Timothy Laurence, el discreto yerno de la Queen

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Hola, me gustaria que las cotillas enteradas nos informasen de discreto segundo marido de la princesa Anne, lo que se dice sobre él, cómo se conocieron, si es un matrimonio feliz, si se lleva bien con sus suegros, hijastros y demás familia Windsor, a que se dedica desde que se retiró de la Armada...

Yo solo recuerdo sobre la boda que leí que siendo muy íntima y discreta por parte de él apenas había nadie más que su madre y la mujer toda intimidada por estar emparentando con la Queen, que se puso a charlar con ella como dos comadres cualesquiera.

En mi opinión, Anne eligió bien al segundo intento, un disciplinado marino, soltero y atractivo.​

 
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Por ser tan discreto, poco sabemos de él las cotillas pero acabo de ver esta foto en el hilo del concierto por el cumpleaños de la Queen y ... ¡Uf! tiene unas "características cromáticas faciales", muy habituales en UK, que hacen pensar que ha celebrado, y mucho, el cumpleaños de su suegra.


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Por ser tan discreto, poco sabemos de él las cotillas pero acabo de ver esta foto en el hilo del concierto por el cumpleaños de la Queen y ... ¡Uf! tiene unas "características cromáticas faciales", muy habituales en UK, que hacen pensar que ha celebrado, y mucho, el cumpleaños de su suegra.


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A mí lo que me parece es que, en estos días que ha hecho muy buen tiempo en UK, le ha dado algo el sol en la cara y, como la mayoría de los ingleses, ha empezado a coger color langosta.
 
A mí lo que me parece es que, en estos días que ha hecho muy buen tiempo en UK, le ha dado algo el sol en la cara y, como la mayoría de los ingleses, ha empezado a coger color langosta.

Pero el color langosta sería en toda la cara y a él le destaca en los mofletes. A mí me recuerda a muchos de sus compatriotas cuando salen del pub.
 
Por ser tan discreto, poco sabemos de él las cotillas pero acabo de ver esta foto en el hilo del concierto por el cumpleaños de la Queen y ... ¡Uf! tiene unas "características cromáticas faciales", muy habituales en UK, que hacen pensar que ha celebrado, y mucho, el cumpleaños de su suegra.


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La rojez delatora es si solamente fuera en la nariz.
Pero sí, hay muchos de esos. Prácticamente todos los parroquianos que te encuentras en un pub de la Inglaterra profunda la tienen.
La rojez de este caballero es más generalizada. Habría que estudiarla con detenimiento, pero parece más por el sol o por otra causa.
 
Pues yo le veo la tez colorada desde que era joven en la foto de la boda y por toda la cara. Muchos ingleses tienen asi la tez y si te has pasado una vida en la Marina, ni te digo.

Y es cierto que hoy dia Anne aparenta muchos más que los cinco años que le saca a él.

De todos modos, si es esto todo lo que se sabe de él, ¡vaya nivel de cotilleo en el foro! Habrá que tirar de prensa. Vanity Fair.

Tim Laurence, el misterioso miembro de la monarquía británica

El esposo de la princesa Ana no fue bien recibido por la familia real. Comandó buques de la Armada, pero su misión más difícil fue pedir a la Reina de Inglaterra la mano de su hija.

Por DARÍO SILVA D'ANDREA

16 de abril de 2018 / 10:02

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El vicealmirante Tim Laurence sí necesita presentación. Su figura pasa inadvertida incluso para las decenas de fotógrafos que cubren los eventos más importantes de la familia real británica. Casi nadie sabe quién es este caballero discreto y silencioso que conduce su propio automóvil, no tiene un cuerpo de seguridad y viste sencillamente. Y eso a pesar de ser el único yerno de la reina de Inglaterra.

Alto, de espalda recta y con cierto aire de autoridad, producto de su larga carrera en la Marina Británica, Timothy es el segundo esposo de la princesa Ana de Inglaterra. Conoció a su futura esposa estando al servicio de su futura suegra, Isabel II, y hoy su matrimonio dura veinticinco años. La pareja superó muchísimos titulares de la prensa que indicaban que ya no se amaban, que se llevaban mal y que Ana lo despreciaba.

