TEATRO

“No sé hacia dónde va el teatro, estoy muy desconcertado”
El actor y director Emilio Gutiérrez Caba recala en el Festival de Teatro Clásico de Almagro con dos espectáculos

ROSANA TORRES
Madrid 15 JUN 2018



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El actor y director Emilio Gutiérrez Caba en Madrid. Q. LLENAS GETTY


Pertenece a la memoria genética del teatro y cine españoles desde que su bisabuelo Pascual Alba se hizo actor. Profesión que tuvieron su tía abuela Leocadia y su abuela Irene, quien casó con el actor Manuel Caba. Fueron padres de la conocida actriz Irene Caba Alba y ésta tuvo tres hijos con su compañero y marido, Emilio Gutiérrez. Los tres son referentes fundamentales del teatro y el cine desde la segunda mitad del siglo XX. Irene falleció hace dos décadas. Julia, sin estar retirada, cada vez se deja ver menos. Emilio se ha convertido en uno de los profesionales más prestigiados de la cultura escénica y cinematográfica españolas y su sobrina (y nieta de su hermana Irene), la actriz Irene Escolar, que comenzó su carrera a los diez años con un Lorca, le sigue a la zaga y es una de las jóvenes más reclamadas y activas del oficio. Una estirpe de trabajadores incansables, perfeccionistas y muy valorados por sus compañeros y espectadores.

El varón del clan trabaja a menudo en series, películas, montajes escénicos; habla de cine, y en perfecto catalán que aprendió de mayor, en el programa Tot es comedia de la Cadena Ser; encabeza una candidatura progresista a la presidencia de AISGE (Artistas Intérpretes Sociedad de Gestión); siempre anda enzarzado en cursos, charlas; bucea incansablemente en los clásicos del siglo XVI al XIX y en nuevos dramaturgos. Y ultima un libro sobre su legendaria familia.

Ahora estrena, casi simultáneamente, dos montajes que emanan del teatro barroco en el 41º Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro, que se inaugura el próximo 5 de julio. Tanto Fray Luis de León, donde Gutiérrez Caba es actor y director, como La Cueva de Salamanca, (está hasta el día 17 en el Teatro de la Comedia, de Madrid), donde es director y dramaturgo de un texto basado en Juan Ruiz de Alarcón, Antonio Mira de Amescua y Francisco de Rojas Zorrilla, se podrán ver en Almagro los días 6 y 7 de julio.

PREGUNTA. ¿Dónde está el origen de esa hiperactividad?

RESPUESTA. Me gusta mucho estar activo en mi profesión. Pero es un hecho circunstancial y hay temporadas que uno se las pasa en blanco.

P: ¿Y el origen de ese permanente compromiso social e ideológico con el tiempo que le ha tocado vivir?


R. Este es mi momento vital, no voy a tener otro y me apasiona lo que pasa a cada instante. La grandeza y la miseria de lo que somos.Comparar periodos históricos es apasionante.

P. ¿Qué tipo de peso lleva sobre sus espaldas por ser de la estirpe de actores a la que pertenece?


R. En todo caso el único peso que llevo es el de procurar seguir una línea coherente como hicieron ellas y ellos en mi trabajo y esforzarme en ser honesto con el público.

P. Usted es el único de su familia que desde sus inicios profesionales transita por clásicos y teatro barroco, gracias a un profesor republicano con el que hacía teatro en el Instituto San Isidro.


R. Sí; se llamaba Antonio Ayora, me enseñó a ver a los clásicos de otra manera, a vivirlos como una herencia que nos pertenece, que debemos cuidar y querer. Él me hizo ver la otra dimensión del teatro o una dimensión más.

P. ¿Y forjar sus preferencias?


R. Me encanta la dificultad de Calderón, la facilidad de Lope, la frescura de Ruíz de Alarcón. Todos tienen algo rescatable, vivo, magistral...

P. ¿Qué ofrecen los clásicos barrocos que no aporten los clásicos contemporáneos o los buenos textos actuales?


R. Supongo que nos hacen comparar el punto de vista sobre las pasiones, la estratificación de la sociedad de su época, lo importante del hecho religioso en aquella sociedad, lo intocable de la figura del rey...

P. ¿La recepción es la misma por parte de los espectadores que desde la mirada de actores y directores?

R.- No lo creo. El espectador es un elemento fundamental en el teatro de cualquier tipo, pero lo que se ofrece desde el escenario puede no conectar con él. Es apasionante comprobar lo variable del público. Lo imprevisible del público.

P. ¿Hacia dónde cree que evoluciona el teatro?


R. Francamente, no tengo la menor idea. Estamos muy desconcertados, por lo menos yo.

P. ¿Hay algo en común entre los dos espectáculos que estrena con pocos días de diferencia?


R. Su cercanía cronológica, pero poco hay entre una pieza dramática y un recital lírico. Ambos son dos hechos teatrales.


https://elpais.com/cultura/2018/06/15/actualidad/1529058047_717253.html




 
Air Otic: la sensualidad del "show gay" que sobrevuela Barcelona


GALERIA: https://www.elconfidencial.com/mult...ir-otic-show-les-fafadais-barcelona_1605475#0


19/08/2018

La compañía internacional Les Farfadais ofrece hoy 19 de agosto la última función del autodenominado "show gay" 'Air Otic', un espectáculo de temática LGTBI que mezcla varietés, cabaret y circo. Desde el 14 de este mes puede verse en el teatro Victòria de Barcelona.

"Vivir la propia vida al máximo, lejos de cualquier restricción", blande como lema el director artístico Stéphane Haffner. Creó la compañía junto con su hermano Alexandre y ya cuenta con más de 50 acróbatas, gimnastas y bailarines de todo el mundo.

'Air Otic' hace énfasis en la belleza y sensualidad del cuerpo humano para hacer gala del hedonismo "sin jamás ofender al público y siempre procurando el buen gusto artístico".


 
Una coreografía moderna para el réquiem de Brahms
El Teatro Real inaugura su temporada de danza con la pieza más emblemática de Martin Schläpfer al frente del Ballet del Rin


RAQUEL VIDALES
Madrid 10 OCT 2018


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Imagen de 'Un réquiem alemán', con coreografía de Martin Schläpfer. GERT WEIGELT


Un réquiem alemán, una de las composiciones más conocidas de Johannes Brahms, no es una obra sobre la muerte. Es una obra que se sitúa entre la vida y la muerte: justo en ese momento en el que los vivos sufren la muerte de un ser querido. Brahms empezó a concebirla en 1865, después del fallecimiento de su madre, no como un oratorio religioso —pese a utilizar textos bíblicos— sino como una meditación íntima sobre ese hecho. El resultado fue una partitura emocionante que, despojada de credos, sigue siendo inspiradora un siglo y medio después: el coreógrafo suizo Martin Schläpfer, al frente del prestigioso Ballet del Rin, la utilizó en 2011 para crear una pieza de título homónimo que desde entonces se ha convertido en emblema de la compañía que dirige.

