Soy docente y me planteo dejar esta profesión

Yo después de casi 14 años en la docencia en todos los niveles desde 1º ESO a enseñanza de adultos y apoyo universitario decirte que te entiendo, entiendo tus temores pero si te gusta y te has preparado para ello decirte que dar clase no es hacer un examen constante y tener que ser la mejor y ser la Wikipedia, no somos perfectos ni infalibles, la experiencia hace mucho en tablas y en autocontrol en el aula.

Al principio te lo ponen todo como ideal y a la primera que te ves dudando ante una pregunta, ante un comportamiento inadecuado una salida de tono, empezamos a perder el control, con el tiempo esto pasa. Nunca va a ser un trabajo con velocidad crucero pero aprendes a sobrellevar ese estrés y ansiedad.

Puedes escuchar consejos pero solo tú sabrás cuáles son los que te funcionan porque lo importante es conocer a los alumnos y por supuesto, esto es una máxima en la docencia, no imponerte a la fuerza pero nunca nunca nunca dejar sin cumplir algo que hayas dicho que fueras a hacer, tanto si es bueno como si es malo, porque ahí tu credibilidad y tu autoridad se pierde. Si dices que los vas a dejar 2minutos sin recreo los dejas, si dices que vas a dar un positivo por algo lo das, y no titubear, si no sabes algo lo dejas para otro momento o buscas la complicidad del grupo. Esto son trucos que te lo da el día a día en la jungla.

Respecto a las clases motivadoras y creativas sí están muy bien pero la fuerza sin control no sirve de nada, antes de meter mucha creatividad debes asegurarte que ese grupo necesita creatividad, antes de meter tecnologías y juegos debes saber si tienen el nivel de madurez suficiente para no verlo como un mero juego, y esto sirve también para los adultos, hay primero que saber lo que se imparte y a quien se imparte y después innovar. Es como si te pones a hacer una esferificación con espuma de algas y crujiente de setas pero no sabes hacer un puchero tradicional, las innovaciones cuando vengan a cuento y sean necesarias y en su justa dosis y medida.

Y si a pesar de todo sientes que no lo es lo tuyo tiempo tienes de cambiar y buscar qué hacer con tuvida porque no hay nada peor que pasarte el resto de tu vida haciendo lo que no te gusta y si encima es aguantando adolescentes ni te cuento.
 
Mi marido es docente en Secundaria y Bachillerato (con vocación desde bien pequeñito) e, incluso con eso, hay días que vuelve a casa diciendo que está harto y lo va a dejar todo. Se le pasa al rato, pero viéndole a él así, que no concibe su vida sin estar frente a sus alumnos, no me quiero ni imaginar a esa gente que se mete a magisterio o al máster de profesorado porque sí.

Es un trabajo muy sacrificado. Yo trabajo en educación pero no me pongo frente a la jauría de adolescentes como tú. Lo hice durante mis prácticas del máster de profesorado y me quedó bastante claro que, si alguna vez doy clase, tiene que ser a gente de +18. Cada vez que entraba a un aula me daban ganas de volver a la educación con violencia que recibieron nuestros padres xD

Quizá lo tuyo sea un simple burn out y no puedes ver más allá. La situación actual tampoco ayuda y no estáis recibiendo el apoyo que deberíais desde arriba. Tampoco es agradable que hoy en día la palabra de un criajo tenga más importancia que la de un profesor o que papi y mami digan que su niño es un ángel en casa y "le tienes manía" cuando en el aula le estamparías la cara contra la pared porque ni atiende ni deja atender.

Siempre puedes tomarte un año de descanso para ver las cosas con perspectiva. A veces es algo que ayuda mucho :)
 
A ver, es cierto que los adolescentes son complicados pero al final cualquier trabajo te cansa, te agota, te harta porque al final es eso, trabajo, y a nadie le gusta trabajar :hilarious: .

Yo prefiero ser profesora que ser administrativa y pasarme 12 horas aburrida delante de una pantalla de ordenador (sin menospreciar a los administrativos que también soy super necesarios, es cuestión de gustos), la verdad, ser profe me da vidilla. Y no tengo vocación, eh, nada, yo quería ser intérprete de congresos (hice traducción e interpretación y un máster) osea que.... Pero bueno aquí estoy, y me gusta mi trabajo.

Apelar a la "vocación" es una tontería, en mi opinión es una romantización de la precareidad para no reconocer la labor de trabajos que son esenciales para nuestra sociedad pero que no producen un beneficio económico inmediato. Conozco muchos profes que no tienen vocación y son excelentes profesores y adoran a sus alumnos y sus alumnas. Y vamos, a mi muchas veces me cansa más la burocracia y los padres/madres (uffff!! horrores) que los adolescentes!
 