Cuando Tim conoció a Ana, ella era una mujer casada con el padre de sus dos hijos, el capitán Mark Phillips. Al parecer fue un flechazo instantáneo. Ana ya estaba cansada de lo que se consideraba "un matrimonio falso y de ficción" con el engreído y mujeriego Phillips, sobre quien los tabloides esparcían rumores -bastante creíbles- sobre aventuras amorosas extramatrimoniales.

La tormenta llegó en 1989, justo cuando también llovían los rumores sobre el matrimonio de pesadilla formado por Carlos -hermano mayor de Ana- y la princesa Diana de Gales. La prensa amarillista británica contó y retrató el romance que Mark Phillips mantuvo con una mujer neozelandesa llamada Heather Tonkin. Aseguraban que el capitán le pagó 80.000 dólares anuales, durante cinco años, para que callara la existencia de una hija suya.


Los rumores resultaron ser la verdad absoluta, aunque jamás se comprobó la versión de que el policía Peter Cross fuera el amante de la desdichada princesa Ana. Lo que sí pudo comprobarse es que la princesa mantenía un fogoso, muy fogoso, romance con el comandante Laurence, uno de los ayudantes más cercanos, fieles y queridos de la reina.

La bomba estalló ese mismo año de 1989, cuando la prensa publicó una serie de cartas de amor que se intercambiaban Tim y la princesa, cinco años mayor que su amigo secreto. Las misivas, que abundaban en frases románticas, habían aparecido en una redacción de prensa después de haber desaparecido misteriosamente de las habitaciones de la princesa en el palacio de Buckingham.

La princesa Ana era todo un personaje en la monarquía británica: no era bonita ni era amable, como era de esperarse en una princesa. Todo lo contrario: según su padre, solo le interesaban los caballos, el gran amor de su vida. Tenía un lado humano, ya que era una gran activista por los derechos de los niños, pero detestaba la publicidad y odiaba a la prensa, cosa que no ayudaba en nada a mejorar su imagen.

Pero Tim amaba a Ana como era. Tras la sentencia de divorcio, el comandante de la Marina, que comandó cuatro buques de guerra, llevó a cabo la misión más importante de su vida: pedirle a la reina la mano de su hija. Todos felices, excepto una persona: la abuela de Ana, la implacable reina madre, para la cual la palabra divorcio era un tabú, una mancha imperdonable.

El 12 de diciembre de 1992, cuando todavía no se apagaba el estruendo mundial provocado por la separación de los príncipes de Gales, la princesa Ana se casó en Escocia. Eligió las Highlands escocesas porque la Iglesia de Escocia, a diferencia de la de Inglaterra, no bendecía el matrimonio de personas divorciadas. Al igual que la reina madre, que amenazó con no ir a la boda.

Mientras millones de personas de todo el mundo vieron su primera boda a través de la televisión, en 1973, la segunda boda de Ana no llamó la atención de nadie. Apenas unos fotógrafos retrataron a la princesa con un vestido usado y unos zapatos viejos conduciendo su propio automóvil al salir de la capilla donde se casó con Tim. No había carruajes, desfiles, ni multitudes ni protocolo alguno.

Aunque casado con la hija de la reina, la vida de Tim Laurence, que no recibió ningún título de nobleza, no cambió mucho. La princesa Ana y el discreto consorte alquilaron un departamento en el Dolphin Square de Londres, más tarde se mudaron a Gatcombe Park y finalmente se acomodaron en un apartamento del palacio real de St James. No tuvieron hijos, y apenas se ha escuchado hablar de Tim en los últimos 25 años.

Tim Laurence siguió yendo a pie a su oficina en el Ministerio de Defensa o a veces en su propio automóvil, aunque se comenta que su entrada a la familia no fue fácil, especialmente a causa del trato de la reina madre y de otros miembros de la Casa de Windsor, donde muchos años después todavía no era aceptado. Incluso por los hijos de Ana, Peter y Zara Phillips, y la prensa, que lo tachaba de "mantenido real".

Brian Hoey, escritor y periodista británico, afirma en su libro sobre la Casa de Windsor que el almirante Laurence tampoco muy querido por parte del personal del Palacio de Buckingham: "Es considerado como un hombre con ideas previamente formadas y con actitudes que no se encuentran entre los nacidos en la realeza", escribe.