Con esta ambiciosa producción —42 bailarines en escena, orquesta, coro, soprano y barítono en directo— inaugura este viernes el Teatro Real de Madrid su nueva temporada de danza, más extensa que las de los últimos años, que contará en los próximos meses con la Compañía Nacional de Danza, el Ballet de la Ópera de París, Sasha Waltz y el Ballet de Víctor Ullate. “Tenemos más programación de danza mantenemos la misma filosofía: compañías selectas y espectáculos emblemáticos", explicó este miércoles Joan Matabosch, director artístico de la institución, durante la presentación de la obra del Ballet del Rin.

Acompañaban a Matabosch el coreógrafo de la pieza, Martin Schläpfer, y el responsable de la dirección musical en las cuatro representaciones que se verán en Madrid (hasta el domingo), el francés Marc Piollet. La pregunta para este último era clara: ¿cómo empalmar una coreografía moderna con una partitura de hace 150 años que ni de lejos se ideó para ser bailada? “Si diriges El lago de los cisnes, todo está más claro porque la música fue imaginada con ese fin. En cambio, no hay pautas previas para esta obra, tienes que intentar captar la emoción que quiere expresar el coreógrafo en cada movimiento para intentar transmitirla también con la música. Es un gran desafío que solo puede resolverse en el momento mismo de la función”, respondió Piollet. “Hay aquí una dificultad añadida: el coro está presente en todo momento y debe acompasarse muy bien tanto con la orquesta como con los bailarines. Otro desafío”, añadió.

¿Y cuál es la emoción que quiere transmitir el coreógrafo? “De entrada, quise huir de cualquier tipo de dogma —contestó rotundo Schläpher—. Lo que me interesa de esta composición de Brahms es precisamente que se centra en las personas, en sus dudas sobre la vida y la muerte, no en doctrinas ni credos religiosos. Por eso tampoco he querido pegarme a los textos bíblicos que canta el coro”. Por eso también en esta ocasión sus bailarines no llevan zapatillas como en otros ballets suyos. “El hecho de que vayan descalzos les hace parecer más frágiles. Esto lo subrayo, además, en un momento en el que una bailarina sale con una zapatilla en un pie y el otro descalzo: eso la hace aún más vulnerable, la sitúa justo en el lugar entre la vida y la muerte”, agregó.

Schläpher, nombrado director artístico del Ballet del Rin en 2009, dio nuevos bríos a esta compañía con sede en Düsseldorf y Duisburgo incorporando al repertorio clásico creaciones más actuales, hasta convertirla en una de las formaciones más solicitadas en este momento en los escenarios internacionales. Su estilo, que él se resiste etiquetar como “ecléctico” y prefiere denominar “personal”, conjuga su formación clásica con la danza contemporánea. En 2020, Schläpfer dejará su puesto al frente de la formación alemana para hacerse cargo del Ballet de la Ópera de Viena.


PROGRAMACIÓN VARIADA

Tras el Ballet del Rin, la programación de danza del Teatro Real continuará en noviembre con una producción de la Compañía Nacional de Danza, El cascanueces, coreografiado por José Carlos Martínez. En enero el Ballet de la Ópera de París ofrecerá un programa variado con piezas de Balanchine, Jerome Robbins y Hans van Manen. En marzo se estrenaráDido y Aeneas, combinación de ópera y danza, con música de Purcell y coreografía de Sasha Waltz. La temporada terminará en mayo con una gala del Ballet Víctor Ullate en su 30ª aniversario.

https://elpais.com/cultura/2018/10/10/actualidad/1539185319_056089.html
 
Esquirlas de plata y plomo
29 Jun 2018
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RAQUEL JIMÉNEZ JIMÉNEZ
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teatro

«La gente todavía no se ha enterado de que la muerte y la vida van siempre de la mano», afirma categórica mi amiga Pilar Alonso.

Tierra, silencio, caos, oscuro. Vivimos perennemente dominados por contradicciones. Qué importante es que así sea, que las pasiones y desafectos nos posean.

Vivimos en una disconforme espera, en un continuo riesgo de sacudida. Julio.

Muchos teatros mudan la piel para sus nuevas temporadas. Mudan la piel para mudarnos el ánimo. Cargan bobinas. Hacer teatro es enhebrar, en esa aguja del tiempo presente, todas las conjugaciones de la vida.

Qué importante es que las esquirlas de plata y plomo nos atraviesen desde un escenario. Oh, palabras. Qué importante que nos provoquen y nos despierten, que nos exciten y nos vapuleen. Qué importante que nos activen, que no nos dejen inmunes a las circunstancias.

Y, qué triste, también, que sin esas esquirlas de plata y plomo no ocurra nada. Que nada nos conmueva, que nada nos avasalle. Sólo las palabras.

Esquirlas de plata y plomo en pequeñas salas como La noche justo antes de los bosques de César Barló, en microteatro (Muerte a escena), en proyectos kamikazes que me llenan siempre el alma (gracias), que me transportan a la niñez (Ilusiones, bellísimas y oníricas, por Miguel del Arco), en autores que proyectan en presente la historia de mi pasado (Los mariachis de Remón) y tantos otros que han hecho lo imposible por impedir que dejásemos de sentir.

Conozco estos últimos años a teatreros. Gente dispar (Pilar Alonso, que lanza aforismos sobre la vida y la muerte, Bea López, Sergi Márquez…) que encuentra en la cuarta pared el refugio ante la locura.

Me reconozco en teatreros, por un tuit, una sentencia de madrugada, una corriente de afinidades que nos hace creer más en Shakespeare o en Lorca que en el IBEX, confiar más en Fabre que en los datos de la prima de riesgo. Afinidades.

Nuevas temporadas se anuncian. Llega un nuevo baile de abonos, de citas en la agenda, de desear danza y teatro, de experimentar con las nuevas dramaturgias. Septiembre. Esquirlas de Boadella (El sermón del bufón), Pascal Rambert (Hermanas), Peris-Mencheta (Lehman Trilogy), Israel Elejalde (La resistencia), Alberto Conejero (La geometría del trigo), Jose Padilla (Dados), Víctor Conde (Venus), Rigola (Un enemigo del pueblo),Liddell (La letra escarlata), Carlota Ferrer (El último rinoceronte blanco), Pablo Messiez (La otra mujer), Miguel Del Arco (Jauría), Gon Ramos(Suaves), Portaceli (Jane Eyre, Mrs. Dalloway), Lima (Moby Dick, El pan y la sal), Jan Fabre (The Generosity of Dorcas), Gerardo Vera (Rojo), David Serrano (Port Arthur), Sanzol (Luces de Bohemia), Bieito (Obabakoak),Juan Mayorga (El mago), Íñigo Guardamino (Metálica, Monta al toro blanco), Natalia Menéndez (Tres sombreros de copa), Ramón Paso (Otelo a juicio), Tolcachir (La omisión de la familia Coleman) o Jaroslaw Bielski(Alguien voló sobre el nido del cuco). Llega de nuevo el debate, la deseada conjunción de espacios —públicos y privados— y proyectos, la necesidad de becas y subvenciones para espacios y creadores.

