Sucesos

Hombre, yo no tengo ninguna hija, pero si tuviera una con 14 años, y entro en su cuarto y me encuentro a ése tipejo encima de ella, lo que le hizo ése padre se quedaría corto para lo que yo le haría si pudiera.

Porque además, en el momento ése tan dramático no piensas bien las cosas, te dejas llevar por el susto, la adrenalina, la furia. Veo normalísimo lo que ha hecho ése padre.
 
A ver yo no he sido promiscua, mi primera relación la tuve con 18 años. Pienso q tenemos q disfrutar d cada etapa como corresponde, pero los tiempos cambian y hoy en día la juventud hace lo q quiere. Lo q me parece mal es q solo se eche las culpas a la persona q tiene un par d años más. Al fin d cuentas se llevan poca edad y tienen la misma cabeza d chorlito, y más si nos ponemos en el caso q algunos chicos tardan hasta más en madurar. Pienso q la culpa es d las dos personas q aceptan a tener relaciones siendo unos crios. Por eso no lo veo mal. Lo q si veo mal sería un chico d a partir d unos 25/26 con una niña d 15 años.. porq ya entran en etapas distintas
Lo que no te das cuenta es que en esos cinco, seis, siete años de diferencia, que te parecen pocos pero no son tan pocos. Porque en esos años hay muchos cambios y lógicamente una persona de 20 no va a ser igual de inmadura que una de 14, 15, porque ha avanzado etapas, y su cerebro ya se ha desarrollado. Entre esas edades el cambio es muy grande. Pasamos de adolescente a adulto. No es lo mismo una pareja de 20-26 que una pareja de 15-23 por ejemplo. Éste caso ya es efebofilia pura y dura.
 
Esta es la consecuencia del buenismo en España, y el todo vale...
Pero tambien hay que pedir respeto, que no solo se tienen derechos, que tambien hay muchas obligaciones... y que todo sale del sueldo de los pobres trabajadores, que nos toca mantener a los de arriba, y tambien a los de abajo, y encima hay que dejar que nos digan de todo, y se nos pisotee.
Y para qué???
 
El origen de esta agresión mortal está en una disputa vecinal «enquistada» desde hace tiempo y con denuncias cruzadas entre agresora y víctimas

24/07/2020

La Policía Nacional de Dos Hermanas ha detenido a una mujer, de unos 50 años de edad y de nacionalidad brasileña, como presunta autora del asesinato de un matrimonio, al que primero atropelló, después golpeó con una piedra en la cabeza y finalmente les ha asestado una puñelada en el cuello a cada una de las víctimas. El hombre tenía 49 años y su pareja, 61 años.

Fuentes de la investigación han asegurado a este periódico que la mujer se encuentra arrestada en dependencias policiales en la localidad nazarena, donde ha reconocido los hechos, que han ocurrido en torno al mediodía de este viernes en la calle Padre Fernando Trejo, en la barriada Vistazul de la localidad nazarena.

Este brutal ataque, que ha provocado la muerte del matrimonio, tiene su origen, según las citadas fuentes, en una disputa entre vecinos que viene de lejos, «un problema que se había enquistado». De hecho, la arrestada habría llegado a expresar delante de los agentes en comisaría una frase alusiva a que con estas muerte se acabó el problema. Después ha reconocido los hechos, algo que han corroborado varios testigos presenciales de lo sucedido. Pasará a disposición de la autoridad judicial en las próximas horas.

La mujer brasileña y el matrimonio muerto residían en el mismo inmueble, ubicado en el interior de una parcela de la barriada Vistazul. Ella ocupaba la vivienda de abajo y las víctimas, la de arriba. La casa estaba rodeada por una zona de campo y tenía un muro construido por todo el perímetro de la finca con una puerta grande de acceso a la misma.

Denuncias cruzadas

Desde hace un año aproximadamente las denuncias se venían cruzando entre ambas partes. La mujer brasileña le echaba en cara a las víctimas que acogiera a muchos animales. El matrimonio, por su parte, la denunciaba porque generaba mucho ruido.

La brasileña llevaba «una vida desordenada» y los ruidos que generaba en su casa le granjeó problemas con el vecindario, según las citadas fuentes. No tenía antecedentes más allá de las denuncias de los que vivían a su alrededor.