¡Hola de nuevo cotis! Estos días os he estado leyendo con atención y estoy agradecida por los mensajes de ánimo. Agradezco también vuestros trucos y reflexiones. Quería aprovechar además, ahora que empieza el curso para mandar mi apoyo a todas las docentes que me lean, puesto que sé de primera mano la tarea que tienen, sobre todo en estos tiempos de crisis. También me solidarizo con las compañer@s que como yo están en un momento de dudas y/o que esperan suplencias. La espera influye mucho en el malestar, ya que la ansiedad anticipatoria y la incertidumbre no son fáciles de gestionar.

Acaban de darme una suplencia (aún no sé por cuanto tiempo, mañana tengo que llamar al instituto) y me gustaría estar más contenta, pero en su lugar estoy nerviosa (y por qué no decirlo, algo cagada), ya que no solo supone vivir en un sitio nuevo, sino adaptarme a compañeros, alumnos y nuevas circunstancias.

Deciros que a pesar del mensaje inicial, tras cinco años en academia y el curso pasado por primera vez en insti, el balance ha sido positivo y ha habido momentos muy buenos y alumnos a los que recuerdo con cariño. Me metí en la enseñanza por vocación, cosa que como ya se ha comentado no asegura el éxito y no es tan relevante, puesto que hay muchos profes que llegaron de otros ámbitos y son muy buenos en lo suyo y por otro lado también conozco a compañeras que tras vivir momentos difíciles en el aula se han planteado hacer un doctorado o traducir.
Trabajar en un insti puede tener cosas muy positivas, pero también puede llegar a ser muy duro. Recuerdo haber visto a una profesora llorando en la sala de profesores porque los alumnos la denigraban (también existe el bullying hacia algunos profes). A mí misma un alumno me dijo que me fuera a tomar por c*ulo y ¿sabéis qué? ese día lloré, pero no por lo que me dijo el alumno, sino porque el jefe de estudios me puso en duda, ya que el chaval había contado otra versión.

Sobre lo de Magisterio decir que, a través de la academia he llegado a dar clase a edades muy diversas, desde niños de la escuela infantil de solo 1 año, hasta jubilados pero sobre todo a niños de primaria, es por eso que me he metido en Magisterio, ya que aunque también hay alumnos rebeldes, es una rebeldía diferente a la del adolescente y me resulta más fácil y divertido preparar las clases, pero sé también que tampoco es moco de pavo, ya que hay muchos alumnos con necesidades especiales o casos de bullying que por desgracia no son tan fáciles de atajar.

Como algunas habéis averiguado, estudié Filología inglesa y aunque es una carrera muy bonita, a día de hoy hecho de menos tener conocimientos más prácticos. Está es una profesión con una alta tasa de burnout (depresión y ansiedad), así que no sé el recorrido que llegaré a tener. Quizás soy demasiado sensible y no estoy en mi mejor momento (de hecho me planteo hablar con un psicólogo para trabajar mis miedos e inseguridades). Tampoco es fácil cambiar a una profesión diferente y tirar todo lo avanzado por la borda, más hoy en día que se pide titulación y experiencia para todo. Leo sobre otras profesiones y tampoco es que el panorama sea alentador.
Por ahora, voy a seguir intentándolo por este camino y si llega el momento de decir “basta,” pues tendré que buscar otras alternativas. De momento, cruzaré los dedos para que este curso se desarrolle de una forma lo más agradable posible, que se haga llevadero, que haya compañerismo y buen rollo y que se pasen los nervios del comienzo.
 
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¡Hola de nuevo cotis! Estos días os he estado leyendo con atención y estoy agradecida por los mensajes de ánimo. Agradezco también vuestros trucos y reflexiones. Quería aprovechar además, ahora que empieza el curso para mandar mi apoyo a todas las docentes que me lean, puesto que sé de primera mano la tarea que tienen, sobre todo en estos tiempos de crisis. También me solidarizo con las compañer@s que como yo están en un momento de dudas y/o que esperan suplencias. La espera influye mucho en el malestar, ya que la ansiedad anticipatoria y la incertidumbre no son fáciles de gestionar.

Acaban de darme una suplencia (aún no sé por cuanto tiempo, mañana tengo que llamar al instituto) y me gustaría estar más contenta, pero en su lugar estoy nerviosa (y por qué no decirlo, algo cagada), ya que no solo supone vivir en un sitio nuevo, sino adaptarme a compañeros, alumnos y nuevas circunstancias.