Tierra, bullicio, orden, luz. Abramos, en nosotros, nuevos espacios y nuevos tiempos para recibir, otra vez, abrazos y sacudidas, para esquirlas de plata y plomo atravesándonos el pecho desde el escenario. Oh, palabras.



https://www.zendalibros.com/esquirlas-plata-plomo/
 
La quiebra más grande jamás contada
06 Sep 2018
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RAQUEL JIMÉNEZ JIMÉNEZ
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teatro

Los Lehman Brothers suenan a resaca mal llevada, y aunque hayan pasado diez años de su bancarrota y 150 desde su creación, su historia vuelve a los titulares de la mano de una obra teatral que recorre su trayectoria empresarial.

Henry Lehman y Emanuel Lehman fundaron una pequeña empresa de venta de lana en Alabama en 1850.

Emigrantes de Baviera, se asentaron en Montgomery, y pronto se unió al negocio su hermano Mayer. La “cabeza” (Henry), el “brazo” (Emanuel) y la “patata” (Mayer) crearon así Lehman Brothers, una firma que despuntaría en el mercado americano de algodón en la última mitad del siglo XIX. Después invertirían en el sector del café, del ferrocarril, sobrevivirían al crack del 29 y formarían parte de la construcción del Canal de Panamá… Los amos del mundo.



Su final lo conocen, es la hostia económica de nuestro tiempo: un agujero de 613.000 millones de dólares en una empresa que empezó siendo familiar pero que se convirtió en el dinosaurio que fagocitó todo lo que se encontró alrededor, provocando una crisis cuyas consecuencias aún perduran.

Estos días se representa en nuestros escenarios el texto dramático de Stefano Massini (que ganó en 2015 el Premio Ubu al mejor nuevo texto italiano o escritura dramática) que narra la historia del capitalismo, de tres generaciones de la familia Lehman, el crepúsculo de los dioses en clave musical, la caída de los gigantes, de los naipes de la economía mundial.

Hace unos meses Sam Mendes dirigió esta obra teatral en la escena londinense y este mes es Sergio Peris-Mencheta (al timón de su Barco Pirata) quien dirige esta aventura.



Un texto —aún sin edición en castellano— que recorta a solo tres horas (en el original eran 4 y media) esta balada trágica para un sexteto, pues son seis intérpretes (Víctor Clavijo, Darío Paso, Pepe Lorente, Aitor Beltrán, Leo Rivera y Litus) quienes dan vida, voz y música a los más de 100 personajes del texto original de Massini.

Los actores realizan un soberbio tour de force que se graba a fuego en la memoria del espectador. Durante la poderosa representación dan alas a la historia de tres generaciones de Lehman —hombres y mujeres fruto de su tiempo— en un excitante y bullicioso relato en el que los números musicales sobresalen.

Humor, historia económica, ácida crítica y ritmo dominan una escena en constante ebullición. Seis interpretes magníficos que cantan, actúan, bailan… al tiempo que nos cuentan de un modo didáctico, y engarzado con deliciosos números musicales, la historia económica de Occidente.

Se lo digo siempre, no me la perdería.



Imágenes: Sergio Parra

https://www.zendalibros.com/la-quiebra-mas-grande-jamas-contada/

(Creo que esta obra está en gira)
 
Ibsen redivivo: ¿Quién es el enemigo del pueblo?
02 Oct 2018
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RAQUEL JIMÉNEZ JIMÉNEZ
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teatro




Henrik Ibsen vuelve a las tablas de Madrid. Lo hace con el empuje y la profesionalidad de Álex Rigola. Tras una temporada apabullante (recuerden su Vania —en Teatros del Canal— con Luis Bermejo, Irene Escolar, Ariadna Gil y Gonzalo Cunill), Rigola vuelve a desafiar la convención teatral de la cuarta pared con un texto clásico de Ibsen, Un enemigo del pueblo.




Titulado ahora Un enemigo del pueblo (Ágora), su puesta en escena se convierte en un diálogo con el espectador. Esta versión de Rigola es un reto apremiante al público que desea debatir sobre la libre elección, la democracia y la voluntad. Esta adaptación tiene una escenografía sobria marcada por unos grandes globos de helio. Sobre fondo blanco una única palabra: ÉTICA.



Este “ágora” de Rigola rescata el debate que ya inició Ibsen en 1883: ¿Todo el mundo tiene derecho a votar? ¿Está el pueblo capacitado para gobernarse a sí mismo? ¿Hasta qué punto —políticos, medios— manipulan nuestra voluntad para hacernos creer que votamos libres?

Un debate éste que continua en eco constante en tertulias políticas, televisadas o tuiteadas, en barras de bar y, ahora, en la platea del Pavón Kamikaze. En la fase de creación del montaje Rigola confesó haberse servido del texto Contra la democracia de Jason Brennan.

En Un enemigo del pueblo el doctor Stockman se propone advertir a todo su pueblo del peligro que tiene el balneario local (sus aguas subterráneas) para la salud de todos sus vecinos. Para ello se enfrentará a los altos poderes (puesto que el balneario supone la principal fuente de ingresos del pueblo y su mayor atractivo turístico) y a los intereses de los medios de comunicación locales.

Con anterioridad Enrique Llovet, Carme Portaceli, Gerardo Vera, junto con Juan Mayorga, han realizado adaptaciones de la misma.

La obra está protagonizada por Óscar de la Fuente (que interviene en la película El reino de Sorogoyen) , Francisco Reyes (lo recordarán por Los mariachis y El tratamiento de Pablo Remón y les sonará también de la reciente El reino de Sorogoyen), Irene Escolar (que participó en Vania de Rigola la pasada temporada y en ésta dará vida a uno de los papeles protagonistas de Hermanas, un texto de Pascal Rambert), Nao Albet (que formó parte de El público y de Ivánov de Rigola y que este año ha triunfado dirigiendo Mammón) e Israel Elejalde (que ya participó en la versión de Mayorga de esta obra y que está preparando un nuevo trabajo como director de escena a partir de un texto —La Resistencia— de Lucía Carballal, beca de dramaturgia contemporánea).

La atrevida versión de Rigola comienza y termina con una votación “libre” del público (muchos advierten la manipulación y se dejan llevar hasta sus ultimas consecuencias) convirtiéndose la obra en una reflexión activa sobre el sufragio universal y la falsa (o no) libertad de expresión.

Sobre la pizarra en el escenario varias preguntas sobrevuelan la puesta en escena. ¿Creéis que una compañía debe decir lo que piensa del poder pese a que eso le pueda causar quedarse sin subvenciones? ¿Creéis en la democracia? Tras ese momento de debate inicial la obra se engrosa en profundidad con un texto que interpela y cuestiona continuamente. Los actores se dirigen en todo el momento al público, la cuarta pared está ya destruida y no importa: recibe cada frase como un golpe que desea contestar.