Por esos años, la prensa volvía a acechar a la princesa Ana con especulaciones sobre su matrimonio: que no vivían juntos, que no se hablan, que apenas se ven en compromisos oficiales. "La verdad es que raramente se ven. Ya no están enamorados y depositan sus energías en el trabajo", escribió el sensacionalista Daily Express.

En privado, pese a los comentarios, la vida de Ana y Tim sigue tranquila y sin cambios. En diciembre alcanzaron los 25 años de matrimonio, un récord bastante notable entre las turbulentas generaciones jóvenes de la Casa de Windsor. La pareja sigue llevando un estilo de vida simple y quizás su mayor lujo es el yate que tienen atracado en Loch Craignish, Escocia, donde pueden hacer lo que más les gusta: escapar del mundo.



 
A mí lo que me parece es que, en estos días que ha hecho muy buen tiempo en UK, le ha dado algo el sol en la cara y, como la mayoría de los ingleses, ha empezado a coger color langosta.

Yo creo que él tiende al rosado en su tez, como se ve en fotos de su juventud.

Pero en el concierto de la reina me parece que se le acentúa por haber tomado sol con anteojos de sol.

Esta familia se ve con frecuencia disfrutando del aire libre en eventos ecuestres, así que no me extraña que Laurence esté algo bronceado.

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Pues yo le veo la tez colorada desde que era joven en la foto de la boda y por toda la cara. Muchos ingleses tienen asi la tez y si te has pasado una vida en la Marina, ni te digo.

Y es cierto que hoy dia Anne aparenta muchos más que los cinco años que le saca a él.

De todos modos, si es esto todo lo que se sabe de él, ¡vaya nivel de cotilleo en el foro! Habrá que tirar de prensa. Vanity Fair.

Tim Laurence, el misterioso miembro de la monarquía británica

El esposo de la princesa Ana no fue bien recibido por la familia real. Comandó buques de la Armada, pero su misión más difícil fue pedir a la Reina de Inglaterra la mano de su hija.


Por DARÍO SILVA D'ANDREA

16 de abril de 2018 / 10:02

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El vicealmirante Tim Laurence sí necesita presentación. Su figura pasa inadvertida incluso para las decenas de fotógrafos que cubren los eventos más importantes de la familia real británica. Casi nadie sabe quién es este caballero discreto y silencioso que conduce su propio automóvil, no tiene un cuerpo de seguridad y viste sencillamente. Y eso a pesar de ser el único yerno de la reina de Inglaterra.

Alto, de espalda recta y con cierto aire de autoridad, producto de su larga carrera en la Marina Británica, Timothy es el segundo esposo de la princesa Ana de Inglaterra. Conoció a su futura esposa estando al servicio de su futura suegra, Isabel II, y hoy su matrimonio dura veinticinco años. La pareja superó muchísimos titulares de la prensa que indicaban que ya no se amaban, que se llevaban mal y que Ana lo despreciaba.

Cuando Tim conoció a Ana, ella era una mujer casada con el padre de sus dos hijos, el capitán Mark Phillips. Al parecer fue un flechazo instantáneo. Ana ya estaba cansada de lo que se consideraba "un matrimonio falso y de ficción" con el engreído y mujeriego Phillips, sobre quien los tabloides esparcían rumores -bastante creíbles- sobre aventuras amorosas extramatrimoniales.

La tormenta llegó en 1989, justo cuando también llovían los rumores sobre el matrimonio de pesadilla formado por Carlos -hermano mayor de Ana- y la princesa Diana de Gales. La prensa amarillista británica contó y retrató el romance que Mark Phillips mantuvo con una mujer neozelandesa llamada Heather Tonkin. Aseguraban que el capitán le pagó 80.000 dólares anuales, durante cinco años, para que callara la existencia de una hija suya.

Los rumores resultaron ser la verdad absoluta, aunque jamás se comprobó la versión de que el policía Peter Cross fuera el amante de la desdichada princesa Ana. Lo que sí pudo comprobarse es que la princesa mantenía un fogoso, muy fogoso, romance con el comandante Laurence, uno de los ayudantes más cercanos, fieles y queridos de la reina.