Los hechos, según las primeras investigaciones policiales, habrían ocurrido al mediodía de este viernes. La detenida, que esperaba dentro de su coche a que sus vecinos saliesen, en un primer momento, atropelló al matrimonio. Posteriormente y tras bajarse de su vehículo, agredió al hombre y a la mujer con una piedra en la cabeza. Los remató asestándole a ambos una puñalada en el cuello.

La comisión judicial, con el juez de guardia al frente, hizo acto de presencia en el lugar de los hechos desde pasadas las tres y media de la tarde para proceder al levantamiento de los cadáveres, que posteriormente fueron trasladados al Instituto de Medicina Legal y Forense de la capital para la práctica de las autopsias.

Hasta la barriada nazarena de Vistazul también se han desplazado las unidades especiales de la Policía Nacional para hacerse cargo de la investigación, como son el Grupo de Homicidios y Policía Científica.

Doble crimen en Dos Hermanas: detenida por matar a un matrimonio, al que atropelló y apuñaló

Puerto Hurraco!
Como están las mentes...
 
CONDENA AUMENTADA

1.200 euros, el precio del crimen de los holandeses que traspasó fronteras
El Supremo ha elevado la pena para los dos condenados por este suceso de 25 a 34 años de prisión



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https://www.lavanguardia.com/suceso...ses-precio-1200-euros-traspaso-fronteras.html


EFE, MADRID
02/08/2020 10:47 | Actualizado a 02/08/2020 11:12
3 de octubre de 2016, juzgados de Murcia. Tras declarar durante hora y media y después de un receso, Juan Cuenca, el principal acusado de los asesinatos tres años antes de la jugadora holandesa de voleibol Ingrid Visser y su marido, pide intervenir de nuevo: no existe ningún mafioso ruso, él pagó a dos sicarios por matar y descuartizar al matrimonio.


Es casi el punto final del caso Visser que en mayo de 2013 conmocionó a la región de Murcia y que tuvo un gran impacto mediático en Holanda. Ella, de 36 años, ya retirada, era la jugadora que más veces había vestido la camiseta de la selección de voleibol de su país y había jugado dos años, entre 2009 y 2011, en el desaparecido club Atlético Voleibol murciano.

Negocios poco claros

Su marido, Lodewijk Severein, también holandés y veinte años mayor que ella, tenía negocios poco claros de inversiones en varios países. La pareja residía en Holanda, pero ella había iniciado en Murcia un tratamiento de fertilidad para quedarse embarazada.


Y esa fue la razón por la que el 13 de mayo de 2013 Ingrid y Lodewijk aterrizan en Alicante. Tenían programada al día siguiente una cita en la clínica de Murcia, dos días después tenían vuelo de regreso a su país.



La mujer estaba embarazada de muy poco tiempo, según reveló después la autopsia, como recuerdan a Efe investigadores de Homicidios de la Policía Nacional que viajaron desde Madrid para colaborar con las pesquisas.

Denuncian la desaparición

El matrimonio, muy llamativo por la estatura de ambos cercana a los dos metros, alquiló un coche en el aeropuerto alicantino y se dirigió a Murcia para alojarse en un hotel. A las ocho de la tarde salieron y no regresaron a dormir.

Interesados por cómo les había ido la consulta, la familia


residente en Holanda, llamó al matrimonio varias veces y ninguno contestó. También contactaron con la clínica, que tampoco sabía nada de ellos, pero que, a instancias de la familia, acudió a la comisaría para denunciar la desaparición el 17 de mayo.

Una deuda de 60.000 euros


Sus familiares pronto amplían la denuncia. Ya relatan que el club de voleibol murciano le debe a la exjugadora unos 60.000 euros y que iban a aprovechar para hablar de nuevo con “un tal Lorente”. La Policía da pronto con él: es Juan Cuenca Lorente, un hombre de 36 años, exgerente y exdirector del club que vive en Valencia.

”Fue colaborador al cien por cien con nosotros. Presta dos declaraciones y nos cuenta que sabía que la pareja iba a venir y que le llamarían para verse, pero que no habían llegado a citarse. También apunta que el marido buscaba inversores rusos, pero que él no quería saber nada de rusos”, recuerda uno de los policías.