Tras la función resuena en los corrillos el eco del debate, una encarnada crítica a la política y a la corrupción del poder. Una contundente sacudida contra el servilismo de algunos medios de comunicación, un pulso entre lo individual y lo común, el continuo enfrentamiento entre fuerza y razón.

Voting is becoming the theatrical vogue. —Michael Billington



Esta versión de Un enemigo del pueblo podrá verse hasta el 7 de octubre en el teatro Pavón Kamikaze. Después de esa fecha, habrá gira. Se lo digo siempre, no me la perdería.


https://www.zendalibros.com/ibsen-redivivo-quien-enemigo-del-pueblo/

(Obra que está en gira)
 
Teatro para no olvidar: sal sobre la herida
25 Sep 2018
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RAQUEL JIMÉNEZ JIMÉNEZ
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teatro

Hace unos días la escena madrileña acogió la (segunda) puesta en escena de El pan y la sal, una poderosa obra de Teatro del Barrio (en esta ocasión en colaboración con el Teatro Español de Madrid, el Teatro Lliure de Barcelona y el Teatro Central de Sevilla).

La obra, alumbrada hace tres años en el popular teatro de Lavapiés, vuelve ahora convertida en una pieza esencial de la temporada gracias a estos cuatro días en los que hemos visto sobre las tablas esta recuperación de la memoria histórica.

Escrita por Raúl Quirós (padre de Flores de España), El pan y la sal reivindica la necesidad de no olvidar, de no pasar página tras los crímenes de nuestra historia reciente. Para ello se sirve de un hecho real, el juicio al juez Baltasar Garzón, que funciona como hilo conductor para rescatar la historia de las víctimas abandonadas (recordemos que España es el segundo país del mundo en número de desaparecidos, tras Camboya).

En escena un jurado popular, un juez (Andrés Lima), acusación (Alberto San Juan), defensa (Ginés García Millán), el acusado (Mario Gas) y una serie de testigos (José Sacristán, Natalia Díaz, Nuria Espert, Emilio Gutiérrez Caba, Ramón Barea, Gloria Muñoz…) que explicarán su vinculación con diversas asociaciones de la Memoria y cómo la desgracia les ha golpeado en el pasado. Estos testigos son, en su mayoría, hijos y nietos de desaparecidos, personas que se aferran a preguntas sin respuesta, al silencio que recibieron por parte de nuestras instituciones, a que en esta España cainita se les señalara con el dedo.

“Cuando está de veras viva, la memoria no contempla la historia, sino que invita a hacerla. Más que en los museos, donde la pobre se aburre, la memoria está en el aire que respiramos. Ella, desde el aire, nos respira. Es contradictoria, como nosotros. Nunca está quieta. Con nosotros, cambia. A medida que van pasando los años, y los años nos van cambiando, va cambiando también nuestro recuerdo de lo vivido, lo visto y lo escuchado. Y a menudo ocurre que ponemos en la memoria lo que en ella queremos encontrar, como suele hacer la policía con los allanamientos. La nostalgia, por ejemplo, que tan gustosa es, y que tan generosamente nos brinda el calorcito de su refugio, es también tramposa. ¿Cuantas veces preferimos el pasado que inventamos al presente que nos desafía y al futuro que nos da miedo? La memoria viva no nació para ancla. Tiene, más bien, vocación de catapulta. Quiere ser puerto de partida, no de llegada. Ella no reniega de la nostalgia, pero prefiere la esperanza, su peligro, su intemperie. Creyeron los griegos que la memoria es hermana del tiempo y de la mar, y no se equivocaron”. —Eduardo Galeano

Baltasar Garzón y su juicio son sólo la excusa que Lima pone sobre las tablas para colocar al espectador en un terreno incómodo, el de recordar todo lo que hemos olvidado: el dolor, el sufrimiento de las víctimas de la guerra y de la dictadura. Un dolor que parecía agotado (por olvidado).

Lima coloca al espectador frente a la herida abierta que aún supura. El teatro es sal sobre la herida. España es una gran herida —parece decirnos el director— y aún no hemos encontrado para ella los necesarios puntos de sutura.

El teatro documental surgió en la segunda mitad del siglo XX como una respuesta al hambre de realidad. Erwin Piscator (uno de sus primeros referentes) influyó de manera decisiva en la narrativa dramática “épica” de Brecht.

“El Teatro-Documento no se sitúa en el centro del acontecer, sino que adopta la posición del que observa y analiza. Con su técnica de montaje, hace resaltar detalles claros entre el caótico material de la realidad exterior. Mediante la confrontación de detalles contradictorios, llama la atención sobre un conflicto existente.” —Peter Weiss

Posteriormente hubo una serie de fenómenos (como la aparición de internet) que vapulearon al teatro, alejándolo de esa vehiculación de la realidad. Pero el teatro cogió de nuevo las riendas uniendo poesía e investigación. El teatro documental es una delicada partitura que se desliza sobre la realidad sin ficcionarla.



En esta misma línea de teatro documental que recoge textos literales (testimonios o documentos) de la realidad (en este caso de El pan y la sal fueron transcripciones literales del juicio) encontramos en nuestra escena otros ejemplos que asientan el género, teatro para no olvidar.

No nos separamos de Teatro del Barrio para recordar algunas de sus últimas producciones como Flores de España y Ruz-Bárcenas (de Jordi Casanovas). Resaltamos el ambicioso trabajo Proyecto 43-2 (una trilogía de María San Miguel sobre el conflicto vasco). Continuamos mencionando otras producciones como In memoriam: La quinta del biberó de Lluis Pascual (reclutamiento de jóvenes para la batalla del Ebro) o los textos de próxima puesta en escena: Port Arthur (de Jordi Casanovas, basado en el interrogatorio a un acusado de una matanza en Australia) y Jauría(basado en las transcripciones del juicio a “la manada“), también escrito por Casanovas, para una obra que sacudirá la pólvora de la escena patria.

“El gran incendio de 1914 a 1918 y los tiros en enero de 1919 en Berlín derrumbaron para siempre, en el sentido aristotélico, la cuarta pared del teatro y del drama.” —Piscator, “Die Dramatisierung von Romanen”,1956.



Anoten en su carné de baile:

El pan y la sal podrá verse el 29 y 30 de septiembre en el Teatro Lliure de Barcelona y el 20 de octubre en el Teatro Central de Sevilla.

Jauría y Port Arthur podrán verse en el Teatro Pavón Kamikaze a partir del 6 de marzo de 2019.

Proyecto 43-2 se podrá ver en el Teatro de la Abadía a partir del 12 de marzo de 2019.

https://www.zendalibros.com/teatro-no-olvidar-sal-la-herida/
 
La realidad desborda la escena
La Esfera de Papel
    • JOSÉ LUIS ROMO
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  • 8 OCT. 2018 11:52
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El caso de La Manada, el crimen de Alcàsser, el fin de ETA, el juicio a Garzón... Todo puede ser material dramático. Esta temporada el teatro documental cobra fuerza sobre las tablas. Analizamos esta tedencia con sus protagonistas: Jordi Casanovas, Miguel del Arco, Marta Pazos...

