Sol, playa y trabajos de mierda

Esto lo vivo a diario ......tengo 47 años y he visto como el ya precario mundo del trabajo en zonas turisticas a ido a peor( he nacido en un pueblo de la costa brava) el año pasado pagaban 1000 por trabajar 13 horas diarias sin festivos de 15 de julio a 15 de agosto en una tienda ....cuando oigo alos politicos hablar de la riqueza del sector me pongo de los nervios como se nota qure no han trabajado en su pt vida
 
Esto lo vivo a diario ......tengo 47 años y he visto como el ya precario mundo del trabajo en zonas turisticas a ido a peor( he nacido en un pueblo de la costa brava) el año pasado pagaban 1000 por trabajar 13 horas diarias sin festivos de 15 de julio a 15 de agosto en una tienda ....cuando oigo alos politicos hablar de la riqueza del sector me pongo de los nervios como se nota qure no han trabajado en su pt vida

Deberían conocer la experiencia para cuando hablen de ello al menos sepan de qué va la historia.

Es como cuando hablan de paro, que no han conocido ni conocerán jamás. O de vivienda, sanidad y tantas cosas... la verdad es que irrita demasiado oírles comentar ciertos temas.

Fuera de la política, muchos de ellos, quizás mayoría, no tendrían nada que hacer en el mundo laboral. Verdaderos hatajos de ineptos.
 
Deberían conocer la experiencia para cuando hablen de ello al menos sepan de qué va la historia.

Es como cuando hablan de paro, que no han conocido ni conocerán jamás. O de vivienda, sanidad y tantas cosas... la verdad es que irrita demasiado oírles comentar ciertos temas.

Fuera de la política, muchos de ellos, quizás mayoría, no tendrían nada que hacer en el mundo laboral. Verdaderos hatajos de ineptos.
Estos si estan cerca de alguien es del dueño de la cadena de hoteles no del currante
 
Hoy le toca a los periodistas....

Cuando nadie paga a los periodistas


El mercantilismo imperante en el periodismo ha provocado que todo contenido informativo que no sea negocio o interés político quede fuera de objetivo

La saturación informativa y el concepto de que tenemos derecho a estar informados hace olvidar que la buena información alguien la debe pagar

Pascual Serrano
22/08/2018 - 20:14h
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Imagen de archivo de un cámara EFE

El periodista freelance Hibai Arbide Aza, de origen español pero radicado en Atenas, desde donde colabora como corresponsal con el canal de televisión Telesur, tuiteaba el pasado 24 de julio dos propuestas que le llegaron por mensaje directo a su cuenta de Twitter durante los graves incendios declarados en Grecia. Transcribo textualmente las conversaciones que difundió Hibai Arbide mediante capturas de pantalla:

- Hola Hibai, soy X de Telecinco, del programa de Ana Rosa. Nos gustaría contactar contigo para que nos contases cómo se está viviendo todo. Puedes pasarme tu teléfono personal?

- ¿Cuánto pagáis?

- No pagamos, lo siento, solo sería una conversación por skype.

- Eso que llamáis "solo una grabación" es mi trabajo de corresponsal y no trabajo gratis.

La otra conversación es la siguiente:

- Buenos días Hibai! Contacto contigo de parte de X, emisora de radio catalana, porqué estamos buscando a algún catalán/español (a poder ser periodista como tú) para que nos informe, en antena, sobre los incendios de Atenas. Nuestro programa es de 16h a 19h y entrarías al principio de todo, a las 16h. Espero tu respuesta, muchas gracias!

- No he entendido bien ¿pedís una crónica pagada a un periodista, o un testimonio sin pagar?

- Hola buenas! Era para tener un testimonio, pero ya hemos encontrado otro testimonio, muchas gracias igualmente.

- Para la próxima, si buscáis periodistas pagad.

Otro periodista freelance en Túnez, Ricard González, cuenta que desde Telecinco, con motivo de un atentado en 2015, le llamaron, le grabaron la conversación sin su permiso y luego la emitieron en el noticiero como si fuera su enviado.

Resulta muy habitual que los medios llamen a algún periodista, más o menos cercano al lugar de los hechos, insinuando que solo quieren una opinión personal o un comentario cuando en realidad lo que están es ahorrándose en corresponsal o enviado especial. Muchos estamos acostumbrados a que, cada vez que sucede en España un acontecimiento de relevancia internacional, nos llamen de algunos medios latinoamericanos, según dicen, para recoger nuestros comentarios, no les importa que el hecho suceda en Madrid y uno se encuentre en Barcelona o Las Palmas. Las audiencias escuchan a alguien que está en el país (no necesariamente en el lugar de los acontecimientos) y lo asocian con una cobertura periodística de los hechos. Y no se trata de medios comunitarios o pequeños medios locales, sucede incluso con radios públicas estatales que, de esta forma, se ahorran el gasto de corresponsales o enviados.