La bomba estalló ese mismo año de 1989, cuando la prensa publicó una serie de cartas de amor que se intercambiaban Tim y la princesa, cinco años mayor que su amigo secreto. Las misivas, que abundaban en frases románticas, habían aparecido en una redacción de prensa después de haber desaparecido misteriosamente de las habitaciones de la princesa en el palacio de Buckingham.

La princesa Ana era todo un personaje en la monarquía británica: no era bonita ni era amable, como era de esperarse en una princesa. Todo lo contrario: según su padre, solo le interesaban los caballos, el gran amor de su vida. Tenía un lado humano, ya que era una gran activista por los derechos de los niños, pero detestaba la publicidad y odiaba a la prensa, cosa que no ayudaba en nada a mejorar su imagen.

Pero Tim amaba a Ana como era. Tras la sentencia de divorcio, el comandante de la Marina, que comandó cuatro buques de guerra, llevó a cabo la misión más importante de su vida: pedirle a la reina la mano de su hija. Todos felices, excepto una persona: la abuela de Ana, la implacable reina madre, para la cual la palabra divorcio era un tabú, una mancha imperdonable.

El 12 de diciembre de 1992, cuando todavía no se apagaba el estruendo mundial provocado por la separación de los príncipes de Gales, la princesa Ana se casó en Escocia. Eligió las Highlands escocesas porque la Iglesia de Escocia, a diferencia de la de Inglaterra, no bendecía el matrimonio de personas divorciadas. Al igual que la reina madre, que amenazó con no ir a la boda.

Mientras millones de personas de todo el mundo vieron su primera boda a través de la televisión, en 1973, la segunda boda de Ana no llamó la atención de nadie. Apenas unos fotógrafos retrataron a la princesa con un vestido usado y unos zapatos viejos conduciendo su propio automóvil al salir de la capilla donde se casó con Tim. No había carruajes, desfiles, ni multitudes ni protocolo alguno.

Aunque casado con la hija de la reina, la vida de Tim Laurence, que no recibió ningún título de nobleza, no cambió mucho. La princesa Ana y el discreto consorte alquilaron un departamento en el Dolphin Square de Londres, más tarde se mudaron a Gatcombe Park y finalmente se acomodaron en un apartamento del palacio real de St James. No tuvieron hijos, y apenas se ha escuchado hablar de Tim en los últimos 25 años.

Tim Laurence siguió yendo a pie a su oficina en el Ministerio de Defensa o a veces en su propio automóvil, aunque se comenta que su entrada a la familia no fue fácil, especialmente a causa del trato de la reina madre y de otros miembros de la Casa de Windsor, donde muchos años después todavía no era aceptado. Incluso por los hijos de Ana, Peter y Zara Phillips, y la prensa, que lo tachaba de "mantenido real".

Brian Hoey, escritor y periodista británico, afirma en su libro sobre la Casa de Windsor que el almirante Laurence tampoco muy querido por parte del personal del Palacio de Buckingham: "Es considerado como un hombre con ideas previamente formadas y con actitudes que no se encuentran entre los nacidos en la realeza", escribe.

Por esos años, la prensa volvía a acechar a la princesa Ana con especulaciones sobre su matrimonio: que no vivían juntos, que no se hablan, que apenas se ven en compromisos oficiales. "La verdad es que raramente se ven. Ya no están enamorados y depositan sus energías en el trabajo", escribió el sensacionalista Daily Express.

En privado, pese a los comentarios, la vida de Ana y Tim sigue tranquila y sin cambios. En diciembre alcanzaron los 25 años de matrimonio, un récord bastante notable entre las turbulentas generaciones jóvenes de la Casa de Windsor. La pareja sigue llevando un estilo de vida simple y quizás su mayor lujo es el yate que tienen atracado en Loch Craignish, Escocia, donde pueden hacer lo que más les gusta: escapar del mundo.



Gracias por el artículo.
Me pregunto qué querrán decir con ""Es considerado como un hombre con ideas previamente formadas y con actitudes que no se encuentran entre los nacidos en la realeza""

La primera oración de la frase ""Es considerado como un hombre con ideas previamente formadas" yo no lo consideraría negativo. ¿A su edad esperaban a alguien que no tuviese ideas propias?

Y la segunda oración "con actitudes que no se encuentran entre los nacidos en la realeza" puede ser algo muy positivo, según a qué se refieran.
 
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