Dice el académico Juan Mayorga que "la misión del arte y, en particular, la del teatro, es estar a la escucha del mundo, pero no devolver su ruido, sino su poesía". Y sus compañeros parecen darle la razón. Esta temporada varios autores y directores han sentido la urgencia de escuchar el latido de nuestra sociedad, atender a sus encrucijadas y heridas sin cicatrizar y subirlas a escena. En los próximos meses la realidad desbordará las tablas: el caso de La Manada, el juicio a Garzón por investigar los crímenes del Franquismo, el crimen de las niñas de Alcàsser, el fin de ETA... Todo ello se ha convertido en material dramático. Sin duda, la temporada 2018-2019 está marcada por el boom del teatro documental en nuestro país. Incluso un referente internacional en este terreno, como la argentina Lola Arias, visitará Madrid por primera vez.

"Creo que el público pide encontrarse en una sala para hablar y debatir los temas que que están en los informativos y los periódicos. Esto es una buena noticia porque significa que el teatro está vivo", explica Jordi Casanovas a próposito de este auge del teatro documento. El dramaturgo y director es un nombre fundamental del teatro verbatim en nuestro país y aquí convendría explicar el término: Se conoce como teatro verbatim a una rama del teatro documental en la que el dramatugo, en vez de investigar y buscar personas que den su testimonio para que sirva para de base a la experiencia teatral, utiliza un material ya preexistente. Así pues, Casanovas es capaz de hacer vibrar al público con algo tan farragoso como los sumarios judiciales. Lo logró con el del proceso a Bárcenas, que acabó convertido en una película que capturaba el espíritu del ex tesorero del PP a través de sus declaraciones al juez Ruz, y esta temporada vuelve a la carga con Jauría, una pieza basada en el sumario de La Manada dirigida por Miguel del Arco. La función llegará al Teatro Kamikaze en marzo, junto a Port Arthur, otro texto documental sobre el interrogatorio policial a un presunto delincuente en Australia dirigido por David Serrano.

"Hay temas que no sabría afrontar desde la imaginación sin que se convirtieran en algo tópico o falto de verosimilitud", explica Casanovas sobre estos trabajos. "También hay un interés puramente teatral, descubrir de qué modo afrontamos las situaciones de conflicto en la realidad. Además, siento que el compromiso de los espectadores con estas obras es muy fuerte. En una ficción, el público hace el esfuerzo de creerse lo que ocurre. Aquí , saben que van a ver las cosas cómo sucedieron y que esas palabras fueron pronunciadas. Todo cobra más fuerza".

Casanovas, además, se guarda un as en la manga. En mayo estrenará en el Teatre Principal de Valencia un proyecto que lleva años acariciando sobre el crimen de Alcàsser y que ha podido desarrollar gracias a una beca de la Fundación BBVA. "Me interesa, sobre todo, el impacto que se produjo alrededor de aquellas muertes", explica.

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El director Miguel del Arco
Jauría será la primera ocasión en la que del Arco se enfrente al teatro documental. En su caso, sus ganas de introducirse en la realidad tiene que ver "con esta sociedad que estamos construyendo en la que se celebran los juicios a golpe de titular. Ahora, todo el rato te preguntan si estás a favor o en contra de las cosas. A favor o en contra de la dimisión de Pasqual, a favor o en contra de la fusión del Teatro Real y la Zarzuela... Yo ya no voy a contestar a estas preguntas. Porque las cosas no son blancas ni negras, tiene que haber una reflexión y creo que esa reflexión es lo que puede aportar el teatro. Son piezas sobre la realidad que llegan a los escenarios tras una larga reflexión. En el texto de Casanovas no hay una coma que no aparezca en el sumario pero en la forma en la que ha unido los fragmentos, en esa corta y pega, sí que surge una opinión meditada sobre lo que ocurrió".

Para el director de cumbres como Misántropo o La función por hacer, "el teatro debe mirar donde los demás apartan la vista", por ello, en el caso de Jauría a del Arco no le interesaba meterse en los asuntos más "escabrosos o farragosos" del caso de la Manada. "Lo que yo quería indagar es en esa conciencia de la masculinidad tóxica que existe en nuestra sociedad y que hace que cinco tíos, con una formación media, vejen sexualmente a una chica y se vayan pensando que no han hecho nada malo. ¿Qué ocurre para una parte grande la sociedad también lo crea? Porque ha habido muchas manifestaciones en favor a la víctima y se ha liado de la de Dios, pero todavía hay una parte de la sociedad que cree que ellos no hicieron nada".

Ahondar en la realidad tiene sus complicaciones. Como explica el Del Arco, cuando se anunció el montaje las redes se llenaron de "mensajes de gente que preguntaba si no nos daba vergüenza enriquecernos tratando un hecho así. Yo no daba crédito, debe ser gente que no va nunca al teatro".

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Un imagen de 'Viaje al fin de la noche', de María San Miguel
Del franquismo a la violencia etarra
Andrés Lima ha sido el primero en disparar. Su montaje El pan y la sal , en el que actores de la talla de Nùria Espert, Gloria Muñoz, Mario Gas o José Sacristán leen testimonios de víctimas del Franquismo, abrió la temporada del Teatro Español, pasó por el Teatre Lliure y el sábado 20 llegará al Teatro Central de Sevilla. «Creo que el auge de este tipo de teatro tiene que ver con que existe una generación joven muy crítica, que ha empujado y quiere que le cuenten cómo ocurrieron las cosas de verdad», explica. Junto a Mayorga y Juan Cavestany, el director abordará en primavera otra obra de teatro-documento: Shok 1. El condor y el puma, en la que meten su bisturí en el golpe de Estado de Pinochet.

El compromiso social de las propuestas de Lima nos lleva al trabajo de la dramaturga María San Miguel, quien se declara pupila del cineasta Isaki Lacuesta. Esta vallisoletana lleva desde 2010 viajando al País Vasco para entrevistarse con víctimas de la violencia etarra, ex terroristas, sus hijos, cómplices... «Yo quería conocer lo que pasaba en el País Vasco sin los filtros de la prensa. Eduardo Madina y Rafaela Romero, ambos víctimas de ETA, me abrieron la puerta de este mundo y comencé a conocer gente», cuenta.

Desde entonces, acumula unas 50 grabaciones que le han ayudado a crear el Proyecto 43-2. una trilogía sobre ETA que llegará al Teatro de la Abadía en marzo. «Enfrentarme a esta obra ha hecho que cambie muchas veces mi punto de vista sobre el conflicto. Cuando empecé ETA todavía estaba en activo. De alguna forma, mi proceso artístico ha ido parejo al cambio social que se ha dado en el País Vasco. La gente al principio, tenía mucho miedo de hablar... Ahora, me emociona ver cómo expresan en alto su punto de vista en los coloquios que organizamos tras la función».