Búsqueda infructuosa

Ha pasado una semana y la única pista es que el coche de alquiler, en el que no hay nada raro, aparece aparcado enfrente del club de voleibol, mientras que las cámaras de seguridad del tranvía captan a ambos sin compañía.

La colonia holandesa en Murcia se moviliza en busca de noticias sobre su paradero y coloca centenares de carteles con sus fotografías. Al fin y al cabo, ella era una deportista conocida. La Policía tiene varias hipótesis abiertas, como la de un posible secuestro por temas económicos.

Ha pasado una semana y la única pista es que el coche de alquiler, en el que no hay nada raro, aparece aparcado enfrente del club de voleibol, mientras que las cámaras de seguridad del tranvía captan a ambos sin compañía.

Rosa, la testigo clave

A los investigadores de Homicidios les sigue sin oler bien el tal Cuenca, “un tipo con un ego... No hace más que repetir que es muy listo, que tiene un coeficiente intelectual elevado”, destaca uno de los policías que le interrogó en varias ocasiones junto a otro funcionario especializado en delitos económicos de Murcia.

”No nos da buena espina y se lo decimos al juez, que autoriza pincharle el teléfono”. Fue el resorte que permitió resolver las desapariciones, porque la primera llamada que le entró a Juan Cuenca en su móvil fue la que le hizo desde Benavente (Zamora) una mujer llamada Rosa.

‘La Casa Colorá’

Poco después, la Policía de Murcia recibe otra llamada de una mujer, Rosa, que manifiesta que cree que Juan Cuenca está detrás del tema de los holandeses. “Estábamos en Madrid y a la

a las tres de la mañana unos salimos para Benavente y otros para Murcia de nuevo. Había que hablar con esa mujer de inmediato”.

El relato de Rosa empieza a alumbrar incógnitas. Ella trabaja para Juan, y es la que alquila para él La Casa Colorá, un alojamiento rural situado en un apartado paraje de Molina de Segura para tratar de negocios con unos holandeses.

Muchos restos de sangre

Hasta aquí todo normal. Rosa va con su coche a la casa y detrás le sigue Juan en otro vehículo en compañía de dos hombres “extranjeros”, según contó la mujer, que fue la encargada de recoger a la pareja de holandeses esa tarde. Juan le dijo que era mejor que fuera ella en su coche porque así evitaban que se perdieran.

No supo nada más, pero al ver el caso en las noticias llamó al hombre y al 091. Tras escuchar su testimonio, había ya más que razones suficientes para detener a Juan Cuenca e inspeccionar la

casa rural, aparentemente muy limpia, pero donde Policía Científica halló muchos restos de sangre.

El temido ruso que nunca apareció

Durante varias horas de declaración, el detenido, que le sonaba continuamente el móvil, no se salió de su guión sobre la implicación de “unos rusos” y de que estaba en peligro, pero finalmente les dijo que estaban muertos y los agentes le convencieron para que les llevara al lugar, un extenso limonar situado en el municipio de Alquerías propiedad de un amigo de Cuenca.

”El nos dejó a la entrada de la finca. Un compañero con mucha experiencia en inspecciones oculares empezó por una zona con tierra más movida y, efectivamente, ahí estaban los cuerpos, descuartizados pero vestidos”, rememora el agente para Efe la escena del 27 de mayo de 2013, casi dos semanas después de que la pareja llegara a Murcia.



Dos detenidos más


Al día siguiente, dos rumanos, de 47 y 60 años, también fueron arrestados. Hasta el juicio oral, y pese a que los indicios eran más que suficientes para enviarles a prisión, ninguno reveló lo sucedido aquella tarde noche del 13 y el 14 de mayo de 2013.

La Policía nunca llegó a encontrar ninguna pista relacionada con rusos ni con un supuesto Danko, el nombre que Cuenca mantuvo incluso en el juicio como la persona que había estado en el lugar del crimen y al que él mismo tenía mucho miedo.

15.000 euros, el precio de dos vidas

Tras desmontar él mismo esta historia ante el propio tribunal, lo que quedó acreditado es que uno de los acusados, Valentin Ion, mató a golpes a la pareja y se deshizo de ella. El otro arrestado, también de nacionalidad rumana, quedó en libertad tras cumplir cinco meses de prisión como encubridor.

