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«Soy de Barakaldo y me he tenido que ir de la UPV a Magisterio de Logroño»
Alumnos de la línea en castellano censuran la obligación de acreditar un B2 o dar cinco asignaturas en euskera.
«Me matriculé en la escuela de Magisterio del campus de Leioa y me encontré con la exigencia de acreditar un nivel de euskera. No tenía ni idea de esa obligación y sigo sin entenderlo porque yo elegí un grado en castellano. Además, si no encuentro trabajo en Euskadi por el idioma es mi problema. Estudié un año en un euskaltegi, lo intenté, pero no pude aprobar. No me quedaba otra salida que irme de la UPV a pesar de que soy de aquí». Esta joven vecina de Barakaldo, que relata por teléfono su experiencia, estudia ahora en la Universidad de La Rioja, en Logroño. Lo que más le duele, además del esfuerzo económico que asume su familia, es que de las diez asignaturas aprobadas en la UPV el centro riojano solo le ha convalidado tres. «He repetido. He tirado un año a la basura». Al menos, se consuela, tomó la decisión cuando solo había cursado primero.
Una de sus excompañeras del grado en Infantil en la escuela de Leioa busca ya destino para el próximo curso. Es de un pueblo de Burgos. «Elegí la UPV por cercanía. Además tenía la posibilidad de cursar el grado en castellano. ¿Si sabía que exigían euskera? La verdad es que aquí todas las charlas informativas que nos dan son sólo en euskera y no me enteré de nada. Luego en la página web sí vi lo de los créditos en lengua vasca, pero no pensé que me iba a quedar sin título», explica esta joven a las puertas de la escuela de Magisterio del campus de Leioa. Si no se soluciona el conflicto se trasladará a «Madrid o Salamanca» porque «en mi caso no voy a conseguir sacar el euskera, ni me merece la pena. No voy a ejercer aquí». Lo que más le preocupa es la posibilidad de que tenga que «repetir» curso porque no coinciden las asignaturas que ha dado con las de los programas de centros de Madrid o Salamanca.
Junto a ella, otra alumna de su misma clase también piensa en hacer las maletas. «Me iré el próximo curso. Entre tercero y cuarto debemos acreditar el B2 o hacer los 30 créditos en euskera –cinco asignaturas–. Con la carga de trabajos que tenemos es imposible que me dé tiempo durante el curso. Voy a acabar en Logroño, Madrid... para hacer una carrera que la puedo estudiar a veinte minutos de mi casa», se lamenta.
En el mismo corro frente al nuevo edificio de Magisterio en Leioa hay media docena de jóvenes más con problemas similares, pero ninguno de ellos se atreve a dar su nombre. «Yo estudié en modelo D y al llegar aquí decidí cursar el grado en castellano porque lo domino más y pensé que iba a formarme mejor. Ahora no logro sacar el título B2. Me matriculé en un euskaltegi, pero me he tenido que borrar porque a la tarde trabajo y no puedo con todo», relata uno de los chicos. En el euskaltegi se ve «varios veranos» otro de estos futuros maestros, vecino de Castro, aunque no vaya a ejercer en Euskadi. «No me queda otra, la UPV me queda muy cerca...».
Todos ellos forman parte del colectivo de 200 alumnos que han presentado una reclamación a la UPV al considerar que la exigencia de un nivel de euskera en los grados de castellano de las escuelas de Bizkaia y Álava «no es legal»: los estatutos establecen que los estudiantes tienen derecho a formarse «en cualquiera de las lenguas oficiales», argumentan. De hecho es la única carrera en castellano con ese requisito. Consideran, además, que supone una «discriminación» respecto a sus compañeros de la vía euskaldun. «A los alumnos de euskera no se les pide un B2 en la carrera, ni para hacer las prácticas del grado. A nosotros sí. Ni les exigen que acrediten un conocimiento de castellano», destaca una portavoz del colectivo de afectados.
«Estamos atrapados».
La UPV ya les ha contestado de forma oficial que el plan de estudios tiene el visto bueno de las dos agencias de acreditación de títulos, la vasca y la estatal. «En el proyecto que aprobaron se hablaba de 'introducción de las lenguas' en el programa. A eso le dio el visto bueno el Ministerio de Educación. No decía que se impondría y se exigiría como requisito para obtener el título. Eso no lo dice», defienden estos estudiantes.
Los afectados critican que no han recibido apoyo de ningún estamento de la Universidad. «Hablamos con la directora de Magisterio en Bizkaia y nos aconsejó que nos tomáramos un año sabático para aprender euskera. Hemos recurrido a la oficina de la Aldezle –defensor universitario– y nos dijeron que no teníamos nada que hacer, que había otras universidades en las que podíamos estudiar. Tampoco nos atrevemos a significarnos y luchar en la escuela, colocar carteles... somos la minoría de 'marginados' del castellano, a la que no apoya nadie. Estamos metidos en una trampa. Sin salida», añaden los portavoces del colectivo, que ha colgado su petición en la web Change.org y ya tiene 800 apoyos. «No tenemos dinero para acudir a los juzgados...», se lamentan.
La UPV destacó ayer que los alumnos que han podido renunciar a los estudios por el requisito lingüístico son una minoría. En total hay poco más de 200 estudiantes de la línea en castellano en el centro de Leioa, de los que «una decena» son de otras comunidades. Según sus datos, apenas una veintena ha dejado las aulas.
http://www.elcorreo.com/bizkaia/201604/20/barakaldo-tenido-magisterio-logrono-20160420115929.html
Alumnos de la línea en castellano censuran la obligación de acreditar un B2 o dar cinco asignaturas en euskera.