En sus funciones el 90% de lo dicho pertenece a testimonios de personas que ejercieron, sufrieron o fueron testigos de la violencia etarra. Sin embargo, asegura que "hay cosas tan fuertes que no las he metido porque la gente no las creería".

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'Garage', de Voadora Teatro
Entre la realidad y la ficción
La compañía gallega Voadora Teatro, experta en indagar en los nuevos lenguajes escénicos, introduce una interesante derivada en el género y apuesta por una fusión, a priori, imposible entre el teatro documental y la fantasía. En Garage, que se estrena el martes 9 en el Centro Dramático Nacional, se dan la mano los testimonios de las trabajadoras de la fábrica Citroën PSA-Vigo con elementos como un coche que habla, homenaje al escritor J.G. Ballard, o una muñeca de choque animada. «Queríamos experimentar. Hacer un montaje híbrido nos atraía mucho. Contar la historia de estas trabajadoras pero sin renunciar al humor y la fantasía», explica la directora Marta Pazos.

El proyecto comenzó en la región francesa de Montbeliard, donde Voadora Teatro tiene una residencia artística. Allí, la fábrica de Peugeot lo invade todo. La vida de la ciudad está intimamente vinculada a la de la factoría de coches. "Hay toda una subcultura en torno a ella. Decidimos investigar y hablamos con trabajadores de la fábrica, jubilados, sindicalistas, tías que tenían un grupo de rock industrial... De repente, nos preguntamos: '¿Qué lugar ocupan las mujeres en todo esto?'. Al final, están en mundo de hombres fabricando productos pensados para hombres". Y aquí Pazos lanza un dato estremecedor. "Los estudios de impacto de vehículos comenzaron en 1941. Todos los experimentos se hacían con muñecos de anatomía masculina pese a que los efectos en mujeres son diferentes. Hasta 2012 no ha habido prototipos de muñecos femeninos".

Para trasladar su investigación a España y crear Garage, que se estrenó este verano en el festival sScenas do Cambio, Voadora contó con las trabajadoras de la fábrica Citröen PSA-Vigo. Pazos explica que dirigir a estas trabajadoras fue muy interesante. "Yo soy bastante perfeccionista técnicamente y hay cosas que no les puede pedir. Pero en esta función el teatro y la vida están entrelazados y eso es algo que nos fascina. La realidad es imperfecta, no tiene timming, no la puedes controlar... y no importa porque eso también es muy teatral"

Quien vio su lisérgica versión de El sueño de una noche de verano sabe que con Voadora Teatro todo es posible. Y es que, a veces, es el teatro el que desborda la realidad.

http://www.elmundo.es/cultura/laesferadepapel/2018/10/08/5bb63120e2704e882a8b467e.html
 
Lola Arias: "La guerra te constituye como persona"
La Esfera de Papel
    • JOSÉ LUIS ROMO
  • 9 OCT. 2018 17:59
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La artista argentina Lola Arias
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La directora y performer argentina, una referencia en el teatro documental, debutará en Madrid con 'Campo minado', una pieza sobre la Guerra de las Malvinas interpretada por ex combatientes británicos y argentinos

La realidad desborda la escena: el caso de la Manada, el crimen de Alcàsser o el fin de ETA suben a las tablas

A la argentina Lola Arias, un referente en el teatro documento a nivel mundial, se le hace extraño cuando alguien le habla de llevar la realidad al escenario. «Primero, porque la realidad no existe. No es como si tomaras un pedazo de materia y lo pusieras arriba del escenario, sino que de alguna manera uno convierte a personas que no son actores en actores, transforma su experiencia en un texto, agarra una historia y hace de ella ficción para convertirla en arte. Con lo cual, eso que llamamos 'lo real' no existe cuando uno va a ver teatro documental. Sí podemos encontrar esa cosa extraña que es la autenticidad, que es como un efecto de realidad. Ves que el texto y el cuerpo de una persona palpita de una manera especial».

La reflexión anterior es una buena base para empezar a indagar en el trabajo de esta actriz, dramaturga, performer y directora que ha mostrado sus creaciones, la mayoría de ellas exploraciones en torno a la memoria, en prestigiosos certámenes como el Festival de Avignon o centros del arte del calibre del Museo de Arte Contemporáneo de Chicago.

Esta temporada, por fin, debuta en Madrid. Campo minado llegará en noviembre a los Teatros del Canal, tras haberse convertido en un fenómeno en su Argentina natal. En este montaje, Lola Arias reúne a tres ex combatientes argentinos y británicos de la Guerra de las Malvinas para indagar en las secuelas que la guerra causó en unos jóvenes que apenas habían vivido antes de que sus gobiernos les enviasen a matar (o morir) por unas islas que jamás habían pisado.

«Me interesaba entender qué significaba ser un veterano de esta guerra. El montaje transcurre 35 años después del conflicto y que haya pasado tanto tiempo es importante porque te das cuenta de qué manera la guerra vuelve en estas personas. Estos hombres fueron a las Malvinas con 18 o 19 años y ahora tienen 60. Uno puede ver lo que la guerra hizo con ellos: en qué los convirtió. Si hay algo que entendí es que los efectos de la guerra no se ven cuando regresan los barcos y camiones cargados de los soldados, sino que, a veces, sus efectos aparecen 20 o 30 años después. La semana pasada se suicidó un veterano acá, en Argentina. La guerra es una experiencia irreversible que te constituye como persona, te convierte en otro».

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Imagen de 'Campo minado'.
Para entender el calado emocional de esta función, es importante ser consciente de lo que la Guerra de las Malvinas supuso para Argentina. En apenas tres meses murieron más de 650 jóvenes. Todavía hoy sigue siendo un trauma nacional, aún se pueden ver pintadas por las calles de Buenos Aires reclamando la soberanía del archipiélago y existen multitud de colegios que se llaman Las Malvinas Argentinas. «Uno de los veteranos argentinos, Marcelo, ni siquiera podía escuchar música en inglés. Costó mucho convencerle de que compartiera escenario con un británico porque para él era claudicar. Renunciar a las Malvinas. Pero eso era otro elemento que me interesaba investigar, el encuentro con el otro. Cuando se conocieron, empezaron a dimensionar cómo era el dolor de sus enemigos. Cómo se habían construido una imagen de ellos cimentada en el odio. De repente, tenían delante a una persona real, con una vida marcada también por la guerra». Como el propio Marcelo explica en un momento del montaje: «Para aprender a disparar primero tuve que aprender a odiar y, después es muy difícil sacarse ese odio».

Campo minado, como la mayoría de los trabajos que realmente merecen la pena, es fruto de un largo proceso creativo. Lola Arias empezó a trabajar en él durante una videoinstalación en Londres hace cinco años. «Al principio, tan sólo aparecían seis veteranos argentinos, que recreaban la guerra desde sus trabajos actuales. Porque los soldados de aquella guerra hoy pueden ser cualquier cosa. Psiquiatras, cantantes de ópera, mecánicos... Había un nadador que recreaba el hundimiento del barco en la pileta».