Los negocios turbios entre Cuenca y el marido de Ingrid Visser estuvieron detrás de sus muertes, pero nunca el cerebro del macabro suceso ha desvelado qué problema pudo llevar a acordar unos 15.000 euros como precio a dos vidas. Solo se pagó un anticipo de 1.200 euros.

Condena revisada



Juan Cuenca y Valentin Ion fueron condenados en 2016 a 25 años de prisión cada uno por aquellos hechos. Ahora, el Tribunal Supremo (TS) ha elevado de 25 a 34 años la pena efectiva que deberán cumplir los dos hombres por el asesinato de Ingrid y su pareja, Lodewijk.

La sentencia del alto tribunal, a la que ha tenido acceso Efe, estima así el recurso que la Fiscalía presentó contra el auto del Tribunal Superior de Justicia de la Región de Murcia (TSJRM) que, en junio de 2019, confirmó los 25 años de cumplimiento efectivo fijados por el magistrado que presidió el jurado popular.

17 años por cada víctima

Ese auto fue apelado por la Fiscalía de la Región de Murcia ante el TS a través de un recurso de casación en el que expuso que no cabía la acumulación de condenas y que los declarados culpables del doble asesinato, Juan Cuenca y el rumano Valentín Ion, debían cumplir efectivamente 34 años de cárcel.

Esa interpretación es la que ahora encuentra el respaldo del alto tribunal, que señala que los condenados han de permanecer en prisión ese número de años, que es la suma de los 17 fijados por cada uno de los dos delitos de asesinato por los que fueron castigados.

Interpretación errónea

Y añade que la interpretación hecha en primer lugar por el presidente del jurado y luego por el TSJRM para llegar a la conclusión de que la pena efectiva no podía pasar de 25 años no fue acertada.

Para el Supremo, lo correcto es que cumplan los 34 años que se fijan en esta sentencia al haber sido condenados por dos delitos que están castigados en el Código Penal, en abstracto, con pena de prisión superior a 20 años.

Por el doble crimen fue juzgado también un tercer acusado, Constantin Stan, aunque el jurado popular no consideró probada su participación en los hechos
 
CONDENA AUMENTADA

1.200 euros, el precio del crimen de los holandeses que traspasó fronteras
El Supremo ha elevado la pena para los dos condenados por este suceso de 25 a 34 años de prisión



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https://www.lavanguardia.com/suceso...ses-precio-1200-euros-traspaso-fronteras.html


EFE, MADRID
02/08/2020 10:47 | Actualizado a 02/08/2020 11:12
3 de octubre de 2016, juzgados de Murcia. Tras declarar durante hora y media y después de un receso, Juan Cuenca, el principal acusado de los asesinatos tres años antes de la jugadora holandesa de voleibol Ingrid Visser y su marido, pide intervenir de nuevo: no existe ningún mafioso ruso, él pagó a dos sicarios por matar y descuartizar al matrimonio.


Es casi el punto final del caso Visser que en mayo de 2013 conmocionó a la región de Murcia y que tuvo un gran impacto mediático en Holanda. Ella, de 36 años, ya retirada, era la jugadora que más veces había vestido la camiseta de la selección de voleibol de su país y había jugado dos años, entre 2009 y 2011, en el desaparecido club Atlético Voleibol murciano.

Negocios poco claros

Su marido, Lodewijk Severein, también holandés y veinte años mayor que ella, tenía negocios poco claros de inversiones en varios países. La pareja residía en Holanda, pero ella había iniciado en Murcia un tratamiento de fertilidad para quedarse embarazada.


Y esa fue la razón por la que el 13 de mayo de 2013 Ingrid y Lodewijk aterrizan en Alicante. Tenían programada al día siguiente una cita en la clínica de Murcia, dos días después tenían vuelo de regreso a su país.



La mujer estaba embarazada de muy poco tiempo, según reveló después la autopsia, como recuerdan a Efe investigadores de Homicidios de la Policía Nacional que viajaron desde Madrid para colaborar con las pesquisas.