Deciros que a pesar del mensaje inicial, tras cinco años en academia y el curso pasado por primera vez en insti, el balance ha sido positivo y ha habido momentos muy buenos y alumnos a los que recuerdo con cariño. Me metí en la enseñanza por vocación, cosa que como ya se ha comentado no asegura el éxito y no es tan relevante, puesto que hay muchos profes que llegaron de otros ámbitos y son muy buenos en lo suyo y por otro lado también conozco a compañeras que tras vivir momentos difíciles en el aula se han planteado hacer un doctorado o traducir.
Trabajar en un insti puede tener cosas muy positivas, pero también puede llegar a ser muy duro. Recuerdo haber visto a una profesora llorando en la sala de profesores porque los alumnos la denigraban (también existe el bullying hacia algunos profes). A mí misma un alumno me dijo que me fuera a tomar por c*ulo y ¿sabéis qué? ese día lloré, pero no por lo que me dijo el alumno, sino porque el jefe de estudios me puso en duda, ya que el chaval había contado otra versión.

Sobre lo de Magisterio decir que, a través de la academia he llegado a dar clase a edades muy diversas, desde niños de la escuela infantil de solo 1 año, hasta jubilados pero sobre todo a niños de primaria, es por eso que me he metido en Magisterio, ya que aunque también hay alumnos rebeldes, es una rebeldía diferente a la del adolescente y me resulta más fácil y divertido preparar las clases, pero sé también que tampoco es moco de pavo, ya que hay muchos alumnos con necesidades especiales o casos de bullying que por desgracia no son tan fáciles de atajar.

Como algunas habéis averiguado, estudié Filología inglesa y aunque es una carrera muy bonita, a día de hoy hecho de menos tener conocimientos más prácticos. Está es una profesión con una alta tasa de burnout (depresión y ansiedad), así que no sé el recorrido que llegaré a tener. Quizás soy demasiado sensible y no estoy en mi mejor momento (de hecho me planteo hablar con un psicólogo para trabajar mis miedos e inseguridades). Tampoco es fácil cambiar a una profesión diferente y tirar todo lo avanzado por la borda, más hoy en día que se pide titulación y experiencia para todo. Leo sobre otras profesiones y tampoco es que el panorama sea alentador.
Por ahora, voy a seguir intentándolo por este camino y si llega el momento de decir “basta,” pues tendré que buscar otras alternativas. De momento, cruzaré los dedos para que este curso se desarrolle de una forma lo más agradable posible, que se haga llevadero, que haya compañerismo y buen rollo y que se pasen los nervios del comienzo.
Me alegra oírte prima. A la vez me da tanta impotencia que en este país (que me encanta) se de tan poca importancia a la figura del profesor donde en otros países se les respeta tanto. Sigamos inflando la autoestima y las cuentas de los influmerders que se nos va a quedar un país.... De escándalo.
 
Te entiendo perfectamente, si después vas a trabajar como profesor de Secundaria no te preparan en la carrera para lo que vas a encontrarte, no hay nada de pedagogía y en las prácticas no suelen mostrarte la realidad salvo que pidas un centro difícil y el tutor que tengas te lleve a ver esos cursos.
En Primaria creo que están un poco mejor pero depende del cole.
Ser docente ahora es muy frustrante.
 
A ver, es cierto que los adolescentes son complicados pero al final cualquier trabajo te cansa, te agota, te harta porque al final es eso, trabajo, y a nadie le gusta trabajar :hilarious: .

Yo prefiero ser profesora que ser administrativa y pasarme 12 horas aburrida delante de una pantalla de ordenador (sin menospreciar a los administrativos que también soy super necesarios, es cuestión de gustos), la verdad, ser profe me da vidilla. Y no tengo vocación, eh, nada, yo quería ser intérprete de congresos (hice traducción e interpretación y un máster) osea que.... Pero bueno aquí estoy, y me gusta mi trabajo.

Apelar a la "vocación" es una tontería, en mi opinión es una romantización de la precareidad para no reconocer la labor de trabajos que son esenciales para nuestra sociedad pero que no producen un beneficio económico inmediato. Conozco muchos profes que no tienen vocación y son excelentes profesores y adoran a sus alumnos y sus alumnas. Y vamos, a mi muchas veces me cansa más la burocracia y los padres/madres (uffff!! horrores) que los adolescentes!
Puedes hacer un trabajo sin vocación y te puede llenar plenamente.
 