Finalmente, la obra se estrenaría en el Royal Court Theatre en 2016, ya con su elenco anglo-argentino, antes de causar una catarsis colectiva en Buenos Aires. «Cuando la obra termina empiezan una serie de escenas muy fuertes de la gente que viene y se queda a esperar a los veteranos. Ex combatientes, familiares y personas de todo tipo comienzan a hablar de quiénes eran ellos cuando comenzó la guerra, de lo que les supuso... La pieza funciona como una máquina del tiempo que los lleva atrás».

En paralelo a este proceso, Arias ha grabado una película, Teatro de guerra, que muestra la intrahistoria de Campo minado. El filme fue seleccionado en la pasada Berlinale y también se podrá ver en los Teatros del Canal. "En la película se refleja cómo fue el encuentro entre los veteranos británicos y argentinos, que resultó muy emocionante".

Puede que el nombre de Lola Arias suene a los cinéfilos por otro motivo. The Square, el filme que ganó la Palma de Oro en Cannes el año pasado y satirizaba el mundo del arte contemporáneo, mostraba una delirante instalación que su director, el sueco Ruben Östlund, atribuyó a Lola Arias. Algo que aún indigna a la artista y por lo que ha ido a juicio. «Me llamaron para participar en la película. Hicimos varias sesiones por skype. Pero finalmente, me cancelaron y se quedaron con mi nombre. Me molesta porque mucha gente me ha preguntado si yo hice esa performance y no es así. Creo que hay mucho de machismo y de eurocentrismo en la actitud de Östlund. Él creía que podía usar mi nombre y que yo, una artista latinoamericana, le iba a estar agradecida».


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Teatro Guindalera, 15 años de resistencia

La sala madrileña creada por Juan Pastor y Teresa Valentín-Gamazo celebra sus 15 años de vida y teatro

MARTA GARCÍA MIRANDA
Madrid
10/10/2018 - 18:02 h. CEST

Se conocieron en los años 70 en el Pequeño Teatro de la calle Magallanes, en Madrid, hervidero del teatro independiente en tiempos de dictadura, habitat de William Layton o Arnold Taraborrelli. Cuentan que tenían un pianista en la entrada del teatro que cuando llegaba la policía franquista tocaba siempre la misma canción y los actores sabían entonces que tenían que cambiar el texto sobre la marcha para evitar la censura. Unos años más tarde, Juan Pastor y Teresa Valentín-Gamazo formaron su propia compañía y después la sala Teatro Guindalera, que abría sus puertas hace 15 años en una antigua ebanistería, en la que Nuria Espert había ensayado aquel mítico montaje de 'Las Criadas' de Jean Genet, dirigido por Víctor García. Teresa recuerda que estrenaron 'Animales nocturnos', de Juan Mayorga, mientras miraban al cielo: "decíamos que no llueva, que no llueva, porque el techo era de hojalata y llovía tanto que la obra no se escuchaba".

Después vendrían 'La larga de cena de Navidad', de Thornton Wilder, con espectadores haciendo cola para conseguir una entrada, 'Tres hermanas' de Chéjov, autor fetiche de Guindalera, que montaron gracias a una campaña de crowdfunding o el Premio Max en 2015 para 'Duet for one', dirigida por Juan, un premio que dedicaron a su público: "a esos espectadores que han sabido buscar una joya muy escondida en las catacumbas, que es donde decimos que está Guindalera, sin glamour, sin actores famosos, sin dinero para publicidad... y aquí estamos gracias a ellos".

Y Guindalera se consolidó como una forma de entender el teatro de manera artesana, rigurosa y en condiciones dignas para los artistas. Pero también llegaron las crisis, unas cuantas en estos 15 años, y la resistencia: "Hemos vivido estos 15 años siempre, siempre, con amenazas de cierre, hemos cambiado tres veces de licencias, siempre en crisis, pero consideramos que somos la resistencia. Resistir manteniendo la fe, inspirados por Chéjov, cada vez que tenemos un bache".

Reconocen que les ha pasado factura no querer "pervertir" la filosofía de su teatro, pagar menos a los actores ("pagamos por convenio") o convertirse en una multisala. "Nos hemos despedido cinco o seis veces", dice Juan, que cuenta que todos los años, en junio, se preguntan lo mismo, "si seguimos o lo dejamos". El año pasado sufrieron una inspección del Ayuntamiento de Madrid y les advirtieron que con la licencia que tenían no podían funcionar. Así que decidieron cambiar el rumbo y convirtieron el teatro en una asociación cultural, en una especie de club con espectadores-socios: "hemos encontrado un sistema de funcionamiento que nos obliga a no vender entradas, todos tienen que ser socios y yo creo que eso es el futuro", dice Teresa, "estar muy vinculados a los intereses de una sociedad. Y los que se vinvculan a Guindalera están buscando lo que llamamos una degustación artística. No podemos vender entradas, pero con el precio de la primera entrada te hacemos socio durante un año".

Hace unos años, Albert Boadella programó en los Teatros del Canal 'Tres hermanas' y 'La larga cena de navidad', producciones de Guindalera. En el Teatro Español se pudo ver, en tiempos de Juan Carlos Pérez de la Fuente, su montaje 'El año del pensamiento mágico', que también se representó en La Abadía. Pero, ¿y en el Centro Dramático Nacional? "Es un tema casi tabú para nosotros, es delicado", dice Juan. "Siempre he dicho que en el teatro, en este país, hay familias y tienes que pertenecer a una de ellas. Somos incómodos porque somos independientes, no nos hemos casado con nadie y eso genera enemigos y suspicacias", añade. "Mario Gas decía de nosotros: ellos ya tienen su sala, ya tienen su espacio", añade Teresa. "Hablando en plata, yo he intentado estrenar en el CDN desde que Ernesto Caballero es director, fue compañero mío en la RESAD y ni siquiera me ha recibido. He presentado proyectos y no he recibido contestación".

¿Qué van a celebrar esta noche, en la fiesta de sus 15 años de resistencia? "Que estamos vivos y el público nos sigue acompañando y que nuestra hija María ha cogido las riendas con mucha fuerza, es la que nos mantiene, porque nosostros queríamos retirarnos".

http://cadenaser.com/ser/2018/10/10/cultura/1539187344_139973.html?ssm=tw
 
Un réquiem alemán: vida y muerte más allá de lo divino


16/10/2018
'Un réquiem alemán' ('Ein deutsches Requiem'), inspirada en la obra homónima del compositor Johannes Brahms, aterriza en el Teatro Real con la compañía alemana Ballet del Rin. Estrenada en Bremen en su primera versión en 1868, Brahms se aleja en su composición del punto de vista estrictamente religioso, oscuro y opresivo, para convertir 'Un réquiem alemán en una meditación, a través de los textos bíblicos, sobre la vida y la muerte, la compasión y la esperanza, cargada de una poderosa humanidad que trasciende lo divino y sirve de punto de partida a la creación de la coreografía.