Denuncian la desaparición

El matrimonio, muy llamativo por la estatura de ambos cercana a los dos metros, alquiló un coche en el aeropuerto alicantino y se dirigió a Murcia para alojarse en un hotel. A las ocho de la tarde salieron y no regresaron a dormir.

Interesados por cómo les había ido la consulta, la familia


residente en Holanda, llamó al matrimonio varias veces y ninguno contestó. También contactaron con la clínica, que tampoco sabía nada de ellos, pero que, a instancias de la familia, acudió a la comisaría para denunciar la desaparición el 17 de mayo.

Una deuda de 60.000 euros


Sus familiares pronto amplían la denuncia. Ya relatan que el club de voleibol murciano le debe a la exjugadora unos 60.000 euros y que iban a aprovechar para hablar de nuevo con “un tal Lorente”. La Policía da pronto con él: es Juan Cuenca Lorente, un hombre de 36 años, exgerente y exdirector del club que vive en Valencia.

”Fue colaborador al cien por cien con nosotros. Presta dos declaraciones y nos cuenta que sabía que la pareja iba a venir y que le llamarían para verse, pero que no habían llegado a citarse. También apunta que el marido buscaba inversores rusos, pero que él no quería saber nada de rusos”, recuerda uno de los policías.

Búsqueda infructuosa

Ha pasado una semana y la única pista es que el coche de alquiler, en el que no hay nada raro, aparece aparcado enfrente del club de voleibol, mientras que las cámaras de seguridad del tranvía captan a ambos sin compañía.

La colonia holandesa en Murcia se moviliza en busca de noticias sobre su paradero y coloca centenares de carteles con sus fotografías. Al fin y al cabo, ella era una deportista conocida. La Policía tiene varias hipótesis abiertas, como la de un posible secuestro por temas económicos.

Ha pasado una semana y la única pista es que el coche de alquiler, en el que no hay nada raro, aparece aparcado enfrente del club de voleibol, mientras que las cámaras de seguridad del tranvía captan a ambos sin compañía.

Rosa, la testigo clave

A los investigadores de Homicidios les sigue sin oler bien el tal Cuenca, “un tipo con un ego... No hace más que repetir que es muy listo, que tiene un coeficiente intelectual elevado”, destaca uno de los policías que le interrogó en varias ocasiones junto a otro funcionario especializado en delitos económicos de Murcia.

”No nos da buena espina y se lo decimos al juez, que autoriza pincharle el teléfono”. Fue el resorte que permitió resolver las desapariciones, porque la primera llamada que le entró a Juan Cuenca en su móvil fue la que le hizo desde Benavente (Zamora) una mujer llamada Rosa.

‘La Casa Colorá’

Poco después, la Policía de Murcia recibe otra llamada de una mujer, Rosa, que manifiesta que cree que Juan Cuenca está detrás del tema de los holandeses. “Estábamos en Madrid y a la

a las tres de la mañana unos salimos para Benavente y otros para Murcia de nuevo. Había que hablar con esa mujer de inmediato”.

El relato de Rosa empieza a alumbrar incógnitas. Ella trabaja para Juan, y es la que alquila para él La Casa Colorá, un alojamiento rural situado en un apartado paraje de Molina de Segura para tratar de negocios con unos holandeses.

Muchos restos de sangre

Hasta aquí todo normal. Rosa va con su coche a la casa y detrás le sigue Juan en otro vehículo en compañía de dos hombres “extranjeros”, según contó la mujer, que fue la encargada de recoger a la pareja de holandeses esa tarde. Juan le dijo que era mejor que fuera ella en su coche porque así evitaban que se perdieran.

No supo nada más, pero al ver el caso en las noticias llamó al hombre y al 091. Tras escuchar su testimonio, había ya más que razones suficientes para detener a Juan Cuenca e inspeccionar la

casa rural, aparentemente muy limpia, pero donde Policía Científica halló muchos restos de sangre.

El temido ruso que nunca apareció

Durante varias horas de declaración, el detenido, que le sonaba continuamente el móvil, no se salió de su guión sobre la implicación de “unos rusos” y de que estaba en peligro, pero finalmente les dijo que estaban muertos y los agentes le convencieron para que les llevara al lugar, un extenso limonar situado en el municipio de Alquerías propiedad de un amigo de Cuenca.