¡Hola de nuevo cotis! Estos días os he estado leyendo con atención y estoy agradecida por los mensajes de ánimo. Agradezco también vuestros trucos y reflexiones. Quería aprovechar además, ahora que empieza el curso para mandar mi apoyo a todas las docentes que me lean, puesto que sé de primera mano la tarea que tienen, sobre todo en estos tiempos de crisis. También me solidarizo con las compañer@s que como yo están en un momento de dudas y/o que esperan suplencias. La espera influye mucho en el malestar, ya que la ansiedad anticipatoria y la incertidumbre no son fáciles de gestionar.

Acaban de darme una suplencia (aún no sé por cuanto tiempo, mañana tengo que llamar al instituto) y me gustaría estar más contenta, pero en su lugar estoy nerviosa (y por qué no decirlo, algo cagada), ya que no solo supone vivir en un sitio nuevo, sino adaptarme a compañeros, alumnos y nuevas circunstancias.

Deciros que a pesar del mensaje inicial, tras cinco años en academia y el curso pasado por primera vez en insti, el balance ha sido positivo y ha habido momentos muy buenos y alumnos a los que recuerdo con cariño. Me metí en la enseñanza por vocación, cosa que como ya se ha comentado no asegura el éxito y no es tan relevante, puesto que hay muchos profes que llegaron de otros ámbitos y son muy buenos en lo suyo y por otro lado también conozco a compañeras que tras vivir momentos difíciles en el aula se han planteado hacer un doctorado o traducir.
Trabajar en un insti puede tener cosas muy positivas, pero también puede llegar a ser muy duro. Recuerdo haber visto a una profesora llorando en la sala de profesores porque los alumnos la denigraban (también existe el bullying hacia algunos profes). A mí misma un alumno me dijo que me fuera a tomar por c*ulo y ¿sabéis qué? ese día lloré, pero no por lo que me dijo el alumno, sino porque el jefe de estudios me puso en duda, ya que el chaval había contado otra versión.

Sobre lo de Magisterio decir que, a través de la academia he llegado a dar clase a edades muy diversas, desde niños de la escuela infantil de solo 1 año, hasta jubilados pero sobre todo a niños de primaria, es por eso que me he metido en Magisterio, ya que aunque también hay alumnos rebeldes, es una rebeldía diferente a la del adolescente y me resulta más fácil y divertido preparar las clases, pero sé también que tampoco es moco de pavo, ya que hay muchos alumnos con necesidades especiales o casos de bullying que por desgracia no son tan fáciles de atajar.

Como algunas habéis averiguado, estudié Filología inglesa y aunque es una carrera muy bonita, a día de hoy hecho de menos tener conocimientos más prácticos. Está es una profesión con una alta tasa de burnout (depresión y ansiedad), así que no sé el recorrido que llegaré a tener. Quizás soy demasiado sensible y no estoy en mi mejor momento (de hecho me planteo hablar con un psicólogo para trabajar mis miedos e inseguridades). Tampoco es fácil cambiar a una profesión diferente y tirar todo lo avanzado por la borda, más hoy en día que se pide titulación y experiencia para todo. Leo sobre otras profesiones y tampoco es que el panorama sea alentador.
Por ahora, voy a seguir intentándolo por este camino y si llega el momento de decir “basta,” pues tendré que buscar otras alternativas. De momento, cruzaré los dedos para que este curso se desarrolle de una forma lo más agradable posible, que se haga llevadero, que haya compañerismo y buen rollo y que se pasen los nervios del comienzo.
Pues confirmado, lo que necesitas es ganar en seguridad. No puede ser que te afecte tanto que un adolescente te mande a tomar por culo. Muchos adolescentes lo harán lo que tienes que pensar es cómo afrontarlo para salir ganando delante de la clase y así reforzar tu seguridad y tu autoridad.
 
Pues confirmado, lo que necesitas es ganar en seguridad. No puede ser que te afecte tanto que un adolescente te mande a tomar por culo. Muchos adolescentes lo harán lo que tienes que pensar es cómo afrontarlo para salir ganando delante de la clase y así reforzar tu seguridad y tu autoridad.
Es que los adolescentes pueden llegar a ser muy puñeteros.
Yo he conocido a varios profesionales de la educación que han caído en depresiones gordas por culpa de alumnos con mucha mala baba y poca empatía. Es un tema serio. Siempre se ha dicho que en clase se enseña pero la educación se aprende en casa pero en muchos casos lo segundo se lo saltan.
 
A ver, es cierto que los adolescentes son complicados pero al final cualquier trabajo te cansa, te agota, te harta porque al final es eso, trabajo, y a nadie le gusta trabajar :hilarious: .