«Me matriculé en la escuela de Magisterio del campus de Leioa y me encontré con la exigencia de acreditar un nivel de euskera. No tenía ni idea de esa obligación y sigo sin entenderlo porque yo elegí un grado en castellano. Además, si no encuentro trabajo en Euskadi por el idioma es mi problema. Estudié un año en un euskaltegi, lo intenté, pero no pude aprobar. No me quedaba otra salida que irme de la UPV a pesar de que soy de aquí». Esta joven vecina de Barakaldo, que relata por teléfono su experiencia, estudia ahora en la Universidad de La Rioja, en Logroño. Lo que más le duele, además del esfuerzo económico que asume su familia, es que de las diez asignaturas aprobadas en la UPV el centro riojano solo le ha convalidado tres. «He repetido. He tirado un año a la basura». Al menos, se consuela, tomó la decisión cuando solo había cursado primero.
Una de sus excompañeras del grado en Infantil en la escuela de Leioa busca ya destino para el próximo curso. Es de un pueblo de Burgos. «Elegí la UPV por cercanía. Además tenía la posibilidad de cursar el grado en castellano. ¿Si sabía que exigían euskera? La verdad es que aquí todas las charlas informativas que nos dan son sólo en euskera y no me enteré de nada. Luego en la página web sí vi lo de los créditos en lengua vasca, pero no pensé que me iba a quedar sin título», explica esta joven a las puertas de la escuela de Magisterio del campus de Leioa. Si no se soluciona el conflicto se trasladará a «Madrid o Salamanca» porque «en mi caso no voy a conseguir sacar el euskera, ni me merece la pena. No voy a ejercer aquí». Lo que más le preocupa es la posibilidad de que tenga que «repetir» curso porque no coinciden las asignaturas que ha dado con las de los programas de centros de Madrid o Salamanca.
Junto a ella, otra alumna de su misma clase también piensa en hacer las maletas. «Me iré el próximo curso. Entre tercero y cuarto debemos acreditar el B2 o hacer los 30 créditos en euskera –cinco asignaturas–. Con la carga de trabajos que tenemos es imposible que me dé tiempo durante el curso. Voy a acabar en Logroño, Madrid... para hacer una carrera que la puedo estudiar a veinte minutos de mi casa», se lamenta.
En el mismo corro frente al nuevo edificio de Magisterio en Leioa hay media docena de jóvenes más con problemas similares, pero ninguno de ellos se atreve a dar su nombre. «Yo estudié en modelo D y al llegar aquí decidí cursar el grado en castellano porque lo domino más y pensé que iba a formarme mejor. Ahora no logro sacar el título B2. Me matriculé en un euskaltegi, pero me he tenido que borrar porque a la tarde trabajo y no puedo con todo», relata uno de los chicos. En el euskaltegi se ve «varios veranos» otro de estos futuros maestros, vecino de Castro, aunque no vaya a ejercer en Euskadi. «No me queda otra, la UPV me queda muy cerca...».
Todos ellos forman parte del colectivo de 200 alumnos que han presentado una reclamación a la UPV al considerar que la exigencia de un nivel de euskera en los grados de castellano de las escuelas de Bizkaia y Álava «no es legal»: los estatutos establecen que los estudiantes tienen derecho a formarse «en cualquiera de las lenguas oficiales», argumentan. De hecho es la única carrera en castellano con ese requisito. Consideran, además, que supone una «discriminación» respecto a sus compañeros de la vía euskaldun. «A los alumnos de euskera no se les pide un B2 en la carrera, ni para hacer las prácticas del grado. A nosotros sí. Ni les exigen que acrediten un conocimiento de castellano», destaca una portavoz del colectivo de afectados.
«Estamos atrapados».
La UPV ya les ha contestado de forma oficial que el plan de estudios tiene el visto bueno de las dos agencias de acreditación de títulos, la vasca y la estatal. «En el proyecto que aprobaron se hablaba de 'introducción de las lenguas' en el programa. A eso le dio el visto bueno el Ministerio de Educación. No decía que se impondría y se exigiría como requisito para obtener el título. Eso no lo dice», defienden estos estudiantes.
Los afectados critican que no han recibido apoyo de ningún estamento de la Universidad. «Hablamos con la directora de Magisterio en Bizkaia y nos aconsejó que nos tomáramos un año sabático para aprender euskera. Hemos recurrido a la oficina de la Aldezle –defensor universitario– y nos dijeron que no teníamos nada que hacer, que había otras universidades en las que podíamos estudiar. Tampoco nos atrevemos a significarnos y luchar en la escuela, colocar carteles... somos la minoría de 'marginados' del castellano, a la que no apoya nadie. Estamos metidos en una trampa. Sin salida», añaden los portavoces del colectivo, que ha colgado su petición en la web Change.org y ya tiene 800 apoyos. «No tenemos dinero para acudir a los juzgados...», se lamentan.
La UPV destacó ayer que los alumnos que han podido renunciar a los estudios por el requisito lingüístico son una minoría. En total hay poco más de 200 estudiantes de la línea en castellano en el centro de Leioa, de los que «una decena» son de otras comunidades. Según sus datos, apenas una veintena ha dejado las aulas.
http://www.elcorreo.com/bizkaia/201604/20/barakaldo-tenido-magisterio-logrono-20160420115929.html