Ya hoy va siendo muy extraño que un medio elija un periodista, le pague el viaje y los gastos y lo tenga cubriendo un determinado acontecimiento en un lugar lejano. Eso, que parecería lo lógico y siempre lo fue, hoy es casi ciencia ficción. La realidad suele ser diferente y con toda una diversa casuística en la que no suele entrar el caso del medio que paga dignamente al periodista y cubre sus gastos. Hay medios, e incluso profesionales a título personal, que organizan un crowdfunding en Internet para recaudar fondos con los que viajar y escribir sus reportajes. Por ejemplo, convocan un crowdfunding durante tres meses para conseguir entre 600 y 1.400 dólares que cuesta un reportaje de investigación. Lo paradójico es que se necesita más tiempo -y probablemente más esfuerzo- para conseguir el dinero que para hacer el reportaje. Eso sin contar todo el trabajo por conseguir fondos para reportajes que no lograron la ayuda necesaria.

En otras ocasiones, los gastos de los periodistas son cubiertos por asociaciones y colectivos que organizan algún evento. El mercantilismo imperante en el periodismo ha provocado que todo contenido informativo que no sea negocio o interés político quede fuera de objetivo. La Marcha Mundial de las Mujeres denunciaba en Mali que, además de pagar para que los medios fueran a cubrir determinada actividad, hay que ofrecer alimentación y transporte a los profesionales de la prensa. Yo mismo pude escribir varios reportajes y entrevistas desde Gaza porque viajé con parte de los gastos cubiertos por la Asociación Internacional de Juristas Demócratas o desde el Sáhara gracias a los organizadores del Festival Internacional de cine del Sahara. Se trata de reportajes que, en el caso de la prensa escrita, nunca se pagan por encima de los 150 euros, es imposible que cubran los gastos si no encuentras alguien que los asuma. Cada vez más encontramos en nuestros países reportajes que se hacen con el presupuesto de las ONG para el desarrollo que cubren los gastos de enviados especiales a un país. Si esas organizaciones no desviasen un dinero -que debería ser para el desarrollo- ningún medio aceptaría destinar gasto alguno a los periodistas para informar de esos acontecimientos. Estamos ante una grave irregularidad periodística porque el resultado es que un acontecimiento será noticia o no en función de que alguien -que no es el medio periodístico con un criterio profesional- haya pagado los gastos y honorarios del periodista.

La precariedad del periodismo y la naturalidad con la que se asume es tremenda. Son numerosos los medios que sistemáticamente no pagan a sus redactores ni a sus columnistas de opinión. Numerosos y de todo el espectro ideológico. Unos porque los explotan laboralmente, otros porque apelan a su simpatía ideológica y otros escudándose en que están comenzando a andar. Es habitual ese razonamiento de que se trata de una cooperativa de periodistas que, como acaba de nacer, por ahora no pagan a los colaboradores, quizás más adelante cuando se consoliden puedan permitirse pagarles. Ninguna cooperativa de fontaneros diría a un fontanero externo que a él no le pagan porque de momento los ingresos se los guardan para los cooperativistas accionistas, más bien al contrario, los primeros pagos son para los profesionales externos y los accionistas son los que asumen el trabajo gratuito a la espera del éxito del proyecto.

Sin duda las audiencias y los lectores tienen también responsabilidad en lo sucedido. La saturación informativa y el concepto de que tenemos derecho a estar informados hace olvidar que la buena información alguien la debe pagar. El desprecio de gran parte de la ciudadanía al valor del trabajo periodístico y, por tanto, a su pago, bien directo o indirecto, ha provocado que nos encontremos con un producto absolutamente depreciado en su valor de cambio. Los medios no pagan viaje, gastos y honorarios a un periodista para enviarlo a Gaza o Siria porque los ciudadanos no son conscientes del valor y el coste de un reportaje in situ desde esos lugares. O vamos reconociendo y apreciando el valor de esas informaciones y reportajes o solo seremos testigos de las noticias que tengan detrás un interés que nada tenga que ver con el periodismo.

https://www.eldiario.es/zonacritica/nadie-paga-periodistas_6_806379375.html
 
Los contratos temporales de menos de siete días se duplican respecto al inicio de la crisis


El número de trabajadores eventuales ha caído respecto a 2007, pero la firma de contratos temporales ha aumentado un 19,3%

Se firman muchos contratos, pero no duran: los de menos de 7 días han aumentado un 98,5% respecto al inicio de la crisis

El sector servicios es el que más acoge esta fórmula de contratación precaria: en lo que va de año, el 83,4% de los contratos inferiores a la semana se suscribieron en este área

Laura Olías / Raúl Sánchez / Ana Ordaz
29/08/2018 - 20:28h
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Imagen de archivo de una camarera. En la hostelería es donde se firman más contratos de menos de 7 días. EFE

Economía La Inspección de Trabajo insta en dos días a 22.000 empresas a corregir presuntos fraudes en la contratación
El abuso del trabajo temporal es uno de los principales focos de precariedad en el mercado laboral español. El problema no es nuevo y muchos destacan que el empleo temporal ha descendido respecto a la situación previa a la crisis económica. Aunque el número de trabajadores eventuales ha disminuido respecto a 2007, la firma de contratos temporales ha aumentado. Se suscriben muchos más contratos, pero apenas duran en el tiempo: la modalidad más precaria, los contratos de menos de 7 días, se ha duplicado en la última década.



