingentes de comida podrida, sobre todo patatas·.

No hables bajito, la gente que habla bajito tiene miedo al qué dirán. "No lo entiendo. Hablar alto, que para mi madre también significa claro, es una virtud".

Nena, ponte recta, si andas encogida te va a salir chepa. "Si ve que mis futuros hijos no van rectos, les apuntaré a ballet, natación o les llevaré al médico".

Si eres mayor para trasnochar, también para madrugar. "Uf. Algo de razón tenía".

¡Ni chocolate ni chocolata!

Esto me duele más a mí que a ti. "Vamos mamá, un poquito de seriedad: no te dolía nada de nada, ni siquiera un poquito".

Y si Martita se tira por la ventana… "Pues yo detrás, mamá, porque soy un ser sin personalidad (…) Esta frase me ponía, y me pone, de los nervios".

Quien tiende bien, plancha la mitad. "Lo tengo que reconocer: mi madre tiene razón. Un gran consejo. Estupendo. Pura sabiduría de madre".

Como te caigas, vas a cobrar. "Dicho y hecho (…) Es un superpoder de madres"

¿Crees que soy la dueña del Banco de España? "Pues sí, mamá".

Bah, esos pelos se ponen rubios con el sol y ni se ven. "Me pasaba el rato en el agua para que nadie me viera".

Abrígate que viene un frente. "Incluso ahora que vivo lejos de mi madre, me llama y me informa".


Papaya, genial la aportacion, pero cuenta tambien tu cuales son tus recuerdos, que es un poco el sentido del hilo, para en cada relato recordar la magia de aquellos años...
 
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