La muerte de su gran amigo Robert Schumann, y la de su madre después llevan a Brahms a la composición de 'Ein deutsches Requiem', del que se conmemoran ahora sus 150 años.



Ballet del Rin -Düsseldorf | Teatro Real 200 años 18/19






https://www.elconfidencial.com/mult...6/requiem-aleman-teatro-real-madrid_1630339#0
 
Juan Mayorga: "Hay un teatro del sermón que no me interesa nada"
La Esfera de Papel

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Juan Mayorga, con los actores de 'El mago'. SERGIO ENRÍQUEZ-NISTAL


El autor ultima los ensayos de 'El mago', una comedia fantástica que tiende a tragedia

Miércoles lluvioso en Usera. En la sala Almendrales 41, el antiguo bingo que ahora sirve de local de ensayos para el Centro Dramático Nacional, Juan Mayorga está levantando El mago, su último y retador libreto. Está inmerso en el ensayo número 24, justo el ecuador de este proceso, que culminará con el estreno de la pieza protagonizada por Clara Sanchís y José Luis García Pérez en el Teatro Valle-Inclán el 23 de noviembre. La idea de este montaje se le ocurrió a partir de una anécdota personal. «Una vez en un congreso de magia me declararon no apto para un ejercicio de hipnotismo». Aquello le sirvió como disparador poético de una historia en la que una mujer regresa a su casa tras uno de estos espectáculos. Sin embargo, ¿es ella la que ha vuelto o sigue hipnotizada en el escenario? Y a partir de ahí arranca una comedia fantástica (en sus dos acepciones) que se vuelve drama familiar e incluso relato de terror. Una mezcla de géneros que esconde muchos niveles de lectura: una reflexión sobre el propio teatro, una demoledora radiografía del desgaste en una pareja, la tensión entre el deseo y la realidad... Porque mientras muchos autores practican el teatro de tesis, las obras de Mayorga siempre suponen una encrucijada.

«Hay un teatro religioso, del sermón, al que unos acuden como si fuera su propia parroquia para que le digan cómo debe pensar y cómo se tiene que sentir. Es algo que a mí no me interesa nada como creador ni como espectador», explica. «Creo que el teatro ha de ser una experiencia poética, que tiene una extraordinaria fuerza para suspender al espectador ante buenas preguntas. Ante preguntas que dividan al patio de butacas e incluso a cada espectador». En ese sentido, Mayorga confía en la escena como vehículo para evidenciar el laberinto en el que muchas veces nos movemos. «El arte, en general, y el teatro, en particular, debe ser capaz de representar lo complejo como complejo. Frente a las simplificaciones que nos rodean, el teatro debe tener capacidad para el despliegue, para el matiz, para llamar nuestra atención sobre aspectos que nos pasaban desapercibidos y que, en vez de hacernos las cosas más sencillas, nos las hacen más difíciles de pensar e incluso de sentir».

Mayorga observa atentamente mientras sus actores hacen un pase de la función. No puede estar más contento con ellos, aunque se le dibuja una sonrisa cada vez que habla María Galiana con su sabiduría de cómica antigua. En todo momento, les habla con suavidad. Sigue manteniendo sus maneras de profesor de instituto, aunque sea el dramaturgo más leído y traducido de nuestra escena.

Mientras ensaya El mago, su monólogo Intensamente azules está de gira por España. Esta obra, que primero fue una novela gráfica con dibujos de Daniel Montero Galán («hizo un maravilloso trabajo»), se podrá ver en el Teatro Arriaga de Bilbao el martes 6 y el miércoles 7 de noviembre. César Sarachu, al que ya dirigió en Reikiavik, protagoniza la función. Mayorga, director aún incipiente, también había trabajado con García-Pérez y Sanchís. Continuar a su lado no es casual. «De algún modo sí está en mí la intención de formar una compañía».


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SERGIO ENRÍQUEZ-NISTAL

Intensamente azules muestra la historia de un hombre que emprende un viaje fantástico al salir de casa con sus gafas de natación. Algo que, de nuevo, le ocurrió al propio Mayorga. Como en El mago, también existe una tensión entre la realidad y el deseo. El autor identifica esto como uno de los ejes de su dramaturgia. «Hay algo de esto en El chico de la última fila, en Cartas de amor a Stalin o en El jardín quemado. Esa tensión entre lo fáctico, lo real y lo que uno desea o construye a través de la imaginación está en muchas de mis obras y, sobre todo, en Cervantes. Podemos leer el Quijote como la historia de un hombre que, hastiado de su pequeño mundo manchego, a través de las palabras que ha aprendido en las novelas de caballería, construye y habita un mundo alternativo. Existe una convicción en el poder transformador de las palabras, en que sea como sea nuestro mundo las palabras pueden transfigurarlo».

Ambos montajes sirven para cimentar al Mayorga director, una faceta que entra en tensión con el dramaturgo que es. A veces, el Mayorga director quiere tachar una frase que el Mayorga autor se resiste a tocar. «En mi quehacer intento evitar una redundancia entre el autor y el director. El dramaturgo es omnipotente porque el papel lo aguanta todo, pero el director es muy poco poderoso porque el escenario no aguanta casi nada. El director tiene que trabajar con límites mientras que el autor debe no aceptarlos, sino encerrarse, volverse loco y luego compartir su locura con los demás. En cambio, el trabajo del director es aprovechar cada límite para convertirlo en una ocasión poética, eso es lo que hacen los grandes maestros.».

Sobre las diferencias y similitudes entre el autor y director, Mayorga explica lo siguiente: "De algún modo, yo creo que tanto el dramaturgo como el director de escena, ambos son escritores. Sucede que el autor es el representante del lector, propone unos signos que un lector debería ser capaz de descifrar e interpretar. Mientras que el director es representante del espectador. También le propone unos signos, pero no sólo verbales, como el tono en el que se dicen las cosas o el hecho de que dos personas hablen más o menos distanciadas. Cada uno construye textos, uno en el papel y otro en el espacio y en el tiempo. Pero, a partir de ahí, empiezan las divergencias. El autor trabaja en soledad mientras que el director escribe con otros. Todos los errores que existan en El mago serán míos, pero muchos de los hallazgos se los debo a mis actores y compañeros".

Para el propio Mayorga, sus textos encierran secretos que él muchas veces no sabe que están ahí. Por ello no le gusta considerar sus puestas en escena como "definitivas" y disfruta cada vez que alguien monta sus textos. "Además, he tenido mucha suerte. Grandes directores han trabajado con mis textos". Lo que a él le motiva para dirigir tiene también que ver con el misterio. "Los libretos que he elegido para llevarlos a la escena, eran textos que creía que ofrecían una resistencia a la dirección. Se trataba de obras con las que llegaba a la sala de ensayos con más incertidumbres que certezas".

Y es que, al final, la esencia del teatro siempre son las preguntas y las incertidumbres. Como escribió Lorca, "sólo el misterio nos mantiene vivos"

https://www.elmundo.es/cultura/laesferadepapel/2018/11/05/5be007c522601d086b8b4659.html
 
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