”El nos dejó a la entrada de la finca. Un compañero con mucha experiencia en inspecciones oculares empezó por una zona con tierra más movida y, efectivamente, ahí estaban los cuerpos, descuartizados pero vestidos”, rememora el agente para Efe la escena del 27 de mayo de 2013, casi dos semanas después de que la pareja llegara a Murcia.



Dos detenidos más


Al día siguiente, dos rumanos, de 47 y 60 años, también fueron arrestados. Hasta el juicio oral, y pese a que los indicios eran más que suficientes para enviarles a prisión, ninguno reveló lo sucedido aquella tarde noche del 13 y el 14 de mayo de 2013.

La Policía nunca llegó a encontrar ninguna pista relacionada con rusos ni con un supuesto Danko, el nombre que Cuenca mantuvo incluso en el juicio como la persona que había estado en el lugar del crimen y al que él mismo tenía mucho miedo.

15.000 euros, el precio de dos vidas

Tras desmontar él mismo esta historia ante el propio tribunal, lo que quedó acreditado es que uno de los acusados, Valentin Ion, mató a golpes a la pareja y se deshizo de ella. El otro arrestado, también de nacionalidad rumana, quedó en libertad tras cumplir cinco meses de prisión como encubridor.

Los negocios turbios entre Cuenca y el marido de Ingrid Visser estuvieron detrás de sus muertes, pero nunca el cerebro del macabro suceso ha desvelado qué problema pudo llevar a acordar unos 15.000 euros como precio a dos vidas. Solo se pagó un anticipo de 1.200 euros.

Condena revisada



Juan Cuenca y Valentin Ion fueron condenados en 2016 a 25 años de prisión cada uno por aquellos hechos. Ahora, el Tribunal Supremo (TS) ha elevado de 25 a 34 años la pena efectiva que deberán cumplir los dos hombres por el asesinato de Ingrid y su pareja, Lodewijk.

La sentencia del alto tribunal, a la que ha tenido acceso Efe, estima así el recurso que la Fiscalía presentó contra el auto del Tribunal Superior de Justicia de la Región de Murcia (TSJRM) que, en junio de 2019, confirmó los 25 años de cumplimiento efectivo fijados por el magistrado que presidió el jurado popular.

17 años por cada víctima

Ese auto fue apelado por la Fiscalía de la Región de Murcia ante el TS a través de un recurso de casación en el que expuso que no cabía la acumulación de condenas y que los declarados culpables del doble asesinato, Juan Cuenca y el rumano Valentín Ion, debían cumplir efectivamente 34 años de cárcel.

Esa interpretación es la que ahora encuentra el respaldo del alto tribunal, que señala que los condenados han de permanecer en prisión ese número de años, que es la suma de los 17 fijados por cada uno de los dos delitos de asesinato por los que fueron castigados.

Interpretación errónea

Y añade que la interpretación hecha en primer lugar por el presidente del jurado y luego por el TSJRM para llegar a la conclusión de que la pena efectiva no podía pasar de 25 años no fue acertada.

Para el Supremo, lo correcto es que cumplan los 34 años que se fijan en esta sentencia al haber sido condenados por dos delitos que están castigados en el Código Penal, en abstracto, con pena de prisión superior a 20 años.

Por el doble crimen fue juzgado también un tercer acusado, Constantin Stan, aunque el jurado popular no consideró probada su participación en los hechos
Recuerdo haber leído lo que les hicieron , torturarlos básicamente, y era cruel cruel cruel.
Que se pudran.
¿Se puede ser normal cuando tu ego es tan desmedido? Porque cada persona que conozco así resulta ser egoísta, trepa, aprovecharse de los demás cada vez que puede.
 
¿Os acordáis de la alcaldesa de un pueblo belga que fue pillada teniendo relaciones sexuales en un castillo español?

Ha sido asesinada. Qué triste destino el de Ilse Uyttersprot.

https://www.lesoir.be/317069/articl...tersprot-ancienne-bourgmestre-dalost-ete-tuee

Parece ser que el móvil del crimen ha sido "pasional", o relacionado con su vida sentimental. Un hombre se ha entregado a la policía como culpable.

Creo que deja dos hijos. Descanse en paz. Y qué palo para los hijos que muera asesinada su madre.
 

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