Testigo Impertinente.Carmen Rigalt.19/06/2016.

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TESTIGO IMPERTINENTE

CARMEN
RIGALT

19/06/2016

Cuando los hombres
no saben darse el tinte

FAMOSOS QUE SE HACEN SOMBRA

En el debate a cuatro,
la Demoscopia trató bien a Rajoy e Iglesias, mientras que a Sánchez le aplicó un correctivo
De los líderes del PP y de Podemos me inquietan sus tintes de pelo. Habría que felicitar al peluquero de Mariano
Albert Rivera, que no es del todo catalán y está pasando una mala racha, tarde o temprano será presidente





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Los efectos del debate a cuatro no sólo no han prescrito sino que en algún caso están dando la vuelta a la tortilla. La Demoscopia fue amable con Rajoy e Iglesias, mientras que al candidato Sánchez le aplicó un correctivo que con los días ha despertado una reacción a su favor. No digo que Sánchez vaya a ganar las elecciones, pero podría suavizar el resultado.

Sorpresas te da la vida. El candidato socialista está pagando ahora la chulería posterior al 20-D. Sánchez ha llegado a la última campaña muy perjudicado, aunque en el debate del lunes se mostró, para asombro de muchos, más sereno y firme. Pedro Sánchez debería andar con cuidado: si vuelve a desbarrar, no levantará cabeza.

El bello malogrado le llaman algunos. No sé si es buena idea jugar a candidato americano, siempre con la esposa a punto de caramelo. Eso estará bien visto en Tennessee, no en Murcia. Entendería que Sánchez fortaleciera su discurso dirigido a las mujeres, pero despacio y con buena letra (tonterías, las justas). Sánchez no puede desperdiciar ese magnífico potencial que décadas atrás llevó al poder a tantos socialistas europeos.

Albert Rivera, al igual que Pedro Sánchez, también atraviesa una mala racha, si bien en el caso de Rivera podría ser por alguna cuestión ajena a él. En el último año he conocido a gente (sobre todo joven) que se proclamaba afecta a Rivera, aunque visto lo visto no era gente muy sincera. Pasen y vean.

Los catalanes no gozamos de muchas simpatías fuera de Cataluña. Y eso no lo digo yo, que soy catalana casi a mi pesar. Es una obviedad. En los años que llevo fuera de mi tierra me he hartado de escuchar esa muletilla que dice: «Mis mejores amigos son catalanes» (o gais o judíos o mujeres o negros). Pero es mentira. Los mejores amigos no pertenecen a una raza, una religión, un país o un género. Eso es una fantasmada dialéctica. Con los catalanes todo el mundo hace procesos de intenciones. Al final de todas las intenciones siempre está el tópico, que pesa como una losa.

Albert Rivera no es del todo catalán. Tiene un 50% de charnego (su madre es andaluza) pero no va al Rocío ni cuenta chistes, con lo cual suscita recelo entre la parroquia catalana, porque no ejerce de independentista; y entre la andaluza, porque es desaborido como si hubiera nacido en Caldas de Montbui.

Tarde o temprano, Rivera será presidente, aunque para ello tenga que aprender a bailar sevillanas rocieras y cuente chistes como un fósforo más de Carlos Herrera.

Hablando de detalles, días atrás el ministro de Educación y Cultura participó en el Foro Nueva Economía hablando del tapeo. Lo hizo ante la directora general de la Unesco y propuso que las tapas sean declaradas Patrimonio de la Humanidad, como el flamenco. Una vez conseguida la bendición de la Unesco, la tapa entraría en el Gobierno de la mano de Arias Cañete, el político que mejor se chupa los dedos. Embajadores de la tapa sería el primogénito de Ruiz-Gallardón, que ha plantado la abogacía y se ha ido a Galicia a regentar un restaurante; y como ministro plenipotenciario, con todos los honores, el Rey Emérito, que ha puesto fin a su pasado de verduritas hervidas en la Zarzuela para abonarse a las dietas hiperproteicas y ricas en colesterol.

No quería irme sin hacer alusión a Mariano Rajoy y Pablo Iglesias, los dos políticos mejor tratados por la Demoscopia. De ellos, lo que más me inquieta son sus respectivos tintes de pelo. En el caso de Mariano, se trata de un tinte felizmente alejado del caoba tipo Berlusconi, con el que tantos hombres se sienten identificados. Felicito a Mariano por el cambio, aunque realmente a quien debería felicitar es a su peluquero.

En el caso de Iglesias, pudo tratarse de un champú de color que le proporcionaba un aire de peluca. Le doy un año de tiempo para cortarse la coleta. Ahí está Justin Pierre Trudeau, primer ministro de Canadá. Los rizos de su melena se han ido quedando por el camino, sin embargo, conserva el cuerpo tatuado por debajo de su traje. Qué personalidad, qué tío.

Alba se casó (exclusiva mediante) con Fonsi Nieto, que había sido el novio eterno de Elsa Pataky. Duraron un telediario. En aquella época, por la vida de Feliciano ya habían pasado Alejandra Prat, Lara Dibildos y Jessica Bueno, y a punto estaban de caer María José Suárez y Úrsula Corberó. Vaya tropa. Alba, por su parte, había traído un hijo al mundo y se separaba de Fonsi, otro mirlo blanco. Luego, en un quiebro de la vida conoció a Feliciano y el resto ya se sabe. El matrimonio ha durado 11 meses. La pareja promete seguir batiendo récords por separado. Permaneceremos atentos a la pantalla.









Los famosos suelen basar su fama en episodios ajenos a su vida profesional, que a veces ni siquiera existe. No es el caso de Feliciano López y Alba Carrillo, que han estrechado relaciones con la fama gracias a una serie de carambolas sentimentales. Ella era modelo (supuestamente) y él, tenista, pero ninguno de los dos prometía pasar a la historia. A Carrillo le hacía sombra Nieves Álvarez; y a Feliciano, Rafa Nadal. Sin embargo, sus continuas contrariedades amorosas lograban que de vez en cuando brillaran los ‘flashes’.

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