Yo prefiero ser profesora que ser administrativa y pasarme 12 horas aburrida delante de una pantalla de ordenador (sin menospreciar a los administrativos que también soy super necesarios, es cuestión de gustos), la verdad, ser profe me da vidilla. Y no tengo vocación, eh, nada, yo quería ser intérprete de congresos (hice traducción e interpretación y un máster) osea que.... Pero bueno aquí estoy, y me gusta mi trabajo.

Apelar a la "vocación" es una tontería, en mi opinión es una romantización de la precareidad para no reconocer la labor de trabajos que son esenciales para nuestra sociedad pero que no producen un beneficio económico inmediato. Conozco muchos profes que no tienen vocación y son excelentes profesores y adoran a sus alumnos y sus alumnas. Y vamos, a mi muchas veces me cansa más la burocracia y los padres/madres (uffff!! horrores) que los adolescentes!
¿Cómo sabes que el trabajo de administrativo consiste en pasar doce horas aburrido mirando una pantalla? Es como si yo afirmo que ser profesora es pasarse el día lidiando con los hijos de otros, hacer trabajitos manuales y tener tres Medea de vacaciones.
 
¿Cómo sabes que el trabajo de administrativo consiste en pasar doce horas aburrido mirando una pantalla? Es como si yo afirmo que ser profesora es pasarse el día lidiando con los hijos de otros, hacer trabajitos manuales y tener tres Medea de vacaciones.
Me cito porque creo que ha sonado muy agresivo, lo que quiero decir precisamente es que cuando decidimos qué estudiar no solemos tener mucha idea de cómo es el mundo laboral real, y a veces pasa que nos damos cuenta de que teníamos ideas preconcebidas. Lo de administrativo aburrido lo pensaba yo, y me decanté por una carrera muy vocacional influida por el pensamiento, en primer lugar, de que teniendo una nota a en selectividad tenía que aprovechar una carrera con nota de corte elevada, y que eso me daría una vida laboral más satisfactoria y a la vez con mejores condiciones. Nada más lejos de la realidad. Me pasé años simultaneando contratos a media jornada, con lo que mi jornada verdadera iba de ocho de la mañana que salía de casa a once de la noche que llegaba, sábados incluidos, un palo de Hacienda al tener dos pagadores, falsos autónomos con lo que ello conlleva y una inestabilidad más responsabilidad grande para cobrar ni mil euros mensuales en total. Me lie la manta a la cabeza, dejé atrás mi “vocación” y me preparé unas oposiciones a la administración. Hay días que me aburro y días que no, como en cualquier otro trabajo pero en general he descubierto que este trabajo también me gusta. Y sobre todo, estoy tranquila, me he quitado esa presión de aguantar por la vocación y trabajo para vivir, no vivo para trabajar. Hasta que no he estado delante de un ordenador, un teléfono, unos papeles y unos ciudadanos a los que atender no he sabido realmente que no tiene por qué ser un trabajo aburrido, la casuística es enorme.
 
Me cito porque creo que ha sonado muy agresivo, lo que quiero decir precisamente es que cuando decidimos qué estudiar no solemos tener mucha idea de cómo es el mundo laboral real, y a veces pasa que nos damos cuenta de que teníamos ideas preconcebidas. Lo de administrativo aburrido lo pensaba yo, y me decanté por una carrera muy vocacional influida por el pensamiento, en primer lugar, de que teniendo una nota a en selectividad tenía que aprovechar una carrera con nota de corte elevada, y que eso me daría una vida laboral más satisfactoria y a la vez con mejores condiciones. Nada más lejos de la realidad. Me pasé años simultaneando contratos a media jornada, con lo que mi jornada verdadera iba de ocho de la mañana que salía de casa a once de la noche que llegaba, sábados incluidos, un palo de Hacienda al tener dos pagadores, falsos autónomos con lo que ello conlleva y una inestabilidad más responsabilidad grande para cobrar ni mil euros mensuales en total. Me lie la manta a la cabeza, dejé atrás mi “vocación” y me preparé unas oposiciones a la administración. Hay días que me aburro y días que no, como en cualquier otro trabajo pero en general he descubierto que este trabajo también me gusta. Y sobre todo, estoy tranquila, me he quitado esa presión de aguantar por la vocación y trabajo para vivir, no vivo para trabajar. Hasta que no he estado delante de un ordenador, un teléfono, unos papeles y unos ciudadanos a los que atender no he sabido realmente que no tiene por qué ser un trabajo aburrido, la casuística es enorme.
Debe ser que yo aun no he dado con el puesto de administrativo indicado porque me aburro soberanamente, hasta llegar a replantearme si seguir por aquí o cambiar porque me resulta desesperante. Tal vez influya mi manera de ser sociable, activa, y siempre he estado detrás de ordenador sin contacto con cliente directo.
 

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