La excesiva temporalidad –porcentaje de asalariados con contrato temporal respecto al total de asalariados– se rebajó con la crisis económica. Cuando llegó la recesión, la destrucción de empleo se cebó especialmente con los trabajadores eventuales, más baratos de despedir. En el primer trimestre de 2007, casi uno de cada tres empleados tenía un contrato de duración definida (31,8%). En el primer trimestre de 2013, la tasa de temporalidad tocó fondo, con casi diez puntos menos: 21,9%,

La recuperación económica vino acompañada de la creación de empleo, pero también volvió a llegar unida a la temporalidad. La tasa comenzó a crecer de nuevo año tras año, hasta situarse en el 26,8% en el segundo trimestre de 2018, según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA). En 2017, España desbancó a Polonia como líder de la Unión Europea en temporalidad, con una tasa del 26,8%. La media de la UE es 14,3%.



La tasa de temporalidad, así como el número de trabajadores con contratos temporales, todavía se encuentra lejos de los niveles previos a la crisis. En la última EPA, del segundo trimestre, el número de empleados temporales era de 4.357.000 personas, un millón menos que en el mismo periodo de 2007.

Los contratos más cortos, sin freno
La firma de contratos temporales en cambio ha rebasado las cifras de 2007, como señalaba recientemente el sindicalista Carlos Castedo Garvi. Mientras que el conjunto de asalariados con este tipo de empleo continúa por debajo de los niveles precrisis, el número de contratos temporales firmados en 2017 fue un 19,3% superior al de 2007. El alza llega gracias al enorme incremento de los contratos temporales más precarios, los de cortísima duración: inferiores a los 7 días. En este caso, el aumento en 2017 es del 98,5% respecto a diez años antes.



El términos absolutos, en 2007 se suscribieron 2.805.703 contratos con una duración por debajo de la semana. En 2017, esa cifra fue de 5.570.581. La presencia del contrato inferior a los 7 días ha ido ganando terreno entre el conjunto de contratos temporales: suponían en 2007 el 17,1% y el año pasado este dato escaló hasta el 28,5%. En lo que llevamos de año, la tendencia se mantiene al alza: entre enero y julio, los contratos inferiores a una semana representan el 29,8% del total de contratos temporales.

Otra muestra de cómo se ha ido recortando la duración de los contratos firmados en España es la cifra de duración media de los contratos, que proporciona el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE). En 2007 la media era de 78,55 días; en 2017, de 51,4.

Aunque las organizaciones de trabajadores advierten de que todos los sectores abusan de la contratación temporal injustificada, el de los servicios es el terreno en el que más prospera la fórmula del contrato inferior a una semana de duración. En lo que va de año, hasta julio, se suscribieron 3.457.608 contratos de este tipo, el 83,4% en el sector servicios. En la clasificación del SEPE por sectores de actividad, sobresale la hostelería, con un 33,6% de todos los contratos de menos de 7 días.

Rotación al alza: los trabajadores acumulan contratos
Una de las derivadas de este aumento del número de contratos y de su corta duración es el incremento de la rotación laboral. Los empleados se ven obligados a firmar cada vez más contratos al año. Según Comisiones Obreras, "las personas asalariadas con contrato temporal en 2006 tuvieron que firmar una media de 3,6 contratos para poder trabajar durante todo ese año. En 2017 ha sido necesario que firmen una media de 5,6". El aumento de la rotación, indican en el sindicato, también afecta a la contratación indefinida.

El Gobierno ha señalado la excesiva temporalidad, así como los abusos con el empleo a tiempo parcial, como dos focos para su nuevo Plan Director por un Trabajo Digno. Recientemente, la Inspección de Trabajo ha enviado 22.000 advertencias a empresas por presunto fraude en la contratación en relación al empleo temporal. Los sindicatos ponen el acento en combatir este incremento de los contratos más precarios también con otras medidas más allá de la actuación inspectora.

"Una de las cuestiones importantes es que las empresas paguen más a la Seguridad Social por estos contratos de corta duración", propone Lola Santillana, secretaria de de Empleo, Cualificación Profesional y Migraciones de Comisiones Obreras. En UGT, consideran también fundamental "modificar la legislación, para clarificar qué situaciones caben en un contrato temporal y cuáles no", explica Isabel Araque, secretaria confederal del sindicato.

Ambas organizaciones destacan la elevada vulnerabilidad de los trabajadores con contratos tan breves, "sin acceso a la protección por desempleo y en absoluta desventaja frente los empresarios", afirma Santillana.

https://www.eldiario.es/economia/bajada-temporalidad-temporal-contratos-precarios_0_808419643.html
 
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